Réquiem para un ícono de la diplomacia mundial: Henry Kissinger

El primer libro de Henry Kissinger con el que tuve contacto fue “On China”, el segundo fue “Diplomacy”. De ambos libros se aprende mucho del pasado, además de dar elementos para entender el mundo actual. Como lo pone el canal alemán Deutche Welle, Kissinger fue un hombre con acceso directo al presidente de los Estados Unidos, un hombre poderoso.

El exasesor presidencial estadounidense, Henry Kissinger, falleció el pasado 29 de noviembre, poniendo fin a una de las vidas diplomáticas más polarizadoras e influyentes en la historia de Estados Unidos. Murió en su casa del estado de Connecticut a la edad de 100 años.

El renombrado ex diplomático estadounidense Henry Kissinger (centro) murió el miércoles a la edad de 100 años. Imagen: Christian Deville/Apis/Sygma/Corbis.

El académico nacido en Alemania fue el único funcionario estadounidense que sirvió simultáneamente como Secretario de Estado y asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, lo que le otorgó un inmenso poder durante las presidencias de Richard Nixon y Gerald Ford. Eso le ayudó a poner fin a la guerra de Estados Unidos en Vietnam, a establecer relaciones diplomáticas entre estadounidenses y chinos, así como a dar forma a la política exterior estadounidense hacia la Unión Soviética en pleno apogeo de la Guerra Fría.

En un artículo de Alan Cullison, publicado en el Wall Street Journal, y titulado “Henry Kissinger, quien ayudó a forjar la política exterior de Estados Unidos durante Vietnam y la Guerra Fría, muere a los 100 años”, se nos narra cómo los golpes diplomáticos de Kissinger lo convirtieron en un héroe para los estadounidenses cansados de la guerra y temerosos del Armagedón nuclear. Pero también fue un personaje que provocó la ira tanto de la izquierda, que lo consideraba responsable de las brutalidades estadounidenses cometidas en el extranjero, como de la derecha, que lo miraba con sospecha por abogar por la distensión estadounidense con los regímenes comunistas.

Kissinger ganó el Premio Nobel de la Paz en 1973, junto con el líder vietnamita Le Duc Tho, por llevar a cabo conversaciones diplomáticas secretas que forjaron los Acuerdos de Paz de París, poniendo fin a la campaña militar estadounidense en el sudeste asiático.

Le Duc Tho rechazó su premio, diciendo que no se había logrado la paz, mientras que Kissinger aceptó su premio “con humildad” y se ofreció a devolverlo tras la caída de Vietnam del Sur, dos años después.

El líder vietnamita Le Duc Tho y Kissinger ganaron el Premio Nobel de la Paz en 1973 por mantener conversaciones diplomáticas secretas que pusieron fin a la campaña militar estadounidense en el sudeste asiático. FOTO: ASSOCIATED PRESS

Kissinger pudo ganarse la gratitud por ayudar a sacar a Estados Unidos de la guerra de Vietnam con su poder prácticamente intacto. En 1974, apareció como un superhombre diplomático en la portada de la revista Newsweek, vestido con medias, una capa y un “Super K” estampado en el pecho.

“Henry Kissinger… escribió literalmente el libro sobre la diplomacia”, dijo John Kerry, quien entonces se desempeñaba como Secretario de Estado, en una ceremonia en 2014. Kissinger “nos dio el vocabulario de la diplomacia moderna, él creo los conceptos de diplomacia de lanzadera y paciencia estratégica”.

En medio siglo, Kissinger nunca perdió su amor por la atención pública y la politiquería global. Aprovechó sus contactos con gobiernos extranjeros y líderes empresariales globales para crear una lucrativa firma de consultoría, Kissinger Associates, que fundó en 1982.

Entre sus logros más relevantes se encuentra la supervisión de las relaciones clandestinas de la administración Nixon a principios de la década de 1970 con la República Popular China, que resultaron en el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas entre Washington y Beijing.

A esa ejecución exitosa de la “carta China” se le atribuyó el mérito de haber ayudado a inclinar el equilibrio global en contra de la Unión Soviética y acelerar la integración de Beijing a la economía internacional.

El presidente de China, Xi Jinping, envió sus condolencias al presidente Joe Biden, mientras que los funcionarios y los medios de comunicación chinos elogiaron a Kissinger como un “viejo amigo” que había visitado China más de 100 veces en su vida.

“Tanto China como Estados Unidos deberían heredar y llevar adelante la visión estratégica, el coraje político y la sabiduría diplomática del Dr. Kissinger”, dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, en una conferencia de prensa regular, citando el argumento de Kissinger de que la relación entre Washington y Beijing es central para prosperidad mundial.

Incluso después de dejar el servicio público, Henry Kissinger nunca perdió su amor por ser el centro de atención y la política global. COLECCIÓN DE FOTOGRAFÍAS DE BERNARD GOTFRYD/BIBLIOTECA DEL CONGRESO

Kissinger también negoció el fin de la Guerra de Yom Kippur de 1973, que fue provocada por los ataques conjuntos de Egipto y Siria contra Israel. El alto al fuego se produjo tras el dramático envío aéreo de armas de Estados Unidos a Israel, que resultó crucial para defenderse de los avances iniciales de los ejércitos árabes. A él y a otros funcionarios estadounidenses les preocupaba que el conflicto pudiera escalar hasta convertirse en el primer conflicto militar directo entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el principal patrocinador de El Cairo y Damasco.

Por sus ocho años de servicio gubernamental, que se extendieron desde 1969 hasta 1977, el presidente Ford otorgó a Kissinger la Medalla Presidencial de la Libertad.

Kissinger practicaba una forma del arte de gobernar a nivel internacional llamada realpolitik, que según sus críticos colocaba el objetivo de equilibrar los intereses de las potencias mundiales por encima de la búsqueda de la democracia y los derechos humanos. Si bien en ocasiones enfrentó críticas por buscar la distensión con los soviéticos, Kissinger también supervisó feroces campañas anticomunistas en Asia, África y América Latina.

Kissinger apoyó golpes militares contra gobiernos elegidos democráticamente en Chile y Argentina en la década de 1970, temiendo que sus políticos gobernantes se estuvieran acercando demasiado a Moscú, según documentos desclasificados de la Casa Blanca. Kissinger apoyó tácitamente la invasión de Timor Oriental por parte del ejército indonesio en 1975, una antigua colonia portuguesa en Asia, asustado por el temor de que su gobierno se inclinara hacia el comunismo, según estos documentos.

Los defensores de los derechos humanos han argumentado durante mucho tiempo que Kissinger debería haber sido acusado de crímenes de guerra por su papel en la supervisión de los bombardeos secretos de Camboya y Laos por parte de la administración Nixon durante el apogeo de la guerra de Vietnam. Las operaciones militares estadounidenses mataron a miles de camboyanos y laosianos, estiman expertos en el sudeste asiático, y sin darse cuenta ayudaron a llevar al poder al movimiento radical de los Khmer Rouge en Phnom Penh.

El presidente egipcio Anwar Sadat celebró una conferencia de prensa con Kissinger en 1974 en las pirámides. FOTO: ASSOCIATED PRESS

“La campaña de bombardeos comenzó como debía continuar: con pleno conocimiento de sus efectos sobre los civiles y con un engaño flagrante por parte de Kissinger en este preciso aspecto”, escribió el historiador Christopher Hitchens en su libro de 2001, “El juicio de Henry Kissinger”. “

El historiador Niall Ferguson, biógrafo de Kissinger, dijo que el diplomático se encontró con dos oleadas de críticas: una después de la caída del presidente Nixon y la otra después del colapso de la Unión Soviética en 1991, cuando los peligros de aniquilación nuclear disminuyeron.

Kissinger nació como Heinz Alfred Kissinger en 1923 en una familia de judíos alemanes en Baviera bajo el gobierno posterior a la Primera Guerra Mundial, conocido como la República de Weimar.

Sus padres huyeron a Nueva York en 1938 tras el ascenso del partido nazi y la persecución a gran escala de la comunidad judía del país. Los Kissinger se establecieron en el barrio de Washington Heights, en el alto Manhattan, donde Henry Kissinger se asimiló rápidamente a través de sus logros académicos y deportivos, según sus biógrafos. Reclutado en el ejército en 1943 a la edad de 20 años, entró en combate en Francia y Alemania como soldado raso en la 84a División de Infantería. Después de la guerra, estudió y enseñó ciencias políticas en la Universidad de Harvard, donde obtuvo su doctorado en 1954.

El escape de Kissinger de Alemania y el Holocausto, moldearon en gran medida su erudición y su arte de gobernar. El diplomático y académico puso la búsqueda de la estabilidad global por encima de elevados objetivos ideológicos.

Gran parte del trabajo de Kissinger en Harvard se centró en estudiar la habilidad política de los estrategas europeos Klemens von Metternich y Robert Stewart, el vizconde de Castlereagh. Metternich era conocido por sus esfuerzos diplomáticos para rediseñar las fronteras de Europa tras la desaparición del imperio francés de Napoleón Bonaparte. En Harvard fue donde se ganó una reputación como estratega nuclear y geopolítico.

Kissinger utilizó su plataforma en Harvard para hacer la transición a los círculos políticos de Washington. Encontró un patrocinador en esta búsqueda en el empresario millonario y político republicano Nelson Rockefeller, a quien Kissinger asesoró durante varias campañas presidenciales fallidas.

Richard Nixon también se dio cuenta de sus escritos, quien lo nombró asesor de seguridad nacional después de que ganó la Casa Blanca en 1968. Los dos hombres procedieron a remodelar el orden global poniendo fin a la guerra de Vietnam, manejando el conflicto en el Medio Oriente de una manera que redujo influencia soviética y negociando una apertura hacia Mao Zedong que sacó a la China comunista de la órbita soviética. Es difícil de creer ahora, pero el tiempo oficial de Kissinger en el poder fue sólo ocho años, de 1969 a 1977. Se convirtió en Secretario de Estado durante el gobierno de Nixon y luego de Gerald Ford hasta la derrota de Ford en 1976.

Kissinger fue blanco tanto de la derecha como de la izquierda en aquellos peligrosos años de la Guerra Fría, a menudo injustamente. Su acuerdo de paz de 1973 con Vietnam del Norte, que puso fin a la participación de Estados Unidos en la guerra, a menudo es motivo de burla porque el Norte invadió al Sur dos años después.

Pero Kissinger y Nixon heredaron la impopular guerra de Lyndon Johnson y no tuvieron otra opción que gestionar la retirada de Estados Unidos. La estrategia de Kissinger fue negociar un acuerdo que permitiera al Sur hacerse cargo de sus propias defensas sin el apoyo de medio millón de tropas estadounidenses. Pero la estrategia colapsó cuando el Congreso de Estados Unidos recortó la ayuda al Sur en 1975. Saigón cayó en cuestión de semanas. Un senador llamado Joe Biden estuvo entre los que en aquel entonces votaron a favor de abandonar el Sur de Vietnam.

Kissinger sostuvo durante mucho tiempo: creemos con razón, que el Sur habría sobrevivido si el Congreso no hubiera abandonado su apoyo. Y Lee Kuan Yew, el difunto líder de Singapur, solía decir que el apoyo de Estados Unidos a Vietnam del Sur dio a los países del Sudeste Asiático tiempo para construir resistencia a los comunistas en sus países. Hoy son más libres gracias a ello.

La izquierda también culpa a Kissinger de apoyar a dictadores. Pero las alternativas entonces, como ahora, no eran usualmente imaginadas por los demócratas de izquierda. A menudo eran comunistas que se habrían alineado con los soviéticos, como lo hizo Fidel Castro en Cuba.

Los manifestantes, agraviados por el papel de Kissinger en los bombardeos secretos de Camboya y Laos por parte de la administración Nixon, interrumpieron una audiencia en el Senado en Washington en 2015. FOTO: J. SCOTT APPLEWHITE/ASSOCIATED PRESS

En Chile, por ejemplo, Salvador Allende ganó una elección presidencial con el 37% de los votos y llevó al país marcadamente hacia la izquierda con inteligencia cubana y soviética y otras ayudas. Estados Unidos brindó ayuda encubierta a los oponentes políticos de Allende, pero informes desclasificados de la época muestran que Estados Unidos desconocía el golpe militar de Agustín Pinochet que lo derrocó.

Kissinger no fue responsable del golpe de Pinochet ni de sus sangrientos excesos. Chile eventualmente se convirtió en una exitosa democracia y libre mercado. Cuba sigue siendo una dictadura.

El presidente Nixon y Kissinger surgieron como una extraña pareja poderosa en la Casa Blanca. Mientras Nixon se sentía incómodo en público y desconfiaba de la prensa, Kissinger se deleitaba con su estatus de celebridad y era conocido por sus frases ingeniosas y su rápido ingenio, a pesar de mantener un marcado acento alemán durante toda su vida.

Ferguson, su biógrafo, escribió que Kissinger “tiene más chistes en su nombre que la mayoría de los comediantes profesionales”. Sobre la política interna, Kissinger observó que “el noventa por ciento de los políticos le dan mala reputación al otro 10%”. Sobre el exceso de confianza: “Para estar absolutamente seguro de algo, hay que saberlo todo o nada”. Sobre la toma de decisiones: “Cada éxito sólo compra un boleto de admisión a un problema más difícil”.

Sobre las relaciones de género: “Nadie ganará jamás la batalla de los sexos. Simplemente se confraterniza demasiado con el enemigo”.

Kissinger, divorciado durante la mayor parte de su servicio en la Casa Blanca de Nixon, era un habitual del circuito de bares de Georgetown, apareciendo en ocasiones con estrellas de Hollywood del brazo. Una vez se llamó a sí mismo un “swinger secreto” y le dijo a un periodista que “el poder es el afrodisíaco definitivo”.

Algunos juegos en el centro de atención provocaron reacciones negativas. En una entrevista de 1972 con la periodista italiana Oriana Fallaci, calificó su interés por las mujeres como una mera actividad secundaria que no interfería con su trabajo. “Para mí, las mujeres son sólo una diversión, un pasatiempo”, afirmó. “Nadie dedica demasiado tiempo a sus pasatiempos”.

Nixon se enfureció por la entrevista, publicada por primera vez en una revista italiana y luego reimpresa en publicaciones estadounidenses, en la que Kissinger se comparó a sí mismo con un vaquero solitario, que parecía atribuirse el mérito de dirigir la política exterior estadounidense.

En sus memorias, Kissinger escribió que Fallaci probablemente había puesto algunas palabras en su boca con alguna “edición hábil”. Calificó la entrevista como “sin duda la conversación más desastrosa que he tenido con un miembro de la prensa” y aceptó la entrevista “en gran parte por vanidad”.

Amigos de Kissinger dijeron que su imagen de mujeriego era en realidad una fachada. Después de divorciarse de su primera esposa en 1964, mantuvo una relación de larga duración cuidadosamente oculta con la mujer que eventualmente se convirtió en su segunda esposa, Nancy Maginnes.

Los dos hijos de Kissinger todavía eran pequeños en el momento de su divorcio, por lo que quería mantener la relación fuera de la prensa hasta poco antes de su segundo matrimonio, 10 años después, dijo Ferguson, su biógrafo.

Nixon y Kissinger compartían la afición por el secretismo y veían la batalla con la Unión Soviética como una partida de ajedrez global. La histórica cumbre de Nixon en 1972 con el líder del Partido Comunista de China, Mao Zedong, fue mediada por Kissinger durante dos visitas secretas a Beijing en los meses anteriores. Desvió el rastro de los servicios de inteligencia extranjeros y de los medios de comunicación al viajar a China vía Pakistán, desde donde voló a Beijing en un avión militar paquistaní.

El presidente Richard Nixon con Kissinger en 1972. FOTO: CASA BLANCA/GETTY IMAGES

Su diplomacia tuvo éxito, pero sus tratados sobre armas estratégicas y misiles antibalísticos no contenían las ambiciones soviéticas. El tratado antimisiles balísticos (ABM por sus siglas en inglés) de 1972, en particular, paralizó las defensas antimisiles de Estados Unidos hasta que el presidente George W. Bush se retiró del mismo. Kissinger subestimó la fuerza estadounidense y sobreestimó la resistencia económica del sistema soviético.

Ronald Reagan vio la debilidad soviética más claramente y combinó una acumulación de armas con una declaración más idealista de los defectos morales del “imperio del mal”. Kissinger nos diría más tarde que llegó a comprender que, para tener éxito, la política exterior estadounidense tenía que combinar el realismo con los ideales estadounidenses.

Kissinger fue sin duda el exfuncionario estadounidense más influyente de la historia, asesorando a presidentes y otros funcionarios estadounidenses durante décadas. Los líderes extranjeros buscaron su consejo y, a menudo, actuó como repartidor no oficial de mensajes entre líderes. Fue criticado en particular por ser blando con China, pero según la experiencia, no se hacía ilusiones sobre el Partido Comunista o sus ambiciones nacionalistas. Su opinión era que Estados Unidos y China tenían que lograr algún modus vivendi para evitar la guerra a pesar de sus profundas diferencias culturales y políticas.

Kissinger continuó asesorando a la Casa Blanca y a los congresos hasta los 90 años, pero en sus últimos años de vida comentó que no sabía si su tipo de diplomacia podría sobrevivir en la era digital. La llegada de los teléfonos móviles, las cámaras digitales y las redes sociales limitan la capacidad de mantener el secreto necesario para grandes avances diplomáticos, afirmó.

Henry Kissinger habla en una conferencia de la Fundación Citi en la ciudad de Nueva York en 2013. Imagen: Escuela de Políticas Públicas Gerald R. Ford de la Universidad de Michigan / Flickr.

Le preocupaba que Internet estuviera teniendo un efecto corrosivo en el intelecto popular y que la modernidad fuera una pobre incubadora de líderes perspicaces. “Leer un libro complejo con atención y abordarlo críticamente se ha convertido en un acto tan contracultural como lo era memorizar un poema épico en la era anterior basada en la imprenta”, escribió en su libro publicado en 2022.

Kissinger dijo que China representa un desafío monumental para Estados Unidos, que nunca ha tenido que enfrentarse a un competidor de igual poder y recursos. Preocupado por el enfriamiento cada vez más profundo de las relaciones, dijo al Wall Street Journal el año pasado que Estados Unidos debe abstenerse de ser negligentemente adversario con Beijing y, en cambio, buscar el diálogo.

Los líderes chinos le dieron una cálida bienvenida en Beijing cuando lo visitó recientemente en julio de 2023, después de cumplir 100 años, y se reunió con el presidente Xi, así como con el máximo diplomático de China, Wang Yi, y Li Shangfu, quien fue ministro de Defensa del país.

Después de la invasión rusa de Ucrania el año pasado, Kissinger advirtió sobre la necesidad de hacer la paz con Rusia, independientemente de las diferencias sobre valores fundamentales.

Dijo que era un error por parte de Occidente plantear ante Ucrania la posibilidad de unirse a la OTAN, argumentando que eso provocaría a Moscú. Pero, dijo, la invasión rusa hizo que a Occidente le correspondiera ayudar a defender Ucrania y, después de una paz negociada, tratarla como miembro de la alianza.

“Estamos al borde de una guerra con Rusia y China por cuestiones que nosotros creamos en parte, sin tener ninguna idea de cómo terminará o a qué se supone que conducirá”, dijo a The Wall Street Journal en 2022.

Recientemente, en una cena con amigos, Henry Kissinger, invitado por su anfitrión como de costumbre, hablaba sobre varias crisis mundiales cuando le preguntaron qué le daba motivos para ser optimista. Respondió que tenía confianza en la sabiduría del pueblo estadounidense, aunque en el momento actual le preocupaba la falta de liderazgo estadounidense.

El líder de China, Xi Jinping, se reunió con Henry Kissinger, exsecretario de Estado de Estados Unidos, en 2019 en el Gran Salón del Pueblo de Beijing.

El comentario reflejó la fe inquebrantable de Kissinger en Estados Unidos atemperada con realismo político y su creencia en el papel esencial de los líderes a la hora de guiar a las naciones.

Después del ataque de Hamás a Israel el mes pasado, Kissinger dijo que Israel tenía que imponer una pena en respuesta y que un alto al fuego rápido era imposible. Las conversaciones de paz “no son concebibles para mí” si “los terroristas pueden aparecer abiertamente, tomar rehenes y matar gente”, dijo en una entrevista con el director ejecutivo de Axel Springer, Mathias Dopfner, para el canal alemán Welt TV.

Cuando se le preguntó cómo se sentía acerca de los partidarios palestinos que celebraron el ataque de Hamás en las calles de Berlín distribuyendo dulces, Kissinger dijo que no tenía ningún resentimiento contra el pueblo alemán, pero dijo que habían dejado entrar a demasiados extranjeros al país.

“Fue un grave error dejar entrar a tanta gente de cultura, religión y conceptos totalmente diferentes, porque crea un grupo de presión dentro de cada país que hace eso”, dijo.

Kissinger fue un prolífico escritor. Continuó escribiendo hasta sus últimos días y sus numerosos libros merecen una lectura cuidadosa sobre el destino de las naciones. Su libro de 2022, “Liderazgo”, utiliza seis figuras del siglo XX que conoció, incluidos Nixon, Charles de Gaulle y Margaret Thatcher, para ofrecer lecciones de estrategia. Uno de sus epigramas es que un gran líder es alguien que lleva a una nación a donde necesita ir incluso cuando su gente no se da cuenta de que necesita llegar allí.

En su última década, Kissinger desarrolló una fascinación por el potencial de la inteligencia artificial, con más que un pequeño presentimiento. Su ensayo de febrero en el Wall Street Journal con dos coautores, planteó profundas preguntas sobre lo que significa para la humanidad el auge de las máquinas, y especialmente la IA generativa avanzada.

Para aquellos que conocieron a Henry Kissinger, su humanidad realmente destacó. Estados Unidos tuvo suerte de tenerlo, como lo fue él de tener a Estados Unidos.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

El fin del juego en Ucrania

Si bien Occidente ha evitado a toda costa provocar a Rusia y con ello desatar la tercera guerra mundial, el final esperado de la guerra en Ucrania será una humillación más para Estados Unidos y sus aliados de Occidente. El costo humano y económico para Ucrania es indescriptible, y la evidencia parece indicar que a esa nación le fue peor envalentonándose con el apoyo Occidental respecto a cómo le hubiera ido si se hubiera rendido desde un principio y negociado ceder una parte de su territorio a Moscú.

Más allá de esta afirmación, hemos advertido que esta guerra era completamente evitable si tan sólo Estados Unidos y sus aliados hubieran dejado de intervenir en Ucrania, removiendo al presidente pro-ruso Viktor Yushchenko, mediante la revolución del Maidan en 2014, y posteriormente haber intentado hacer de Ucrania un miembro más de la OTAN. Se les advirtió a los ucranianos no atacar las poblaciones separatistas étnicas rusas, no escucharon y provocaron la irá rusa que culminó con la invasión el 24 de febrero de 2022.

En un artículo de Yves Smith, publicado el pasado 21 de noviembre en el portal de NakedCapitalism.com, y titulado “Fin del juego en Ucrania: Putin y Medvedev discuten mapas y ponen a Kiev en el menú” se nos da un crudo relato de lo que la guerra ha significado para Ucrania y nos brinda una idea de cómo puede terminar el conflicto en términos territoriales. Sea como sea, Ucrania ha sido devastada en todos los sentidos, en especial el humano.

El artículo comienza mencionando que el presidente ruso, Vladimir Putin, y su Vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, Dmitry Medvedev, hicieron recientemente declaraciones en las que adoptaron una visión más amplia de lo que significan las “tierras rusas” en Ucrania. Al menos en lo que respecta a Putin, lo que dijo en la reunión del 3 de noviembre con miembros de la Cámara Cívica no es, filosóficamente, tan diferente respecto del tipo de observaciones históricas que Putin había hecho antes.

Sin embargo, tanto el diario ucraniano Pravada, como el analista Alexander Mercouris, consideraron los comentarios de Putin como potencialmente significativos, y la reiteración de éstas por parte de Medvedev parecería confirmar esa opinión. Y ambos sugirieron que la capital ucraniana Kiev, podría terminar siendo parte de Rusia.

Ahora bien, es cierto que Ucrania tiene muchas razones para estar nerviosa, se podría decir que Putin simplemente estaba anunciando los cambios sobre sus temas favoritos ante una audiencia relevante, y Medvedev se estaba poniendo su habitual sombrero de policía duro. O tal vez ambos líderes rusos estén tratando de hacer que Ucrania y Occidente comprendan que Rusia controlará el final del juego de este conflicto y así reajusten sus puntos de vista sobre lo que eso podría significar.

Independientemente de si estos comentarios representan un cambio significativo, sirven como recordatorio de que Rusia está en camino de adoptar una postura maximalista en términos de adquisición territorial de Ucrania. Por ejemplo, incluso los comentaristas favorables a Rusia se preguntaron si Rusia tomaría la ciudad de Odessa. La mayoría ahora parece dar por sentado esto y está agregando más secciones de Ucrania como posibles adquisiciones rusas. Pero, como se advirtió desde el principio, Rusia podría perder la paz si no encuentra una buena solución sobre qué hacer con Ucrania occidental.

Entonces, ¿se habla nuevamente de que Ucrania es una construcción artificial extraída de Rusia y de la antigua Rus? ¿O se trata simplemente de una postura, para hacer que quienes prestan atención estén menos descontentos con el final del juego, para actuar como si Rusia tuviera planes serios en partes de Ucrania occidental para que, cuando Rusia se integre menos a Rusia, Occidente pueda proclamar un éxito que salve las apariencias?

Las terriblemente malas perspectivas de Ucrania: Las cosas están tan mal que es difícil saber por dónde empezar.

Big Serge (@witte_sergei), publicó recientemente un excelente y detallado relato de por qué era cada vez más improbable que Ucrania lograra sus objetivos de hacer retroceder a Rusia a las fronteras de 1991. Es cierto que, en retrospectiva la visión de lo que pasó es perfecta. Al comienzo de la guerra, muchos pensaron, incluidos muchos en Rusia, que las sanciones impuestas por Occidente paralizarían a Rusia, idealmente conducirían al derrocamiento de Putin o al menos desestabilizarían gravemente el liderazgo ruso y socavarían la producción industrial, particularmente militar. Occidente también creía que lo que ahora está claro era su propia tontería: que Rusia tenía un ejército mal armado y dirigido, cuando fueron Estados Unidos y la OTAN los que habían optimizado sus fuerzas para luchar contra los insurgentes y se habían vuelto muy buenos en la construcción de  sistemas de armas complicados que no necesariamente funcionaron tan bien cuando se probaron. Peor aún, todavía no se ha reconocido adecuadamente que Rusia está a la cabeza en muchas categorías críticas, como la defensa aérea, los misiles hipersónicos y la interferencia de señales.

Ucrania logra pocos avances pero sufre grandes pérdidas

Lo sorprendente de la situación actual no es simplemente que Ucrania esté perdiendo la guerra con Rusia, y es sólo cuestión de tiempo antes de que Rusia dicte los términos, sino que el gobierno de Ucrania está actuando de manera que beneficia al ejército ruso, hasta la destrucción de lo que queda de su sociedad y economía.

Militarmente, Ucrania se acerca a una situación catastrófica. Eso no significa que su colapso sea inminente; Las variables clave incluyen si los líderes militares de Ucrania se rebelan contra Zelensky y con qué fuerza Rusia presiona para lograr la creciente debilidad de Ucrania. Es posible que Rusia prefiera ir despacio (fíjese, está haciendo un esfuerzo concertado para desmantelar la bien fortificada ciudad de Avdiivka), no sólo para reducir las pérdidas de sus tropas, sino también para desangrar lo más posible a Ucrania y darle tiempo a Occidente para adaptarse psicológicamente a la postración de Ucrania.

Otro factor que vale la pena mencionar es que Rusia sabe bien que se trata de una guerra contra la OTAN. Eso hará que la derrota final tenga más consecuencias, incluso si Estados Unidos y sus secuaces inventan una excusa para salvar las apariencias, como si Putin fuera a marchar hasta París (o Polonia) y tuvieron éxito deteniéndolo.  Ése es un aspecto al que el Big Serge no presta mucha atención: que se trataba de una guerra de coalición caótica, lo que significaba que para Ucrania los mensajes de éxito a menudo superaban las evaluaciones realistas (¿con qué frecuencia Rusia estuvo a punto de quedarse sin misiles? ¿O tuvo que quitarle los chips a las lavadoras?). Así que los partidarios de Ucrania no sólo no fabricaban suficiente armamento para mantenerse al día con la producción de Rusia (que Rusia siguió aumentando), sino que no era el equipo adecuado. Ucrania fue el primero en despojar los inventarios de la OTAN de los viejos equipos militares de estilo soviético, que sus tropas estaban entrenadas para manejar. Luego obtuvieron una mezcolanza de material occidental, que a menudo no estaban lo suficientemente entrenados para manejar con competencia, además esta combinación de armamento nuevo y viejo creó una pesadilla logística. Scott Ritter argumentó que tantos tipos diferentes de equipos ponen a Ucrania en una peor posición.

Y eso es antes de llegar a fuerzas mal (apenas) entrenadas. Dependiendo de cómo se cuente, Ucrania está en su tercer o cuarto ejército. Una historia reciente publicado en la revista Time sirve como una ventanilla única para observar el deterioro del estado de sus fuerzas y su dificultad para reponer las pérdidas. La edad promedio al comienzo de la guerra (30 a 35 años, debido en parte a la escasez demográfica de hombres de 20 años) ahora es de 43 años. Y:

Ahora el reclutamiento ha disminuido. A medida que los esfuerzos de reclutamiento se han intensificado en todo el país, en las redes sociales se están difundiendo historias de oficiales reclutados que sacan a hombres de trenes y autobuses y los envían al frente. Quienes tienen recursos a veces sobornan para salir de la obligatoriedad del servicio, a menudo pagando una exención médica. Estos episodios de corrupción dentro del sistema de reclutamiento se generalizaron tanto a finales del verano que el 11 de agosto el presidente ucraniano Zelensky despidió a los jefes de las oficinas de reclutamiento en todas las regiones del país.

La OTAN dice que los combates en Ucrania podrían durar años mientras los rusos atacan las ciudades del este

La decisión tenía como objetivo señalar su compromiso con la lucha contra la corrupción. Pero la medida fracasó, según el alto oficial militar, ya que el reclutamiento casi se detuvo al no contar con liderazgo. Los funcionarios despedidos también resultaron difíciles de reemplazar, en parte porque la reputación de las oficinas de reclutamiento había quedado manchada. “¿Quién quiere ese trabajo?” pregunta el oficial. “Es como ponerse un cartel en la espalda que diga: corrupto”.

Un nuevo artículo de CNN también analiza los problemas de mano de obra de Ucrania, pero extrañamente intenta hacer creer que Ucrania tiene margen de maniobra al no haber llegado aún al servicio militar obligatorio. Pero sí señala que Ucrania ha impuesto la ley marcial y restringe los viajes.

En 2020, el ejército de Ucrania estaba compuesto por aproximadamente un 15% de mujeres, y los cambios recientes en las reglas permitieron el reclutamiento de mujeres con conocimientos médicos y farmacéuticos, por lo que las recientes afirmaciones de que Ucrania está reclutando mujeres parecen en gran medida ser tergiversaciones de la política existente. Sin embargo, es posible que Ucrania esté utilizando más mujeres en funciones de combate últimamente un reporte de Dima de Military Summary, informó haber visto un vídeo de una trinchera con mujeres soldados muertas en ella.

Los expertos han argumentado que incluso con niveles cada vez menores de equipo y proyectiles, en ausencia de una revuelta o una rendición de los militares, Ucrania podría mantener la lucha por un tiempo adicional. Después de todo, Occidente probablemente sea capaz de enviar material hasta cierto nivel. Pero el problema de la mano de obra, especialmente de la mano de obra capacitada, no hará más que empeorar. Y ahora la prensa Occidental lo considera bastante malo.

Ha habido mucho menos debate sobre la economía de Ucrania, que está a punto de caer por un precipicio más dramático que su capacidad de mantener el combate. Los periodistas occidentales van casi exclusivamente a Kiev, y probablemente sólo cerca de edificios gubernamentales y lugares oficiales extranjeros (restaurantes elegantes), por lo que tienen poca sensación de la realidad de la vida cotidiana. Los periodistas que se aventuran más lejos lo hacen principalmente a zonas de combate. Necesitamos investigar un poco más y presentar un informe más completo, pero no hace falta mucho esfuerzo para descubrir que las perspectivas a corto y largo plazo para Ucrania son terribles, y eso que ya se le veía como el país más pobre y más corrupto de Europa.

Ucrania se enfrenta a un desastre demográfico, como lo ha relatado el blog Moon of Alabama y otros. Ya tenía una escasez de adultos jóvenes debido a un colapso de la natalidad (similar al que sufrió Rusia) en la década de 1990. No es ningún secreto que muchos ucranianos han huido a Europa y no se espera que la mayoría regrese. Además, es probable que esa población también sea más joven. Douglas Macgregor ha dicho que sus fuentes estiman que Ucrania ha bajado de una población de 43 millones antes de la guerra a 19 millones en los territorios que controla el gobierno de Kiev. Y el rumor es que Zelensky, para mantener la lucha, está buscando o de hecho ha comenzado a arrojar a más jóvenes a la trituradora de carne, endureciendo las exenciones universitarias y de empleo esencial.

La guerra de Rusia reducirá la economía de Ucrania en un 45%, dice el Banco Mundial

Y hay que tener en cuenta que Ucrania también está sufriendo un alto nivel de debilitamiento entre los supervivientes de la guerra. El diario Wall Street Journal informó hace meses que los pedidos de prótesis podrían llegar a 50,000. Eso fue antes de que comenzara la famosa contraofensiva de hace unos meses.

Diversos analistas lo han señalado y la prensa Occidental también ha reconocido que, Ucrania no ha hecho un muy buen trabajo reparando su red eléctrica después de los ataques rusos del otoño e invierno de 2022, hasta el punto de que puede caerse en ciertas áreas cuando ocurran las cargas invernales más altas. Algunas fuentes han sugerido que los fondos de reparación fueron en parte robados. Puede que eso sea cierto. Pero también se ha mencionado que Ucrania está utilizando equipo eléctrico soviético y ha agotado las reservas de refacciones entre los ex miembros del Pacto de Varsovia. Nadie va a establecer nuevas fábricas para fabricar una serie muy grande pero limitada de diversos componentes para la reconstrucción de Ucrania. Eso significa que cualquiera de las áreas que han sufrido daños críticos y que ya no pueden obtener refacciones de Occidente encontrarán que Rusia es quien controla su reconstrucción.

Los ingresos fiscales de Ucrania se han desplomado a medida que se ha disparado el gasto en defensa. Ucrania proyectó en marzo un déficit presupuestario para este año de 38 mil millones de dólares. Dadas las suposiciones optimistas sobre su súper tonta contraofensiva, uno tiene que pensar que el pronóstico fue igualmente optimista. Agréguele a lo anterior que en los dos proyectos de ley de gasto provisionales en los Estados Unidos no se contempla financiamiento para Ucrania y que Europa está diciendo en voz alta que no puede cubrir este déficit de recursos que está dejando Estados Unidos. No tengo idea de cuál es el desfase entre las aprobaciones de asignaciones y el efectivo que realmente llega a las arcas oficiales de Ucrania, pero uno tendría que pensar que la caja registradora de Estados Unidos está a punto de vaciarse. Y Ucrania terminará de derrumbará desde su ya caído nivel de funcionamiento. En Rusia, incluso durante el periodo de privatizaciones masivas de los noventas, con pérdida de servicios y el declive económico y demográfico, algunos servidores públicos críticos siguieron trabajando sin recibir ninguna compensación o recibiendo poca compensación. Putin se propuso dar a los profesores sus salarios atrasados en sus primeros años como presidente. ¿Cuánta cohesión social hay ahora en Ucrania, sobre todo después de que tantas personas ya la han abandonado?

También hay que tener en cuenta que Ucrania tenía un PIB nominal en 2022 de 160,000 millones de dólares en términos nominales, casi 380,000 millones de dólares en términos de Paridad de Poder de Compra. Es probable que esas cifras sean exageradas al incluir las partes de Ucrania que votaron a favor de unirse a Rusia. Así que, incluso si miramos estos resultados de la manera más generosa posible, Ucrania tiene un déficit del 10% del PIB, cuando ya tiene una inflación del 30%.

Grandes déficits después de una repentina reducción de la capacidad productiva son una receta de libro de texto para la hiperinflación.

También hemos señalado que el discurso occidental sobre la reconstrucción era un montón de tonterías, ya que tipos del sector privado hacen acuerdos de infraestructura sólo como ejercicios de previsión de un futuro saqueo. Entonces, en el mejor de los casos, esta iniciativa iba a ser como un ejercicio de explotación minera a cielo abierto en lo que quedaba de Ucrania. Esto ahora ha sido confirmado indirectamente por la propia zar de la reconstrucción, Penny Pritzker. El diario Ukrainska Pravda lo tituló “Imaginen que puede que no haya ayuda: conclusiones de la visita del Representante Especial de Estados Unidos a Ucrania”

Penny Pritzker, Representante Especial de Estados Unidos para la Recuperación de Ucrania, ha sugerido que los funcionarios imaginen cómo el país podría sobrevivir económicamente sin la ayuda de Estados Unidos durante su primera visita a Ucrania…

Ukrainska Pravda afirmó que su primera visita a Ucrania había dejado “un mal sabor de boca en muchas oficinas gubernamentales” aquí.

Una de las fuentes, familiarizada con el curso de las reuniones de Pritzker, dijo que ella trató de “llevarlos a la idea” de cómo Ucrania podría sobrevivir económicamente sin la ayuda estadounidense.

Cita de la fuente: “En las reuniones, Penny intentó que la gente pensara, imaginemos que no hay ayuda estadounidense: ¿qué deben hacer durante el próximo año para asegurarse de que su economía pueda sobrevivir incluso en este momento? ¿situación? Y realmente estresó a todos”.

Más detalles: Andrii Hunder, presidente de la Cámara de Comercio Estadounidense en Ucrania, dijo a Ukrainska Pravda que la pregunta principal de Pritzker durante su visita y reuniones con empresas fue: “¿Qué obstaculiza el éxito y quién lo obstaculiza?”.

El artículo de UP dice que quizás la preocupación más fuerte entre la mayoría de las personas que interactuaron con la representante de Biden fue su llamado a no esperar la ayuda occidental, sino a buscar áreas de crecimiento como si no fuera a llegar.

El presidente Volodymyr Zelenskyy se reunió con la representante especial de Estados Unidos para la recuperación económica de Ucrania, Penny Pritzker.

¿Representa la charla sobre el mapa ruso una nueva forma de pensar sobre el final del juego?

El autor John Mearsheimer ha argumentado que Rusia quiere una Ucrania disfuncional. De la misma manera que Estados Unidos, la OTAN y Ucrania obligaron a un plan de guerra de desgaste de Rusia al continuar lanzando fuerzas cada vez más débiles contra las líneas rusas, para de esta manera haber causado aún más daño a la economía de Ucrania que el que la guerra ya habría causado. Todo al proporcionar un apoyo al ejército y al gobierno que no podrían mantener a largo plazo, para luego retirarlo abruptamente.

Sin embargo, aunque parece que Rusia acabará imponiendo su voluntad a Ucrania, todavía enfrenta limitaciones. Cuanto más Ucrania decida incorporar Rusia, más tendrá que reconstruir. Esos esfuerzos competirían con otra iniciativa de Putin, anunciada temprano en la Óblast de Smolensk, de mejorar en gran medida los servicios públicos en áreas remotas (ciudades manufactureras y mineras en el interior). Rusia también enfrenta ya escasez de mano de obra. Hasta cierto punto, podría redistribuir a los hombres que ahora trabajan en la industria manufacturera, particularmente en el sector armamentístico, para la reconstrucción. Pero Rusia puede enfrentar limitaciones laborales en cuanto a la rapidez con la que puede restaurar infraestructura y edificios.

Es probable que Putin y su círculo íntimo también reconozcan el riesgo y el costo de vincularse para controlar áreas donde Rusia no es bienvenida. Putin incluso dijo palabras en ese sentido desde el principio. Putin también parece valorar los referendos como una validación de la integración del territorio en Rusia. Estos argumentarían, en igualdad de condiciones, a favor de limitar las partes de Ucrania que son candidatas a la integración a aquellas con una sólida mayoría étnica rusa.

Para observar un conjunto de consideraciones superpuestas, desde la Conferencia de Seguridad de Munich, Putin ha estado tratando de lograr que una Europa y Estados Unidos hostiles reconozcan y respeten las necesidades de seguridad de Rusia. Entonces, ¿qué estado final territorial es óptimo o, alternativamente, el compromiso menos malo, sobre todo teniendo en cuenta que, excluidas Hungría y Bielorrusia, Rusia seguiría teniendo vecinos hostiles en su oeste?

Esta es la razón por la que el hecho de que Putin como Medvedev sugieran que Kiev podría ser parte de la ecuación, parece un cambio significativo. Hay muchos mapas de resultados electorales que los expertos occidentales han utilizado como sustitutos de la representación étnica rusa frente a la étnica ucraniana. Este del Washington Post es indicativo. Se puede ver que Kiev se encuentra seguramente en una parte del país de tendencia europea, como si eso estuviera en duda:

Pero en el discurso de Putin del 3 de noviembre, describió detalladamente cómo Rusia tiene reclamos sobre la “Antigua Rus” y eso parecería incluir a Kiev:

Comparemos esto con la propuesta anterior de Medvedev, que no es exactamente una broma:

Es cierto que Putin ha dicho repetidamente, como en su artículo de 2021, Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos, que los rusos y los ucranianos son un solo pueblo y que las recientes divisiones fueron diseñadas para facilitar el control. Pero será difícil devolver al genio de la discordia a la botella.

Una suposición es que Rusia ha decidido que eventualmente tendrá que buscar, o idealmente, encontrar alguna otra manera de someter a Kiev como centro administrativo de Ucrania. ¿Pero qué hace entonces? Incluso si Rusia es capaz de crear un Estado títere, ¿cómo puede ejercer suficiente control sin convertirse en un albatros financiero y de gobernanza? Recuerde, Kiev es una ciudad físicamente extensa de 3 millones de habitantes, a ambos lados del rio Dnieper. Sería difícil asegurarla contra la voluntad de sus habitantes… a menos, digamos, que se pudiera alentar aún más a sus ciudadanos a abandonar la ciudad.

Pero parece que cualquier otra manera, con Ucrania entrando en una especie de paz del vencedor con Rusia, está lista para que Occidente intente deshacer eso en cualquier momento. Quizás Rusia cree una zona de amortiguamiento, particularmente empobrecida y con una población muy baja (una manera es deselectrificándola), como una especie de zona desmilitarizada.

Una vez más, como mínimo, el liderazgo de Rusia reconoce que tiene cada vez más grados de libertad en términos de cuál podría ser el estado final de Ucrania. Y puede que no sea lo suficientemente imaginativo. Pero no veo cómo las cosas han mejorado mucho con respecto al problema potencialmente enconado del oeste de Ucrania. Quizás los expertos y políticos rusos han propuesto mejores remedios que no han tenido cobertura aquí.

Es evidente que a Ucrania le hubiera ido mejor si al inicio de las hostilidades se hubiera rendido y negociado con el régimen de Vladimir Putin, en lugar de haberse envalentonado con el apoyo de Occidente. Bajo este supuesto Ucrania tal vez hubiera perdido el 10% de su territorio, pero hubiera conservado la vida en el resto del país. Ahora parece que perderá la mitad del territorio e un país destrozado, empobrecido y con apenas una tercera parte de los habitantes que tenía antes del conflicto. 

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

Y se apagó la economía china…o tal vez no

Amplios sectores manufactureros a nivel mundial están en riesgo al haberse ralentizado la tasa de crecimiento de la economía china, ya que el gigante asiático buscará por todas las maneras posibles inundar al mundo con sus exportaciones, muchas de ellas en condiciones de dumping. El mundo está en riesgo porque China, si bien sigue siendo la segunda mayor economía del planeta, está herida estructuralmente, y difícilmente logrará las tasas de crecimiento económico que requiere para convertirse en la nueva potencia económica global.

En un artículo de Greg Ip, publicado en el Wall Street Journal el pasado 14 de noviembre y titulado “Por qué Xi ya no puede alardear de la economía china”, se nos explica cómo hace dos años, Beijing estaba en ascenso. Ahora el crecimiento de Estados Unidos impresiona a prácticamente todos los analistas, mientras China trata de frenar su caída inmobiliaria y de resolver el severo problema de las deudas de los gobiernos locales.

El artículo comienza mencionando que en 2021, el presidente chino, Xi Jinping, popularizó un eslogan que implicaba el esperado desplazamiento de Estados Unidos como principal potencia económica del mundo: “Oriente está ascendiendo, Occidente está decayendo”.

Ese año, con todo y que ellos la causaron, China había librado en gran medida  los estragos de la pandemia de Covid-19 y registró su crecimiento más rápido en una década, mientras que Estados Unidos luchaba contra repetidos brotes de Covid y una creciente inflación. En vísperas de una reunión virtual con el presidente Biden, en una cumbre de Asia Pacífico en el otoño de 2021, Xi fue consagrado formalmente como el líder más poderoso de China en una generación, mientras que Biden todavía trabajaba bajo la sombra del fallido intento de Donald Trump de permanecer ilegalmente en el cargo.

En la víspera de la reunión de Xi y Biden, de este miércoles 15 de noviembre en Woodside, California, en el marco de otra cumbre de Asia Pacífico, esa frase de Xi empezaba a parecer arrogancia. La economía de China está acosada por múltiples desafíos, desde una burbuja inmobiliaria que se desinfla y deudas inmanejables de los gobiernos locales, hasta la caída de la confianza del consumidor y la deflación. Mientras tanto, Estados Unidos acaba de registrar su trimestre más fuerte de crecimiento económico en casi dos años, mientras la inflación disminuye. El Producto Interno Bruto de China, que era 75% del tamaño de Estados Unidos en 2021, había caído al 64% de éste en el tercer trimestre, aproximadamente donde estaba en 2017.

Los presidentes de China y Estados Unidos, Xi Jinping y Joe Biden

¿Qué pasó en dos años? Los países no cambiaron repentinamente de dirección. Más bien, los problemas escondidos durante mucho tiempo por China salieron a la superficie y las políticas de Xi los han empeorado. Desde luego que China no está literalmente en declive, pero sus aspiraciones de liderar la economía global han retrocedido, tal vez indefinidamente.

De acuerdo con Logan Wright, director de investigación de mercados de China en Rhodium Group, Beijing nunca podrá hacer un reclamo creíble de primacía económica global. El PIB de China podría algún día alcanzar el 90% o incluso el 100% del de Estados Unidos, pero no existe un escenario realista en el que alcance el 150% o el 200%.

El PIB nominal de Estados Unidos se ha visto impulsado recientemente por su mayor inflación, mientras que China ha sufrido de una moneda más débil. No obstante, con el tiempo se convierte en un criterio importante de la capacidad de un país para financiar avances tecnológicos, proyectar poder militar y atraer a otros países como socios.

Sin embargo, el triunfalismo económico estadounidense ahora sería tan prematuro como lo fue el de China en 2021. A corto plazo, es probable que el consumo estadounidense se desacelere, y el crecimiento chino, que parece haberse estabilizado a medida que los consumidores dan señales de vida, aún superará al de Estados Unidos en la próxima década. Más importante aún es que si bien hasta tres cuartas partes de la economía de China enfrentan vientos en contra, la cuarta parte que no los enfrenta, la manufactura, mantendrá a China como una amenaza económica y militar para Occidente en el futuro previsible, incluso si el crecimiento general se volviera mediocre.

El crecimiento del PIB de China, que promedió 10% anual entre 1980 y 2012, siempre estuvo destinado a desacelerarse. Ahora, es una realidad debido al envejecimiento de la población, una menor migración del campo a la ciudad y menores oportunidades de alcanzar a los países más ricos.

Pero la desaceleración ha sido más pronunciada de lo que se esperaba. El Banco Mundial ahora espera que el crecimiento anual de China en los próximos dos años promedie el 4.5%, aproximadamente un punto porcentual más lento de lo que proyectó hace una década. El Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento promedio de sólo el 3.9% durante los próximos cinco años.

Algunos de los problemas de China son una imagen espejo de los problemas de Estados Unidos. El crecimiento chino ha estado impulsado durante mucho tiempo por la inversión física, el de Estados Unidos por el consumo, lo que ha generado la caricatura de chinos previsores y estadounidenses miopes.

En la última década, la fórmula de China llegó al exceso. Durante la crisis financiera mundial de 2007-2009, China lanzó un programa de estímulo masivo dirigido a infraestructura, vivienda y, más tarde, tecnología. Los gobiernos locales y los promotores financiaron esta inversión pidiendo préstamos a los bancos y al público inversionista chino, utilizando nuevos vehículos de financiamiento para sortear las restricciones de endeudamiento impuestas por Beijing. La superficie residencial china casi se duplicó entre 2010 y 2021, superando los 37 metros cuadrados per cápita, igualando la cifra de Gran Bretaña y Francia y el doble de Japón, según los economistas Kenneth Rogoff y Yuanchen Yang.

Mientras que Estados Unidos tiene muy pocas viviendas e infraestructura, China ahora tiene demasiado de ambas. Millones de apartamentos están vacíos. Guizhou, una provincia relativamente pobre, alberga 23 de los 100 puentes más altos del mundo. Según Rogoff y Yang, las vías de tren de alta velocidad están creciendo más del doble de rápido que la cantidad de pasajeros.

Gran parte de la deuda para financiar esa inversión, emitida por desarrolladores y gobiernos locales a bancos chinos o población china, está en peligro de impago. El FMI estima que el 30% de la deuda de los gobiernos locales no es viable. El colapso de los ingresos provenientes de las ventas de tierras y de los impuestos a las empresas ha hundido a los gobiernos locales con enormes déficits. Un informe de August Rhodium, del que Wright es coautor, concluyó que China tiene mucho menos espacio fiscal de lo que ampliamente se cree, para financiar la política industrial, la defensa y su Iniciativa de la Franja y la Ruta que consiste en otorgar préstamos a gobiernos extranjeros para infraestructura.

Condominios en construcción en Taiyuan, China

Uno de los supuestos beneficios del sistema autocrático de China es la capacidad de actuar con decisión, sin restricciones de controles y equilibrios democráticos. Sin embargo, Beijing todavía tiene que actuar decisivamente respecto de las deudas locales y los préstamos bancarios incobrables, transfiriéndolos al balance relativamente saludable del gobierno central.

Pero no, más bien, los está reestructurando poco a poco. Recientemente anunció que pediría prestado el equivalente al 0.8% del PIB para apoyar las finanzas de los gobiernos locales, una pequeña fracción de sus necesidades. Esto sugiere que China podría verse abocada a un atolladero financiero de varios años similar al que atravesó Japón en los años noventa. Por el contrario, cuando la burbuja inmobiliaria estadounidense colapsó en 2007-2008, el gobierno federal se movilizó rápidamente para recapitalizar el sistema bancario.

Al igual que la crisis inmobiliaria, la disminución de la población de China es un problema de evolución lenta que se aceleró repentinamente en los últimos dos años.

En 2017, la tasa de fertilidad, el número de hijos que una mujer podría esperar tener a lo largo de su vida, era de alrededor de 1.6, por debajo del 2.1 necesario para mantener una población estable. Después de haber abandonado su política de hijo único, Beijing proyectó que la fertilidad aumentaría a alrededor de 1.8 entre 2020 y 2030. En cambio, siguió cayendo, hasta 1.1 el año pasado, uno de los más bajos del mundo. No está claro exactamente por qué, pero algunos analistas culpan al creciente pesimismo económico entre las mujeres en edad fértil. Como resultado, la población de China cayó en el 2022 por primera vez desde la década de 1960.

Los problemas de propiedad y población de China pueden estar alimentándose el uno del otro. Mientras que Estados Unidos pudo superar su exceso de vivienda de mediados de la década de 2000 gracias al aumento de la población y la inmigración, China enfrenta una demanda estructuralmente decreciente debido a su población cada vez menor y a su inexistente inmigración.

China necesita una nueva fuente de demanda agregada para reemplazar la inversión y la propiedad. El candidato más obvio son los consumidores, que representan sólo el 37% del PIB, en comparación con el 68% en Estados Unidos.

Pero las autoridades chinas se oponen ideológicamente a impulsar el consumo. Lo podrían hacer a través de beneficios de salud y jubilación más generosos, lo que reduciría la necesidad de ahorrar. De manera simultanea, Xi ha empeorado la confianza de los consumidores a través de “una serie de decisiones políticas profundas… que ahora están regresando para obstaculizar la economía china y su recuperación”, dijo Barry Naughton, experto en política industrial china de la Universidad de California en San Diego.

A partir del año 2020, el Partido Comunista desató una ofensiva regulatoria contra las empresas privadas en el comercio, la educación y los juegos en línea, aparentemente para reprimir la privacidad y los abusos anticompetitivos, pero sobre todo para consolidar su control sobre el sector privado.

Además de destruir aproximadamente 1 billón de dólares de riqueza, dijo Naughton, Xi envió un “mensaje mucho más amplio de que todo tipo de trabajos en el sector de servicios independientes y altamente calificados no tenían futuro. Estaba diciendo: “No me gustan los negocios privados y no me importa si destruyo valor”.

Xi ha socavado aún más las perspectivas económicas de China con un impulso hacia la autosuficiencia y la beligerancia geopolítica que han llevado a Estados Unidos y Europa Occidental a “eliminar riesgos” al restringir el comercio y la inversión con China en sectores estratégicos. Esto ha generado la oleada de nearshoring.

Un estudio del FMI dirigido por el economista Shekhar Aiyar encontró que desde 2010 la inversión extranjera ha fluido cada vez más entre países del mismo bloque geopolítico (según lo define su forma de votar en las Naciones Unidas). Como resultado, China recibió un 60% menos de inversión extranjera directa en sectores estratégicos en 2022 que en 2015, mientras que Estados Unidos disfrutó un 43% más.

Así como la globalización ayudó a China más que a Occidente porque tenía mucho más espacio para crecer, la desglobalización la perjudicará más. Otro estudio del FMI consideró un escenario en el que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que representa a las economías democráticas, en su mayoría avanzadas, se desacopla de China y todos los demás países se alinean con su bloque preferido. La penalización económica después de 10 años es sólo del 0.3% del PIB para Estados Unidos, pero del 4% para China.

Los signos de un debilitamiento empresarial están por todas partes. El mercado de capital de riesgo de China alguna vez rivalizó con la de Estados Unidos, pero este año, la realización de acuerdos se redujo al 32% del nivel de Estados Unidos desde el 85% en 2018, según PitchBook. Muchos empresarios chinos se han ido o están intentando hacerlo, especialmente hacia Singapur.

Probablemente esto no moleste a Xi, quien quiere que sea el Estado, no el sector privado, quien decida qué industrias deben recibir capital. Por ejemplo, el gobierno central y los locales han creado más de 2,000 “fondos de orientación gubernamental” para invertir billones de dólares en lo que ellos consideren sectores prioritarios.

Pero las ambiciones de Xi están en riesgo a medida que el crédito fácil se agota y las finanzas locales empeoran. Ngor Luong, del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown, dijo que los fondos de orientación del gobierno recaudan constantemente menos de lo planeado “debido a la carga de la deuda local, las regulaciones más estrictas y otros obstáculos económicos”. La recaudación de fondos el año pasado cayó un 35% con respecto a 2021.

Las mismas limitaciones pesan sobre la diplomacia de chequera del gobierno de China. Los préstamos para infraestructura, en el marco del proyecto de la Franja y la Ruta, habían convertido a China en el mayor acreedor de numerosas naciones en desarrollo. Muchos, incluidos Sri Lanka y Zambia, han entrado en mora y los nuevos préstamos se han agotado.

Sin embargo, a pesar de todas las tensiones demográficas, fiscales y financieras que sufre China, su sector manufacturero, por mucho el más grande del mundo, no ha retrocedido. Todo lo contrario: este año China desplazó a Japón como el mayor exportador de automóviles a nivel global.

Las marcas chinas tal vez no sean tan buenas como las marcas occidentales de primera línea, pero son lo suficientemente buenas y menos costosas y, por lo tanto, están ganando participación de mercado a nivel mundial. Hasta ahora, Estados Unidos ha obstaculizado la capacidad de China para fabricar los semiconductores más avanzados. Sin embargo, para 2026 China controlará el 42% de la capacidad global en chips menos avanzados, vitales en aplicaciones como electrodomésticos y automóviles, estima SEMI, un grupo de la industria de semiconductores.

Aunque Xi administre mal la economía en general, la destreza manufacturera de China persistirá debido a las ventajas competitivas incorporadas: una base de productores grande, integrada y adaptable, una fuerza laboral confiable y modestamente remunerada y su extendido know-how en prácticamente todas las manufacturas.

Esto le da a China un importante canal de influencia global. Incluso cuando la administración Biden busca acercar las economías asiáticas a través de su Marco Económico Indo-Pacífico, esas mismas economías se están vinculando más estrechamente a las cadenas de suministro chinas, de acuerdo con Abigail Dahlman y Mary Lovely del Instituto Peterson de Economía Internacional. Por ejemplo, Estados Unidos está cortejando a la India como contrapeso a China, pero la participación de China en las importaciones indias se ha disparado del 27% en 2010 al 39% en 2021.

La destreza manufacturera de China es también un activo militar formidable. Sus gigantescos y modernizados astilleros ya construyen el 46% de los barcos del mundo, lo que le permite producir varios buques de guerra y submarinos nuevos al año.

En contraste, la industria de construcción naval estadounidense, a pesar de un siglo de protección, tiene menos del 1% de la capacidad mundial, lo que deja a la Marina de Estados Unidos dependiendo de sólo un puñado de astilleros que carecen de la fuerza laboral necesaria para manejar la creciente demanda. Las entregas siempre llegan tarde y por encima del presupuesto.

Astilleros chinos

El cambio en la guerra hacia vehículos no tripulados más baratos también favorece a China, el mayor productor de drones del mundo.

Dan Wang, académico visitante en el Centro Tsai China de la Facultad de Derecho de Yale, que ha escrito extensamente sobre la industria tecnológica de China, dijo que Estados Unidos lidera principalmente en tecnologías intensivas en conocimiento, como la inteligencia artificial y la biotecnología, más que en productos físicos. “Imagínese un escenario futuro en el que estos países estén en serios conflictos y el comercio se detenga, ¿a quién le gustaría apostar: al país con todos los grandes modelos lingüísticos y a la biotecnología y el software empresarial o al país con una base manufacturera grande y adaptable? Mi dinero estaría en lo último”.

Tardíamente, Estados Unidos se ha dado cuenta de esa deficiencia. En lo que podría llamarse capitalismo chino con características estadounidenses, la administración Biden está colmando de subsidios y protección a industrias específicas, como las de vehículos eléctricos y semiconductores. Esto ha producido un aumento en la construcción de fábricas, pero no está claro que se materialice una demanda suficiente para que esas fábricas sean rentables.

También está promoviendo el nearshoring y friendshoring: alentar a las empresas occidentales a construir cadenas de suministro en países amigos, logrando así economías globales de escala sin depender de China. Después de todo, el PIB colectivo de “Occidente” (Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Canadá, Australia, Japón, Corea del Sur y Taiwán) es aproximadamente tres veces el tamaño del “Oriente” (China, Rusia y una variedad de socios como como Bielorrusia, Irán y Pakistán.

Pero hablar de nearshoring o friendshoring oculta el fracaso de Occidente a la hora de comportarse como un bloque único hacia China o en la economía en general. Estados Unidos ha procedido en su mayor parte de manera unilateral en materia de subsidios a los vehículos eléctricos y controles de exportación. Estados Unidos y Europa han tratado de dejar de lado los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio o acordar un enfoque común para controlar las inversiones en China.

Y sobre la mente de los aliados pende la perspectiva de que Donald Trump pueda ser reelegido presidente el otoño de 2024. En su último mandato, Trump se retiró del Acuerdo Transpacífico de 12 naciones, impuso a sus aliados aranceles sobre el acero y el aluminio y amenazó con lo mismo para los automóviles. Ya fuera del cargo de presidente, ha cuestionado el apoyo a Ucrania, propuso un arancel del 10% sobre todas las importaciones e insinuó su retirada de la OTAN.

La expectativa en Europa es que si Trump regresa, estará mejor preparado y será más sofisticado en términos de presionar a Europa”, dijo Huotari. Por su parte, China explotaría las divisiones resultantes con incentivos económicos para cualquier aliado vacilante de Estados Unidos. En ese sentido, enfrentada a un Estados Unidos recientemente aislacionista y a la carga de apoyar a Ucrania contra Rusia, Alemania puede volverse pro China porque “no puede darse el lujo de librar batallas contra todos.

Nada cumpliría más eficazmente la predicción de Xi de un Occidente en decadencia que una situación en la que Estados Unidos decidiera que el concepto de “Occidente”, como principio para organizar la política militar y económica, ya no exista.

Xi supera a Biden en San Francisco

En este contexto, en un artículo de Pepe Escobar publicado el 17 de noviembre en el portal de sputnikglobe.com, y titulado “Pepe Escobar: Xi supera a Biden en San Francisco”, se hace una dura crítica al resultado del encuentro de los presidentes de Estados Unidos y China, del pasado miércoles 15 de noviembre.

Escobar comienza señalando que a un lado de la mesa estaba un líder del Sur Global en la cima de su juego. Del otro lado, una momia que vende la ilusión de que es el “líder del mundo libre”.

Esto estaba destinado a provocar un suspenso: antes, durante o después de la crucial reunión bilateral en la que participaron las dos principales potencias del mundo. Ya durante las palabras introductorias, el Secretario de Estado de los EE.UU., Antony Blinken, sentado al lado derecho de Biden, estaba tan aterrorizado como James Stewart lo estaba en la película “Vértigo” de Hitchcock, presintiendo que en cualquier momento llegaría el destino fatal.

Entonces sucedió, en la conferencia de prensa al final, cuando Joe Biden, tras una sonrisa proverbial, dijo que el presidente chino Xi Jinping es “un dictador”. Porque es el líder de un país comunista.

De esta manera, todos esos elaborados planes previos al encuentro, se desmoronaron en un instante. Un escenario tentativamente optimista convertido en cine negro. La respuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores chino fue tan tajante como una frase de Dashiell Hammett: esto no sólo fue “extremadamente incorrecto” sino “una manipulación política irresponsable”.

Las delegaciones China y de EstadosUnidos se encuentran en San Francisco el 15 de noviembre de 2023

Todo lo anterior, por supuesto, suponía que Biden sabía dónde estaba y de qué estaba hablando, “fuera de la casualidad”, y no dictado por su omnipresente auricular.

La Casa Blanca delata la trama

El drama Xi-Biden, que duró poco más de dos horas, no fue exactamente una nueva versión de “Vértigo”. Washington y Beijing parecían bastante cómodos al prometer conjuntamente la proverbial promoción y fortalecimiento del “diálogo y la cooperación en diversos campos”; un diálogo intergubernamental sobre Inteligencia Artificial; cooperación para el control de drogas; volver a las conversaciones de alto nivel entre militares; un “mecanismo de consulta sobre seguridad marítima”; aumentar significativamente los vuelos para principios de 2024; y “ampliar los intercambios” en educación, estudiantes internacionales, cultura, deportes y círculos empresariales.

La Hegemonía estaba lejos de tener un halcón maltés de valor incalculable (“la cosa de lo que están hechos los sueños”) para ofrecer a Beijing. China ya se ha consolidado como la principal economía comercial del mundo gracias al PPP. China sigue avanzando a una velocidad vertiginosa en la carrera tecnológica, incluso bajo las desagradables sanciones de Estados Unidos. El poder blando de China en todo el Sur Global/Mayoría Global aumenta día a día. China está reorganizando con Rusia el impulso concertado hacia la multipolaridad.

En el comunicado de prensa emitido por la Casa Blanca, por insulsa que parezca, en realidad revela la parte clave de la trama.

En la reunión de ambos presidentes, Biden –en realidad su auricular– subrayó el “apoyo a un Indo-Pacífico libre y abierto”; la defensa de “nuestros aliados del Indo-Pacífico”; el “compromiso con la libertad de navegación y sobrevuelo”; “adhesión al derecho internacional”; “mantener la paz y la estabilidad en el Mar de China Meridional y el Mar de China Oriental”; “apoyo a la “defensa de Ucrania contra la agresión rusa”; y “apoyo al derecho de Israel a defenderse contra el terrorismo”.

Beijing comprende en detalle el contexto y los matices geopolíticos de cada una de estas promesas.

Lo que la lectura no dice es que los asesores de Biden también intentaron convencer a los chinos de que dejaran de comprar petróleo a su socio estratégico Irán.

Eso no va a pasar. China importó un promedio de 1.05 millones de barriles de petróleo por día de Irán durante los primeros 10 meses de 2023, y la cantidad sigue aumentando.

US Think Tankland, que siempre sobresalió en desinformación e información equivocada, creyó en su propia proyección infantil de Xi haciendo de tipo duro contra EE.UU. en Asia, sabiendo que Washington no puede permitirse un tercer frente de guerra, además de Ucrania e Israel/Palestina.

El hecho es que Xi sabe todo lo que hay que saber sobre los frentes imperiales rotativos de la Guerra Híbrida, además de otros que pueden encenderse con solo presionar un interruptor. La Hegemonía sigue provocando disturbios no sólo en Taiwán sino también en Filipinas, Japón, Corea del Sur, India y continúa coqueteando con posibles revoluciones de color en Asia Central.

Aún no ha habido una confrontación directa entre Estados Unidos y China gracias a la milenaria experiencia diplomática china y su visión a largo plazo. Beijing sabe en detalle cómo Washington se encuentra simultáneamente en modo de Guerra Híbrida Total contra la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y los BRICS (que pronto se convertirán en BRICS 11).

Sólo dos opciones para China y Estados Unidos

Un periodista chino-estadounidense, después de las palabras introductorias, preguntó a Xi, en mandarín, si confiaba en Biden. El presidente chino entendió perfectamente la pregunta, la cual simplemente miró y no respondió.

Ese es un giro clave de la trama. Después de todo, Xi supo desde el principio que durante la reunión con Joe Biden, realmente estaba hablando con los encargados que controlaban su auricular. Además, era plenamente consciente de que Biden, en realidad sus asesores, califican a Beijing como una amenaza al “orden internacional basado en reglas”, sin mencionar las incesantes acusaciones de “genocidio de Xinjiang”.

No por casualidad, en marzo pasado, en un discurso ante miembros notables del Partido Comunista, Xi declaró explícitamente que Estados Unidos está comprometido en “una contención, un cerco y una represión integrales contra nosotros”.

El académico Chen Dongxiao, radicado en Shanghai, sugiere que China y Estados Unidos deberían adoptar un “pragmatismo ambicioso”. Ése resultó ser exactamente el tono de la conclusión clave de Xi en San Francisco:

“Hay dos opciones para China y Estados Unidos en la era de transformaciones globales no vistas en un siglo: una es mejorar la solidaridad y la cooperación y unir esfuerzos para enfrentar los desafíos globales y promover la seguridad y la prosperidad globales; y el otro es aferrarse a la mentalidad de suma cero, provocar rivalidad y confrontación y llevar al mundo hacia la agitación y la división. Las dos opciones apuntan a dos direcciones diferentes que decidirán el futuro de la humanidad y del Planeta Tierra”.

Esto es tan serio como parece. Xi añadió contexto. China no está involucrada en el saqueo colonial; no le interesa la confrontación ideológica; no exporta ideología; y no tiene planes de superar o reemplazar a Estados Unidos. Por tanto, Estados Unidos no debería intentar reprimir o contener a China.

Es posible que los asesores de Biden le hayan dicho a Xi que Washington todavía sigue la política de “Una sola China”, incluso mientras continúa armando a Taiwán bajo la lógica de que Beijing podría “invadir”. Pero Xi, una vez más, aportó el conciso argumento decisivo: “China eventualmente, inevitablemente, se reunificará” con Taiwán.

40,000 dólares por una cena con Xi

En medio de toda la tensión apenas disimulada, el alivio en San Francisco llegó en forma de negocios. Todo el mundo y su vecino corporativo –Microsoft, Citigroup, ExxonMobil, Apple– se morían por reunirse con líderes de varios países del APEC. Y especialmente de China.

Después de todo, APEC representa casi el 40% de la población mundial y casi el 50% del comercio mundial. Se trata de Asia-Pacífico (no del “Indo-Pacífico”), un acuerdo de “orden internacional basado en reglas” del que nadie sabe nada, y mucho menos utiliza en ninguna parte de Asia. Asia-Pacífico representará al menos dos tercios del crecimiento global en 2023, y sigue aumentando.

De ahí el gran éxito de una cena de negocios en el Hyatt Regency, con entradas que costaron entre 2,000 y 40,000 dólares, organizada por el Comité Nacional de Relaciones entre Estados Unidos y China (NCUSCR) y el Consejo Empresarial Estados Unidos-China (USCBC). Xi, inevitablemente, fue la estrella del espectáculo.

Los jefes corporativos sabían de antemano que Estados Unidos optó por no participar en el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP por sus siglas en inglés); y que la nueva táctica comercial, el llamado Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF), está básicamente muerto. El IPEF puede abordar cuestiones de la cadena de suministro, pero no llega al meollo de la cuestión: aranceles más bajos y amplio acceso al mercado.

Así que Xi estaba allí para “vender” a los inversores no sólo China sino también gran parte de Asia-Pacífico.

Un día después de la reunión de San Francisco, el centro de la acción se trasladó a Shanghai y a una conferencia de alto nivel entre Rusia y China; ese es el tipo de reunión en la que la asociación estratégica formula los caminos a seguir en la Larga Marcha hacia la Multipolaridad.

En San Francisco, Xi destacó que China respeta la “posición histórica, cultural y geográfica” de Estados Unidos, al tiempo que esperaba que Estados Unidos respetara el “camino del socialismo con características chinas”.

Obvio que Xi no espera que esto suceda con los psicópatas neoconservadores straussianos dirigiendo la política exterior estadounidense. Y eso fue claramente confirmado por Biden.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General de GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

EEUU: Cuatro guerras que resolver y restaurar la paz mundial

“Nunca ha habido una guerra prolongada de la que un país se haya beneficiado”.

-Sun Tzu

La posibilidad de que alguno de los conflictos internacionales actuales se salga de control y detoné la tercera guerra mundial es el principal riesgo para la humanidad en este momento. Aunque a muchos no les guste, Estados Unidos es el único país que todavía es capaz de restablecer el orden en la escena mundial, pero el tiempo se le agota y parece no poderse enfocar en resolver los problemas globales, dadas sus propias complicaciones políticas y sociales internas.

Nuestro vecino del norte libra varias batallas. En un artículo de James Howard Kunstler, titulado “La gran estrategia de China y las cuatro guerras”, publicado el pasado 7 de noviembre en el portal Kunstler.com, se menciona que la gran estrategia de China de tomar su turno para dominar la escena global está basada en gran medida en meterle el píe a Estados Unidos con cuatro guerras simultáneas ¿Cómo les está funcionando hasta ahora? Parece que bastante bien.

Sorprendentemente, China apenas tuvo que mover un dedo para que esto sucediera, ya que Estados Unidos ha organizado por sí solo y magistralmente, su colapso como potencia.

Guerra No. 1: No había absolutamente ninguna necesidad de iniciar la guerra en Ucrania. A estas alturas el conflicto no sólo ha desangrado a la joven población masculina de Ucrania hasta los huesos, sino que también ha agotado el stock de armas y municiones bélicas de Estados Unidos. Después del colapso soviético, Ucrania existió como un pobre remanso en la órbita de Rusia, sin causar problemas a nadie (excepto a sí misma, debido a una gran corrupción) hasta que Estados Unidos inició una campaña para incluirla en la OTAN. Los neoconservadores estadounidenses dejaron claro que el propósito de esto era rodear y debilitar a Rusia. (¿Por qué? “Razones”, dijeron). Esta política alarmó y enfureció a los rusos, quienes dejaron en claro que la membresía de Ucrania en la OTAN no iba a suceder.

Estados Unidos persistió, orquestó el golpe de estado de 2014 contra el presidente Yanukovich, de tendencia pro rusa, y estimuló a sus sustitutos, primero Poroshenko y luego Zelensky, a bombardear las provincias étnicas rusas del Donbass con cohetes y artillería durante años. Mientras tanto, Estados Unidos entrenó, armó y suministró a un gran ejército ucraniano y se negaron a negociar la no expansión de la OTAN hasta que Putin se hartó en 2022 y actuó para poner fin a todas las tonterías que estaban pasando.

Después de algunos pasos en falso iniciales, los rusos comenzaron a prevalecer a principios de 2023. Ahora, existe un consenso general de que Rusia controla el espacio de batalla con su superioridad en artillería y tropas, y el conflicto está cerca de terminar con una pérdida territorial significativa para Ucrania. Los aliados estadounidenses de la OTAN no ocultan su disgusto por el fiasco. Ucrania está destrozada. Lo que queda es cómo reacciona el régimen del presidente Joe Biden ante otra gran humillación en el extranjero. Ante este inminente triunfo, el Sr. Putin debe hacer todo lo posible para no usarlo como bandera política, ya que Estados Unidos está en medio de una fuga psicótica y podría ser capaz de una locura que acabe con el mundo.

Guerra No. 2: Hace poco más de un mes, se pensaba que Medio Oriente había alcanzado un momento de estabilidad loable, según el Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan. Se esperaba una mejora de los Acuerdos de Abraham que normalizaran las relaciones entre Arabia Saudita e Israel. Luego, la salvaje operación de Hamás del 7 de octubre lo hizo estallar todo. El dilema palestino-israelí parece no tener solución posible.

Los palestinos quieren su propio Estado, por supuesto, pero presionan para establecerlo en todo el territorio que Israel ocupa ahora. (Del río al mar…) Los israelíes no tienen intención de ser expulsados y se resisten a otras posibles divisiones de la tierra allí que podrían servir para satisfacer el deseo de los palestinos de tener un país propio. Israel entiende que un principio básico del Islam yihadista, expresado clara y frecuentemente, es exterminar a los judíos, y no hay forma de evitarlo. Los adversarios de Israel no parecen entender el significado de “nunca más”.

Israel ahora debe hacer frente a la última afrenta a su existencia y su objetivo claro es desarmar y destruir a la organización terrorista Hamás. Para horror del mundo, lo están haciendo brutalmente en Gaza porque Hamás está atrincherado en una vasta red de túneles bajo la capa civil de casas, tiendas, escuelas y hospitales. ¿Qué más podría hacer Israel? Probablemente sellar el sistema de túneles con Hamás en él, creando un gigantesco cementerio de mártires islámicos: una receta para futuros ciclos de venganza.

Como se puede apreciar, no parece haber manera alguna de que esto termine bien para nadie. Otros grandes actores islámicos se mantienen al margen y hasta ahora sólo han hecho gestos y declaraciones amenazadores. Dudo que Irán arriesgue su infraestructura petrolera y su red eléctrica para intervenir. Y a pesar de los tambores del presidente turco Erdogan y su gran ejército, la economía y la moneda turcas (la lira) colapsarían si él se lanzara a intervenir. Egipto no tiene ningún apetito por la guerra. Eso deja al representante de Irán, solamente a Hezbollah, en la frontera norte de Israel. Si amplifican las cosas lo suficiente, Damasco y Beirut podrían convertirse en ceniceros.

Por lo tanto, se esperaría que Israel siga metódicamente su plan para sacar a Hamas del negocio y que la región regrese a su miserable status quo de estancamiento hasta que la próxima generación de palestinos enojados comience un nuevo ciclo de violencia. Mientras tanto, Israel tiene sus propios problemas políticos internos que enfrentar. Y mientras tanto, palestinos e israelíes compiten por tener la mayor tasa de natalidad para superar en población al otro bando, una contienda que podría detenerse repentinamente con el colapso económico de Estados Unidos y Europa, y el fin de las actuales relaciones económicas globales, incluida una ordenada economía de comercio petrolero, que ha producido casi un siglo de superprosperidad global que ha permitido que las poblaciones se expandan como lo han hecho. (También hay que considerar la tasa de vacunación contra el Covid del 90 por ciento de Israel, con sus efectos perjudiciales para la salud y la reproducción). En la siguiente lucha desesperada por los recursos, las cosas que no pueden continuar, obviamente se detienen.

Guerra No. 3: De acuerdo con James Kunstler, esta es la guerra del gobierno de Estados Unidos contra sus propios ciudadanos. Argumenta que esto ha estado sucediendo desde que Donald Trump entró en la escena política, e incluye la reciente guerra legal semi-exitosa contra Trump, excepto que no sólo no ha logrado sacarlo de su negocio como político, sino que ha corroborado muchas de las afirmaciones que hizo sobre el gobierno corrupto y pérfido que lo llevaron al triunfo electoral en 2016. Todo eso no ha hecho más que mejorar sus cifras en las encuestas. Y los casos judiciales anárquicos y de mala fe presentados contra él han demostrado la grave caída del gobierno de Estados Unidos en una mala conducta deliberada que ha llevado al Departamento de Justicia a arrestar y perseguir injustamente a cientos de estadounidenses inocentes que apoyan a Trump.

Una gran parte de la guerra del gobierno contra los ciudadanos estadounidenses ha sido el extraño episodio de Covid-19 y el prolongado esfuerzo de los funcionarios públicos para engañar a la población al respecto, incluyendo cierres de la actividad económica y la destrucción de pequeñas empresas, la supresión deshonesta de tratamientos médicos viables (como la ivermectina), grave censura especto de los daños documentados de las vacunas de ARNm y engaños sobre los orígenes del virus mintiendo de que era de origen animal, cuando fue una fuga de un laboratorio de Wuhan, China.

Otro frente de esta guerra es la frontera mexicana abierta de par en par, en una situación anárquica creada como política deliberada por los secretarios del gabinete del presidente Biden, y realizada en un momento en el que existe una tremenda animadversión contra Estados Unidos por parte de muchas otras naciones que envían a miles de jóvenes a ese país, a quienes se les da asilo, sin que los funcionarios fronterizos intenten determinar quiénes son.

Parece que el otro de los problemas de Joe Biden se intensificará pronto cuando la Cámara de Representantes, reorganizada bajo un nuevo presidente, Mike Johnson, joven y entusiasta, revele los registros bancarios de la familia Biden y comience un proceso de acusación al presidente por soborno. El partido Demócrata de Joe Biden finge que esto no está sucediendo y parece no tener ningún plan para afrontar las consecuencias. Por el momento, todavía lo promocionan como su candidato para las elecciones de 2024, otra falsedad flagrante que se puede sumar a las mil y una afrentas contra el público que este partido ha tratado de ocultar. Muchos estadounidenses sospechan que no habrá elecciones en 2024, específicamente que quienquiera que sea presidente el próximo año invocará otra orden de emergencia nacional para posponerlas por motivos espurios. Muchos también están lejos de estar convencidos de que las elecciones de 2020 que instalaron a Joe Biden fueron honestas y legítimas.

Guerra No. 4: Esta es la guerra del pueblo estadounidense contra un gobierno que se ha vuelto rebelde. Obviamente, todavía no está en marcha, pero es fácil suponer cómo podría evolucionar.

El autor supone que podría comenzar después de una calamidad financiera que visiblemente se está gestando en los mercados de deuda. El resultado neto será un colapso del nivel de vida para todos en Estados Unidos, el colapso de las líneas de suministro y de los negocios diarios, y una pérdida muy marcada de legitimidad para las personas que han estado a cargo de cualquier cosa en este país.

Estados Unidos saldrá de esta catástrofe como una sociedad casi medievalizada con una población muy reducida, incapaz de resistir el intento de China de colonizarlos. Bastante aterrador, ¿eh? Lo único que se necesita es que Estados Unidos siga haciendo lo que está haciendo.

Sólo Estados Unidos puede restablecer el orden mundial

En este escenario y antes de que pudiera ser demasiado tarde, hay voces que llaman a Estados Unidos a restablecer el orden mundial. En un artículo de Nadia Schadlow, publicado en el influyente Wall Street Journal el pasado 6 de noviembre y titulado “Sólo Estados Unidos puede restaurar el orden mundial”, se menciona que el presidente Biden puede poner fin al caos demostrando un fuerte compromiso con la victoria en Israel y Ucrania.

La autora menciona que el caos se está extendiendo por todo el mundo como consecuencia directa del fracaso de Estados Unidos al no poder disuadir a Rusia, Irán y China de avanzar en su agenda. El equilibrio de poder en regiones clave está tambaleándose, lo que genera inestabilidad y desorden global. Nos guste o no, Estados Unidos es la única fuerza que puede restablecer el equilibrio, dice Nadia Schadlow.

En un conflicto global, como lo observó el politólogo de Yale, Nicholas Spykman (1893-1943), el éxito o el fracaso en una región tiene “un efecto inmediato y determinante en las demás”. Spykman enfatizó la importancia de prevenir el surgimiento de potencias hegemónicas cuyos “principios e ideales se oponen a todo el curso de la civilización occidental”. Este esfuerzo por controlar el poder en regiones clave del mundo ha sido un pilar de la política exterior estadounidense desde la Guerra Fría.

Las potencias revisionistas están en aumento y están decididas a alterar el orden global. Rusia e Irán han realizado jugadas regionales destructivas, mientras que China se prepara para sus propios movimientos en el Mar de China Meridional y Taiwán. Para agravar estas demostraciones de poder (y brutalidad) está la voluntad de estos países de dejar de lado sus diferencias para confabularse contra los intereses estadounidenses. Las potencias revisionistas ven a Estados Unidos como débil y en decadencia. La cuestión es si Estados Unidos podrá recuperar la iniciativa y restablecer el balance de poder.

Desde mediados de la década de 2000, Estados Unidos y sus aliados han olvidado el objetivo central de la geopolítica: mantener el equilibrio del poder militar y así disuadir a las potencias revisionistas en regiones críticas. Muchos formuladores de políticas estadounidenses pensaron que el poder blando, y no el poder militar, conduciría a los países hacia la cooperación y la liberalización. En cambio, la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y la invasión del este de Ucrania prepararon el escenario para el primer episodio de perturbación regional: la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. Moscú recordó al mundo que a pesar de sus relativas debilidades, sus ambiciones de ejercer su poder sobre Europa Central se han mantenido constantes. Hasta ahora, la guerra de Vladimir Putin ha causado más de 500 mil muertes, realineado los flujos mundiales de energía y el comercio de alimentos, y ha provocado miles de millones de dólares en pérdidas económicas.

Los bárbaros ataques de Hamás en Israel provocaron inestabilidad en un segundo escenario crítico: Oriente Medio. Irán es la potencia regional que mueve los hilos ahí. Durante años, Irán ha moldeado el campo de juego en Medio Oriente a su favor. A pesar de las sanciones económicas impuestas por Occidente, Teherán utilizó hábilmente su conjunto de herramientas militares y diplomáticas. Fue ayudado por el cambio deliberado de la administración Obama para mejorar el papel regional de Irán y alejarse de la política de contención de Estados Unidos. Mientras tanto, Irán aumentó el apoyo a un “eje de resistencia”. Sus aliados terroristas Hezbollah y Hamas proporcionaron a Irán fuerzas expedicionarias y guerrilleras proxy, cambiando el equilibrio de poder militar en la región.

La relajación de las sanciones a las ventas de petróleo iraní por parte de la administración Biden y su acuerdo de septiembre para liberar 6 mil millones de dólares a cambio de liberar a cinco rehenes estadounidenses envalentonaron aún más a Teherán. El dinero es fungible. Con esta nueva transferencia, Irán estaba en condiciones de desviar miles de millones para provocar un caos regional adicional.

China está desestabilizando una tercera región clave del mundo: Asia. Beijing está decidido a controlar el Mar de China Meridional, la vía por la que transitan miles de millones de dólares en transporte marítimo. El programa de construcción de islas de China y la militarización de la región han ampliado el control de Beijing y amenazan la libertad de navegación. China ha intensificado sus actividades navales allí, teniendo altercados con Filipinas y bloqueando sus barcos. La presión de Beijing sobre Taiwán está aumentando. El ejército chino ha enviado aviones y barcos a la zona mientras perfecciona su estrategia para bloquear la nación insular. China tiene la armada más grande del mundo medida por el número de buques, con una combinación de sus buques de guerra militares y su flota de marina mercante dispersa por todo el mundo.

En estas tres regiones (Europa Central, Medio Oriente y Asia) los aliados antinaturales se apoyan mutuamente en la búsqueda de un nuevo equilibrio global que pone en desventaja significativa a Estados Unidos y sus aliados. Un año después de la invasión rusa de Ucrania, para conmemorar su “amistad sin límites”, el presidente Xi Jinping de China mencionó que estaban sucediendo acontecimientos “que no habíamos visto en 100 años” y que Rusia y China estaban “impulsando estos cambios juntos”.

En el ámbito diplomático, China jugó un papel clave al presionar a los países para que no condenaran la agresión de Putin a Ucrania. El apoyo económico de China a Rusia ha aumentado, particularmente a través de compras de petróleo ruso, y es probable que Beijing también haya suministrado a Moscú armas, refacciones y más. Teherán está canalizando drones, proyectiles de artillería, municiones y rondas de tanques al esfuerzo bélico ruso. Es probable que parte de esto fuera recíproco, dada la cooperación de defensa de Moscú con Irán. Teherán tiene pedidos de aviones de combate, helicópteros de ataque, radares y aviones de entrenamiento de combate rusos. Según se informa, los pilotos iraníes comenzaron a entrenar en Rusia para volar el Sukhoi Su-35, un avión de combate avanzado, en la primavera de 2022.

El desafío para Estados Unidos ahora es restablecer el equilibrio en el mundo sin iniciar la Tercera Guerra Mundial. La gestión por parte de la administración Biden de la respuesta israelí en Gaza y la continuación de la guerra en Ucrania son cruciales. Los adversarios de Estados Unidos están observando y en función de la fortaleza o debilidad que muestre, han su siguiente movimiento.

La autora finaliza mencionando que Estados Unidos no puede permanecer pasivo en su apoyo a sus aliados. No basta con ser el arsenal de la democracia. Estados Unidos tiene capacidades militares y de inteligencia únicas que pueden ayudar a Israel y Ucrania a derrotar amenazas existenciales a su soberanía. Los diplomáticos estadounidenses deben convencer al mundo árabe –particularmente a los países del Golfo Pérsico– de que una región dominada por Irán y agitada por conflictos condenará a sus economías en crecimiento. Si Estados Unidos tiene éxito, enviará un mensaje claro a China sobre los peligros de meterse con los amigos de Estados Unidos. La gran incognita de todo esto es a qué costo se podría lograr y si por el riesgo de escalada nuclear vale la pena el esfuerzo.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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La economía marcha bien, pero podría estar mejor  

Muchos observadores están sorprendidos por el buen desempeño de la economía nacional a lo largo de este año, en el que las principales variables macroeconómicas van bien, salvo por lo elevado que se mantienen las tasas de interés. Este año se perfila a que tendremos un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 3.4%, la tasa de desocupación se mantiene en niveles mínimos históricos por debajo del 3.0%, el empleo en el seguro social habrá aumentado este año en más de 700 mil puestos, la masa salarial crecerá cerca de 4.5% en términos reales, la inversión extranjera directa romperá todos los récords y será de ceca de 60 mil millones de dólares, el tipo de cambio se encuentra en una posición sólida nuevamente por debajo de los 18 pesos por dólar, entre otras variables.

En este contexto, recuerdo que en enero de este año estaba dando una plática a empresarias sobre la situación económica y las perspectivas para 2023. Más allá de mis opiniones de cómo pintaba este año, puse una diapositiva con los resultados de la encuesta de expectativas económicas del Banco de México, correspondiente a diciembre de 2022.

La diapositiva mostraba la media de los pronósticos de esa encuesta, y las expectativas eran de que al cierre de 2023 la inflación sería de 4.99%, el PIB crecería 0.92%, el tipo de cambio se ubicaría en 20.63 pesos por dólar y que la tasa de interés de fondeo interbancario estaría en 10.20%. Al momento de escribir estas líneas, vemos que los pseudo expertos analistas encuestados por el Banxico se equivocaron en grande en la enorme mayoría de los pronósticos para 2023 que hicieron al finalizar el 2022.

A menos de dos meses de terminar el 2023, todo parece indicar que la lucha contra la inflación resultó más efectiva de lo esperado y que la tasa de incremento de precios terminará el año en torno a 4.5%; de igual forma, vemos que el desempeño económico superó con creces hasta al más optimista de los pronósticos ya que todo indica que el PIB crecerá 3.4%. Sólo la Secretaría de Hacienda y la CONCAMIN pronosticaban desde finales de 2022 que el crecimiento económico este año sería de 3.0%. En cuanto al tipo de cambio todos se equivocaron terriblemente porque al parecer el dólar terminará el año por debajo de los 18 pesos, mientras que en cuanto a la tasa de fondeo, la política monetaria del Banco de México resultó más agresiva de lo esperado y terminaremos este año con una tasa de interés objetivo de 11.25% y una TIIE cerca del 11.50%.

Pero no solo los “expertos” encuestados por el Banco de México cometieron terribles errores de predicción, también lo hicieron los analistas que participan en la Encuesta Citibanamex de Expectativas. En dicha encuesta, publicada el 5 de enero de 2023 y en la que participaron analistas de 30 bancos, casas de bolsa y fondos de inversión, se dieron los siguientes pronósticos:

Vemos que al igual que en la encuesta de diciembre de 2022 por parte del Banco de México, en la Encuesta Citibanamex de Expectativas también le fallaron a los pronósticos 2023 en materia de inflación (sobre estimada), Tasa de fondeo bancario (sub estimada), tipo de cambio (muy sobre estimado) y crecimiento del PIB (muy subestimado).

A continuación, presento los resultados de expectativas económicas de Citibanamex más actual y que corresponde al 20 de octubre de este año, en la que participaron analistas de 36 instituciones financieras:    

Como se puede apreciar, la expectativa para las principales variables macroeconómicas para el cierre del 2023 es ahora muy distinta a lo que se anticipaba a principios de año. Obviamente que los pronósticos no cambiaron de golpe, sino que mes con mes se fueron ajustando, por lo que mi punto a ilustrar es que el nivel de certeza de los pronósticos de analistas dizque “reconocidos”, publicados a principios de año puede ser extremadamente bajo.

A finales de 2022 y principios de 2023 los analistas argumentaban que Estados Unidos iba a entrar en recesión y que eso nos iba a arrastrar con ellos a una caída del PIB mexicano. La realidad es que este año el PIB de Estados Unidos ha tenido un buen desempeño creciendo a una tasa anual de 2.2% en el primer trimestre, 2.1% el segundo trimestre y 4.9% el tercer trimestre. Este crecimiento ha sido impulsado por un vigoroso consumo privado y el gasto público financiado con un creciente déficit fiscal (1.7 billones de dólares en el año fiscal 2023, un nivel 23% más alto que el observado en 2022).

Los analistas que predecían que este año sería malo para México no alcanzaron a ver que Estados Unidos se mantendría fuerte pese a los apretones de política monetaria que llevaron su tasa de interés de fondos federales a un nivel de entre 5.25% y 5.50%. Pero de igual forma se equivocaron al no dimensionar el impulso que tendría México derivado de la relocalización de empresas (nearshoring) y por el fortalecimiento del mercado interno.

En cuanto al nearshoring, vemos que en el primer semestre del año México atrajo inversión extranjera directa (IED) por 29 mil millones de dólares, una cifra máxima histórica que ha impulsado la economía nacional. Sin embargo, también se debe mencionar que es evidente que la cifra de IED podría ser más alta si se implementaran estrategias y políticas públicas efectivas para atracción de mayor inversión, lo que implica resolver los problemas por la insuficiente generación y transmisión de energía eléctrica, que buena parte de ésta provenga de fuentes verdes, resolver el problema de escasez de agua generando la infraestructura hidráulica requerida, avanzar en la competitividad logística con más infraestructura de carreteas, puertos y aeropuertos, así como avanzar en seguridad y respeto al estado de derecho. Se ha estimado que México podría captar entre 35 y 60 mil millones de dólares adicionales de inversión extranjera al año si se capitaliza el nearshoring en toda su capacidad. 

Ahora, respecto al tema de la fortaleza del mercado interno en 2023, que tampoco vieron los analistas a principios de año, en GAEAP realizamos los cálculos de cuanto ha crecido la masa salarial en el último año. Tomando en consideración la evolución de la población ocupada y el ingreso promedio diario de ésta (pasó de 253.71 pesos diarios en el segundo trimestre de 2022 a 274.79 pesos en el segundo trimestre de 2023), vemos que la base salarial nominal aumentó 10.4%, pero al tomar en cuenta la inflación del periodo, vemos que en términos reales la base salarial aumentó 4.4%, una tasa muy sólida que explica buena parte del crecimiento de la economía nacional.

Y ahora, derivado de que el INEGI publicó su estimación Oportuna del Producto Interno Bruto Trimestral (EOPIBT) correspondiente al tercer trimestre de 2023, quiero hacer algunas reflexiones sobre la evolución de este indicador. El INEGI menciona que el PIB total se habría expandido 3.3% a tasa anual en dicho trimestre, lo cual es producto de que las actividades primarias (agricultura, ganadería, pesca, caza, actividades forestales) crecieron 5.6%, las secundarias (industria minera, construcción, electricidad, gas y agua, así como la manufactura) 4.5% y las terciarias (comercio y servicios) 2.5 por ciento.

Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de INEGI

Con este crecimiento de 3.3% anual, la tasa de crecimiento del PIB de México en el acumulado de los primeros tres trimestres de 2023 es de 3.55% y con ello el PIB de los primeros nueve meses de este año ya se encuentra 3.41% por arriba del nivel de PIB de los mismos meses de 2019. Es evidente que el PIB actual ha superado el observado previo a la pandemia causada por el virus chino SARS-COV2, sin embargo, se debe mencionar que hay diversos sectores de actividad que todavía se encuentran operando por debajo del nivel que tenían previo a la pandemia y que de igual manera, hay muchas empresas que no se han podido recuperar, por lo que las cifras del PIB deben ser tomadas con cuidado porque indican la marcha de la totalidad de la actividad económica.

Muchos analistas destacan el hecho de que tenemos un PIB 3.41% por arriba del de 2019 como un gran logro y sin duda lo es; pero lo que no se debe perder de vista es que la mayoría de los países no sólo ya recuperaron su nivel de PIB prepandemia, sino que ya regresaron a su nivel de línea de tendencia que tenían antes de la pandemia. Si para el caso de México asumimos que la tendencia de crecimiento es de 2.0% anual, pues el PIB del tercer trimestre de 2023 se encuentra 3.71% por debajo del nivel que debería tener de acuerdo con su línea de tendencia pre covid.

Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de INEGI y estimaciones propias

En cuanto a las actividades económicas que conforman el PIB, tenemos que en los primeros nueve meses de 2023 las actividades primarias presentan un crecimiento anual del 2.98% y se encuentran 7.14% por arriba del nivel de 2019. Las actividades secundarias están 4.00% por arriba del nivel de 2022 y 4.58% por encima del nivel de 2019. Por su parte, las actividades terciarias presentan un crecimiento anual de 3.31% en 2023, pero están apenas 2.48% por encima del nivel que tenían en los primeros nueve meses de 2019.  

A manera de conclusión podemos mencionar que, gracias a la gente trabajadora y a los empresarios, México está teniendo un buen desempeño en este 2023. A principios de año casi nadie lo veía venir. La mayoría de las variables macroeconómicas ahora marchan bien, aunque subsisten múltiples problemas para las mipymes y desde luego que hay importantes riesgos que podrían descarrilar este buen desempeño.

Es indudable que México podría estar creciendo a tasas más elevadas si tuviera las políticas públicas correctas que le permitan capitalizar aún más la oportunidad del nearshoring, mientras que los empresarios han realizado un gran esfuerzo en mejorar las condiciones salariales del personal ocupado y avanzando en la formalidad.

México tiene un gran potencial, el año 2024 puede ser un muy buen año también si no se nos complica el proceso electoral y podeos revertir los problemas de crimen y delincuencia que azotan al país.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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Conflicto: ¿Cómo se pelean y ganan las guerras?

A medida que la primera gran guerra terrestre transfronteriza en Europa, desde la Segunda Guerra Mundial, avanza en su segundo año y comienza el asalto terrestre de Palestina, tras el ataque terrorista a Israel, lo que despierta recuerdos de la Guerra de Yom Kippur, parece que se vuelve sombríamente relevante echar una mirada a la manera en que se libran las guerras en la era de la Pax Atómica.

Hace apenas unos días, salió a la venta el libro “Conflict: The Evolution of Warfare from 1945 to Ukraine” (Conflicto: la evolución de las guerras de 1945 a Ucrania, de ahora en adelante “Conflicto”). Esta es obra de dos expertos en materia militar: David Petraeus, uno de los principales pensadores militares de Estados Unidos, coautor del manual de campo del ejército estadounidense sobre guerra de contrainsurgencia, además de haber supervisado el aumento de tropas en Irak en 2007. El otro autor es Andrew Roberts, un historiador británico que ha escrito sobre el liderazgo militar desde principios de los años 1990. El primero aporta una visión profesional de la estrategia político-militar; el segundo, ofrece un enfoque histórico al tema de la destrucción masiva. El objetivo de ambos autores es proporcionar algo de contexto al entramado de conflictos modernos y echar un vistazo a las características de las guerras venideras.

En una reseña de dicho libro, escrita por Jonathan W. Jordan, se nos narra como “Conflicto” deja en claro que la historia militar moderna es una sucesión de asociaciones y acuerdos que buscan principalmente contrarrestar los desafíos violentos de nacionalistas, terroristas y dictadores. En esta entrega combino elementos de dicha reseña, con mis propias ideas respecto del libro, con el fin de compartir con el lector muchos de los conceptos de esta obra recién publicada.

Andrew Roberts

El libro reconoce que tratar de detallar cada conflicto armado desde el final de la Segunda Guerra Mundial requeriría varios volúmenes, por lo que los autores optaron por priorizar “los conflictos que han contribuido a la evolución de la guerra”. La selección incluye todas las guerras estadounidenses importantes del período, la guerra de independencia de Israel, las guerras de los Seis Días y de Yom Kippur, las Malvinas y la guerra entre Irán e Irak. También está presente un examen de las guerras de descolonización en Cachemira, Malasia, Indochina francesa, Argelia, así como los conflictos nacionalistas de la década de 1990 en Osetia, la ex Yugoslavia y Ruanda.

David Petraeus

El libro comienza mencionando que el siglo XX fue el más brutal de todos los siglos de existencia humana; Se estima que en la primera mitad del siglo XX ya habían muerto violentamente más personas que en todos los siglos anteriores juntos.

En su primera mención a Rusia, los autores señalan que obtuvo una gloria intachable en 1945 por haber proporcionado los océanos de sangre necesarios para librar al mundo del mal del nazismo. Por cada cinco soldados muertos luchando contra la Alemania nazi en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial, cuatro murieron en el Frente Oriental. Sin embargo, desde 1945, Rusia ha estado mal gastando su crédito por ese gran servicio a la humanidad, y ahora más que nunca lo hace con la invasión a Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin.

Señalan que cuando se hace bien, un liderazgo estratégico exitoso puede mejorar incluso las situaciones más desventajosas. Sin embargo, cuando se hace mal, éste puede convertir una victoria en una derrota segura. Los líderes deben poder dominar cuatro tareas principales:

  • En primer lugar, necesitan comprender de manera integral la situación estratégica general en un conflicto y diseñar el enfoque estratégico apropiado, en esencia, para acertar con la identificación de las grandes ideas.
  • En segundo lugar, deben comunicar esas grandes ideas, la estrategia, de manera efectiva en toda su organización y a todas las partes interesadas.
  • En tercer lugar, deben supervisar la implementación de las grandes ideas, impulsando la ejecución del plan de campaña de manera implacable y determinada.
  • Por último, tienen que determinar cómo deben refinarse, adaptarse y aumentarse las grandes ideas, para que puedan realizar las tres primeras tareas una y otra vez.

Los estadistas y soldados que realizan adecuadamente estas cuatro tareas son los ejemplos que se destacan en la historia militar.

La muerte de los sueños de paz

En una de las primeras reflexiones del libro, se menciona que después de la Primera Guerra Mundial, muchos asumieron que la acumulación de armamentos era fundamentalmente desestabilizadora, pero la Guerra Fría sirvió para refutar esta noción: los líderes con vastos arsenales nucleares descubrieron que una amenaza nuclear concentraba las mentes de los líderes mundiales y desincentivaba con éxito el conflicto directo entre superpotencias, aunque a favor de conflictos limitados y guerras proxy. Y eso es lo que sucedió en los siguientes 75 años de guerras que cubre el libro “Conflicto”.

Los historiadores han debatido durante mucho tiempo quién fue el responsable de la Guerra Fría que estalló sólo unos meses después de la rendición de Japón (y que de hecho ya estaba en marcha antes de que casi se retomaran las hostilidades en el momento del Puente Aéreo de Berlín de junio de 1948 a mayo de 1949). Desde la apertura de los archivos soviéticos a principios de la década de 1990, quedó claro que, desde el mismo momento en que terminó la Segunda Guerra Mundial, Joseph Stalin tenía la intención de extender el marxismo-leninismo dondequiera que encontrara una falta de determinación Occidental. Después de todo, Vladimir Lenin había afirmado que un choque entre comunismo y capitalismo era inevitable.

Puente aéreo de Berlín. Fue la primera gran crisis de la Guerra Fría. El bloqueo soviético a Berlín occidental propició el puente aéreo de Berlín, una operación única en la que los aviones de los aliados llevaron a la ciudad dividida tras la Segunda Guerra Mundial más de dos millones de toneladas de alimentos, carbón y medicinas.

Los conflictos

En cuanto a las primeras luchas de la posguerra, el libro menciona que la brutal guerra civil de China que llevó a la independencia de Formosa (hoy Taiwán), demostró “que la guerra de guerrillas emprendida según principios militares maoístas por fuerzas más pequeñas podría, en última instancia, tener éxito contra un gobierno respaldado por Occidente”. Esta forma de conflicto se desarrollaría durante los siguientes 40 años, desde Vietnam hasta Nicaragua, con superpotencias rivales asumiendo papeles de soporte a estos grupos guerrilleros.

El teórico militar prusiano y teórico Carl von Clausewitz describió la guerra como hacer política por otros medios y así como la política no terminó en 1945, tampoco acabó la guerra. Mencionaba que la primera tarea de un líder estratégico es acertar en la identificación de las grandes ideas. Entre los que han tenido éxito figura Gerald Templer, que se convirtió en alto comisionado británico para Malasia en 1952 y cuya referencia a la necesidad de ganarse “los corazones y las mentes de la gente”, se nos dice, “sigue siendo la explicación más sucinta sobre cómo ganar una campaña de contrainsurgencia”. Por el contrario, las fuerzas nacionalistas en China, los franceses en Argelia y los estadounidenses en Vietnam se equivocaron en las grandes ideas y pagaron un alto precio por sus errores.

Carl von Clausewitz

El libro “Conflicto” es eficaz al argumentar la importancia de supervisar la implementación de las grandes ideas e impulsar la ejecución del plan de campaña de manera implacable y determinada. Los estudios de caso de la guerra de Yom Kippur, los fracasos del mantenimiento de la paz en múltiples regiones en la década de 1990, así como la experiencia de Estados Unidos en Irak y Afganistán, demuestran los peligros de la complacencia y la falta de inversión. Reconoce que la guerra es altamente situacional e incluso en medio de un conflicto, los factores que la impulsan pueden cambiar dramáticamente. El enfatizar la comunicación y la preparación ayuda a minimizar las fisuras que provocan que los planes fracasen.

Los capítulos más largos cubren Irak y Afganistán, donde la disfunción política de cada país empantanó el éxito militar. Sobre el colapso en 2021 de las tropas gubernamentales de Afganistán, que habían sido tan costosamente entrenadas y equipadas bajo los presidentes estadounidenses Bush, Obama, Trump y Biden, Petraeus comenta que “las tropas fueron lo suficientemente valientes: los 66 mil soldados afganos muertos durante la guerra dan cuenta de ello”. Pero lucharon para un gobierno a menudo corrupto e incompetente que nunca se ganó la confianza de las comunidades locales, que históricamente habían determinado el equilibrio de poder dentro de Afganistán”.

Imágenes de las guerras de Vietnám, Irak y Afganistan

La guerra de Ucrania

La invasión rusa de Ucrania en 2022 sirve como estudio de caso del libro sobre cuán gravemente puede tropezar Goliat contra David. Como hizo Hitler con Stalin, el presidente ruso Vladimir Putin puso sus esperanzas en que le daría un rápido knockout a Ucrania. Cuando eso fracasó, la corrupción, la logística improvisada, la falta de superioridad aérea, la falta de preparación para una reacción económica y la falta de apoyo público masivo en Rusia condenaron al fracaso las posibilidades del país de una rápida victoria. Al observar el reciente aumento tanto en el gasto militar alemán como en el suministro de armas europeas que llegan a Ucrania, así como la expansión de la OTAN para incluir a Finlandia y probablemente a Suecia, los autores concluyen que, “al proponerse hacer grande a Rusia otra vez, Putin en realidad estaba haciendo que la OTAN volviera a ser grande”.

La discusión que se hace en el libro sobre la guerra en curso en Ucrania es la más convincente en términos de validar su tesis de la importancia de transmitir correctamente las ideas.  Petraeus y Roberts muestran efectivamente al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky como un “líder verdaderamente churchilliano, que desempeña magníficamente cada una de las tareas clave de un líder estratégico”. Por su parte, Putin y el liderazgo ruso demuestran la antítesis. Los autores mencionan que afortunadamente ellos fracasaron espectacularmente en el desarrollo de una gran idea y en el desarrollo de la estructura organizacional necesaria para llevar a cabo una visión estratégica.

Volodímir Zelenski: De humorista a héroe de la nación

Los autores también proporcionan evidencia de cómo una moral y una disciplina superiores han ayudado a los soldados ucranianos contra sus adversarios rusos. Reconociendo el peligro de analizar una operación importante en curso, el libro “Conflicto” no busca predecir el resultado de la guerra en Ucrania, limitando su análisis simplemente a lo que ya ocurrió.

Los autores cubren ampliamente el papel de las sanciones económicas, la manipulación de las redes sociales y el activismo de los consumidores en la guerra de Ucrania. Señalan que el control de Elon Musk sobre el sistema de Internet satelital Starlink le dio un poder de veto único sobre las operaciones ucranianas en Crimea. “Con magnates individuales como Elon Musk, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos ejerciendo un poder tan extraordinario”, nos dicen los autores, “las guerras del futuro tendrán que tener en cuenta su influencia”.

Las guerras del futuro

Al final de la Primera Guerra Mundial, la guerra abarcaba los tres elementos terrestres (tierra, agua y aire), y al final de la Segunda Guerra Mundial, las capacidades en el aire y bajo el mar estaban resultando decisivas en teatros muy diferentes. Hoy en día, la tecnología emergente nos deja razonablemente confiados en que las guerras futuras se librarán en aún más dimensiones (entre ellas el espacio y el ciberespacio), algunas de las cuales están en su infancia pero que ahora se están volviendo cada vez más importantes y, de hecho, centrales para los conflictos modernos.

Por lo tanto, es probable que los conflictos futuros disminuyan en su alcance geográfico claro -aunque ese seguirá siendo el principal foco de atención de las grandes potencias- y al mismo tiempo lleguen a áreas más amplias que nunca. En un mundo en el que todo el mundo tiene una computadora en el bolsillo, casi todas controladas por unas pocas empresas, el espionaje, el sabotaje corporativo, la subversión, los ciberataques y la desinformación en línea pueden convertirse en métodos muy eficaces de lucha futura.

En las guerras del siglo XX, los militares fueron pioneros en avances tecnológicos. Áreas como la informática, la criptografía, el radar, la cirugía plástica e Internet habrían tardado más en emerger si no hubiera sido por la financiación militar inicial. Hoy ocurre algo al revés. Después de haber dedicado tanto tiempo a las formas tradicionales de guerra e invertido grandes cantidades de dinero en ellas, los ejércitos occidentales ahora se encuentran aún más dependientes de los avances civiles en robótica y sistemas cada vez más autónomos para iluminar sus puntos ciegos y proporcionar los medios para identificar y responder. a tales amenazas.

Es así que el capítulo final del libro perfila los contornos de conflictos futuros. La inteligencia artificial, los monopolios de minerales estratégicos y las “guerras híbridas” (donde las armas incluyen información falsa, manipulación política, guerras proxy y ataques cibernéticos) son el elemento característico de las próximas guerras. “La guerra híbrida atrae especialmente a China y Rusia, ya que son mucho más capaces de controlar la información que reciben sus poblaciones que sus adversarios occidentales”, advierten los autores. Y como la línea entre guerras limitadas y totales se vuelve más borrosa cada año, el combatiente de la próxima guerra podría ser una mujer sentada frente a una computadora controlando una serie de drones, un experto en informática pirateando una red eléctrica o un diseñador de robótica que refina sistemas de armas de energía dirigida.

El libro “Conflicto” fue escrito antes del reciente estallido de la guerra entre Hamas e Israel, donde un ataque terrorista coordinado provocó en principio una respuesta militar bastante convencional. Mientras hombres armados se dirigen a los lugares de la masacre en camionetas y misiles de precisión son lanzados en respuesta a Hamas, la advertencia introductoria de los autores salta a la vista: “La guerra evoluciona; no es estática. Sin embargo, es evidente que la guerra también es capaz de retroceder repentina y sorprendentemente”. Muchos de los elementos que “Conflicto” analiza (el uso de drones de bajo costo, los ataques contra la infraestructura, el poder de las redes sociales y el patrocinio de potencias externas, por nombrar sólo algunos) aparecen en nuestras pantallas en tiempo real, recordándonos que “por lo tanto, todavía vale la pena estudiar la guerra”.

El libro concluye mencionando que el filósofo griego Platón tenía razón: sólo los muertos han visto el fin de la guerra. Contrariamente a lo que se esperaba ampliamente a principios de este siglo, el mundo ni siquiera ha visto el fin de las grandes guerras que involucran a grandes fuerzas convencionales, y mucho menos el fin de las llamadas guerras pequeñas: insurgencias, campañas terroristas y guerras de guerrillas. Más allá de eso, las armas nucleares, que claramente siguen siendo un elemento crítico de los arsenales y regímenes de disuasión de las superpotencias y las principales naciones, ciertamente no han impedido las guerras; por el contrario, en varios casos parecen simplemente haber puesto límites indefinidos a la guerra en lugar de prevenirla.

“Conflicto” termina haciendo una mención fuerte y enfática sobre los riesgos de aislacionismo de las superpotencias, la importancia de tener el ejército que aprenda más rápido y contar con líderes que permanezcan involucrados desde el desarrollo de una idea hasta la verificación de su implementación. Esto es apropiado ya que, en todo momento, el libro destaca hábilmente que la guerra es un esfuerzo humano y que la inversión, la comprensión y la comunicación por parte de los líderes estrategas y los soldados individuales pueden superar las grandes disparidades en tecnología.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

El triunfo del Apocalipsis y las guerras

Es indudable que el mundo está atravesando por una época muy peligrosa en la que las cosas se pueden salir de control en cualquier momento para iniciar la tercera guerra mundial. Para muchos esa guerra ya comenzó, y los libros de historia del futuro darán cuenta de que los múltiples conflictos fríos mundiales, así como las guerras calientes en Ucrania y Palestina-Israel constituyeron los primeros conflictos regionales en los que las super potencias midieron fuerzas. Pero para que esto sucediera, primero tuvo que darse un proceso de división de la población mundial con la deshumanización y pérdida de valores tras la crisis causada por el virus chino SARS-COV2. En esta extensa entrega se analizan ambos temas.

De acuerdo con el plan, primero dividir a la sociedad

En un artículo de Jeffrey Tucker titulado “El Triunfo del Apocalipsis” publicado el 17 de octubre en el sitio web de The Brownstone Institute, se hace un recuento de cómo la sociedad a nivel mundial se ha venido deshumanizando en los últimos años derivado de la crisis del COVID-19.

El su artículo, Tucker comienza mencionando que en el transcurso de los últimos 15 años, él ha logrado leer la mayoría de los escritos de los intelectuales, titanes de la industria y funcionarios gubernamentales que construyeron la extraña realidad de 2020 y los años subsecuentes. En su opinión, querían realizar un experimento científico con la población humana; y debido a que las enfermedades infecciosas no conocen fronteras, sabían con certeza que ese experimento tendría que ser global.

Tenían cada detalle trabajado en sus modelos. Sabían a qué distancia tendrían que estar las personas entre sí. Sabían que la mejor manera de detener la propagación de cualquier virus común sería el aislamiento total de toda la población humana, en la medida de lo posible, inclusive mandatándolo a nivel familiar y apagando la actividad económica. De acuerdo con diversos estudios, hay cuatro mecanismos interrelacionados de deshumanización que fueron impulsadas por el manejo de la crisis: construcción de amenazas para la población, coerción gubernamental ampliada, refuerzo de toda índole de jerarquías y normalización de la muerte.

Nos dijeron, porque sus modelos así lo indicaban, que los lugares interiores y exteriores donde se reunía la gente debían ser cerrados al público (centros de trabajo, lugares para ir de compras, reuniones sociales, esparcimiento, entre otras). El plan se implementó primero en China, luego en el norte de Italia, luego en Estados Unidos, y el resto del mundo se alineó, excepto un puñado de naciones valientes, incluida Suecia, que enfrentó muchos meses de críticas brutales por permitir la libertad a sus ciudadanos.

Es realmente difícil imaginar lo que los arquitectos de esta política bárbara creían que sucedería a continuación. ¿Es tan simple (y ridículo) como creer que un virus respiratorio simplemente desaparecería? ¿O que una poción mágica aparecería a tiempo para inocular a toda la población a pesar de que a nadie se le había ocurrido algo así antes? ¿Es eso lo que creían? Tal vez.

O tal vez fue simplemente divertido o remunerativamente ventajoso para ellos realizar un experimento grandioso y global con la población humana. Ciertamente fue rentable para muchos, incluso si destrozó la vida familiar, social, cultural, económica y política de miles de millones de personas. Es difícil creer que estas palabras no provengan de alguna ficción distópica. Y sin embargo esto fue lo que permitimos que pasara.

Casi de inmediato, la idea de los derechos humanos pasó a un segundo plano. También lo hizo la idea de igualdad y de libertad: eso quedó inmediatamente desdeñado. Por edicto, la población humana fue dividida en categorías. Comenzó con distinciones de trabajos esenciales y no esenciales extraídas de protocolos militares que de repente ya pertenecían a todo el mundo civil. Si tenías la mala suerte de dedicarte a una actividad no esencial, de acuerdo con el mandato arbitrario del gobierno, tendrías que sufrir las consecuencias de meses de inactividad. En el caso de México no existieron apoyos gubernamentales y el gobierno asumió de facto la decisión de que empresas podían vivir y cuales morirían.  

Ese fue sólo el comienzo de las marcadas divisiones. Inmediatamente comenzó también la estigmatización de los enfermos. ¿Estaban enfermos porque no cumplieron debidamente las medidas de cuidado? ¿Desobedecieron los protocolos? En cien años de salud pública, no se había visto ese nivel y escala de discriminación. Algo de esto se intentó durante la crisis del SIDA (impulsado nada menos que por el mismo Anthony Fauci), pero no de manera tan agresiva o integral como cuando la crisis del COVID-19.

Desde el principio de la pandemia, parecía una ley marcial y la población estaba dividida: enferma versus sana, conformes versus inconformes, actividad esencial versus no esencial, atención médica para atender la enfermedad del COVID-19 versus atención para los demás asuntos que necesitaban servicios médicos, etc.

Y esto se expandió dramáticamente en los siguientes meses. Cuando aparecieron los cubrebocas, era el que obedecía su uso versus el infame desobediente. Cuando algunos estados comenzaron a abrirse nuevamente a la actividad económica, la situación se volvió política: Nosotros contra ellos.

Cuando apareció la vacuna, llegó la división definitiva, acumulándose e inundando a todas las demás: vacunados versus no vacunados. Los mandatos de vacunación perturbaron enormemente la fuerza laboral. Muchos exigían la aplicación de la vacuna a sus trabajadores. En naciones como Estados Unidos, los establecimientos públicos de ciudades enteras se cerraron a los no vacunados, de modo que los ciudadanos que no cumplieran no pudieran ir a restaurantes, bares, bibliotecas, teatros u otros lugares públicos. Incluso en las iglesias, aunque no era necesario, dividiendo sus congregaciones en dos partes.

Violentar los derechos humanos

Detrás de todo esto había un motivo político que se remonta a un texto que muchos celebran como una refutación profética y decisiva de los valores liberales: el Concepto de lo político de Carl Schmitt de 1932. Este ensayo desdeña por completo los derechos humanos basándose en que tales nociones no sustentan a Estados fuertes. Por supuesto, él era un jurista nazi y su pensamiento sentó las bases para la demonización de los judíos y el avance del Estado totalitario.

En opinión de Schmitt, la distinción amigo/enemigo es el mejor método para unir a la gente en torno a una gran causa que dé sentido a la vida. Este impulso es el que da fuerza al Estado. Y va más allá: la distinción amigo/enemigo se enciende mejor en la realidad del derramamiento de sangre:

“El Estado como entidad política decisiva posee un poder enorme: la posibilidad de hacer la guerra y con ello disponer públicamente de la vida de los hombres. El ius belli (derecho de guerra romano) contiene tal disposición. Implica una doble posibilidad: el derecho a exigir de sus propios miembros la disposición a morir y a matar sin vacilar a los enemigos”.

Si durante años te has preguntado “¿Dónde termina esto?” Ahora tenemos nuestra respuesta, que parece inevitable en retrospectiva: la guerra. Estamos ante la muerte de inocentes y probablemente esto sea sólo el comienzo. Los confinamientos no sólo rompieron los viejos códigos morales y los límites acordados al poder gubernamental. Rompió la personalidad y el espíritu humanos en todo el mundo. Dio lugar a una sed de sangre que apenas estaba bajo la superficie.

Los estados se volvieron locos al intimidar y dividir a sus ciudadanos. Ocurrió en casi todas partes, pero Israel fue un ejemplo destacado, como el Instituto Brownstone lo ha señalado repetidamente. La ciudadanía nunca ha estado más dividida y el Estado nunca ha estado más distraído de las preocupaciones de seguridad. La delicada paz se hizo añicos de manera impactante el 7 de octubre de 2023 en un espantoso ataque que reveló la peor falla de seguridad de la historia del vulnerable estado de Israel.

Ese incidente luego alentó y desató aún más el apocalipsis, pueblos enteros decididos a dar el siguiente paso en la deshumanización de la población y el uso de medios atroces para hacer lo impensable: exterminio, una palabra que ahora se difunde como si estuviera bien y fuera normal hablar de esta manera. Este conflicto ha llegado ahora a la política de cada país y a cada asociación cívica, comunidad de intelectuales y amistad personal. Como a Schmitt le habría encantado –y lo que Bret Weinstein llama Goliat (la unidad del Estado administrativo, los medios de comunicación, el poder corporativo y las plataformas tecnológicas de élite) seguramente celebra– todos están siendo convertidos en la categoría de amigos y enemigos.

Con estos eventos que destruyen la pasa, por fin recordamos cuán increíblemente frágil es realmente la civilización –y la paz y la libertad que la generan. Los planes para la erradicación del virus fracasaron tan estrepitosamente que muchos de sus perpetradores están desesperados por un cambio dramático de tema para poder eludir su responsabilidad. Una vez más, éste es el deseo, e incluso podría ser el plan.

Simplemente no se puede permitir que esto suceda. Aquellos de nosotros que tenemos recuerdos de la vida civilizada, incluidos los derechos y libertades universales, no podemos permanecer en silencio ni dejarnos arrastrar emocionalmente hasta el punto de estar dispuestos a olvidar lo que nos hicieron, el daño que infligieron a la cultura pública y la conducta moral. un pueblo civilizado espera.

Cada guerra está precedida por un período de desmoralización (no importo), desmotivación (no hay nada que pueda hacer) y deshumanización (no vale la pena salvar a esas personas). A partir de ahí, es una simple cuestión de accionar el interruptor.

El Instituto Brownstone se fundó a la luz de la historia anterior para arrojar luz sobre ideales superiores, no una guerra schmittiana entre amigos y enemigos, sino sociedades de compasión, dignidad, libertad, derechos y el ejercicio de la voluntad humana contra todas las amenazas y usos de la violencia pública. y privada. El apocalipticismo no construye nada; sólo destruye. Es la instanciación de la filosofía de The Joker. Ninguna nación ni ninguna comunidad puede sobrevivir a ello.

El autor menciona que pocos de nosotros conocíamos o comprendíamos plenamente la profundidad de la depravación que se esconde justo debajo del fino barniz de civilización que anteriormente había dominado la gran extensión de nuestras vidas. Fue el experimento maníaco de control de enfermedades de hace sólo unos años lo que desencadenó este episodio de inhumanidad del hombre hacia el hombre. Existe una necesidad imperiosa de saber cómo ocurrió esto y por qué, y de tomar medidas, ahora desesperadas, para volver a colocar en la caja de Pandora todo lo que se liberó.

¿Se está desmoronando el mundo?

Con esta idea de cómo se dio el proceso de deshumanización, ahora pasamos a analizar los conflictos calientes y fríos en diversas regiones del mundo, que podrían detonar en algo mucho más grave para la humanidad. En este sentido, en un artículo de James Rickards, titulado ¿Se está desmoronando el mundo?, publicado el 19 de octubre en el portal de DailyReckoning.com, se hace mención de ello.

¿Entonces, se está desmoronando el mundo? Así parece…

Por supuesto, siempre hay guerras en algún lugar del mundo y puntos calientes esperando estallar. Ése es el estado estable del mundo. Pero algunos períodos son mucho más peligrosos porque los conflictos son más intensos, o porque hay más, o ambas cosas.

El mejor enfoque analítico en tales situaciones no es simplemente compilar una lista de conflictos sino considerar su interconexión y sopesar los riesgos de una escalada. ¿Se trata simplemente de otra mala racha como la de los años 60 con Vietnam, o estamos al borde de algo verdaderamente catastrófico como la Segunda Guerra Mundial?

Al considerar un resultado catastrófico como la Segunda Guerra Mundial, es importante recordar que estuvo precedido por una larga serie de acontecimientos individuales, cada uno malo a su manera, que culminaron en la guerra. Estos incluyeron la invasión japonesa de Manchuria, la invasión italiana de Etiopía, la toma alemana de Austria y la anexión de parte de Checoslovaquia, así como la Guerra Civil Española. La mayoría consideró que estos eventos no tenían relación alguna. Sólo unos pocos estadistas, el más famoso Winston Churchill, vieron que todos estos eran pasos que conducían a una nueva guerra mundial.

El vínculo de la guerra

Los inversionistas no son meros espectadores en estos períodos. Las fortunas las ganan o las pierden quienes ven correctamente los vínculos entre crisis dispares y quienes tienen las herramientas analíticas predictivas para ver hacia dónde conduce todo.

A continuación, se presenta una visión general de las confrontaciones críticas actuales con la sugerencia de que los vínculos son fuertes y los riesgos de escalada son altos:

Ucrania: Se ha escrito mucho sobre la guerra en Ucrania y los lectores en general están familiarizados con el tema. Este no es el lugar para revisar toda la historia de las provocaciones estadounidenses desde 2008 y las respuestas rusas (les recomiendo leer mi editorial El Perverso juego Nazi en Ucrania).

La situación actual es que la ofensiva ucraniana lanzada el 4 de junio de este año ha fracasado por completo. Las líneas defensivas rusas están intactas, Ucrania no ha ganado ningún territorio apreciable excepto algunas aldeas desiertas en la zona gris donde sus tropas están siendo aniquiladas y las pérdidas de equipos de vehículos blindados han sido enormes.

A la fecha, la respuesta de Estados Unidos no ha sido iniciar conversaciones de paz. En cambio, Estados Unidos continúa aumentando con más envíos de armas y dinero. El objetivo de Biden es mantener la guerra después de las elecciones de noviembre de 2024, para no tener que admitir otra derrota.

El peligro es que Estados Unidos recurra a una escalada (aviones de combate F-16, tanques Abrams, drones marinos, asesores en tierra), lo que lleve a respuestas contundentes por parte de Rusia (misiles hipersónicos, una nueva ofensiva en el norte) y que ambas partes se vean impulsadas más cerca del uso de armas nucleares por la dinámica de escalada.

Kosovo-Serbia. Éste es otro más en la larga lista de conflictos balcánicos que se remontan a los orígenes de la Primera Guerra Mundial en 1912-1913. El último punto álgido es el enfrentamiento entre Kosovo y Serbia.

Kosovo declaró su independencia de Serbia en 2008, una medida que Serbia nunca ha reconocido. De hecho, Serbia continúa reclamándolo como Provincia Autónoma de Kosovo y Metohija. Sin embargo, persisten diferencias y disputas, mientras que el norte de Kosovo sigue bajo dominio serbio de facto.

Las relaciones entre las dos áreas habían sido estables gracias a la mediación de la Unión Europea y los EE.UU. Recientemente, las tensiones han aumentado debido a las acusaciones de un ataque terrorista serbio en Kosovo y la concentración de tropas serbias en la frontera.

Serbia es un viejo aliado de Rusia, pero Serbia está rodeada de miembros de la OTAN (Eslovenia, Croacia, Hungría, Rumania, entre otros).

Por otro lado, si Serbia pudiera recuperar el control de Kosovo, abriría una brecha en gran parte del cerco de la OTAN. El riesgo no es sólo una guerra entre Kosovo y Serbia, sino que se convierta en otra guerra indirecta entre Estados Unidos y Rusia, y en un espectáculo secundario de la guerra en Ucrania.

Una vez más, los riesgos de una escalada son altos.

Israel – Hamás. El ataque sorpresa de Hamás contra Israel desde Gaza el 7 de octubre tuvo una magnitud y un alcance sin precedentes desde la Guerra de Yom Kippur de 1973; de hecho, el nuevo ataque se produjo exactamente en el 50 aniversario de la Guerra de Yom Kippur. Por primera vez desde 1973, Israel ha declarado oficialmente la guerra. Esto no es una incursión, un incidente o un ataque terrorista. Esta fue una invasión de Hamás y se enfrenta con la destrucción de Gaza por parte de Israel.

Los detalles iniciales, incluidos muchos por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el terreno y de ex oficiales de inteligencia, son horribles. Los combatientes de Hamás fueron de casa en casa y ejecutaron a civiles, incluidos mujeres y niños. Algunos fueron asesinados, desnudados y arrastrados por las calles. Quizás 1,000 israelíes fueron asesinados el primer día y un número desconocido fueron tomados como rehenes. No son prisioneros de guerra porque no vestían uniformes militares. Son rehenes.

La respuesta israelí será masiva y extremadamente violenta. Israel aún no ha lanzado una campaña terrestre a gran escala en Gaza, pero se espera que la haga. Una vez más, el riesgo geopolítico es la escalada. Hamás cuenta con el respaldo de Irán y Qatar. De hecho, muchos líderes de Hamás viven en Doha, la capital de Qatar. Israel no dudará en asesinarlos allí. No se puede descartar una guerra mucho más amplia en Oriente Medio.

Las implicaciones para los mercados energéticos globales son obvias. Ya se están dirigiendo recriminaciones al Presidente Joe Biden porque recientemente entregó 6 mil millones de dólares en efectivo a Irán y ha estado poniendo fondos a disposición de Hamás.

Siria – Turquía – Estados Unidos. Los esfuerzos respaldados por Estados Unidos para derrocar al régimen de Assad en Siria se remontan a la administración del Presidente Barak Obama. Las tropas estadounidenses están en el norte de Siria para promover este esfuerzo y controlar la producción de petróleo sirio en beneficio de los kurdos indígenas. Turquía ve a los kurdos como enemigos mortales porque están tratando de liberar porciones kurdas de Turquía para unirse a un Kurdistán más amplio.

Rusia ha estado muy involucrada en el apoyo a Assad con claro éxito hasta ahora. Turquía ha aumentado recientemente los ataques contra posiciones kurdas en Siria. Estados Unidos derribó recientemente un dron turco. Rusia está en alerta máxima. Rusia y Turquía mantienen relaciones amistosas, pero Estados Unidos y Turquía son aliados de la OTAN.

Es complicado, pero los riesgos de enfrentamientos aéreos estadounidenses con aviones turcos o rusos y los riesgos de un ataque con misiles rusos contra aviones estadounidenses son altos.

China – Taiwán. Una invasión de la China comunista a Taiwán resultaría en una guerra mayor que cualquiera de las descritas anteriormente, pero las cosas han estado relativamente tranquilas en esta región. Probablemente esto se deba a las próximas elecciones en Taiwán, donde un partido pro-China tiene buenas posibilidades de ganar.

China no quiere causar problemas antes de las elecciones. Sin embargo, esta situación sigue siendo peligrosa y potencialmente volátil.

En este apartado se acaban de describir cinco guerras o cuasiguerras que están actualmente en marcha. Sería fácil añadir a esta lista los puntos críticos de Azerbaiyán, Corea del Norte, Níger, India y otros lugares.

Sin asignar probabilidades numéricas a que cada crisis empeore, es una simple cuestión de estadística que cuando cinco o más conflictos están escalando, las probabilidades de que uno se salga de control son altas.

Puede darse el caso de que miremos retrospectivamente este mosaico de guerras por poderes y guerras calientes como presagio de una guerra mundial.

Conclusiones

La pandemia global de COVID-19 fue una crisis multidimensional y ésta reforzó las políticas de división social y deshumanización. La deshumanización socavó la dignidad humana de las personas durante la pandemia de COVID-19. Como ya se mencionó, hay cuatro mecanismos interrelacionados de deshumanización que fueron impulsadas por el manejo de la crisis: construcción de amenazas, coerción estatal ampliada, refuerzo de jerarquías y normalización de muertes.

Ahora el mundo enfrenta al menos cinco amenazas bélicas y ya hay dos guerras importantes en curso, por lo que debemos dar seguimiento a los acontecimientos. No hay que dar nada de esto por sentado y nunca asumir que las cosas “simplemente saldrán bien”. A veces no lo hacen. Una vez más, las probabilidades estadísticas de que uno de estos conflictos se convierta en una espiral son altas. No es inevitable, pero las probabilidades son altas. Debemos estar preparados.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

Para hacer de México una potencia económica

Muchos creen que cuando decimos que México puede ser una potencia económica a nivel mundial estamos exagerando o somos poco realistas. Sin embargo, estoy convencido de que nuestro país tiene todo para consolidar su posición como casa manufacturera global y pasar de ser la economía 15 a nivel mundial a ubicarnos en el top 10. Y no por el tamaño de la población (lo que sin duda se traduce en un mayor PIB), sino por la posibilidad de elevar de manera importante la productividad de la mano de obra empleada en las diferentes ramas de actividad en una economía formal.

México debe romper diversas cadenas que le impiden estar mejor posicionado a nivel global. No se necesita descubrir el hilo negro para saber lo que debemos hacer. En ese sentido, tuve la oportunidad de participar por parte de CONCAMIN en el “Foro Empresarial: Impulsando la Productividad en América Latina”, que se llevó a cabo el 10 de octubre en Lima, Perú y que fue organizado por la Organización Internacional de Trabajo (OIT). En dicho foro se abordaron, entre otras cosas, los ocho principales retos estructurales que enfrenta América Latina, mismos que de atenderse nos pueden llevar a un mayor nivel de desarrollo y calidad de vida.

Pero antes de comentar esos ocho retos estructurales, quiero exponer brevemente la importancia del incremento de la productividad de las personas. En términos sencillos, aumentar la productividad laboral implica incrementar el rendimiento o la eficiencia de un proceso mediante el cual un trabajador, un equipo de personas o una máquina produce una cantidad determinada de bienes o completa un número concreto de tareas en un periodo de tiempo y empleando unos recursos específicos. Por ejemplo, significa que una persona sea capaz de pasar de producir 10 unidades diarias a producir 15.

Para aumentar la productividad las empresas requieren invertir en maquinaria y equipo, así como desarrollar el talento humano. Desde luego que esto se ve fortalecido si se cuenta con incentivos fiscales, financiamiento con un costo competitivo, así como un entorno en el que se da la investigación y el desarrollo.

La productividad florece cuando por parte del sector público y privado se dan las inversiones en infraestructura, tales como aeropuertos, carreteras, puertos, así como la infraestructura para dotar de servicios públicos, tales como agua, gas y electricidad (preferentemente de fuentes verdes). Aunado a lo anterior, se requiere de seguridad pública y respeto al estado de derecho; al igual que una adecuada cultura empresarial que busque la mejora continua y un ambiente de negocios propicio para que éstos crezcan.

Otros factores que ayudan de manera importante es que se incentive la formalidad laboral y que exista una verdadera simplificación administrativa.

Son demasiadas cosas las que se necesitan para que la productividad crezca de manera sostenida en un país. Es complicado y es por ello que en México ésta se ha estancado. De acuerdo con datos del INEGI, entre el primer semestre de 2013 y el mismo semestre de 2023, la productividad laboral con base en horas trabajadas disminuyó -5.7% para el total de la economía, aumentó 14.5% para las actividades primarias, cayó -14.8% en las actividades secundarias y disminuyó -3.7% en las actividades terciarias.

Profundizando en el desempeño de las actividades secundarias en el periodo antes mencionado, tenemos que en el sector de la construcción disminuyó -5.8%,  mientras que en las manufacturas creció 7.5%, y dentro de las manufacturas destaca el aumento de la productividad de la rama de fabricación de equipo de transporte con un aumento de 2.7% en la última década.

El crecimiento de la productividad es un elemento esencial para, entre otras cosas, impulsar lo siguiente:

– Elevar los niveles de ingreso de la población ocupada sin causar aumento de los costos de producción e inflación,

– Contar con un mercado interno robusto,

– Competitividad vs las naciones asiáticas,

– Atracción de inversión extranjera directa, y

– Aumento de las exportaciones.

Habiendo dicho todo lo anterior, ahora les comento que el Foro Empresarial: Impulsando la Productividad en América Latina, literalmente comenzó con una diapositiva con una frase del premio Nobel de Economía Paul Krugman, que dice lo siguiente: “la productividad no lo es todo, pero a largo plazo es casi todo”. Después de una serie de discursos introductorios, pasamos a una interesante ponencia respecto de los principales retos estructurales que enfrentamos, mismos que expongo a continuación:

1. Estancamiento de la productividad.

En cuanto a productividad, tenemos que en América Latina la tasa media de crecimiento anual de la productividad laboral por persona empleada en el periodo de 2000 a 2023 de apenas 0.04%, mientras que la tasa media de crecimiento anual de la productividad multifactorial entre 2010 y 2023 de -0.98%.

Lo anterior se ha traducido en pérdida de competitividad y ha habido un impacto negativo en el ingreso per cápita. El estancamiento económico de la región, aunado a todo lo anterior, indica que América Latina se encamina a otra década perdida.

Múltiples empresas van perdiendo competitividad al paso de los años, ya que se vuelven costosas porque los aumentos del salario no se dieron acompañados de incrementos en la productividad de la mano de obra.  

2. Prevalencia de micro y pequeñas empresas con baja productividad.

El segundo reto estructural consiste en que las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) constituyen el 99.5% de las empresas y generan más del 70% del empleo total. De este grupo podemos decir que 9 de cada 10 unidades económicas son microempresas (que tienen de 1 a 5 trabajadores). Estas empresas realizan una contribución al PIB regional de apenas el 25%, mientras que en la Unión Europea este grupo de empresas aporta el 56% del PIB. Queda evidente su falta de productividad.

Las estadísticas muestran que las microempresas de Latinoamérica tienen el 17% de la productividad de las grandes empresas, las pequeñas el 38% y las medianas el 65%.

En Latinoamérica las empresas que nacen pyme meren pyme.

3. Entorno de negocios subóptimo.

El tercer reto estructural implica que ninguna de las economías de latinoamericana está entre los 50 mejores lugares a nivel mundial para hacer negocios.

La región tiene un desempeño inferior en los siguientes aspectos:

a. Eficacia política: política incoherente hacía las empresas y debilidad institucional.

b. Resolución de insolvencias.

c. Protección de inversionistas minoritarios.

d. Acceso limitado a financiamiento.

e. Infraestructura deficiente.

Todo esto implica que las empresas en la región enfrentan un entorno de negocios adverso que se aprecia en las siguientes características:

– Regulaciones que se cargan a los empresarios y agotan los recursos de las inversiones productivas.

– Sistemas tributarios más engorrosos del mundo y existencia de presiones por el déficit fiscal.

– Inestabilidad política.

– Corrupción.

Como es de esperarse, todo esto genera impacto negativo en:

– Productividad.

– Rentabilidad de las empresas.

– Inversión privada.

– Creación de nuevas empresas o el emprendimiento productivo.

– Crecimiento y desarrollo económico.

Los indicadores dejan claro que América Latina supera sólo por poco a Medio Oriente y África en calidad del entorno de negocios. El entorno de negocios no ha presentado mejoras en la última década y se ha deteriorado en diversos países de la región.

Los países de Latinoamérica destinan demasiados recursos al pago del servicio de la deuda pública en lugar de tener mayores niveles de gasto en educación, salud o infraestructura. Esto impacta negativamente la productividad y competitividad de la región.

4. Educación y desarrollo de habilidades de la fuerza laboral de trabajo acorde con las necesidades de mercado.

El cuarto reto es por demás importante. Tenemos que el sector productivo en la región enfrenta más dificultades que cualquier otra parte del mundo para encontrar personal calificado con habilidades relevantes. Existe una brecha crítica de habilidades y las empresas enfrentan casi 3 veces más dificultades para satisfacer la demanda de habilidades con respecto a sus pares en Asia del Sur y 13 veces más que en Asia Pacífico.

El reto es encontrar cómo ayudar a las micro y pequeñas empresas a generar bienes y servicios de mayor valor agregado. Debemos tener políticas públicas que nos lleven a elevar el nivel de complejidad económica de la región.

5. Desarrollo tecnológico y acceso digital deficientes.

El quinto reto se debe a que América Latina tiene una estructura productiva donde imperan los sectores de baja y media-baja tecnología, además de que existen dificultades para producir y adoptar las tecnologías más avanzadas o de frontera.

Se han detectado dos barreras para el desarrollo tecnológico:

a. Escasez de fuerza de trabajo calificada, y

b. Limitado acceso a financiamiento.

Muestra del atraso es que menos del 50% de la población tiene conectividad de banda ancha fija y sólo el 9.9% tiene conectividad de fibra de alta calidad en el hogar.

Se han identificado los siguientes retos y oportunidades en cuanto a la complejidad económica:

6. Persistente economía informal

El sexto reto es por demás importante y se ha convertido en un cáncer que impide el desarrollo. Se ha identificado que la principal barrera que impide a las empresas prosperar es la competencia por parte de empresas en la informalidad.

 Existen una serie de políticas públicas para abatir la economía informal, mismas que se mencionan a continuación:

a. Gobierno digital: Registro empresarial simplificado y en línea, impuestos y beneficios.

b. Sistemas fiscales progresivos para pequeñas empresas.

c. Productos financieros adaptados: microcréditos, microseguros, etc.

d. Capacitación en gestión empresarial.

e. Acceso ampliado a seguridad social y salud para los trabajadores.

f. Mecanismos de inspección laboral de apoyo y no punitivos.

g. Campañas para informar sobre beneficios de la formalización.

h. Facilitar inclusión de empresas formales en mercados y cadenas de suministro.

i. Promoción de cooperativas para transición a la formalidad.

j. Adaptación de leyes para micro y pequeñas empresas.

En la región se observar que no existen incentivos para el aumento de la productividad de las empresas informales.

7. Transición a una economía baja en carbono, digital y formal

Respecto al séptimo reto, tenemos los siguientes datos respecto del impacto ambiental y empresarial:

– De acuerdo con la encuesta ACT/EMP-OIE, el 70% de las empresas de la región han sido afectadas por impacto del cambio climático.

– Aumento del 10% en emisiones de gases en 2018 vs 2000

– Diversificación de matriz energética.

Estamos en una región expuesta a variabilidad climática y temperaturas extremas:

– 1.7% del PIB se pierde por desastres climáticos anualmente

 – Proyección: 3 millones más en pobreza extrema para 2030

Transición hacía economías bajas en carbono, digitales y formales

8. Erosión de la democracia.

El octavo reto también es por demás importante. En la región se observa un debilitamiento gradual y deliberado de las instituciones, normas y prácticas democráticas, declive en la calidad y funcionamiento del gobierno democrático, erosión de las libertades y derechos democráticos, concentración de poder en manos de unos pocos y disminución en la rendición de cuentas políticas.

Se han identificado los precursores de la erosión democrática en América y a continuación presento algunos de los más relevantes:

– Violencia o abusos cometidos por el Estado

– Corrupción vertical

– Corrupción horizontal

– Crisis económicas y sanitarias

– Violencia no estatal

– Falta de legitimidad

– Fraude electoral y supresión de votantes

– Polarización

– Deslegitimar o debilitar el poder Judicial

– Sesgo de los medios

– Influencia externa

– Partidos extremistas o populistas

– Manipulación de la función pública

– Deslegitimar o debilitar la Legislatura

– Golpe o colapso del régimen

– Debilidad del partido

– Mayor control sobre la sociedad civil

Existen dos tipos de erosión democrática:

a. Cuando existe desigualdad elevada + Gran brecha de productividad, tenemos lo siguiente:

– Élites económicas perdedoras que capturan el Estado.

– Uso de un “outsider” político con políticas favorables a ellos.

– Ampliación del control del outsider y ataques a actores democráticos. 

b. Cuando existe desigualdad elevada + Pequeña brecha de productividad, ocurre lo siguiente:

– Élites económicas unidas contra amenazas populistas.

– Élites políticas tradicionales que limitan libertades básicas

La evidencia muestra que el aumento de la productividad en la región ayuda a que el sistema democrático prospere.

Conclusiones

Respecto del incremento en el número de gobiernos populistas y el aumento de dádivas para la población, el comentario es que son “pan para hoy, hambre para mañana”, elementos que distorsionan la economía y que no permiten romper la trampa de la pobreza y que por el contrario, la perpetúan. Estos apoyos asistencialistas nos llevarán a reformas tributarias y dinámicas desfavorables.  

Respecto de la perspectiva para la región, podemos concluir mencionando los siguientes puntos:  

a. Perspectivas económicas 2024: continuará desaceleración económica, presiones fiscales y riesgo de recesión.

b. América Latina se encamina a una nueva década perdida

c. Los objetivos clave de corto y mediano plazo son los siguientes:

– Estabilidad macroeconómica

– Estabilidad de precios

– Sostenibilidad fiscal

– Entorno propicio para el desarrollo de las empresas

– Productividad sistemática

– Desarrollo de habilidades con base en necesidades de mercado

d. Se deben promover valores y el sistema democrático, avanzar en la democracia liberal.

e. A toda costa se debe buscar cerrar las brechas de productividad para fortalecer la democracia, fortalecer el mercado interno  y fomentar una clase media más amplia.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

La crisis global de deuda que está por llegar

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) informó que, al cierre de agosto de este año, la deuda bruta del sector público federal sumó 14.877 billones de pesos, cifra casi 700 mil millones de pesos más alta respecto de los 14.188 billones de pesos de deuda pública que teníamos en agosto de 2022. Esto implica que en un año el tamaño relativo de la deuda pública pasó de representar el 48.3% del Producto Interno Bruto (PIB) a ser el 47.7%. ¿Cómo es que, aunque la deuda pública creció 5%, su peso respecto al PIB nominal disminuyó ligeramente? Pues se debe a una variable que actúa en contra de los ciudadanos, pero que en este caso le ayuda al gobierno: la inflación que se traduce en un mayor PIB nominal aunque el real no crezca a tasas elevadas.

Este punto, pero aplicado a las grandes economías, es abordado en un artículo editorial por parte de James Rickards, publicado en el sitio de DailyReckoning.com el pasado 4 de octubre y titulado “Algo ´grande y estúpido´ se avecina…”.

El artículo comienza mencionando que con niveles de deuda alcanzando máximos históricos en las principales economías desarrolladas y en desarrollo, y con relaciones deuda/PIB también en niveles récord (y eso es sin incluir pasivos contingentes como pensiones, Seguridad Social, atención sanitaria y otros derechos, que empeoran las finanzas públicas), parece que es momento de considerar cómo es que las naciones más endeudadas abordarán este problema.

La crisis de la deuda tal vez no sea inminente, pero sí es inevitable. Cuando esto suceda, puede implicar el mayor desastre financiero de todos los tiempos. Por lo tanto nunca es demasiado pronto para que los inversionistas consideren las consecuencias.

Veamos el caso de Estados Unidos: cuando el país más poderoso del mundo emite deuda en los dólares que imprime, no hay necesidad de caer en default o incumplimiento en el sentido de falta de pago. Puedes simplemente hacer que el banco central compre la deuda en manos del público inversionista imprimiendo más dinero. Ésta es la situación actual en Estados Unidos, Japón, el Reino Unido y la Unión Monetaria Europea (los países que utilizan el euro). Todos tienen enormes cargas de deuda, pero todos emiten monedas de reserva y tienen bancos centrales que pueden simplemente comprar la deuda imprimiendo dinero para evitar el incumplimiento de pago.

La falta de pago no es el problema

Hay muchas consecuencias negativas por imprimir dinero y acumular deuda en los balances de los bancos centrales, pero el impago de la deuda no es una de ellas. Este es el mantra de los teóricos monetarios modernos (TMM) y su líder intelectual Stephanie Kelton.

En opinión de muchos, la TMM es basura como política económica, pero el principio de no default es válido. George Soros dice lo mismo. La TMM es una corriente de pensamiento que afirma que los gobiernos que emiten su propia moneda no enfrentan una restricción presupuestaria; sin embargo, la evidencia muestra que la TMM se basa en un estado obsoleto de la ciencia económica y que sus afirmaciones sobre las políticas económicas son muy exageradas: el significado de la TMM es más el de un manifiesto político que el de una auténtica teoría económica (pero este es asunto para otra entrega).

Habiendo dicho lo anterior, muchos países desarrollados y en desarrollo, ya han superado con creces el punto en el que la deuda puede gestionarse a través del crecimiento del PIB en términos nominales. Ese umbral es aproximadamente una relación deuda-PIB del 90%. Una relación deuda/PIB del 60% es aún más cómoda y puede gestionarse. Como ya se mencionó, México tiene una relación de 48% aproximadamente, por lo que bajo está lógica la deuda pública de México es manejable en la actualidad. Obvio, que si México mantiene déficits fiscales en torno al 4.9% del PIB como se espera en 2024, pronto nuestra deuda dejará de ser manejable.

Volviendo al tema, pues las estadísticas muestran que las principales economías con monedas de reserva han superado con creces la proporción del 90%, al igual que las de muchos países más pequeños. La proporción de Estados Unidos es del 128%, un máximo histórico. La proporción del Reino Unido es del 102%. Francia es el 112%. España es el 118%. Italia es el 150%.

China informa una cifra oficial del 77%, pero esto es muy engañoso porque ignora la deuda de sus gobiernos provinciales de la que Beijing es el responsable en última instancia. Al considerar estas deudas locales, la cifra real de China supera el 200% si se incluye la deuda provisional.

El principal deudor del mudo es Japón con un 259%. La única economía importante con una proporción medio respetable es Alemania, con un 67%. Es una desgracia para Alemania que probablemente sea responsable del resto de Europa a través del sistema Target2 del Banco Central Europeo (BCE).

Todos estos países se dirigen a una situación de default o de impago. Pero debemos considerar las diferentes formas de llevar a cabo un default.

Hay tres formas básicas de impago: suspensión de pagos, reestructuración de la deuda o generación de inflación. Se puede eliminar la suspensión de pagos por el motivo mencionado anteriormente ya que para hacer frente a los compromisos de deuda siempre se puede simplemente imprimir más dinero. Lo mismo ocurre con la reestructuración.

Es por ello que la inflación es claramente la mejor manera de evitar caer en default. Se devuelve el dinero en términos nominales, pero vale muy poco en términos reales. El acreedor pierde al ver erosionado el poder adquisitivo de la moneda y los países deudores ganan.

Hacerlo de manera agradable y fácil

La clave para desinflar el valor relativo de la deuda es haciéndolo lentamente como lo hizo Estados Unidos entre 1945 y 1980. Al final de la Segunda Guerra Mundial, la relación deuda-PIB de Estados Unidos era del 120% (más o menos donde está ahora). En 1980, la proporción era del 30%, lo cual era totalmente manejable.

Por supuesto, la deuda nominal y el PIB crecieron de manera importante, pero el PIB nominal aumentó más rápido que la deuda nominal, por lo que la proporción de deuda a PIB cayó. Si se puede mantener la inflación en torno al 3% y las tasas de interés en torno al 2% y ejercer disciplina fiscal (lo que hizo Estados Unidos en las presidencias de Eisenhower, Kennedy, Nixon y Ford), el PIB nominal crecerá más rápido que la deuda nominal (debido a las tasas de interés topadas por parte del Banco de la Reserva Federal).

Si se mejora la proporción en, digamos, a razón de 2 puntos porcentuales por año y se mantiene así durante 35 años (1945-1980), se puede reducir la proporción en un 70%. Y eso es lo que hizo Estados Unidos de 1945 a 1980.

El secreto consistió en hacerlo lentamente. Casi nadie notó la disminución paulatina del valor real del dinero hasta que Estados Unidos llegó a la etapa de acelerada inflación de 1978 a 1981. Pero para entonces la misión de bajar el peso de la deuda respecto del PIB ya estaba cumplida.

Por tanto, hay dos formas de abordar el exceso de deuda: disciplina fiscal e inflación. Entre 1945 y 1980, Estados Unidos hizo precisamente eso. Si la inflación es del 3% y las tasas de interés son del 2%, se derrite el valor real de la deuda. Si se ejerce disciplina fiscal en relación con el PIB, se reduce la relación deuda nominal/PIB. Estados Unidos hizo ambas cosas.

México ha hecho algo similar, al generar inflación, se le da margen al gobierno de seguir aumentando la deuda pública sin que ésta se dispare como proporción del PIB. Con la inflación crónica poco a poco nos empobrecemos, pero el gobierno gana en sus posibilidades de endeudarse.

La razón por la que la relación deuda/PIB volvió a subir en Estados Unidos hasta llegar al actual 128% es que los presidentes Bush hijo, Obama, Trump y Biden ignoraron la fórmula. Desde 2000, la política fiscal ha sido imprudente, por lo que la fórmula dejó de funcionar. Su saldo de la deuda subió más de lo que creció su PIB real más la inflación. En este contexto el problema no es realmente la “impresión de dinero” (la mayor parte del dinero que la Reserva Federal imprime simplemente regresa a la Reserva Federal como exceso de reservas, por lo que no hace nada en la economía real).

El problema desde el año 2000 es que la deuda nominal está aumentando más rápido que el PIB nominal (PIB real más inflación), por lo que la relación deuda/PIB aumenta. Esta dinámica empeorará mucho con el enorme aumento de las tasas de interés en los últimos 18 meses.

No se puede pedir prestado para salir de una crisis de deuda. Tampoco es que Estados Unidos haya podido generar mucha inflación. La inflación estuvo por debajo del 2% promedio anual durante casi todo el periodo de recuperación post crisis financiera de 2009-2019.

En el caso de México, hemos mantenido el porcentaje de deuda respecto al PIB a raya gracias a nuestra persistente inflación, de manera que el PIB nominal ha crecido más de lo que aumentó el saldo de la deuda total del sector público federal. Esto fue el factor que nos ayudó a mantener nuestro grado de inversión en nuestra deuda pública, no obstante que en la presidencia del presidente López Obrador el saldo de ésta creció en más de 3.8 billones de pesos.

Japón escrito en grande

Al observar el panorama global, es importante comprender que Japón es simplemente una versión más grande del problema que enfrenta Estados Unidos. No tiene disciplina fiscal y no puede lograr que la inflación les salve la vida. La única salida para Japón es la hiperinflación, que llegará, pero no todavía.

Probablemente Japón pueda mantener el juego de la deuda por un tiempo. La crisis se producirá cuando su moneda, el yen, colapse. Hace unos 12 años el tipo de cambio del yen por dólar era en torno a 80, ahora es de 149 por dólar. De este tamaño ha sido la depreciación reciente del yen frente a dólar.

Rickards finaliza mencionando que una crisis de deuda está en camino. Algo grande y estúpido (en palabras de la brillante analista Stephanie Pomboy) está surgiendo de los responsables de las políticas para abordar el problema. Pero la solución no será una política ni un plan. Una crisis sucederá casi de la noche a la mañana y parecerá surgir de la nada. Pero llegará.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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El perverso juego Nazi en Ucrania

La historia del final de la Segunda Guerra Mundial, en su forma más simple, nos dice que el Ejército Rojo venció a la Alemania Nazi en la Batalla de Berlin, lo que provocó la rendición alemana el 7 de mayo de 1945. Debido a las atrocidades cometidas por los alemanes en suelo ruso y un costo de 27 millones de vidas rusas en el conflicto, es lógico pensar que los rusos detestan cualquier resabio de nazismo en cualquier parte del mundo. Y de igual forma, cualquier remanente de nazismo detesta a los rusos. Este es el punto de partida de esta entrega.

Una de las excusas centrales del presidente ruso, Vladimir Putin, para justificar la invasión de Ucrania es el objetivo de “desnazificar” el país; pero los partidarios de Ucrania rechazan esta acusación e inclusive argumentan que su presidente, Volodymyr Zelensky, es judío. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ha acusado a los países occidentales de ignorar lo que han llamado crímenes de guerra por parte de grupos ultraviolentos y de ultraderecha en Ucrania, diciendo que su silencio “alentaba la aparición del neonazismo y la rusofobia”.

En este sentido, diferentes analistas dan cuenta de que si existe una ideología de extrema derecha en ciertos grupos en Ucrania; sin embargo, los funcionarios ucranianos y los aliados extranjeros, como Estados Unidos y los países europeos, a menudo niegan la importancia de los movimientos neonazis y de extrema derecha en la política interna de Ucrania. Es claro que esos grupos que pretenden no observar, existen y son muy activos. Este tema sigue siendo muy delicado, de hecho es un tema tabú, rechazado por los políticos y la prensa occidentales. Nadie quiere alimentar la maquinaria de propaganda rusa que por lo general enfatiza el papel de estos grupos en la política ucraniana. Podemos decir que con respecto a este tema, estamos en un régimen de censura similar al de Corea del Norte, ya que no se está diciendo la verdad.  

Ucrania resta importancia al papel de la extrema derecha en el conflicto

¿A qué viene todo esto? A que el tema del nazismo en Ucrania ha resurgido con fuerza después de que el pasado 22 de septiembre, el parlamento de Canadá elogió a un veterano de guerra ucraniano que luchó con la Alemania nazi. En los últimos días hemos visto que se centra la atención en una parte controversial de la historia de Ucrania y su papel durante la Segunda Guerra Mundial.

En este contexto, en un artículo de David Sacks, publicado en el portal American Greatness el pasado 29 de septiembre y titulado “Primavera para Hitler”, se explican algunos de los defectos del pensamiento occidental sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, y cómo en aras de destruir a Rusia han sacrificado a Ucrania, y han permitido que resurjan grupos indeseables, en un juego geopolítico perverso.

El artículo de Sacks comienza mencionando que los partidarios occidentales de la guerra en Ucrania han tratado de negar la complicada relación entre el nacionalismo ucraniano y los grupos neonazis, calificando cualquier discusión sobre el pasado o presente nazi en Ucrania como un “tema de conversación de Putin”. Pero la verdad sólo puede ser suprimida durante un tiempo, y recientemente estalló en lo que debería haber sido una aburrida sesión del Parlamento canadiense.

Mientras se presentaba al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky para dar otro discurso ante la Cámara de los Comunes de Canadá, el presidente de la Cámara, Anthony Rota reconoció a Yaroslav Hunka, de 98 años, como un héroe de guerra ucraniano por luchar contra la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Aparentemente sin saber que Hunka había sido un soldado voluntario en la 14.ª División de Granaderos de las Waffen-SS de la Alemania nazi, una unidad militar famosa por sus horrendos crímenes de guerra incluido el asesinato de civiles, incluidos judíos y ciudadanos polacos. Era una unidad tan cruel que hasta el propio arquitecto del holocausto, Heinrich Himmler se sorprendía de su brutalidad por atacar a civiles no armados.

El Kremlin dice que Canadá debe llevar ante la justicia al veterano nazi, Yaroslav Hunka

Una sala entera llena de parlamentarios, junto con el primer ministro canadiense Justin Trudeau y Zelensky, agitando los puños, se levantaron para aplaudir a Hunka. Anthony Rota se ha disculpado efusivamente por su error y ha renunciado a su cargo de Presidente del Parlamento Canadiense, pero el vergonzoso espectáculo revela algunos de los defectos del pensamiento occidental sobre esta guerra.

El Presidente Ucraniano, Volodímir Zelenski y el Primer Ministro Canadiense, Justin Trudeau aplaudiendo a Yaroslav Hunka

El imperativo de señalización de virtudes

En primer lugar, el incidente muestra el imperativo de apoyar el Proyecto Ucrania, que señala las virtudes y reemplaza todos los demás valores y consideraciones. La lógica funciona al revés de la siguiente manera: Ucrania es buena, por lo tanto el nacionalismo ucraniano es bueno. Por lo tanto, si alguien es un nacionalista ucraniano, debe ser bueno. Hechos incómodos como el servicio de Junka en las Waffen-SS o incluso que el padre del nacionalismo ucraniano, Stepan Bandera, fuera un colaborador de los nazis, son meros detalles históricos que deben ser barridos o borrados, como hacen a veces los medios occidentales con las fotografías de ucranianos. Soldados que lucen símbolos nazis en sus uniformes.

Hay que recordar que uno de los objetivos declarados de la operación militar de Rusia en Ucrania fue la desnazificación. Según los rusos, el nacionalismo extremista tiene un largo historial en territorio ucraniano y cobró especial fuerza tras el golpe de Estado del 2014. Desde entonces, se ha estado desarrollando un culto a Stepán Bandera, líder ultranacionalista con una historia sangrienta, que colaboró con las tropas hitlerianas durante la Segunda Guerra Mundial.

De acuerdo con David Sacks, eliminar todo el contexto histórico y la complejidad del conflicto actual crea un indebido binario simplista: uno debe apoyar el nacionalismo ucraniano o la conquista brutal del invasor. A medida que los principales medios de comunicación y los partidarios en línea refuerzan este marco una y otra vez, cualquier esfuerzo por buscar un mayor nivel de comprensión del conflicto se vuelve sospechoso. ¿Tienes alguna pregunta más profunda sobre las causas de la guerra o los posibles caminos hacia la paz? Debes ser “prorruso”. Para la mayoría de los liberales, y ciertamente para los políticos canadienses, es más seguro entregarse a señales de virtud históricamente ignorantes que correr el riesgo de ser llamados apologistas de Putin, incluso si esto resulta en algún momento ocasional de humillación al vitorear a un nazi.

Por supuesto, la realidad es más complicada que el binario simplista. La mayoría de los nacionalistas ucranianos no son nazis. Pero la presencia de la ideología nazi en Ucrania está bien documentada, y los grupos ultranacionalistas más ardientes de Ucrania conservan la ideología racial de su patriarca Stepan Bandera. Esta es la razón por la que las insignias nazis suelen aparecer en los uniformes ucranianos. Esta es la razón por la que los nacionalistas blancos acudieron en masa desde toda Europa para luchar en el lado ucraniano al comienzo de la guerra. Por eso algunas calles de Ucrania llevan el nombre de nazis ucranianos que participaron en crímenes de guerra. Esta es la razón por la que los grupos de vigilancia llevan algún tiempo preocupados por el aumento de los grupos de odio en Ucrania.

El papel de los ultranacionalistas

A pesar de todo esto, Occidente ha cerrado los ojos, tapado sus oídos y calificado el “problema nazi” de Ucrania como un argumento mentiroso y una vil excusa por parte de Vladimir Putin. Esto revela un segundo y más inquietante defecto en el pensamiento de la política exterior estadounidense: han hecho causa común con los ultranacionalistas ucranianos y básicamente de cualquier parte del mundo. Cualquier política exterior sensata de Estados Unidos hacia Ucrania se habría esforzado por mantener a raya a esta gente. En cambio, se les cultivó. Hay dos brigadas activas peleando en Ucrania y los Estados Unidos están perfectamente bien con eso. No se han dado cuenta de que pueden apoyar a Ucrania sin glorificar a los neonazis.  Si los medios reportaran la existencia de Neonazis en cualquier parte del mundo sería un escándalo, pero como son los neonazis consentidos de Estados Unidos, la enorme mayoría prefiere callar.  

Participaron en el golpe de estado Maidan respaldado por Estados Unidos en 2014, y una vez que estalló una guerra civil como reacción al golpe, grupos de extrema derecha como el Sector Derecha (Right Sector) y el infame Batallón Azov (por ciento, muy celebrado por los medios estadounidenses), comenzaron a matar separatistas en el Donbass, acumulando un número de miles de muertos. En lugar de reprimir estos esfuerzos, el gobierno de Kiev incorporó estas milicias a la estructura de mando militar para continuar su trabajo contra Rusia.

Es una escena familiar en Ucrania estos días, donde los ultraderechistas radicales son una presencia cada vez más amenazante en las calles.

Los antecedentes y las implicaciones del golpe de extrema derecha de 2014 en Kiev, que derrocó al presidente prorruso Viktor Yanukovich, son fundamentales para comprender la actual guerra entre Ucrania y Rusia. Este golpe fue apoyado abiertamente por el imperialismo estadounidense y europeo y fue implementado principalmente por tropas de choque de extrema derecha como el Sector Derecha y el Partido neonazi Svoboda.

Representó la culminación temporal de esfuerzos de larga data del imperialismo estadounidense para instalar un régimen títere en las fronteras de Rusia y acercó al mundo a una peligrosa guerra entre las mayores potencias nucleares, Estados Unidos y Rusia. Desde entonces, Ucrania se ha convertido sistemáticamente en una plataforma de lanzamiento para una guerra de la OTAN contra Rusia.

El cambio de régimen provocó el estallido de una guerra civil en curso en el este de Ucrania, entre separatistas respaldados por Rusia y el ejército ucraniano respaldado por Estados Unidos, que se ha cobrado la vida de decenas de miles y ha desplazado a millones.

En Estados Unidos, el golpe de 2014 fue un catalizador para una campaña cada vez más agresiva contra Rusia y un giro significativo hacia la derecha entre los sectores poblacionales de la clase media alta. El imperialismo estadounidense y la OTAN han financiado la guerra, al Estado ucraniano y a las fuerzas de extrema derecha con miles de millones de dólares.

El golpe de estado en Ucrania de 2014

La clase dominante alemana aprovechó el golpe como pretexto para intensificar agresivamente su campaña para remilitarizar y justificar los crímenes de las fuerzas fascistas. Otra vez en Alemania son graciosos los chistes respecto de los judíos. Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se vio a representantes de un gobierno alemán en fotografías con neonazis ucranianos declarados.

Estados Unidos podría haber apoyado los Acuerdos de Minsk entre 2015 y 2021 para resolver pacíficamente el conflicto, pero los políticos estadounidenses se dejaron seducir por la idea de que el fervor nacionalista en Ucrania serviría a sus intereses. Un estudio de Rand Corporation mostró cómo se podría utilizar a Ucrania como sustituto para desestabilizar a Rusia. El Gran Tablero de Ajedrez de Zbigniew Brzezinski explicó que Ucrania era un Estado bisagra; Si pudiera entrar en la órbita de Occidente, Rusia ya no sería una gran potencia. Por lo tanto, Estados Unidos racionalizó alinearse con grupos que nunca harían concesiones con Rusia y se hicieron de la vista gorda ante sus problemáticas políticas.

Una trágica negativa a negociar

Como Zelensky ha reiterado constantemente, la posición ucraniana sigue siendo que cada centímetro cuadrado de territorio (incluida Crimea) debe ser devuelto a Ucrania o no habrá paz. Pero Moscú nunca estará de acuerdo con esto, particularmente cuando está ganando una guerra de desgaste. Ahora que la contraofensiva no ha logrado recuperar una cantidad significativa de territorio, no existe ningún plan viable para desalojar a Rusia del territorio ucraniano. La intransigencia de Zelensky y sus partidarios al negarse a negociar no sirve a los intereses a largo plazo de Ucrania, que actualmente está siendo destruida, pero es coherente con la agenda de los ultranacionalistas.

En mi artículo del 10 de septiembre, titulado “Lo único a lo que debemos temerle es a la extinción”, advierto que el objetivo de Estados Unidos con la campaña en Ucrania es la destrucción de Rusia y que hay mucha gente irresponsable tomando decisiones que podrían provocar que todo este juego termine mal con un problema nuclear. Hay mucha gente que no está actuando de manera madura en el conflicto.

La tragedia es que en 2019 Zelensky fue elegido con una plataforma de paz: se suponía que debía hacer las paces con Rusia bajo los auspicios de Minsk II. Pero los grupos de extrema derecha lo amenazaron con violencia si lo hacía, y él dio marcha atrás. En 2021 había cambiado de rumbo y apoyaba resoluciones para recuperar Crimea y aumentar el bombardeo del Donbás. Con un ferviente partidario de Ucrania, el presidente Biden en la Casa Blanca y un nuevo acuerdo estratégico de Estados Unidos que prometía armas, ayuda económica y una futura membresía en la OTAN, Zelensky se animó a seguir una política de línea dura en lugar de la plataforma de paz por la que fue elegido. Con la extrema derecha de Estados Unidos y Ucrania alineada a favor de esta posición, resistirse debe haber parecido suicida.

Una mejor política estadounidense

Estados Unidos está muy mal porque ha exacerbado los grupos de neonazis. Si bien odia el nazismo, con sus acciones grita que si eres de un grupo neonazi afín, pues está bien. Te vamos a tolerar es lo que dice.

Una política estadounidense mucho mejor habría sido reconocer el derecho a la autodeterminación de todo el pueblo de Ucrania. Pero eso habría significado reconocer la pérdida de Crimea (que es mayoritariamente rusa) y conceder autonomía regional al Donbás, como Ucrania acordó hacer en Minsk II. Hacer eso y eliminar la membresía de la OTAN habría logrado la paz y habría dejado a Ucrania intacta. Pero la paz no era el objetivo de los estrategas del Departamento de Estado, que querían debilitar a Rusia y veían a Ucrania como un peón en su Gran Tablero de Ajedrez.

Dar una gran ovación a un ex soldado nazi es una mancha moral, pero sacrificar a Ucrania en un juego geopolítico mientras se pretende ser su salvador es una mancha mucho mayor.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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