¿Es una buena noticia que a la economía mundial le esté yendo bien?

Los indicadores económicos de México han sido mejores a lo anticipado en el arranque de 2023. Muestra de ello es que en el segundo mes de 2023 y con datos desestacionalizados, el Indicador de Pedidos Manufactureros (IPM) presentó un incremento mensual de 1.58 puntos, con lo que hiló 31 meses consecutivos sobre el umbral de 50 puntos. De igual forma, en enero de este año la población desocupada fue de sólo 1.8 millones de personas y la Tasa de Desocupación (TD), de apenas 3% de la PEA. En este sentido, fue sorpresivo que en diciembre del año pasado, a tasa anual y con series desestacionalizadas, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) aumentó 3.1% en términos reales, apoyada de aumentos de 3.1% en las actividades secundarias y de 2.8% en las terciarias.

Estos datos han provocado que se comiencen a ajustar al alza las expectativas de crecimiento económico para 2023, como es el caso de la Encuesta de Expectativas de Banxico en la que los encuestados ajustaron su expectativa de crecimiento de 1.00% en enero a 1.16% en febrero. O como el caso de la Encuesta Citibanamex de Expectativas en la cual la perspectiva de crecimiento para este año subió a 1.2% desde el 1.0% reportado en la encuesta previa. Cabe señalar que los más optimistas hablan de que México podría crecer este año 1.7 por ciento. 

Este fenómeno de fortaleza de crecimiento en el arranque de 2023 y mejora de expectativas, no obstante la considerable subida en tasas de interés, no es exclusivo de México. En un artículo editorial de Paul Hannon, Harriet Torry y Stella Yifan, publicado en el Wall Street Journal y titulado “A la economía mundial le va bien: malas noticias para los banqueros centrales”, se menciona como Estados Unidos, China y Europa siguen con indicadores de crecimiento fuertes en un contexto de elevada inflación y crecientes tasas de interés.

El artículo comienza señalando que la economía mundial está mostrando vigor, y muestra de ello son las encuestas de opinión empresarial más recientes que apuntan a una reactivación generalizada del crecimiento a pesar de los crecientes costos del financiamiento y los elevados precios de la energía y los alimentos, lo que representa una clara señal de que los bancos centrales podrían necesitar más tiempo del originalmente previsto para controlar la inflación.

Los datos de los principales centros económicos del mundo: EE.UU., China y Europa, han mostrado una sorprendente vitalidad en las economías de estas regiones desde el arranque de 2023, lo que contradice las predicciones del Banco Mundial y otros economistas de que la economía mundial se encaminaba a uno de sus años más débiles en las últimas décadas.

Si bien esto es una buena noticia para los gobiernos, esa resiliencia puede persuadir a los banqueros centrales de que necesitan aumentar las tasas de interés clave aún más de lo previsto para poder controlar la escalada inflacionaria, recetando mayores tasas de interés a una economía que todavía se encuentra sobrecalentada. Esto podría traducirse entonces en una desaceleración del crecimiento más adelante en este 2023 y en 2024, año que se preveía como uno de recuperación.

Los datos más recientes ubican la inflación de precios al consumidor en los siguientes niveles: Brasil (5.8%), Canadá (5.9%), España (6.1%), Francia (6.2%), Estados Unidos (6.4%), India (6.5%), Singapur (6.6%), Sudáfrica (6.9%), México (7.6%), Australia (7.8%), Holanda (8.0%), Zona Euro (8.5%), Alemania (8.7%), Italia (9.2%) y Reino Unido (10.1%). Esto muestra que las tasas de inflación están demostrando ser más rígidas de lo esperado.

Un indicador clave para los bancos centrales es el mercado laboral, que sigue estando muy ajustado en muchas partes del mundo. Los formuladores de políticas públicas han estado examinando los datos del mercado laboral en busca de indicios de un aumento del desempleo, una disminución de las horas trabajadas o una desaceleración de los aumentos salariales, todo lo cual podría ayudar a enfriar la demanda y aliviar la presión al alza de los precios, pero eso es algo que aún no se ha logrado, incluyendo a México, dónde los niveles de población desocupada se encuentran en sus puntos más bajos desde que se tiene registro.

Madhavi Bokil, economista de Moody’s Investors Service, advirtió que “hemos visto a los bancos centrales subir las tasas de referencia…la esperanza es que con unas cuantas subidas adicionales  sea suficiente. Si no es así, podríamos ver a los bancos centrales endurecer más las condiciones crediticias”.

Las señales más recientes de que el crecimiento económico mundial ha sido más fuerte de lo esperado en el arranque de 2023 se produjeron en encuestas recientes aplicadas a fábricas de todo el mundo, realizadas por S&P Global. En febrero, éstas mostraron el primer aumento en la producción manufacturera agregada mundial en siete meses, ayudados por un salto en China después de que las autoridades levantaran las estrictas restricciones de Covid. Encuestas similares de proveedores de servicios en todo el mundo apuntan a una aceleración del crecimiento, incluyendo a China y Europa.

En EE.UU., la inflación general sigue elevada (6.4% en enero) y los gastos e ingresos de los estadounidenses aumentaron en el primer mes del año, de acuerdo con el Departamento de Comercio. El indicador de inflación preferido de la Reserva Federal, el índice de precios de gastos de consumo personal, aumentó un 5.4% en enero respecto al año anterior, mientras que el gasto de los consumidores estadounidenses aumentó un 1.8% desestacionalizado en enero comparado en el de  diciembre, el mayor aumento en casi dos años. Los sueldos y salarios crecieron un 0.9% en enero, más del doble que el mes anterior.

Europa también comenzó el año con mucha potencia y parece poco probable que caiga en la recesión pronosticada por muchos después de que los precios de la energía aumentaron en los meses posteriores a la invasión rusa a Ucrania. El costo de ese vigor económico: los datos más recientes mostraron que la tasa de inflación subyacente, que excluye el petróleo y los alimentos, alcanzó un máximo histórico en febrero de 5.3%.

Por su parte, la reactivación de China ha ayudado a impulsar la producción industrial en otras partes de Asia. Pero los economistas son cautelosos, en parte debido a la incertidumbre respecto a cuánto, y qué tan pronto, la reapertura de China beneficiará al resto de la región. El abandono de la política de cero-covid con sus estrictas restricciones en China beneficiará principalmente al consumo, lo que podría ser una bendición para países como Tailandia, que son populares entre los turistas chinos, según Trinh Nguyen, economista sénior de Natixis en Hong Kong.

También hay dudas sobre cuán resistente será el crecimiento en los EE.UU. y Europa. Después de todo, las tasas de interés ya han aumentado considerablemente según los estándares de las últimas décadas, y puede llevar tiempo sentir el impacto total.

“Simplemente toma meses antes de que una política monetaria más estricta se abra paso en la economía real”, dijo Carsten Brzeski, economista jefe de ING Bank. “Y lo hará. O dicho de otra manera, si éste, que ha sido el mayor cambio de política monetaria en años, no deja ninguna marca en la economía real, valdría la pena considerar cerrar todos los bancos centrales”.

Una explicación alternativa para la resistencia tan sorprendente de la economía global frente a lo que parecen ser movimientos agresivos por parte de los bancos centrales es que las tasas de interés solo son efectivas por arriba de cierto nivel. Mark Dowding, director de inversiones de RBC BlueBay Asset Management, sugirió que las tasas podrían “necesitar moverse por encima de un umbral como el 2% antes de que comiencen a tener algún efecto”. Si ese fuera el caso, entonces podríamos afirmar que el ciclo alcista de tasas de interés en EE.UU. apenas comenzó realmente hace seis meses y en Europa apenas está iniciando. Dado el rezago en los efectos de la política monetaria, esto explicaría el por qué aún no se percibe todo su impacto en la economía real.

La fortaleza de la economía de EE.UU. podría llevar a la Reserva Federal a aumentar las tasas de interés aún más de lo anticipado este año para enfriar las presiones sobre los precios. Lo mismo ocurre con el Banco Central Europeo: tras el incremento de la inflación subyacente de la eurozona, los economistas de Barclays elevaron su pronóstico para la tasa de interés clave del banco central y ahora esperan que alcance un máximo histórico en los próximos meses.

En este sentido, en su testimonio del 7 de marzo ante el Congreso de Estados Unidos, el presidente del Banco de la Reserva Federal (FED), Jerome Powell, indicó que “es probable que el nivel final de las tasas de interés sea más alto de lo anticipado” y que “restaurar la estabilidad de precios probablemente requerirá que mantengamos una postura restrictiva durante algún tiempo”. Esta fue la dura postura por parte de la FED y, en consecuencia, los mercados se desplomaron y el dólar se fortaleció. Hace una semana escribí sobre la fortaleza artificial del peso mexicano, en 17.97 pesos por dólar, explicada por el diferencial de tasas de interés y una semana más tarde, tras las declaraciones de Powell, vemos el tipo de cambio en 18.50 pesos por dólar. 

Es así que mientras los bancos centrales sigan decididos a reducir la inflación a sus niveles objetivo, es probable que cualquier señal de fortaleza económica desencadene una respuesta de política monetaria destinada a sofocarla a través de alzas en tasas de interés.

Entonces, aunque Moody’s elevó recientemente sus pronósticos de crecimiento para EE.UU. y Europa, todavía espera una desaceleración este año, a 0.9% y 0.5%, respectivamente.

Las consecuencias de un mayor endurecimiento de la política monetaria no se limitarán a esas regiones. Es probable que afecte a las economías en desarrollo, algunas de las cuales, en particular naciones como México y Brasil, que elevaron sus tasas de interés clave desde antes de que lo hiciera Estados Unidos, por lo que podrían sufrir mayores alzas de tasas para emular las decisiones de política monetaria de EE.UU, lo que en el caso de México podría llevar la tasa objetivo a un nivel de 12.00% o superior. Esto significa mayores costos financieros para todos los que tengan deuda con tasas de interés variable, los que vayan a solicitar nuevos créditos o que tengan necesidades de refinanciar. Mayores costos para gobiernos, empresas y familias derivados del fortalecimiento económico.

Para los bancos centrales, el único mensaje de la reciente aceleración del crecimiento y la inflación puede ser que su endurecimiento hasta ahora no ha sido suficiente, lo que provoca preguntarnos si la negativa actual de las economías a frenarse finalmente tendrá que terminar en recesiones retrasadas en 2024.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

El regreso del super peso

Al momento de escribir estas líneas, el tipo de cambio se encuentra en un nivel de 17.97 pesos por dólar, su nivel más bajo desde el 26 de septiembre de 2017. En el comparativo del último año, no cabe duda de que el peso mexicano es una de las monedas más fuertes frente al dólar estadounidense, dentro del grupo de las diez monedas globales más intercambiadas. En el comparativo del promedio de los días que llevamos de marzo de 2023 respecto de marzo de 2022, tenemos que el dólar estadounidense está 1.83% más caro frente al dólar canadiense, está 6.33% más caro frente al euro, 22.62% más elevado frente al yen japonés, 9.83% más alto frente a la libra esterlina, 6.07% más barato respecto del franco suizo, 4.99% más caro frente al dólar australiano, 9.74% más caro respecto del dólar neozelandés, 15.29% más caro frente al won coreano y 5.90% más bajo respecto del peso mexicano. Queda claro pues, que en el último año, sólo el franco suizo y el peso mexicano se han apreciado frente al dólar estadounidense.

Si analizamos un periodo de tiempo más amplio, como del promedio de marzo de 2019 al promedio de marzo de 2023, vemos que sólo el peso mexicano se ha apreciado frente al dólar estadounidense, mismo que lo hizo en un 11.89%, tal y como se muestra en la siguiente tabla:

En teoría, el hecho de tener un super peso en este momento es una buena noticia para los consumidores mexicanos, quienes ahora podrán comprar productos importados más baratos. Claro, siempre y cuando los importadores trasladen un tipo de cambio más bajo a los precios de venta para el consumidor final, lo cual está supeditado a que haya la suficiente competencia en el mercado y consumidores informados, de lo contrario, la baja en el tipo de cambio que no se traduzca en disminución  de precios de productos importados, sólo servirá para ampliar los márgenes de utilidad de los importadores y comercializadores.

Donde si hay un impacto negativo innegable por tener un dólar por debajo de los 18 pesos, es en el sector exportador y en algunas ramas de la planta productiva nacional. Para los exportadores, sus precios de venta en dólares se han elevado, lo que merma su competitividad. Para ilustrar esto, pongamos un ejemplo sencillo. Si un par de zapatos costaba producirlos 400 pesos hace un año, eso significa que con un tipo de cambio de 20.545 pesos por dólar, su costo en dólares era de 19.47 dólares por par. Ahora, dada la inflación que hemos sufrido, el costo de producción en pesos es de 440 pesos por par, y a un tipo de cambio de 18.10 pesos por dólar, entonces el costo en dólares se ha elevado a 24.31 dólares por par. Es decir, por el efecto de la inflación interna y un menor tipo de cambio, el costo en dólares subió 24.84% en el último año, lo que sin duda es un duro golpe a la competitividad exportadora.

Es verdad que la baja del tipo de cambio puede ayudar a algunos fabricantes con la importación de ciertos insumos o bienes intermedios más baratos , aunque volvemos a lo mismo, es posible que los fabricantes de insumos nacionales se vean desplazados por fabricantes extranjeros.

Para el que fabrica bienes finales puede haber una afectación importante en la medida en que las grandes cadenas comerciales utilizan esta baja como argumento para exigirle a los fabricantes nacionales que bajen sus precios o serán reemplazados por proveedores extranjeros. Un producto que en marzo de 2022 costaba 20 dólares, tenía un costo en pesos de 410.90 pesos, si asumimos una inflación del 8%, ese producto ahora cuesta 21.60 dólares, pero al tipo de cambio actual son solo 391.00 pesos, por lo que el producto importado se volvió 4.84% más barato en el último año, a pesar de la inflación  internacional. De esta manera, un comercializador que vende productos importados y hechos en México, podría decirle a su proveedor nacional, que pese a la inflación del año pasado en México, necesita que le baje el precio 5% o de lo contrario le dejará de comprar.

Desde luego que también hay una afectación  para el turismo internacional, ya que con un dólar barato o un peso caro, para el turista nacional que puede, se vuelve más atractivo viajar al exterior, mientras que para el turista extranjero, México se ha vuelto caro por lo que tal vez será mejor ir a Europa, donde su moneda se ha debilitado frente al dólar, como vimos al principio de esta entrega.

Entonces queda claro que un dólar barato no es una buena noticia en todos los sentidos como nos lo quieren hacer creer.

Ahora, la pregunta más importante que muchos se hacen es ¿por qué se ha dado el fortalecimiento del peso estos últimos meses? ¿Hubo algún cambio en los fundamentales de la economía mexicana que justifique tal apreciación? La respuesta es no. Lo que explica buena parte de la fortaleza del peso mexicano es la importante alza en las tasas de interés y un cambio en la percepción de riesgo hacía nuestro país que ha provocado que los capitales golondrinos y especulativos hayan decidido regresar a México.

Las cifras oficiales dan cuenta de que no se debe a que nuestra economía esté en una posición de gran solidez de crecimiento económico, ya que en el cuarto trimestre de 2022 apenas recuperamos el nivel de PIB prepandemia, y pues tampoco se debe a que tengamos un superávit de cuenta corriente en la balanza de pagos.

Como ya lo mencioné, el peso ha estado fuerte básicamente por lo elevadas que están las tasas de interés en nuestro país. Y es que de las economías más importantes del mundo, la de México es la que paga las mayores tasas de interés, siendo la tasa objetivo del Banco de México de 11.00%. En la actualidad la tasa de interés de la zona euro es de 2.5%, en Malasia de 2.75%, en Suecia de 3.00%, en Australia de 3.35%, en Corea del Sur de 3.5%, en China de 3.65%, en Reino Unido de 4.00%, en Canadá de 4.5%, en Estados Unidos de 4.63%, en Arabia Saudita de 5.25%, en Indonesia de 5.75%, en Filipinas de 6.00%. en India de 6.5%, en Polonia de 6.75%, en Rusia de 7.5%, en Perú de 7.75% y en Turquía de 8.5%.

Queda claro que México es una buena alternativa para invertir, en bonos gubernamentales de corto plazo, un Cete a 28 días paga más del doble de lo que paga un bono del Tesoro de Estados Unidos a plazo de un mes (11.05% vs 4.75%). ¿Cómo no van a fluir los capitales hacía México con estos super rendimientos que estamos pagando, cuando la inflación en México es de 7.8% y en Estados Unidos de 6.5%?  Y más aún suma a la fortaleza del peso la expectativa de que las tasas de interés se mantendrán elevadas por mucho más tiempo.

En este contexto, la tasa de interés implícita anualizada que calculamos en GAEAP para los Cetes a 28 días está en un nivel de 11.67% para dentro de 91 días, de 12.10% para dentro de 175 días y de 11.39% para dentro de 693 días.  Esto implica que el mercado anticipa que el rendimiento de los Cetes a plazo de 28 días estará 1.05 puntos porcentuales más alto dentro de 6 meses y disminuirá paulatinamente sólo 0.70 puntos porcentuales hasta llegar a 11.39% en febrero de 2025.   

Si usted fuera un inversionista internacional y dados estos valores de tasa de interés ¿a usted en qué país le gustaría invertir? Desde luego que México es una alternativa atractiva, ya que aún conserva su calificación de deuda soberana en la categoría de “grado de inversión”. En una entrega anterior había explicado que aunque usted tuviera temor a un evento catastrófico en México, cualquier riesgo de la inversión por motivo de la depreciación del peso se puede cubrir comprando coberturas cambiarias, por lo que nuestro país sigue representando una magnifica alternativa para los inversionistas internacionales (claro a costa de los bolsillos de los mexicanos como veremos a continuación).

Estas elevadas tasas de interés, si bien ayudan a que baje el tipo de cambio porque son el imán que atrae capitales golondrinos, son también en parte causa de la perspectiva de desaceleración económica del país ya que afectan la inversión productiva. La contracción del sector construcción, la caída en la venta de automóviles y la disminución en la adquisición de maquinaria y equipo por parte de empresas, en buena medida es ocasionada por las fuertes alzas en la tasa de interés por parte del Banco de México, organismo que llevó su tasa de interés objetivo de 4.0% en la pandemia hasta el actual 11.00%. Y de igual manera, el hecho de que ahora familias, empresas y gobiernos en México paguen mucho más por sus créditos, es producto de la lucha contra la inflación.

Aunado a lo anteriormente mencionado, también se deben mencionar como factores que suman a la fortaleza del peso, el record histórico de recepción de remesas, mismas que sumaron 58.497 miles de millones de dólares en 2022. Y también ayuda mucho el que se haya concretado la atracción de la inversión de la planta automotriz de Tesla, ya que se genera una percepción más clara de que el gobierno federal es amigable con la inversión extranjera y que es capaz de asumir compromisos con este tipo de empresas. Con la decisión anunciada por Elon Musk, es verdad que muchas empresas van a voltear hacia México y con ello se pueden capitalizar más inversiones en este momento de nearshoring.

Un último punto para destacar es el relacionado a cuál debería ser el nivel de tipo de cambio idóneo o que tanto más podría baja el dólar. En este sentido, en GAEAP hicimos un sencillo ejercicio para calcular el tipo de cambio teórico de acuerdo a los diferenciales de inflación acumulados entre México y Estados Unidos de 1997 a la fecha. El tipo de cambio teórico en enero de 2023 resultó ser de 17.0391 pesos por dólar.

Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de Pacific Exchange Rate Service, INEGI y Department of Labour Economics

Considero que las probabilidades de que veamos un dólar en ese precio son muy bajas, pero bueno, de alguna forma nos ilustra para saber que ese es el valor que “debería” tener un dólar.

A manera de conclusión podemos mencionar que un dólar tan barato seguro causará problemas para la industria nacional al dificultar las exportaciones y generar mayores importaciones, aunque habría que analizar caso por caso ya que no se descarta que haya industrias que podrían salir ganando de esta situación. Donde se ven las ganancias más claras es en el mercado de bienes de consumo que si podrían registrar una baja de precio siempre y cuando existan condiciones de competencia.

Sin embargo, debemos tener en claro que el regreso del super peso se debe principalmente a lo elevadas que están las tasa de interés en México, por lo que esta baja del tipo de cambio pudiera ser un episodio temporal en lo que se regulariza la política monetaria de la mayoría de países y regresamos a niveles de tasas más bajos. Finalmente, en los próximos meses en México estaremos adentrándonos más en temas políticos, veremos cual será el impacto que eso tiene en el tipo de cambio.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaedap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

La ineficacia de la política monetaria en México

Derivado de costosos apretones monetarios traducidos en incrementos de tasas de interés, es que en la mayoría de los países parece que se está ganando la lucha contra la inflación. Los datos más recientes indican que el alza de precios está cediendo en naciones como Turquía, Holanda, Italia, Estados Unidos, Canadá, Indonesia, entre otras; aunque cabe señalar que las tasas de inflación anualizadas se mantienen elevadas en el promedio de la Zona Euro (8.5%), Alemania (8.7%), Italia (10.1%), Reino Unido (10.5%), Rusia (11.9%) y Turquía (57.7%). 

En Estados Unidos, donde la tasa de interés de fondos federales pasó de prácticamente 0% al nivel actual de un rango de 4.50% a 4.75%, ha habido avances significativos en la lucha contra la inflación. De haber registrado un alza anual de precios al consumidor de 9.1% en junio de 2022, ésta disminuyó hasta 6.5% en diciembre y es altamente probable que el dato de enero de este año sea aún más bajo (estamos en espera de la publicación de dicho indicador el 14 de febrero).  Cabe señalar que la más reciente decisión de política monetaria por parte de su banco central fue el miércoles 1 de febrero y fue en el sentido de aumentar su tasa de fondos federales en un cuarto de punto porcentual, lo que ocurre después de 6  aumentos consecutivos que habían sido más grandes (de entre 0.50 y 0.75 puntos porcentuales).

En el caso de México la lucha contra la inflación ha sido mucho más complicada, lenta y costosa. Hay que recordar que el alza anual de precios llegó a un máximo de 8.70% en los meses de agosto y septiembre de 2022 y después de eso la tasa de inflación comenzó a disminuir hasta llegar a 7.80% en noviembre. Con esa evolución muchos se sentían optimistas, pero el problema es que desde entonces la tasa de inflación se ha estancado y de hecho ha repuntado ligeramente. La inflación anual fue de 7.82% en diciembre y el INEGI sorprendió a la mayoría de los analistas cuando el jueves 9 de febrero informó que ésta repuntó a 7.91% en enero de este año. Lo más preocupante es que el componente subyacente, que refleja mejor la tendencia de la inflación no ha dejado de subir y se ubicó en 8.45% en enero, lo cual fue una sorpresa al alza.

En este contexto, el mismo jueves 9 de febrero, en su primera reunión de este año, la Junta de Gobierno del Banco de México anunció que decidió incrementar en 50 puntos base su objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 11.00%. Esto tomó por sorpresa a la inmensa mayoría de analistas, quienes pronosticaban que el Banxico incrementaría su tasa objetivo en 25 puntos base, en línea con el aumento de tasa por parte de la FED.

Cabe señalar que el Banxico inició su ciclo alcista de tasas de interés en junio de 2021 cuando aumentó su tasa de interés objetivo de 4.00 a 4.50%. Esto significa que en los últimos 19 meses la tasa de interés objetivo del banco central ha aumentado en 7 puntos porcentuales completos (de 4.00% a 11.00%), lo que denota uno de los endurecimientos monetarios más agresivos del mundo.

Volviendo al tema del alza de medio punto porcentual en la tasa de referencia ocurrida el pasado jueves 9, como ya se señaló, el mercado casi de manera unánime esperaba un aumento de tasa de un cuarto de punto. Esta suposición de analistas estaba basada en que se esperaba que la inflación tuviera una tendencia a la baja a partir de este año, pero el INEGI sorprendió ese día por la mañana. Es obvio que la Junta de Gobierno del Banxico tomó su decisión el miércoles 8 y ya conocían anticipadamente el dato de inflación anual de 7.91%, por lo que en retrospectiva pues no sorprende la reacción del Banxico de haber aumentado su tasa de interés de referencia en esa magnitud.

La lucha contra la inflación en México será de larga duración y costosa. En su comunicado de prensa, el Banco de México revisó al alza sus expectativas de inflación para este año y 2024, mientras que las de mayor plazo disminuyeron ligeramente, aunque permanecen por arriba de la meta. Concretamente, el Banxico espera que la inflación general sea de 4.9% en el cuarto trimestre de 2023 y de 3.1% en el cuarto trimestre de 2024. En cuanto a la inflación subyacente, el banco espera que se ubique en 5.0% y 3.1% en el último trimestre de 2023 y 2024 respectivamente.   

Pero es evidente que este tipo de proyecciones han fallado en el pasado y lo más probable es que vuelvan a estar erradas ya que de hecho están sujetas a riesgos al alza. El Banxico identifica a esos riesgos como: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones en los precios de energéticos o agropecuarios; iii) la reapertura de la economía china; iv) depreciación cambiaria; y v) mayores presiones de costos. Desde luego que también hay factores que podrían ayudar a que la tasa de inflación  baje más rápido de lo esperado, entre los que destacan: i) una desaceleración de la economía global mayor a la anticipada; ii) una disminución en la intensidad del conflicto geopolítico; iii) un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; iv) un menor traspaso de algunas presiones de costos; y v) un efecto mayor al previsto de las medidas del Gobierno Federal ante la carestía. El balance de riesgos respecto a la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza.

Dado todo lo anterior, pues resulta evidente que la lucha contra la inflación en México ha sido ineficaz ya que no se están dando los resultados esperados, pero que quede claro que no es por culpa del Banco de México. Desde luego que la gran pregunta es porqué si ahora tenemos una tasa de interés objetivo siete puntos porcentuales más alta que la que teníamos en la pandemia, la inflación no cede. La respuesta tiene que ver con cuestiones estructurales de la economía y el hecho de que el problema no es exclusivamente monetario.

Entre las razones estructurales de la inflación, tenemos las siguientes:  

1. Persistente y creciente desequilibrio fiscal. Esto se refiere a un desequilibrio entre la demanda y oferta agregadas. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en 2022 como porcentaje del PIB, hubo un balance primario deficitario de 0.5%, mientras que el déficit público se situó en 3.4%. Por su parte, los Requerimientos Financieros del Sector Público se ubicaron en 4.4%.  En este sentido, en la entrega de la semana pasada hice mención que la deuda neta del sector público federal creció 7.9% nominal en un monto equivalente a 1.03 billones de pesos. Destaca que la deuda interna en pesos creció el año pasado en 15.5%, en un monto equivalente a 1.322 billones de pesos.

2. Gasto público creciente e improductivo.  Esto se refiere a un excesivo gasto público que genera consumo, pero que no aumenta las capacidades productivas del país. En una nota de Alicia Mendoza, publicada el 15 de enero de este año, se menciona que desde 2019 a 2023, el Congreso de la Unión ha destinado un total de $625,925 millones de pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación solo para la construcción del Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, según datos de organizaciones civiles. Por su parte, se estima que el total de gasto que se habría tenido en materia de pensiones en 2022 fue de casi 1.5 billones de pesos, lo que representa 1 de cada 5 pesos del presupuesto de egresos de dicho año. Resulta evidente pues que además de endeudarnos de manera importante cada año, mucho de lo que gasta el gobierno no es para tener una economía más productiva o más competitiva.

Una tercera causa de inflación que es independiente de las políticas monetaria y fiscal es la siguiente:

3. Inflación importada. Como se señaló al inicio de esta entrega, hay naciones que si bien han disminuido su tasa de inflación, la siguen manteniendo elevada. Las importaciones de México representan poco más del 40% del PIB, por lo que las alzas de precios de insumos, commodities, bienes intermedios y productos terminados, que ocurren a nivel mundial, nos van a afectar aquí, dado lo expuesta que está nuestra economía.

A manera de conclusión, podemos mencionar que mientras se le siga dando toda la responsabilidad de la lucha contra la inflación a la política monetaria del Banco de México, los resultados positivos seguirán siendo escasos. Si se sigue dejando toda la responsabilidad al Banxico y se sigue aumentando la tasa de interés y ésta llega a niveles de 12.00% como algunos anticipan, se lanzará a México a una recesión y a una situación de mayor pobreza. El gobierno federal debe ver esta situación, no se trata solo de política monetaria o de elaborar programas como el PACIC o PACIC 2, se deben resolver los problemas estructurales que dificultan la lucha contra la inflación.

Alejandro Gómez Tamez*

Director general GAEAP*

alejandro@gaeap.om

En Twitter: @alejandrogomezt

El vicio de la deuda: pasivos que no dejan de crecer

La deuda pública a nivel mundial ha crecido de manera escandalosa en los últimos años a tal grado que la mayoría de países se han vuelto adictos a ella. De acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda pública pasó de representar el 61.2% del PIB mundial en 2007 a ser el 84.1% en 2019. Derivado de la crisis económica ocasionada por las decisiones de los gobiernos de cerrar las actividades económicas, en aras de reactivar sus economías y apoyar a sus ciudadanos, muchos gobiernos nacionales aumentaron su gasto público financiado con deuda, lo que llevó a ésta a incrementarse hasta representar el 99.8% del PIB mundial en 2020. Derivado del posterior rebote en la actividad económica, el peso de la deuda a nivel global disminuyó ligeramente hasta 95.7% en 2021, pero esto no es producto de que los gobiernos hayan saldado parte de sus deudas. Sea como sea, el hablar de que ahora la deuda pública mundial representa casi lo  mismo que el valor de todos los bienes producidos en un año es escandaloso.

Las cifras oficiales muestran que los países más endeudados respecto a su PIB son los desarrollados con una carga de deuda pública equivalente al 119.5% del valor de su producción en 2021, mientras que para las economías emergentes dicho porcentaje es de 64.0% y en los países de bajos ingresos en desarrollo es de 48.7%. No obstante lo anterior, cabe destacar que mientras que los países ricos tienen una fuente inagotable de financiamiento a tasas de interés relativamente bajas, la carga de la deuda es mucho mayor para las economías emergentes como México, y la situación es aún más pesada para los países pobres.

Las cifras denotan que en todas las regiones del mundo la deuda ha crecido más que la producción, lo que indica que nos hemos convertido en una civilización que no puede crecer de manera natural y requiere de estímulos. En otras palabras, si los gobiernos renunciaran a contratar deuda, el mundo entraría en una profunda depresión económica. Es el vicio de la deuda.

A nivel individual, destaca el nivel de deuda de Japón, cuyo gobierno es el más endeudado del mundo, con  una deuda que representa el 262% de su PIB. También tenemos los casos de Grecia, Italia, Estados Unidos y Canadá, con niveles de deuda pública que representan el 193%, 151%, 129% y 113% de sus PIBs respectivamente.  En niveles de endeudamiento respecto al PIB relativamente inferiores vemos los casos de China (76.9%) e India (89.3%).

La deuda pública de México

¿Y cómo está México en este indicador? De acuerdo con datos de Trading Economics, al cierre de 2021 nuestro país mantenía un nivel de deuda pública respecto al PIB de 49.6%, lo que lo ubica como un país relativamente poco endeudado (esto no significa que este bien, sino simplemente estamos menos mal que otros países, o puesto coloquialmente: “en el reino de los ciegos el tuerto es rey”). En esta entrega quiero presentar un análisis del comportamiento de la deuda pública interna y externa, durante los últimos años en México. Y es que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) recién publicó los informes sobre las finanzas públicas al cierre del 2022, y hay muchos datos sobre este tema que vale la pena analizar en esta entrega, sobre todo a la luz de las estadísticas mundiales recién comentadas.

Tenemos que el saldo de la deuda neta total del sector público federal se ubicó en 14.07 billones de pesos al cierre de 2022, lo que representa un incremento nominal de 1.03 billones de pesos respecto al saldo de finales de 2021, cifra equivalente a un aumento de 7.9%.  En términos de dólares, la deuda neta fue equivalente a 724.8 miles de millones de dólares (mmdd), lo que implica un aumento de 14.4%, aunque es evidente que el crecimiento de la deuda en dólares se debió principalmente a la apreciación del peso frente al dólar, ya que de hecho el saldo de la deuda externa neta bajó en el último año de 218.4 mmdd a 216.5 mmdd, como se puede ver en la siguiente tabla.  

Haciendo un análisis de un periodo más extenso tenemos que entre el 31 de diciembre de 2018 y el mismo día de 2022 (prácticamente lo que va del actual sexenio), la deuda neta del sector público federal  ha aumentado en 3.242 billones de pesos, lo que representa un 29.9% más en términos nominales. Cabe señalar que este ritmo de crecimiento de la deuda equivale a un endeudamiento promedio diario de 2,220 millones de pesos. Resulta interesante contrastar estas cifras con el incremento de la deuda  del sector público en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto. Entre el 31 de diciembre de 2012 y el mismo día de 2018, la deuda neta del sector público creció en 5.477 billones de pesos, lo que equivale a un crecimiento promedio diario de la deuda de 2,500 millones de pesos. Vemos pues que no es mucha la diferencia nominal en ambos sexenios.  

Ahora, en cuanto al peso de la deuda respecto al PIB, tenemos que en 2022 el PIB nominal debió haber sido de unos 28.554 billones de pesos, por lo que el saldo de la deuda del sector público federal al cierre del año representa 49.3%. Este porcentaje es menor al 50.5% de 2021 y el 51.3% de 2020, pero es mayor al 46.0% de 2018 y al 33.8% de 2012. Resultan evidentes dos cosas: primero, que México tiene una deuda pública relativamente baja comparada con otros países, y segundo, que el porcentaje de deuda respeto al PIB si ha crecido en lo que va del actual sexenio federal, aunque en menor proporción comparado con el sexenio de Peña Nieto.

¿Y para que ha servido este crecimiento de la deuda? Es evidente que no ha sido deuda contratada para desarrollar infraestructura a lo largo y ancho del país, y tampoco ha sido utilizada para incentivar el crecimiento económico. La realidad es que la mayor parte de esta deuda adicional ha tenido como fin el pagar los intereses de la propia deuda. Es tan simple como ver que el costo financiero de la deuda de 2019 a 2022 suma 2.854 billones de pesos y si esta cifra la comparamos con el aumento de la deuda neta de 3.242 billones de pesos, pues queda claro que el destino del 88.0% de la nueva deuda ha sido el pago de los intereses de ésta.

Profundizando en el costo financiero de la deuda, tenemos que éste llegó a 815.2 miles de millones de pesos (mmdp) en 2022, cifra 18.7% superior a los 686.7 mmdp erogados por este concepto en 2021. Obvio que este es el resultado de mayores tasas de interés y una deuda que crece año con año ¿El pago de 815.2 mmdp de intereses es mucho o poco? Para tener una valoración más objetiva vale la pena referenciar el dato respecto del gasto programable total del sector público federal; es decir, que tanto del gasto total del sector público se destina a pagar los intereses de la deuda, y tenemos que en 2022 fue el 10.8%, porcentaje por encima del 10.2% de 2021, pero por debajo del 11.0% que teníamos en 2018.

¿Cuáles son las proyecciones de estas variables para este año? En el Paquete Económico 2023 se autorizó un techo de endeudamiento de 1.170 billones de pesos por lo que al cierre de este año, la deuda neta total del sector público rebasara los 15.2 billones de pesos. Mientras que el costo financiero 2023 se proyectó en 1.079 billones de pesos con una tasa de interés de 8.5%, pero evidentemente esa proyección de tasa no se va a cumplir (va a ser de 10.5% a 10.75% aproximadamente) por lo que el costo financiero de la deuda seguramente será mucho mayor a ese billón de pesos presupuestado para 2023.

A manera de conclusión simplemente reitero que en el reino de los ciegos el tuerto es rey y que el manejo de las finanzas públicas por parte del gobierno federal ha sido prudente, no obstante que la deuda pública sigue creciendo (aunque ya sabemos que aumenta para pagar los intereses de la deuda). Es verdad que México está en una posición fiscal débil, pero no obstante lo anterior, las agencias calificadoras no nos han degradado la calificación de la deuda soberana. La situación fiscal de México debe ser monitoreada, cuidemos que no se deteriore más, sobre todo a la luz de las elecciones de este año y de 2024.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Sustituir importaciones cerrándole la puerta a China

Es importante cerrarle la puerta a China, nación que no juega limpio en el comercio internacional. En un estudio de la Fundación de Innovación y Tecnología de la Información (ITIF por sus siglas en inglés) y titulado Falsas promesas II: La brecha continua entre los compromisos de China en el marco de la OMC y sus prácticas, se destaca lo siguiente:

  • El modelo económico chino, dirigido por el estado, es impulsado en gran medida por prácticas mercantilistas innovadoras, y va en contra de los principios fundamentales de la OMC de aplicar políticas orientadas al mercado, trato no discriminatorio, trato nacional y reciprocidad.
  • China ha incumplido numerosos compromisos de la OMC en temas como los subsidios industriales, la falta de protección de la propiedad intelectual extranjera, forzar a las empresas a hacer inversiones conjuntas y realizar transferencia de tecnología, así como limitar el acceso al mercado chino para las empresas de servicios extranjeras.
  • El comportamiento de China hacia la OMC y sus socios comerciales es el de una nación que sabía lo que tenía que prometer para ingresar a la organización, pero sus acciones posteriores han demostrado que nunca tuvo la intención de cumplir esas promesas.
  • Décadas de jugar con el sistema de comercio mundial y no cumplir con los compromisos de la OMC han permitido a China acumular enormes superávit comerciales y reservas de divisas, que utiliza para perseguir objetivos de política interior y exterior.

Esto no debería sorprender dado que es frecuente leer en la prensa sobre las acusaciones que se le hacen a China por otorgar subsidios a sus exportadores, vender mercancías en el exterior en condiciones de dumping, robar propiedad intelectual y patentes, entre muchas otras acciones que, como ya se dijo, constituyen violaciones a las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), organismo internacional reumático e inoperante que ha permitido a China salirse con la suya. El freno a China es imperativo dado que su presidente, Xi Jinping, ha mostrado ser una persona decidida a acabar con la hegemonía de Occidente.

Una forma de cerrarle el paso a China y acelerar el crecimiento económico de la región es a través de una política de sustitución de importaciones en los países que conforman el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Para darnos una idea del potencial de crecimiento si se logra desplazar algunas de las importaciones de productos chinos, tenemos los siguientes datos: En los primeros 11 meses de 2022, las importaciones estadounidenses de mercancías chinas fueron de 499.5 miles de millones de dólares (mmdd), mientras que las importaciones de México de mercancías chinas sumaron 109.5 mmdd. Por su parte, las importaciones canadienses de mercancías chinas fueron de 74.86 mmdd en los primeros nueve meses de 2022. Con estos datos, podemos estimar que el valor de las importaciones por parte de las tres naciones norteamericanas de mercancías chinas debió haber sido de unos 760 mmdd en 2022. Dada esta cantidad, que representa más de la mitad del PIB mexicano, uno puede imaginarse el impulso que tendría la región si se logrará sustituir el 10% de dichas importaciones moviendo los procesos productivos de China hacía México.

A la luz de lo anterior, es muy positivo que en el marco de la Décima Cumbre de Líderes de América del Norte se informó de la creación de un comité para acelerar la sustitución de importaciones en la región. Este comité estará integrado por 12 expertos de los tres países. Por México participará el canciller Marcelo Ebrard, el titular de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro y el consejero honorario de la Presidencia, Alfonso Romo.

El cerrarle el paso a China es algo que Estados Unidos se ha tomado muy en serio. A diferencia de sus antecesores, el presidente Donald Trump caracterizó a China  como un competidor económico desleal e impuso fuertes aranceles punitivos a los productos chinos que ingresaban a su país. El presidente Biden no solo ha mantenido esos aranceles, sino que también ha impuesto controles de exportación y límites al otorgamiento de visas, así como restricciones a los flujos de inversión. La Ley CHIPS for America recientemente aprobada agrega subsidios para la producción nacional de semiconductores a la mezcla.

¿Y México que hará en la práctica al respecto? ¿Impondrá alguna clase de medida en contra de China? No creo que el gobierno mexicano se atreva a tomar ninguna medida en materia de comercio, sino que por el contrario, lo más seguro es que le seguirá abriendo las puertas a los productos chinos, haciéndose de la vista gorda y permitiendo que siga el creciente problema de contrabando e importación de productos que entran al país en condiciones de subvaluación.

Es importante señalar que México padece un déficit comercial crónico con China, que nos impide poder desarrollar más ampliamente nuestra planta manufacturera. En 2012 nuestro déficit con la nación asiática fue de -51.215 mmdd, en 2018 de -76.081 mmdd, en 2021 llegó a -91.759 mmdd y en los primeros once meses de 2022 fue de -99.433 mmdd, por lo que sin problema se puede asumir que este año ¡nuestro desequilibrio comercial con China superará los 110 mil millones de dólares!

No obstante lo anterior, lo que probablemente hará el gobierno mexicano como su política de sustitución de importaciones es esperar a que simplemente llegue la inversión extranjera directa para producir aquí lo que ya no se quiere producir en China. Pero el reto no será fácil dado el actual problema de escasez de energía eléctrica y la falta de inversión en generación de energías limpias. Es bien sabido que muchas empresas que quisieran ubicarse en el norte y centro del país no lo hacen porque ya no hay suficiente energía para dotarles, y tampoco hay el compromiso del gobierno mexicano de que en el futuro cercano determinado porcentaje de la energía eléctrica que se les abastecerá provendrá de fuentes renovables.

Un problema adicional es el de escasez de mano de obra, en especial la capacitada; la escasez de agua en el norte del país y pues también está el tema de la inseguridad.

Desde luego que se puede desarrollar la zona del corredor transístmico de Tehuantepec, pero el desarrollar la zona, la infraestructura carretera y de parques industriales, así como la requerida para dotar de energía eléctrica, probablemente tardará más tiempo del que los inversionistas están dispuestos a esperar.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha estimado que México podría atraer otros 35 mil millones de dólares adicionales de inversión extranjera directa, gracias al nearshoring de empresas que buscan salirse de China. Veremos cuanto de este monto llega a México dada nuestra realidad No debemos olvidar que la ventana de olvidar que la ventana de tiempo que se abrió con el nearshoring es de corta duración y es de una sola vez. Es decir, la empresa que se quiere salir de China y analiza mudarse a México o Guatemala o Brasil, pues toma la decisión y una vez tomada, si no le favorece a México, pues ya se cerró la oportunidad.  

Espero equivocarme y que veamos al equipo de 4 representantes expertos mexicanos en el comité recién creado, con una actitud proactiva y generando las condiciones para atraer la inversión extranjera y que se dejen de importar productos chinos a la región de Norteamérica en beneficio de la producción y empleo en México. Ojala que cuando estos cuatro personajes vayan con el presidente López Obrador, él les haga caso y se realicen los ajustes en políticas públicas que son indispensables para consumar la sustitución de importaciones.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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Avanza la lucha contra la inflación, ¿qué esperar con las tasas de interés en 2023?

Más allá de la invasión de Rusia a Ucrania, el regreso a una vida “normal” después de la pandemia del virus chino de Covid-19, el año 2022 será recordado como el año en el que el mundo en su conjunto vivió la inflación de precios al consumidor más alta de los últimos 40 años (la más elevada de los últimos 22 años en el caso de México). Afortunadamente, para la mayoría de países, la inflación ha comenzado a ceder en los últimos meses. Entre los países que más han logrado bajar su tasa de inflación en el último mes, destacan: Holanda, que pasó de 14.3% a 9.9%; India, que pasó de 6.8% a 5.9%; Brasil, que pasó de 6.5% a 5.9%; y España de 7.3% a 6.8%.

Una parte de la explicación de la disminución de la tasa de inflación interanual en muchos países se encuentra en la implementación de políticas monetarias restrictivas, que se han traducido en mayores tasas de interés, en la mayoría de los países.  Si bien los aumentos en tasas de interés tienen efectos de mediano plazo, y no ayudan a estabilizar los precios de algunos bienes como los alimentos, si pueden servir para evitar un mayor deterioro de las expectativas de inflación.

Desde mi punto de vista, lo que más ha ayudado en la lucha contra la inflación es que el precio del barril de petróleo alcanzó un máximo en junio de este año y desde entonces ha venido disminuyendo hasta el punto en el que ahora en día su precio se encuentra en un nivel apenas por encima del de hace un año.  Las razones de la disminución del precio del petróleo son varias, pero destacan: 1. El lento crecimiento de la economía de China; 2. El hecho de que Rusia sigue vendiendo su petróleo (con un precio castigado); y 3. Las perspectivas de menor crecimiento económico o inclusive recesión, en la mayoría de las economías del mundo en 2023.

Otro factor que ha contribuido en la lucha contra la inflación es el hecho de que la mayoría de los precios internacionales de los alimentos han regresado a su nivel de hace un año, después de haber alcanzado un pico en marzo de este año. Tenemos que de acuerdo con el índice de precios de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), entre noviembre de 2021 y el mismo mes de 2022 el índice de precios de los alimentos registra un incremento de apenas 0.3% (cabe señalar que la inflación mensual interanual de alimentos, medida a través de este índice llegó a ser de 33.95% en marzo de este año y ha venido disminuyendo gradualmente desde entonces). No obstante lo anterior, cabe destacar que en noviembre de 2022, los precios de cárnicos, lácteos y cereales todavía se encuentran 4.1%, 9.2% y 6.3% por encima de su nivel de hace un año, respectivamente.    

En los Estados Unidos también van avanzando en su lucha contra la inflación. El martes 13 de diciembre, se publicó que la inflación interanual de noviembre bajó a 7.10% desde el 7.70% observado en octubre. Hubo mejoría en la mayoría de sus componentes agregados ya que la inflación de alimentos bajó de 10.90% a 10.60%, la de Energéticos disminuyó de 17.60% a 13.10%, mientras que la subyacente bajó de 6.30% a 6.00%.  Se debe destacar que las tasas de inflación general y subyacente siguen siendo inaceptables y es por ello que el Banco de la Reserva Federal (FED) realizó siete incrementos en su tasa de interés de fondos federales. En su reunión del 13 y 14 de diciembre el aumento de tasa fue de 0.50 puntos porcentuales, lo cual contrasta con los incrementos de 0.75 puntos porcentuales en las anteriores cuatro decisiones del Comité de Mercado Abierto de la FED.

De hecho, en su conferencia de prensa para el anunció de la decisión de política monetaria, el presidente de la FED, Jerome Powell, dejó en claro que las tasas de interés tendrán que subir más de lo proyectado previamente ya que la inflación se mantiene muy por encima de la meta. Esto derrumbó los mercados bursátiles los dos días posteriores.

En el caso de México, también se han registrado avances en materia de inflación general, apoyados principalmente en lo mencionado líneas arriba. Tenemos que durante noviembre de este año, la inflación interanual de precios al consumidor fue de 7.80%, tasa por debajo del 8.41% observado en octubre, ubicándose como la menor tasa inflacionaria desde mayo de 2022. El gran problema es que no obstante de que la inflación general fue menor, la tasa de inflación subyacente subió a 8.51% interanual, producto de que la inflación de mercancías aumentó a 11.28% y la de servicios subió a 5.35%.  En cuanto a la inflación de mercancías, destaca que la de alimentos procesados, bebidas y tabaco se mantiene muy elevada y fue de 14.08% en la segunda quincena de noviembre. En cuanto a la inflación no subyacente, ésta disminuyó a 5.73% interanual en noviembre, producto de que la de bienes agropecuarios se moderó a 8.89% interanual y la de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno fue de apenas 3.23%. 

En el caso de México, quiero insistir en la importancia del dato de inflación subyacente de 8.51%, ya que es una medida de la tendencia general de evolución de los precios, cuando se excluyen los elementos más volátiles del índice de precios. Este componente inflacionario resultó el más alto desde agosto del año 2000 y es lo que mantiene preocupada a la Junta de Gobierno del Banco de México.  Es por esta evolución que las perspectivas inflacionarias continúan muy deterioradas y por lo que continúan los apretones monetarios por parte del Banco de México.

Tras darse a conocer el dato de inflación general de 7.80%, el grupo financiero Citibanamex publicó que anticipa que la inflación general para el cierre de 2022 será de 8.6%, aunque con riesgos sesgados a la baja. Esto implica que se espera una escalada fuerte de precios en diciembre o un rebote de la inflación de 7.80% a 8.6%.  Citibanamex también ha mencionado que espera que la inflación sea de 4.8% al final de 2023.

La elevada inflación subyacente y las deterioradas expectativas de inflación para este año y el 2023, provocaron que la Junta de Gobierno del Banco de México anunciara el 15 de diciembre que decidió incrementar en 0.5 puntos porcentuales su tasa de interés objetivo a un nivel de 10.5%, aunque cabe destacar que al igual que en el caso de la FED, esto implica una moderación en el ritmo de incremento de las alzas. Así mismo, se debe destacar que el voto de los miembros de la Junta de Gobierno estuvo dividido, con el subgobernador Esquivel optando por un aumento de 0.25 puntos porcentuales. Ningún miembro votó por un alza de 0.75 puntos porcentuales, lo que india que el conjunto de los miembros apoya la moderación en el ritmo de alzas (fue de 75pb en noviembre).

Cabe destacar que junto con el comunicado de prensa emitido al respecto, el Banxico publicó ajustes moderados a sus trayectorias de inflación. Los ajustes más significativos fueron a los de inflación subyacente durante 2023, aunque se aprecia el optimismo del banco central con pronósticos por debajo de las expectativas de la mayoría de los analistas.

En su comunicado de prensa, el Banxico reitera que sigue anticipando que la inflación converja a la meta de 3% hasta el tercer trimestre de 2024. Sin embargo, el cumplimento de dicha expectativa esta sujeta a diversos riesgos. Al alza: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; iii) presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico; iv) depreciación cambiaria; y v) mayores presiones de costos. A la baja: i) una desaceleración de la economía global mayor a la anticipada; ii) una disminución en la intensidad del conflicto geopolítico; iii) un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; iv) un menor traspaso de algunas presiones de costos; y v) un efecto mayor al previsto de las medidas del Gobierno Federal ante la carestía. El Banxico apunta que si bien algunos choques han dado señales de mitigación, el balance de riesgos en la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico sigue sesgado al alza.

La Junta también mencionó en su comunicado (y lo hace explícitamente) que será necesario incrementar la tasa de interés nuevamente en febrero de 2023, y que “hacia delante, valorará la necesidad de ajustes adicionales en la tasa de referencia” y su magnitud.  Para varios analistas, lo anterior abre la puerta para detener el ciclo de alzas a partir de marzo de 2023, con lo que se reafirmaría el pronóstico de una última alza de 0.25 puntos porcentuales en febrero para llevar la tasa objetivo a un nivel de 10.75%. Esta creencia está sustentada en la desaceleración del índice general de la inflación y sus sorpresas positivas recientes, la estabilización de las expectativas inflacionarias en la mayoría de las encuestas, el menor ritmo de incrementos en tasa de interés por parte de la FED de Estados Unidos, así como a la muy elevada tasa de interés real (10.50% en tasa de interés vs 7.80% en inflación).

Como conclusión de todo esto podemos mencionar que se han logrado avances en la lucha contra la inflación, pero tardaremos muchos meses más para volverla a ver en niveles aceptables para el Banco de México. Durante ese periodo, viviremos con elevadas tasas de interés, lo cual mermará la inversión productiva y el consumo, en detrimento de la actividad económica. Es posible que en 2023 México se libre de una recesión, pero sin duda será un año de menor crecimiento económico, lo que dará como resultado que al quinto año del actual sexenio, el saldo de crecimiento sea cero, el peor desempeño económico desde la década de los ochenta.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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Recuperar el mercado interno para crecer

La evolución económica de México durante el segundo semestre de 2022 ha sido mejor de lo que los analistas pronosticaban. El INEGI acaba de informar que en el tercer trimestre de este año, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 4.3% a tasa anual y con cifras originales, lo cual estuvo apoyado en los incrementos de 3.6% en las actividades agropecuarias, 3.5% en las industriales y 4.5% en el comercio y servicios. De esta manera, en el acumulado de los primeros tres trimestres de 2022, el PIB presenta un aumento anual de 2.9%. Es importante destacar que no obstante lo anterior, nuestro PIB todavía se encuentra en un nivel 1.1% por debajo del registrado en los primeros tres trimestres de 2019.

Hasta ahora, gran parte de la recuperación  económica ha estado sustentada en el crecimiento de las exportaciones, mismas que sumaron 430.3 miles de millones de dólares (mmdd) en los primeros nueve meses de 2022, nivel 19.7% por encima del registrado en los primeros nueve meses de 2021. Si tomamos en cuenta que las exportaciones mexicanas sumaron 494.2 mmdd en todo 2021, y de continuar la tendencia de crecimiento observada en 2022, es posible que este año alcancemos casi los 600 mmdd de ventas al extranjero. Esta cifra es enorme y representaría cerca del 42% de nuestro PIB. 

Como ha sido ampliamente comentado, cerca del 80% de nuestras exportaciones tienen como destino los Estados Unidos, por lo que buena parte de nuestra dinámica comercial está ligada al desempeño del vecino del norte. Los analistas encuestados por el Wall Street Journal establecen que la probabilidad de que Estados Unidos entre en recesión el año que viene es del 60%, lo cual nos pone en una posición de vulnerabilidad, derivada de nuestra enorme dependencia en dicho mercado.

Por otra parte, nuestra dinámica económica nacional también es dependiente de la evolución económica de Estados Unidos por las remesas que desde allá se envían a México. Las cifras oficiales indican que en el periodo de enero a septiembre de 2022 se ingresaron casi 43 mil millones de dólares, monto superior a los 37.3 miles de millones de dólares reportado en igual lapso de 2021, lo que significó un aumento anual de 15 por ciento.

Dado todo lo anterior, nuevamente nuestra preocupación debe ser el fortalecimiento del mercado interno, que nos haga menos dependientes de lo que suceda en el resto del mundo, y en especial en nuestro vecino del norte. El objetivo debe ser que México tenga la fortaleza para crecer por sus propios medios. Habiendo dicho lo anterior, para ver el estado en el que se encuentra el mercado interno, en esta entrega analizamos la evolución del mercado laboral, sus niveles de formalidad y de ingresos.

El INEGI publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN) correspondiente al tercer trimestre de 2022, y en ella se puede ver cómo la población ocupada ha seguido aumentando, inclusive habiendo rebasado los niveles de ocupación que se tenían antes de la pandemia, aunque desafortunadamente esto se ha dado en condiciones de carestía laboral para la mayoría.

Los datos muestran que la población ocupada total pasó de 55.8 millones de personas en el tercer trimestre de 2021 a 57.4 millones en el mismo trimestre de 2022, lo que implica un aumento de 1.6 millones de personas trabajando en el último año. Si tomamos como referencia la población ocupada del tercer trimestre de 2019, vemos que el incremento en la población ocupada en los últimos tres años es de casi 2.6 millones de personas.

En un mundo ideal, toda esta gente debería incorporarse al mercado laboral y estar dada de alta en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo que implicaría que son empleos formales; sin embargo, la realidad es otra. Ha sido ampliamente comentado, que la economía mexicana tiene problemas estructurales que le impiden crear la cantidad de empleos formales que se requieren cada año. Y esto lo podemos ver con las propias estadísticas de INEGI.

De acuerdo con la ENOEN, en el tercer trimestre de 2021 la Tasa de informalidad laboral 1 (TIL1) fue de 56.3%, de manera que la población ocupada en condiciones de informalidad era de 31.4 millones; para el tercer trimestre de 2022 la TIL1 bajó marginalmente a 55.60%, lo que implica que a nivel nacional había 31.9 millones de personas laborando en la informalidad.  Con esto vemos que aunque la tasa de informalidad bajó marginalmente, el número absoluto de personas en la informalidad creció en 500 mil en el último año.

Esta información es compatible con los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que indican que en septiembre de 2021 había 20.595 millones de trabajadores asegurados y en septiembre de 2022 son 21.409 millones, lo que denota un incremento de 814 mil puestos de trabajo.

En pocas palabras, vemos que en el último año la población ocupada total creció en 1.6 millones. De este total, la población ocupada con seguro social creció en 814 mil, 500 mil personas ingresaron al mercado laboral pero en condiciones de informalidad, mientras que los restantes 290 mil son personas que ingresaron en la formalidad, pero no cuentan con seguro social.  

Ahora, para analizar la población ocupada por nivel de ingresos, de la ENOEN se desprende que entre el tercer trimestre de 2021 y el mismo trimestre de 2022, la población ocupada que gana menos de un salario mínimo (sm) aumentó en 4.501 millones, los que ganan de 1 a 2 sm disminuyeron en 467 mil personas, los que perciben de 2 a 3 sm disminuyeron en 1.346 millones, los que ganan de 3 a 5 sm disminuyeron en 1.291 millones, los que ganan más de 5 sm decrecieron en 500 mil personas, los que no reciben ingresos se mantuvieron prácticamente en el mismo número, mientras que los que no especificaron su nivel de ingresos aumentaron en casi 705 mil personas. Es posible que el aumento de este último dato se deba a la desconfianza e inseguridad que genera el decirle a un desconocido cuánto ganas.

Con los datos anteriores, en GAEAP determinamos que la población ocupada en México pasó de ganar 1.72 sm diarios en el tercer trimestre de 2021 a 1.51 sm al día en el tercer trimestre de 2022. Si tomamos en consideración que el salario mínimo pasó de 141.70 pesos en 2021 a 172.87 peros en 2022, entonces se desprende que el ingreso promedio diario de la población ocupada aumentó de 243.54 pesos en el tercer trimestre de 2021 a 261.62 pesos diarios en el mismo trimestre de 2022, lo que implica un aumento de 7.4% nominal.

Ahora bien, si tomamos en cuenta que la inflación del periodo fue de 8.5%, entonces en términos reales el ingreso promedio diario de la población ocupada en México cayó 1.0% en el último año. Hay que tener claro que este es un promedio, por lo que sin duda hay gente que ahora gana mucho menos en términos reales respecto al año pasado, y de igual forma, hay quienes ganan mucho más.

Para saber lo que está pasando con el mercado interno, es importante calcular la masa salarial en circulación, la cual obtenemos de multiplicar el ingreso nominal de la población ocupada por la población ocupada total. Vemos que en el tercer trimestre de 2021 fue de 13.6 miles de millones de pesos (mmdp) y que en el tercer trimestre de 2022 fue de 15.0 mmdp, lo que implica un crecimiento nominal de 10.5%. Esto es muy importante porque implica que en el tercer trimestre de 2022, la suma de toda la gente que trabaja tiene 10.5% más ingresos que hace un año.

Sin embargo, aquí también debemos tomar en consideración la inflación del periodo, misma que fue de 8.5%. De esta manera, en términos reales, la masa salarial presenta un incremento de 1.8% en términos reales entre el tercer trimestre de 2021 y el mismo trimestre de 2022. Este dato es pues, el crecimiento en términos reales del mercado interno.  Sin duda esto es lo que hace que la economía mexicana mantenga un cierto porcentaje de crecimiento inercial.

La gran pregunta que cabe hacerse es ¿Qué se puede hacer para que aumenten los ingresos de la población ocupada en términos reales y que crezca más rápidamente el monto de la masa salarial?

Un primer aspecto que se debe atender es impulsar el incremento de la productividad de la mano de obra. En la medida en que se pueda aumentar la relación de valor de la producción dividida entre la cantidad de trabajadores, los dueños del capital pueden pagar mayores salarios. Veamos un sencillo ejemplo para ilustrar esto: si un trabajador produce 5 pares de zapatos al día y cada par de zapatos se vende en 500 pesos (precio fábrica) este trabajador genera un ingreso diario a su empresa de 2,500 pesos. Si suponemos que de esos 500 pesos el 80% es costo de producción, entonces la contribución de este trabajador a las utilidades de la empresa es de 500 pesos diarios. Si este trabajador aumenta su producción diaria a 6 pares de zapatos al día, entonces su contribución a las utilidades de la empresa aumentaría a 600 pesos diarios. De esta manera, parte de los 100 adicionales que generó el trabajador podrían traducirse en un mayor salario sin ocasionar un incremento en los costos de producción por unidad.

El reto de aumentar la productividad no es sencillo, ya que implica inversiones en bienes de capital como maquinaria y equipo, lo cual no es barato. Además de que muchas de las empresas no tienen acceso a créditos a tasa de interés accesibles, por lo que les resulta muy complicado poder adquirir la maquinaria con recursos propios, dado que los márgenes de rentabilidad de las empresas se han deteriorado en los últimos años.

Otra forma de aumentar la productividad de las personas es a través de la capacitación. Esto toma más tiempo, pero sin duda es una buena alternativa para los empresarios que no tienen recursos para la compra de maquinaria y equipo. Hay muchas formas de lograr la capacitación y en ocasiones las diferentes cámaras empresariales la ofrecen a precios muy bajos, ya que cuentan con apoyos gubernamentales.

Desde luego que otra forma de incrementar los ingresos de la población ocupada está relacionada con el combate a la ilegalidad o economía informal. Las empresas formales, que tienen a sus trabajadores registrados en el IMSS y pagan correctamente sus impuestos, enfrentan grandes dificultades al competir con las empresas que están en la ilegalidad ya que éstas tienen menores costos de producción. Esto impide que la empresa formal pueda pagarle mejores salarios a sus trabajadores, ya que tiene que competir con precios más bajos por parte de empresas ilegales. De esta manera, la informalidad se esparce como un cáncer en la economía mermando las posibilidades de mejorar los niveles de ingresos de la población ocupada. La autoridad debe asumir un compromiso por llevar a más empresas a la legalidad.  

Finalmente, está el tema de ciertas importaciones que impiden a los fabricantes nacionales mejorar los niveles de ingreso de sus trabajadores. Cuando tienes importaciones de productos que fueron fabricados en otros países en condiciones laborales muy malas y pagando sueldos de miseria, estás importando pobreza. ¿Cómo puede una empresa que produce ropa mejorar los sueldos de sus trabajadores cuando los grandes compradores nacionales tienen la posibilidad de comprar productos hechos en Bangladesh a un precio 50% más bajo? Y claro, tomando en consideración que las condiciones laborales de dicho país son sustancialmente más bajas que las de México. Nuestro país debe repensar su política comercial y buscar negociar acuerdos comerciales en los que tengamos posibilidades de exportar más, no simplemente comprar productos baratos que compiten con nuestras fábricas imposibilitando la mejora salarial.

A manera de conclusión podemos señalar que el aumento al salario mínimo si ayuda a aquellas personas que están en la formalidad y perciben precisamente un ingreso equivalente a un salario mínimo. Sin embargo, para la mayoría de la población ocupada, el aumentar el salario mínimo no se ha traducido en una mejoría de los niveles de ingreso promedio. La alternativa es el incremento de la productividad, el combate a la ilegalidad e informalidad, así como revisar la política comercial de nuestro país. Las políticas públicas deben ir encaminadas a tener un mercado interno fuerte porque la gente gana más, no simplemente porque hay más gente trabajando.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Costos de la guerra contra la inflación

A un costo muy elevado, pero aparentemente las cosas van mejorando en materia de la lucha contra la inflación de precios al consumidor, al menos en lo que respecta a Norteamérica. Entre septiembre y octubre, la tasa de inflación interanual bajó de 7.0% a 6.9% en el caso de Canadá, disminuyó de  8.2% a 7.7% en Estados Unidos, mientras que en México retrocedió de 8.7% a 8.4%. Siguen siendo niveles inaceptables de inflación, pero parece ser que en los tres países ya se alcanzó el pico inflacionario.

En el caso de Estados Unidos, es muy positivo para todo el mundo, que se registraron menores alzas interanuales en todos los componentes del índice de precios al consumidor. Su inflación de alimentos bajó a 10.9% (11.2% septiembre), la de energéticos fue de 17.6% (19.8% septiembre), mientras que la subyacente disminuyó a 6.3% (6.6% septiembre).

Esta mejora en la inflación se debe a que el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) ha realizado agresivas alzas en su tasa de interés de fondos federales hasta llevarla a un rango de 3.75% a 4.00%. Además de que los precios del petróleo se han estabilizado en torno a los 80-90 dólares por barril. Y lo más importante, ayuda el que los precios mundiales de los alimentos siguen bajando. Entre septiembre y octubre, nuevamente disminuyó el Índice de precios de los alimentos de la FAO (-0.1%), con lo que liga su séptima caída mensual. De esta manera, el valor del índice en octubre de 2022 se encuentra sólo 2.0% arriba del nivel de octubre de 2021. No sé cuándo veremos esto reflejado en nuestra cartera, pero de acuerdo con la FAO, la buena noticia es que los precios de los alimentos ya son prácticamente iguales a los de hace un año.

Como ya lo mencioné, en el caso de México la inflación general interanual de precios al consumidor disminuyó de 8.70% en septiembre a 8.41% en octubre; pero el problema es que esto se dio gracias a que la inflación no subyacente (la de bienes agropecuarios y energéticos) bajó a 8.36%, mientras que la inflación subyacente (la de mercancías y servicios) aumentó a 8.42%, su nivel más alto desde agosto de 2000.  

La inflación subyacente es muy importante debido a que es un indicador de la tendencia o inercia en el crecimiento de los precios de los bienes y servicios que consumimos. Por lo tanto, su distinción técnica respecto a la medida de la inflación general radica en que deja fuera del cálculo a las variaciones de los precios de ciertos bienes y servicios, que pueden resultar más volátiles debido, por ejemplo, a perturbaciones extremas y ajenas a la demanda interna.

Así, al analizar a detalle la inflación subyacente de 8.42% en octubre, tenemos que esta se divide en dos rubros: la de Mercancías (que registró 11.15%) y la de Servicios (que fue de 5.3%). La inflación de Mercancías a su vez tiene dos componentes: Alimentos, bebidas y tabaco (13.95%) y Mercancías no alimenticias (8.03%). Por su parte, la inflación de Servicios tiene tres componentes: Vivienda (3.14%), Educación / colegiaturas (4.49%) y Otros servicios (7.33%).

Si ahora analizamos a detalle la inflación no subyacente, la cual fue de 8.36%, vemos que tiene dos componentes: Agropecuarios (que registró un alza de 14.25%) y Energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno (que fue de apenas 3.77%). Ahora, la inflación de productos agropecuarios tiene dos componentes: Frutas y verduras (12.63%) y Pecuarios (15.61%). Por su parte, la inflación de Energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, también tiene dos componentes: Energéticos (3.1%) y Tarifas autorizadas por el gobierno (5.42%).

Se debe destacar que con el dato de inflación  de precios de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno de apenas 3.77%, queda claro que el que está haciendo el mayor esfuerzo para contener el alza general de precios es el gobierno. Esto lo vemos principalmente en la forma de una menor recaudación del IEPS a las gasolinas y diésel y lo constatamos con el dato de que la recaudación de este impuesto, el cual pasó de 185.4 miles de millones de pesos (mmdp) en los primeros 9 meses de 2021 a ser de -85.7 mmdp en los mismos meses de 2022. En otras palabras, el no cobro de IEPS a gasolina y diésel y el subsidio gubernamental que se ha dado a estos combustibles ha evitado que la inflación sea de doble dígito y un mayor problema.   

En función de lo anterior, diversos analistas volvieron a ajustar sus pronósticos de inflación para el cierre de año, como es el caso del Grupo Financiero Citibanamex, quienes publicaron que esperan que la inflación subyacente anual alcance su pico de 8.6% en noviembre, y cierre el año en 8.3%. Para la inflación general, esperan que los efectos de base de comparación provoquen que ésta se presione ligeramente al alza en diciembre y la ubican en 8.6%.

Entonces, derivado de que las expectativas inflacionarias siguen deterioradas y la inflación subyacente sigue subiendo, es que el 10 de noviembre, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió, en votación dividida de 4 a 1, volver a aumentar su tasa de interés objetivo en 0.75 puntos porcentuales a un nivel de 10.00%, el nivel más alto desde que se creo el mecanismo de objetivo de tasa de interés. El aumento de 75 puntos base ya era ampliamente esperado por el mercado, no fue sorpresa para nadie. La pregunta que muchos se hacen es si este fue el final del ciclo alcista de tasas de interés, en virtud de que la inflación empieza a disminuir. La respuesta es un rotundo NO. Si bien se espera que hacía el futuro las alzas de tasas sean más moderadas, diversos analistas, entre ellos nosotros en GAEAP, esperamos que la tasa objetivo concluya el año en 10.50% y vendrán más alzas en 2023.

La expectativa del mercado se puede constatar calculando la tasa de interés implícita de los Cetes a 28 días, tomando los datos del resultado de la subasta del martes 8 de noviembre. En GAEAP estimamos que el mercado espera que los Cetes a 28 días paguen 10.57% dentro de 3 meses, tengan un rendimiento de 10.96% dentro de 6 meses y de 10.67% dentro de dos años. En términos simples, lo que esto nos dice es que la tasa objetivo del Banxico podría aumentar hasta 11.00% a mediados del 2023 y se quedará en un nivel elevado durante un buen tiempo (dos años), disminuyendo muy gradualmente. 

Claro que la evolución de las tasas de interés esta ligado a lo que suceda con la inflación. En este sentido, en el comunicado emitido por el Banxico con motivo de su decisión de política monetaria, se menciona que se anticipa que la inflación converja a la meta de 3% hasta el  tercer trimestre de 2024. Sin embargo, estas previsiones están sujetas a riesgos.

Los riesgos de que la inflación sea más alta de lo que se anticipa son: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; iii) mayores presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico; iv) depreciación cambiaria; y v) presiones de costos. Ahora, los eventos que podrían hacer que la inflación disminuya más rápidamente son: i) una desaceleración de la economía global mayor a la anticipada; ii) una disminución en la intensidad del conflicto geopolítico; iii) un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; iv) un menor traspaso de algunas presiones de costos; y v) un efecto mayor al previsto de las medidas del Gobierno Federal ante la carestía.  Para el Banxico es mayor la probabilidad de que materialicen los riesgos que podrían hacer que la inflación sea más alta.

Así pues, podemos concluir que si hay avances en la lucha contra la inflación, pero hay un grave problema con su componente subyacente y eso hará que vivamos un periodo largo de elevadas tasas de inflación en México. Es importante destacar que los severos ajustes en la tasa de interés en México explican buena parte de la fortaleza del peso mexicano, el cual llegó a estar en niveles de 19.32 unidades por dólar la semana que recién concluye. Este puede ser considerado como otro costo asociado a la lucha contra la inflación, ya que este super peso perjudicará a las exportaciones y provocará mayores importaciones, lo que dañará a la planta manufacturera nacional.

Es obvio también que el mantener tasas de interés de referencia tan elevadas durante mucho tiempo (arriba del 10% los próximos dos años) tendrá un impacto negativo para todos los que tenemos deudas (personas, empresas y gobiernos), quienes tendremos que pagar más intereses. Además de que el encarecimiento del crédito provocará menos consumo privado e inversión productiva. Es por ello que la enorme mayoría de analistas estima que el año entrante el PIB de México no crecerá más allá de un 1.0%, lo que provocará menor creación de empleos. Podemos anticipar que la escasez de mano de obra que vemos en muchos sectores productivos terminará el año que viene y que desafortunadamente nuevamente veremos un crecimiento del empleo en la economía informal. Todos estos son los costos de esta guerra contra la inflación.  

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt   

Desacreditar al liberalismo económico manipulando la historia

El sistema económico de libre mercado o el capitalismo ha sido sujeto de toda clase de críticas desde siempre y tal vez el mejor ejemplo es la obra de Karl Marx. Es verdad que el sistema de mercado y libre empresa ha generado desigualdad e injusticia para muchos. Es por ello que los críticos de este sistema ganaron muchos adeptos tras el “fracaso” de las políticas neoliberales y de libre mercado en América Latina, y tras la crisis financiera de 2008-2009 en los Estados Unidos. La narrativa anti libre mercado ha ocasionado que varios países latinoamericanos, entre ellos México, hayan elegido líderes de izquierda, que han causado más mal que los regímenes que reemplazaron; y tal vez los casos más infames son los de Cuba, Nicaragua y Venezuela. En los Estados Unidos y otras naciones desarrolladas, el clamor anti libre mercado lo vemos en la forma de mayor regulación que evite “los excesos del sistema”.  

En esta entrega no abordaré cómo es que la corrupción, el egoísmo empresarial  y la inefectividad del sistema legal provocan que la política de libre mercado generé tantas fallas, en la forma de una creciente desigualdad. En esta entrega deseo abordar lo que para mi es un falso debate respecto a cuál sistema es mejor: el de libre mercado o el socialista / intervencionista / regulador. Veremos que a través de la construcción de mitos y manipulando la historia es cómo se ha denostado el sistema económico que mayor progreso ha traído a la humanidad en la forma de aumento de producción, creación de empleos y generación  de riqueza.

Quiero comenzar señalando que es falso que la intervención y regulación gubernamental sean un  instrumento infalible para resolver las imperfecciones del sistema de libre mercado. La pregunta no es si el mercado falla, sino cual es el sistema que más probablemente pueda corregir esas fallas, el gobierno o el propio mercado. El economista Harold Demsetz acuñó el término “falacia del nirvana” para señalar este punto: no es suficiente encontrar las fallas en el mundo real; uno debe demostrar que es probable que alguna alternativa factible sea mejor que lo que esta causando la falla. James Buchanan, uno de los padres de la economía de la elección pública, comparó a los defensores de la regulación o intervención gubernamentales en la economía, con los jueces de un concurso de canto que, después de escuchar una actuación imperfecta del primer concursante, inmediatamente premian al segundo concursante, razonando que debe ser mejor.

En este sentido, en un artículo editorial de Ryan McMaken, publicado el 19 de octubre en el portal de El Instituto Mises, y titulado “Por qué necesitamos historia verdadera y buenos historiadores”, se hace un recuento de cómo a través de mitos e historias falsas se ha desacreditado al capitalismo y al sistema de libre mercado, siendo que la evidencia muestra que es el sistema económico que ha traído prosperidad a miles de millones de personas, y en todo caso es la intervención del estado la que ha echado las cosas a perder, ya sea a través de ineptitud, corrupción, negligencia o la razón que sea.

El artículo de McMaken es una adaptación de la introducción al panel de Revisionismo Histórico del Supporters Summit que se llevó a cabo en el resort Arizona Biltmore. Comienza mencionando que en su novela titulada 1984, George Orwell deja en claro el papel del régimen en el control de la información sobre el pasado. Después de ser “reeducado” por el partido gobernante, el protagonista Winston Smith recitó obedientemente la sabiduría del partido con respecto al hecho de que “Quien controla el pasado controla el futuro: quien controla el presente controla el pasado”.

En otras palabras, el partido gobernante en el mundo de la novela 1984 entendió que controlar las narrativas históricas es clave para influir en las opiniones ideológicas del público. Esto es difícil de negar. En México nosotros vemos esto todos los días a través de la conferencia de prensa del presidente, en la cual se impone una narrativa en la que se denosta prácticamente todo lo sucedido en el periodo de 1988 a 2018. Ante los ojos de millones de mexicanos se quiere reescribir la historia y que olvidemos todo lo que nuestro país se modernizó y avanzó en ese periodo “neoliberal”. Se busca desesperadamente que la gente piense que el modelo económico mexicano de 1945 a 1985, con una economía ineficiente, improductiva, cerrada y con un altísimo grado de participación estatal en la actividad económica (a través de regulación y empresas públicas que hacían de todo), es algo a lo que deberíamos regresar.

Pero este tipo de ejercicios de pretender reescribir la historia con fines políticos no es nuevo ni exclusivo de México. Hablando sobre la Revolución Industrial, el historiador Ralph Raico señaló la importancia de la historia para ganar las batallas ideológicas y políticas. Menciona que es un hecho curioso que de todas las disciplinas, parece que la historia más que la filosofía o la economía, determina las opiniones políticas de las personas. Podríamos considerar esto injusto y pensar que la economía tiene más que decir sobre lo que la gente debería pensar sobre la competencia, desregulación e intervención del gobierno en la economía, mientras que la filosofía tiene más que decir sobre lo que la gente debería pensar sobre los derechos naturales de la gente a decidir. Pero, de hecho, la mayoría de las veces parece que la historia, o las interpretaciones de la historia, influyen más en las posiciones que toma la gente.

Algunas personas, por supuesto, insistirán en que el medio más importante para convencer a la gente de una posición u otra involucra argumentos lógicos rigurosos. Sin duda, este enfoque es de especial importancia para algunos, y el pensamiento económico y filosófico sólido es ciertamente importante cuando se trata de interpretar y explicar eventos; pero para la mayoría de las personas, parece que las narrativas históricas han tenido un papel descomunal en influir y establecer los puntos de vista ideológicos.

Retomando lo escrito por Ryan McMaken, esto lo podemos ver fácilmente observando varios ejemplos.

1. El mito como historia en la revolución industrial

Entre las narrativas históricas más importantes que afectan los puntos de vista ideológicos de las personas se encuentran los de la Revolución Industrial. La narrativa histórica generalmente va así: Érase una vez, la gente de Europa occidental vivía vidas sencillas pero decentes en la agricultura. Pero todo terminó cuando los capitalistas forzaron a la gente común a entrar en las fábricas, o lo que los anticapitalistas llamaron “las fábricas satánicas”. Gracias a los capitalistas, el nivel de vida de la gente común bajó y la calidad de vida se destruyó durante generaciones. Solo después de que los gobiernos intervinieran para regular a estos propietarios de fábricas, mejoró la vida del trabajador.

2. El mito como historia en la Gran Depresión

Otra narrativa histórica que todos conocemos es que en los años previos a la Gran Depresión, las economías del mundo occidental estaban casi completamente desreguladas. Luego, el capitalismo, de alguna manera, provocó la Gran Depresión. El mundo se sumió en la pobreza gracias a estos capitalistas, y solo gracias a la intervención del gobierno, una vez más, la gente se salvó. La única razón por la que no hemos tenido grandes depresiones repetidas en las décadas posteriores ha sido gracias a la intervención de los gobiernos para evitar que los capitalistas causen otra calamidad similar.

Historiadores motivados por cuestiones ideológicas, e incluso historiadores imparciales que hacen mala historia, han enseñado al mundo estas narrativas falsas. El mundo les cree, y el resultado es un enorme sesgo público contra la libre empresa, la libertad y el libre mercado. Afortunadamente, los buenos historiadores han hecho el arduo trabajo de revisar la historia económica y demostrar que, en realidad, el nivel de vida aumentó durante la Revolución Industrial del siglo XIX. Buenos historiadores, como Murray Rothbard en su libro America’s Great Depression, han demostrado que la Gran Depresión difícilmente fue causada por demasiada libertad económica o laissez-faire. También han demostrado que ciertamente no ha sido la intervención del gobierno la que “resolvió” el problema de la Gran Depresión.

Estos son solo dos ejemplos, de muchos existentes, que tienen que ver con la historia económica mundial. Las narrativas históricas con carga ideológica se remontan mucho más atrás que estos ejemplos y cubren temas históricos aún más amplios. Por ejemplo, hasta el día de hoy, nuestras opiniones sobre la política moderna, las instituciones políticas y la religión continúan estando fuertemente influenciadas por las narrativas históricas de la Edad Media. Estas narraciones en realidad tienen siglos de antigüedad y, como señala Raico, el mito de la Edad Media como “Edad Oscura” fue “quizás el más grande… junto al mito de la Revolución Industrial, uno de los mayores fraudes históricos perpetrados por los humanistas del Renacimiento y filósofos franceses”.

Se escribe nueva historia todo el tiempo

Constantemente se escriben nuevas narrativas históricas. Por ejemplo, una narrativa histórica popular respecto a la causa de la crisis financiera de 2008 fue que el sector financiero estaba más o menos desregulado, y la crisis financiera fue un ejemplo de lo que sucede cuando el gobierno no logra controlar a los capitalistas.

De importancia clave es la narrativa histórica que se enseñará sobre covid-19. Ya sabemos que la historia que los gobiernos quieren que se cuente va más o menos así: una vez apareció la enfermedad del covid. ¡No tenemos idea de dónde salió!, y de no ser por los gobiernos, la cantidad de muertos hubiera sido mucho peor. Gracias a los confinamientos, la obligatoriedad en el uso de cubrebocas, el cierre de negocios, el cierre de fronteras y la obligatoriedad de las vacunas, se evitó un desastre total. Era necesario abandonar la libertad para salvar vidas. En Estados Unidos: ¡Gracias a Dios por Anthony Fauci y sus amigos! En México: ¡Gracias AMLO por haber traído las vacunas y que hayan sido gratis!

Eso es lo que los regímenes quieren que digan los libros de historia.

La tarea que tenemos entre manos es escribir una historia correcta y difundir una buena historia, en lugar de la historia oficial aprobada por el régimen en turno. Porque si la mala historia se convierte en la versión aceptada de la historia, es la historia la que convencerá a innumerables millones de la idea de que los gobiernos de izquierda son los que nos salvaron de los capitalistas o que nos salvaron del covid.

Quienes escribimos, ya sea de historia, economía, finanzas o de la disciplina que sea, debemos hacer el arduo trabajo de escribir una buena historia que cuente historias reales sobre los mercados, el estado moderno, la descentralización y la tiranía de los funcionarios gubernamentales de cualquier ámbito, de la salud, o de lo que sea nuestra especialidad. Sí, necesitamos de una buena economía para comprender cómo funcionan los mercados y debe quedar claro que aunque se pretenda reescribir la historia de manera tendenciosa, los hechos están ahí y México no debe regresar a un modelo económico del pasado, en el cual la excesiva injerencia gubernamental en la economía era el sello que marcaba la ineficiencia de todo un país. Por eso tenemos que escribir y contar las historias correctas.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Regreso al patrón oro para poner en orden a los bancos centrales

El problema inflacionario está lejos de resolverse. El pasado mes de septiembre la inflación general de precios al consumidor en México fue de 8.7% anual, nivel idéntico al observado en el mes inmediato anterior; sin embargo, la preocupación respecto al aumento de precios ahora es mayor porque la inflación subyacente subió de 8.05% en agosto a 8.28% en septiembre. En el caso de Estados Unidos, la inflación general de septiembre bajó a 8.2% anual, desde 8.3% en el mes inmediato anterior, pero de igual forma el problema es que la subyacente subió de 6.3% a 6.6% (el nivel más alto en cuatro décadas). La inflación subyacente es aquella que deja de lado los precios de productos agropuecuarios y de los energéticos, que suelen tener un comportamiento más volátil, por lo que se le considera un indicador más preciso de las presiones inflacionarias de corto plazo que sufre una economía. 

En cuanto al alza de precios de los productos agropecuarios, en el caso de México ésta aumentó de 14.9% anual en agosto a 15.05% en septiembre, mientras que en Estados Unidos la inflación anual de alimentos disminuyó de 11.4% en agosto a 11.2% en septiembre. En cuanto al alza de precios de los energéticos, en el caso de México bajó de 7.25% anual en agosto a 5.88% en septiembre, mientras que en el caso de EE.UU., ésta pasó de 22.3% anual en agosto a 19.8% en septiembre.

Esta inflación crónica provoca que semana tras semana se deterioren las expectativas de analistas respecto de los incrementos futuros en las tasas de interés por parte de los bancos centrales. En el caso de México, la tasa de Cetes a 28 días se ubicó en 8.90% en la subasta del martes 11 de octubre, pero la tasa de interés implícita que calculamos en GAEAP para dicho instrumento la ubica en 10.26% para enero de 2023, 10.53% en abril de 2023 y de 10.68% para octubre de 2024. Así es, esta tasa de interés la calculamos con base al resultado de la subasta de Cetes de dicho martes 11 de octubre, en la que ¡se colocaron Cetes a 721 días con una tasa de 10.99% anual!

En el caso de Estados Unidos, después de que el pasado 13 de octubre se conociera el dato de inflación de 8.2%, vimos que la expectativa de tasa de interés de fin de año se ubicó en 4.85%; el mercado ahora asigna una probabilidad de 18% a que en su reunión de noviembre, la FED suba su tasa de interés en 100 puntos base; el bono a 30 años paga un interés anual de casi 4.00%, el nivel más alto desde agosto de 2011; el bono a 10 años está arriba del 4.00%; el dólar se apreció frente a la mayoría de divisas, lo cual perjudica la dinámica exportadora de EE.UU; y el bitcoin otra vez está por debajo de los 19 mil dólares.   

Como lo he señalado en pasadas entregas, la actual crisis inflacionaria tiene diferentes causas, pero en el caso concreto de los Estados Unidos, se debe a años de borrachera monetaria, en la forma de un exceso de liquidez que se ha ido agravando y que fue ocasionado desde el rompimiento del patrón oro en 1971, bajo la presidencia de Richard Nixon. El problema monetario ha existido en la forma de inflación (ya sea de precios de bienes de consumo o de activos), pero la tasa de crecimiento de los agregados monetarios se aceleró de manera exponencial a partir de la crisis financiera de 2008-2009, tras la caída de Lehman Brothers, y ésta fue exacerbada por la crisis causada por las decisiones gubernamentales ante la pandemia del virus chino del Covid-19. Hay que recordar que la enorme mayoría de países  incurrió en severos déficits fiscales (deuda) para sacar adelante sus economías y que en muchos casos, ese endeudamiento adicional fue monetizado a través de programas de compras de toda clase de bonos por parte de los bancos centrales (el llamado quantitative easing o QE). Cabe precisar que México no forma parte de ese grupo de países que se endeudó y monetizó su deuda para apoyar su crecimiento económico.

En 2021, la deuda mundial alcanzó un récord de 303 billones de dólares, según el Instituto de Finanzas Internacionales, una asociación mundial de la industria financiera. Este es un salto enorme respecto al nivel de deuda global en 2020 de 226 billones, según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Este es el mayor aumento de la deuda en un año desde la Segunda Guerra Mundial.

Al final, en los últimos años, el exceso de deuda monetizada, traducida principalmente en mayor liquidez de dólares estadounidenses, provocó toda clase de burbujas en los precios de activos, como viviendas, precios de acciones y bonos, commodities, obras de arte, coleccionables, metales, entre otros, hasta que eventualmente llegó a los precios de los bienes de consumo a lo largo de este año.

Desde este espacio hemos comentado que el problema inflacionario que vive en México tiene causas internas y que éstas fueron exacerbadas por un problema de inflación importada. Hay que recordar que nuestras importaciones totales representan el 43% del PIB, por lo que si hay un problema inflacionario global, éste contaminará a México en la forma de productos, bienes intermedios y materias primas más elevados. Nuestro país comenzó a registrar tasas anuales de inflación desde marzo de 2021, por lo que cuando explotó el problema inflacionario en Estados Unidos, eso solo vino a agravar la situación aquí.

La respuesta a los inaceptables niveles inflacionarios causados por los bancos centrales, ha sido incrementar las tasas de interés por parte de los propios bancos centrales, como si sólo se tratará de un problema de demanda agregada. La apuesta de los bancos centrales, con independencia de que la economía mundial ha sufrido y sigue recibiendo importantes choques de oferta, es que a través de las alzas en las tasas de interés, se frené el consumo y la inversión, disminuyendo así la demanda agregada.  

El problema es que este problema inflacionario, no se resolverá tan fácil aumentando tasas de interés, sino que  tomará al menos dos años el que se estabilice la situación que mantiene a la oferta deprimida. Pero lo que es peor es que este proceso de contención de la inflación generará más pobreza, presionará las finanzas públicas de prácticamente todos los países (incluido México, que en el mejor de los casos pagará 1.1 billones de pesos por el servicio de su deuda en 2023), ocasionará estrés financiero a empresas y familias, y lo peor es que puede volver a repetirse. Digamos que es una falla en el sistema que se repetirá una y otra vez mientras el modelo monetario de dinero fiduciario o fiat no cambie.

En este sentido, en esta entrega quiero exponer que para resolver los problemas crónicos de inflación y volver a poner el sistema financiero internacional en orden, tal vez la mejor medicina sería regresar a un sistema similar al que se tenía hasta 1971, año en el que el presidente estadounidense Richard Nixon, eliminó el patrón oro.

En un artículo de Jp Cortez, director de Política de Sound Money Defense League, publicado en el portal de MoneyMetals.com, el pasado 8 de octubre y titulado “Congresista de EE.UU. presenta proyecto de ley de patrón oro mientras la inflación se sale de control” se recapitulan las bondades de retornar a dicho sistema, ya que permitiría que el dólar estadounidense recupere una posición estable por primera vez en medio siglo, si se aprueba un proyecto de ley que acaba de presentar el representante (diputado) republicano Alex Mooney.

Conocida como la “Ley de Restauración del Patrón Oro” por los activistas que promueven el retorno del dinero sólido, la H.R. 9157 exige la revinculación de la notas de la Reserva Federal (dinero emitido por la FED) al oro con el fin de abordar los problemas actuales de inflación, una deuda federal descontrolada e inestabilidad del sistema monetario. Cabe señalar que esta iniciativa se presentó el 7 de octubre de 2022 y se remitió al Comité de Servicios Financieros de la Cámara.

Tras la aprobación de la H.R. 9157, el Departamento del Tesoro de los EE.UU. y la Reserva Federal tendrían 30 meses para divulgar públicamente todas las tenencias de oro y las transacciones de oro, después de lo cual los billetes de la Reserva Federal o sea el “dólar” estarían vinculados a un tipo de cambio fijo con el oro y ese sería su precio de mercado.

El dólar estadounidense sería nuevamente redimible e intercambiable con oro al nuevo precio fijo, con el Tesoro de los EE.UU. y sus reservas de oro respaldando a los Bancos de la Reserva Federal quienes fungirían como garantes.

El representante Mooney, en un comunicado señaló que “El patrón oro protegería contra los hábitos de gasto irresponsables de Washington y la creación de dinero de la nada…Los precios estarían determinados por la economía en lugar de los instintos de los burócratas. Nuestra economía ya no estaría a merced de la Reserva Federal y los gastadores imprudentes de Washington”.

En sus considerandos, la Ley de Restauración del Patrón Oro hace mención de varias conclusiones sobre el daño que el Sistema de la Reserva Federal ha infligido a los estadounidenses comunes, particularmente desde que se “suspendió temporalmente” el respaldo en oro del sistema monetario de Estados Unidos en 1971.

H.R. 9157 señala lo siguiente: “El billete de la Reserva Federal ha perdido más del 30 por ciento de su poder adquisitivo desde 2000, y el 97 por ciento de su poder adquisitivo desde la aprobación de la Ley de la Reserva Federal en 1913”.

Los economistas han observado que cuando se rompió la convertibilidad de billetes por oro a un tipo de cambio fijo, se eximió a los banqueros centrales y a los funcionarios del gobierno federal de sus responsabilidades, permitiéndoles expandir irresponsablemente la oferta monetaria, financiando los déficits gubernamentales a través de compras de billones de dólares de bonos y manipular la economía como les plazca. En este sentido es importante mencionar que en el caso de México, producto de la autonomía del Banco de México, el banco central tiene prohibido dar financiamiento al gobierno federal, por lo que no aplica el tema de monetización de la deuda; sin embargo, si es verdad que la Junta de Gobierno del Banco de México tiene la libertad de aumentar o disminuir la base monetaria e incidir en el nivel de tasas de interés, sin pedirle permiso a nadie.

“En ocasiones, incluyendo 2021 y 2022, las acciones de la Reserva Federal ayudaron a crear tasas de inflación del 8 por ciento o más, aumentando el costo de vida de muchos estadounidenses a niveles insostenibles… enriqueciendo a los propietarios de activos financieros mientras… poniendo en peligro la empleos, salarios y ahorros de los trabajadores de cuello azul”, menciona la H.R. 9157.

En particular, el proyecto de ley del representante Mooney también requeriría la divulgación completa de todas las tenencias de oro del banco central y del gobierno de EE.UU. y las transacciones financieras relacionadas con el oro durante las últimas 6 décadas, un tema aparentemente tabú rodeado de misterio y engaño. Concretamente menciona: “Para permitir que el mercado y los participantes del mercado lleguen a la paridad fija dólar-oro de los billetes de la Reserva Federal de manera ordenada… el Secretario del Tesoro y la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal pondrán a disposición del público… todas las tenencias de oro, con un informe de cualquier compra, venta, arrendamiento y cualquier otra transacción financiera que involucre oro, desde la suspensión temporal el 15 de agosto de 1971, de las obligaciones de canje de oro bajo el Acuerdo de Bretton Woods de 1944.”

Además, H.R. 9157 requiere que la Fed y el Tesoro divulguen “todos los registros relacionados con rescates y transferencias de oro de los Estados Unidos en los 10 años anteriores a la suspensión temporal el 15 de agosto de 1971 de las obligaciones de rescate de oro”.

A todo este respecto, Stefan Gleason, presidente de Sound Money: Liga de Defensa y Bolsa de Dinero y Metales, menciona que “El sistema actual de dinero fiduciario basado en la deuda sirve principalmente para apoyar a los grandes gobiernos y a los expertos financieros adinerados, mientras que la política en serie de degradación de la moneda de la Reserva Federal castiga a los ahorradores y asalariados, ya que socava la economía…El regreso a un nuevo patrón oro detendría el problema de la inflación, frenaría el crecimiento de un gobierno derrochador e ineficiente y daría inicio a una nueva y emocionante era de prosperidad estadounidense”.

A manera de conclusión podemos señalar que el regreso al patrón oro podría ser el ajuste que el sistema monetario global necesita para erradicar la inflación y poner fin a años y años de crecimiento excesivo de la deuda; sin embargo, lo más probable es que la iniciativa H.R. 9157 no prosperará, dado que los gobiernos no permitirán que se les ponga una camisa de fuerza que los obligue a comportarse con responsabilidad en materia monetaria y fiscal. Además de que el grueso de la población no entiende las causas de la inflación, como para exigirle a sus representantes que la H.R. 9157 sea aprobada. Entonces, si el ajuste no se da en los Estados Unidos, difícilmente se dará en otros países como México. En nuestro caso, hay diversos personajes que promueven que tengamos un sistema monetario en el que el peso mexicano esté respaldado en la plata, pero acá tampoco se ve que existan las condiciones para que una propuesta en este sentido avance. Por lo tanto, debemos mentalizarnos a que episodios inflacionarios como el actual, por la expansión indiscriminada de dinero fiduciario, se seguirán repitiendo en detrimento del poder adquisitivo de la gente.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt