El mayor error: haber cerrado la economía

En México estamos próximos a regresar poco a poco a la actividad productiva, a partir del 1 de junio, pero un profundo daño se ha ocasionado a la economía de las personas y las empresas, y lo que es peor es que pese a los enormes sacrificios, el Coronavirus aquí sigue. Desde el punto de vista de salud estos dos meses de encierro sólo retrasaron la propagación del virus, pero la enfermedad no ha sido vencida, y al contrario, la probabilidad de enfermarse es mucho mayor ahora que cuando se acordó cerrar toda actividad económica que no sea considerada “esencial”. Todos sabemos que la enfermedad no está domada y que ni siquiera estamos cerca de llegar a la meseta de la curva de contagios.

¿Pero porque nos encerraron? Desde el punto de vista de varios analistas, las ideas que funcionan se hacen virales y en este sentido, parece que el mundo quiso copiar el caso de la ciudad de Wuhan, en donde el encierro resultó exitoso para frenar la enfermedad en China. Las decisiones de cerrar la economía fueron adoptadas en países europeos y luego en Estados Unidos. México no fue la excepción y nos acabaron mandando a casi todos a nuestras casas, sin importar la circunstancia particular en cuanto a número de casos que había en cada región del país.

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La Ciudad China de Wuhan, el modelo seguido de confinamiento. 

La evidencia muestra que estos dos meses de encierro no han frenado la epidemia en México, pero si han traído terribles consecuencias para nuestra economía. De acuerdo con el Banco de México, en un escenario económico tipo U profunda, este año el Producto Interno Bruto (PIB) caerá -8.3% y en el 2021 retrocederá otro -0.5%. El hablar de una caída del PIB de esta magnitud no hace mucho sentido, hasta que le ponemos número al impacto en el empleo, y de acuerdo con el propio banco central, se espera que este año se pierdan entre 800 mil y 1.4 millones de empleos registrados en el IMSS y para el 2021 se espera que se recuperen un máximo de 400 mil o que se pierdan otros 200 mil. Sea como sea, el cierre de la actividad económica en México ocasionará un retroceso de la actividad económica de varios años, ya que en el mejor de los casos, será en el 2022 o 2023 cuando recuperemos los niveles de actividad económica observados en 2019. Además de que hay estimaciones por parte del Dr. José Luis de la Cruz, Presidente de la Comisión de Estudios Económicos de CONCAMIN en el sentido de que si el PIB cae por encima de -6.0% en 2020 en el corto plazo la pobreza aumentará entre 3.0 y 3.5 millones de personas, mientras que en el mediano plazo, dicho aumento sería de 5 millones de personas.

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Estas duras cifras parecen no importarles a muchos y desafortunadamente los argumentos respecto de la utilidad del cierre de la economía se han convertido en una simple decisión binaria y simplista: salud versus economía. Si te colocas a la izquierda, valoras la salud sobre el dinero, y por lo tanto apoyas el cierre de la economía, lo cual ha demostrado ser un terrible error.

El falso debate de “salud versus economía” ignora lo desastroso que ha sido el cierre de la actividad económica para las micro, pequeñas y medianas empresas, para las personas que en ellas trabajan, así como para las clases medias en México. A pesar de la retórica sobre un dizque “sacrificio compartido”, la capacidad de autoaislamiento está ampliamente correlacionado con los ingresos que mantuvo cada familia, así como con los ahorros que mantenía. Esta pandemia muestra una radiografía que expone las desigualdades de nuestra sociedad. Vemos las redes sociales saturadas de mensajes de “gente acomodada” o que le mantuvieron su pago haciendo trabajo en casa, criticando que haya personas en las calles, mercados o tianguis, cuando resulta imposible que estas personas se guarden cuando viven al día o no tienen el dinero para ir a comprar su despensa al Walmart.

El caso en contra del cierre de la economía

Lyman Stone, un investigador del American Enterprise Institute, vive en Hong Kong y se pregunta si la mayor parte del mundo recurrió a sacar un gran mazo para derrotar a COVID-19 cuando unos pocos golpes de martillo, bien colocados, habrían hecho el trabajo y evitarían mucho del daño colateral. De acuerdo con Stone, el cierre de la economía no agrega mucho después de haber tomado otras medidas de distanciamiento social, y para ello tenemos el caso de Hong Kong, donde las escuelas han cerrado, muchos hacen trabajo en casa, pero los restaurantes y centros comerciales siguen en operación y repletos de gente.

En México se cerró buena parte de la actividad económica y tenemos 87,512 contagios y 9,779 muertes de Covid-19, mientras que en Hong Kong, con una población  de 7.5 millones de personas, registra apenas 4 muertes. ¿A qué se debe esto? Pues a que Hong Kong registró aproximadamente dos quintas partes de las muertes de SARS en 2003, por lo que la gente usa cubrebocas al tener el menor signo de resfriado o enfermedad, además de tomar estrictas medidas de distanciamiento social cuando se informa de algún nuevo brote epidemiológico. Un estudio publicado el 17 de abril en la revista médica The Lancet encuestó a las personas sobre cómo se estaban adaptando al brote de COVID-19 y descubrió que el 85% evitaba los lugares públicos de forma voluntaria y casi el 99% llevaba cubrebocas en el exterior.

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El Subsecretario López Gatell, apenas rectificó su postura respecto del uso del cubrebocas.

“Al implementar rápidamente medidas de salud pública, Hong Kong ha demostrado que la transmisión de COVID-19 puede ser efectivamente contenida, sin recurrir al cierre completo de la actividad económica, altamente disruptivo adoptado por China, los Estados Unidos y los países de Europa occidental”, dijo Benjamin Cowling, profesor del Universidad de Hong Kong.

En este sentido, el empresario veterano irlandés, de 83 años de edad, Michael Smurfit, se ha sumado a las voces que critican la decisión de los gobiernos de casi todo el mundo de haber cerrado sus economías en respuesta a la pandemia de COVID-19. En una entrevista con la publicación Inside Business, el señor Smurfit dijo: “Mi propio punto de vista es que los historiadores verán esta etapa de cierre económico como un error muy grave. Debería haber habido un bloqueo parcial para las personas mayores y las personas con síntomas subyacentes, entre otras medidas. Pero el haber cerrado la economía de poblaciones enteras…..nunca antes había sucedido. Destruye la economía, destruye empleos y los efectos negativos de esto durarán por muchos años.”

Y agregó: “No hemos visto el final de esto de ninguna manera: los resultados del bloqueo, el haber mantenido en tierra a los aviones y cruceros y todo lo demás. Va a ser un momento muy difícil por delante, me temo…Muchas personas dependen de su pago semanal o mensual. Si les quitas eso durante unos meses, esto tendrá un enorme efecto en la economía. Es un efecto horrendo. Cuanto más rápido lleguemos a abrir la economía, será mejor desde mi punto de vista”.

¿Cómo se reactivará la economía?

Como señalé al inicio, varios estados de México regresan a la actividad económica a partir del 1 de junio a través de mecanismos propios en función de un “semáforo estatal”. Ahora resulta claro que así es como se debió haber restringido la actividad económica cuando este problema apenas comenzaba: a través de un semáforo por entidad federativa, que fuera limitando ciertas actividades productivas, pero no de la manera que se hizo en la que mandaron a todos los colaboradores de las empresas no esenciales a su casa, independientemente de que estuvieran en una ciudad con pocos o muchos contagiados de COVID-19.

El regreso a la actividad será paulatino y los consumidores están asustados por todas las historias de terror que se presentaban en los medios de comunicación y en redes sociales todos los días, por lo que esto llevará mucho tiempo en comenzar a componerse. Las historias de gente joven que moría por COVID-19 fueron ampliamente divulgadas y viralizadas para que nadie se confiara y se mantuvieran en casa, no obstante, el porcentaje de gente joven que ha muerto por COVID-19 es muy baja. En Corea del Sur, China, Italia y España el porcentaje de personas de 40 a 49 años que contraen la enfermedad y mueren de ésta es de 0.4% y para los grupos de edad más jóvenes el porcentaje es aún más bajo (https://ourworldindata.org/mortality-risk-covid#case-fatality-rate-of-covid-19-by-age).

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El remediar el daño económico causado por los políticos de todo el mundo que decidieron cerrar la economía será el reto más importante que habremos de enfrentar. En el caso de México vemos que transformamos nuestro problema económico de tener una economía que no crecía por limitaciones de la demanda agregada a una que ya no crece por limitaciones de oferta agregada, lo que entonces implica un doble problema.

Como ya lo dije, la enfermedad sigue presente (ahora más que antes) y es bastante difícil predecir con precisión cómo se desarrollará el escenario futuro, tanto a nivel nacional como internacional. Esto se debe al hecho de que nadie está seguro de cuándo se encontrará una cura, ya sea en forma de terapia o vacuna, o si la población desarrollará inmunidad colectiva. Investigadores de diferentes partes del mundo han proporcionado diferentes estimaciones de la línea de tiempo para llegar al final de la crisis y éstas se extienden por hasta dos años. Incluso si se encuentra una cura en el futuro, algunas de las economías, para entonces, se parecerían más a naciones devastadas por la guerra, dado que los  esfuerzos de “reconstrucción” a través de estímulos a la demanda o la oferta pueden operar muy lentamente.

Desde el punto de vista de la demanda agregada, el restablecimiento de la “nueva normalidad” requerirá recuperar la confianza del consumidor y la eliminación de la incertidumbre de sus flujos de ingresos. A este respecto, en la semana que recién concluye se informó que en México, en abril el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC-ETCO) registró un balance de apenas 32.2 puntos, mismo que señala una percepción desfavorable de los consumidores. Este nivel al compararlo con el dato procedente de la Encuesta Nacional de Confianza del Consumidor tradicional para el mes de marzo (42.1), resulta 9.9 puntos más bajo. Si se compara con el dato relativo al mismo mes de abril, pero de 2019 (45.5), el ICC-ETCO 2020 es 13.3 puntos menor.

Por el lado de la oferta, los productores enfrentan problemas simultáneos al asegurarse de que sus trabajadores lleguen sanos al centro de trabajo y además haya un aseguramiento de insumos para producir, además de lidiar con la falta de confianza del consumidor. Sumado a esto, en un contexto de no tener ingresos o que estos sean muy limitados, cerca del 95% de los negocios enfrentan problemas por tener que hacer frente a pagos fijos (nómina, servicios, cuotas, renta, entre otros).

Finalmente, a medida que el cierre de la actividad económica se relaja gradualmente, la propagación del virus seguramente va a aumentar, lo que podría traer nuevos cierres, interrupciones e incertidumbre a la economía. Como resultado, incluso la estructura de la economía en términos de participación de cada sector económico en la producción de varios sectores puede cambiar.

A manera de conclusión, sólo queda señalar que el profundo daño económico está hecho y depende de todos nosotros que no se extienda más, para lo que se requiere actuar con responsabilidad. Por responsabilidad me refiero a que se cuente con las medidas de salud en los centros de trabajo, que se mantenga el uso de cubrebocas y sana distancia, que compremos productos hechos en México, que nos alimentemos bien y nos expongamos a los rayos del sol 15 minutos al día, que los dueños de las grandes cadenas comerciales le paguen a los fabricantes por la mercancía que ya les entregaron, que los importadores no traigan productos subvaluados, entre muchas cosas más. Se va a requerir de un gran esfuerzo conjunto y como sociedad podremos organizarnos para resucitar nuestra economía.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Sigue el deterioro de la calidad del empleo en México

Una semana más que trascurre y se siguen acumulando indicadores que dan cuenta de lo mal que arrancamos el 2020. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del primer trimestre de 2020. Y si bien, a esa fecha aún no comenzaban los estragos económicos que ha ocasionado el encierro y cese de actividades no esenciales declarado por parte del gobierno federal ante la pandemia del COVID-19, los indicadores oficiales ya daban cuenta de un mayor deterioro en las condiciones laborales de nuestro país en los primeros tres meses del año. A continuación se detallan dichos indicadores.

La ENOE de INEGI reporta que la población ocupada total en México pasó de 54.152 millones en el primer trimestre de 2019 a 55.352 millones de personas en el primer trimestre de 2020, lo que implica un incremento de 1.2 millones de personas o un 2.2% de aumento. En el mismo periodo el número de personas desocupadas aumentó de 1.886 millones en los primeros tres meses de 2019 a 1.976 millones de personas en los mismos meses de 2020, lo que implica que el número de desempleados creció en casi 90 mil personas en el último año, cifra equivalente a un incremento de 4.8%. A pesar del aumento en el número de desocupados, a simple vista, pareciera que el incremento en el tamaño de la población ocupada es indicativo de que México mantiene un buen ritmo de “creación” de puestos de trabajo, pero la realidad es que aunque si se están creando “oportunidades” laborales, la mayoría son de mala calidad, tal y como veremos a continuación.

Subocupación en la población ocupada

Un primer indicio del deterioro en la calidad del trabajo lo tenemos en el aumento de la población ocupada en condiciones de subocupación. Y es que si bien en el último año hay 1.2 millones de personas adicionales “trabajando”, también es cierto que la población subocupada pasó de 3.683 millones de personas en el primer trimestre de 2019 a 4.685 millones en el primer trimestre de 2020, lo que implica que ahora hay poco más de un millón de personas adicionales en un estatus de subocupación. De esta manera, los subocupados pasaron de representar el 6.80% de la población ocupada en el primer trimestre de 2019 a ser el 8.47% en el primer trimestre de 2020.

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Incidencia de la economía informal

Un segundo indicio del deterioro de la calidad del empleo lo tenemos por el incremento en el número de personas que trabajan en la economía informal. En el primer trimestre de 2019 la población ocupada en el sector informal fue de 15.039 millones de personas, mientras que en el mismo trimestre de 2020 es de 15.282 millones, lo que implica un incremento de poco más de 243 mil personas.  Se debe precisar que la población ocupada en el sector informal se refiere a aquellas personas que trabajan en unidades económicas no agropecuarias operadas sin registros contables y que funcionan a partir de los recursos del hogar o de la persona que encabeza la actividad sin que se constituya como empresa. Esto implica que a los 15.282 millones de personas que laboran en la informalidad, hay que sumarle aquellas personas que trabajan para una empresa formal, pero que no están registradas como empleadas por dicha empresa.

Derivado de lo anterior es que la Tasa de Informalidad Laboral 2 representó al 51.96% de la población ocupada en el primer trimestre de 2020. La TIL2 se refiere a la proporción de la población ocupada no agropecuaria que comprende a la suma, sin duplicar, de los ocupados que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, con aquellos otros ocupados no agropecuarios cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo. En este sentido, es ilustrativo ver que en marzo de 2019 había 20.348 millones de trabajadores registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo que representaba el 37.6% de la población  ocupada en el primer trimestre de 2019. Para marzo de 2020 el número de trabajadores registrados en el IMSS es de 20.482 millones de personas, cantidad que representa el 37.0% de la población ocupada en el primer trimestre de 2020. Puede verse que la participación de la fuerza de trabajo registrada en el IMSS respecto del total disminuyó en el último año y es de esperarse que dicha participación  continúe cayendo ya que entre abril de 2019 y el mismo mes de 2020 se han perdido casi 421 mil puestos de trabajo formales.

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Nivel de ingresos de la población ocupada

Otra manera de ver el deterioro en la calidad del empleo lo podemos observar al analizar el comportamiento de la población ocupada por nivel de ingreso. Si bien el salario mínimo pasó de $102.68 pesos en el primer trimestre de 2019 a  $123.22 pesos en el mismo trimestre de 2020, se observa un deterioro importante en los ingresos de algunos grupos de población  ocupada.

Es verdad que entre el primer trimestre de 2019 y el mismo trimestre de 2020 la población ocupada que no tiene ingresos pasó de ser 3.123 millones de personas a 2.908 millones, lo que implica una disminución de 215 mil personas, equivalente a una caía de -7.4%. Sin embargo, fuera de esta buena noticia, se observa un importante deterioro ya que en el último año la población ocupada que tiene ingresos inferiores a un salario mínimo al día se incrementó de 10.642 millones a 12.533 millones, lo que implica un aumento de 1.890 millones de personas, equivalente a un 15.1%. Por su parte, en el mismo periodo la población ocupada que gana entre 1 y 2 salarios mínimos al día pasó de 17.141 millones de personas a 19.781 millones, lo que equivale a 2.640 millones de personas, equivalente a un alza de 13.3%. Algo que es muy preocupante es que los que ganan entre 2 y 3 salarios mínimos cayeron de 9.818 millones de personas a 8.613 millones, lo que implica una caída de 1.205 millones de personas, equivalente a una reducción de -14.0%. Es aún más preocupante que el número de personas que ganan entre 3 y 5 salarios mínimos disminuyeron de 4.522 millones a 3.715 millones de personas, lo que representa 807 mil personas menos en estos mayores niveles de ingreso, lo que representa una disminución de -21.7%. Finalmente, los que ganan más de 5 salarios mínimos al día pasaron de ser 1.741 millones de personas en el primer trimestre de 2019 a apenas 1.534 millones de personas en el mismo trimestre de 2020, lo que significa una reducción de casi 207 mil personas, equivalente a -13.5%.

Estas cifras nos indican que en México, apenas el 2.8% de la población ocupada declara ganar más de $1,100  pesos diarios o $33,430 pesos al mes. Mientras que el 63.6% de la población ocupada gana menos de $246 pesos diarios o unos  $7,500 pesos al mes.

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Condiciones críticas de ocupación

En base a los datos antes arriba mencionados es que no debería sorprendernos que la Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación  (TCCO) pasó de representar el 18.96% de la población  ocupada en el primer trimestre de 2019 a ser el 22.58% de la población ocupada en el mismo trimestre de 2020. La TCCO se refiere al porcentaje de la población ocupada que se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado (no encuentran más trabajo aunque lo buscan), más la que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y la que labora más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos.

Conclusiones

Los indicadores aquí presentados dan cuenta de que el mercado laboral de México continúa absorbiendo a quienes se integran a éste, pero la mayor proporción se incorporan a la economía informal y/o a puestos de trabajo que los mantienen laborando por debajo de las horas que están dispuestos a trabajar. Por el lado de los ingresos, queda claro que no obstante el incremento al salario mínimo, las personas que obtienen los mayores niveles de ingreso son cada vez una menor proporción de la fuerza laboral. Lamentablemente estos indicadores habrán de deteriorarse de manera considerable en el segundo trimestre y en lo que resta del año. Es por ello que se deben tomar medidas urgentes para salvar el empleo y una de ellas es el hacer frente decidido en contra del contrabando y subvaluación de mercancías importadas. En la medida en que se le ponga un freno a la competencia ilegal que representan buena parte de las importaciones, más rápido podremos ver la recuperación de fábricas y el empleo nacionales. En las siguientes entregas hablaremos de otras medidas urgentes, y que no cuestan, que se pueden implementar en beneficio del empleo formal y bien remunerado en México.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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Se colapsa el empleo y la industria nacional, ¿de quién es la culpa?

Conforme pasan los días, comienzan a surgir más indicadores que dan cuenta del enorme costo económico que han tenido las decisiones gubernamentales de cerrar la mayor parte de la actividad económica en México. Se ha dado a conocer un “Plan de Regreso a la Nueva Normalidad” en el que a partir del 1 de junio, y en función de un semáforo actualizable, podrá darse una apertura parcial o total de diferentes actividades en los municipios y alcaldías de México que presentan casos de COVID-19. Sin embargo, sabemos que el Coronavirus llegó para quedarse, por lo que desde mi punto de vista no hace mayor diferencia hacer la reapertura con este sistema de semáforo el 18 de mayo o el 1 de junio para todo el país, ya que de todas maneras nos tenemos que cuidar implementando fuertes medidas de salubridad en los centros de trabajo y las personas vulnerables deben quedarse en casa. Para mi, el haber retrasado hasta el 1 de junio la autorización formal a regresar a trabajar en la mayoría de las industrias, sólo se traducirá en mayor dolor y desesperación para millones de personas que están en condiciones de hacerlo.  A continuación hago mención de la evolución reciente de la actividad industrial y del empleo formal:

Actividad industrial

El pasado 12 de mayo el INEGI dio a conocer las cifras del Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI) al mes de marzo, por lo que ya tenemos claro cuál fue la evolución de la industria nacional durante el primer trimestre del año. Vemos que con cifras originales, en el comparativo de dicho trimestre respecto del primer trimestre de 2019, el Índice de Volumen Físico de la Actividad Industrial (IVFAI) muestra una caída de -2.9%, la cual es la mayor caída anualizada en este indicador desde el primer trimestre de 2013. Cabe señalar que la disminución de -2.9% fue producto de una caída anualizada de -1.6% en enero, -2.0% en febrero y -5.0% en marzo. Si bien la industria ya andaba mal desde el año pasado, cuando ésta cayó -0.2%, los datos de la evolución de ésta en el primer trimestre de 2020 dan cuenta de lo rápido que se terminó de descarrilar esta actividad al arranque de este año.

Esta evolución muestra la rapidez con la que se está dando el colapso económico en México. El hablar de una caída anualizada de la actividad industrial del -5.0% en marzo, cuando aun no se decretaba el cierre de la actividad económica no esencial en México (pero si en varias regiones de Estados Unidos), no es más que una advertencia del duro golpe que la economía sufrió en abril y ha sufrido en mayo. La expectativa es que la producción industrial se deteriorará más en los próximos meses y podríamos ver caídas de hasta un 40% en la actividad industrial en el segundo trimestre de este año.

Ahora, entrando en el detalle de las causas de la caída anualizada de -2.9% en la actividad industrial en el primer trimestre de 2020, tenemos que ésta se debe a que si bien la minería creció 4.2%; y la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de  agua y de gas por ductos al consumidor final aumentó 0.3%; vemos por otra parte que la construcción se colapsó -8.2%; mientras que las industrias manufactureras se contrajeron también -2.9%.

Profundizando en el desempeño del sector construcción, tenemos que en el comparativo del primer trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019, el volumen físico de la de construcción en edificación retrocedió -6.3%, mientras que el de la construcción de obras de ingeniería civil cayó -17.4%, y el de los trabajos especializados para la construcción bajó -7.5%.

Ahora, en cuanto la evolución de la actividad manufacturera, la cual disminuyó -2.9% en el comparativo del primer trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019, tenemos que esto fue producto de la siguiente evolución de cada una de las ramas de actividad (en paréntesis se muestra la tasa de variación porcentual y las actividades están ordenadas de mejor a peor desempeño): Industria alimentaria (2.8%); Fabricación de accesorios, aparatos eléctricos y equipo de generación de energía  eléctrica (2.1%); Fabricación de productos a base de minerales no metálicos (0.4%); Industria química (0.2%); Industria de las bebidas y del tabaco (0.2%); Fabricación de productos textiles, excepto prendas de vestir (-0.8%); Industria del papel (-1.5%); Impresión e industrias conexas (-2.2%); Otras industrias manufactureras (-2.4%); Industrias metálicas básicas (-3.2%); Industria del plástico y del hule (-3.5%); Fabricación de productos derivados del petróleo y carbón (-4.1%); Fabricación de equipo de computación, comunicación,  medición  y de  otros equipos, componentes y accesorios electrónicos (-4.7%); Fabricación de muebles, colchones  y persianas (-5.3%); Fabricación de productos metálicos (-5.3%); Industria de la madera (-6.5%); Fabricación de prendas de vestir (-7.3%); Fabricación de equipo de transporte (-8.1%); Curtido y acabado de cuero y piel, y fabricación de productos de cuero, piel y materiales sucedáneos (-10.2%); Fabricación de maquinaria y equipo (-10.6%); y Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles (-13.9%). Como puede apreciarse, de 21 ramas de actividad, sólo 5 muestran incrementos en el arranque del año.

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Empleo formal

A la par de los datos respecto de la evolución de la producción industrial, en la semana que concluye, se dio a conocer que durante abril de 2020 el empleo registrado en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tuvo una contracción mensual de 555.247 miles de puestos de trabajo, lo que implica una disminución de -2.7%. Al comparar las cifras de abril de 2020 con los del mismo mes de 2019 vemos una disminución de 451.231 miles de personas, equivalente a una tasa anual de -2.2%. Como ya se señaló, esta caída se explica principalmente por el confinamiento casi generalizado, decretado por las autoridades derivado de la emergencia sanitaria. Los números se dicen fácil, pero estamos hablando de más de medio millón de personas que en un mes perdieron su fuente de sustento económico, con todas las implicaciones sociales que esto conlleva.

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Por sectores, las mayores caídas anuales en el empleo registrado en el IMSS se observaron en construcción (-15.0%), industrias extractivas (-5.5%), y servicios para empresas (-4.2%). Por su parte, las entidades con las mayores disminuciones anuales en el empleo fueron Quintana Roo (-18.1%), Baja California Sur (-10.8%) y Guerrero (-6.3%).

Llama la atención que en lo que respecta a las remuneraciones, al 30 de abril el salario base de cotización de trabajadores asegurados al IMSS alcanzó un monto de 403.60 pesos, lo cual representa un incremento anual nominal del 8.0%, que es el mayor observado para un mes de abril en 10 años. Esto último sugiere que la mayor parte de los empleos que se perdieron fueron precisamente los de las personas de menores ingresos en las empresas. Esto es lamentable, perro tiene cierta lógica, ya que si asumimos que a mayor productividad de un trabajador, mayor será su remuneración, es razonable asumir que las empresas trataron de quedarse con aquellos colaboradores más productivos y despidieron a aquellos que son relativamente más sencillos de reemplazar cuando se reanuden actividades productivas.

¿De quién es culpa esta deblacle?

Ahora, vale la pena preguntarse de quien es la culpa de este colapso económico. Muchos dirán que es culpa del coronavirus, pero la realidad es que no es así, a nivel mundial fue culpa de las erróneas políticas públicas implementadas para “hacer frente a la pandemia”.  El haber aplicado una receta generalizada, cerrando la mayor parte de las actividades productivas, sin tener en consideración la circunstancia sanitaria de cada localidad fue un enorme error.

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En un artículo de Mac Slavo publicado en SHTFplan.com y titulado “No fue el virus lo que estropeó la economía, fue la gente que obedeció”, se plantea una opinión controversial, pero que vale la pena tomar en cuenta (Hilo en Twitter, por parte de @Pernila, que elabora con mucho mayor detalle sobre el tema).Dice que la mayoría de las atrocidades en la historia humana han sido cometidas por individuos y funcionarios gubernamentales que estaban “simplemente siguiendo órdenes” o “simplemente obedeciendo la ley”. Queda claro que el coronavirus no dio ninguna orden. Fueron las personas que obedecieron las órdenes de los tiranos las que colapsaron la economía y arruinaron los niveles de vida de millones de personas.

Agrega que la mayoría de los seres humanos todavía piensan como si fueran esclavos. En lugar de cuestionar a la autoridad, hacer preguntas inteligentes o usar sus habilidades de pensamiento crítico para preguntarse si algo está bien antes de hacerlo, simplemente obedecen a la “autoridad” percibida. La verdad es que este bloqueo de la actividad económica es culpa de todos los que ordenaron y cumplieron el “quédate en casa”.

Los principales medios de comunicación siguen culpando de la devastación económica al coronavirus, pero no fue culpa de un virus. Los principales medios de comunicación todavía están tratando desesperadamente de mantener la narrativa y culpar al “enemigo invisible” por el costo real en las miles de vidas humanas que la reacción poco planeada de los gobiernos ya ha causado. Para Mac Slavo esto no es más que propaganda, y los medios de comunicación no quieren que culpes a quien debes culpar, por lo que se esconden detrás de los titulares de engaño que te mantendrán temeroso del COVID-19 el mayor tiempo posible.

Terminaría reiterando lo que señalé en mi editorial de hace dos semanas y son las ideas del Dr. Shiva Ayyadurai de los Estados Unidos. Es un error mantener las recetas de contención de la enfermedad que se han seguido hasta ahora porque datan de la década de los 50s; no se debe aplicar el mismo remedio para todos (one size fits all); y no hay necesidad de apagar a todo un país con un confinamiento obligatorio para todos. Yo si creo que el coronavirus existe y mata gente, si es muy contagioso, si nos tenemos que cuidar (sobre todo los vulnerables), si tenemos que tomar vitaminas y el sol; pero el estar encerrados no es la receta que nos hará triunfar respecto a este mal, el cual ha sido utilizado por la mayoría de los gobiernos del mundo, incluido el mexicano, para imponer una agenda que obedece a otros intereses. En el caso de nuestro país siempre recordaremos la frase “nos vino como anillo al dedo”.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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Modelos de negocio exitosos en la crisis del Covid-19

Si bien la epidemia del COVID-19 ha traído una gran desgracia para el mundo, por las muertes que ha causado y por el daño económico que estamos viviendo. También ha provocado y acelerado cambios importantes en la forma cómo operan los negocios, por lo que aquellos que han tenido la mayor capacidad de adaptación son los que mejor han sorteado las dificultades.

En un reporte del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), publicado el 6 de mayo, y titulado “Éxitos en los modelos operativos y comerciales durante la crisis de COVID-19” se nos presentan casos de cómo es que algunas empresas han sido más resistentes e inclusive han prosperado durante la presente crisis sanitaria y económica. En esta entrega presento algunos de los modelos del WEF.

Si bien hemos visto muchas industrias y sectores bajo un intenso estrés durante esta crisis de COVID-19, hay ejemplos interesantes de empresas e industrias que han logrado sortear la crisis. Estos incluyen las siguientes categorías: a. Fabricas  que han utilizado el diseño digital, las nuevas tendencias de manufactura y el cumplimiento a tiempo como su modelo dominante de negocio; b. Minoristas en línea que han aprovechado las cadenas de suministro altamente digitalizadas, como Amazon y Alibaba; c. Plataformas de trabajo remoto como Zoom y Microsoft; y d. Modelos de manufactura distribuidos geográficamente donde las nuevas tecnologías se han utilizado para satisfacer los incrementos inesperados de la demanda.

A continuación identificamos, para todos los sectores, los factores de éxito que han permitido que algunas empresas prosperen:

1. Configurar la capacidad de fabricación. La posibilidad de reconfigurar la capacidad de fabricación de las empresas ha sido crucial para responder a los problemas de escasez de ciertos productos. Ésta se ha dado gracias a la facilidad de adaptación de líneas de producción de industrias ligeras, tales como calzado, textil y vestido, pero también es cierto que en otras industrias ésta se ha logrado gracias a la capacidad de implementar nuevas tecnologías, tales como la fabricación aditiva y la impresión 3D. Esta capacidad de reconfiguración, si bien ha sido exitosa para la manufactura de productos y componentes simples (donde la impresión 3D puede ser de ayuda o donde las líneas de producción son fácilmente modificables), requiere de una selección y organización mucho más compleja de proveedores y clientes al atender requisitos técnicos más sofisticados, como es el caso de fabricación de ventiladores para pacientes de COVID-19.

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Ha quedado claro  que las cadenas de suministro cortas, que facilitan la reconfiguración de capacidades de producción, pueden hacer frente a las necesidades de un aumento de la producción y capacidad de respuesta para hacer entregas a tiempo. En algunas empresas, esto ha permitido la rápida manufactura de productos vitales más complejos. Finalmente, el comercio electrónico y la logística para hacer la entrega al cliente final juegan un papel clave, ya que son indispensables para poder realizar las entregas hasta el lugar donde se necesita el producto.

2. Digitalización de las cadenas de suministro. La digitalización de la cadena de suministro ha sido fundamental para permitir un ajuste rápido en las capacidades y en los recursos a lo largo de los múltiples niveles (tiers) de la red de suministro, lo cual es necesario para la flexibilidad y resistencia de los futuros sistemas de manufactura. Por su parte, para los minoristas que ofrecen una experiencia de comercio electrónico omnicanal, la digitalización ha sido crucial para satisfacer la demanda de productos en línea. En las operaciones de fabricación, hay empresas que han utilizado su conectividad en tiempo real dentro de su red de manufactura para proporcionar la visibilidad necesaria de toda la cadena de suministro para permitir una interacción eficiente y oportuna de compradores y vendedores.

La digitalización de las cadenas de suministro también permite eliminar intermediarios, lo que ha aumentado las ganancias de los fabricantes, además de que han aumentado la capacidad de respuesta y ha disminuido la complejidad de la cadena de suministro. Los flujos de datos en tiempo real, han permitido a los proveedores responder a cambios en los comportamientos de proveedores, productores y consumidores que a menudo son altamente impredecibles durante una crisis. Los fabricantes y minoristas cuyos sistemas de demanda y suministro han sido diseñados para ofrecer capacidad de respuesta y flexibilidad tienen una ventaja sobre aquellos que están limitados por operaciones rígidas centralizadas por parte de un tercero.

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3. Planificación estratégica de la fuerza laboral. La capacidad de resistir los estragos de la pandemia del COVID-19 no ha sido fácil para quienes tienen operaciones sustanciales en tiendas físicas. Una vez que se dieron los primeros desabastecimientos (al cerrar la proveeduría de China y partes de Asia en enero y febrero), los cuales fueron seguidos por una fuerte caída en la demanda de productos por parte de los consumidores durante el periodo de encierro, han sido catastróficos para muchos negocios y representa nuevos retos para la fuerza laboral. Por su parte, el crecimiento exponencial del comercio en línea ha sido difícil de escalar debido a los desafíos para la fuerza laboral donde la escasez de personal capacitado ha impedido la ampliación de las operaciones de venta y entrega al cliente final. Curiosamente, en estos tiempos han surgido nuevos participantes en la entrega a domicilio a los clientes finales y muchas personas han redescubierto las tiendas locales. En este sentido, hemos visto la proliferación de negocios locales de entrega de mercancías, pero también es cierto que muchas personas ahora están más atentas respecto a los pequeños negocios locales que se mantienen abiertos.

Aún no está claro cómo se desarrollará esta importante disrupción en el mercado minorista, pero uno puede imaginar una nueva normalidad en donde el comercio electrónico se volverá aún más importante.

En el ámbito legal será necesario hacer cambios en materia laboral para establecer nuevas formas de contratación del talento que trabaje a distancia. Y aunque las plataformas de comunicación en línea permiten que el equipo remoto trabaje para quienes si laboran físicamente en la oficina, la planificación estratégica de la fuerza laboral sigue siendo muy importante y debe incluir a todos los colaboradores de la empresa.

4. Provisión de capital y liquidez. En el sector de comercio en línea más amplio, Alibaba ha reconocido la importancia de la provisión de capital y liquidez a sus proveedores de bienes manufacturados y ha dado un paso adelante al proporcionar garantías críticas para asegurar la continuidad del suministro para sus operaciones. En el caso de México, vemos que la mayoría de los grandes comercializadores suspendieron pagos a sus proveedores por mercancías ya entregadas, sin importarles que eso les pudiera ocasionar el cierre definitivo de operaciones. Es decir, en México a muchos grandes minoristas no les importaron sus proveedores, aunque esto les ocasionaría la quiebra y aunque hubiesen trabajado con ellos los últimos 20 años o más.

Otro aspecto a considerar es que en cuanto al comercio minorista que tiene tiendas físicas, los jugadores más pequeños tal vez puedan demostrar una mayor capacidad de adaptación y respuesta al mercado para cambiarse a proveedores locales.

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5. Gestión remota de la infraestructura. La capacidad de resistencia operativa se logra mediante la gestión remota de la infraestructura, que es particularmente relevante para que los proveedores de servicios cumplan con los requisitos del cliente. Hay varias empresas manufactureras que se han adaptado y han utilizado sus plataformas digitales para permitir la conectividad con sus clientes.

Sus soluciones de conectividad digital han permitido a los técnicos de calidad emplear su experiencia, de forma remota, para trabajar en la solución de fallas y en pruebas de aceptación de calidad exigidas por el cliente. No hay necesidad de hacer visitas físicas a las plantas manufactureras. Las industrias altamente automatizadas (empresa a empresa), que se puedan gestionar de forma remota parecen estar menos afectadas en el corto plazo.

Otras industrias de alta tecnología, como la de los semiconductores, tienen una automatización significativa y poca interacción personal y han sido menos afectadas en el suministro de productos intermedios para otros clientes, ya que dependen menos de grandes grupos de trabajadores o fluctuaciones inmediatas del mercado. La pregunta sigue siendo si estas industrias intermedias altamente automatizadas tendrán capacidad excedente ya que la demanda del consumidor final se reducirá en los próximos 12 a 18 meses.

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6. Plataformización. La plataformización progresiva de aspectos como el diseño, producción y cumplimiento a través de tecnologías digitales ha sido una característica diferenciadora clave de las empresas que han prosperado en esta crisis. Algunas empresas de alta tecnología han aprovechado las plataformas digitales como parte central de su modelo de negocio para pasar del diseño a la creación rápida de prototipos y comercialización de productos, y han logrado aprovechar la escasez específica de ciertos productos. Los equipos pueden colaborar a distancia y lograr los objetivos. Esto se ejemplifica con el caso de la empresa Tulip en la producción de caretas protectoras y su participación en el Rise Ventilator, siendo ambos desarrollados en cuestión de semanas.

En el comercio electrónico, los grandes minoristas hacen uso de las diversas plataformas digitales. Hay algunas más centralizadas y rígidas en parámetros operativos que otras, y algunas otras están basadas en la disponibilidad de producto (por ejemplo, Ocado) y otras están en gran medida impulsadas por la demanda del consumidor (por ejemplo, Tesco). Estas prácticas minoristas dependen de grandes bodegas y centros de distribución, por lo que diversas plataformas altamente digitalizadas, han luchado para poder hacer frente al aumento exponencial de la demanda en línea de sus productos, lo que en muchos casos ha retrasado enormemente los tiempos de entrega (incluso semanas después de que se dieron los primeros cierres de empresas), a pesar de las tendencias recientes de entrega el mismo día.

A manera de resumen, podemos observar una serie de modelos operativos que han prosperado en esta pandemia y pueden proporcionar claves respecto a cómo podrían evolucionar los futuros modelos de negocio. Incluso antes de la crisis de COVID-19, muchos argumentarían que el cambio climático, las tensiones comerciales, la inseguridad alimentaria y la alta dependencia en centros de manufactura distantes con sus cadenas de suministro extendidas, era ya insostenible y que las cosas iban a cambiar.

Tal vez la adopción acelerada de tecnologías de fabricación avanzadas que estamos observando actualmente, que permitan que a la distancia se realice el diseño digital, la producción digital y el cumplimiento digital, impulse la transformación manufacturera futura.

Tales desarrollos facilitarán cadenas de suministro de manufactura mejor distribuidas, respaldadas por plataformas y tecnologías digitales, integradas en más ecosistemas industriales locales que aprovechen el conocimiento global, proporcionando una hoja de ruta de transformación para el futuro.

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Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Cómo llegaron los estados de México a enfrentar al COVID-19

En la semana que recién concluye el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que en base a su estimación oportuna y con cifras originales, durante el primer trimestre de 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) de México cayó -1.58%, producto de un incremento de 1.50% en las actividades primarias, disminución de -3.19% en las actividades secundarias y retroceso de -0.86% en las actividades terciarias. Con este dato se ratifica que México está en recesión ya que se acumularon 4 trimestres consecutivos con disminuciones anualizadas en este indicador (-0.95% en II/19, -0.25% en III/19, -0.49% en IV/19 y -1.58% en I/20).

La caída del PIB de -1.58% en el primer trimestre de 2019 resulta por demás moderada respecto al apocalipsis económico que hemos vivido en el segundo trimestre de 2020, periodo en el cual se estima que el PIB de México podría haberse hundido hasta un 40%, según estimaciones del banco estadounidense JP Morgan, de manera que el retroceso de todo el año 2020 podría ser de un -8.4%, porcentaje peor al -8.0% estimado por GAEAP hace dos semanas.

Como hemos venido diciendo, el año 2020 sin duda registrará la peor crisis económica para México desde 1932, año en el cual el PIB cayó -14.83%, producto de la desmonetización del oro y las secuelas de la Gran Depresión de los Estados Unidos.

En este contexto, y en seguimiento a mi editorial de la semana pasada en el que hice un recuento de cómo llegó la economía nacional a enfrentar el COVID-19, en esta entrega analizo en qué condiciones llegan las diferentes entidades federativas del país a enfrentar la pandemia. A continuación se presenta el desempeño de cada estado en 2019 en tres variables clave: Indicador Trimestral de la Actividad Económica (ITAEE), valor de la producción de las empresas constructoras y valor de la producción de las empresas manufactureras.

Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE)

Respecto al ITAEE, la semana que recién concluye el INEGI dio a conocer las cifras al cuarto trimestre de 2019, por lo que ahora resulta posible hacer una valoración del desempeño en 2019 realizando un promedio simple de la variación de cada uno de los cuatro trimestres de dicho año. A continuación se presentan los resultados (en paréntesis se indica la tasa de crecimiento o de caída): 1. Tlaxcala (6.69%), 2. Colima (4.29%), 3. Chihuahua (2.14%), 4. Baja California (1.97%), 5. Nuevo León (1.90%), 6. Yucatán (1.68%), 7. Tamaulipas (1.61%), 8. Durango (1.26%), 9. Sinaloa (1.14%), 10. Coahuila (1.08%), 11.  Jalisco (0.63%), 12. Veracruz (0.42%), 13. Querétaro (0.31%), 14. Michoacán (0.30%), 15. Quintana Roo (0.03%), 16. Nayarit (-0.02%), 17. Ciudad de México (-0.18%), 18. Guanajuato (-0.20%), 19. Puebla (-0.32%), 20. Aguascalientes (-0.49%), 21. Sonora (-0.64%), 22. Hidalgo (-0.97%), 23. San Luis Potosí (-1.08%), 24. Guerrero (-1.23%), 25. Morelos (-1.89%), 26. Chiapas (-2.07%), 27. Campeche (-2.09%), 28. México (-2.10%), 29. Zacatecas (-3.01%), 30. Oaxaca (-3.14%), 31. Tabasco (-5.23%), y Baja California Sur (-7.31%).

En 2019 el PIB de México retrocedió -0.13%, por lo que queda claro que 16 entidades federativas tuvieron un mejor desempeño que la totalidad de la economía, mientras que otros 16 estados tuvieron un desempeño peor. Destacan los casos de Guerrero, Chiapas, Campeche, Oaxaca y Tabasco, ya que son estados del sur del país que se siguen rezagando. Mientras que la mayoría de los estados de norte como Chihuahua, Baja California, Nuevo León, Tamaulipas, Durango y Coahuila mostraron tasas de crecimiento aceptables no obstante las dificultades de la economía en su conjunto.

ITAEE 2019

Empresas constructoras

Para valorar el desempeño de la industria de la construcción en los diferentes estados del país tomamos los datos de la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC) de INEGI. Vemos que el valor de la producción generado por las empresas constructoras a nivel nacional cayó -8.1% en términos reales en el comparativo de 2019 respecto de 2018. Al analizar la evolución de este indicador por entidad federativa, tenemos lo siguiente (en paréntesis se menciona el porcentaje de variación en términos reales ordenado de mayor crecimiento a mayor caída): 1. Colima (65.6%), 2. México (32.0%), 3. Tamaulipas (28.4%), 4. Durango (21.4%), 5. Chihuahua (16.9%), 6. Veracruz (12.0%), 7. Puebla (4.0%), 8. Quintana Roo (3.3%), 9. Campeche (3.0%), 10. Guanajuato (-1.2%), 11. Yucatán (-2.8%), 12. Nuevo León (-4.1%), 13. Baja California (-5.9%), 14. Jalisco (-8.1%), 15. Tlaxcala (-8.2%), 16. Sonora (-11.6%), 17. Ciudad de México (-15.4%), 18. San Luis Potosí (-16.1%), 19. Hidalgo (-16.8%), 20. Michoacán (-17.3%), 21. Coahuila (-19.8%), 22. Querétaro (-23.9%), 23. Aguascalientes (-24.2%), 24. Zacatecas (-30.0%), 25. Sinaloa (-33.4%), 26. Tabasco (-35.3%), 27. Guerrero (-35.9%), 28. Chiapas (-41.4%), 29. Oaxaca (-42.6%), 30. Morelos (-45.3%), 31. Nayarit (-48.2%) y 32. Baja California Sur (-68.8%). Como se puede apreciar, 9 estados del país tuvieron un sector construcción en crecimiento, mientras que 23 estados observaron caídas.

Empresas constructoras

Ahora, en cuanto al desempeño del valor de la construcción en el comparativo del primer bimestre de 2020 respecto del mismo bimestre de 2019, vemos que la situación de varios estados se agravó considerablemente, como se muestra a continuación: 1. México (82.7%), 2. Tlaxcala (58.5%), 3. Nayarit (42.1%), 4. Nuevo León (31.4%), 5. Chihuahua (25.1%), 6. Hidalgo (11.6%), 7. San Luis Potosí (5.6%), 8. Sonora (4.5%), 9. Veracruz (4.0%), 10. Tamaulipas (0.2%), 11. Quintana Roo (-1.8%), 12. Durango (-14.9%), 13. Oaxaca (-22.7%), 14. Yucatán (-23.9%), 15. Campeche (-25.1%), 16. Jalisco (-27.0%), 17. Sinaloa (-28.3%), 18. Baja California (-30.2%), 19. Morelos (    -31.1%), 20. Ciudad de México (-31.9%), 21. Chiapas (-32.3%), 22. Coahuila de Zaragoza (-32.7%), 23. Puebla (-35.1%), 24. Querétaro (-35.2%), 25. Guanajuato (-36.0%), 26. Tabasco (-37.6%), 27. Colima (-43.6%), 28. Zacatecas (-46.2%), 29. Aguascalientes (-53.3%), 30. Guerrero (-55.5%), 31. Michoacán (-70.5%) y 32. Baja California Sur (-75.7%).

Llama fuertemente la atención el deterioro a inicios de este año que observan estados como Jalisco, que pasó de caer -8.1% a contraerse -27.0% en el primer bimestre de 2020, Querétaro que cayó -23.9% en 2019 y ahora cae -35.2%, Guanajuato que cayó -1.2% en 2019 y en los primeros dos meses de 2020 se contrajo -36.0%, o Puebla que creció 4.0% en 2019 y ahora registra una disminución de -35.1%. Debe destacarse que estas fuertes caídas en el valor de la construcción se dieron antes de que llegara la epidemia del COVID-19 con su consecuente cancelación de actividades económicas.

Empresas manufactureras

Finalmente, en cuanto a la actividad manufacturera tenemos los datos de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM) de INEGI. En ella vemos la evolución del valor nominal de la producción manufacturera por entidad federativa, y tenemos lo siguiente (en paréntesis se muestra la variación porcentual en términos nominales): 1. Baja California (13.7%), 2. Nayarit (7.3%), 3. Coahuila (7.3%), 4. Aguascalientes (6.5%), 5. Jalisco (5.0%), 6. Puebla (4.5%), 7. Yucatán (4.1%), 8. Chihuahua (3.5%), 9. Sinaloa (3.3%), 10. Baja California Sur (2.8%), 11. Querétaro (2.4%), 12. Tamaulipas (2.3%), 13. Sonora (2.0%), 14. Guanajuato (1.8%), 15. Michoacán (0.9%), 16. Nuevo León (0.5%), 17. Durango (-0.1%), 18. Ciudad de México (-0.1%), 19. Veracruz (-0.7%), 20. Tlaxcala (-1.5%), 21. Zacatecas (-3.2%), 22. México (-3.6%), 23. Guerrero (-4.2%), 24. Colima (-5.0%), 25. Hidalgo (-5.2%), 26. Campeche (-7.0%), 27. San Luis Potosí (-7.0%), 28. Morelos (-7.5%), 29. Tabasco (-13.8%), 30. Quintana Roo (-14.5%), 31. Chiapas (-17.1%) y 32. Oaxaca (-20.3%). Si tomamos en consideración que la inflación anualizada promedio de 2019 fue de 3.6%, entonces queda claro que el valor de la producción manufacturera en 2019 aumentó en términos reales en solamente 7 estados del país, mientras que registró una contracción en términos reales en los restantes 25 estados.

Empresas manufactureras

Ahora, en cuanto a la evolución del valor de la producción manufacturera en términos nominales en el comparativo del primer bimestre de 2020 respecto del mismo bimestre de 2019, tenemos lo siguiente: 1. Aguascalientes (44.2%), 2. Guanajuato (13.5%), 3. Sonora (8.8%), 4. Campeche (5.7%), 5. Chihuahua (5.3%), 6. Zacatecas (4.7%), 7. Coahuila (4.6%), 8. Durango (4.1%), 9. Puebla (4.0%), 10. Sinaloa (3.3%), 11. Colima (3.3%), 12. Guerrero (2.9%), 13. Ciudad de México (1.6%), 14. San Luis Potosí (1.1%), 15. Baja California Sur (0.7%), 16. Yucatán  (0.5%), 17. Hidalgo (0.3%), 18. Querétaro (-0.1%), 19. Tamaulipas (-0.5%), 20. Jalisco (-2.4%), 21. Baja California (-2.4%), 22. Nayarit (-2.6%), 23. México (-4.4%), 24. Michoacán (-4.4%), 25. Tabasco (-4.6%), 26. Tlaxcala (-6.6%), 27. Nuevo León (-7.6%), 28. Veracruz (-10.0%), 29. Oaxaca (-12.0%), 30. Chiapas (-16.8%), 31. Morelos (-19.2%) y 32. Quintana Roo (-21.1%). Si tomamos en cuenta que la inflación anualizada promedio en el primer bimestre de 2020 fue de 3.5%, entonces queda claro que en el arranque de 2020 hubo 9 estados que registraron crecimiento en términos reales del valor de su producción, mientras que 23 llegaron con caídas.

Conclusiones

A manera de conclusión podemos señalar que desafortunadamente, la mayoría de los estados del país llegaron a enfrentar la epidemia del COVID-19 con una economía débil, lo que se constata al ver el desempeño del ITAEE, el valor de construcción de las empresas constructoras y el valor de la actividad manufacturera. Las empresas y sus trabajadores están siendo sometidas a un enorme dolor y costo por el haber suspendido las actividades de los sectores no esenciales. La pérdida de empleos es descomunal y el empobrecimiento de la población es alarmante. El costo económico de las medidas de confinamiento será gigantesco cuando por fin se nos autorice a regresar a laborar, pero esto no debiera ser así si se nos permite regresar a trabajar el 17 de mayo y no hasta el 1 de junio.

El Dr. Shiva Ayyadurai en los Estados Unidos envió una carta abierta al presidente Donald Trump aconsejándole como restablecer la salud pública y económica de dicho país, y de la cual creo que podemos aprender bastante.  En la carta critica las recetas de contención de la enfermedad que se han seguido hasta ahora porque datan de la década de los 50s. Comenta que no se debe aplicar el mismo remedio para todos (one size fits all) y menciona que no hay necesidad de apagar al país completo con un confinamiento obligatorio para todos. El Dr. Shiva propone que se divida a la población en cuatro grupos: 1. Los que han dado positivo al COVID-19, 2. Los hospitalizados y en condición crítica, 3. Los que tienen problemas inmunológicos y no han dado positivo a COVID-19, y 4. Los individuos saludables que no han dado positivo al COVID-19.

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Sólo mencionaré lo que dice el Dr. Shiva para el cuarto grupo: Estos individuos deben tomar 10,000 IU de palmitato de vitamina A al día, 5,000 IU de vitamina D3 al día, 1,000 miligramos de vitamina C al día, y 6 gotas de yodo en una bebida una vez al día. Estas personas bien vitaminadas y saludables deben regresar a trabajar inmediatamente para restaurar la economía del país.

Considero que eso mismo deberíamos hacer en México. En aras de regresar a trabajar, los empresarios podemos invertir en darle complementos vitamínicos a nuestros trabajadores y mantener estrictos protocolos de seguridad e higiene. Lo más importante es la salud de las personas, pero también la de las empresas. Si no hacemos algo urgente para restablecer la actividad productiva, la mitad de las empresas estará quebrada a finales del mes de mayo y la pobreza se disparará. Es urgente que el gobierno federal entienda esto y nos permita trabajar de una vez.

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Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt