En la semana que concluye el INEGI publicó las cifras del Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior (IMCPMI) correspondiente al mes de agosto, así como el Indicador de confianza del consumidor (ICC), al mes de octubre. Los datos muestran claramente que en la medida en que ha avanzado este año, el consumo nacional se ha venido desacelerando, hasta frenarse en agosto, mientras que el optimismo reflejado en la confianza de los consumidores se mantiene porque muchos creen que las cosas habrán de mejorar.
En esta entrega, analizo el comportamiento de ambos indicadores y de sus componentes, pero antes de presentar el análisis considero pertinente hacer mención de que contrario a lo que se pudiera pensar en el sentido de que si sube la confianza del consumidor, aumentará el consumo, en la práctica en México dicho supuesto no se mantiene. Al calcular el coeficiente de correlación entre el ICC y el IMCPMI, con datos mensuales para el periodo de enero de 2012 a agosto de 2019, vemos que éste es de apenas 0.071, lo que indica que no hay relación entre ambas variables. Esto implica que la confianza de los consumidores es algo que sienten las personas más en función de sus sentimientos y no tanto en base a su realidad económica. O puesto de otra forma, el hecho de que haya altas expectativas de los consumidores, esto no se traduce en más consumo, como lo veremos a continuación.
Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior (IMCPMI)
En el acumulado de los primeros ocho meses de 2019 respecto de los mismos meses de 2018, el índice de volumen físico del IMCPMI muestra un avance de apenas 0.88%, producto de que el índice consumo nacional aumentó 0.73%, mientras que el de consumo de bienes importados muestra un incremento de 1.04%. Al analizar con detalle el índice de consumo de bienes nacionales, vemos que el consumo de bienes duraderos se ha contraído -9.32%, mientras que el consumo de bienes semi duraderos presenta un aumento de 1.95% y el consumo de bienes no duraderos crece 1.89%. En cuanto a los bienes importados, vemos que el consumo de bienes duraderos muestra una caía de -2.34%, mientras que los bienes semi duraderos presentan un incremento de 4.46% y los bienes no duraderos muestran un aumento de 2.46%.
Dados estos datos, lo primero que destaca es que el índice de consumo privado crece marginalmente, aunque por encima del desempeño del PIB, el cual muestra una tasa de crecimiento acumulado de 0.0% en los primeros nueve meses de 2019. Cabe destacar que en 2018 el IMCPMI creció a una tasa de 2.2%, por lo que resulta evidente la desaceleración del 2019. Lo segundo que destaca es que desafortunadamente el consumo de bienes importados crece a una tasa más elevada que el consumo de bienes nacionales (1.04% vs 0.73%). El tercer aspecto a destacar es la fuerte caída en el consumo de bienes duraderos de origen nacional (-9.32%), lo cual resulta preocupante porque indica que muchos hogares este año no están “invirtiendo” en bienes tales como refrigeradores, televisiones, lavadoras, etc.
Lamentablemente si bien la tasa de crecimiento de 0.88% es baja, la tendencia es hacía un deterioro en el índice de consumo conforme nos acercamos al cierre del año. En el comparativo de agosto de 2018 a agosto de 2019, vemos que el índice de volumen físico total del IMCPMI presenta una contracción de -0.5%, lo que representa la primera caída en este indicador desde junio de 2013, cuando cayó -0.1%. La contracción de -0.5% se debe a que el consumo de bienes nacionales cayó -0.03%, mientras que el consumo de bienes importados presenta una disminución de -4.3%. Respecto a este último dato de la caída en la importación de bienes de consumo, se debe destacar que dicha disminución no implica un cambio en la tendencia de las importaciones de estos artículos y que se debe a la volatilidad del propio indicador.
Indicador de confianza del consumidor (ICC)
El ICC mide el optimismo de los consumidores respecto de su situación económica actual y esperada, así como la percibida respecto a la economía nacional. Y en relación a este indicador, tenemos que en el comparativo de los primeros ocho meses de 2019 respecto de los mismos meses de 2018, con cifras originales el ICC muestra un incremento de 17.3%. Este fuerte aumento es producto de que sus cinco componentes registraron incrementos, en especial los relacionados con la situación futura del país y del hogar, tal como se muestra a continuación: 1. “Comparada con la situación económica que los miembros de este hogar tenían hace 12 meses ¿Cómo cree que es su situación en este momento?” presenta el menor incremento, siendo de 8.1%; 2. “¿Cómo considera usted que será la situación económica de los miembros de este hogar dentro de 12 meses, respecto a la actual?” registra un aumento de 9.4%; 3. “¿Cómo considera usted la situación económica del país hoy en día comparada con la de hace 12 meses?” presenta el mayor aumento de todos los componentes, siendo éste de 34.1%; 4. “¿Cómo considera usted que será la condición económica del país dentro de 12 meses respecto de la actual situación?” presenta un aumento de 23.0%; y 5. “Comparando la situación económica actual con la de hace un año ¿Cómo considera en el momento actual las posibilidades de que usted o alguno de los integrantes de este hogar realice compras tales como muebles, televisor, lavadora, otros aparatos electrodomésticos, etc.?” muestra un aumento del 20.0%.
En esta información agregada se ve claramente que la mayor parte de la mejora en las expectativas de los consumidores se derivan de la creencia de tres cosas: primero que el país en su conjunto está mejor que hace doce meses, cuando los datos macroeconómicos dan cuenta de un deterioro; segundo, la expectativa de que la situación económica del país será mejor dentro de 12 meses en comparación con la situación actual; 3. La creencia de que han mejorado las posibilidades de comprar muebles y electrodomésticos. Respecto a estos tres puntos, es obligado comentar que la situación económica del país no está mejor que hace doce meses; que tal vez la situación económica del país mejore en los próximos doce meses, aunque es difícil que haya una mejora sustancial; y por último, la idea de que han mejorado las posibilidades de comprar bienes duraderos para el hogar es refutada con los datos duros del índice de consumo de bienes duraderos, que como ya vimos líneas arriba, muestra una contracción de -9.32% en el acumulado de los primeros ocho meses de 2019.
No obstante lo anterior, dados los escasos resultados en materia económica en el año 2019, la confianza del consumidor comienza a mostrar debilidad al enfrentarse a la realidad. Con cifras originales, en el comparativo de octubre de 2019 respecto del mismo mes de 2018, el Indicador de confianza del consumidor presenta un incremento de apenas 3.5%, pero con el detalle de que dos de sus cinco componentes presentan disminuciones, tal como se presenta a continuación: 1. “Comparada con la situación económica que los miembros de este hogar tenían hace 12 meses ¿Cómo cree que es su situación en este momento?” ya sólo presenta un aumento de 3.8%; 2. “¿Cómo considera usted que será la situación económica de los miembros de este hogar dentro de 12 meses, respecto a la actual?” registra una caída de -2.2%; 3. “¿Cómo considera usted la situación económica del país hoy en día comparada con la de hace 12 meses?” se mantiene muy fuerte y presenta el mayor aumento, siendo éste de 22.8%; 4. “¿Cómo considera usted que será la condición económica del país dentro de 12 meses respecto de la actual situación?” presenta una caída de -2.2%; y 5. “Comparando la situación económica actual con la de hace un año ¿Cómo considera en el momento actual las posibilidades de que usted o alguno de los integrantes de este hogar realice compras tales como muebles, televisor, lavadora, otros aparatos electrodomésticos, etc.?” muestra un aumento de apenas 1.8%.
Queda claro que la razón por la cual el ICC total no muestra una contracción en el mes de octubre de 2019 es porque muchos consumidores siguen creyendo que la situación económica del país es ahora mejor a la que se tenía hace un año. Siendo que en el tercer trimestre de 2018 el PIB crecía a una tasa anual de 2.5% y en el tercer trimestre de 2019 muestra una contracción de -0.4%.
¿Qué podemos concluir de todo esto? Pues que la desaceleración económica que vive el país, sin duda ha afectado el consumo privado de manera que ya en agosto se aprecia la primera caída anualizada del 2019. La prolongación de la contracción del consumo privado terminará de apagar la actividad económica, con lo que se dificultará más que se logren las metas de ingresos públicos del gobierno federal del año 2020. De manera paralela, con todo y que la confianza del consumidor continúa en niveles más elevados respecto del año pasado, conforme las familias mexicanas se enfrentan a la realidad de que las cosas no han mejorado en materia económica, pues comenzarán a modificar sus expectativas de manera más pronunciada. El gran riesgo que se corre es que ante la descomposición de panorama económico, más personas caigan en la desesperación, y con ello veamos un mayor deterioro social, ya no sólo manifestándose en delincuencia, sino en la pérdida de la paz social como sucede en Chile, país líder en desarrollo en Latinoamérica, pero con una gigantesca desigualdad. Es así que se vuelve urgente reactivar la economía nacional y evitar que las clases medias continúen erosionándose (queda claro que muchos de los más pobres reciben apoyos directos del gobierno federal). En este sentido, los empresarios tienen mucho que aportar, ya que la precaria situación de las finanzas públicas del gobierno federal, lo imposibilita a poder reactivar por si mismo la actividad económica.
Alejandro Gómez Tamez*
Director General GAEAP*
En Twitter: @alejandrogomezt
Alejandro, valioso y extenso análisis.
Me gustaría extraer algunas conclusiones y derivaciones de ellas.
1. Una parte importante de la población votó por AMLO, y por ello hay una percepción que las cosas mejorarían, o mejorarán (un poco todavía).
2. Esto está chocando contra la realidad, y la población se está comenzando a dar cuenta. Y seguirá despertando en los siguientes meses, a menos que realmente haya una mejora sustancial, o al menos no haya deterioro.
3. Esto nos muestra claramente la diferencia entre percepción y realidad. Muchas veces las estimaciones y decisiones se hacen por percepciones.
4. Un ejemplo muy claro son los índices de bolsa. Estos se usan mucho para tratar de entender la evolución económica de los países. Probablamente se sobrevaloren estos índices ya que realmente solo representan los intereses de una élite económica. E igualmente en cierots periodos, la correlación entre crecimiento económico y esos índices sea menor del valor que se les da en la toma de decisiones.
5. Donde hay una relación más directa entre los índices de confianza y la realidad, es en la parte empresarial. Los empresarios desde hace tiempo disminuyeron sus índices de confianza, y su correspondiente inversión (empresarial).
6. En los últimos días, han estado subiendo las bolsas de México y EEUU (la bolsa de México, en su desempeño tiene un nivel de correlación significacativo con respecto a la de EEUU) . Al parecer el posible arreglo comercial China-EEUU, y la posible ratificación de TMEC, alimentan dichas expectativas.
7. Muchos de nosotros hemos platicado con empresarios que los proyectos de inversión los han estado deteniendo, incluso casi listos para iniciar.
8. AMLO consiguió contagiar un nivel de confianza alta en la población que lo sigue, pero sus actos han también conseguido que el sector empresarial lo haya disminuido.
9. AMLO podría, con actos reales, subir el nivel de confianza de los empresarios, si esa fuera su meta principal. Se lee en columnas que si bien en la realidad dice que vamos bien, en corto si ha expresado preocupación por el desempeño económico del país. Entonces aquí hay una gran oportunidad para buscar que los sectores empresariales presionen fuerte, pero a la vez señalen cuales podrían ser esas acciones concretas que ayudarían a mejorar ese nivel de confianza Es claro que hay que negociarlas, y cualquier propuesta debe tener un alto contenido de bienestar para la mayor parte de la población. Hay que entender que solo buscar los intereses del sector empresarial sin pensar en la sociedad en conjunto, llevaría a propuestas que no serían apoyadas por el gobierno federal. Pero si en cada propuesta se demuestra que hay efecto directo, y mejor si fuera en el corto plazo, para una buena parte de la población, sería más fácil que la idea sea “comprada”. Lo que pasó con los aranceles en nuestro secotr sería un ejemplo de ejecución de esta estrategia. Seguramente, todos los sectores empresariales, incluyendo el nuestro, tienen propuestas como estas,
10, Creo que Trump al inicio de su mandato hizo algo en sentido contrario, presionó a varias empresas para que produjeran más en EEUU, y lo consiguió. No es lo más adecuado, atenta contra el libre mercado. En México, ahora, sería mucho mejor en la dirección que propongo en el inciso anterior, que sean los sectores empresariales que presionen al gobierno con propuestas que beneficien a la economía, y a ambas partes, la clase empresarial y la población en general. Esto último es lo que aceptaría el gobierno federal, porque va alineado a su estrategia principal de apoyar a la mayoría de la población.
11. Esta estrategia, es una gran oportunidad de ser actores principales en esta trama de la evolución de la economía y del país. Y creo podría evitar el estallido social que podría suceder si la economía se hunde y la mayoría de la población se considera inconforme.
Dejo esto como una aportación que busca activamente mejorar la situación actual. Donde todos como parte de nuestro sector, y del sector industrial y económico del país, podemos colaborar.