La historia del final de la Segunda Guerra Mundial, en su forma más simple, nos dice que el Ejército Rojo venció a la Alemania Nazi en la Batalla de Berlin, lo que provocó la rendición alemana el 7 de mayo de 1945. Debido a las atrocidades cometidas por los alemanes en suelo ruso y un costo de 27 millones de vidas rusas en el conflicto, es lógico pensar que los rusos detestan cualquier resabio de nazismo en cualquier parte del mundo. Y de igual forma, cualquier remanente de nazismo detesta a los rusos. Este es el punto de partida de esta entrega.
Una de las excusas centrales del presidente ruso, Vladimir Putin, para justificar la invasión de Ucrania es el objetivo de “desnazificar” el país; pero los partidarios de Ucrania rechazan esta acusación e inclusive argumentan que su presidente, Volodymyr Zelensky, es judío. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ha acusado a los países occidentales de ignorar lo que han llamado crímenes de guerra por parte de grupos ultraviolentos y de ultraderecha en Ucrania, diciendo que su silencio “alentaba la aparición del neonazismo y la rusofobia”.
En este sentido, diferentes analistas dan cuenta de que si existe una ideología de extrema derecha en ciertos grupos en Ucrania; sin embargo, los funcionarios ucranianos y los aliados extranjeros, como Estados Unidos y los países europeos, a menudo niegan la importancia de los movimientos neonazis y de extrema derecha en la política interna de Ucrania. Es claro que esos grupos que pretenden no observar, existen y son muy activos. Este tema sigue siendo muy delicado, de hecho es un tema tabú, rechazado por los políticos y la prensa occidentales. Nadie quiere alimentar la maquinaria de propaganda rusa que por lo general enfatiza el papel de estos grupos en la política ucraniana. Podemos decir que con respecto a este tema, estamos en un régimen de censura similar al de Corea del Norte, ya que no se está diciendo la verdad.
Ucrania resta importancia al papel de la extrema derecha en el conflicto
¿A qué viene todo esto? A que el tema del nazismo en Ucrania ha resurgido con fuerza después de que el pasado 22 de septiembre, el parlamento de Canadá elogió a un veterano de guerra ucraniano que luchó con la Alemania nazi. En los últimos días hemos visto que se centra la atención en una parte controversial de la historia de Ucrania y su papel durante la Segunda Guerra Mundial.
En este contexto, en un artículo de David Sacks, publicado en el portal American Greatness el pasado 29 de septiembre y titulado “Primavera para Hitler”, se explican algunos de los defectos del pensamiento occidental sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, y cómo en aras de destruir a Rusia han sacrificado a Ucrania, y han permitido que resurjan grupos indeseables, en un juego geopolítico perverso.
El artículo de Sacks comienza mencionando que los partidarios occidentales de la guerra en Ucrania han tratado de negar la complicada relación entre el nacionalismo ucraniano y los grupos neonazis, calificando cualquier discusión sobre el pasado o presente nazi en Ucrania como un “tema de conversación de Putin”. Pero la verdad sólo puede ser suprimida durante un tiempo, y recientemente estalló en lo que debería haber sido una aburrida sesión del Parlamento canadiense.
Mientras se presentaba al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky para dar otro discurso ante la Cámara de los Comunes de Canadá, el presidente de la Cámara, Anthony Rota reconoció a Yaroslav Hunka, de 98 años, como un héroe de guerra ucraniano por luchar contra la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Aparentemente sin saber que Hunka había sido un soldado voluntario en la 14.ª División de Granaderos de las Waffen-SS de la Alemania nazi, una unidad militar famosa por sus horrendos crímenes de guerra incluido el asesinato de civiles, incluidos judíos y ciudadanos polacos. Era una unidad tan cruel que hasta el propio arquitecto del holocausto, Heinrich Himmler se sorprendía de su brutalidad por atacar a civiles no armados.
El Kremlin dice que Canadá debe llevar ante la justicia al veterano nazi, Yaroslav Hunka
Una sala entera llena de parlamentarios, junto con el primer ministro canadiense Justin Trudeau y Zelensky, agitando los puños, se levantaron para aplaudir a Hunka. Anthony Rota se ha disculpado efusivamente por su error y ha renunciado a su cargo de Presidente del Parlamento Canadiense, pero el vergonzoso espectáculo revela algunos de los defectos del pensamiento occidental sobre esta guerra.
El Presidente Ucraniano, Volodímir Zelenski y el Primer Ministro Canadiense, Justin Trudeau aplaudiendo a Yaroslav Hunka
El imperativo de señalización de virtudes
En primer lugar, el incidente muestra el imperativo de apoyar el Proyecto Ucrania, que señala las virtudes y reemplaza todos los demás valores y consideraciones. La lógica funciona al revés de la siguiente manera: Ucrania es buena, por lo tanto el nacionalismo ucraniano es bueno. Por lo tanto, si alguien es un nacionalista ucraniano, debe ser bueno. Hechos incómodos como el servicio de Junka en las Waffen-SS o incluso que el padre del nacionalismo ucraniano, Stepan Bandera, fuera un colaborador de los nazis, son meros detalles históricos que deben ser barridos o borrados, como hacen a veces los medios occidentales con las fotografías de ucranianos. Soldados que lucen símbolos nazis en sus uniformes.
Hay que recordar que uno de los objetivos declarados de la operación militar de Rusia en Ucrania fue la desnazificación. Según los rusos, el nacionalismo extremista tiene un largo historial en territorio ucraniano y cobró especial fuerza tras el golpe de Estado del 2014. Desde entonces, se ha estado desarrollando un culto a Stepán Bandera, líder ultranacionalista con una historia sangrienta, que colaboró con las tropas hitlerianas durante la Segunda Guerra Mundial.
De acuerdo con David Sacks, eliminar todo el contexto histórico y la complejidad del conflicto actual crea un indebido binario simplista: uno debe apoyar el nacionalismo ucraniano o la conquista brutal del invasor. A medida que los principales medios de comunicación y los partidarios en línea refuerzan este marco una y otra vez, cualquier esfuerzo por buscar un mayor nivel de comprensión del conflicto se vuelve sospechoso. ¿Tienes alguna pregunta más profunda sobre las causas de la guerra o los posibles caminos hacia la paz? Debes ser “prorruso”. Para la mayoría de los liberales, y ciertamente para los políticos canadienses, es más seguro entregarse a señales de virtud históricamente ignorantes que correr el riesgo de ser llamados apologistas de Putin, incluso si esto resulta en algún momento ocasional de humillación al vitorear a un nazi.
Por supuesto, la realidad es más complicada que el binario simplista. La mayoría de los nacionalistas ucranianos no son nazis. Pero la presencia de la ideología nazi en Ucrania está bien documentada, y los grupos ultranacionalistas más ardientes de Ucrania conservan la ideología racial de su patriarca Stepan Bandera. Esta es la razón por la que las insignias nazis suelen aparecer en los uniformes ucranianos. Esta es la razón por la que los nacionalistas blancos acudieron en masa desde toda Europa para luchar en el lado ucraniano al comienzo de la guerra. Por eso algunas calles de Ucrania llevan el nombre de nazis ucranianos que participaron en crímenes de guerra. Esta es la razón por la que los grupos de vigilancia llevan algún tiempo preocupados por el aumento de los grupos de odio en Ucrania.
El papel de los ultranacionalistas
A pesar de todo esto, Occidente ha cerrado los ojos, tapado sus oídos y calificado el “problema nazi” de Ucrania como un argumento mentiroso y una vil excusa por parte de Vladimir Putin. Esto revela un segundo y más inquietante defecto en el pensamiento de la política exterior estadounidense: han hecho causa común con los ultranacionalistas ucranianos y básicamente de cualquier parte del mundo. Cualquier política exterior sensata de Estados Unidos hacia Ucrania se habría esforzado por mantener a raya a esta gente. En cambio, se les cultivó. Hay dos brigadas activas peleando en Ucrania y los Estados Unidos están perfectamente bien con eso. No se han dado cuenta de que pueden apoyar a Ucrania sin glorificar a los neonazis. Si los medios reportaran la existencia de Neonazis en cualquier parte del mundo sería un escándalo, pero como son los neonazis consentidos de Estados Unidos, la enorme mayoría prefiere callar.
Participaron en el golpe de estado Maidan respaldado por Estados Unidos en 2014, y una vez que estalló una guerra civil como reacción al golpe, grupos de extrema derecha como el Sector Derecha (Right Sector) y el infame Batallón Azov (por ciento, muy celebrado por los medios estadounidenses), comenzaron a matar separatistas en el Donbass, acumulando un número de miles de muertos. En lugar de reprimir estos esfuerzos, el gobierno de Kiev incorporó estas milicias a la estructura de mando militar para continuar su trabajo contra Rusia.
Es una escena familiar en Ucrania estos días, donde los ultraderechistas radicales son una presencia cada vez más amenazante en las calles.
Los antecedentes y las implicaciones del golpe de extrema derecha de 2014 en Kiev, que derrocó al presidente prorruso Viktor Yanukovich, son fundamentales para comprender la actual guerra entre Ucrania y Rusia. Este golpe fue apoyado abiertamente por el imperialismo estadounidense y europeo y fue implementado principalmente por tropas de choque de extrema derecha como el Sector Derecha y el Partido neonazi Svoboda.
Representó la culminación temporal de esfuerzos de larga data del imperialismo estadounidense para instalar un régimen títere en las fronteras de Rusia y acercó al mundo a una peligrosa guerra entre las mayores potencias nucleares, Estados Unidos y Rusia. Desde entonces, Ucrania se ha convertido sistemáticamente en una plataforma de lanzamiento para una guerra de la OTAN contra Rusia.
El cambio de régimen provocó el estallido de una guerra civil en curso en el este de Ucrania, entre separatistas respaldados por Rusia y el ejército ucraniano respaldado por Estados Unidos, que se ha cobrado la vida de decenas de miles y ha desplazado a millones.
En Estados Unidos, el golpe de 2014 fue un catalizador para una campaña cada vez más agresiva contra Rusia y un giro significativo hacia la derecha entre los sectores poblacionales de la clase media alta. El imperialismo estadounidense y la OTAN han financiado la guerra, al Estado ucraniano y a las fuerzas de extrema derecha con miles de millones de dólares.
El golpe de estado en Ucrania de 2014
La clase dominante alemana aprovechó el golpe como pretexto para intensificar agresivamente su campaña para remilitarizar y justificar los crímenes de las fuerzas fascistas. Otra vez en Alemania son graciosos los chistes respecto de los judíos. Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se vio a representantes de un gobierno alemán en fotografías con neonazis ucranianos declarados.
Estados Unidos podría haber apoyado los Acuerdos de Minsk entre 2015 y 2021 para resolver pacíficamente el conflicto, pero los políticos estadounidenses se dejaron seducir por la idea de que el fervor nacionalista en Ucrania serviría a sus intereses. Un estudio de Rand Corporation mostró cómo se podría utilizar a Ucrania como sustituto para desestabilizar a Rusia. El Gran Tablero de Ajedrez de Zbigniew Brzezinski explicó que Ucrania era un Estado bisagra; Si pudiera entrar en la órbita de Occidente, Rusia ya no sería una gran potencia. Por lo tanto, Estados Unidos racionalizó alinearse con grupos que nunca harían concesiones con Rusia y se hicieron de la vista gorda ante sus problemáticas políticas.
Una trágica negativa a negociar
Como Zelensky ha reiterado constantemente, la posición ucraniana sigue siendo que cada centímetro cuadrado de territorio (incluida Crimea) debe ser devuelto a Ucrania o no habrá paz. Pero Moscú nunca estará de acuerdo con esto, particularmente cuando está ganando una guerra de desgaste. Ahora que la contraofensiva no ha logrado recuperar una cantidad significativa de territorio, no existe ningún plan viable para desalojar a Rusia del territorio ucraniano. La intransigencia de Zelensky y sus partidarios al negarse a negociar no sirve a los intereses a largo plazo de Ucrania, que actualmente está siendo destruida, pero es coherente con la agenda de los ultranacionalistas.
En mi artículo del 10 de septiembre, titulado “Lo único a lo que debemos temerle es a la extinción”, advierto que el objetivo de Estados Unidos con la campaña en Ucrania es la destrucción de Rusia y que hay mucha gente irresponsable tomando decisiones que podrían provocar que todo este juego termine mal con un problema nuclear. Hay mucha gente que no está actuando de manera madura en el conflicto.
La tragedia es que en 2019 Zelensky fue elegido con una plataforma de paz: se suponía que debía hacer las paces con Rusia bajo los auspicios de Minsk II. Pero los grupos de extrema derecha lo amenazaron con violencia si lo hacía, y él dio marcha atrás. En 2021 había cambiado de rumbo y apoyaba resoluciones para recuperar Crimea y aumentar el bombardeo del Donbás. Con un ferviente partidario de Ucrania, el presidente Biden en la Casa Blanca y un nuevo acuerdo estratégico de Estados Unidos que prometía armas, ayuda económica y una futura membresía en la OTAN, Zelensky se animó a seguir una política de línea dura en lugar de la plataforma de paz por la que fue elegido. Con la extrema derecha de Estados Unidos y Ucrania alineada a favor de esta posición, resistirse debe haber parecido suicida.
Una mejor política estadounidense
Estados Unidos está muy mal porque ha exacerbado los grupos de neonazis. Si bien odia el nazismo, con sus acciones grita que si eres de un grupo neonazi afín, pues está bien. Te vamos a tolerar es lo que dice.
Una política estadounidense mucho mejor habría sido reconocer el derecho a la autodeterminación de todo el pueblo de Ucrania. Pero eso habría significado reconocer la pérdida de Crimea (que es mayoritariamente rusa) y conceder autonomía regional al Donbás, como Ucrania acordó hacer en Minsk II. Hacer eso y eliminar la membresía de la OTAN habría logrado la paz y habría dejado a Ucrania intacta. Pero la paz no era el objetivo de los estrategas del Departamento de Estado, que querían debilitar a Rusia y veían a Ucrania como un peón en su Gran Tablero de Ajedrez.
Dar una gran ovación a un ex soldado nazi es una mancha moral, pero sacrificar a Ucrania en un juego geopolítico mientras se pretende ser su salvador es una mancha mucho mayor.
A lo largo de este año hemos leído múltiples artículos y reportajes respecto a cómo es que la inteligencia artificial puede conducir a la extinción humana, por lo que reducir los riesgos asociados con la tecnología debería ser una prioridad global. Varios expertos de la industria y líderes tecnológicos, recientemente mencionaron en una carta abierta que “mitigar el riesgo de extinción debido a la IA debería ser una prioridad global junto con otros riesgos a escala social, como las pandemias y la guerra nuclear”.
Si bien no aborda el tema de la inteligencia artificial, recientemente me topé con un excelente artículo editorial de James George Jatras, publicado el 6 de septiembre en el portal de internet del Instituto Ron Paul para la Paz y la Prosperidad, titulado “Lo único que debemos temer es la extinción misma,”. En esta pieza se expone una amplia relatoría de cómo es que ahora la mayoría de las personas no tienen noción de diversas acciones, por parte de una elite internacional, que nos ponen en enorme riesgo y nos están llevando al fin de la humanidad. Es un texto largo, pero que sin duda vale la pena repasar.
James Jatras es un ex diplomático estadounidense y durante mucho tiempo jefe del centro de política exterior del Comité Republicano del Senado de Estados Unidos.
James George Jatras
El artículo comienza mencionando que hoy en día es difícil para cualquier persona menor de 50 años apreciar cuán genuino y generalizado era el temor a un holocausto nuclear durante la Guerra Fría (1947 a 1991) entre los bloques liderados por Estados Unidos con la OTAN y la Unión Soviética con el Pacto de Varsovia.
Los libros, las películas y la televisión reflejaron y avivaban la ansiedad popular sobre el posible “fin de la civilización tal como la conocemos”. El apogeo de esto fue en las décadas de 1950 y 1960, con libros como The Long Tomorrow (1955) y On the Beach (1957, con una adaptación cinematográfica de 1959), y películas como Fail Safe, Seven Days in May, Dr. Strangelove (todas en 1964, apenas dos años después, cuando el susto de la vida real de la crisis de los misiles cubanos de 1962 estaba fresco en la mente de la gente).
Pareció haber una cierta pausa, durante la década de 1970, con la distensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética bajo los presidentes estadounidenses Nixon, Ford y Carter, reflejando quizás también la simpatía de las elites por el socialismo y una futura convergencia esperada entre los grupos ideológicos, que en un nivel básico compartían los mismos valores globalistas y materialistas. Pero el terror nuclear regresó con fuerza en la década de 1980, con la película “El día después” (1983) y la película animada “Cuando el viento sopla” (1986). Y quién puede olvidar el encantador vídeo musical de Nena de 1983, Neunundneunzig Luftballons (99 globos rojos).
La izquierda, tanto en Estados Unidos como en todo el mundo, fue unánime en que Ronald Reagan, un anticomunista confeso, era un vaquero imprudente que quería hacer estallar el planeta. Como lo expresó el cantante Sting en su canción de 1985, “The Russians”:
(Traducción de la canción):
No hay ningún precedente histórico
¿Para poner las palabras en boca del presidente?
No existe una guerra que se pueda ganar
Es una mentira que ya no creemos.
El señor Reagan dice: “Te protegeremos”
No suscribo este punto de vista.
Créeme cuando te digo
Espero que los rusos también amen a sus hijos.
La ironía es que las propias opiniones de Reagan apenas diferían de las que la canción buscaba promover. Como afirmó junto con el Secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, Mikhail Gorbachev ese mismo año de 1985: “Una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe pelear”, opinión que prevaleció hasta que la URSS implosionó apenas unos años después en 1991.
Vivimos ahora en un mundo muy diferente, donde la perspectiva de una aniquilación nuclear apenas es percibida por la gente.
Así como los grandes terremotos suelen ir precedidos de presagios, las grandes guerras suelen ser anunciadas por conflictos más pequeños. Antes de la Primera Guerra Mundial: la crisis franco-alemana de Marruecos (1906 y 1911), la guerra ítalo-turca (1911-12), las dos guerras de los Balcanes (1912, 1913). Antes de la Segunda Guerra Mundial: la Segunda Guerra Italo-Etíope (1935-37) y, el estruendo previo a la conflagración más famoso de todos: la Guerra Civil Española (1936-39).
Guerra Civil Española
Hoy estamos ante una posible guerra regional en África occidental, centrada en las demandas estadounidenses y francesas de que se restablezca la “democracia” en Níger. (Como lo expresó una publicación india, “La muerte sigue a la Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de los Estados Unidos, Victoria Nuland”) Luego, por supuesto, está China/Taiwán.
Pero el conflicto evidente del momento, equivalente a la Guerra Civil española, es Ucrania.
No creo que necesitemos entrar en todos los detalles de cómo llegamos hasta aquí, pero sí vale la pena hacer un pequeño repaso:
Expansión implacable de la OTAN después de 1991;
El golpe de estado de 2014, respaldado por Estados Unidos y la Unión Europea (UE), que derrocó a Víctor Yanukovich, seguido de la anexión rusa de Crimea y el lanzamiento de una guerra por parte del nuevo régimen de Kiev para reprimir las rebeliones en el este y sur del país de habla rusa;
Los acuerdos de Minsk de 2015, que establecían la neutralidad y la descentralización de Ucrania, y la reintegración de las zonas rebeldes con protección de su lengua y cultura; acuerdos que tanto ex funcionarios ucranianos como europeos han admitido que nunca tuvieron la intención de implementar, considerándolos sólo como una medida dilatoria y una artimaña para construir una fuerza capaz de conquistar el Donbass;
Un programa implacable de incorporación de Ucrania a la OTAN en todo menos en el nombre bajo Obama, Trump y Biden; y
En 2021, el decisivo rechazo de Washington a los ultimátums de Moscú contra Estados Unidos y la OTAN, para que resolvieran el conflicto diplomáticamente. Estos últimos dos tenían la esperanza de que Rusia, provocada por una incursión en Ucrania, fuera desangrada en una insurgencia al estilo de Afganistán y con sanciones aplastantes “convertirían el rublo en escombros”, arruinará la economía rusa y conducirá a un cambio de régimen en Moscú.
Ups, la ruina esperada de Rusia no se produjo. Incluso los principales animadores de los medios de comunicación admiten ahora que Ucrania está perdiendo la guerra, y atribuyen la culpa no a los genios que idearon esta estrategia (si se le puede llamar así), sino a que Ucrania tiene demasiada “aversión a las bajas”, incluso cuando el país se está convirtiendo en un gran cementerio. Se especula que algunos en Washington y otras capitales occidentales están buscando una “rampa de salida”, aunque sólo sea por la necesidad de centrarse en el espectáculo realmente grande: una guerra inminente con China. Algunos sugieren que al final simplemente Estados Unidos se marchará, enviando a Ucrania al Agujero de la Memoria junto con Afganistán. Lo único que queda entonces es que los neoconservadores republicanos se quejen de que la Administración Biden fue demasiado tacaña con su ayuda y “perdió Ucrania” mientras se preparan para el evento principal en el Pacífico Occidental.
Un soldado ucraniano de píe cerca de un edificio de apartamentos hecho ruinas después de un ataque ruso.
Sin embargo, este escenario es poco probable que suceda. A nadie le importa Afganistán excepto a los afganos, pero si Washington se aleja de Ucrania, en la práctica está reconociendo que Estados Unidos, a través de la OTAN, ya no es el país hegemónico que brinda seguridad de Europa. Eso significa el fin efectivo de la OTAN; y hacia donde vaya la OTAN, su concubina, la Unión Europea, no se quedará atrás.
Más concretamente, sin embargo, la idea de que esto pronto terminará con un gemido no tiene sentido. En realidad, nada de esto tiene que ver con Ucrania, que es sólo una herramienta prescindible para dañar a Rusia. (Tal vez los polacos, los lituanos o los rumanos estén ansiosos por ofrecerse como voluntarios para realizar el trabajo una vez que el país se quede sin ucranianos). Ucrania es sólo una variable; la constante es Ruthenia delenda est; es decir, Rusia debe ser destruida.
Gilbert Doctorow, un destacado observador de los asuntos rusos, compara la situación actual con la de la campaña rusa de Napoleón en 1812, descrita por León Tolstoi en su obra Guerra y paz. Hoy como entonces, lo que suceda a continuación se debe menos a que tal o cual político tome tal o cual mala decisión. Más bien, “la condición previa para la guerra es la aceptación casi universal de la lógica de la guerra venidera”.
¿Cuál es esa lógica hoy? Es simple: los círculos gobernantes en Estados Unidos (con sus líderes títeres de calcetín en las capitales occidentales) están total e inconscientemente convencidos de que son la encarnación viva de toda virtud, verdad y progreso; en lo que describió el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, como una “réplica de la experiencia del bolchevismo y el trotskismo” (para hacer referencia al presidente Ronald Reagan, cuando se refería a la Unión Soviética, transformándose en un nuevo Imperio del Mal en lugar del antiguo). Como lo expresaron los capos neoconservadores William Kristol y Robert Kagan en su manifiesto de 1996, la política de Estados Unidos en la era venidera debe ser una de “hegemonía global benévola” destinada a durar… bueno, para siempre. Su contenido moral se ejemplifica, por un lado, con el apoyo de Estados Unidos a la sumisión de la canónica Iglesia Ortodoxa Ucraniana y, por el otro, el espectáculo de un militar estadounidense transgénero que actúa como funcionario de relaciones públicas para el ejército ucraniano, que declara los estadounidenses “somos humanos”, y los rusos “definitivamente no lo son”.
No hay transatlanticismo sin transgenerismo.
No sorprende que los rusos no estén de acuerdo con respecto a su supuesta falta de humanidad. ¿Pero a quién le importa lo que piensen? Los líderes estadounidenses ven, no sólo a Putin sino a los rusos en general, como un obstáculo para un futuro radiante, donde cada rodilla se doblará ante la sagrada bandera del arco iris.
Sun Tzu dice: “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de cien batallas. Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, sucumbirás en cada batalla”. Los rusos se conocen más o menos a sí mismos. En cierto modo conocen a Estados Unidos, pero no tan bien como creen, con más bien una tendencia a proyectar la normalidad en personas fundamentalmente anormales. Por otro lado, los gobernantes estadounidenses –gente peligrosa cuyos niveles de arrogancia e ignorancia desafían toda descripción: monos con granadas de mano nucleares– no se conocen a sí mismos ni a los rusos.
Además de eso, como observa Doctorow, los mecanismos que dieron cierta estabilidad y moderación al enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética ya casi han desaparecido, lo que hace que las películas de terror nuclear de los años 50, antes “impensables”, sean demasiado pensables hoy en día:
“…nadie quiere la guerra, ni Washington ni Moscú. Sin embargo, el desmantelamiento paso a paso de los canales de comunicación, de los proyectos simbólicos de cooperación en una amplia gama de ámbitos, y ahora el desmantelamiento de todos los acuerdos de limitación de armas que tardaron décadas en negociarse y ratificarse, además de las nuevas armas entrantes y sistemas que dejan a ambas partes con menos de 10 minutos para decidir cómo responder a las alarmas de misiles entrantes; todo esto prepara el camino para que el Accidente ponga fin a todos los Accidentes. Esas falsas alarmas ocurrieron en la Guerra Fría, pero una ligera medida de confianza mutua impulsó la moderación. Todo eso ya pasó y si algo sale mal, todos seremos patos muertos”.
“Nadie quiere la guerra”. Un pensamiento similar expresó Hermann Göring durante el juicio en Nuremberg:
Por supuesto que el pueblo no quiere la guerra; ni en Rusia, ni en Inglaterra, ni en Estados Unidos, ni siquiera en Alemania. Eso se entiende. … Pero después de todo, son los líderes del país quienes determinan la política, y siempre es sencillo arrastrar al pueblo, ya sea una democracia, una dictadura fascista, un parlamento o una dictadura comunista. Con voz o sin ella, el pueblo siempre puede someterse a las órdenes de los líderes. Eso es fácil. Lo único que hay que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y por exponer al país a un peligro mayor.
Así que podemos suponer que Doctorow está un poco equivocado al sugerir que “nadie quiere la guerra”. Es evidente que alguien quiere la guerra. Muchos “alguien” muy importantes querían esta guerra en Ucrania. Querían la guerra en los Balcanes en los años 1990. Querían la guerra en Afganistán, Irak (¡dos veces!), Libia, Yemen, Siria y una docena de lugares en África donde casi no tenemos idea de lo que está pasando.
“Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados…” Se viene a la mente el meme con dos NPC con caras inexpresivas, uno con un gorro de punto rosa que repite sin pensar “¡Rusia! ¡Rusia! ¡Rusia!”, el otro con un sombrero rojo MAGA cantando “¡China! ¡China! ¡China!” Entre ellos está el sello de la CIA con el águila que dice: “Sí, sí, mis guapas. Eso es todo. Eso es todo.”
Aquí estamos, 60 años después del hecho, con el creciente reconocimiento, incluso por parte de los más normalitos, de que la CIA tuvo algo que ver con el asesinato de John F. Kennedy. Sin embargo, dudar de la veracidad de los gobernantes se tratado como un crimen de pensamiento. Hace poco, Vivek Ramaswamy fue el blanco de una fiesta de odio en los medios por (en palabras de The New Republic) “pronunciar teorías de conspiración sobre la toma del Capitolio del 6 de enero y los ataques del 11 de septiembre”. ¡Oh, no! “Teorias de conspiracion”! (O, como se les conoce cuando resultan ser ciertas, “alertas de spoiler”).
Es posible que haya escuchado a algunas personas comparar la “guerra legal” dirigida contra Donald Trump, con el objetivo evidente de eliminar al probable oponente el próximo año: el padre de Hunter Biden (suponiendo que el viejo Joe sea el candidato demócrata), con el comportamiento de una república bananera.
El Ex presidente Donald Trump en la corte de Nueva York
James Jatras menciona que recientemente sugirió a un observador serio de los asuntos públicos que el objetivo estratégico es mantener a Trump fuera de las elecciones en uno o más estados en los que debe ganar, como Pensilvania, Michigan, Georgia y Arizona, a lo que respondió: “Esa es una receta para guerra civil.” De todos modos, eliminarlo mediante la ley parece ser el Plan A. Si eso falla… bueno, el Plan B nos llevaría al área de especialización del Sr. Hornberger.
El término guerra civil “fría”, una guerra que posiblemente podría volverse “caliente”, se ha convertido en un lugar común en el discurso estadounidense. También lo ha sido la expresión “divorcio nacional”. En 1861, los estadounidenses, tanto del Norte como del Sur, adoraban al mismo Dios, leían la misma Biblia, honraban a los mismos Padres Fundadores y reclamaban fidelidad a la misma Constitución. En los Estados Unidos de hoy, ni siquiera pueden ponerse de acuerdo sobre sus pronombres o sobre qué es una “mujer”, y mucho menos sobre lo que significa ser estadounidense. Son moralmente extraños unos para otros, incluso enemigos. ¿Qué es lo que realmente mantiene unida a la ex república estadounidense? ¿“Muh Constitución”? ¿“Muh democracia”?
Tenga en cuenta que no estamos hablando de una simple crisis política que se resolverá en una o dos elecciones. Ni siquiera se trata de un colapso político y constitucional, ni siquiera de una calamidad financiera y económica (que también se avecina, en parte debido al impacto de la guerra de Ucrania en el sistema global denominado en dólares), sino de un desafío fundamental al propio tejido social, y no solo en Estados Unidos.
Se pasó un punto de inflexión con el covid y las medidas que lo acompañaron: los encierros, las máscaras, el distanciamiento y la vigilancia social, la inyección de coágulos, la censura de la disidencia, todo ello combinado con un panóptico externo e interno omnipresente e ineludible: como escribe el trovador del transhumanismo Yuval Harari: “Estamos viendo un cambio en la naturaleza de la vigilancia, pasamos de la vigilancia cutánea a la vigilancia subcutánea” – supuestamente destinada a combatir un virus, logrando en unos pocos meses lo que décadas de histeria climática no pudieron, resumido bajo el apodo “El Gran Reinicio” y su omnipresente eslogan gubernamental en Estados Unidos con el plan de “Reconstruir mejor” (Build Back Better).
En conjunto, lo que estamos experimentando tiene toda la apariencia de una demolición controlada de todas las interacciones humanas establecidas en anticipación de su reemplazo por algo que nuestros superiores nos aseguran que será una mejora. Los contornos de la “nueva normalidad” en los Estados Unidos de la postamerica, que se precipita, ya se han vuelto tan familiares que necesitan poca explicación:
Infringir las libertades tradicionales con el pretexto de “mantenernos a salvo”;
La “Cultura de la Cancelación”;
Desdibujar las líneas entre el gran gobierno, las grandes finanzas, las grandes farmacéuticas, los grandes datos, etc., lo que equivale a la captura del Estado corporativo; y, no basándose directamente en supuestas medidas antivirus sino siguiendo de cerca las mismas,
Promulgación conjunta gubernamental y empresarial de ideologías socialmente destructivas e históricamente falsas (“interseccionalidad”, LGBTQI+++, feminismo, multiculturalismo, “teoría crítica de la raza”), centrándose principalmente en los niños sujetos a sexualización y depredación por parte de quienes expresan lo que alguna vez se conoció curiosamente como Apetitos e identidades anormales.
James Jatras enfatiza que estos llamados “valores” –que, recordemos, son efectivamente la ideología oficial de Occidente, que Estados Unidos busca imponer “benevolentemente” al resto del mundo, por la fuerza si es necesario-, a su vez aceleran tendencias de largo plazo hacia la infertilidad y el colapso demográfico que apunta a una reducción del rebaño humano y su reemplazo a través de la sociedad posthumana, el transhumanismo y la bioingeniería. Esto no es sólo “político”, sino un golpe al corazón de la existencia humana: la base espiritual, moral e incluso biológica para el matrimonio, la formación de la familia y la producción de la próxima generación. En una palabra: despoblación.
Manifestación pro transgenero
Hace unos años, Su Alteza Real, el difunto Príncipe Felipe del Reino Unido, tal vez medio en broma pronunció lo siguiente: “En el caso de que reencarne, me gustaría regresar como un virus mortal, para contribuir con algo. para resolver la sobrepoblación”. Es posible que algunos de ustedes hayan oído hablar de grupos como Extinction Rebellion y BirthStrike: “¿Están aterrorizados por el futuro que les espera a los jóvenes contemporáneos y futuros? ¿Quiere maximizar su impacto positivo en la crisis del cambio climático? ¡Puedes proteger a los niños mientras luchas contra el cambio climático y la corrupción sistemática, negándote a procrear!” Tiene mucho sentido: preservar un planeta mejor para las generaciones futuras eliminando a las generaciones futuras. Todo esto nos recuerda a Otto von Bismarck cuando comparó la idea de una guerra preventiva con el suicidio por miedo a la muerte. (Eso no es tan abstracto como podría parecer. Recientemente, el personal de un hospital en Canadá le informó a una mujer joven que buscaba ayuda para la depresión y la ideación suicida, que podría estar interesada en contratar sus servicios de eutanasia probada, misma que está basada en el programa de “Asistencia Médica para Morir (MAID)” del primer ministro Justin Trudeau. ¿Tienes la tentación de suicidarte? ¡Déjanos ayudarte!)
Pero ¿por qué detenerse en medias tintas? El Movimiento Voluntario de Extinción Humana, VHEMT (cuya pronunciación en inglés significa “vehemente”, según su sitio web): “Somos la única especie lo suficientemente evolucionada como para extinguirnos conscientemente por el bien de toda la vida. El éxito sería el mayor logro de la humanidad. Que vivamos mucho y muramos”.
¡Quizás estén en lo cierto! En su obra histórica “El fenómeno socialista”, el difunto matemático y estudiante de historia ruso Igor Shafarevich tomó nota de lo que él creía que era un impulso de muerte humana colectiva:
La idea de la muerte de la humanidad (no la muerte de personas específicas sino literalmente el fin de la raza humana) evoca una respuesta en la psique humana. Despierta y atrae a la gente, aunque con diferente intensidad en diferentes épocas y en diferentes individuos. El alcance de influencia de esta idea nos hace suponer que cada individuo se ve afectado por ella en mayor o menor grado y que es un rasgo universal de la psique humana.
Esta idea no sólo se manifiesta en la experiencia individual de un gran número de personas específicas, sino que también es capaz de unir a las personas (a diferencia del delirio, por ejemplo), es decir, es una fuerza social. El impulso hacia la autodestrucción puede considerarse como un elemento de la psique de la humanidad en su conjunto. […]
Desde el punto de vista freudiano (expresado por primera vez en el artículo “Más allá del principio de placer”), la psique humana puede reducirse a una manifestación de dos instintos principales: el instinto de vida o Eros y el instinto de muerte o Thanatos (o principio de Nirvana). Ambas son categorías biológicas generales, propiedades fundamentales de los seres vivos en general. La pulsión de muerte es una manifestación de “inercia” general o una tendencia de la vida orgánica a regresar a un estado más elemental del que había sido arrancada por una fuerza perturbadora externa. [“Polvo eres, al polvo volverás”.] La función del instinto de vida es esencialmente impedir que un organismo vivo regrese al estado inorgánico por cualquier camino distinto del que le es inherente.
Marcuse [Shafarevich se refiere aquí a Herbert Marcuse, teórico de la Escuela de Frankfurt, conocido por su adaptación de la teoría del conflicto de clases en el marxismo clásico a otras divisiones sociales, especialmente en el área del sexo, sentando las bases para la “interseccionalidad”] introduce un mayor factor social en este esquema, afirmando que el instinto de muerte se expresa en el deseo de liberarse de la tensión, como un intento de deshacerse del sufrimiento y el descontento que son específicamente engendrados por los factores sociales.
Tras el fracaso de la ofensiva ucraniana, Moscú se enfrenta ahora a un dilema. ¿Se mueven con decisión para imponer una solución militar que ponga fin a la guerra, o continúan mostrando moderación con la esperanza de que alguien, en algún lugar –Kiev, Washington, Londres, Bruselas– decida que es hora de pedir la paz? Deseosos de no dar un paso precipitado que pudiera provocar un choque directo entre las fuerzas de la OTAN y las rusas, hasta ahora han optado por lo último – repito: hasta ahora.
James Jatras menciona que Occidente enfrenta su propio dilema. ¿Si los gobernantes de Occidente reconocen la derrota, efectivamente significaría el fin del Imperio Global Americano (GAE por sus siglas en inglés)? ¿O alargan las cosas el mayor tiempo posible, esperando que Moscú acepte otro alto el fuego como el de Minsk, con el Kremlin desempeñando el papel de Charlie Brown tratando de dar otra patada al balón de futbol americano (recuede que Charlie nunca lograba patear el balón), tras la promesa estadounidense de que esta vez si mantendrán su palabra? ¿O, confundiendo la moderación rusa con debilidad, Occidente va más allá insertando una “coalición de dispuestos” en el oeste de Ucrania, desafiando a las fuerzas navales rusas en el Mar Negro, alentando y equipando a los ucranianos para intensificar los ataques contra Moscú y otras ciudades rusas, organizando algún tipo de “bandera falsa” del tipo que ha demostrado ser tan eficaz en otros conflictos? En otras palabras, ¿Estados Unidos debe doblar la puesta? A esto se suma la apertura de otros teatros asimétricos de conflictos en los Balcanes, Siria, Irán, el Estrecho de Taiwán y otros lugares.
Al proyectar erróneamente una mentalidad de actor racional sobre sus oponentes, los rusos parecen ser muy conscientes de la preocupación legítima de que una acción militar decisiva sobre el terreno de guerra pueda asustar a la OTAN y desencadenar una escalada descontrolada. Los rusos parecen ajenos a la preocupación contraria de que, al reprimirse y esperar un diálogo razonable que nunca tendrá lugar, en realidad están alentando una y otra vez a su adversario a organizar una provocación imprudente, con la creencia sostenida de que algún deus ex machina puede arrebatar la victoria de las fauces de la derrota, lo que resultará en la escalada descontrolada que Moscú trata de evitar.
Incluso estas especulaciones suponen que los miserables que toman estas decisiones en las capitales occidentales sólo se arriesgarían a un conflicto directo, pero no lo elegirían deliberadamente. ¿Pero es correcta esa suposición? Como señala Doctorow, las viejas restricciones de la Guerra Fría se han derrumbado. ¡Tal vez la demostración de una bomba nuclear diminuta y de bajo impacto sea justo lo que se necesita para demostrar que el GAE va en serio!
¿Qué podría salir mal?
Recientemente, en su podcast, el juez Andrew Napolitano mostró parte de una simulación por computadora de un intercambio nuclear entre Estados Unidos y Rusia en el que el costo inicial para la población estadounidense fue sólo (“¡sólo”!) alrededor del nueve por ciento, mientras que en Rusia fue de alrededor del 62 por ciento. (Dado que Rusia tiene más ojivas que Estados Unidos, no se sabe cómo se les ocurrió ese resultado). ¿Es tan imposible que en algún lugar alguien pueda mirar esos datos y decidir que es una compensación tolerable? (Más adelante, la simulación tiene a casi todos los habitantes de la Tierra muriendo de hambre a causa del invierno nuclear, y la agricultura en el hemisferio norte es inviable durante varios años. ¡Ahora hay una manera de resolver tanto el calentamiento global como la supuesta superpoblación de un solo golpe! Hola, VHEMT, ¡Tenemos un regalo para ti!)
Ya sea que estos idiotas logren matarnos a todos o no, ya sea por acción deliberada o por pura incompetencia, es difícil escapar a la idea de que nos estamos acercando al borde de algún momento histórico profundo que tendrá consecuencias de gran alcance, literalmente de vida o muerte. tanto a nivel nacional como internacional. En el período anterior a la Primera Guerra Mundial, ¿cuántos europeos sospechaban que sus vidas pronto cambiarían para siempre y, para millones de ellos, terminarían? ¿Quién en los años, digamos, de 1910 a 1913, podría haber imaginado que las décadas de paz, progreso y civilización en las que habían crecido, y que aparentemente continuarían indefinidamente, pronto se convertirían en un horror de matanza a escala industrial, revolución e ideologías brutales?
Simulación de una Guerra Nuclear entre Estados Unidos y Rusia
Lo que lleva a las advertencias de despedida del autor, James Jatras:
El impacto que cualquiera de nosotros puede esperar tener frente a las tendencias históricas mundiales ante las cuales los destinos de las naciones y los imperios vuelan como hojas en los vientos del otoño, es extremadamente pequeño. En el pastel ya horneado los estadounidenses encontraran dificultades que se han acostumbrado a pensar que sólo le suceden a “otras personas” en “otros países” lejanos, que no se ahí desde la Revolución y la Guerra Civil, o tal vez en casos aislados durante la Gran Depresión, tales como: perturbaciones financieras y económicas y, en algunos lugares, especialmente en las zonas urbanas, colapso; las cadenas de suministro, los servicios públicos y otros aspectos de la infraestructura básica dejan de funcionar (¿qué sucede en las grandes ciudades cuando las entregas de alimentos se detienen durante una semana?), e incluso el hambre generalizada; niveles crecientes de violencia, tanto criminalidad como conflictos civiles. Estos se combinarán, paradójicamente, con los restantes órganos de autoridad, por muy desacreditados que estén, que tomarán medidas desesperadamente contra el enemigo interno: no, no contra asesinos, ladrones y violadores, sino contra los “negacionistas de la ciencia”, los “fanáticos religiosos”, los “que odian”. ”, “teóricos de la conspiración”, “insurrectos”, “locos por las armas”, “proveedores de “desinformación médica”, “títeres” rusos o chinos y, por supuesto, “racistas”, “sexistas”, “homófobos”, etc. Es la pesadilla de la “anarcotiranía” del difunto Samuel Francis que cobra vida con venganza.
Sin embargo, por si sirve de algo, James Jatras presenta tres tareas prácticas para su consideración.
En primer lugar, estar vigilantes contra el engaño, en un día en el que seguramente los hombres malos y los impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Es cierto que se trata de una cuestión difícil, dadas las mentiras siempre presentes que nos rodean y la represión de la disidencia. Debemos intentar separar la verdad de la falsedad pero no hay que obsesionarse porque, en muchos casos, de todos modos no podremos estar seguros de que algo sea cierto. Debemos concentrarnos más en lo que es más cercano a nosotros y en las personas más importantes para usted. Hay que ser escépticos acerca de todos. Puede haber un costo. Como dijo Solzhenitsyn: “Quien elige la mentira como principio, inevitablemente elige la violencia como método”.
En segundo lugar, como administradores de todas las cargas mundanas que Dios y otras personas nos imponen—como padres y madres, como hijos e hijas, como vecinos, como estudiantes, como trabajadores, como ciudadanos, como patriotas—debemos cuidar con prudencia de aquellos con quienes tenemos un deber dentro del poder y la sabiduría limitados que se nos han asignado. Empezar por uno mismo. Sea lo más autosuficiente posible. Involúcrate en tu comunidad; Ese lema izquierdista es realmente bueno: pensar globalmente, actuar localmente. Hazte amigo de tus vecinos. Aprenda una habilidad real: electricidad, plomería, carpintería. Ponte en forma. Come y duerme bien. Tener suficientes elementos esenciales: comida, combustible, oro, municiones. Limite el tiempo que pasa en la computadora y el teléfono. Experimenta la naturaleza. Cultiva relaciones personales saludables, reales, no virtuales. No te dejes seducir por todas esas tonterías de la “carrera profesional”. Nadie en su lecho de muerte dijo jamás: “Dios, desearía haber pasado más tiempo en la oficina”. Leer libros antiguos. Cultivar la virtud. Ir a la iglesia.
Simplemente ser lo que antes se consideraba normal y llevar una vida productiva se está convirtiendo en el acto más revolucionario que uno puede realizar. Con eso en mente, ¡hay que encontrar la fuerza para ser verdaderamente revolucionarios! Frente a la cultura de la muerte y la extinción, opta por afirmar la vida.
Has visto el meme: Los tiempos difíciles crean hombres fuertes; Los hombres fuertes crean buenos tiempos; Los buenos tiempos crean hombres débiles; Los hombres débiles crean tiempos difíciles. Bueno, tómenlo de la débil generación Boomer que los trajo a ustedes: los tiempos difíciles están por llegar. Pero no durarán para siempre. Si los sobreviven, veremos qué posibilidades, hasta ahora literalmente inimaginables, podrían existir. Pero necesitarás estar personalmente en forma para aprovecharlos. También necesitarás ser parte de algún tipo de comunidad sostenible de personas con ideas afines.
La Generación Z y los milleniales pueden tener muchas oportunidades interesantes por delante en términos de perspectivas laborales creativas, emprendimiento, utilización de las herramientas más poderosas de la historia, entre otros. Sin embargo, hay múltiples estudios que dan cuenta de los retos sin precedentes que enfrentan en materia de Inestabilidad económica, Altas cargas de deuda, Obstáculos profesionales, Asequibilidad de la vivienda y Presiones de jubilación.
Todo esto se da en un contexto de un ambiente geopolítico-económico-financiero sumamente complejo en el ámbito internacional. La mayoría podemos tener un sentido de optimismo de que los años venideros serán mejores o al menos más estables, pero la realidad es que es ahora es más difícil que nunca el predecir el comportamiento de las principales variables macroeconómicas. La enorme mayoría de “analistas” se han equivocado terriblemente; por ejemplo, esperaban una recesión en EE.UU. para este año y no se ve que vaya a suceder. En México nadie creía que la economía fuera a crecer más de 3.0% este año (sólo la SHCP y Concamin) y al parecer lo vamos a lograr pese a todo. Y pues ni que decir del tipo de cambio, cualquier analista que hubiera hecho una predicción de un dólar en 16.70 pesos para el tercer trimestre de este año hubiera sido tachado de loco.
La incertidumbre es global. En un artículo de Benjamin Picton, Macroestratega sénior en Rabobank, publicado el pasado 29 de agosto y titulado “El mundo occidental está a punto de dar muy malas noticias a sus adultos jóvenes” se mencionan varios cambios trascendentales a nuestro alrededor y parece que muy pocos son los que se dan cuenta de lo que sucede.
De hecho, en el simposio económico de Jackson Hole, Wyoming (Estados Unidos), celebrado del 24 al 26 de agosto, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, reiteró sus comentarios de abril e hizo varios comentarios interesantes: 1. “Existen escenarios plausibles en los que podríamos ver un cambio fundamental en la naturaleza de las interacciones económicas”, 2. “Las regularidades pasadas tal vez ya no son una buena guía sobre cómo funciona la economía”, y 3. “No existe un manual preexistente para la situación que enfrentamos”. Traducción de estas tres frases: “realmente no sabemos si las tasas de interés son lo suficientemente altas o no, y de todos modos ese no es el punto”.
Entonces, según la titular del segundo banco central más importante del mundo, estamos en aguas inexploradas y, como sabrá cualquiera que alguna vez se haya interesado en la Era de los Descubrimientos, una vez que llegue al borde del mundo conocido, seguramente encontrará algunos dragones. Recordará usted como en los mapas antiguos aparecen dragones más allá de las aguas conocidas.
Jerome Powell (a la derecha), Presidente de la FED, en Jackson Hole
El dragón más obvio en este momento es, por supuesto, China y sus amigos del bloque BRICS, que están realizando nuevos intentos para formalizar el estatus de rival del G7. Michael Every apunta:
Los BRICS acaban de expandirse para permitir la entrada de Argentina, Etiopía, Egipto, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos e Irán, por lo que con mucho alboroto podemos ubicar a más países, sus PIBs y materias primas (como el petróleo) en el eje “antidólar”. Sin embargo, Argentina es un moroso en serie con una moneda que se desploma y podría dolarizarse pronto; Etiopía es uno de los países más pobres del mundo y recientemente ha sufrido una guerra civil; Egipto tiene una moneda marchita; Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos tienen sus monedas vinculadas al dólar estadounidense, y el primero está regateando sobre un acuerdo de defensa y tecnología nuclear con Estados Unidos; e Irán está fuertemente sancionado, también con una moneda en colapso, y podría volver a enfrentarse a Arabia Saudita en cualquier momento. En resumen, el mundo está cambiando, pero como ha señalado el Financial Times, los BRICS+ (nombre creado por Goldman Sachs) ni siquiera tienen un sitio web oficial. Mientras tanto, fue el euro, no el dólar, el que vio colapsar su participación en las transacciones SWIFT a un mínimo histórico de acuerdo con los datos más recientes. ¿Quiere observar las posibles primeras víctimas de cualquier cambio tectónico global? Mire ahí.
De acuerdo con Benjamin Picton, esto se lee como un grupo muy heterogéneo, con “relaciones” construidas principalmente en torno a un estatus común de outsider y una dosis no pequeña de oportunismo a la hora de aprovechar la ventaja percibida de ser el primero en actuar para socavar la hegemonía del dólar. Picton sigue siendo escépticos y para él la idea de un estándar monetario basado en materias primas, como una especie de petroyuan, está plagada de problemas.
Los auspicios no son buenos para el nuevo multilateralismo alternativo. El supuesto centro del bloque BRICS+, China, está luchando por reactivar su debilitado motor de crecimiento (el sector inmobiliario), mientras que los remedios económicos que Occidente considera ortodoxos son rechazados por su aparente incompatibilidad con el pensamiento de Xi Xinping. Los mercados han estado esperando durante meses señales de un gran estímulo por parte del Partido Comunista Chino (PCC) o del Banco Popular de China, pero, como informa el WSJ, tal vez simplemente no lleguen. La percepción china de que el consumismo occidental es flojo, decadente y moralmente obtuso contrasta con la necesidad de que China cumpla el papel de corredor del déficit para poner suficientes yuanes en manos de la periferia. ¿Cómo pueden Argentina, Brasil, Irán y Egipto comprar manufacturas chinas virtuosas si no tienen yuanes? La respuesta aquí es que el comercio seguirá realizándose en dólares, de una forma u otra.
Picton menciona que es evidente que China tampoco tiene mucho apetito por una mayor expansión del crédito. El PCC ha hecho varios intentos a lo largo de los años para controlar los niveles de endeudamiento, pero todos ellos finalmente han sido abandonados ante la necesidad de activar una economía estancada. Por el momento, Xi Xinping se resiste a una flexibilización a gran escala de las condiciones crediticias, instando a la “paciencia” mientras la economía atraviesa lo que los responsables políticos esperan que sea una mala racha temporal, en lugar del comienzo de un estancamiento al estilo japonés provocado por décadas de malas inversiones y estímulo especulativo de activos inmobiliarios.
La verdadera pregunta ahora es qué tan firme será la resolución del PCC y del Banco Popular de China para abordar los crecientes niveles de deuda ante una desaceleración económica. Para un régimen autoritario cuya legitimidad se basa en la consecución de niveles de vida en rápido aumento, el lento crecimiento plantea un riesgo potencialmente existencial. La respuesta obvia aquí es que los estados autoritarios no tienen necesidad de cortejar la opinión popular, pero la velocidad con la que finalmente se abandonó la política Covid-Zero ante el descontento civil debería servir como indicación de que, en última instancia, el PCC sigue siendo sensible a lo que piensa la población.
Ahora, mirando retrospectivamente el Simposio de Jackson Hole, es justo decir que la deuda y el descontento popular no son un problema exclusivamente chino. Durante la reunión de hombres ricos se presentó un documento por parte de Barry Eichengreen y Serkan Arslanap y en él se dio la mala noticia de que “las deudas públicas no disminuirán significativamente en el futuro previsible”, “los superávits primarios de… 3 a 5 por ciento del PIB son en gran medida excepciones a la regla” y que “la inflación no es una ruta sostenible para reducir las elevadas deudas públicas”. Todo esto constituye una lectura aleccionadora para los ya asediados millennials y la Generación Z, quienes serán los portadores del pronóstico de Eichengreen y Arslanap de que “dado el envejecimiento de la población, los gobiernos tendrán que contratar más deuda pública para financiar el gasto adicional para la atención sanitaria y las pensiones”.
Lo que parece faltar aquí es una dosis de aceite de hígado de bacalao Emulsión de Scott, para que Occidente acepte la idea de que ya no son tan ricos como solían ser y que el deterioro demográfico y el mayor gasto en seguridad nacional podrían requerir una reducción de las ambiciones en torno a lo que es posible en la economía del bienestar. Hay señales de que el mensaje está empezando a llegar. El gobernador del Banco de Japón, Ueda, hizo referencia a la difícil situación de Occidente cuando sugirió que la reubicación de las cadenas de suministro resultará en una menor productividad en el futuro, lo que en última instancia significa menores ingresos reales. Mientras tanto, el ex embajador de Francia en Estados Unidos, Gerard Araud, hizo eco de la evaluación de Michael Every sobre la importancia cada vez menor de Europa al escribir en el UK Telegraph que “la Europa engañada no puede ver que está terminada”.
A nadie le gustan las malas noticias, pero decirle a los jóvenes occidentales que necesitarán pagar una mayor proporción de sus ingresos (de por si estancados) para financiar las pensiones de personas que son más ricas de lo que probablemente nunca serán ellos, será igual al golpe de un globo de plomo, especialmente cuando la cultura popular ya está comunicando la sensación de que un dólar ya no compra lo que solía y que ahora están sujetos a impuestos al máximo.
Así pues, las cosas están cambiando y los responsables políticos de Occidente parecen estar totalmente inseguros de las respuestas u ofrecen respuestas que son un anatema para el tejido social. Estamos en territorio inexplorado y aquí hay dragones.
Bastantes cosas importantes están pasando en países líderes, no necesariamente alineados a los intereses de Occidente. Si bien Rusia y China sufren de severos problemas económicos, de los cuales dimos cuenta en la entrega de la semana pasada, no dejan de ser noticia por la visión geopolítica que mantienen. De igual forma, el presidente ruso, Vladimir Putin vuelve al centro de atención por haber liquidado al líder del grupo paramilitar Wagner; mientras que la India, con un presupuesto del 6% del de la NASA, aterrizó una nave espacial en una región de la Luna a la que no se había llegado antes.
BRICS: Desdolarización y nuevos miembros
El bloque de los BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, celebró su cumbre de líderes del 22 al 24 de agosto en Johannesburgo, Sudáfrica. De ella destacaron los llamados a una mayor desdolarización (al menos entre los países del bloque) y los acuerdos en materia de expansión de su membresía.
Es bien sabido que China y Rusia llevan tiempo imaginado el futuro de los BRICS fundamentalmente como un bloque antioccidental de naciones en desarrollo; sin embargo, se dice que existe un feroz desacuerdo interno entre los BRICS, respecto a si deben continuar buscando la no alineación para los intereses económicos de los países en desarrollo o si deban transformar a los BRICS en un rival de Occidente.
El presidente ruso, Vladimir Putin, no asistió a la cumbre debido a que hay una orden de arresto de la Corte Criminal Internacional (ICC por sus siglas en inglés) y el Estatuto de Roma requerirían que el gobierno sudafricano buscara su arresto, pero de forma remota enfatizó que “…el proceso objetivo e irreversible de desdolarización de nuestros vínculos económicos está ganando impulso”. Como era de esperar, adoptó un tono optimista sobre el futuro del bloque, en un momento en que el presidente Xi Jinping de China está instando a los BRICS a convertirse en un rival geopolítico del G7.
El líder ruso afirmó que los cinco miembros del BRICS se están convirtiendo en los nuevos líderes económicos mundiales, y añadió que su participación acumulada en el PIB mundial ha alcanzado el 26%. Señaló que si se mide por la paridad del poder adquisitivo, los BRICS ya han superado al Grupo de los Siete principales países industrializados, representando el 31% de la economía mundial, en comparación con el 30% del G7.
En los últimos 10 años, la inversión mutua entre los estados miembros del BRICS se ha multiplicado por seis. Sus inversiones totales en la economía mundial se han duplicado, mientras que las exportaciones acumuladas representan el 20% del total mundial.
Putin también atacó las “sanciones ilegítimas… que pesan seriamente sobre la situación económica internacional” por parte de Estados Unidos y Occidente y el “congelamiento ilegal de los activos de los estados soberanos”, en un mensaje que fue bien recibido entre muchos aspirantes a ser candidatos para ingresar al bloque BRICS. “Estamos aumentando constantemente el suministro de combustible, alimentos y fertilizantes a los países del Sur Global”, añadió, al tiempo que culpaba de la escasez internacional de alimentos a las sanciones “ilegales” de Occidente.
Respecto al presidente de China, Xi Jinping, más allá de presionar al bloque BRICS para que se convierta en un rival a gran escala del G7, busca que los miembros se conviertan en “una fuerza constructiva que optimice la gobernanza global y promueva la democratización de las relaciones internacionales”. Su visión es que si se amplían los BRICS para que representen una porción similar del PIB mundial que el G7, entonces su voz colectiva en el mundo se hará más fuerte.
Expansión del bloque
Posiblemente la mayor sorpresa de la cumbre de los BRICS es que se informó que las potencias petroleras del Golfo: Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, fueron invitadas formalmente a convertirse en miembros, lo que marca la primera expansión del bloque en más de una década.
“La membresía entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2024”, dijo el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, añadiendo que además Argentina, Egipto, Etiopía e Irán se sumarán al grupo el próximo año.
De esta manera, con la incorporación de Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos a los BRICS, el mecanismo multilateral ahora incluye a los principales productores e importadores mundiales de petróleo. De esta forma, parece más natural la adopción más amplia de las monedas locales para el comercio entre los países BRICS, en lugar de seguir utilizando el dólar estadounidense.
Desde este espacio hemos señalado que la tendencia a la desdolarización es en realidad el fruto amargo de las propias acciones de Estados Unidos. En los últimos años, las sucesivas sanciones financieras unilaterales de EE.UU. han recordado cada vez a más países la necesidad y urgencia de la desdolarización, que ahora se ha convertido en un consenso general.
Durante décadas, el dólar estadounidense ha sido una divisa fuete por la confianza mundial en la deuda estadounidense. Pero Estados Unidos ha dañado al resto de la economía mundial mediante su política de flexibilización cuantitativa (QE) ilimitada y recientemente por los aumentos bruscos y masivos de las tasas de interés. Hay que decir que Estados Unidos está sobregirando el crédito del dólar estadounidense.
En el pasado probablemente no había mejor alternativa que el dólar estadounidense, y el fuerte poder económico de los EE.UU. permitió que el dólar siguiera manteniendo su hegemonía, pero ahora las cosas han cambiado.
Estadísticas de los BRICS
Creado en 2009, los países del grupo BRICS representan alrededor del 40% de la población mundial y más de una cuarta parte del PIB mundial. Y ahora que Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos e Irán están listos para ingresar al grupo, tendrá tres de los mayores productores de petróleo del mundo.
Como observa Statista en un análisis reciente, las cinco naciones BRICS superaron al G7 en términos de su PIB combinado en 2020. Eso es cuando se mide según la paridad del poder adquisitivo, es decir, ajustado por las diferencias en las compras. Según el FMI, el bloque representará colectivamente el 32.1% del PIB mundial este año. Esto supone un aumento respecto de 1995 cuando representaban sólo el 16.9% y el G7 aportaba el 29.9% del PIB mundial.
El ascenso de los países BRICS, si bien no está exento de desafíos y disparidades dentro del grupo, ha llevado a mayores llamados a una gobernanza global más inclusiva y representativa, agregando más peso a las voces que se desvían de las políticas formuladas por el G7 liderado por Occidente. En ninguna parte esa desviación ha sido más evidente que en la respuesta a la invasión rusa de Ucrania. Si bien el G7 condenó el ataque e impuso sanciones estrictas a Rusia, ninguno de los miembros del BRICS denunció las acciones de Rusia ni se sumó a las sanciones.
El líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin, murió en un accidente aéreo ruso.
Los enemigos de Vladimir Putin han estado apareciendo muertos durante años, y el último es el jefe mercenario Yevgeny Prigozhin, quien, según se informó, murió el miércoles 23 de agosto en un accidente aéreo en las afueras de Moscú. Esto no es una coincidencia, camarada, como solían decir los soviéticos; esto ocurre exactamente dos meses después de la insurrección de Prigozhin en contra del Ministerio de Defensa ruso.
La autoridad de aviación civil de Rusia confirmó que Prigozhin estaba en el vuelo, mientras que los canales de las redes sociales dijeron que el avión Embraer fue derribado por un misil. El presidente Biden dijo a los periodistas que “no sé con certeza qué sucedió, pero no me sorprende”, y agregó que “no sucede mucho en Rusia que Putin no esté detrás”.
Yevgeny Prigozhin, líder de Wagner Group
El destino de Prigozhin probablemente quedó sellado después de su fallido motín de junio contra Putin. El Grupo Wagner de Prigozhin obtuvo el control de la ciudad rusa de Rostov, marchó hacia Moscú y derribó aviones rusos. El líder mercenario afirmó que “no teníamos el objetivo de derrocar el régimen existente”. Pero exigió la renuncia de los principales funcionarios de defensa de Rusia “quienes, a través de sus acciones poco profesionales, cometieron una gran cantidad de errores” en Ucrania.
Esa fue una acusación políticamente explosiva… y cierta. Putin ha utilizado a su propio pueblo como carne de cañón, y el Ministerio de Defensa del Reino Unido estima que los rusos sufrieron hasta 200 mil bajas, incluidos 60 mil muertos, en el primer año de la guerra.
El dictador bielorruso Aleksandr Lukashenko, aliado de Putin, negoció una tregua para poner fin al motín de Prigozhin. Pero la rebelión fue el desafío más importante en los 23 años de gobierno de Putin. Si la muerte de Prigozhin fue un asesinato, y su intención era ser un mensaje para otros posibles golpistas, pueden apostar que así es como lo leerán los rusos.
La desaparición de Prigozhin confirma la política brutal que ahora controla Rusia. Demasiados en Occidente, incluidos los de izquierda y derecha estadounidenses, imaginan que se puede avergonzar o apaciguar a Putin para que retroceda en sus ambiciones de reconstituir un imperio de la Gran Rusia. Pero esto subestima su ideología y su crueldad. Matará a cualquiera que se interponga en su camino en casa y hará lo mismo en el extranjero: en Ucrania, Polonia o cualquier otro lugar, si cree que puede salirse con la suya.
La India aterrizó una nave espacial en el polo sur de la Luna.
El aterrizaje exitoso, también ocurrido el miércoles 23 de agosto, fue el primero en llegar a esa parte de la Luna. Se produjo días después de que una misión rusa similar terminara en un accidente. India se une a Estados Unidos, Rusia y China en el pequeño grupo de naciones con capacidad espacial para realizar un alunizaje controlado.
Tres países del bloque BRICS ahora tienen capacidad espacial, por lo que se espera que con este logro de la India, inicie una nueva era de exploración. Todo esto es aún más notable, dado el minúsculo presupuesto espacial anual de 1.5 mil millones de dólares de la India. El presupuesto de la NASA asciende a 25 mil millones de dólares.
Desde la década de los setenta muchas naciones desarrolladas comenzaron a implementar políticas económicas y monetarias que privilegiaron las actividades de financiación por encima de la producción de bienes físicos. Éstas probaron ser equivocadas y sus consecuencias ahora le estallan en la cara al mundo desarrollado y a algunas economías emergentes en la forma de inflación e incapacidad de generar crecimiento económico sostenido que no esté basado en déficits fiscales. También fueron casi 15 años de exceso de circulante y tasas de interés ultrabajas en el mundo desarrollado, por lo que ahora afloran los problemas financieros derivados de un mundo más “normal” con las tasas de interés más altas, desde el 2007, en los Estados Unidos.
En un artículo de Michael Every de Rabobank, publicado el 15 de agosto y titulado “Me he convertido en la muerte, la destructora del mundo de Barbie”, dice la Fed y el PBOC también”, se aborda la naturaleza de los diversos problemas económico-financieros que enfrenta actualmente el mundo. Se explica como las políticas de los bancos centrales están acabando con el mundo feliz de Barbie en el que muchos vivían de una economía de servicios financieros y comercio, en lugar de una basada en la producción de bienes y servicios.
El artículo comienza mencionando tres situaciones mundiales preocupantes en los mercados emergentes:
A pesar del aumento de los precios del petróleo, el rublo ruso (RUB) cayó brevemente más allá de 102 rublos por dólar, y sólo se recuperó ligeramente hasta los 94 rublos por dólar, después de que el Banco Central ruso subiera súbitamente las tasas de interés de 8.50% a 12.00%.
A pesar del aumento de los precios de las materias primas agrícolas, Argentina devaluó oficialmente su peso argentino (ARS) en un 18% y elevó las tasas de interés en 2100 puntos base hasta el 118% para tranquilizar a los inversionistas, ya que los precios de los activos cayeron en picada el lunes después de que el populista Javier Milei ganara las elecciones primarias de aquel país. Milei ha prometido incendiar el banco central y recortar los fondos que se destinan a jubilaciones y pensiones, obtuvo un apoyo sorprendentemente fuerte en la votación primaria del pasado domingo 13 de agosto.
Por su parte, no obstante su aumento vertiginoso en las exportaciones de automóviles y un gran superávit comercial, los yuanes chinos (CNY y CNH) están rozando niveles mínimos no vistos desde 2022, y cada vez son más los rumores de que vendrá una intervención cambiaria masiva para evitar una caída del yuan a niveles no vistos desde hace 20 años: sin embargo, el banco central chino (PBOC por sus siglas en inglés) trabajó en la dirección opuesta para incentivar su crecimiento económico y sorprendió a los mercados financieros el 15 de agosto con un recorte de 15 puntos base a su tasa de préstamos con plazo de un año a 2.50%.
Sí, Rusia tiene una situación cercana a la de una economía de guerra, el principal candidato presidencial de Argentina quiere dolarizar la economía sin tener dólares, y China tiene problemas económicos severos. Pero el yen japonés (JPY) también está en un nivel de 145.5 yenes por dólar, a pesar de un récord de crecimiento del PIB del segundo trimestre del 6.0% interanual anualizado que contrasta con el 2.9% previsto, lo que ejercerá más presión sobre el banco central de Japón (BOJ por sus siglas en inglés) para permitir que los rendimientos con plazo de 10 años aumenten.
De hecho, lo que estamos viendo en el mundo es una reacción en cadena del mercado que era predecible y posiblemente deliberada: solo se necesita la forma teórica correcta de entender lo que está pasando a nivel global.
Este tipo de proceso mental no es algo que le guste hacer al Sr. Mercado porque es difícil e incómodo. Por ejemplo, en la película Oppenheimer se revela que una vez que Einstein lanzó su Teoría de la Relatividad en 1905, inevitablemente conduciría a una mortal carrera armamentista nuclear mundial décadas después: Del mismo modo, las teorías económicas implementadas desde la década de 1980 que enriquecieron al Sr. Mercado nos llevaron a la inevitable explosión de los precios de todo tipo de activos físicos y financieros en la actualidad. Ahora los problemas afloran con una tasa de interés de fondos federales en un rango entre 5.25% y 5.50%, y un Banco de la Reserva Federal (FED) dispuesto a mantener las tasas en ese nivel alto por mucho más tiempo del que originalmente se pensaba.
Si estamos dispuestos, debemos empezar por reconocer que la economía mundial tiene grandes problemas estructurales relacionados con el periodo de financiarización neoliberal y las burbujas de precios de activos que reemplazaron la producción física desde finales de la década de 1970 hasta la crisis financiera mundial de 2008; luego la estúpida implementación de tasas de interés negativas y la política de incrementar los déficits fiscales para salvar a los bancos y grandes empresas y así rescatar a los ricos; luego el cierre de actividades debido a la enfermedad de Covid causada por el virus chino, luego un excesivo gasto fiscal sin que hubiera cadenas de suministro locales funcionando; y ahora las rápidas subidas de tasas de interés, que están poniendo a prueba la resistencia de toda clase de activos mundiales. Con todo esto, pues no sorprende que los resultados han sido simplemente horribles.
‘La larga y lenta muerte del desarrollo global’ describe cómo las economías del Sur Global solían tener sectores industriales como impulsores del crecimiento hasta que el neoliberalismo las vació, dejando solo ciclos volátiles de precios de productos básicos y tasas de interés, así como actividades económicas caracterizadas por los servicios de baja productividad. Conceptos como “cazadores y recolectores de salarios”, “muchos trabajadores y muy pocos buenos empleos para ubicarlos”, y “financiarización prematura” de un “carácter altamente depredador”. Eso es Argentina, y muchos otros. No hay una solución fácil, razón por la cual se señala tanto la “dolarización” y a la “desdolarización” como las soluciones, vemos a los productores mundiales de materias primas que intentan ascender en la cadena de valor y vemos guerras y golpes de Estado.
Sin embargo, hoy Occidente también se parece al Sur Global. Sus YouTubers, personas influyentes en TikTok y trabajadores temporales no pueden permitirse comprar o alquilar una casa, casarse o tener hijos, o incluso comer bien. Inundan los esquemas piramidales digitales y los gobiernos parecen incompetentes o impotentes. El populismo está en auge. El diario británico The Guardian argumenta: ‘Dejemos de engañarnos a nosotros mismos, somos una nación rica y seamos realistas… el Reino Unido está en bancarrota’, y que: “Gran Bretaña tiene que empezar a pensar en sí misma no como un país industrial rico, sino como un país pobre que se enfrenta primero a ordenar los desafíos del desarrollo económico. Grandes partes del Reino Unido apenas están mejor que los países en desarrollo de ingresos medios y, según las tendencias actuales, están a punto de empobrecerse”.
China no siguió el guion neoliberal con su capitalismo de estado mercantilista, y después de 2008 se basó en una deuda/sobreinversión masiva, así como en una burbuja inmobiliaria. Sin embargo, hay un límite a cuán altos pueden ser útiles los precios de las propiedades, cuán bajo puede caer la participación del consumo en el PIB, cuánta deuda se puede cargar y cuánta inversión se puede absorber productivamente, y todos esos límites se han excedido en China, y todo se vuelve mucho peor por una guerra comercial y tecnológica con los EE.UU.
De hecho, se informa que las finanzas de los gobiernos locales y la economía nacional de China están “al borde del colapso, y el trueno estallará en cualquier momento”; el gigante inmobiliario chino Country Garden acaba de incumplir los pagos de su deuda; Zhongzhi Enterprise Group dejó de pagarle a los tenedores de sus productos de inversión de alto rendimiento; los datos recientes de préstamos bancarios fueron terribles; y los últimos indicadores son débiles: producción industrial 3.7% interanual (4.3% esperado), ventas minoristas 2.5% interanual (vs. 4.0%), inversión en activos fijos 3.4% interanual (vs. 3.7%), venta de propiedades -8.5% interanual acumulado del año (vs -8,1%) y desempleo 5.3% vs 5.2% esperado. En resumen, China “ha caído en un estado de depresión psicopolítica”, dice el Financial Times, mientras que un trabajador de Beijing con altos ingresos ahorra tanto como puede en preparación para un colapso inmobiliario o un movimiento bélico contra Taiwán. Entonces, sí, las consecuencias de las teorías implementadas hace décadas están estallándonos en la cara. Pero ¿y ahora qué?
El Sr. Mercado cree que hay una salida fácil, pero no la hay. Los recortes de tasas de interés no ayudarán a China y ejercerán más presión para la caída del yuan (CNY), lo que creará más proteccionismo global, mientras que la intervención cambiaria de China correrá el riesgo de impulsar hacía arriba las tasas de interés de los bonos del Tesoro de los EE.UU., lo que hará que el dólar suba aún más. Más estímulo fiscal en propiedades sobrevaluadas o infraestructura infrautilizada o capital social tampoco ayudarán al crecimiento de China, ni tampoco lo hará una mayor deuda por parte de los consumidores. Se necesita un cambio estructural profundo, pero no es políticamente aceptable en ese país.
Lo mismo es cierto para Occidente. Allí, el Sr. Mercado ve la solución a través de recortes de tasas de interés y austeridad fiscal. Ambos solo acelerarán la metástasis de la brasilización, que implica un abismo cada vez mayor entre ricos y pobres y la consiguiente desaparición de las clases medias. El estímulo a la ya de por si sobrevaluada propiedad también sería inútil, aunque a diferencia de China, en EE.UU. si puede destinarse al desarrollo de nueva infraestructura o capital social que ahora está sobreutilizado.
Entonces, ¿podemos proyectar hacia adelante usando la lógica teórica de Einstein> Oppenheimer de lo que podría ayudar? La respuesta es que sí.
Al inicio de esta entrega se enumeran tres situaciones explosivas en los mercados emergentes y se podría decir que fue deliberada. A continuación se explican las razones:
Tal y como concluye ‘La larga y lenta muerte del desarrollo global’: Las élites occidentales “no han forjado una nueva teoría de desarrollo que puedan ofrecer al mundo pobre tras la desindustrialización global. A falta de un nuevo paradigma… son los ciegos los que guían a los ciegos. De hecho, el agotamiento intelectual de la “comunidad de desarrollo” de élite es difícil de comprender. En sus escalones superiores, aquellos que aún creen en las teorías ortodoxas de décadas pasadas (libre comercio, inversión física, democracia, y más recientemente la extraordinaria importancia de lo que nebulosamente se denomina “instituciones inclusivas”) coexisten con inquietud con marcos teóricos más humildes que admiten, en privado, que no tienen ninguna respuesta real aplicable en absoluto.
Y lo mismo aplica al Norte Global, que también necesita rápidamente volver a aprender las teorías del desarrollo.
Sin embargo, el Sr. Mercado no se centra en este pensamiento teórico porque ha vivido en el mundo rosa y de fantasía de Barbie, por lo que para salvar su mundo sólo quiere recortes de tasas de interés, precios de activos más altos y más estímulos por parte del gobierno de China: bienvenido al auténtico ‘Barbenheimer’.
Pero otros fuera de los mercados están pensando más profundamente. Aunque hay palomas (miembros con posiciones más suaves) de la Fed que respaldan los recortes de tasas de interés, Powell parece reconocer lo que hacen el Pentágono y la Casa Blanca: que EE.UU. necesita pasar de una economía de la financiarización a la producción; a un mayor gasto en defensa frente a las amenazas de China y Rusia; a la política industrial; y cadenas de suministro on-/ near-/friend-shore junto con su transición ecológica. Además, si bien el desempleo debe aumentar un poco, no se le permite que aumente por temor a las consecuencias políticas. En general, este proceso llevará años y será inflacionario en todo momento. Pero podría decirse que la alternativa es peor desde una perspectiva de seguridad nacional estadounidense.
Irónicamente, se trata de una medida que da parcialmente marcha atrás al patrón de producción industrial de Bretton Woods previo a 971 que el neoliberalismo rechazó; al menos para algunos se espera que adquiera más fortaleza intelectual a medida que pasa el tiempo, pero eso no se obtendrá de muchos en los mercados que esperan con ansia la baja en las tasas de interés en el mundo desarrollado.
Como tal, lo único que puede hacer la Fed para acelerar esta transición es mantener las tasas más altas durante más tiempo, al menos en relación con otras. A través de un dólar estadounidense más alto, la Fed puede ayudar a limitar los precios de las materias primas (que están subiendo nuevamente, arriesgándose a un repunte de la inflación en el segundo semestre de 2023 y el primer semestre de 2024), y perjudicar a Rusia y a los rivales que buscan la ‘desdolarización’ global. También puede hacer socavar los mercados alcistas de China y atraer capital a los mercados estadounidenses. Con altas tasas de interés más tiempo, veremos más titulares de la prensa lamentando los problemas de la industria de capital privado, o que el ‘Número de fondos de cobertura de China cae por primera vez desde 2012’, como ‘Los inversores lamentan el fin de una era dorada para los fondos de cobertura de China en el extranjero’. Hay que esperar a que el número de fondos de cobertura de EE.UU. también caiga, luego las empresas de capital privado caerán y posteriormente lo harán otras formas de banca en la sombra basadas en la financiarización, no en la producción física de seguridad nacional.
“Me he convertido en la Muerte, la destructora del mundo de Barbie”, dice la Fed mientras las tasas suben y se mantienen altas; y también lo dice el banco central chino (PBOC), tras recortar sus tasas de interés y provocar la debilidad del yuan.
Por supuesto, existe una gran incertidumbre con las proyecciones de lo que sucederá a largo plazo y hay un corto plazo en el cual debemos enfocarnos. Con las altas tasas de interés en EE.UU. , tal vez vivan una recesión al estilo de 2008 y si los problemas de los mercados emergentes (China principalmente) se extienden a Occidente; o tal vez los mercados avanzarán tambaleándose pero la economía real no lo haga, y la Reserva Federal recorte las tasas de interés demasiado pronto para luego tener que dar marcha atrás; o tal vez la ‘brasilificación’ está demasiado avanzada como para revertirla, y se avecina un periodo de estanflación.
Lo más importante es que debemos tratar de ser realistas sin dejar de ser teóricos: sería fantástico si pudiéramos hacer que los habitantes del mundo de fantasía de Barbie jueguen con hechos, no con juguetes, y se centren en los próximos 20, 30 o 40 días, ya sería mucho pedirles que se enfoquen en lo que sucederá en semanas o años. Pero es poco probable que suceda.
Ahora en día hay un creciente temor de que la inteligencia artificial y elementos de la Industria 4.0, como la robótica, provoquen la pérdida de miles o millones de empleos en algunos mercados específicos y, en otros casos, a nivel mundial. Es altamente probable que así suceda, y muchos de los empleos que implican un trabajo físico o mental repetitivo o mecanizado seguramente irán desapareciendo paulatinamente; sin embargo, en términos netos, se espera que las nuevas tecnologías generen más empleos a nivel mundial. Es por ello que debemos tener presente cuales son los puestos de trabajo que se espera que tengan la mayor demanda en los próximos años.
Hemos visto como después de la pandemia causada por el virus chino SARS-CoV-2, muchos hábitos de las personas aceleraron su transformación, y en ese sentido muchas personas ahora valoran más la salud y el consumo de experiencias, por encima de la compra de bienes materiales. También, hemos visto como ciertos procesos manufactureros se mudan de algunos países y se concentran en otros, con la consecuente desaparición de ciertas actividades económicas en algunas naciones.
En este sentido, en un artículo publicado el jueves 27 de julio en el portal de Zerohedge y titulado “Estas serán las industrias de más rápido crecimiento (y declive) en los EE. UU. durante la próxima década”, se menciona como la fuerza laboral siempre está en movimiento, respondiendo a los cambios tecnológicos y sociales. Es por esta razón que debemos visualizar cuales son las industrias de más rápido crecimiento, para de esa manera poder desarrollar programas públicos y privados que ayuden a los trabajadores y a las empresas a mantenerse al tanto de las tendencias cruciales que impulsan el empleo.
En un estudio de Pallavi Rao publicado en Visual Capitalist se analizan las proyecciones por parte de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. (BLS, por sus siglas en inglés) sobre las industrias de más rápido crecimiento, así como las que registrarán el mayor declive, por cambio porcentual de empleo entre 2021 y 2031. A continuación, se presentan los hallazgos principales:
Las industrias de más rápido crecimiento por cambio de empleo
Los promotores, agentes y administradores de eventos encabezan la lista de las industrias de más rápido crecimiento esperado, con un impresionante 39% de aumento previsto, para llegar a emplear a más de 180 mil trabajadores para 2031.
Parques de diversiones y salones de juegos le sigue de cerca, con un aumento esperado del 38%, con una creación esperada de 60 mil nuevos empleados, en el mismo período de tiempo. En tercer lugar, la industria de las artes escénicas comenzará la próxima década con una fuerza laboral de alrededor de 100 mil personas, un 35% más que en 2021.
A continuación, se muestra la lista completa de las industrias de más rápido crecimiento proyectadas por BLS, clasificadas por cambio porcentual en el empleo, entre 2021 y 2031.
Industrias de mayor crecimiento esperado (2021 – 2031), por su fuerza laboral
Clasificación
Industria
Sector
Cambio
Cambio %
(2021-2031)
(2021-2031)
1
Promotores, agentes y administradores de eventos
Ocio y hospitalidad
50,800
39%
2
Parques de diversiones y salones de juegos
Ocio y hospitalidad
60,500
38%
3
Compañías de artes escénicas
Ocio y hospitalidad
28,400
35%
4
Servicios individuales y familiares
Cuidado de la salud
850,000
31%
5
Actividades de apoyo a la minería
Minería
69,700
31%
6
Deportes con espectadores
Ocio y hospitalidad
36,500
31%
7
Otros servicios de información
Servicios y otros
112,900
30%
8
Otros servicios personales
Servicios y otros
87,200
28%
9
Servicios de viaje y reservaciones
Servicios profesionales y para empresas
32,300
23%
10
Apoyo a las actividades agrícolas y forestales
Agricultura y forestal
26,200
23%
11
Artistas, escritores e interpretes
Ocio y hospitalidad
11,500
23%
12
Alojamiento
Ocio y hospitalidad
333,700
23%
13
Servicios de educación privada
Servicios y otros
169,200
22%
14
Tránsito y transporte en Gobierno
Servicios y otros
61,200
22%
15
Servicios de atención médica en el hogar
Cuidado de la salud
330,100
22%
16
Profesionales de la salud
Cuidado de la salud
205,500
20%
17
Grabación de películas, videos y audio
Servicios y otros
75,300
20%
18
Museos y Sitios Históricos
Ocio y hospitalidad
27,600
20%
19
Diseño de Sistemas Informáticos
Servicios profesionales y para empresas
455,200
20%
20
Servicios Profesionales, Científicos y Técnicos
Servicios profesionales y para empresas
144,100
18%
Nota: Los servicios y otros sectores incluyen las industrias de información, educación y gobierno estatal y local.
Las tres industrias de mayor crecimiento esperado de empleo pertenecen al sector del ocio y la hospitalidad, que representa a 7 de las 20 industrias de más rápido crecimiento. Es verdad que este desempeño descomunal también es producto de la recuperación, y no sólo es un crecimiento puro, ya que el BLS señala que el sector del ocio y la hospitalidad se vio afectado severamente por la pandemia causada por el virus chino SARS-CoV-2, lo que le dio una línea de base, para la comparación, más baja de lo habitual en 2021.
El cuarto lugar por porcentaje de cambio de empleo están los Servicios para el individuo y la familia, y esta es la actividad que se espera que experimente el mayor crecimiento absoluto en términos de empleo total, agregando 850 mil nuevos trabajadores para fines de la década. Es una de las tres industrias en el sector de Cuidado de la salud y Asistencia Social con un gran crecimiento proyectado, gracias a una mayor necesidad de servicios de atención debido al envejecimiento de la población estadounidense.
No se puede perder de vista a la actividad de diseño de sistemas informáticos, que se prevé que crezca un 20% en el empleo gracias a la creciente demanda de infraestructura y seguridad informáticas. Debido al gran tamaño de la fuerza laboral de esta industria, con 2.3 millones de trabajadores en 2021, su tasa de crecimiento esperado implica cerca de medio millón de trabajadores adicionales durante la próxima década.
Las industrias de más rápido declive por cambio de empleo
La fabricación de tabaco lidera el grupo de industrias que se espera que registren las mayores disminuciones en el empleo para el año 2031, con una caída proyectada del 53% en el empleo, lo que reducirá su ya pequeña fuerza laboral a solo 5 mil empleados para fines de la década. Este marcado descenso no se debe necesariamente a la disminución de los hábitos de fumar, ya que las ventas de cigarrillos en los EE.UU. aumentaron durante la pandemia. En cambio, se debe a una mayor automatización de la industria que puede reemplazar a los empleados de fabricación de tabaco.
Otra industria que enfrenta una situación similar es la fabricación de CDs y casettes/cintas, que se espera que experimente una reducción del 51% en su número de empleados para 2031.
A continuación, se muestra la lista completa de las industrias de mayor declive proyectado por parte del BLS, clasificadas por cambio porcentual en el empleo, entre 2021 y 2031.
Industrias de mayor declive esperado (2021 – 2031), por su fuerza laboral
Clasificación
Industria
Sector
Cambio
Cambio %
(2021-2031)
(2021-2031)
1
Manufacturas de tabaco
Manufacturas
-5,700
-53%
2
Fabricación de CDs y Casetes
Manufacturas
-5,800
-51%
3
Fabricación de ropa y cuero
Manufacturas
-41,800
-36%
4
Actividades de impresión e imprenta
Manufacturas
-96,800
-26%
5
Minería de carbón
Minería
-9,500
-26%
6
Publicación de periódicos y casas editoriales
Servicios y otros
-60,000
-24%
7
Satélites y Telecomunicaciones
Servicios y otros
-19,300
-22%
8
Programación por cable
Servicios y otros
-9,700
-21%
9
Fabricación de otros muebles
Manufacturas
-7,600
-20%
10
Fabricación de equipos de transmisión de potencia y motores
Manufacturas
-14,800
-17%
11
Fabricación de material rodante ferroviario
Manufacturas
-3,100
-16%
12
Servicios de renta
Servicios y otros
-22,200
-15%
13
Fabricación de maquinaria en general
Manufacturas
-39,800
-15%
14
Fundición de chatarra de acero y mineral de hierro
Manufacturas
-10,600
-13%
15
Fabricación de equipos de iluminación
Manufacturas
-5,600
-13%
16
Fabricación metalúrgica
Manufacturas
-21,100
-13%
17
Explotación forestal
Agricultura y forestal
-6,000
-13%
18
Fábricas textiles
Manufacturas
-26,100
-13%
19
Fabricación de Maquinaria para Agricultura, Construcción y Minería
Manufacturas
-25,500
-13%
20
Fabricación de muebles de oficina
Manufacturas
-12,600
-13%
La mayoría de las industrias que enfrentan una gran contracción total del empleo pertenecen al sector manufacturero. Los problemas para la fabricación estadounidense no son nuevos, pero la variedad de industrias presentadas sugiere una combinación de factores que causan caídas en todo el sector.
Por un lado, están industrias como la impresión, la programación por cable y los editores de periódicos y libros, que se enfrentan a severos problemas por los cambios en los hábitos de consumo. Mientras tanto, se espera que otros sectores, como la fabricación de textiles, prendas de vestir y muebles, sufran una mayor automatización y el traslado de la producción al extranjero.
Factores que dan forma a las tendencias futuras del empleo en los EE.UU.
Es importante tener en cuenta que estas proyecciones del BLS se publicaron en septiembre de 2022. Eso significa que no reflejan el reciente rápido aumento en el uso de herramientas de la Inteligencia Artificial (IA) generativa como ChatGPT y no consideran cómo han comenzado a afectar la economía.
Un informe reciente de Goldman Sachs, por ejemplo, indicó que la IA podría reemplazar 300 millones de puestos de trabajo, casi el tamaño de la población de los EE. UU., en todo el mundo en los próximos 10 años.
Eso hace que sea una pregunta abierta e importante si la IA o las poderosas tendencias demográficas, como un crecimiento demográfico más lento y una fuerza laboral que envejece, tendrán el mayor impacto en términos de determinar el panorama laboral futuro.
A manera de conclusión, con relación a estos grandes cambios que se esperan en el mercado laboral de EE.UU., me gustaría señalar dos cosas: 1. Debemos estar atentos a las oportunidades comerciales que van a surgir en la medida en que más industrias manufactureras salen de EE.UU. para trasladas sus operaciones en el exterior, en este sentido el nearshoring debe se capitalizado; y 2. Varios de los cambios aquí descritos también afectarán a México y en ese sentido debemos preparar a la fuerza laboral de los empleos que van a desaparecer a que aprenda nuevas habilidades que le permitan emplearse en otra actividad; y 3. Las universidades y escuelas de educación media, deben conocer estos cambios para que ajusten su oferta educativa a lo que el mercado está demandando. Les aseguro que vienen nuevas y grandes oportunidades, pero sólo los que estén preparados las podrán capitalizar.
México pasó de tener un tipo de cambio promedio de 20.549 pesos por dólar en julio de 2022 a uno de 16.942 pesos por dólar en lo que va de julio de 2023, lo que implica una depreciación relativa del dólar de 17.6%. En otras palabras, sin tomar en cuenta la inflación en cada uno de los países desde donde importamos mercancías, implica que lo que compramos (en dólares) del extranjero se hizo más barato en ese porcentaje en el último año.
Es una forma de decir que estamos en posición de extraer “riqueza” del resto del mundo a nuestro favor, pero a costa de nuestro crecimiento económico. Ahora sería el momento de comprar la maquinaria que necesitamos y que sólo se produce en el extranjero, es el tiempo para abastecerse de insumos no perecederos que tampoco se encuentran localmente, y así con muchas cosas más. Sin embargo, el efecto perverso es que ahora muchos productos son más baratos comprados en el extranjero comparado con producirlos en México.
Y así como las mercancías extranjeras se han vuelto más baratas en dólares, en el último año lo producido en México se ha vuelto 21.3% más caros en dólares para nuestros socios comerciales. Esto obliga a algunos fabricantes nacionales exportadores a sacrificar utilidades para no trasladar todo el ajuste del tipo de cambio a un alza de precios en dólares para nuestros clientes y así no perderlos. Sin embargo, cuando los márgenes de ganancia son bajos, se dan casos en los que las empresas mexicanas están dejando de atender los pedidos del extranjero cuando los clientes no autorizan ajustes de precios.
La fortaleza del peso explica parte de la desaceleración de nuestras exportaciones totales. Mientras que entre 2021 y 2022 nuestras ventas al exterior crecieron 16.7%, en el acumulado de los primeros cinco meses de 2023 aumentaron apenas 4.6% anual. ¿Por qué no han caído más las exportaciones? Pues porque también hay muchas transacciones entre empresas del mismo grupo empresarial que tienen operaciones en México y Estados Unidos; es decir, como pertenecen al mismo grupo, pueden absorber las pérdidas de la filial mexicana con la ganancia de la casa matriz en Estados Unidos.
La debilidad del dólar frente al peso mexicano no es única. Ahora estamos viendo una debilidad casi generalizada del dólar respecto a cómo estaba hace un año, lo que implica que los productos de Estados Unidos se han vuelto más baratos en muchos mercados, no sólo en el mexicano. De las 10 monedas más importantes a nivel mundial, en el comparativo de julio de 2022 al mismo mes de 2023, el dólar estadounidense se ha depreciado frente a siete de ellas: euro, libra esterlina, franco suizo, dólar de Hong Kong, dólar neozelandés, won coreano y peso mexicano.
Esto desde luego que ayudará a Estados Unidos a que mantenga su dinamismo económico a costa de los demás países, y si bien estos ajustes en el tipo de cambio no son parte de una política deliberada de debilitamiento del dólar, si pueden encajar en la definición de “guerra de divisas”, en las que los países ganan o pierden competitividad en función de los movimientos en los tipos de cambio.
Con relación a esto, en un artículo del analista James Rickards, titulado “¡Estamos en Guerra!” y publicado en DailyReckoning.com el pasado 20 de julio, se presenta una advertencia clara de que en este periodo de la historia nos tocará presenciar el colapso del sistema monetario internacional y el autor nos explica cómo tras 50 años de estudiar la economía, es que llegó a dicha conclusión.
El artículo comienza aclarando que al referirse al colapso del sistema financiero se trata de la pérdida de confianza en el papel moneda en todo el mundo. No es solo la muerte del dólar o la desaparición del euro. Es un colapso de la confianza en todas las monedas de papel.
Durante el siglo pasado, el sistema monetario internacional cambió cada 30 o 40 años en promedio. Antes de 1914, el sistema monetario se basaba en el patrón oro clásico. Y efectivamente, 31 años después del fin del patrón oro clásico, en 1945, surgió un nuevo sistema monetario en la conferencia de Bretton Woods. Bajo este sistema, había un tipo de cambio fijo a razón de $35 dólares por una onza de oro y los países debían mantener tipos de cambio fijos respecto al dólar. Es así que el billete verde fue designado oficialmente como la principal moneda de reserva del mundo, una posición que sigue ocupando hoy, aunque su hegemonía se ha venido debilitando.
Tras años de desequilibrios externos por parte de Estados Unidos, en 1971 Nixon puso fin a la convertibilidad directa del dólar por oro y por primera vez en la historia, el sistema monetario no tenía respaldo en dicho metal. A partir de ese momento, el sistema se basaría en tipos de cambio flotantes, sin un ancla dorada.
Hoy en día, el sistema monetario existente tiene más de 50 años de antigüedad, por lo que hace mucho que el mundo necesita un nuevo sistema monetario. Por su parte, las sanciones sin precedentes que Estados Unidos y sus aliados impusieron a Rusia, tras su invasión a Ucrania, solo han acelerado el avance hacia un nuevo sistema monetario. Desde este espacio hemos dado cuenta de ello en diversas entregas relacionadas al colapso del dólar estadounidense y el lanzamiento de una nueva moneda por parte de los países BRICS.
Las sanciones impuestas por parte de los Estados Unidos toman muchas formas y afectan muchas áreas diferentes del comercio interno y externo, pero lo que todas tienen en común es el uso del dólar estadounidense como el arma principal. Las naciones de todo el mundo se dan cuenta de que mientras dependan de los dólares como activo de reserva o para comprar productos básicos, estarán bajo el control de quienes controlan los sistemas de pagos en dólares, que son básicamente los EE.UU. con la ayuda de los grandes bancos europeos y japoneses.
Las naciones también saben que, si bien Rusia es el objetivo actual de las sanciones, otros países fácilmente podrían ser los siguientes. Hemos comentado que si China aumenta la presión sobre Taiwán, por ejemplo, pronto también podría estar sujeta a sanciones basadas en el dólar. Es así que la única forma de escapar de las penalizaciones por parte de Occidente es dejando de usar el dólar.
Eso explica en gran medida el desarrollo bastante rápido de la nueva moneda BRICS, que se anunciará el próximo mes. Si las severas sanciones contra Rusia impuestas por los EE.UU. y sus aliados no hubiesen ocurrido, es muy poco probable que este movimiento se estuviera llevando a cabo tan rápido en este momento. Esto no significa que la tendencia anti-dólar sea solo un fenómeno reciente, ya que ha estado en marcha durante años, pero es sólo que las sanciones impuestas a Rusia han acelerado mucho el proceso.
Eso tampoco significa que el dólar perderá su estatus de moneda de reserva de la noche a la mañana. Rickards, menciona que si deseamos tener una idea de cuál será el destino del dólar, debemos ver lo que ha sucedido con la libra esterlina del Reino Unido.
Muchos observadores asumen que la conferencia de Bretton Woods de 1944 fue el momento en que el dólar estadounidense reemplazó a la libra esterlina como principal moneda de reserva del mundo. Pero ese reemplazo de la libra esterlina por el dólar como principal moneda de reserva del mundo fue un proceso que tomó 30 años, desde 1914 hasta 1944. La conferencia de Bretton Woods de 1944 fue simplemente el reconocimiento de un proceso de dominio de las reservas en dólares que tomó décadas en desarrollo. Al igual que con la libra esterlina, el declive del papel del dólar como principal moneda de reserva mundial no es necesariamente algo que sucederá tan rápido como muchos creen.
Guerras de divisas
Las guerras de divisas son una de las dinámicas más importantes en el sistema financiero mundial actual y tienen gran impacto en la competitividad de la economía real de cada país.
¿Qué es una guerra de divisas? En pocas palabras, por lo general suceden cuando un país no tiene suficiente crecimiento económico y necesita expandir su producción a través de mayores exportaciones al mercado internacional. De igual manera, un país puede emprender una guerra de divisas depreciando su moneda cuando su tasa de crecimiento no le permite cubrir todas sus obligaciones de deuda.
Cuando hay suficiente crecimiento para todos a nivel mundial, a Estados Unidos realmente no le importa si algún país deprecia un poco su moneda para alentar la inversión extranjera e impulsar sus exportaciones. Pero cuando no hay suficiente crecimiento a nivel global para todos y los países recurren a múltiples devaluaciones competitivas, pues la situación se convierte en algo similar a un grupo de personas hambrientas peleando por migajas.
Nadie gana y todos pierden. Las guerras de divisas no generan crecimiento; simplemente el país con la moneda débil roba crecimiento temporalmente de los socios comerciales con la moneda fuerte, hasta que eventualmente los socios comerciales lo recuperan con sus propias devaluaciones.
En el mejor de los casos, las guerras de divisas ofrecen el lamentable espectáculo de países que roban el crecimiento de sus socios comerciales. En el peor de los casos, caen en círculos viciosos de devaluación-inflación-devaluación, recesión, represalias comerciales, empobrecimiento de la población y violencia real.
De acuerdo con Rickards, la guerra mundial de divisas actual, comenzó en 2010. En su libro Currency Wars, menciona que el mundo no siempre está en una guerra de divisas activa. Las guerras de divisas no implican luchas continuas todo el tiempo. En ciertos momentos, hay batallas intensas, que luego son seguidas de pausas, seguidas de batallas más intensas. Pero cuando están en vigor, estas guerras pueden durar mucho tiempo; 5, 10, 15, incluso 20 años. Eso significa que la guerra actual podría durar varios años más.
Las guerras de divisas en la historia
Ha habido tres importantes guerras de divisas en los últimos cien años. La Guerra de divisas I cubrió el período de 1921 a 1936. Realmente comenzó con la hiperinflación de la Alemania de Weimar y fue un período de sucesivas devaluaciones de las monedas europeas.
Como es bien sabido, tras las sanciones impuestas en el Tratado de Versalles, en 1921 Alemania destruyó su moneda; pero en 1925, Francia, Bélgica y otros hicieron lo mismo. ¿Cómo funcionaba el sistema monetario internacional antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914? Durante mucho tiempo antes de eso, el mundo funcionaba con el patrón oro clásico. Esto es, si tenías un déficit en la balanza de pagos, lo pagabas en oro; si tenías un superávit en la balanza de pagos, adquirías oro.
El oro era el regulador de la expansión o contracción de las economías individuales. Tenías que ser productivo, perseguir tu ventaja comparativa y tener un buen ambiente de negocios para obtener algo de oro en el sistema, o al menos evitar perder el oro que tenías. Era un sistema muy estable que promovía un enorme crecimiento y baja inflación.
Ese sistema se rompió en 1914 porque los países necesitaban imprimir dinero para luchar en la Primera Guerra Mundial. Cuando terminó la guerra, y el mundo entró a principios de la década de 1920, los países querían volver al patrón oro, pero no sabían muy bien cómo hacerlo. Hubo una conferencia en Génova, Italia, en 1922 donde se discutió el problema.
Cada país entró a la Primera Guerra Mundial con un cierto nivel de paridad especto al oro. Había una cierta cantidad de oro y una cierta cantidad de papel moneda respaldada por oro en cada nación. Pero al término de la guerra, la oferta de papel moneda de cada nación se había duplicado. Eso dejaba solo dos opciones si los países querían volver al patrón oro:
Podrían haber duplicado el precio del oro, básicamente reducir el valor de su moneda a la mitad, o podrían haber reducido la oferta monetaria a la mitad. Podían hacer cualquiera de las dos opciones, pero tenían que llegar a la paridad en un nuevo nivel o regresar al antiguo nivel. Los franceses dijeron: “Esto es fácil. Vamos a reducir el valor de la moneda a la mitad”. Hicieron eso y acertaron.
Por su parte, el Reino Unido tuvo que tomar la misma decisión, pero lo hizo de manera diferente. Allí, en lugar de duplicar el precio del oro, redujeron a la mitad su oferta monetaria. Es decir, regresaron a la paridad anterior a la Primera Guerra Mundial.
Esa fue una decisión tomada por Winston Churchill, quien era el Ministro de Hacienda en ese momento. Fue una medida extremadamente deflacionaria. El punto es que cuando has duplicado la oferta monetaria, puede que no te guste, pero lo hiciste y tienes que reconocerlo y admitir que tiraste a la basura tu moneda.
Churchill se sintió obligado a cumplir con el antiguo valor y redujo la oferta monetaria a la mitad y eso lanzó al Reino Unido a una depresión económica tres años antes que el resto del mundo. Mientras que el resto del mundo se topó con la depresión en 1929, en el Reino Unido comenzó desde 1926.
Menciono esa historia porque volver al patrón oro con un precio mucho más alto para éste, medido en libras esterlinas, habría sido la forma correcta de hacerlo (como lo hicieron los franceses). Pero el haber elegido el precio equivocado del oro contribuyó a la Gran Depresión.
Los economistas de hoy dicen: “Nunca podríamos tener de nuevo un patrón oro. ¿No sabes que el patrón oro causó la Gran Depresión? Lo sabemos: contribuyó a que ocurriera la Gran Depresión, pero no fue por el oro, sino por el precio. Churchill eligió el precio equivocado y eso fue deflacionario. La lección de la década de 1920 no es que se pueda tener un patrón oro, sino que un país necesita fijar el precio correcto. Los británicos continuaron por ese camino hasta que, finalmente, se hizo insoportable para el Reino Unido y devaluaron su moneda frente al oro en 1931.
Poco después, EE.UU. devaluó en 1933. Luego, Francia y el Reino Unido volvieron a devaluar en 1936. Vivieron su período de sucesivas devaluaciones monetarias y las llamadas políticas de “empobrecimiento del vecino”.
El resultado fue, por supuesto, una de las peores depresiones de la historia mundial. Hubo un desempleo vertiginoso y una producción industrial estancada que creó un largo período de crecimiento entre muy débil y negativo.
La Primera Guerra de Divisas no se resolvió hasta la Segunda Guerra Mundial y luego, finalmente, en la conferencia de Bretton Woods.
Fue entonces cuando el mundo se puso de acuerdo en un nuevo estándar monetario. La Segunda Guerra de Divisas se desató entre 1967 y 1987. El evento fundamental en medio de esta guerra fue que Nixon sacó a los EE.UU. del sistema del patrón oro el 15 de agosto de 1971, y con ello, en última instancia, al mundo entero.
Hizo esto con la intención de crear empleos y promover las exportaciones para ayudar a la economía estadounidense. Pero esto realmente no ocurrió. ¿Qué fue lo que pasó? EE.UU. sufrió tres recesiones consecutivas: en 1974, 1979 y 1980. El mercado de valores colapsó en 1974. El desempleo se disparó, la inflación se salió de control entre 1977 y 1981 (la inflación estadounidense en ese período de cinco años fue del 50%) y el valor del dólar se redujo a la mitad.
Una vez más, la lección de las guerras de divisas es que no producen los resultados esperados de mayores exportaciones, empleos y crecimiento. Lo que producen son problemas económicos. Esto nos lleva a la Guerra de divisas III, que comenzó en 2010.
Rickards se salta todo el período de 1985 a 2010, un período de 25 años. ¿Qué estaba pasando entonces? Esa fue la era de lo que llamamos “King Dollar” o la política del “dólar fuerte”. Fue un período de muy buen crecimiento y estabilidad de precios en casi todo el mundo. No era un sistema estándar de oro ni estaba basado en reglas.
Funcionaba porque la Fed veía el precio del oro como un termómetro para ver cómo les estaba yendo. Básicamente, lo que Estados Unidos le dijo al mundo es: “No estamos en un patrón oro, estamos en un patrón dólar. “Nosotros, los Estados Unidos, acordamos mantener el poder adquisitivo del dólar y ustedes, nuestros socios comerciales, pueden vincularse al dólar o planificar sus economías en torno a alguna paridad con el dólar. Eso nos dará un sistema estable”. Eso realmente funcionó hasta 2010 cuando EE.UU. rompió el trato y básicamente declaró la Guerra de Divisas III con su expansión monetaria después de la crisis financiera de 2008-2009.
Tras la crisis financiera de 2008 comenzó el periodo de tasas de interés ultrabajas y con ello el dólar estadounidense de depreció frente a la mayoría de activos, o puesto de otra forma, comenzamos a ver un periodo de gran expansión monetaria que se tradujo en una creciente inflación de precios de prácticamente toda clase de activos.
Con la pandemia causada por el virus chino, Covid-19, el problema de inflación de activos y pérdida de valor del dólar estadounidense se acrecentó porque el ritmo de expansión monetaria se aceleró. El rompimiento de las cadenas globales de valor, la invasión de Rusia a Ucrania, las excesivas ayudas gubernamentales que recibieron los estadounidenses durante la pandemia, entre otros, provocó que la inflación de precios de los activos se trasladara a inflación de precios de bienes al consumidor. La reacción del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos, con los incrementos en su tasa de interés de fondos federales hasta el nivel actual de 5.25% provocó que estallara la “burbuja del todo”.
Naciones como México, con tasas de interés del 11.25%, se han beneficiado de la coyuntura en el sentido de que han recibido más dólares de los que salen, por lo que el tipo de cambio se ha fortalecido hasta los 16.75 pesos por dólar, pero en detrimento de la planta productiva nacional, como mencioné en los primeros párrafos de esta entrega.
Con este amplio relato, debería quedar claro que los precedentes históricos son suficientemente aleccionadores, pero los peligros actuales son aún mayores, aumentados exponencialmente por la escala y la complejidad de los vínculos financieros en todo el mundo. Como lo he señalado en otras entregas, no debemos dejar de ver lo que sucede con la nueva moneda BRICS, respaldada en oro que se avecina, por lo que las cosas podrían calentarse. Finalmente, no creo que “la suerte” del peso mexicano vaya a dura mucho más de unos nueve meses más. El ambiente político en México y en Estados Unidos se van a deteriorar en perjuicio de nuestro país, y eso afectará la confianza y eventualmente el tipo de cambio.
Un tema que preocupa a muchos es lo que pasará con el valor del dólar. Después de que se negoció satisfactoriamente ampliar el techo de la deuda del gobierno de Estados Unidos, ahora vemos el tipo de cambio en torno a los 17.30 pesos por dólar. El peso mexicano se mantiene fuerte por diversas razones como las elevadas tasas de interés que pagamos y la entrada de divisas que genera, las remesas, el carry trade, entre otros. Muchos se preguntan respecto de la evolución futura del tipo de cambio y en mi opinión veremos un peso fuerte, pero se irá debilitando conforme avanzan los procesos electorales presidenciales en México y Estados Unidos, y nuestro país sea severamente cuestionado en el vecino del norte por la fallida estrategia de combate al narcotráfico, por las violaciones reiteradas al TMEC, la falta de seguridad jurídica, entre otros.
Sin embargo, con independencia de esta coyuntura, en una visión de mucho más largo plazo, todo parece indicar que el dólar estadounidense está destinado a debilitarse poco a poco. En esta entrega sigo profundizando en el tema desarrollado en las columnas de hace algunas semanas.
En un artículo editorial de James Rickards, titulado “El choque que se avecina para el sistema monetario mundial”, publicado el 8 de junio en el sitio web DailyReckoning.com, se menciona que el próximo 22 de agosto, dentro de poco más de dos meses, se dará a conocer el acontecimiento más importante en las finanzas internacionales desde 1971. Implica el lanzamiento de una nueva moneda global que podría debilitar el papel del dólar en el sistema de pagos internacionales y, en última instancia, en unos pocos años, desplazar al dólar estadounidense como principal moneda de reserva.
De acuerdo con el autor, el proceso por el cual esto sucederá no tiene precedentes, y el mundo no está preparado para esta onda expansiva geopolítica. Este shock monetario será puesto en marcha por el bloque de países BRICS, cuyos miembros son: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Esta jugada por el estatus de moneda de reserva global por parte de los BRICS afectará el comercio mundial, la inversión extranjera directa y las carteras de inversionistas de manera dramática e imprevista.
Hasta ahora el acontecimiento más importante en el sistema BRICS ha sido el relacionado a la expansión de su membresía. Esto ha llevado a la adopción informal del nombre BRICS+ para la organización ampliada. Actualmente hay ocho naciones que han solicitado formalmente la membresía y otras 17 que han expresado interés en unirse.
Los ocho solicitantes formales son: Argelia, Argentina, Baréin, Egipto, Indonesia, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos; mientras que los 17 países que han expresado interés son: Afganistán, Bangladesh, Bielorrusia, Kazajstán, México, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Senegal, Sudán, Siria, Tailandia, Túnez, Turquía, Uruguay, Venezuela y Zimbabue.
El bloque BRICS+ es muy poderoso de manera que hay mucho más detrás de esta lista de países, más allá de simplemente querer aumentar el número de asistentes a futuras reuniones:
Si Arabia Saudita y Rusia son miembros, tiene a dos de los tres productores de energía más grandes del mundo (EE.UU. es el otro miembro de los Tres Grandes de la energía).
Si Rusia, China, Brasil e India son todos miembros, ya tiene a cuatro de los siete países más grandes del mundo medidos por su masa territorial, de manera que posee el 30% de la superficie seca de la Tierra y los recursos naturales relacionados.
Casi el 50% de la producción mundial de trigo y arroz, así como el 15% de las reservas mundiales de oro, se encuentran en los BRICS.
Mientras tanto, China, India, Brasil y Rusia son cuatro de los nueve países con mayor población del planeta, con una población combinada de 3,200 millones de personas o el 40% de la población de la Tierra.
China, India, Brasil, Rusia y Arabia Saudita tienen un PIB combinado de 29 billones de dólares o el 28% del PIB mundial nominal. Si se utiliza la paridad del poder adquisitivo para medir el PIB, entonces la participación de los BRICS supera el 54%.
Rusia y China tienen dos de los tres mayores arsenales nucleares del mundo (el otro líder es Estados Unidos).
De acuerdo con todas las mediciones (población, superficie terrestre, generación de energía, PIB, producción de alimentos y armas nucleares), los BRICS no es solo otro organismo multilateral. Son una alternativa sustancial y creíble a la hegemonía occidental. Los BRICS actuando juntos son un polo de un nuevo mundo multipolar o incluso bipolar.
Cuando se anuncie el lanzamiento de su nueva moneda en agosto de este año, la moneda no caerá en un campo árido. Caerá en una sofisticada red de capital y comunicaciones. Esta red mejorará en gran medida sus posibilidades de éxito.
Los BRICS también están desarrollando un sistema de telecomunicaciones submarino de fibra óptica que conectaría a sus miembros. Se está desarrollando bajo el nombre BRICS Cable. Parte de la motivación de BRICS Cable es impedir el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. sobre el tráfico de mensajes que se transmite a través de las redes de cable existentes.
¿Qué hay detrás de esta búsqueda para deshacerse del dólar? Como lo he mencionado en pasadas entregas, en gran parte, es la respuesta a la militarización del dólar por parte de Estados Unidos mediante el uso de sanciones en contra de países que considera hostiles o contrarios a sus intereses.
Desde varios años, diferentes analistas han advertido sobre el hecho de que funcionarios estadounidenses del Tesoro, el Pentágono y la comunidad de inteligencia han abusado de las sanciones en dólares y que esto eventualmente llevaría a los adversarios de Estados Unidos a abandonar el dólar para evitar el impacto de las sanciones.
Tal abandono del dólar como moneda de reserva global, conduciría a una potencia diluida de la efectividad de las sanciones, costos imprevistos impuestos a los EE.UU. y, finalmente, al colapso de la confianza en el dólar mismo. Estas advertencias fueron ignoradas en su mayoría.
Ahora hemos llegado a la primera y segunda etapa de este pronóstico y estamos peligrosamente cerca de la tercera.
Durante años, Estados Unidos ha usado sanciones para castigar a naciones como Irán. Pero las sanciones que EE.UU. y sus aliados impusieron a Rusia después de que invadió Ucrania el año pasado fueron mucho más allá del tipo de sanciones anteriormente impuestas y no tenían precedentes.
Muchas otras naciones comenzaron a darse cuenta de que podrían ser las siguientes en ser sancionadas si se enfrentaban a los EE.UU. en ciertos temas. Y ese miedo ha acelerado, en gran medida, el impulso para tomar la decisión de salirse del sistema del dólar por completo.
El deseo de abandonar el dólar no se limita a objetivos actuales como Rusia, sino que son compartidos por naciones como China, Irán, Turquía, Arabia Saudita, Argentina y muchos otros.
De esta manera, los BRICS+ representan un esfuerzo realista para desdolarizar los pagos globales y eventualmente las reservas globales.
Durante años, analistas como James Rickards han argumentado que el dólar seguiría siendo la moneda de reserva líder en el mundo por más tiempo de lo que la mayoría de la gente piensa. Pero Rickards también nos muestra cómo es que una nueva moneda de los BRICS+ podría acelerar en gran medida la desaparición del dólar como la principal moneda de reserva del mundo. ¿Cómo podría esto suceder más rápido de lo que inicialmente se pensaba? Siga leyendo.
El choque que se avecina para el sistema monetario mundial
El deseo global de alejarse del dólar como medio de intercambio para el comercio internacional de bienes y servicios no es nuevo. La diferencia hoy es que ha pasado de ser un tema de discusión y futurismo a ser una realidad inminente, y esto pasó en un período de tiempo notablemente corto. Veamos algunos ejemplos:
Dubai y China concluyeron recientemente un acuerdo por el cual Dubai aceptará el yuan chino como pago por las exportaciones de petróleo de Dubai. A su vez, Dubai puede usar el yuan para comprar semiconductores o productos manufacturados de China.
Arabia Saudita y China han estado discutiendo acuerdos similares de petróleo por yuan, pero aún no se ha implementado nada definitivo. Estas discusiones se complican por el antiguo acuerdo de petrodólares de Arabia Saudita con los EE.UU. Aún así, se espera algún progreso en este sentido.
China y Brasil han llegado recientemente a un acuerdo monetario bilateral de amplia base en el que cada país acepta la moneda del otro en el comercio. Mientras tanto, existe una relación estratégica creciente entre China y Rusia a medida que las dos superpotencias se enfrentan conjuntamente a Estados Unidos. En la relación comercial entre las dos naciones, Rusia puede pagar en rublos los productos manufacturados chinos y otras exportaciones, mientras que China paga en yuanes la energía rusa, los metales estratégicos y los sistemas de armas.
Sin embargo, todos estos arreglos pronto pueden ser reemplazados por una nueva moneda BRICS+, que se anunciará en Durban, Sudáfrica, en la Conferencia anual de la Cumbre de Líderes BRICS del 22 al 24 de agosto.
En principio, se ha mencionado que la moneda estará vinculada a una canasta de productos básicos para su uso en el comercio entre los miembros. Inicialmente, la canasta de productos básicos BRICS+ incluiría petróleo, trigo, cobre y otros bienes esenciales comercializados a nivel mundial en cantidades específicas.
Con toda probabilidad, la nueva moneda BRICS+ no estaría disponible en forma de billetes de papel para su uso en las transacciones diarias. Sería una moneda digital soportada por una nueva institución financiera de BRICS+, con tráfico de mensajes encriptados para registrar los pagos vencidos o adeudados por las partes participantes.
La información más reciente de los grupos de trabajo de los BRICS es que esta metodología de valoración de canastas está encontrando los mismos problemas que el economista John Maynard Keynes encontró en las reuniones de Bretton Woods en 1944.
Keynes sugirió inicialmente un enfoque de canasta de productos básicos para una moneda mundial que llamó bancor. La dificultad es que las materias primas globales incluidas en cualquier canasta no son totalmente fungibles (por ejemplo, hay más de 70 grados de crudo que se distinguen por su viscosidad y contenido de azufre, entre otros atributos).
Al final, Keynes vio que una canasta de productos básicos no es necesaria y que un solo producto básico, el oro, serviría mejor al propósito de anclar una moneda por razones de conveniencia y uniformidad.
Partiendo de la impracticabilidad de las canastas de productos básicos como depósitos uniformes de valor, parece probable que la nueva moneda BRICS+ más bien vaya a estar vinculada a las reservas de oro de sus países miembros.
Esto juega a favor de los miembros fuertes de los BRICS: Rusia y China, que son los dos mayores productores de oro del mundo y ocupan el sexto y séptimo lugar, respectivamente, entre las 100 naciones con más reservas de oro.
James Rickards menciona que es importante precisar que este tipo de acontecimientos se difunden con frecuencia como el “fin del dólar como moneda de reserva”. Pero dichos comentarios lo que hacen es revelar una falta de comprensión de cómo funcionan realmente los sistemas monetarios y monetarios internacionales.
El error clave en casi todos estos análisis es no distinguir entre los roles respectivos de una moneda de pago y una moneda de reserva. Las monedas de pago se utilizan en el comercio de bienes y servicios. Las naciones pueden comerciar en cualquier moneda de pago que deseen, no tiene que ser dólares.
Por su parte, las monedas de reserva son diferentes. Son esencialmente las cuentas de ahorro de las naciones soberanas que las han ganado principalmente a través de superávits en su balanza de pagos. Estos saldos no se mantienen en forma de moneda sino en forma de valores.
Cuando los analistas dicen que el dólar es la principal moneda de reserva, lo que en realidad quieren decir es que los países mantienen sus reservas en valores denominados en una moneda específica. Para el 60% de las reservas globales, esas tenencias son valores del Tesoro de EE.UU. denominados en dólares. Las reservas en realidad no están en dólares; están en valores denominados en dólares.
Como resultado, ningún país puede ofrecer una moneda de reserva sin un mercado de bonos soberanos grande y bien desarrollado. En ese sentido, ningún país del mundo se acerca al mercado del Tesoro de EE.UU. en términos de tamaño, variedad de vencimientos, liquidez, liquidación, derivados y otras características necesarias.
Entonces, el impedimento real para que otra moneda se convierta en moneda de reserva es la ausencia de un mercado de bonos donde las reservas se puedan invertir realmente. Es por eso que es tan difícil desplazar los bonos del Tesoro como activos de reserva, incluso si quisiera. Una vez más, ningún país del mundo puede acercarse a los EE. UU. en ese sentido.
Pero aquí es donde se pone interesante y por qué el dólar podría perder su principal estatus de reserva mucho más rápido de lo que se pensaba.
Esto se debe a que la moneda BRICS+ ofrecería la oportunidad de saltarse el mercado del Tesoro y crear un mercado de bonos profundo y líquido que podría desafiar a los bonos del Tesoro en el escenario mundial casi de la nada. Para ello es clave crear un mercado de bonos de divisas BRICS+ en 20 o más países a la vez, confiando en que los inversionistas minoristas de cada país comprarán los bonos.
Los bonos BRICS+ se ofrecerían a través de bancos y oficinas postales y otros puntos de venta minorista. Estarían denominados en moneda BRICS+, pero los inversionistas podrían comprarlos en moneda local a tipos de cambio basados en el mercado.
Dado que la moneda está respaldada por oro, ofrecería una reserva de valor atractiva en comparación con los instrumentos locales propensos a la inflación o al incumplimiento en países como Brasil o Argentina. Los chinos en particular encontrarían atractivas tales inversiones, ya que en gran medida tienen prohibido invertir en los mercados extranjeros y tienen un problema de sobreinversión en bonos de bienes raíces locales y acciones nacionales.
Tomará tiempo para que dicho mercado atraiga a los inversionistas institucionales, pero el gran volumen de inversión minorista en instrumentos denominados BRICS+ en India, China, Brasil y Rusia y otros países al mismo tiempo podría absorber los excedentes generados a través del comercio mundial en la Moneda BRICS+.
En resumen, la forma de crear una moneda de reserva instantánea es crear un mercado de bonos instantáneo utilizando a sus propios ciudadanos como compradores dispuestos.
Estados Unidos hizo algo similar en 1917. Entre 1790 y 1917, el mercado de bonos de Estados Unidos era solo para profesionales. No había mercado minorista. Eso cambió durante la Primera Guerra Mundial cuando Woodrow Wilson autorizó los Liberty Bonds para ayudar a financiar la guerra.
Hubo eventos en todas las ciudades importantes para promover la compra de los Liberty Bonds. Se convirtió en un deber patriótico comprar Liberty Bonds. El esfuerzo funcionó y también transformó las finanzas por completo. Fue el comienzo de un mundo en el que todos los días los estadounidenses comenzaron a comprar acciones, bonos y valores como inversionistas minoristas.
Si los BRICS+ utilizan una especie de modelo patriótico Liberty Bond, es muy posible que puedan crear activos de reserva internacionales denominados en la moneda BRICS+ incluso en ausencia del apoyo de los mercados desarrollados.
Todo este giro de los acontecimientos (introducción de una nueva moneda respaldada por oro, adopción rápida como moneda de pago y uso gradual como moneda de activo de reserva) comenzará el 22 de agosto de 2023, después de años de desarrollo.
A excepción de los participantes directos, la mayor parte del mundo ha ignorado esta iniciativa. El resultado será un trastorno del sistema monetario internacional que se producirá en cuestión de semanas, veremos cómo se desenvuelven las cosas.
Después de haber alcanzado cotizaciones de 17.42 pesos por dólar el pasado 15 de mayo, el peso mexicano se debilitó ligeramente y al momento de escribir estas líneas se ubica en 17.77 unidades por billete verde. La volatilidad es natural y de hecho causa grandes dolores de cabeza a algunos que realizan operaciones de comercio exterior al dificultarse costear los productos en moneda extranjera. Pero ahora la volatilidad es de naturaleza diferente y se debe principalmente a la incertidumbre causada por la negociación de la ampliación del techo de su deuda de Estados Unidos, mismo que se ubica en 31.4 billones de dólares.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha dicho que el gobierno podría volverse incapaz de pagar sus deudas y gastos a partir del 1 de junio. Y paradójicamente la posibilidad de que EE.UU. incumpla en el pago de su deuda pública fortalece al dólar por dos razones: 1. Los inversionistas huyen de toda clase de activos percibidos como de mayor riesgo, como el peso mexicano y 2. Por los ajustes que se están dando en los precios de los bonos.
Janet Yellen, Secretaria del Tesoro de Estados Unidos
La incertidumbre de un posible impago por parte del gobierno de Estados Unidos provoca que los inversionistas liquiden sus posiciones en bonos del Tesoro de ese país, lo que a su vez provoca que el precio de estos bonos caiga y por lo tanto, que suba la tasa de interés implícita que pagan estos instrumentos. Para ilustrar esto, tenemos que el 1 de mayo de este año el rendimiento del T-Bill a plazo de un mes era de 4.49% y este viernes 19 de mayo era de 5.62%, por lo que a pesar del riesgo de impago, el atractivo de estos bonos ha aumentado y por lo tanto el dólar se fortalece.
Desde luego de que el hecho de que el Banco de México haya decidido dejar su tasa de interés objetivo en 11.25% tras su reunión de la semana pasada, aunado a la posibilidad de que el banco central mexicano haya terminado el ciclo alcista de tasas de interés, mientras que en Estados Unidos podrían seguir aumentando, también es un factor que juega a favor del dólar estadounidense y en contra del peso mexicano, pero ese es un asunto que se debe tratar en otra entrega.
Pero más allá de estos movimientos del tipo de cambio y de las tasas de interés de corto plazo, debemos estar preocupados por el problema de fondo: aumentar el techo de la deuda en EE.UU. Lo que pudiera suceder en Estados Unidos no es bueno y dependerá de si este asunto se resuelve hasta el último momento antes de que el Departamento del Tesoro se quede sin dinero, si se soluciona a los pocos días de que explote la bomba o si de plano tarda más tiempo en resolverse. En este sentido, en una nota de Sarah Chaney, publicada en el Wall Street Journal el sábado 20 de mayo y titulada “Los economistas evalúan el daño que podría ocurrir en tres escenarios que van desde un acuerdo de última hora hasta un largo callejón sin salida”, se presentan los posibles desenlaces y las repercusiones de estos a nivel global.
Este tema es importante porque las repercusiones para la economía mundial, en caso de que no haya un arreglo, podrían ser devastadoras y para la economía mexicana aun más graves, lo que descarrilaría nuestro proceso de recuperación económica y nos llevaría a una situación de crisis económica en pleno proceso electoral.
De entrada, la nota de Sarah Chaney comienza advirtiendo que las disputas y negociaciones políticas prolongadas por el techo de la deuda, entre la Casa Blanca y Legisladores Demócratas vs Republicanos, podrían llevar a la economía estadounidense a una recesión, pero el incumplimiento de sus obligaciones por parte del gobierno podría desencadenar una grave crisis financiera global. El tiempo para que se llegue a un acuerdo se agota y el mundo financiero mira con atención lo que sucede en la economía más grande del mundo.
La mayoría de economistas no esperan que se llegue a una situación de incumplimiento en el pago de deuda, que sería la primera vez que suceda en la historia de Estados Unidos. Pero describen tres escenarios potenciales de la manera en que el enfrentamiento político por este tema podría afectar la economía y el sistema financiero, que van desde consecuencias no muy buenas hasta las extremadamente aterradoras. A continuación se presentan los tres escenarios:
Escenario 1: Negociación de último minuto
Es evidente que la economía de Estados Unidos ya está en una fase de desaceleración debido al aumento de las tasas de interés, y muchos analistas esperan una leve recesión a finales de este año o principios del que viene. Mientras los legisladores negocian el techo de la deuda, la incertidumbre podría hacer que los consumidores, inversionistas y empresas detengan muchas de sus decisiones, aumentando así las posibilidades de una recesión.
En este escenario es poco probable que los trabajadores pierdan sus trabajos, pero la incertidumbre en las perspectivas económicas podría hacer que pospongan sus compras e inversiones.
Los precios de las acciones podrían comenzar a disminuir a medida que se acerca el 1 de junio. Esto ya sucedió, y en 2011 para cuando el Congreso votó elevar el techo de la deuda (solo unas horas antes de la fecha límite), los precios de las acciones ya habían caído y tardaron meses en recuperarse. De igual forma, como consecuencia, por primera vez las calificadoras de riesgo rebajaron la calificación crediticia de la deuda soberana de EE.UU. En 2021 Standard & Poor´s rebajó la calificación a AA+, lo cual sucedió cuatro días después de que el Congreso votara a favor de elevar el techo de la deuda del gobierno federal.
En marzo de este año, S&P Global Market Intelligence proyectó que las turbulencias financieras similares a las de 2011 podrían desacelerar el crecimiento del producto interno bruto de EE.UU. a tan sólo 0.1% anual en el cuarto trimestre de este año, comparado con el crecimiento esperado del 0.6% en el caso de que no hubiera problema en la negociación de la ampliación del techo de deuda.
Escenario 2: Se logra un acuerdo después de la fecha límite
Si las negociaciones se extienden más allá del jueves 1 de junio, los economistas esperan una reacción más severa de los mercados financieros, ya que la posibilidad de incumplimiento se torna más real. Las ondas de shock causadas por el impacto tenderían a acelerarse con bastante mayor rapidez en toda la economía estadounidense y en los mercados financieros globales.
Si el gobierno federal de Estados Unidos suspende sus pagos, entonces los saldos de las cuentas de los jubilados y de inversionistas se reducirían repentinamente, lo cual podrían reducir drásticamente los gastos de los consumidores, lo que constituye el motor de la economía estadounidense. Las empresas seguramente pausarían sus planes de contratación e inversión.
De cualquier forma, se debe contemplar que puede existir un pequeño colchón del que se puede hacer uso más allá del 1 de junio. Janet Yellen escribió que la fecha real en que el Tesoro agota su efectivo podría ser días o semanas más tarde de lo estimado. El Bipartisan Policy Center proyecta que el Tesoro gastará $622,500 millones de dólares en junio mientras recibe $495,000 millones en ingresos fiscales. El momento exacto de esas entradas y salidas determinará las reservas de efectivo.
Otra posibilidad es que por un corto tiempo, el gobierno le dé prioridad al pago de la deuda sobre otros rubros de gasto como las prestaciones del Seguro Social. Los economistas del banco de inversión UBS dicen que eso tendría un impacto económico notable en la economía estadounidense, pero sería menos severo que una situación de incumplimiento de la deuda. Sin embargo, estiman que, en ese escenario, el PIB se contraería a una tasa anual del 2% en el tercer trimestre y caería aún más en el cuarto trimestre. Los empleadores eliminarían 250 mil puestos de trabajo en la segunda mitad del año.
El lado positivo de una recesión económica: es probable que la inflación baje, como quiere el Banco de la Reserva Federal (FED). En un escenario recesivo, el banco central también podría recortar las tasas de interés para ayudar a compensar parte de la debilidad económica, aunque el efecto sería limitado.
El Presidente Joe Biden y el líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy
Escenario 3: No se llega a un acuerdo
Si no se llega a un acuerdo y el gobierno no puede pagar sus gastos y deudas durante días o semanas, las repercusiones serían enormes.
Wendy Edelberg, economista de Brookings Institution dijo que habría caos en el sistema financiero mundial porque los bonos del Tesoro son muy importantes al ser la referencia de todos los demás instrumentos de deuda. “¿Qué sucede cuando esa cosa con la que todos se están comparando demuestra ser una de las cosas más riesgosas que existen?”, dijo.
Por su parte, la firma consultora Ernst & Young dijo que un incumplimiento desencadenaría una recesión más severa que la recesión de 2007-09.
El valor de los bonos del Tesoro caería, ya que los inversionistas venderían y posiblemente reducirían permanentemente sus tenencias de este tipo de instrumentos. Los pagos que no realice el gobierno federal interrumpirían los flujos globales multibillonarios en préstamos en dólares a corto plazo, que son fundamentales para la forma en que los bancos y las empresas financian las operaciones.
Los fondos de inversión, las empresas y los bancos tienen bonos del Tesoro en sus portafolios de inversión. Su valor decreciente golpearía sus balances financieros. Los problemas de quiebras bancarias recientes en los Estados Unidos fueron provocadas por la caída de precio de los valores de la deuda del Tesoro, por lo que nuevas caídas en los precios de los bonos agravarían los problemas sistémicos de la banca comercial estadounidense.
Los analistas también dicen que muchos inversionistas huirían de los activos de riesgo de todo tipo. Muchas divisas colapsarían y el mercado de valores estadounidense se desplomaría un 45% en los meses siguientes, además de que el desempleo se dispararía en 5 puntos porcentuales, según un informe de la Casa Blanca. UBS dijo que si la negociación del techo de la deuda se estanca un mes después del 1 de junio, esto provocaría que la economía se contraiga durante cuatro trimestres consecutivos.
Por su parte, las tasas de interés que pagan los bonos del Tesoro influyen en las tasas de interés en toda la economía, por lo que los consumidores podrían ver cómo aumentan las tasas de interés de sus deudas de tarjetas de crédito, hipotecas y préstamos para automóviles.
A diferencia de la recesión de Covid-19 de 2020, cuando la economía perdió más de 20 millones de empleos pero el gobierno inyectó billones de dólares en estímulos, Washington ahora no podría ofrecer apoyo para sus ciudadanos en apuros.
Conclusiones
Si bien el escenario base es uno en el que se resolverá la negociación del techo de deuda de Estados Unidos antes del 1 de junio, no podemos dejar de estar al pendiente de lo que sucede en el vecino del norte. Todo indica que esta incertidumbre, aunque el tema se resuelva antes del 1 de junio, causará un impacto negativo en el desempeño del PIB estadounidense. También queda claro que existen los otros escenarios en los que las repercusiones podrían ser terribles para Estados Unidos, lo que implica que para México sucederían cosas aún más graves en materia de exportaciones, evolución del PIB, empleo y desempleo. Nuestro país podría llegar a la elección presidencial del 2024 envuelto en una crisis económica.
Agregaría que por otra parte, de cumplirse el escenario de un arreglo de último minuto respecto del techo de la deuda, los mercados recuperarán la calma y en ese sentido podríamos volver a ver al dólar estadounidense debilitado y al tipo de cambio acercarse a los 17 pesos por dólar, lo que en si mismo sería un gran problema para la planta manufacturera nacional, pero ese es tema para otro editorial.
Muchos países están cansados del arreglo financiero que desde 1971, año en que se rompieron los acuerdos de Bretton Woods, ha permitido a Estados Unidos controlar buena parte de la suerte económica de casi todos los países. Este país es el emisor de la moneda utilizada para la mayoría de las transacciones comerciales a nivel mundial y de reserva global. Esta posición privilegiada, también le ha permitido sancionar a las naciones que considera hostiles y hacerse de buena parte de la riqueza global, en la forma como lo expliqué en la entrega de la semana pasada.
Richard Nixon, presidente de EEUU de 1969 a 1974
Pero las cosas poco a poco han venido cambiando y desde hace algún tiempo muchos países huyen del dólar. Esto no sólo se debe a que el dólar ha perdido el 85% de su valor entre 1971 y la actualidad (debido a la emisión imparable de billones de dólares sin ningún respaldo, como el que se tenía antes con el patrón oro), sino porque además muchas naciones están cansadas de un sistema financiero injusto que permite a una nación obtener una enorme ventaja sobre las demás y hacerse de sus riquezas de manera fácil. Para ponerlo de una manera sencilla, Estados Unidos es un jugador de Monopoly, pero al mismo tiempo controla el banco, extiende créditos a los otros jugadores, por los que cobra sustanciales intereses, y jamás se le acaba el efectivo para comprar todas las propiedades y bienes que quiera a los demás jugadores.
En este sentido, en un artículo de Ted Snider, publicado el 9 de mayo en el portal de AntiWar.com, y titulado “La huida desde el dólar estadounidense”, se hace un recuento de cómo una enorme cantidad de países, enemigos y aliados de Estados Unidos por igual, realizan esfuerzos por alejarse del uso del dólar estadounidense en el comercio internacional.
El artículo comienza con un recuento de que el 20 de marzo, el presidente chino, Xi Jinping, se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. En su artículo publicado en los medios de comunicación rusos antes de la reunión, XI dijo con entusiasmo que “el comercio entre China y Rusia superó los 190 mil millones de dólares estadounidenses el año pasado, un 116% más que hace diez años”. Aunque ha alcanzado el equivalente a 190 mil millones de dólares estadounidenses, ya no se negocia en dólares estadounidenses. En su artículo en los medios chinos, Putin dijo que “la proporción de liquidaciones en monedas nacionales” de todo ese comercio “está creciendo”. El 65% de ese comercio masivo entre China y Rusia ahora se realiza en sus monedas rusa y china.
Aunque EE.UU. ve a Rusia y China como las mayores amenazas a su posición en el mundo, no son solo los enemigos de EE.UU. los que huyen del dólar. Sus amigos más cercanos también lo han insinuado y hecho. Después de sus reuniones con XI en China, el presidente francés, Emmanuel Macron, probablemente sorprendió y enfureció a los EE.UU. al pedir a Europa que reduzca su dependencia de la “extraterritorialidad del dólar estadounidense”.
Xi Jinping y Vladimir Putin, presidentes de China y Rusia respectivamente
Estos llamados a una huida del dólar estadounidense no son meramente económicos, son también geopolíticos. Son llamados a reformar el orden financiero mundial desafiando la hegemonía estadounidense y abogando por la multipolaridad. El monopolio del dólar no solo ha asegurado la riqueza estadounidense: ha asegurado el poder estadounidense. Estados Unidos es el único país del mundo que paga su deuda externa en su propia moneda, además de que la mayor parte del comercio internacional se realiza en dólares y la mayor parte de las reservas de divisas de los países también se mantienen en dólares. Ese dominio del dólar a menudo ha permitido a los EE.UU. dictar la alineación ideológica o imponer ajustes estructurales económicos y políticos en otros países. También ha permitido que EE.UU. se convierta en el único país del mundo que puede sancionar efectivamente a sus oponentes. La emancipación de la hegemonía del dólar es la liberación de la hegemonía estadounidense. La huida del dólar estadounidense es un mecanismo para reemplazar el mundo unipolar liderado por Estados Unidos por un mundo multipolar.
Como Estados Unidos ha demostrado a lo largo de la historia con Cuba, Venezuela, Afganistán, Irán y Rusia, el monopolio del dólar permite convertirlo en un arma muy poderosa rápidamente. Las reservas internacionales y los fondos de los países pueden ser rehenes, y los países pueden verse coaccionados y obligados a acatar las sanciones estadounidenses para evitar pasar hambre. Las demostraciones recientes de ese poder han despertado a muchos países a que se den cuenta de su vulnerabilidad en el sentido de que EE.UU. en cualquier momento los puede sancionar si no están alineados a sus intereses.
La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, dijo recientemente (a raíz de las sanciones impuestas a Rusia por su invasión a Ucrania) que “existe un riesgo cuando usamos sanciones financieras que están vinculadas al papel del dólar que, con el tiempo, podría socavar la hegemonía del dólar”. Explicó que “por supuesto, crea un deseo por parte de China, Rusia e Irán de encontrar una alternativa”.
Janet Yellen, Secretaria del Departamento del Tesoro
Y eso es justo lo que se ha hecho. Pero en su diagnóstico a Yellen aún le falta considerar el efecto mayor de la guerra del dólar estadounidense. No son solo China, Rusia e Irán los que ahora buscan escapar de la presión. Los enemigos de Estados Unidos, pero también sus amigos y todo los que están en medio, están considerando huir del dólar.
China y Rusia lo están haciendo. El aliado de la OTAN, Francia, lo pide para Europa. Los países no alineados también están hablando de ello o ya lo están haciendo.
India es una potencia económica en crecimiento. Y, al igual que China, India ha aumentado enormemente su comercio con Rusia. India y Rusia ahora han comenzado las discusiones sobre un acuerdo de libre comercio entre India y la Comisión Económica Euroasiática dirigida por Rusia. Los dos países están ahora comprometidos en “negociaciones avanzadas” para un nuevo tratado bilateral de inversión. Rusia ha expresado interés en utilizar “monedas nacionales y monedas de países amigos” para el comercio. India también “ha estado interesada en” avanzar hacia dejar atrás el dólar al “aumentar el uso de su moneda rupia para el comercio con Rusia”. Y la India ha comenzado recientemente a comprar algo de petróleo ruso en rublos rusos.
La hegemonía del dólar estadounidense también se ha visto amenazada en el patio trasero de Estados Unidos. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha propuesto escapar del control del dólar “creando una moneda latinoamericana”. Mientras estaba en China para reunirse con XI, Lula preguntó: “¿Quién decidió que el dólar sería la moneda [del mundo]?” Luego respondió a su propia pregunta. En marzo, Brasil y China escaparon del dólar estadounidense al asignar cada uno de sus bancos para realizar su comercio bilateral en el real brasileño y el yuan chino.
El presidente de Brasil, Lula da Silva y Xi Jinping
Pakistán ahora también comercia con China en su propia moneda. Irán y Rusia han huido del dólar y ahora están negociando en riales y rublos. Recientemente anunciaron que eludieron el sistema financiero de EE.UU. al vincular sus sistemas bancarios como una alternativa al SWIFT para operar entre ellos. Arabia Saudita ha dicho que no ve “problemas” en el comercio de petróleo en monedas distintas al dólar estadounidense. Robert Rabil, profesor de ciencias políticas en Florida Atlantic University, dice que los Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Israel también se han alejado del dólar estadounidense.
La Unión Económica Euroasiática ha acordado “una transición por etapas” de la liquidación del comercio en “moneda extranjera” a “liquidaciones en rublos”.
Quizás lo más sorprendente para EE.UU. fue la decisión de la reunión del 30 y 31 de marzo de los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) de reducir la dependencia del dólar estadounidense. ASEAN está compuesta por Indonesia, Tailandia, Filipinas, Singapur, Vietnam, Camboya, Laos, Malasia, Myanmar y Brunei. La reunión produjo una declaración conjunta para “reforzar la resiliencia financiera… mediante el uso de la moneda local”. Pero lo que debe haber sido más inquietante para EE. UU. fue la explicación que dio el presidente de Indonesia, Joko Widodo, sobre la decisión. Widodo dijo que la medida es necesaria para protegerse de “posibles repercusiones geopolíticas”. ¿Qué quiso decir con eso? “Ten mucho cuidado”, explicó. “Debemos recordar las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia”.
Yellen tenía razón cuando dejó entre ver que las sanciones a Rusia habían mermado la confianza en el dólar como moneda de reserva. Widodo dijo que las sanciones de EE.UU. a Rusia expusieron cuán vulnerables son los países si dependen de los dólares estadounidenses y de los sistemas de pago extranjeros de EE.UU. Dijo que el uso del sistema de transacciones en moneda local de la ASEAN para comerciar en monedas locales ayudaría a abordar la necesidad de que Indonesia se prepare para la posibilidad de que Estados Unidos pueda sancionarlo de manera similar.
Estas naciones no son las únicas organizaciones que mapean su huida del dólar estadounidense. También lo están haciendo los países que conforman BRICS, una organización internacional enorme cuyo objetivo principal es equilibrar la hegemonía estadounidense en un nuevo mundo multipolar. Compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, representa el 41% de la población mundial. BRICS también está hablando de realizar operaciones comerciales en las monedas de sus miembros o incluso en una nueva moneda de BRICS.
Lula sugirió recientemente que “el banco BRICS tenga una moneda para financiar el comercio entre Brasil y China, entre Brasil y otros países BRICS” para que los países no se vean obligados “a perseguir dólares para exportar, cuando podrían exportar en sus propias monedas.” El vicepresidente de la Duma estatal rusa, Alexander Babakov, también dijo recientemente que los BRICS están trabajando para crear su propia moneda.
Una moneda BRICS podría desafiar al dólar más allá de las fronteras de BRICS. “Debido a que cada miembro de la agrupación BRICS es un peso pesado económico en su propia región, los países de todo el mundo probablemente estarían dispuestos a hacer negocios” en la moneda, sugirió un informe en el Financial Post.
Una de esas regiones es África. En julio se celebrará en San Petersburgo la cumbre Rusia-África. Olayinka Ajala, profesora titular de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Leeds Beckett y autor de “The Case for Neutrality: Understanding African Stances on the Russia-Ukraine Conflict”, dijo que “un enfoque principal de Rusia y China en este momento es lograr que los países africanos apoyen la moneda BRICS propuesta”. Él dice que “este será un tema importante en la próxima conferencia”. Ajala explica que “África es un continente consumidor, lo que significa que importan muchos bienes y servicios”. Dice que “con una población de más de 1.2 miles de millones, si Rusia y China son capaces de convencer a los países africanos de la necesidad de deshacerse del dólar, será un duro golpe para Estados Unidos”.
El artículo de Ted Snider concluye mencionando que desde África hasta el Sudeste Asiático y América Latina, desde Rusia y China hasta India, Irán y Arabia Saudita, los países están trazando su curso para alejarse del dólar estadounidense. Como mecanismo de transición de la hegemonía estadounidense a un mundo multipolar, los efectos económicos serían grandes, pero los efectos geopolíticos podrían ser aún mayores.