Se materializa la desaceleración económica de México

industria-maquiladora-1024x683-724x400Mucho se ha dicho respecto a la fuerte desaceleración de la actividad económica que está sufriendo nuestro país en el primer semestre de 2019, lo que de hecho ha ocasionado que la mayoría de los analistas anticipen que la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) sea de apenas 1.5% este año. En la semana que recién concluyó se dieron a conocer diversos indicadores por parte del INEGI,  que confirman dicha predicción, los cuales se presentan a continuación.

Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE)

El pasado 26 de abril, el INEGI dio a conocer que el Índice de volumen físico del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) creció apenas 1.1% anualizado en febrero de este año, tasa inferior al 1.3% observado en el mes inmediato anterior y también por debajo del 2.2% registrado en febrero de 2018.

Para tener una fotografía más completa respecto a la evolución del IGAE, tenemos que en el comparativo del primer bimestre de 2019 respecto a los mismos meses de 2018, dicho indicador creció 1.2%, lo que se debió de un aumento de 6.2% en su componente de actividades primarias, caída de -0.9% en las actividades secundarias y crecimiento de 1.9% en las actividades terciarias.

La caída de -0.9% en las actividades secundarias es muy preocupante y ésta se debe a que la Minería se contrajo -8.4%; la  Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de  agua y de gas por ductos al consumidor final cayó -1.4%; la Construcción creció apenas 0.1%; mientras que las Industrias manufactureras aumentaron apenas 1.2%. Llama fuertemente la atención el dato de crecimiento de 1.2% en la industria manufacturera, ya que se compara desfavorablemente con el sólido crecimiento de 2.8% anualizado observado en el primer bimestre de 2018.  Cabe señalar que la caída de -0.9% en el IGAE de las actividades secundarias en el primer bimestre de 2019 contrasta con el aumento de 0.7% anualizado observado en el primer bimestre de 2018.

7b1aEn cuanto a las actividades terciarias, su incremento de 1.9% en el primer bimestre de 2019, es producto de que el Comercio al por mayor creció 1.5%; el Comercio al por menor subió 3.4%; los Transportes, correos y almacenamiento e Información en medios masivos subió 0.7%; los Servicios financieros y de seguros, y los Servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles aumentaron 3.4%; los Servicios profesionales, científicos y técnicos, así como los Corporativos y Servicios de apoyo a los negocios y manejo de desechos y servicios de remediación crecieron 6.2%; los Servicios educativos y los Servicios de salud y de asistencia social crecieron 0.8%; los Servicios de esparcimiento culturales y deportivos, y otros servicios recreativos, así como otros servicios excepto actividades gubernamentales cayeron -1.4%; los Servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas disminuyeron su actividad en -1.9%; y las Actividades legislativas, gubernamentales, de impartición de justicia y de organismos internacionales y extraterritoriales cayeron -3.1%. Se debe hacer mención de que el incremento de 1.9% en las actividades terciarias contrasta negativamente con el aumento de 2.7% anualizado observado en el mismo bimestre de 2018.

Con los datos del IGAE reportados al primer bimestre de 2019 no queda lugar a dudas de que el ritmo de actividad económica es menor al observado un año antes; y que de hecho en el arranque de 2019 la industria del país se encuentra en contracción.

Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM)

El pasado 22 de abril el INEGI publicó los resultados de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM) y con ella podemos ver que en el comparativo del primer bimestre de 2019 respecto a los mismos meses de 2018, el valor de la producción de los productos elaborados en totalidad de la industria manufacturera creció apenas 2.3% nominal (tasa por debajo de la inflación del periodo, la cual fue de 3.94%, lo que implica una caída en términos reales de -1.58%).

El porcentaje de crecimiento del valor nominal de la producción confirma que la industria manufacturera atraviesa graves problemas. A continuación se presenta el crecimiento nominal porcentual del valor de la producción de cada una de las ramas de actividad (en paréntesis se hace mención de la tasa de aumento o caída y las ramas de actividad están ordenadas de mejor a peor desempeño): Industria del papel (8.5%); Industrias metálicas básicas (8.0%); Industria de las bebidas y del tabaco (7.4%); Fabricación de muebles, colchones y persianas (6.9%); Industria del plástico y del hule (4.9%); Industria de la madera (4.6%); Fabricación de maquinaria y equipo (4.3%); Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles (3.3%); Fabricación de accesorios, aparatos eléctricos y equipo de generación de energía eléctrica (3.0%); Fabricación de equipo de transporte (2.7%); Industria alimentaria (1.6%); Fabricación de productos textiles, excepto prendas de vestir (1.4%); Industria química (0.3%); Curtido y acabado de cuero y piel, y fabricación de productos de cuero, piel y materiales sucedáneos (-0.5%); Fabricación de prendas de vestir (-0.7%); Otras industrias manufactureras (-1.5%); Fabricación de productos a base de minerales no metálicos (-1.5%); Impresión e industrias conexas (-3.8%); Fabricación de equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos (-3.9%); Fabricación de productos metálicos (-4.8%); y Fabricación de productos derivados del petróleo y del carbón (-6.3%). Llama la atención el caso de la rama de fabricación de equipo de transporte, ya que ésta aumentó apenas 2.7%, tasa por debajo de la inflación del periodo, lo que implica que la mayor actividad manufacturera del país contrajo el valor de su producción en términos reales en -1.19% anualizado en el primer bimestre del año.

Manufactura rama 1er b 2019

Como se puede apreciar, hay 7 ramasde actividad que aumentaron el valor de su producción por encima de la inflación del periodo, hay 6 ramas de actividad que aumentaron su valor de la producción nominalmente, aunque por debajo de la inflación; y hay 8 ramas de actividad que registraron una disminución de su valor de la producción en términos nominales y desde luego, que también en términos reales. Esto implica pues que de un total de 21 ramas de actividad manufacturera, 14 presentan una caída en términos reales en el valor de su producción.

Ahora, en cuanto a la evolución del valor de la producción de la industria manufacturera, por entidad federativa, en el comparativo del primer bimestre de 2019 respecto a los mismos meses de 2018, tenemos lo siguiente (en paréntesis se presenta la tasa de incremento o caída nominal y los estados están ordenados de mejor a peor desempeño): Baja California (31.1%), Puebla (21.0%), Yucatán (20.4%), Baja California Sur (19.4%), Nuevo León (11.7%), Tlaxcala (11.4%), Michoacán (9.1%), Veracruz (8.8%), Chihuahua (8.0%), Sonora (5.8%), Sinaloa (4.9%), Jalisco (3.5%), Querétaro (3.1%), Estado de México (1.4%), Colima (1.1%), Tamaulipas (0.4%), Ciudad de México (0.4%), Hidalgo (0.2%), Coahuila (-2.6%), Guerrero (-2.8%), Durango (-3.1%), Morelos (-4.5%), San Luis Potosí (-4.6%), Nayarit (-5.4%), Quintana Roo (-6.5%), Chiapas (-6.5%), Zacatecas (-8.6%), Guanajuato (-8.8%), Oaxaca (-9.6%), Tabasco (-9.9%), Aguascalientes (-15.6%), Campeche (-35.6%).

Manufactura estados

Vemos que hay 11 estados con crecimiento del valor nominal de su producción manufacturera por encima de la inflación del periodo, hay 7 estados que registraron incremento nominal en el valor de su producción manufacturera, pero a una tasa por debajo de la inflación del periodo por lo que sufrieron una disminución en términos reales, y hay 14 estados que registraron una caída nominal en el valor de su producción manufacturera, entre los que destacan los casos de Guanajuato y Aguascalientes.

A manera de conclusión, podemos señalar que la desaceleración económica es un fenómeno real y que inclusive ha comenzado a afectar el mercado laboral con una mayor tasa de desocupación (3.6% en marzo, su mayor nivel de los últimos cuatro años). Dado lo anterior, es importante fortalecer las políticas públicas que incentiven la inversión y el empleo. El clima de incertidumbre económica, tanto por factores internos como externos, que se ha vivido en el arranque de este año no ha favorecido al país y se deben implementar medidas para revertir esta situación antes de que sea demasiado tarde y estemos hablando ya de recesión.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Las cifras de empleo de México

manufactura
Entre marzo de 2018 y marzo de 2019 el número de empleos registrados en el IMSS aumentó en 561 mil 511 unidades.

Recientemente hemos atestiguado un debate respecto a las cifras de crecimiento el empleo formal en México. Por un lado hay quienes hablan de que en el arranque de 2019 se ha registrado un desempeño mejor al de los años recientes, mientras que otros hablan de que ha sido el arranque más lento en este rubro en varios años. Para aclarar el punto, en esta entrega analizamos la evolución del número de trabajadores registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de 1998 a la fecha.

Las cifras oficiales del IMSS indican que al mes de marzo de 2019 había 20.348 millones de trabajadores registrados, lo que representa la cantidad máxima en la historia de dicha institución. El número de trabajadores asegurados en el IMSS en marzo de 1998 fue de 10.885 millones, lo que implica que en 21 años este indicador creció en apenas 86.9%, equivalente a un aumento de 3.0% promedio anual. Esta tasa de crecimiento es superior al del crecimiento del PIB en el mismo periodo, que fue del 2.36%, pero ha sido insuficiente para abatir la presencia del empleo informal entre la población ocupada, el cual fue del 56.63% en el cuarto trimestre de 2018.

La cifra de empleo registrado en el IMSS correspondiente a marzo de este año implica un incremento anualizado de 561.5 miles de trabajadores respecto a marzo de 2018, lo que representa un aumento de 2.8%. La cifra de aumento del número de trabajadores (en un periodo de marzo a marzo) es la más baja desde el año 2014, año en el que el número de trabajadores aumentó en 500.2 miles de unidades en el periodo de marzo de 2013 al mismo mes de 2014. La cifra de incremento anualizado en el número de trabajadores en marzo de 2019 es considerablemente más baja respecto a los 839.4 miles en que aumentó en términos anualizados en marzo de 2017, e inclusive es muy inferior a los 792.7 miles en que aumentó en términos anualizados en marzo de 2018.

Ahora, si lo que se quiere medir es el aumento de empleos formales en el primer trimestre de cada año (aumento de diciembre del año anterior a marzo del año actual), vemos que en el primer trimestre de 2019 el número de trabajadores aumentó en 269.1 miles de unidades, lo que representa el número más bajo desde el primer trimestre de 2014, cuando el número de empleos formales creció en 256.264 miles de trabajadores. Cabe destacar que en el primer trimestre de 2018 el número de trabajadores formales aumentó en 368.5 miles de unidades, mientras que en el primer trimestre de 2017 creció en 377.7 miles de trabajadores, por lo que resulta evidente la desaceleración en el aumento del empleo en los tres primeros meses de 2019.

Asegurados IMSS
Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de INEGI

Si analizamos en qué divisiones de actividad económica fue en las que se registró el aumento de 561.5 miles de trabajadores registrados en el IMSS en el periodo de marzo de 2018 al mismo mes de 2019, vemos lo siguiente (en paréntesis se indica el porcentaje de aumento o disminución): en la Agricultura, Ganadería, Silvicultura, Pesca y Caza           aumentaron los empleos en 19,899 (2.6%); en las Industrias Extractivas disminuyó en 1,716 (-1.3%); en las Industrias de la Transformación aumentó en 199,068 (3.7%); en la Industria de  la Construcción disminuyó en 704 (0.0%); en las Industrias Eléctrica y Captación y Suministro de  Agua Potable aumentó en 574 (0.4%); en Comercio creció en 106,290 2.7%); en Transportes y Comunicaciones aumentó en 56,095 (5.1%); en Servicios para Empresas, Personas y el Hogar creció en 144,262 (3.1%); y en Servicios Sociales y Comunales subió en 37,743 (1.8%).

Con estas cifras queda claro que la principal actividad generadora de empleos formales en el país sigue siendo la industria de la transformación. Es por ello que es muy importante que se implementen las políticas públicas tendientes a fortalecer el aparato manufacturero del país, incentivando las exportaciones y sustituyendo, en la medida de lo posible, importaciones. Por su parte, queda claro que la minería continúa observando importantes problemas, mientras que la construcción continúa estancada.

En cuanto al aumento del empleo registrado en el IMSS por entidad federativa en el último año, tenemos que de los 561.5 miles de empleos nuevos, los estados ordenados de mayor a menor aumento quedan de la siguiente manera (en paréntesis se indica el porcentaje de incremento o disminución): Jalisco aumentó en 52,340 (3.0%), la Ciudad de México en 49,460 (1.5%), Nuevo León en 49,367 (3.1%), Estado de México en 48,843 (3.1%), Guanajuato en 46,186 (4.8%), Baja California en 37,785 (4.4%), Querétaro en 34,353 (6.1%), Quintana Roo en 23,328 (5.4%), Chihuahua en 22,171 (2.5%), Coahuila en 18,902 (2.5%), Yucatán en 18,036 (5.0%), Tamaulipas en 17,969 (2.7%), Veracruz en 16,997 (2.3%), Sonora en 16,808 (2.7%), Puebla en 16,142 (2.7%), Sinaloa en 14,375 (2.6%), Aguascalientes en 13,993 (4.5%), San Luis Potosí en 11,640 (2.7%), Baja California Sur en 11,616 (6.7%), Michoacán en 11,441 (2.6%), Hidalgo en 9,074 (4.0%), Nayarit en 7,437 (5.3%), Campeche en 6,696 (5.5%), Tlaxcala en 5,237 (5.4%), Zacatecas en 4,001 (2.2%), Colima en 3,185 (2.4%), Durango en 2,496 (1.0%), Morelos en 1,301 (0.6%), Chiapas en 834 (0.4%), Oaxaca en 593 (0.3%), Tabasco con una caída de 1,120(-0.7%) y Guerrero con una disminución de 9,975 (-6.1%).

Empleo por entidad

Con estos datos se confirma lo que tantas veces se ha dicho respecto a los estados líderes en creación de empleos formales bien remunerados y los estados que no logran salir del atraso en materia laboral en el que se encuentran, y que con estos datos queda claro que cada vez tienen una mayor participación de empleos informal en su economía.

A manera de conclusión podemos señalar que en materia de empleo sin lugar a dudas se observa una importante desaceleración, tanto en la tasa de crecimiento como en números absolutos. Por otra parte, no se debe olvidar que buena parte del aumento en el número de empleos registrados en el IMSS no se debe a la creación de nuevos empleos sino a los actos de fiscalización del propio Seguro Social. Cuando analizamos que hay 20.348 millones de trabajadores registrados en el IMSS y que hay una Población Ocupada total de 54.194 millones, vemos que el reto en esta materia sigue siendo enorme para las empresas y el gobierno federal, ya que solo el 37% de los trabajadores en México cuenta con Seguro Social.

¿Por qué no se ha podido avanzar más rápido en este sentido? En buena medida a lo extendida que está la competencia informal, o mejor dicho, ilegal en nuestro país que elimina los incentivos de los patrones de dar de alta a sus trabajadores ante el IMSS.

¿A qué me refiero? Pues a que desafortunadamente un patrón que tiene al 100% de sus empleados registrados en el IMSS con su nivel de sueldo real, pues tiene mayores costos de producción comparado con otro que sólo tiene registrados al 10% de sus trabajadores y con un sueldo casi cercano al mínimo.  Entonces cuando ambos empresarios quieren vender sus productos a una cadena comercial o a un minorista, pues el gerente de compras generalmente elige al que ofrece el producto más barato sin considerar que tenga o no a sus trabajadores dados de alta en el IMSS.

En este sentido, hace falta crear más conciencia social entre los empresarios de manera que los compradores no adquieran productos de aquellas fábricas que representan una fuente de competencia ilegal para sus pares. Y lo mismo podemos decir de los productos importados, ya que muchas cadenas comerciales adquieren el producto extranjero más barato en comparación del hecho en México con mano de obra registrada ante el IMSS. Es obvio pues que mientras subsistan estos incentivos perversos, se avanzara lentamente en la formalización del empleo en México.

Así pues, esperemos que las autoridades federales se preocupen por dar incentivos de toda índole para la creación de más empleos formales en México, y que de igual manera, redoblen sus esfuerzos de fiscalización de manera que no haya empresas que ganen participación de mercado en base a conducirse en la ilegalidad.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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La lógica detrás de la guerra comercial de Estados Unidos con China

descarga (1)En un artículo de Robert E. Kelly, publicado el 10 de abril en el sitio de noticias nationalinterest.org, se presenta un interesante análisis respecto a las verdaderas motivaciones del presidente estadounidense Donald Trump, respecto a la guerra comercial que sostiene contra China y reflexiona respecto a cómo podría hacer un mucho mejor trabajo al venderle a la población estadounidense la necesidad de que Washington confronte a Pekín.

La guerra comercial con China del presidente Trump es claramente controversial. Va en contra de los principios estadounidenses de apertura al comercio internacional. Viola las reglas del libre comercio, un precepto básico del capitalismo de mercado y una de las pocas áreas en las que la profesión de economía es prácticamente monolítica respecto a sus recomendaciones de política pública. Y con certeza,  una prolongada guerra comercial con la segunda mayor economía del mundo tendrá impactos económicos importantes para todo el mundo, en especial para las dos naciones en disputa. Se dicde que los aranceles de Trump pueden salvar empleos en un sector, pero sólo a costa de perder otros empleos en otros sectores en la medida en que ocurre desviación del comercio y se presentan  ineficiencias y disrupciones.

Pero hay una lógica estratégica para la reducción del comercio entre Estados Unidos y China, y es la creciente competencia política y militar con China, especialmente en el este de Asia. Curiosamente, Trump casi nunca utiliza este argumento. Trump se ha referido asimismo como el “hombre aranceles”, y frecuentemente hace comentarios proteccionistas y mercantilistas respecto de sus políticas comerciales. Esto termina por ocasionar resultados absurdos, tales como el que la Casa Blanca asevere que las importaciones de productos canadienses o de los países miembros de la OTAN constituyen un riesgo para la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Al enfatizar el proteccionismo como argumento o su motivación respecto a sus acciones contra China, Trump creó una oposición innecesaria. Las elites estadounidenses generalmente aceptan la teoría de la ventaja comparativa como fundamento económico bien establecido desde hace dos siglos. Los propios miembros del Partido Republicano de Trump también han defendido el libre comercio como la forma para asegurar una competencia continua que mantenga el capitalismo de los Estados Unidos vibrante y abierto a nuevos mercados externos para las exportaciones estadounidenses. De manera absurda, Trump se ha instalado en posiciones contrarias a las de un profundo consenso intelectual en Washington (excepto por los miembros más tradicionalistas del Partido Demócrata) y de esta manera creó más oposición a sus políticas de la que era necesario.

MW-GG111_trade__20180323083543_ZHEn lugar de defender el antagonismo comercial de China como una dudosa iniciativa proteccionista, lo más lógico sería cambiar el discurso de Trump y la casa Blanca a que el comerciar con Pekín significa cada vez más comerciar con el enemigo. Por lo tanto, la economía debe estar sometida a la política, y los estadounidenses deben sacrificar algunos de los beneficios del comercio con China (bienes baratos, capital barato) a cambio del beneficio mayor que implica frenar el incremento de la hegemonía china en Asia, y frenar a la superpotencia que cada vez compite más directamente con los Estados Unidos.

La comunidad de seguridad nacional de los Estados Unidos ha estado preocupada desde hace mucho tiempo respecto al surgimiento de China. Después del colapso de la Unión Soviética, el único posible competidor para los Estados Unidos en el horizonte ha sido China. Otros poderes de tamaño continental como la Unión Europea, Brasil o India son democráticos, mientras que Rusia perdió dos capas de imperio en el colapso Soviético y ha sido muy reducida en poder.

El Partido Comunista Chino sobrevivió el colapso del comunismo de Europa del Este adoptando duras medidas, la más obvia fue la represión de los estudiantes que protestaban en la Plaza de Tianmen en 1989. Esta persistencia, acompañada de la transición hacía una economía de mercado y moderna, significó el posible surgimiento de un súper poder rico y autoritario. Esto podría ser peligroso y las analogías con la Alemania Wilhelmine y la Primera Guerra Mundial son comunes.

En la década de los noventas, sin embargo, esto todavía parecía lejano. En aquel tiempo la comunidad de seguridad nacional podría ser objetada por buscar un nuevo enemigo ahora que los Sovieticos habían dejado de ser una amenaza, o podría ser acusada de ser histérica respecto a China en un momento de unipolaridad sin precedentes.  Presionando en contra de los duros contra China estaba la comunidad empresarial, la cual soñaba con entrar en el enorme mercado interno chino, como ha sido desde la Política de Puerta Abierta (Open Door Policy). Más aun, este bloque de “cámara de comercio” derrotó a los duros y a quienes se quejaban de las condiciones laborales chinas en los noventas. Fue así que los Estados Unidos le brindaron trato de Nación Más Favorecida (NMF) a China con el presidente Bill Clinton, y Washington apoyó la entrada de China la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2000.

Clinton capturó bien la lógica estratégica de esto al llamarlo “modernización por sigilio”. El jalar a China a la economía global la liberalizaría abriéndola en lo político y en lo social. Una China más rica estaría menos interesada en la competencia y el nacionalismo, y más interesada en lo material y en los avances de la calidad de vida. El tigre estaría saciado y se comportaría mejor.

Esta era una apuesta razonable en aquel entonces. La modernización y la riqueza han calmado a otros Estados, y esto se puede ver en Europa, Latinoamérica y las democracias del Este de Asia, y era una esperanza razonable el que China siguiera la misma ruta.

CHINA-1Pero en 2019, es justo decir que esta esperanza no ha funcionado y el tema no ha sido completamente decidido. Los Estados Unidos y China no están en una situación de guerra fría abierta, pero se dirigen en esa dirección. El conflicto en el Mar del Sur de China gradualmente emerge como uno de los lugares de mayor riesgo en el mundo. China no es mejor en otros temas delicados como Corea del Norte, Taiwán, o en los derechos humanos internos de lo que era en la década de los noventas. No hace mucho esfuerzo en temas ambientales a pesar de ser el contaminador más grande del mundo. Además, Pekín regala dinero en el Sureste de Asia para mermar la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia y promueve sus reclamos territoriales en el Mar del Sur de China. Más aun, China coquetea con la dictadura del presidente Ruso Vladimir Putin. China ha instituido en lo interno un Estado vigilante orwelliano que utiliza miles de cámaras y una descarada vigilancia política y social. Finalmente, el presidente chino Xi Jinping ha (aparentemente) echado por la borda el sistema de rotación del liderazgo del poder post-Mao y se ha instalado como el dirigente permanente.

En pocas palabras: la modernización no ha apaciguado al tigre; si acaso, lo ha alimentado. En lugar de enfrentar un estado autoritario pobre como en 1990, Washington ahora enfrenta a uno rico. Y la comunidad empresarial de Estados Unidos ha lentamente probado las amarguras de China durante décadas a la vista de su regulación politizada y xenofóbica, imparables robos de propiedad intelectual, violación de patentes y derechos de propiedad intelectual, transferencias de tecnología forzosas, subsidios y protección para empresas chinas, espionaje corporativo, entre otros.

Ahora vemos que la discusión de políticas respecto a China en los Estados Unidos se mueve hacía la derecha. La coalición de negocios que mantenía a raya a los duros contra China y a los militares estadounidenses hace 25 años ahora es ambivalente; mientras que el grupo de los duros de la coalición de la “Amenaza China” con sede en Washington, está creciendo.

Ahora se puede decir que existe un argumento estratégico para la guerra comercial contra China, y es el que se debe disminuir el crecimiento de China aunque esto ocasione la desaceleración de los Estados Unidos, ya que esto sirve el propósito de la seguridad nacional, y por lo tanto debe ser considerado. El profesor Robert E. Kelly no cree que los Estados Unidos y China estén en una situación como la guerra fría en este momento. Sostiene que aún queda espacio para maniobrar, particularmente si Xi renunciara al cargo (algo muy improbable), así como lo hicieron sus predecesores después de 10 años en el poder. Sin embargo, el caso para debilitar el crecimiento de China para dificultarle su consolidación como potencia mundial ahora es más claro que nunca. Trump podría unir una coalición bastante grande y amplia si mejor utilizara este mensaje.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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Una deuda pública que no deja de crecer

Mucho se ha dicho respecto a la manera tan irresponsable en la que la administración del presidente Enrique Peña Nieto, endeudó al país. En diciembre de 2012 la deuda neta del sector público federal era de 5.35 billones de pesos, mientras que en diciembre de 2018 ésta ascendió a 10.83 billones, lo que implica un aumento de la deuda de 5.48 billones de pesos o de un 102.4% en seis años. Evidentemente esta tendencia no se puede frenar rápidamente, por lo que en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador sigue aumentando la deuda pública, como veremos en esta entrega.

De acuerdo con las estadísticas oportunas de las finanzas públicas por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), al mes de febrero de 2019 el total de la deuda neta del sector público federal sumó 10.815 billones de pesos, cifra que representa un 8.0% más respecto al saldo observado en febrero de 2018, cuando está ascendió a 10.017 billones de pesos. De esta manera vemos que en el último año, el saldo de la deuda neta del sector público aumentó en 798.4 miles de millones de pesos. ¡Ese monto equivale a un endeudamiento neto de 2.187 miles de millones de pesos por día en el último año! Es una cifra que se dice fácil, pero es descomunal.

Deuda pública

Del saldo de la deuda de 10.815 billones de pesos, cabe señalar que 6.938 billones corresponden a deuda interna, mientras que el resto, equivalente a 202.315 miles de millones de dólares fue el saldo de la deuda externa. Así, vemos que en el periodo de febrero de 2018 al mismo mes de 2019 el saldo de la deuda interna neta aumentó 9.2%, mientras que el saldo de la deuda externa neta creció en 3.0%.

¿La deuda pública de México es demasiado grande? Si tomamos en consideración que el PIB nominal de México en 2018 fue de 23.542 billones de pesos, y asumimos que en 2019 será de unos 24.719 billones de pesos, entonces el saldo de la deuda neta del sector público federal representa el 43.7% del PIB. Esta proporción de deuda a PIB puede ser considerada por muchos como “sana”, sin embargo, la dimensión del problema de la deuda se aprecia mejor cuando comparamos la deuda con otros indicadores como los ingresos del sector público.

La Ley de Ingresos de la Federación 2019 establece que los ingresos totales del sector público serán de 5.838 billones de pesos, de los cuales 539.871 mil millones de pesos provienen de nuevos financiamientos (más deuda), por lo que los verdaderos ingresos del sector público federal serán en el mejor de los casos de 5.299 billones de pesos. Sin embargo, de acuerdo con los “Pre-Criterios 2020” entregados por la SHCP al Congreso de la Unión el pasado 1 de abril, se estima que los ingresos presupuestarios de 2019 sean inferiores a los presupuestados en 121.2 miles de millones de pesos por la caída en los ingresos petroleros. De esta manera, lo más probable es que los ingresos del sector público federal en 2019 sean de unos 5.178 billones de pesos. Si comparamos el monto de la deuda con los ingresos del sector público, queda claro que la deuda neta del sector público mexicano es de más del doble (de hecho representa el 209% de los ingresos del sector público).

Al analizar la deuda, otro punto que se debe tomar en consideración es el costo financiero que nos ocasiona dicha deuda. Al mes de febrero de 2019 el costo financiero de la deuda fue de 94.602 miles de millones de pesos, cantidad 11.1% más alta a la observada en el mismo periodo de 2018. Sin embargo, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, el costo financiero de la deuda se estima que será de 749.074 miles de millones de pesos. Esta cifra es enorme cuando se toma en consideración que en 2012 el costo financiero fue de 305.12 miles de millones de pesos, por lo que queda claro que en 7 años éste aumentó en 145.5%.

Intereses

Con todos estos datos se puede hacer una analogía para entender mejor lo que pasa en nuestro país. Si México fuera una familia que tuviera un ingreso de 500 mil pesos al año, tendría un saldo de deuda de 1.045 millones de pesos y un gasto anual de intereses de 72.3 miles de pesos.  En términos mensuales tendría un ingreso de 41.666 miles de pesos y pagaría intereses por sus deudas de 6.025 miles de pesos. Desde luego, como tiene muchas necesidades, esta familia no se puede dar el lujo de pagar el saldo del capital de sus deudas, y apenas paga los intereses endeudándose cada año más y más.

Otro aspecto que vale la pena mencionar respecto a las finanzas públicas de México es que se nos dice hasta el cansancio que hay “disciplina en las finanzas públicas” y que se mantiene un “superávit primario”, pero la realidad es que el grueso de la gente no conoce ese concepto y sólo se va con la idea de que hay “superávit”. La realidad es que el superávit primario es sólo la diferencia de los ingresos menos los gastos antes de pagar el costo financiero de la deuda. Es un tecnicismo que confunde.

De acuerdo con la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos 2019, se espera un superávit primario de 245.7 mil millones de pesos, pero si tomamos en consideración que el costo financiero será de 749.074 miles de millones de pesos, pues eso nos da que en el mejor de los casos este año nos endeudaremos en otros 503.3 miles de millones de pesos adicionales.  Y digo que en el mejor de los casos porque, como ya se señaló líneas arriba, el gobierno federal está estimando una caída de los ingresos de 121.2 miles de millones de pesos, por lo que si no se ajusta el gasto público en la misma proporción, entonces veremos que la deuda crecerá en mucho más del medio billón de pesos en los que ahora se espera que aumente.

La debilidad de las finanzas públicas de México y la adicción a la deuda por parte de los gobernantes genera una serie de problemas económicos adicionales. Muchos piensan que con un mayor endeudamiento que se traduzca en más gasto público se incentiva la actividad económica, pero la realidad es que en México la deuda no ha servido para que crezcamos más. No obstante que la deuda pública aumentó en 5.48 billones de pesos en el pasado sexenio, vemos que la tasa de crecimiento promedio fue de apenas 2.41%. ¿Por qué sucedió esto? Pues porque nos endeudamos para pagar gasto corriente y no es un endeudamiento productivo. Es decir, no nos endeudamos en más de 5 billones de pesos para construir infraestructura que nos volviera más productivos.

Por otra parte, se debe señalar que estos enormes déficits fiscales, que se registran cada año, son parte de la explicación de los crecientes déficits que tenemos en la balanza comercial y en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Una mayor demanda agregada, ocasionada por un gasto público inflado, se traduce en mayores importaciones y por lo tanto más dependencia del exterior. Por lo tanto, en un contexto de debilidad fiscal arrastrada por los problemas de Pemex, aunado a crecientes desequilibrios externos, es que las calificadoras como Standard & Poor´s amenazan con bajarnos nuestra calificación de deuda soberana.

Dado todo lo anterior, lo ideal es que se establezca la obligación legal de tener un presupuesto equilibrado, y no sólo una meta de tener un superávit primario, que ya vimos es sólo un concepto técnico que confunde a quien no es experto en finanzas públicas. Si México logra un presupuesto equilibrado en sus finanzas públicas, mejoraría el saldo de la balanza comercial y de la cuenta corriente de la balanza de pagos, por lo que el tema de las calificadoras dejaría de ser tema. Con ello se fortalecería el peso y en general la actividad económica.

Desde luego que es difícil lograr un presupuesto equilibrado, ya que se deben aumentar ingresos o disminuir gastos. Esto conlleva importantes costos políticos y económicos en el corto plazo, pero sentaría las bases para un crecimiento ordenado en el mediano y largo plazos. México debe abandonar su adicción a la deuda, en beneficio de las generaciones futuras.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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