El único motor de crecimiento económico que tenemos

Desde este espacio hemos comentado que en la actualidad el único motor que puede impulsar la recuperación de la economía nacional es el sector externo, tanto por el lado de un aumento de las exportaciones, al igual que con la contracción de las importaciones. El resto de los componentes de la demanda agregada (consumo privado, inversión física y gasto público) se encuentran colapsados y no se ve ningún factor endógeno que pueda darles impulso. Es por ello que el aumentar las ventas al exterior e implementar una política de sustitución de importaciones, debería ser la prioridad para la planta productiva nacional.

Entre marzo y abril de este año se dio una fuerte caída de las exportaciones totales, ya que éstas pasaron de 38.343 miles de millones de dólares (mmdd) a apenas 23.385 mmd, lo que representa un retroceso de -39.0%. Las exportaciones mexicanas tocaron fondo en mayo cuando estas sumaron sólo 18.070 mmdd, pero desde entonces éstas se han venido recuperando hasta regresar a un nivel de 35.662 mmdd en el pasado mes de julio.  Sabemos que el camino hacia una recuperación plena de las exportaciones será largo, ya que en el acumulado de los primeros siete meses de 2020 se aprecia que el valor de éstas se encuentra 17.9% por debajo del observado en los mismos meses de 2019. Sin embargo, es de esperarse que en la medida en que se recupera la economía mundial, y en especial la de Estados Unidos, las exportaciones de México seguirán creciendo.

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En el mismo sentido, se debe destacar que como consecuencia de la caída en las exportaciones y de la crisis económica que vivimos en México, es que en observamos un comportamiento similar en el valor de las importaciones totales, las cuales pasaron de 35.007 mmdd en marzo de este año a apenas 21.592 mmdd en el pasado mes de mayo. Desde entonces las importaciones se han venido recuperando hasta sumar 29.864 mmdd en julio. De esta manera, tenemos que en el acumulado de los primeros siete meses de este año en comparación con los mismos meses de 2019, las importaciones presentan una contracción de 20.5%.

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Derivado de que el valor de las importaciones totales ha caído más que el de las exportaciones totales, es que pasamos de registrar un superávit comercial de 1.945 miles de millones de dólares (mmdd) en los primeros siete meses de 2019 a uno de 8.458 mmdd en los mismos meses de 2020. Este superávit comercial es sin duda un pequeño impulso para la economía nacional, aunque como veremos más adelante, no se ha traducido del todo en un impulso para el sector manufacturero nacional, ya que éste sector disminuyó el superávit comercial que venía presentando.

Con esto en mente, pasamos ahora a analizar cómo se ha comportado el comercio de las manufacturas en el comparativo del segundo trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019.

Comercio exterior de manufacturas en el segundo trimestre de 2020

El rubro y el periodo de mayor afectación del comercio exterior es el de las manufacturas en el comparativo del segundo trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019. Tenemos que de acuerdo con cifras del INEGI en el segundo trimestre de 2019 las exportaciones de manufacturas sumaron 106.069 mmdd, mientras que en el mismo trimestre de 2020 cayeron hasta los 62.102 mmdd, lo que implica una disminución de -38.6%. En cuanto a las importaciones de manufacturas, tenemos que éstas pasaron de 97.841 mmdd en el segundo trimestre de 2019 a 66.970 mmdd en el mismo trimestre de 2020, lo que implica una reducción de -31.6%. De esta manera, derivado de que en el sector manufacturero cayeron más las exportaciones que las importaciones, es que pasamos de tener un superávit comercial en la industria manufacturera de 8.228 mmdd en el segundo trimestre de 2019 a un déficit de -1.868 mmdd en el segundo trimestre de 2020.

No obstante lo anterior, cabe señalar que en el acumulado de los primeros seis meses de 2020 respecto de los mismos meses de 2019, vemos que las exportaciones manufactureras pasaron de 200.686 mmdd a 161.268 mmdd, lo que implica una caída de -19.6%; mientras que el valor de las importaciones manufactureras pasaron de 192.395 mmdd en el primer semestre de 2019 a 157.398 mmdd en los mismos meses de 2020, lo que representa una disminución de -18.2%. Dado lo anterior es que la industria manufacturera pasó de tener un superávit comercial de 8.290 mmdd en el primer semestre de 2019 a uno de 3.869 mmdd en los mismos meses de 2020, esto es un superávit 53.3% más pequeño.

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Entrando en los detalles de la parte de las exportaciones manufactureras, a continuación se presenta la evolución de cada rama de actividad (en paréntesis se menciona el porcentaje de variación en el periodo del segundo trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019): Alimentos, bebidas y tabaco (-2.1%); Textiles, artículos de vestir e industria del cuero (-36.9%); Industria de la madera (-21.0%); Papel, imprentas e industria editorial (-2.4%); Química (-6.8%); Productos plásticos y de caucho (-31.6%); Fabricación de otros productos minerales no metálicos (-26.9%); Siderurgia (-20.2%); Minerometalurgia (-7.6%); Productos metálicos, maquinaria y equipo (-44.8%); y Otras industrias manufactureras (-27.0%).

Profundizando en el rubro de exportación de Productos metálicos, maquinaria y equipo, mismo que representó el 77.5% del valor total de las exportaciones manufactureras en el segundo trimestre de 2019, tenemos lo siguiente (en paréntesis se indica el porcentaje de variación en el periodo del segundo trimestre de 2020 y el mismo trimestre de 2019): Para la agricultura y ganadería (-38.6%);  Para transportes y comunicaciones (-66.3%); Maquinaria y equipo especial para industrias diversas (-21.3%); Productos metálicos de uso doméstico (-18.3%); Equipo profesional y científico (-25.6%); Equipo y aparatos eléctricos y electrónicos (-27.9%); y Aparatos de fotografía, óptica y relojería (-50.6%).

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Ahora, en cuanto al detalle de la evolución de las importaciones manufactureras, tenemos lo siguiente (en paréntesis se menciona el porcentaje de variación en el periodo del segundo trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019): Alimentos, bebidas y tabaco (-17.1%); Textiles, artículos de vestir e industria del cuero (-34.9%); Industria de la madera (-31.0%); Papel, imprentas e industria editorial (-20.4%); Química (-11.9%); Productos plásticos y de caucho (-33.7%); Fabricación de otros productos minerales no metálicos (-33.8%); Siderurgia (-33.5%); Minerometalurgia (-39.9%); Productos metálicos, maquinaria y equipo (-33.2%); y Otras industrias manufactureras (-39.7%).

Profundizando en las importaciones del rubro de Productos metálicos, maquinaria y equipo, mismo que representó el 60.8% del valor total de las importaciones manufactureras en el segundo trimestre de 2019, tenemos lo siguiente (en paréntesis se indica el porcentaje de variación en el periodo del segundo trimestre de 2020 y el mismo trimestre de 2019): Para la agricultura y ganadería (-22.6%); Para transportes y comunicaciones (-58.0%); Maquinaria y equipo especial para industrias diversas (-22.3%);  Productos metálicos de uso doméstico (-23.3%); Equipo profesional y científico (-15.6%); Equipo y aparatos eléctricos y electrónicos (-27.5%); y Aparatos de fotografía, óptica y relojería (-58.5%).

Saldo de la balanza comercial de la industria manufacturera

Derivado de lo anteriormente expuesto, es que en el segundo trimestre de 2020 se presentan los siguientes saldos de la balanza comercial de las diferentes ramas de actividad de la industria manufacturera (en paréntesis se indica el monto de dicho saldo en dólares estadounidenses): Alimentos, bebidas y tabaco (+2.169 mmdd); Textiles, artículos de vestir e industria del cuero (-0.790 mmdd); Industria de la madera (-0.102 mmdd); Papel, imprentas e industria editorial (-1.037 mmdd);  Química (-3.817 mmdd); Productos plásticos y de caucho (-2.518 mmdd); Fabricación de otros productos minerales no metálicos (+0.231 mmdd); Siderurgia (-1.664 mmdd); Minerometalurgia (+0.860 mmdd); Productos metálicos, maquinaria y equipo (+5.630 mmdd) y Otras industrias manufactureras (-0.830 mmdd).

Profundizando en el saldo de la balanza comercial de la rama de Productos metálicos, maquinaria y equipo, tenemos lo siguiente: Para la agricultura y ganadería (-0.094 mmdd); Para transportes y comunicaciones (+6.990 mmdd); Maquinaria y equipo especial para industrias diversas (+1.250 mmdd); Productos metálicos de uso doméstico (+1.081 mmdd); Equipo profesional y científico (+0.558 mmdd); Equipo y aparatos eléctricos y electrónicos (-4.156 mmdd); y Aparatos de fotografía, óptica y relojería (+0.001).

Con estos datos queda claro, que a pesar del cierre de la actividad productiva en la mayor parte del segundo trimestre de 2020, la rama de actividad manufacturera de mejor desempeño en ese periodo fue la de Transportes y comunicaciones con un  superávit en su balanza comercial de +6.990 mmdd. Mientras que la rama de peor desempeño fue la de Equipo y aparatos eléctricos y electrónicos con un déficit de -4.156 mmdd.

Como se señaló líneas arriba, las exportaciones se han venido recuperando gradualmente y si bien cerraremos el 2020 con un nivel de ventas al exterior inferior al observado en 2019, el sector exportador tiene un enorme potencial de crecimiento en el 2021, lo cual convertirá a esta actividad en el principal, motor de crecimiento en los próximos años.

Factores que impulsarán el sector exportador en el corto y mediano plazos

Un factor que impulsa las exportaciones es el tipo de cambio, mismo que pasó de 19.12 pesos por dólar en el segundo trimestre de 2019 a 23.33 pesos por billete verde en el segundo trimestre de 2020, lo que implica que el dólar subió en 22.0%. En un contexto de baja inflación en México, esto es un importante impulso para el sector exportador, ya que los productos mexicanos se han  vuelto más baratos en los Estados Unidos, sobre todo si se compara con el hecho de que en el mismo periodo el tipo de cambio del yuan chino y el dólar estadounidense pasó de 6.82 yuanes por dólar a 7.09 yuanes por billete verde, lo que implica que para los chinos el dólar sólo de encareció en apenas 3.9%.

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La mayor depreciación del peso mexicano, sumado a que subsiste el conflicto comercial entre China y Estados Unidos, abre una magnífica oportunidad para que en la medida en que se recupera la economía de Estados Unidos, nuestro país pueda aumentar sus ventas a dicha nación. Es verdad que la economía de nuestro vecino del norte tardará un par de años en recuperarse al nivel que tenía en 2019, pero la realidad es que es un mercado tan grande que si México desplaza a China como proveedor de la mayoría de sus bienes manufacturados, nuestro país tiene posibilidades de aumentar sus exportaciones tan pronto como en 2021.

Finalmente, nos queda el tema de la implementación de una política de sustitución de importaciones. Este punto es fundamental para tener una recuperación económica más rápida ya que en la medida en que los fabricantes nacionales puedan producir lo que usualmente se importaba, aumentará el efecto multiplicador por cada peso gastado en productos hechos en México. Esto no es fácil y requiere un diálogo sólido entre fabricantes y sus proveedores, con el fin de que de manera conjunta se pueda trabajar en desarrollar la proveeduría que actualmente se trae del extranjero. Esto implica que haya certeza en las relaciones entre ambos grupos: que el proveedor sepa que si va a invertir en un desarrollo, los fabricantes locales se lo van a comprar, y que el fabricante sepa que va a contar con proveedores de calidad que con confiables en sus entregas. Finalmente, el encarecimiento del tipo de cambio es un factor adicional que apoya para que tengamos proveeduría local a precios competitivos, se puede aprovechar la coyuntura.

A manera de conclusión sólo queda agregar que la recuperación económica de México va a tardar muchos años, tal vez sea hasta el 2023 en el mejor de los casos, pero hay quienes la ubican hasta el 2025. Necesitamos encontrar maneras de que ésta sea más rápida. Ya sabemos que no contamos con el gobierno federal. Los empresarios debemos buscar los mercados alternos. No es fácil exportar, pero si se comienza con el proceso cuanto antes, más pronto llegaremos a donde queremos estar.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

El circulo vicioso por la crisis del comercio y del empleo

En la pasada entrega hacíamos mención de la fuerte caída de la producción industrial, y señalamos que en esta ocasión abordaríamos cómo es que el mercado interno se encuentra en terapia intensiva, lo cual se puede confirmar al ver la evolución de las ventas del comercio al menudeo. Esto es relevante, porque es de esperarse que en la medida en que la demanda (ventas al por menor de productos terminados) es baja, la producción  industrial de bienes y servicios finales no se reactivará. Entonces el bajo nivel de consumo es uno de los factores que explica las fuertes caídas en el nivel de producción industrial, en especial en las manufacturas, que comentábamos la semana pasada.

El INEGI publicó los resultados de la Encuesta mensual sobre empresas comerciales (EMEC) y en ella podemos ver la evolución de los ingresos totales por suministro de bienes y servicios (ventas) para el comercio al por menor. En este rubro, vemos que en el comparativo del segundo trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019, el comercio al por menor total se contrajo -21.3%. Esta cifra explica buena parte de la caída de -29.6% registrada por parte de las manufacturas en el mismo periodo.

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La caída de -21.3% en las ventas del comercio al menudeo es producto de la siguiente evolución (en paréntesis se muestra el porcentaje de variación anualizada en el segundo trimestre de 2020): Comercio al por menor de abarrotes, alimentos, bebidas, hielo y tabaco (-24.5%); Comercio al por menor en tiendas de autoservicio y departamentales (-8.9%); Comercio al por menor de productos textiles, bisutería, accesorios de vestir y calzado (-70.3%); Comercio al por menor de artículos para el cuidado de la salud (+1.2%); Comercio al por menor de artículos de papelería, para el esparcimiento y otros artículos de uso personal (-58.9%); Comercio al por menor de enseres domésticos, computadoras, artículos para la decoración de interiores y artículos usados (-27.8%); Comercio al por menor de artículos de ferretería, tlapalería y vidrios (-11.5%); Comercio al por menor de vehículos de motor, refacciones, combustibles y lubricantes (-28.0%); y Comercio al por menor exclusivamente a través de Internet, y catálogos impresos, televisión y similares (+60.5%).

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Entrando al detalle de las categorías mencionadas en el párrafo anterior, tenemos la siguiente evolución de cada rama del comercio al por menor (en paréntesis se menciona el porcentaje de cambio anualizado en el segundo trimestre de 2020): Abarrotes y alimentos (-20.6%); Bebidas, hielo y tabaco (-52.3%); Tiendas de autoservicio (2.5%); Tiendas departamentales (-52.8%); Ropa, bisutería y accesorios de vestir (-71.7%); Calzado (-72.4%); Artículos de perfumería y joyería (-65.5%); Artículos para el esparcimiento (-72.5%); Artículos de papelería, libros, revistas y periódicos (-49.1%); Mascotas, regalos, artículos religiosos, desechables y otros artículos de uso personal (-48.2%); Muebles para el hogar y otros enseres domésticos (-22.6%); Mobiliario, equipo y accesorios de cómputo, teléfonos y otros aparatos de comunicación (-28.5%); Artículos para la decoración de interiores (-51.4%); Artículos usados (-42.7%); Automóviles y camionetas (-45.0%); Partes y refacciones para automóviles, camionetas y camiones (-23.4%); Motocicletas y otros vehículos de motor (-25.3%); y Combustibles, aceites y grasas lubricantes (-17.8%).

Vemos que de todas las categorías del comercio al menudeo, solamente tres presentan una evolución favorable en el segundo trimestre de 2020: 1. Comercio al por menor en tiendas de autoservicio; 2. Comercio al por menor de artículos para el cuidado de la salud; y 3. Comercio al por menor exclusivamente a través de Internet, y catálogos impresos, televisión y similares.

Como se puede apreciar, la evolución del comercio es otro signo más del desastre económico que vivimos, el cual es producto de varios factores, de los cuales destacan dos:

1. El cierre total o parcial de la actividad económica y la campaña de “quédate en casa”, lo que ocasiona que la gente tenga miedo y no salga a consumir, más que en lo esencial.

2. La terrible pérdida de empleo, el aumento del subempleo, pero sobre todo, la caída en el poder adquisitivo de la población ocupada.

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Con respecto al segundo punto, vale la pena destacar algunos de los principales resultados de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo de junio, mismos que dan cuenta de la afectación a la población:

a. La Población No Económicamente Activa (PNEA) disponible para trabajar, es decir, quienes no buscaron trabajo, pero aceptarían uno si se los ofrecieran, fue de 13.2 millones de personas en el sexto mes de 2020. Gran parte de estas personas son gente que solía tener un empleo, fueron despedidos y no salen a buscar uno nuevo porque consideran que no lo van a conseguir o por temor a contagiarse.

b. Con relación a los ingresos derivados del trabajo, la población ocupada entre mayo y junio de 2020 con una percepción de apenas entre 1 y 2 salarios mínimos, aumentó en 3.5 millones, al pasar de 14.3 millones a 17.8 millones; en términos relativos. Esto es indicativo de que ahora más mexicanos ganan entre 3,746 y 7,491 pesos al mes, cantidad insuficiente para cubrir las necesidades básicas de un hogar.

c. Las personas ocupadas que tienen la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les demanda fue de 9.7 millones en junio de 2020. Esta es una cifra escandalosa del subempleo en México.

d. La población ocupada informal, que comprende a los ocupados que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, como aquellos cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo, en junio de 2020 fue de 25.6 millones, 3 millones más que en mayo del mismo año. Queda claro que la economía informal nuevamente es la válvula de escape para muchos de los que perdieron su empleo formal.

e. La población que se encuentra sin trabajar y que estuvo buscando trabajo en el último mes, fue de 5.5% de la PEA en el mes de junio de 2020, porcentaje 1.3 puntos porcentuales mayor respecto al del mes inmediato anterior que fue de 4.2 por ciento. En términos absolutos, la población desocupada aumentó en 901 mil personas al pasar de 1.9 millones en mayo a 2.8 millones en el mes en cuestión. Nuevamente, podemos señalar que las razones por las que el número de desempleados no aumentó más son las siguientes: i. Por la existencia de la economía informal; ii. Porque al no haber una red de seguridad social que proteja a los desempleados y por la falta de ahorros de la población, quien pierde su empleo debe salir rápidamente a buscar uno nuevo, aunque sea vendiendo cosas en el tianguis; y iii. Porque la metodología empleada para medir el desempleo establece que cualquier persona que labora al menos una hora a la semana (en la economía formal o informal), no está desempleado. De esta manera, si alguien sale a lavar carros un par de horas los sábados “no está desempleado”.

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A manera de conclusión podemos señalar que mientras se mantenga así de débil el mercado laboral, y se le siga metiendo miedo a la población  para que no salga a gastar, el nivel de ventas del comercio al por menor se mantendrá bajo, lo que a su vez tendrá un impacto negativo en la planta manufacturera nacional. Esto a su vez, provoca que las empresas paguen sueldos bajos a sus empleados, lo que entonces implica un círculo vicioso. El reto es romper este círculo vicioso. Un primer paso en ese sentido es dejar atrás el “quédate en casa” y cambiarlo por “sal, cuídate, usa el cubre bocas, guarda la sana distancia y gasta en productos hechos en México”.

Desafortunadamente no hay ninguna fuerza económica que nos pueda hacer recuperarnos rápidamente de la crisis económica en la que estamos metidos, el gasto público va en descenso, la inversión productiva está colapsada, el consumo privado hemos visto que está fuertemente contraído, por eso insisto en la importancia del sector exportador. De esto hablaremos en la próxima entrega.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Rebotó la actividad industrial, pero estamos muy por debajo de 2019

Después del colapso de la actividad económica registrado en el segundo trimestre de este año, periodo en el que el Producto Interno Bruto (PIB) cayó -18.9%, hemos comenzado una etapa en la que diversos indicadores económicos dan cuenta de un fuerte rebote cuando se comparan con el periodo inmediato anterior. Ese es el caso del Índice de Volumen Físico de la Actividad Industrial (IFAI) durante junio de 2020, mismo que registró un fuerte aumento respecto a mayo, pero que aún se encuentra muy por debajo del nivel que observó en 2019. A continuación se presentan la evolución del indicador en ambos periodos.

Evolución mayo a junio 2020

Vamos a comenzar con las buenas noticias. En el comparativo de mayo a junio de este año, vemos que el IVFAI de la totalidad de la industria repuntó 17.9%, esta tasa sorprendió positivamente ya que estuvo por encima de la previsión del Grupo Financiero Citibanamex de 14.2% mensual y también estuvo por arriba de la expectativa reportada en la encuesta de expectativas económicas de dicho grupo financiero, de 17.0%. Sin embargo, este incremento se da después de las caídas de -0.4%, -3.0%, -25.9% y -1.2% mensual observadas en febrero, marzo, abril y mayo, respectivamente.

El repunte de 17.9% en junio es producto del incremento de los cuatro subsectores de actividad industrial que lo conforman: la Minería subió 1.6%; la Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final aumentó 0.7%; la Construcción se recuperó 17.5%; mientras que las Industrias manufactureras repuntaron 26.7%.

Dentro de las actividades manufactureras, tenemos la siguiente evolución con cifras desestacionalizadas durante junio (las actividades están ordenadas de mejor a peor desempeño): Fabricación de equipo de transporte (250.1%); Curtido y acabado de cuero y piel,  y fabricación de productos de cuero, piel y materiales sucedáneos (214.2%); Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles (100.5%); Fabricación de muebles, colchones y persianas (99.6%); Fabricación de prendas de vestir (67.9%); Industria del plástico y del hule (38.1%); Fabricación de productos textiles, excepto prendas de vestir (36.7%); Fabricación de maquinaria y equipo (36.6%); Industria de las bebidas y del tabaco (35.7%); Fabricación de productos metálicos (31.6%); Industria de la madera (27.1%); Fabricación de productos a base de minerales no metálicos (24.6%); Fabricación de equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos (21.0%); Otras industrias manufactureras (9.6%); Fabricación de accesorios, aparatos eléctricos y equipo de generación de energía  eléctrica (5.3%); Industria del papel (5.1%); Industria química (3.8%); Industria alimentaria (-0.1%); Fabricación de productos derivados del petróleo y del carbón (-0.6%); Impresión e industrias conexas (-1.5%); e Industrias metálicas básicas (-2.8%).

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Cabe destacar que aunque varios de los porcentajes de crecimiento se vean espectacularmente altos, en algunos casos se debe a que parten de una base muy reducida, como es el caso de la Fabricación de equipo de transporte, misma que creció 250.1% porque el valor de su índice (Base 2013 = 100) pasó de 29.2 a 102.3; o bien, esta el caso de la cadena de cuero-calzado-marroquinería, que creció 214.2% al haber pasado su índice (Base 2013 = 100) de 12.9 a 40.7. Para la cadena cuero-calzado-marroquinería implica que aunque aumentó su producción en 214.2% entre mayo y junio, aún está 59.3% por debajo del nivel de producción que tenía en el 2013. Por otra parte, tenemos que caso de la Industria alimentaria, misma que cayó -0.1%, pero ésta ha sido de las actividades menos afectadas ya que su índice (Base 2013 = 100) pasó de 112.6 en mayo a 112.5 en junio.

Evolución segundo trimestre 2019 a segundo trimestre 2020

Ahora las malas noticias. Con cifras originales, tenemos que no obstante la recuperación mensual de 17.9% observada en junio, en el comparativo del segundo trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019, la actividad industrial total se colapsó -25.6%. Esto es producto de que la Minería cayó -4.8%; la Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de  agua y de gas por ductos al consumidor final disminuyó -10.0%; la Construcción bajó -34.2%; mientras que las Industrias manufactureras bajaron -29.6%.

Entrando en el detalle de la evolución de la Industria manufacturera, tenemos que en el comparativo del segundo trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019, las ramas de actividad mostraron la siguiente evolución (en paréntesis se indica el porcentaje de disminución y están ordenadas de mejor a peor desempeño): Industria alimentaria (-1.1%); Fabricación de productos derivados del petróleo y carbón (-5.8%); Industria química (-10.5%); Industria del papel (-16.5%); Fabricación de accesorios, aparatos eléctricos y equipo de generación de energía  eléctrica (-16.9%); Fabricación de equipo de computación, comunicación,  medición  y de  otros equipos, componentes y accesorios electrónicos (-22.1%); Industrias metálicas básicas (-22.5%); Otras industrias manufactureras (-26.2%); Fabricación de productos a base de minerales no metálicos (-29.5%); Industria de las bebidas y del tabaco (-30.2%); Industria del plástico y del hule (-32.7%); Industria de la madera (-36.1%); Impresión e industrias conexas (-37.3%); Fabricación de productos metálicos (-37.3%); Fabricación de maquinaria y equipo (-37.7%); Fabricación de productos textiles, excepto prendas de vestir (-49.4%); Fabricación de muebles, colchones  y persianas (-51.6%); Fabricación de equipo de transporte (-64.2%); Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles (-68.2%); Fabricación de prendas de vestir (-70.7%); y Curtido y acabado de cuero y piel, y fabricación de productos de cuero, piel y materiales sucedáneos (-76.7%).

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Tras estos datos, es de esperarse que la producción industrial seguirá recuperándose en los próximos meses, aunque a un ritmo más lento. Como ya se señaló, las cifras publicadas por el INEGI implican que la producción industrial (con cifras originales) disminuyó en -25.6% anual durante el segundo trimestre del año. Esta cifra es ligeramente mejor que el -26.0% anual publicado con la estimación oportuna del PIB. Esta revisión implica que el PIB del segundo trimestre se redujo en -18.8% anual en lugar de la estimación oportuna de -18.9% anual.

No obstante lo anterior, los datos mostrados en esta entrega dan cuenta de que el camino hacía la recuperación de los niveles de actividad industrial que se tenían en el 2019 será muy largo y de que tal vez sea hasta el 2023 cuando se recuperen. Esto implica que esta crisis económica nos habrá hecho perder 4 años (de 2020 a 2023) en los que México se pudo haber seguido desarrollando. El golpe económico por el cierre de actividad económica fue brutal, pero la falta de políticas públicas que apoyaran a las micro, pequeñas y medianas empresas, y los empleos que éstas generan, fue la puntilla que nos arrojó al abismo de la peor crisis económica en casi 90 años.

Como hemos señalado en anteriores entregas, todos los motores de crecimiento económico de México están apagados, y por la falta de acciones por parte del gobierno federal, queda claro que lo único que hará que nuestra economía se recupere paulatinamente son las exportaciones. Y es que si bien, las exportaciones totales de México registraron en junio un nivel 12.8% inferior al observado en el mismo mes de 2019, es de destacarse que entre mayo y junio de este año las ventas de México al extranjero subieron 83.0%.

La recuperación ya está en marcha, pero hagamos planes pensando que ésta será muy larga. Los que quieran avanzar más rápido deberán buscar mercados en el exterior o vincularse a alguna empresa exportadora. El mercado interno sigue en terapia intensiva y de eso hablaremos la siguiente semana.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

La Depresión Pandémica

En un artículo publicado el 6 de agosto en el portal de Foreign Affairs, por parte de Carmen Reinhart y Vincent Reinhart, titulado “La Depresión Pandémica”, los autores explican cómo es que la economía global no volverá a ser igual y porque la recuperación económica será demasiado larga para la mayoría, además de que exacerbará las diferencias existentes entre ricos y pobres. En esta entrega hago una recapitulación de algunos de los elementos más relevantes de dicho ensayo e incorporo elementos de análisis respecto de lo que está sucediendo en México.

La pandemia del COVID-19 ha creado una contracción económica masiva, la cual será seguida por una fuerte crisis financiera en muchas partes del mundo, a medida que los préstamos morosos de corporaciones y familias se acumulen junto con las bancarrotas. Los incumplimientos de la deuda soberana de países en desarrollo también están a punto de aumentar. Esta crisis seguirá un camino similar al que tomó la crisis de 2008-2009, excepto que esta es mucho peor, acorde con la escala y el alcance del colapso de la actividad económica mundial que hemos presenciado. Esta crisis afectará a los hogares y países de menores ingresos más que a sus homólogos más ricos. De hecho, el Banco Mundial estima que unas 60 millones de personas en todo el mundo caerán a una situación de pobreza extrema como resultado de la pandemia. Derivado de lo anterior, es de esperarse que la economía mundial funcione de manera diferente, ya que además los balances fiscales de muchos países se hunden en los números rojos (como es el caso de México que este año tendrá un déficit primario de  0.6% del PIB, cuando la previsión era de un superávit de 0.7%), mientras que la marcha de la globalización se detiene.

En su análisis más reciente, el Banco Mundial estima que la economía global se reducirá en un -5.2% en 2020. La Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. publicó recientemente las peores cifras mensuales de desempleo en los 72 años para los cuales la agencia tiene datos registrados. La mayoría de los análisis proyectan que la tasa de desempleo de EE.UU. se mantendrá cerca de la marca de dos dígitos hasta mediados del próximo año. Mientras que el Banco de Inglaterra advirtió que este año el Reino Unido enfrentará su mayor descenso en la producción desde 1706. En el caso de México, hemos comentado que en abril y mayo cerca de 12 millones de personas se retiraron de la fuerza laboral y se quedaron sin ingresos, mientras que el PIB cayó -18.9% en el segundo trimestre del año y la previsión es de una caída en 2020 de -10.02%. Esta situación es tan grave que merece ser llamada “depresión”, una depresión pandémica.

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Los epidemiólogos consideran que la manera de combatir la propagación del coronavirus que causa COVID-19 es manteniendo a los trabajadores alejados de los centros de trabajo y a los consumidores lejos de los mercados, lo cual ha resultado extremadamente costoso. Suponiendo que no haya una segunda o tercera ola del tipo que caracterizó la pandemia de influenza española de 1918-19, es de esperarse que esta pandemia siga una curva en forma de V invertida de infecciones y muertes en aumento y luego en caída. Pero incluso si este escenario se cumple, el COVID-19 se mantendrá vigente en diferentes partes del mundo en distintos momentos, por lo que los riesgos de rebrotes se mantendrán por un largo tiempo.

  1. Todos los motores económicos están apagados

Aunque cualquier tipo de pronóstico en este entorno se ve afectado por la incertidumbre, hay tres indicadores que juntos sugieren que el camino hacia la recuperación económica será largo. El primero son las exportaciones. Debido a la suspensión de la actividad y los cierres de fronteras, la demanda global de bienes se ha contraído, afectando duramente a las economías dependientes de la exportación. En el caso de México, tanto exportaciones como importaciones muestran una caída acumulada de 19.5% en el comparativo del primer semestre de 2020 respecto del mismo semestre de 2019.  Y es que desde antes de la pandemia, muchos exportadores a nivel mundial ya enfrentaban presiones. Entre 2008 y 2018, el crecimiento del comercio mundial disminuyó a la mitad, en comparación con la década anterior. Más recientemente, las exportaciones globales se vieron perjudicadas por la guerra comercial entre Estados Unidos y China que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó desde mediados de 2018. Para las economías donde el turismo es una fuente importante de crecimiento, el colapso de los viajes internacionales ha sido catastrófico. El Fondo Monetario Internacional ha pronosticado que en algunos países del Caribe, donde el turismo representa entre el 50 y el 90% de los ingresos y el empleo, éstos “volverán a los niveles anteriores a la crisis solo gradualmente en los próximos tres años”.

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Pero no solo ha disminuido el volumen de comercio, sino que también los precios de muchas exportaciones también han caído. En ninguna parte ha sido más visible el drama de la caída de los precios de las materias primas que en el mercado del petróleo. La desaceleración ha provocado una gran caída en la demanda de energía y ha fragmentado la frágil coalición conocida como OPEP+, compuesta por miembros de la OPEP, Rusia y otros productores aliados, que habían estado dirigiendo los precios del petróleo al rango de $ 45 a $ 70 por barril durante gran parte de los últimos tres años. La OPEP+ había podido cooperar cuando la demanda era fuerte y solo se necesitaban recortes simbólicos de oferta. Pero el tipo de recortes de suministro que requirió esta pandemia habría causado que los dos principales actores del cartel, Rusia y Arabia Saudita, soportaran un fuerte dolor, que no estaban dispuestos a tolerar. La sobreproducción resultante y la caída libre de los precios del petróleo están poniendo a prueba los modelos de negocio de todos los productores, particularmente aquellos en los mercados emergentes, incluido el que existe en los Estados Unidos.

El segundo indicador que apunta a una recuperación larga y lenta es el desempleo. Los esfuerzos de mitigación de la pandemia están golpeando fuerte a la economía moderna de mercado y sus piezas, ahora desensambladas, no se volverán a montar ni de forma rápida ni sin problemas. Algunas empresas cerradas no volverán a abrir con la consecuente destrucción de capital. Sus propietarios habrán agotado sus ahorros y muchos seguramente tomarán posturas más cautelosas con respecto a futuros proyectos comerciales. Este golpe a la clase empresarial no beneficiará la innovación.

Más aun, algunos trabajadores con licencia o despedidos saldrán de la fuerza laboral de forma permanente. Otros perderán sus habilidades así como oportunidades de desarrollo profesional durante el largo período de desempleo, haciéndolos menos atractivos para los empleadores potenciales. Los más vulnerables son aquellos que, en primer lugar, tal vez nunca consigan un trabajo: los graduados que ingresan a una economía deteriorada. Es una realidad que el desempeño salarial relativo de quienes ahora tienen entre 40 y 50 años puede explicarse por su situación laboral durante la adolescencia y cuando estaban en sus veintes. Aquellos que tropiecen en la puerta de salida de la carrera de empleo, podrían quedar rezagados permanentemente. Mientras tanto, aquellos que todavía están en la escuela reciben una educación en línea deficiente; en países donde la conectividad a Internet es escasa o lenta, los estudiantes más pobres están abandonando el sistema educativo en masa. Esta será otra herencia de este periodo.

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Las políticas públicas que cada país puede implementar desde luego que son importantes. En general, las economías europeas subsidian los salarios de los empleados que no pueden trabajar o que han visto reducida su jornada laboral, evitando así el desempleo; mientras que Estados Unidos no lo hace y México está mucho peor con un gobierno federal ausente en la materia. En las economías emergentes, la gente se desenvuelve sin una red de seguridad social que los proteja, lo que implica que el problema del desempleo pega más fuerte a los países de menos ingresos. Y dentro del grupo de países que peor les va, pues aquellos países que dependen de las exportaciones de productos básicos, el turismo y las remesas de ciudadanos que trabajan en el extranjero enfrentan los mayores problemas.

Lo que quizás sea más preocupante, es que esta depresión llegó en un momento en que los fundamentos económicos de muchos países, incluidos México, ya se estaban debilitando. En parte como resultado de esta inestabilidad previa, más deudores soberanos han sido degradados por las agencias de calificación este año que en cualquier otro año desde 1980. México no es la excepción y forma parte del grupo de países a los que se les ha disminuido la calificación. Tenemos que para nuestro país, Standard & Poor´s nos bajó la calificación el pasado 26 de marzo, mientras que Fitch y  Moody´s hicieron lo propio el 15 y 17 de abril respectivamente.

La tercera característica sobresaliente de esta crisis es que es muy regresiva dentro de los países y entre países; es decir, es una crisis que afecta más a los pobres o a quienes tienen ingresos más bajos. Estas personas generalmente no tienen la capacidad de trabajar de forma remota y tampoco cuentan con los ahorros para mantenerse si no están trabajando. En México, el 88.9% de la población ocupada labora en micro y pequeñas empresas, principalmente en el comercio y servicios, donde los salarios son bajos. Estas micro y pequeñas empresas pueden ser las más vulnerables a la quiebra ya que no cuentan con reservas para mantener una nómina si no hay ingresos.

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En los países en desarrollo, donde las redes de seguridad social están subdesarrolladas o no existen, la disminución de los niveles de vida se producirá principalmente en los segmentos más pobres de la sociedad. La naturaleza regresiva de la pandemia también puede verse amplificada por un aumento mundial en el precio de los alimentos, ya que las enfermedades y los bloqueos interrumpen las cadenas de suministro y los patrones de migración laboral agrícola. Las Naciones Unidas han advertido recientemente que el mundo se enfrenta a la peor crisis alimentaria en 50 años. En los países más pobres, los alimentos representan entre el 40 y el 60 por ciento de los gastos relacionados con el consumo. Como porcentaje de sus ingresos, las personas de los países de bajos ingresos gastan de cinco a seis veces más en alimentos que sus homólogos de las economías avanzadas.

  1. El camino a la recuperación

En la segunda mitad de 2020, a medida que la crisis de salud pública lentamente se pudiera ir controlando, es probable que se produzcan avances “impresionantes” en la actividad económica y el empleo cuando se hacen comparaciones respecto al mes o trimestre inmediato anterior, lo que alimentará el optimismo del mercado financiero. Sin embargo, es poco probable que este “efecto rebote” produzca una recuperación generalizada. Incluso una respuesta de política macroeconómica eficiente y coordinada no puede lograr que se vendan los productos que no se fabricaron o los servicios que nunca se ofrecieron.

Hasta el momento, la respuesta fiscal en todo el mundo ha tenido un objetivo relativamente limitado y se ha planificado como estímulos temporales. El Congreso estadounidense, normalmente esclerótico, aprobó cuatro piezas de legislación de estímulo en aproximadamente el mismo número de semanas. Pero muchas de estas medidas son excepcionales o tienen fechas de vencimiento predeterminadas. La velocidad de la respuesta, sin duda, fue impulsada por la magnitud del problema. Las acciones de Estados Unidos representan una parte relativamente grande de los $ 11 billones de dólares estimados en apoyo fiscal que los países del G-20 han inyectado en sus economías. En este punto vemos nuevamente que  un mayor tamaño ofrece un mayor margen de maniobra a los países. Las naciones con economías más grandes han desarrollado planes de estímulo más ambiciosos. Por el contrario, el estímulo agregado de los diez mercados emergentes del G-20 está cinco puntos porcentuales por debajo del de sus contrapartes de economías avanzadas. Desafortunadamente, esto significa que la respuesta contracíclica será menor en los lugares más afectados por el shock.

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Los bancos centrales también han intentado estimular la fallida economía mundial. Aquellos bancos que aún no tenían sus manos atadas por decisiones anteriores de mantener las tasas de interés fijadas en mínimos históricos (como lo hicieron el Banco de Japón y el Banco Central Europeo), relajaron su control sobre el flujo de dinero. Entre las naciones que han relajado su política monetaria están Brasil, Chile, Colombia, Egipto, India, Indonesia, México, Pakistán, Sudáfrica y Turquía. Cabe destacar que en épocas anteriores de volatilidad, los funcionarios en esos países generalmente iban en la otra dirección, elevando las tasas de interés para evitar la depreciación del tipo de cambio y contener la inflación y la fuga de capitales. Parece que ahora el shock económico compartido igualó el campo de juego, disminuyendo las preocupaciones sobre la fuga de capitales que generalmente acompaña a la depreciación de la moneda y la caída de las tasas de interés.

Lo que quizás sea más importante es que muchos bancos centrales han podido evitar que algunas de las empresas, temporalmente sin liquidez, caigan en la insolvencia. Un banco central puede mirar más allá de la volatilidad del mercado y comprar activos que actualmente no son líquidos pero parecen ser solventes. Diversos banqueros centrales de países desarrollados y en vías de desarrollo, han asumido una amplia gama de garantías, incluida la deuda privada. El Banco de México se encuentra en el grupo de bancos centrales que  están intentando construir un puente sobre la falta de liquidez actual hacia la economía recuperada del futuro.

Sin duda, las acciones de los bancos centrales aparentemente han frenado el deterioro en el funcionamiento del mercado con recortes de tasas, inyecciones masivas de liquidez y compras de activos. Sin embargo, el resultado neto de estas políticas probablemente esté lejos de ser suficiente para compensar un shock de oferta y demanda tan grande como el que está viviendo el mundo en este momento. Las tasas de interés a largo plazo en los países desarrollados ya eran bastante bajas antes de que se produjera la pandemia, y a pesar de todos los dólares estadounidenses que la Reserva Federal canalizó al exterior, el valor relativo del dólar subió en lugar de bajar. Por sí mismas, estas medidas de estímulo monetario no son suficientes para hacer que los hogares y las empresas gasten más, dadas las dificultades económicas y la incertidumbre actual. Como resultado, los banqueros centrales más importantes del mundo: Haruhiko Kuroda, gobernador del Banco de Japón; Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo; y Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, han estado instando a los gobiernos a implementar medidas de estímulo fiscal adicionales. Sus ruegos han sido atendidos, pero de forma incompleta, por lo que evidentemente ha habido una disminución masiva de la actividad económica mundial.

  1. La economía y sus descontentos

La sombra de esta crisis será larga y oscura, mucho más que en las crisis anteriores. El Fondo Monetario Internacional (FMI) predice que la relación de déficit fiscal respecto al PIB en las economías avanzadas aumentará de 3.3% en 2019 a 16.6% este año, y en los mercados emergentes, pasará de 4.9% a 10.6% durante el mismo período. Muchos países en desarrollo están siguiendo el ejemplo de sus homólogos desarrollados para abrir el grifo fiscal; pero tanto en las economías avanzadas como en las que están en vías de desarrollo, muchos gobiernos carecen del espacio fiscal para hacerlo.

La globalización comenzó a revertirse con la llegada de la administración Trump en 2016. Con la pandemia, esta tendencia se ha exacerbado ya que los países buscan la autosuficiencia en la producción de diversos bienes considerados como estratégicos. Por su parte, muchas fronteras se han cerrado para tratar de impedir la propagación de la infección. Es evidente que la dependencia en los mercados de exportación arrastra a las economías nacionales hacia abajo cuando el volumen del comercio mundial disminuye. Esta situación, aunada al desplome de los precios de los principales productos básicos y las remesas, han golpeado fuerte a los países en vías de desarrollo. Por su parte, el sentimiento o confianza de la población también es importante para la economía y es difícil imaginar que las actitudes hacia los viajes al extranjero o la educación en el extranjero se vayan a recuperar rápidamente. En términos más generales, la confianza, un lubricante clave para las transacciones de mercado, escasea a nivel internacional.

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Otra razón más por la que la cooperación mundial puede flaquear es que los responsables de la formulación de políticas pueden confundir el rebote económico de corto plazo que se espera con una recuperación duradera. Frenar la caída de los ingresos y la producción será un logro fundamental. Cuanto más tiempo se tarde en salir del hoyo que esta pandemia ocasionó en la economía mundial, más tiempo algunas personas estarán sin trabajo innecesariamente y es más probable que las perspectivas de crecimiento a mediano y largo plazo se vean permanentemente afectadas.

Las consecuencias económicas son bastante directas. A medida que disminuyen los ingresos futuros, la carga de la deuda se vuelve más onerosa, tanto para individuos como gobiernos. Las consecuencias sociales son más difíciles de predecir. Una economía de mercado implica una negociación entre sus ciudadanos: los recursos se utilizarán de la manera más eficiente para hacer que el pastel económico sea lo más grande posible y que éste crezca al paso del tiempo. Mientras el pastel se expanda rápidamente, los perdedores pueden consolarse con el hecho de que el tamaño absoluto de su porción sigue creciendo. Pero ahora el pastel no crece, sino que se contrae, por lo que es difícil creer que la gente seguirá confiando en los mecanismos de mercado que se construyeron después de la Segunda Guerra Mundial. Una oleada de nacionalismo populista a menudo llega cuando la economía decae, por lo que es casi seguro que aumentará la desconfianza entre la comunidad mundial. Esto acelerará el declive del multilateralismo y puede crear un círculo vicioso al reducir aún más las perspectivas económicas futuras. Eso es precisamente lo que sucedió entre las dos guerras mundiales, cuando florecieron el nacionalismo y las políticas de empobrecimiento del vecino.

Evidentemente, no existe una solución única para todos estos problemas políticos y sociales. Pero un curso de acción prudente es evitar que las condiciones económicas que produjeron estas presiones empeoren. Los funcionarios deben seguir adelante con el estímulo fiscal y monetario. Y sobre todo, deben abstenerse de confundir un rebote con una recuperación.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

La crisis económica y las entidades federativas en el primer trimestre de 2020

México vive un verdadero apocalipsis en materia económica. El INEGI recién informó que en el segundo trimestre de 2020, de acuerdo con la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto con series desestacionalizadas, el valor de producción de bienes y servicios mostró un retroceso real anual de -18.9%, lo cual fue producto de que las actividades primarias cayeron -0.3%, las secundarias se colapsaron en -26.0%, mientras que las terciarias disminuyeron -15.6%.  De esta manera, en el acumulado del primer semestre de 2020, el PIB registra una disminución de -10.5% respecto a igual semestre de 2019.

En este contexto, desde este espacio hemos dado cuenta de la información publicada por el INEGI que muestra lo mal que les ha ido a las entidades federativas en México en variables como el valor de la manufactura y de la construcción, así como el desempeño del comercio y del empleo; sin embargo, es importante también presentar los datos agregados que nos indiquen la salud general de las economías locales.

En este sentido, el INEGI publicó los datos del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) durante el primer trimestre de 2020 y con ello podemos ver cómo llegaron los diferentes estados del país a enfrentar la crisis ocasionada por el COVID-19 y el cierre de la actividad económica. El ITAEE es una buena aproximación a un PIB estatal, por lo que su evolución en el primer trimestre del año da cuenta del desempeño económico de cada entidad justo antes de que comenzara la peor crisis económica de México desde 1932.

Total

En el comparativo del primer trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019, vemos que en cuanto al ITAEE de la totalidad de la economía, sólo 7 entidades federativas crecieron, mientras que las restantes 25 ya mostraban retrocesos desde antes de que iniciara la crisis del COVID-19. Las cinco entidades líderes en crecimiento fueron: Tabasco (+9.2%), Colima (+2.6%), Sonora (+2.1%), Veracruz (+1.5%) y Chiapas (+0.5%). De acuerdo con las cifras más recientes, la contribución al PIB nacional de cada una de estas entidades fue de la siguiente manera: Tabasco aporta el 2.2%, Colima el 0.6%, Sonora el 3.4%, Veracruz el 4.4% y Chiapas el 1.5%. De esta manera, queda claro que los cinco estados de mejor desempeño económico en los primeros tres meses de 2020 generan aproximadamente el 12.1% del PIB nacional.

Por su parte, las cinco entidades de peor desempeño en el ITAEE total en el primer trimestre de 2020, son: Puebla (-4.7%), Hidalgo (-4.9%), Coahuila (-5.8%), Quintana Roo (-5.9%) y Baja California Sur (-6.8%). Cabe señalar que de acuerdo con las cifras más recientes, la contribución al PIB de cada una de estas entidades fue como sigue: Puebla aporta el 3.3%, Hidalgo el 1.7%, Coahuila el 3.7%, Quintana Roo el 1.6% y baja California Sur el 1.0%. La contribución al PIB de los cinco estados de peor desempeño económico en el primer trimestre de 2020 sumó 11.3%.

ITAEE Total

Actividades primarias

En cuanto al desempeño del ITAEE en las actividades primarias (agricultura, ganadería, pesca, forestal. Etc.), tenemos que 23 entidades presentaron incremento, mientras que 9 observaron caídas. Las cinco entidades de mejor desempeño anualizado en el primer trimestre de 2020 fueron: Zacatecas (+18.2%), Estado de México (+18.1%), Nuevo León (+15.4%), Tamaulipas (+11.9%) y Campeche (+10.9%). Por su parte, las cinco entidades de peor desempeño fueron: Jalisco (-4.3%), Tlaxcala (-10.0%), Sinaloa (-10.0%), Hidalgo (-15.0%) y Quintana Roo (-23.0%).

ITAEE Primarias

Actividades secundarias

Las actividades secundarias constituyen la industria nacional, la cual tiene cuatro actividades: minería; electricidad, gas y agua; construcción y manufacturas. En el primer trimestre de 2020, sólo 7 entidades mostraron incremento en estas actividades, mientras que 25 observaron caídas. Las cinco entidades de mejor desempeño en las actividades secundarias en el comparativo del primer trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019 fueron: Tabasco (+14.8%), Colima (+10.0%), Sonora (+4.2%), Veracruz (3.0%) y Yucatán (+1.0%). Por su parte, los cinco estados con el peor desempeño en la industria son: Guerrero (-10.5%), Puebla (-11.2%), Nayarit (-16.4%), Quintana Roo (-16.5%) y Baja California Sur (-27.7%).

ITAEE Secundarias

Respecto a la industria manufacturera, de igual manera, solamente 9 entidades mostraron aumento, mientras que 23 presentaron caídas. Los cinco estados de mejor desempeño en el periodo del primer trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019, son: Tabasco (+12.2%), Michoacán (+9.4%), Baja California Sur (+7.9%), Yucatán (+5.5%) y Guanajuato (+5.3%). Respecto a estos datos vale la pena destacar que de acuerdo con información de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera, en el primer trimestre de 2020, la contribución de cada uno de estos estados al valor de la producción manufacturera nacional fue de la siguiente manera: Tabasco con el 0.8% del total, Michoacán con el 1.4%, Baja California Sur con el 0.04%, Yucatán el 0.7% y Guanajuato el 10.1%. Estos cinco estados generaron el 13.04% del valor de la producción manufacturera en el primer trimestre de 2020.

En cuanto a los estados con peor desempeño  en el ITAEE de manufacturas en el primer trimestre de 2020, tenemos a los siguientes: Hidalgo (-6.6%), Oaxaca (-7.0%), Coahuila (-7.9%), Puebla (-13.9%) y Chiapas (-16.2%). Cabe señalar que la contribución de estos estados al valor de la producción manufacturera en el primer trimestre de 2020 fue de la siguiente manera: Hidalgo (2.0%), Oaxaca (0.9%), Coahuila (10.9%), Puebla (6.1%) y Chiapas (0.6%). Estos cinco estados generaron el 20.5% del valor de la producción manufacturera en los primeros tres meses de 2020.

ITAEE Manufacturas

Actividades terciarias

En relación a las actividades terciarias, las cuales están conformadas por comercio y servicios, tenemos que 10 estados presentaron incrementos y 22 muestran caídas. Las cinco entidades de mejor desempeño del ITAEE en el primer trimestre de 2020 fueron: Chiapas (+2.7%), Campeche (+2.2%), Sinaloa (+2.2%), baja California (+1.3%) y tabasco (+0.8%). Contrario a esta evolución, los cinco estados de peor desempeño anualizado en las actividades terciarias en el primer trimestre de 2020 fueron: Ciudad de México 8-1.7%), Guerrero (-2.0%), Coahuila (-2.1%), Hidalgo (-2.9%), y Quintana Roo (-4.1%).

ITAEE Terciarias

Engrando en el detalle de las actividades terciarias, tenemos la evolución del ITAEE del comercio al por mayor y por menor, y vemos que 12 entidades presentan incrementos, mientras que 20 observaron caídas desde antes de que comenzara la crisis económica. En el primer trimestre de 2020, las cinco entidades de mejor desempeño anualizado fueron: Campeche (+10.7%), Baja California (+4.5%), Estado de México (+4.4%), Sinaloa (+4.3%) y Chiapas (+4.2%). Ahora, las cinc o entidades de peor desempeño fueron las siguientes: Aguascalientes (-5.7%), Coahuila (-5.7%), Quintana Roo (-7.7%), Ciudad de México (-8.2%) e Hidalgo (-8.9%).

ITAEE Comercio

¿Qué podemos concluir de todo esto?

De manera general, lo que estos datos nos indican es que la mayoría de los estados del país llegaron en una situación recesiva a enfrentar la crisis del COVID-19. Desde luego que la falta de recursos propios o su incapacidad de adquirir deuda ha impedido que algunos gobernadores puedan, desde lo local, implementar medidas contracíclicas efectivas para evitar una mayor catástrofe económica en las entidades.

Y pues desde el gobierno federal, en donde reside la mayor responsabilidad, no se han implementado políticas económicas para apoyar a las fuentes de empleo. Esto se ha traducido en una grave crisis económica con millones de desempleados, subempleados, personas que han visto recortados sus ingresos, negocios que cierran para siempre, entre otros. El daño ha sido terrible, ninguna de las crisis económicas vividas en las décadas de los ochentas o noventas se parece en lo más mínimo a lo que ahora enfrentamos, con un gobierno federal ajeno al daño que han causado y que, aunque quisiera, no saben cómo arreglar lo que descompusieron.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt