La huida desde el dólar estadounidense

Muchos países están cansados del arreglo financiero que desde 1971, año en que se rompieron los acuerdos de Bretton Woods, ha permitido a Estados Unidos controlar buena parte de la suerte económica de casi todos los países. Este país es el emisor de la moneda utilizada para la mayoría de las transacciones comerciales a nivel mundial y de reserva global. Esta posición privilegiada, también le ha permitido sancionar a las naciones que considera hostiles y hacerse de buena parte de la riqueza global, en la forma como lo expliqué en la entrega de la semana pasada.

Richard Nixon, presidente de EEUU de 1969 a 1974

Pero las cosas poco a poco han venido cambiando y desde hace algún tiempo muchos países huyen del dólar. Esto no sólo se debe a que el dólar ha perdido el 85% de su valor entre 1971 y la actualidad (debido a la emisión imparable de billones de dólares sin ningún respaldo, como el que se tenía antes con el patrón oro), sino porque además muchas naciones están cansadas de un sistema financiero injusto que permite a una nación obtener una enorme ventaja sobre las demás y hacerse de sus riquezas de manera fácil. Para ponerlo de una manera sencilla, Estados Unidos es un jugador de Monopoly, pero al mismo tiempo controla el banco, extiende créditos a los otros jugadores, por los que cobra sustanciales intereses, y jamás se le acaba el efectivo para comprar todas las propiedades y bienes que quiera a los demás jugadores.

En este sentido, en un artículo de Ted Snider, publicado el 9 de mayo en el portal de AntiWar.com, y titulado “La huida desde el dólar estadounidense”, se hace un recuento de cómo una enorme cantidad de países, enemigos y aliados de Estados Unidos por igual, realizan esfuerzos por alejarse del uso del dólar estadounidense en el comercio internacional.

El artículo comienza con un recuento de que el 20 de marzo, el presidente chino, Xi Jinping, se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. En su artículo publicado en los medios de comunicación rusos antes de la reunión, XI dijo con entusiasmo que “el comercio entre China y Rusia superó los 190 mil millones de dólares estadounidenses el año pasado, un 116% más que hace diez años”. Aunque ha alcanzado el equivalente a 190 mil millones de dólares estadounidenses, ya no se negocia en dólares estadounidenses. En su artículo en los medios chinos, Putin dijo que “la proporción de liquidaciones en monedas nacionales” de todo ese comercio “está creciendo”. El 65% de ese comercio masivo entre China y Rusia ahora se realiza en sus monedas rusa y china.

Aunque EE.UU. ve a Rusia y China como las mayores amenazas a su posición en el mundo, no son solo los enemigos de EE.UU. los que huyen del dólar. Sus amigos más cercanos también lo han insinuado y hecho. Después de sus reuniones con XI en China, el presidente francés, Emmanuel Macron, probablemente sorprendió y enfureció a los EE.UU. al pedir a Europa que reduzca su dependencia de la “extraterritorialidad del dólar estadounidense”.

Xi Jinping y Vladimir Putin, presidentes de China y Rusia respectivamente

Estos llamados a una huida del dólar estadounidense no son meramente económicos, son también geopolíticos. Son llamados a reformar el orden financiero mundial desafiando la hegemonía estadounidense y abogando por la multipolaridad. El monopolio del dólar no solo ha asegurado la riqueza estadounidense: ha asegurado el poder estadounidense. Estados Unidos es el único país del mundo que paga su deuda externa en su propia moneda, además de que la mayor parte del comercio internacional se realiza en dólares y la mayor parte de las reservas de divisas de los países también se mantienen en dólares. Ese dominio del dólar a menudo ha permitido a los EE.UU. dictar la alineación ideológica o imponer ajustes estructurales económicos y políticos en otros países. También ha permitido que EE.UU. se convierta en el único país del mundo que puede sancionar efectivamente a sus oponentes. La emancipación de la hegemonía del dólar es la liberación de la hegemonía estadounidense. La huida del dólar estadounidense es un mecanismo para reemplazar el mundo unipolar liderado por Estados Unidos por un mundo multipolar.

Como Estados Unidos ha demostrado a lo largo de la historia con Cuba, Venezuela, Afganistán, Irán y Rusia, el monopolio del dólar permite convertirlo en un arma muy poderosa rápidamente. Las reservas internacionales y los fondos de los países pueden ser rehenes, y los países pueden verse coaccionados y obligados a acatar las sanciones estadounidenses para evitar pasar hambre. Las demostraciones recientes de ese poder han despertado a muchos países a que se den cuenta de su vulnerabilidad en el sentido de que EE.UU. en cualquier momento los puede sancionar si no están alineados a sus intereses.

La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, dijo recientemente (a raíz de las sanciones impuestas a Rusia por su invasión a Ucrania) que “existe un riesgo cuando usamos sanciones financieras que están vinculadas al papel del dólar que, con el tiempo, podría socavar la hegemonía del dólar”. Explicó que “por supuesto, crea un deseo por parte de China, Rusia e Irán de encontrar una alternativa”.

Janet Yellen, Secretaria del Departamento del Tesoro

Y eso es justo lo que se ha hecho. Pero en su diagnóstico a Yellen aún le falta considerar el efecto mayor de la guerra del dólar estadounidense. No son solo China, Rusia e Irán los que ahora buscan escapar de la presión. Los enemigos de Estados Unidos, pero también sus amigos y todo los que están en medio, están considerando huir del dólar.

China y Rusia lo están haciendo. El aliado de la OTAN, Francia, lo pide para Europa. Los países no alineados también están hablando de ello o ya lo están haciendo.

India es una potencia económica en crecimiento. Y, al igual que China, India ha aumentado enormemente su comercio con Rusia. India y Rusia ahora han comenzado las discusiones sobre un acuerdo de libre comercio entre India y la Comisión Económica Euroasiática dirigida por Rusia. Los dos países están ahora comprometidos en “negociaciones avanzadas” para un nuevo tratado bilateral de inversión. Rusia ha expresado interés en utilizar “monedas nacionales y monedas de países amigos” para el comercio. India también “ha estado interesada en” avanzar hacia dejar atrás el dólar al “aumentar el uso de su moneda rupia para el comercio con Rusia”. Y la India ha comenzado recientemente a comprar algo de petróleo ruso en rublos rusos.

La hegemonía del dólar estadounidense también se ha visto amenazada en el patio trasero de Estados Unidos. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha propuesto escapar del control del dólar “creando una moneda latinoamericana”. Mientras estaba en China para reunirse con XI, Lula preguntó: “¿Quién decidió que el dólar sería la moneda [del mundo]?” Luego respondió a su propia pregunta. En marzo, Brasil y China escaparon del dólar estadounidense al asignar cada uno de sus bancos para realizar su comercio bilateral en el real brasileño y el yuan chino.

El presidente de Brasil, Lula da Silva y Xi Jinping

Pakistán ahora también comercia con China en su propia moneda. Irán y Rusia han huido del dólar y ahora están negociando en riales y rublos. Recientemente anunciaron que eludieron el sistema financiero de EE.UU. al vincular sus sistemas bancarios como una alternativa al SWIFT para operar entre ellos. Arabia Saudita ha dicho que no ve “problemas” en el comercio de petróleo en monedas distintas al dólar estadounidense. Robert Rabil, profesor de ciencias políticas en Florida Atlantic University, dice que los Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Israel también se han alejado del dólar estadounidense.

La Unión Económica Euroasiática ha acordado “una transición por etapas” de la liquidación del comercio en “moneda extranjera” a “liquidaciones en rublos”.

Quizás lo más sorprendente para EE.UU. fue la decisión de la reunión del 30 y 31 de marzo de los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) de reducir la dependencia del dólar estadounidense. ASEAN está compuesta por Indonesia, Tailandia, Filipinas, Singapur, Vietnam, Camboya, Laos, Malasia, Myanmar y Brunei. La reunión produjo una declaración conjunta para “reforzar la resiliencia financiera… mediante el uso de la moneda local”. Pero lo que debe haber sido más inquietante para EE. UU. fue la explicación que dio el presidente de Indonesia, Joko Widodo, sobre la decisión. Widodo dijo que la medida es necesaria para protegerse de “posibles repercusiones geopolíticas”. ¿Qué quiso decir con eso? “Ten mucho cuidado”, explicó. “Debemos recordar las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia”.

Yellen tenía razón cuando dejó entre ver que las sanciones a Rusia habían mermado la confianza en el dólar como moneda de reserva. Widodo dijo que las sanciones de EE.UU. a Rusia expusieron cuán vulnerables son los países si dependen de los dólares estadounidenses y de los sistemas de pago extranjeros de EE.UU. Dijo que el uso del sistema de transacciones en moneda local de la ASEAN para comerciar en monedas locales ayudaría a abordar la necesidad de que Indonesia se prepare para la posibilidad de que Estados Unidos pueda sancionarlo de manera similar.

Estas naciones no son las únicas organizaciones que mapean su huida del dólar estadounidense. También lo están haciendo los países que conforman BRICS, una organización internacional enorme cuyo objetivo principal es equilibrar la hegemonía estadounidense en un nuevo mundo multipolar. Compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, representa el 41% de la población mundial. BRICS también está hablando de realizar operaciones comerciales en las monedas de sus miembros o incluso en una nueva moneda de BRICS.

Lula sugirió recientemente que “el banco BRICS tenga una moneda para financiar el comercio entre Brasil y China, entre Brasil y otros países BRICS” para que los países no se vean obligados “a perseguir dólares para exportar, cuando podrían exportar en sus propias monedas.”  El vicepresidente de la Duma estatal rusa, Alexander Babakov, también dijo recientemente que los BRICS están trabajando para crear su propia moneda.

Una moneda BRICS podría desafiar al dólar más allá de las fronteras de BRICS. “Debido a que cada miembro de la agrupación BRICS es un peso pesado económico en su propia región, los países de todo el mundo probablemente estarían dispuestos a hacer negocios” en la moneda, sugirió un informe en el Financial Post.

Una de esas regiones es África. En julio se celebrará en San Petersburgo la cumbre Rusia-África. Olayinka Ajala, profesora titular de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Leeds Beckett y autor de “The Case for Neutrality: Understanding African Stances on the Russia-Ukraine Conflict”, dijo que “un enfoque principal de Rusia y China en este momento es lograr que los países africanos apoyen la moneda BRICS propuesta”. Él dice que “este será un tema importante en la próxima conferencia”. Ajala explica que “África es un continente consumidor, lo que significa que importan muchos bienes y servicios”. Dice que “con una población de más de 1.2 miles de millones, si Rusia y China son capaces de convencer a los países africanos de la necesidad de deshacerse del dólar, será un duro golpe para Estados Unidos”.

El artículo de Ted Snider concluye mencionando que desde África hasta el Sudeste Asiático y América Latina, desde Rusia y China hasta India, Irán y Arabia Saudita, los países están trazando su curso para alejarse del dólar estadounidense. Como mecanismo de transición de la hegemonía estadounidense a un mundo multipolar, los efectos económicos serían grandes, pero los efectos geopolíticos podrían ser aún mayores.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

El imperio estadounidense está quebrado

Ahora en día vemos que nuevamente Estados Unidos se acerca a alcanzar su límite máximo legal de contratación de deuda por parte de su gobierno federal, el cual asciende a 31.38 billones de dólares. Esta no es la primera vez que sucede y conforme avanza el tiempo y los legisladores estadounidenses no se ponen de acuerdo para aumentarlo, es que comenzamos a escuchar toda clase de comentarios de los riesgos que conlleva que el país más poderoso del mundo no pueda servir si quiera el costo financiero de su deuda pública. La propia Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha declarado que el gobierno federal se quedará sin efectivo el 1 de junio. Cabe señalar que durante la administración de Trump, la deuda nacional aumentó aproximadamente $7.8 billones de dólares, y bajo la administración de Biden hasta ahora, ha aumentado alrededor de $3.7 billones.

En este contexto, en el que se debate un nuevo límite para el endeudamiento, vale la pena comentar el artículo de John Michael Greer, publicado el pasado 1 de mayo en el portal de internet UnHerd.com, y titulado “El imperio de Estados Unidos está en bancarrota”, en el cual se hace una relatoría de como el dólar está siendo destronado y llegando a su ocaso.

El artículo comienza con lo básico. Menciona que aproximadamente el 5% de la raza humana vive actualmente en los Estados Unidos. Esa fracción muy pequeña de la humanidad, hasta hace muy poco tiempo, disfrutó de alrededor de una tercera parte de los recursos energéticos y productos manufacturados del mundo y alrededor de una cuarta parte de sus materias primas. Esto no sucedió debido a que nadie más quisiera esas cosas y tampoco se debe a que EE.UU. produzca y exporte algo tan tentador que provoque que el resto del mundo quiera entregar ansiosamente su riqueza a cambio. Sucedió porque, como nación dominante después de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. impuso patrones de intercambio desequilibrados en el resto del mundo, y estos canalizaron una parte desproporcionada de la riqueza del planeta hacia sí mismos.

No hay nada nuevo en este tipo de arreglo. En su momento, el Imperio Británico controló una parte aún mayor de la riqueza del planeta, y el Imperio Español desempeñó un papel comparable mucho tiempo atrás. Antes de eso, hubo otros imperios, aunque los límites tecnológicos en el transporte provocaron que su alcance no fuera tan grande. Poderosos imperios florecieron en Asia y África cuando los pueblos de Europa vivían todavía en chozas de barro con techo de paja. Los imperios surgen cada vez que una nación se vuelve lo suficientemente poderosa como para dominar a otras naciones y drenarles la riqueza. Han prosperado desde que existen registros y, sin duda, prosperarán mientras existan civilizaciones humanas.

El imperio de Estados Unidos nació a raíz del colapso del Imperio Británico, durante las guerras fratricidas europeas de principios del siglo XX. A lo largo de esos amargos años, el papel de quien sería la potencia hegemónica mundial estuvo en juego, y alrededor de 1930 estaba bastante claro que Alemania, la Unión Soviética o los EE.UU. terminarían llevándose el premio. Como se sabe, dos de estos contendientes unieron sus fuerzas para acabar con el demonio encarnado en el Tercer Reich, y luego los vencedores se enfrentaron entre sí, forjando esferas de influencia en competencia hasta que una colapsó. Cuando la Unión Soviética se derrumbó en 1991, Estados Unidos emergió como el último imperio en pie.

Francis Fukuyama insistió en un ensayo de 1989 en que, habiendo ganado el puesto de líder global, Estados Unidos estaba destinado a permanecer allí para siempre. Estaba, por supuesto, equivocado. El ascenso de un imperio implica que otros países aspirantes al mismo estatus comenzarán a afilar sus cuchillos. También podrán usarlos, porque los imperios invariablemente se destruyen a sí mismos: con el tiempo, las consecuencias económicas y sociales del imperio destruyen las condiciones que hacen posible el imperio. Eso puede suceder rápida o lentamente, según el mecanismo que cada imperio utilice para extraer riqueza de sus naciones sometidas.

El mecanismo que usó EE. UU. para este último propósito fue ingenioso e incluso con resultados de más corto plazo que la mayoría. En términos simples, EE.UU. impuso una serie de arreglos monetarios a la mayoría de las demás naciones que garantizaban que la mayor parte del comercio internacional utilizaría dólares estadounidenses como medio de intercambio, y se encargó de que una parte cada vez mayor de la actividad económica mundial requiriera comercio internacional. Esto permitió al gobierno de EE.UU. imprimir billones de dólares de la nada a través de gigantescos déficits fiscales, de modo que los intereses estadounidenses podrían utilizar esos dólares para comprar grandes cantidades de la riqueza mundial. Dado que el exceso de dólares es recogido por los bancos centrales y las empresas comerciales en el extranjero, que los necesitaban para su propio comercio exterior, la inflación se mantuvo bajo control mientras las clases ricas de los EE.UU. se beneficiaban enormemente.

El problema con este esquema es la misma dificultad que enfrentan todos los esquemas piramidales o Ponzi; y es que tarde o temprano, te quedas sin tontos para atraer. Esto sucedió poco después del cambio de milenio, y junto con otros factores, en particular el pico de la producción mundial convencional de petróleo, condujo a la crisis financiera de 2008-2010. Desde 2010, Estados Unidos ha estado dando tumbos de una crisis a otra. Esto no es accidental. La bomba de riqueza que mantuvo a EE. UU. en la cúspide de la pirámide mundial se ha estado desvaneciendo a medida que un número creciente de naciones ha encontrado formas de mantener una mayor parte de su propia riqueza mediante la expansión de sus mercados internos y el aumento del tipo de barreras comerciales que utilizó EE. UU. antes de 1945 para construir su propia economía.

La única pregunta que queda es qué tan pronto la bomba comenzará a fallar por completo.

Cuando Rusia lanzó su invasión de Ucrania en febrero de 2022, EE.UU. y sus aliados respondieron no con la fuerza militar sino con sanciones económicas punitivas, que se esperaba que paralizaran la economía rusa y obligaran a ese país a ponerse de rodillas. Aparentemente, nadie en Washington consideró la posibilidad de que otras naciones interesadas en socavar el imperio estadounidense pudieran tener algo que decir al respecto. Por supuesto, eso es lo que pasó. China, que tiene la economía más grande del mundo en términos de poder adquisitivo, le pinto su dedo medio a Washington y aumentó sus importaciones de petróleo, gas, granos y otros productos rusos. Lo mismo hizo India, actualmente la tercera economía más grande de la tierra en los mismos términos; al igual que más de 100 otros países.

Y pues también está Irán, sobre el cual la mayoría de los estadounidenses son impresionantemente tontos. Irán es la decimoséptima nación más grande del mundo, más del doble del tamaño de Texas y aún más rico en petróleo y gas natural. También es una potencia industrial en auge. Tiene una industria automotriz próspera, por ejemplo, y construye y lanza sus propios satélites orbitales. Ha estado lidiando con severas sanciones estadounidenses desde poco después de la caída del Shah en 1978, por lo que es una apuesta segura que el gobierno iraní y el sector industrial conozcan todos los trucos imaginables para eludir esas sanciones.

Justo después del comienzo de la guerra de Ucrania, Rusia e Irán repentinamente comenzaron a firmar acuerdos comerciales en gran beneficio para Irán. Claramente, una parte del quid pro quo fue que los iraníes transmitieron su conocimiento ganado con tanto esfuerzo sobre cómo eludir las sanciones a una audiencia atenta de funcionarios rusos. Con un poco de ayuda de China, India y la mayor parte del resto de la humanidad, el fracaso total de las sanciones se produjo en poco tiempo. Hoy, las sanciones están perjudicando más a EE.UU. y a Europa, no a Rusia, pero el liderazgo político de EE.UU. se ha metido en una posición de la cual no puede retroceder. Esto puede contribuir en gran medida a explicar por qué la campaña rusa en Ucrania ha sido tan pausada. Los rusos no tienen por qué darse prisa. Saben que el tiempo no está del lado de Estados Unidos.

Durante muchas décadas, la amenaza de ser excluido del comercio internacional por las sanciones de EE.UU. fue el gran garrote que Washington utilizaba para amenazar a las naciones rebeldes que no eran lo suficientemente pequeñas para una invasión de EE.UU. o lo suficientemente frágiles para una operación de cambio de régimen respaldada por la CIA. Durante el último año, resultó que ese gran palo estaba hecho de madera de balsa y se partió en la mano de Joe Biden. Como resultado, en todo el mundo, las naciones que pensaban que no tenían otra opción que usar dólares en su comercio exterior están cambiando a sus propias monedas o a las monedas de las potencias emergentes. El día del dólar estadounidense como medio de cambio global está terminando.

Ha sido interesante ver a los expertos económicos reaccionar ante esto. Como era de esperar, bastantes de ellos simplemente niegan que esté sucediendo; después de todo, las estadísticas económicas de años anteriores aún no lo muestran. Algunos otros han señalado que ninguna otra moneda está lista para asumir el papel del dólar; esto es cierto, pero irrelevante. Cuando la libra esterlina perdió un papel similar en los primeros años de la Gran Depresión, ninguna otra moneda estaba lista para asumir su papel. No fue sino hasta 1970 que el dólar estadounidense terminó de establecerse como la moneda del comercio mundial. En el intervalo, el comercio internacional se tambaleó torpemente utilizando cualquier moneda o canje de materias primas que los socios comerciales pudieran establecer: es decir, la misma situación que está tomando forma a nuestro alrededor en el libre comercio global que definirá la era post-dólar.

Una de las consecuencias interesantes del cambio que ahora se está produciendo es una reversión del punto geográfico medio de distribución global de la riqueza. Hasta la era del imperio global europeo, el corazón económico del mundo estaba en el este y el sur de Asia. India y China eran los países más ricos del planeta, y un collar resplandeciente de otros estados ricos, desde Irán hasta Japón, completaban la imagen. Hasta el día de hoy, la mayor parte de la población humana se encuentra en la misma parte del mundo. La gran era de la conquista europea desvió temporalmente gran parte de esa riqueza hacia Europa, empobreciendo a Asia en el proceso. Esa condición comenzó a desmoronarse con el colapso de los imperios coloniales europeos en la década posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero algunos de los mismos arreglos fueron respaldados por Estados Unidos a partir de entonces. Ahora se están desmoronando y Asia está creciendo. Para el próximo año, cuatro de las cinco economías más grandes del planeta en términos de paridad de poder adquisitivo serán asiáticas. El quinto es Estados Unidos, y puede que no esté en esa lista por mucho más tiempo.

En resumen, Estados Unidos está en bancarrota. Sus gobiernos desde el nivel federal hacia abajo, sus grandes corporaciones y una gran cantidad de sus ciudadanos acomodados han acumulado deudas gigantescas, que solo pueden ser pagadas si se les da acceso directo o indirecto a los flujos de riqueza no ganada que EE.UU. extrae del resto del planeta. Ellos saben que esas deudas no se pueden pagar, y de muchas de ellas ni siquiera se pueden pagar su costo financiero por mucho más tiempo. Las únicas opciones son incumplirlas o inflarlas y, en cualquier caso, ya no serán posibles los arreglos basados ​​en niveles de gasto como los de ahora. Dado que los arreglos en cuestión incluyen la mayor parte de lo que se considera el estilo de vida ordinario en los EE.UU. de hoy, el impacto de su disolución será grave.

En efecto, muchos estadounidenses tendrán que volver a vivir como antes de 1945. Pero hay que considerar que si todavía tuvieran las fábricas, la mano de obra capacitada, los abundantes recursos naturales y los hábitos ahorrativos que tenían antes, lo que está pasando ahora igual sería una transición dolorosa, pero no una debacle. La dificultad, por supuesto, es que ya no tienen esas cosas: las fábricas se cerraron en la locura de la deslocalización de los años setenta y ochenta, cuando la economía imperial se estrelló a toda marcha, y la mano de obra capacitada fue entregada a la negligencia maligna.

Desde luego que EE.UU. aún tiene recursos naturales, pero nada como lo que alguna vez tuvo. ¿La cultura del ahorro? Esa se fue hace mucho tiempo. En las últimas etapas de un imperio, explotar los flujos de riqueza no ganada del exterior es mucho más rentable que tratar de producir riqueza en casa, y la mayoría de la gente dirige sus esfuerzos en consecuencia. Así es como terminas con la típica economía imperial tardía, con una clase gobernante que hace alarde de fantásticos niveles de riqueza en papel, una clase parásita de parásitos que prosperan atendiendo a los muy ricos o dotando de personal a los sistemas burocráticos barrocos que impregnan el sector público y la vida privada, y la gran mayoría de la población empobrecida, hosca y poco dispuesta a mover un dedo para salvar a sus superiores de las consecuencias de sus propias acciones.

La buena noticia es que hay una solución para todo esto. La mala noticia es que se necesitarán un par de décadas de serias turbulencias para llegar allí. La solución es que la economía de EE.UU. se reutilice para producir riqueza ganada en forma de bienes reales y servicios no financieros. Eso sucederá inevitablemente a medida que los flujos de riqueza no ganada vayan disminuyendo, los bienes extranjeros se vuelvan inaccesibles para la mayoría de los estadounidenses y se vuelva rentable producir cosas dentro de los EE. UU. nuevamente. La dificultad, por supuesto, es que la mayor parte de un siglo de las decisiones económicas y políticas destinadas a apoyar su antiguo proyecto imperial tendrán que deshacerse.

¿El ejemplo más obvio? La hinchazón metastásica de los puestos de trabajo gerenciales gubernamentales, corporativos y sin fines de lucro en la vida estadounidense, mismos que generan un bajo valor agregado. Eso es algo normal en una era de imperio, ya que es una forma de canalizar dinero hacia la economía de consumo, que proporciona los trabajos que existen para las clases empobrecidas. Tanto las oficinas públicas como las privadas están llenas de legiones de oficinistas cuyo trabajo no contribuye en nada a la prosperidad nacional pero cuyos cheques de pago apuntalan al sector de consumo. Esa burbuja ya está perdiendo aire. Es muy ilustrativo como Elon Musk, luego de su toma de control de Twitter, despidió a alrededor del 80% del personal de esa empresa; otras grandes empresas de Internet están recortando su fuerza laboral de la misma manera, aunque todavía no en la misma medida.

El reciente alboroto sobre la inteligencia artificial está ayudando a amplificar la misma tendencia. Detrás de los chatbots hay programas llamados modelos de lenguaje extenso (LLM por sus siglas en inglés), que son muy buenos para imitar los usos más predecibles del lenguaje humano. Una gran cantidad de trabajos de oficina en estos días pasan la mayor parte de su tiempo produciendo textos que entran en esa categoría: contratos, resúmenes legales, comunicados de prensa, historias de los medios, etc. Esos trabajos están desapareciendo. La codificación informática es aún más adecuada para la producción LLM, por lo que también puede despedirse de muchos trabajos asociados al desarrollo de software. Cualquier otra forma de actividad económica que implique ensamblar secuencias predecibles de símbolos se enfrenta a la misma crisis. Un artículo reciente de Goldman Sachs estima que alrededor de 300 millones de puestos de trabajo en todo el mundo industrial serán reemplazados total o parcialmente por LLM en los próximos años.

Otra tecnología con resultados similares es la creación de imágenes generadas por computadora (CGI por sus siglas en inglés). La empresa Levi’s anunció no hace mucho que todos sus futuros catálogos y anuncios utilizarán imágenes CGI en lugar de modelos y fotógrafos muy bien pagados. Espere que lo mismo se propague en general para toda la industria. Ah, y Hollywood es el siguiente. No estamos muy lejos del punto en el que un programa puede recolectar todo el metraje de Marilyn Monroe de sus películas y usarlo para generar nuevas películas de Marilyn Monroe por una pequeña fracción de lo que cuesta contratar actores vivos, equipos de cámara y todo lo demás. El resultado será una disminución drástica de los empleos bien remunerados en amplios sectores de la economía.

¿El resultado de todo esto? Bueno, un montón de expertos insistirán a todo pulmón en que nada cambiará de ninguna manera importante, y otro montón comenzará a gritar que el apocalipsis está sobre nosotros. Esas son las dos únicas opciones que nuestro imaginario colectivo puede procesar estos días. Por supuesto, ninguna de esas cosas sucederá realmente.

En cambio, lo que sucederá es que las clases media y media alta en los EE.UU., y en muchos otros países, se enfrentarán al mismo tipo de demolición lenta que barrió a las clases trabajadoras de esos mismos países a fines del siglo XX. Despidos, quiebras corporativas, salarios y beneficios hacía abajo, y la última versión de alta tecnología de los letreros NO HAY VACANTES estarán ocurriendo en intervalos irregulares. Todas las empresas que ganan dinero atendiendo a estas mismas clases sociales también perderán sus ingresos, poco a poco. En una visión apocalíptica, las comunidades se ahuecarán de la forma en que lo hicieron las ciudades industriales de la zona llamada “Rust Belt” de Estados Unidos y las “Midlands” inglesas hace medio siglo, pero esta vez será el turno de los suburbios de lujo y los barrios urbanos de moda colapsaran en la medida en que desaparezcan los flujos de ingresos que los sustentaban.

Esto no va a ser un proceso rápido. El dólar estadounidense está perdiendo su lugar como medio universal de comercio exterior, pero seguirá siendo utilizado por algunos países en los años venideros. El desmantelamiento de los arreglos que dirigen la riqueza no ganada hacía los EE.UU. será un poco más rápido, pero aún llevará tiempo. El colapso de la clase trabajadora que labora en cubículos y la destrucción de los suburbios se desarrollará en u proceso que durará décadas. Así es como se desarrollan los cambios de este tipo.

En cuanto a lo que la gente puede hacer en respuesta a esta situación, el autor señala que el desmoronamiento de la economía estadounidense y el proyecto más amplio de la civilización industrial se han venido acelerando, y aquellos que quieran prepararse para ello deben comenzar a prepararse pronto recortando sus gastos, pagando sus deudas, y adquiriendo las habilidades necesarias para producir bienes y servicios para las personas en lugar de la maquinaria corporativa.

El artículo de John Michael Greer concluye señalando que los Estados Unidos están a punto de caer en una larga pendiente resbaladiza hacia una nueva realidad no deseada. Los Estados Unidos y sus aliados cercanos debemos prepararnos para un par de décadas de agitación económica, social y política. Aquellos en otros lugares lo tendrán más fácil, pero aún será un viaje salvaje antes de que los escombros dejen de rebotar y los nuevos arreglos sociales, económicos y políticos se remienden a partir de los escombros.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Buen desempeño económico, pero hay estados a los que les va mal

Contrario a lo que muchos pronosticaban para este año, la economía mexicana está demostrando una mayor solidez y dinamismo. A finales de 2022, la mayoría de los analistas pronosticaban que en el mejor de los casos el Producto Interno Bruto (PIB) de 2023 crecería 1.0%, y conforme avanza el año afortunadamente los pronósticos se han revisado hacía arriba.

Muestra de lo anterior es que en la última Encuesta Citibanamex de Expectativas, aumentó el pronóstico del crecimiento del PIB para 2023 y el promedio de los encuestados lo estima en 1.6% (1.4% hace quince días), con un rango de proyecciones que va desde 0.8% hasta 2.3%.

Para confirmar la buena marcha de la economía, tenemos que el pasado viernes 28 de abril el INEGI publicó su estimación oportuna del crecimiento del PIB de México en el primer trimestre de 2023. Los datos sorprendieron al alza, ya que, en su crecimiento anual con cifras desestacionalizadas, el PIB total aumentó 3.8%, apoyado en incrementos de 3.1% en las actividades primarias (agricultura, pesca); de 2.6% en las secundarias (minería; electricidad, gas y agua; construcción; y manufacturas); y 4.3% en las terciarias (comercio y servicios).  Ahora bien, si analizamos el crecimiento trimestral respecto al cuarto trimestre de 2022, vemos que el PIB creció 1.1%, apoyado de incrementos de 0.7% en las actividades secundarias y de 1.5% en las terciarias.

Cabe señalar que la tasa anual de crecimiento de México es mucho mayor a la registrada por el PIB de los Estados Unidos, la cual aumentó 1.1% con cifras ajustadas por estacionalidad, nivel sustancialmente inferior al 2.6% observado en el cuarto trimestre de 2022, lo cual confirma el proceso de desaceleración de la mayor economía del mundo. 

Con el desempeño del primer trimestre de este año, ahora si ya podemos decir que por fin hemos recuperado el nivel de PIB que teníamos en 2019 previo a la pandemia. Y es que de acuerdo a las cifras de INEGI, en 2022 el PIB total creció 3.1%, pero todavía se ubicaba 0.7% por debajo del nivel de 2019. Si analizamos el PIB por actividad económica, vemos que el de mejor desempeño fue el de las actividades primarias porque creció 2.8% en 2022, y con ese aumento ya se encontraba 6.1% por encima de su nivel de 2019. En cuanto al PIB de la industria o de las actividades secundarias, tenemos que en 2022 creció 3.3%, pero aún se encontraba 1.3% por debajo del nivel de 2019, principalmente porque la industria de la construcción no se ha podido recuperar. Finalmente, con relación al PIB del comercio y los servicios (actividades terciarias), vemos que éste creció 2.8% en 2022, pero aún estaba 0.8% por debajo de su nivel de 2019.

El hablar de un crecimiento de 3.1% en el PIB total de 2022, como todos los promedios, puede ocultar desempeños muy positivos o negativos de los diferentes estados o regiones del país. Es por ello que aprovechando que el INEGI acaba de publicar los datos del cuarto trimestre de 2022, a continuación presento la evolución del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) del 2022. Cabe señalar que el ITAEE es un índice que mide la actividad de cada entidad, y es lo más cercano a un PIB estatal, por lo que sus tasas de variación dan cuenta del desempeño de cada entidad federativa.  

Respecto del ITAEE total de cada estado, tenemos que, de las 32 entidades federativas, en 2022 fueron 17 las que observan tasas de crecimiento por encima de la tasa de crecimiento del PIB total (3.06%). De igual forma, de la totalidad de estados, fueron un total de 27 los que observaron crecimiento en 2022, y sorprendentemente hubo 5 que registraron contracción en su nivel de actividad económica. Las seis entidades de mejor desempeño en el total de su economía fueron (en paréntesis se indica el porcentaje de crecimiento): Quintana Roo (10.8%), Tabasco (10.6%), Hidalgo (8.7%), Baja California Sur (7.7%), Jalisco (6.9%) y Oaxaca (6.7%). Por su parte, las cinco entidades que registraron una caída en el nivel de su actividad económica en 2022 fueron: Veracruz (-0.03%), Yucatán (-0.4%), Durango (-0.5%), Aguascalientes (-2.0%) y Campeche (-5.5%).

Un ejercicio interesante resulta de ver cuales son los estados que han tenido un mejor desempeño en un periodo más extenso, como el de 2013 a 2022. En este ejercicio vemos que las entidades más dinámicas son (en paréntesis se indica su crecimiento porcentual del periodo): Baja California (32.3%), Baja California Sur (32.2%), Quintana Roo (26.7%), Querétaro (25.9%), Jalisco (24.6%) y Chihuahua (124.5).  Mención aparte merecen las economías de Veracruz y Campeche, las cuales en 2022 tenían un tamaño más pequeño del que tenían en 2013. En el caso de Veracruz la contracción es de -1.9% y en el de Campeche es de -39.4%.

Ahora bien, si analizamos el desempeño económico de las actividades industriales en 2022 por entidad federativa, vemos que hay 24 estados que crecieron y 8 que registraron contracción. En el grupo de mejor desempeño tenemos que las seis economías estatales más dinámicas fueron: Hidalgo (19.7%), Chiapas (17.7%), Oaxaca (15.8%), Tabasco (14.7%), Morelos (14.5%) y Quintana Roo (9.1%).   Por su parte, las cinco economías de menor desempeño en industria en 2022 fueron: Durango (-3.7%), Veracruz (-5.4%), Campeche (-6.9%), Aguascalientes (-8.1%) y Colima (-10.4%).

De igual forma, si analizamos el desempeño de la industria en las diferentes entidades federativas en el periodo de 2013 a 2022, vemos que las seis de mejor desempeño fueron (en paréntesis se indica su crecimiento porcentual): Baja California (39.3%), Querétaro (32.9%), Chihuahua (26.4%), Yucatán (26.1%), Nuevo León (20.6%) y Jalisco (20.1%).  Sorprende que hay 11 entidades federativas que en 2022 tienen una industria más pequeña de lo que tenían en 2013, y las seis que presentan las mayores contracciones son: Tamaulipas (-10.5%), Zacatecas (-16.1%), Chiapas (-20.7%), Veracruz (-24.3%), Colima (-24.5%) y Campeche (-44.6%).

Finalmente, al analizar el desempeño económico de los estados en 2022 en cuanto a comercio y servicios (actividades terciarias), vemos que todos, menos Yucatán crecieron. Los seis estados de mejor desempeño en el 2022 fueron: Quintana Roo (11.1%), Baja California Sur (7.7%), Jalisco (6.7%), Sinaloa (5.8%), Chihuahua (4.8%) y Nayarit (4.6%). Como ya lo mencioné, el único estado que contrajo su actividad de comercio y servicios en 2022 fue Yucatán con una caída de -0.5%.

De igual forma, al analizar el desempeño del comercio y servicios en las diferentes entidades federativas en el periodo de 2013 a 2022, vemos que las seis de mejor desempeño fueron (en paréntesis se indica su crecimiento porcentual): Baja California Sur (37.2%), Baja California (29.0%), Quintana Roo (28.6%), Colima (26.6%), Jalisco (25.8%) y Estado de México (25.0%). Vemos que sólo hay un estado con una economía más pequeña, en el comparativo de 2013 a 2022, en las actividades terciarias y es Campeche con una contracción de -0.2 por ciento.

Con este análisis queda claro que, aunque las cifras agregadas del desempeño económico de nuestro país sean positivas, no todos los estados y regiones tienen el mismo desempeño y que, aunque hay años en los que la economía nacional crece, hay entidades que sufren fuertes contracciones. Y lo que es aún peor es que hay economías estatales que ahora son más pequeñas de lo que eran hace 9 años. Desde luego que mucho del desempeño de cada entidad tiene que ver las políticas públicas implementadas por cada gobierno estatal, si son o no afines al sector privado; pero también es cierto que para tener un desarrollo más equilibrado se requiere de una política industrial que tome en cuenta las vocaciones de cada región y las necesidades específicas de cada actividad.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com  

En Twitter: @alejandrogomezt

Otra vez una crisis bancaria en Estados Unidos

La lucha contra la inflación, misma que fue ocasionada en buena medida por el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), así como por las políticas fiscales expansivas por parte del gobierno federal estadounidense, ha cobrado nuevas víctimas, ahora en el sistema financiero tradicional. Contrario a lo que muchos piensan, esta situación si era completamente previsible, aunque no estoy seguro de que fuera inevitable, y en esta entrega explico por qué. 

Después del colapso del Silicon Valley Bank (SVB) ocurrido el viernes 10 de marzo, presenciamos una semana de enorme estrés financiero internacional por los temores de que haya otros bancos en una situación de insolvencia, como el caso del Signature Bank, que también quebró. También vimos como los grandes bancos de Wall Street se unieron y fueron al rescate del First Republic Bank, realizando depósitos por 30 mil millones de dólares para brindarle liquidez. Para evitar que explote una crisis bancaria como la de 2008, la FED intervino para respaldar a los depositantes bancarios hasta con sus ahorros no asegurados y tuvo que echar reversa en su política de reducir los activos en su hoja de balance, regresando a un esquema de compra de bonos a los bancos a un precio que no les implique pérdidas. En Suiza su banco central tuvo que entrar a salvar a Credit Suisse, con una línea de vida de 50 mil millones de francos suizos después de que se profundizaron las preocupaciones sobre sus perspectivas. Al momento de escribir estas líneas, parece que dicho banco será adquirido por el banco UBS o bien será nacionalizado por el gobierno suizo. 

No se sabe a ciencia cierta qué pasará con el sistema bancario estadounidense y europeo en el mediano plazo, así como el monto de los rescates que eventualmente se tendrán que realizar, pero queda claro que los bancos centrales y los propios bancos comerciales de mayor tamaño, harán todo lo posible para evitar una crisis sistémica como la de 2008 – 2009. Al día de hoy, dos bancos estadounidenses han quebrado, según la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), y sus activos combinados valían 319 mil millones de dólares (mmdd) (SVB tenía 209 mmdd en activos, mientras que Signature Bank tenía 110 mmdd). En términos de activos perdidos, eso ya coloca al 2023 en segundo lugar después de 2008, cuando 25 bancos quebraron con un total combinado de 374 mmdd en activos.

¿Cuántas veces el mundo tendrá que recorrer el camino de una crisis financiera causada por el desajuste entre una banca que presta basada en un sistema de reserva fraccionaria y los casi 9 billones de dólares adicionales que puso la FED en la forma de un alivio monetario (quantitative easing o QE) durante la crisis de la pandemia del virus chino, para demostrar que el sistema bancario estadounidense no funciona?

Hace tres semanas, en mi editorial titulado “La inevitable debilidad del dólar” (https://economex.blog/2023/02/26/la-inevitable-debilidad-del-dolar/) advertí que si el USD se fortalece con más alzas en la tasa de interés, acabará con el valor de casi todas las clases de activos, excepto el propio USD. Mencioné que ya estamos viendo esta carnicería abierta en los mercados crediticios a medida que aumentan las tasas de interés y las políticas de dólar fuerte del Jerome Powell paralizan las normas de préstamos y créditos del pasado. Y bueno, ahora Estados Unidos tiene este problema por las enormes pérdidas ocasionadas a los tenedores de bonos del Tesoro.

Antes de avanzar más en el análisis vale la pena explicar cómo el aumento en las tasas de interés puede ocasionar la insolvencia de un banco. A continuación pongo un ejemplo muy sencillo solo para ilustrar el punto: Sucede que la mayoría de bonos del gobierno se venden con descuento y la diferencia entre el precio del bono (P) y su valor al vencimiento (FB) es lo que se conoce como la tasa de interés implícita. Supongamos que hay un bono con plazo de un año que tiene un precio de 99 dólares y un valor al vencimiento de 100 dólares, entonces la tasa de interés de ese bono es 1.01% (100/99 – 1). Entonces si la tasa de interés sube a 4.75%, el precio de los nuevos bonos será de 95.46. De esta forma, si un banco tiene 1,000 bonos y la tasa de interés es de 1.01%, entonces esos activos valen 99,000 dólares, pero si la tasa sube a 4.75% el valor de dichos bonos caerá a 95,460 dólares, es decir una pérdida de 3.58 por ciento. 

Dada la lógica anterior, la caída de SVB y sus efectos posteriores no pueden ser considerados como un cisne negro, como muchos lo han querido hacer creer. Un evento bancario de estas características era 99% previsible al ver que había bancos poco diversificados y que tienen miles de millones de dólares invertidos en bonos del Tesoro de EEUU, por lo que el alza en tasas de interés ocasionaría que sus pérdidas fueran tan grandes que algunos de ellos caerían en una situación de insolvencia. Nadie quiso ver que esto pasaría y prefirieron mirar hacia otro lado.

Ahora en este 2023 una vez más, vemos que el riesgo sistémico se transformara en estrés económico, quiebras bancarias y luego un rescate del sistema bancario, no solo del Silicon Valley Bank, como ya se explicó líneas arriba, sino en una escala mucho mayor.

Si usted cree que solo se rescató a los depositantes de los dos bancos quebrados, se equivoca. La Reserva Federal también puso un respaldo del sistema a 600 mil millones de dólares para cubrir las minusvalías ocasionadas por las pérdidas del valor de los bonos, que como ya se explicó, fueron causadas por las alzas en tasas de interés que tienen el propósito de frenar la inflación. Al 16 de marzo la FED estaba de vuelta con un aumento en los activos en su balance de 297 mil millones de dólares durante la última semana, lo que implica el mayor aumento desde marzo de 2020. De esta manera, en 7 días la FED deshizo casi la mitad del ajuste cuantitativo a la baja que llevaba desde abril de 2022.

Y claro, en toda esta serie de eventos no podría faltar el elemento de corrupción. Es bien sabido que los ejecutivos de los bancos fallidos perderán sus trabajos, pero ya se ha hecho público que días antes cobraron decenas de millones de dólares ejecutando opciones financieras (put options) que les permitían vender sus acciones del banco a un precio por encima del precio spot de la acción cuando se supo de la insolvencia bancaria.  

La FED debería admitir su responsabilidad en las burbujas de activos

La Fed debe admitir que es en gran parte responsable de estas crisis financieras y de los posteriores rescates recurrentes. A través de su política de alivio monetario o QE, la Reserva Federal metió en efectivo casi 9 billones de dólares en depósitos a los bancos y es por eso que los depósitos crecieron tanto en primer lugar.

Luego, a pesar de los riesgos obvios, los reguladores eliminaron todas las reservas requeridas para los depósitos y tesorerías, alentando al Silicon Valley Bank y otros bancos a buscar rendimiento.

Es cierto que hubo tres rondas de estímulo fiscal, y la última bajo la presidencia de Joe Biden fue totalmente injustificada y altamente inflacionaria. Pero es trabajo de la FED el entender ese riesgo.

Desafortunadamente, la Reserva Federal no solo patrocinó la burbuja de activos más grande de la historia, sino que tampoco entendió cómo el dinero gratis, las cancelaciones de deudas estudiantiles y las tasas de interés del cero por ciento podrían causar inflación.

¿Qué podemos esperar para la política monetaria futura?

Muchos bancos centrales enfrentarán la disyuntiva de salvar su sistema financiero poniendo freno a los apretones monetarios con el costo de que la inflación recobre fuerzas o continuar apretando la oferta monetaria subiendo tasas de interés pero con el costo de una mayor caída en el precio de toda clase de activos.

En el caso de la FED resulta evidente que ya se dieron cuenta de que las alzas en sus tasas de interés destruyen el valor de muchos activos, en especial de los bonos del Tesoro. Es por ello que las expectativas de analistas respecto de futuros incrementos de tasas cambiaron radicalmente en la última semana tras el colapso de los dos bancos antes mencionados.

Para ilustrar el cambio de perspectivas, tenemos que el rendimiento del bono del Tesoro a 2 años pasó del 5.05 % al 3.81 % en los últimos 7 días hábiles, lo que representa la mayor caída de rendimiento en 7 días (-124 pb) desde lo sucedido entre el 19 y el  28 de octubre de 1987 (la caída del Lunes Negro fue el 19 de octubre de 1987).

Es así que las expectativas actuales del mercado sobre la trayectoria de la tasa de fondos federales de la FED son las siguientes:

– 22 de marzo de 2023: aumento de 25 pb a 4.75%-5.00%

– Pausa

– Los recortes de tasas comienzan en junio de 2023 con una tasa de fondos de fondos por debajo del 4.00% a fines de 2023 y por debajo del 3.00% a fines de 2024.

¿Qué implicaciones tendrá esto en la lucha contra la inflación en Estados Unidos? Pues los analistas piensan que la FED preferirá salvar el sistema financiero que combatir la inflación (que al mes de febrero se ubicó en 6.00% anual), por lo que con este escenario se va a complicar combatir el alza de precios y entonces será un proceso aún más largo para que ésta regrese a niveles “aceptables”.

Para México, pues es obvio que el hecho de que haya menores aumentos en la tasa de interés en Estados Unidos, pone menos presión en el Banxico para subir la tasa con motivos de mantener el tipo de cambio estable o a la baja.  Sin embargo, dado el mandato del banco central mexicano de preservar el poder adquisitivo de la moneda, pues no creo que vaya a haber mayores ajustes en la perspectiva que se tiene de un par de incrementos más de un cuarto de punto porcentual para mantener la tasa de interés objetivo en 11.50% durante seis meses y comenzar con ligeras disminuciones de tasa hacía el último trimestre de 2023.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

¿Es una buena noticia que a la economía mundial le esté yendo bien?

Los indicadores económicos de México han sido mejores a lo anticipado en el arranque de 2023. Muestra de ello es que en el segundo mes de 2023 y con datos desestacionalizados, el Indicador de Pedidos Manufactureros (IPM) presentó un incremento mensual de 1.58 puntos, con lo que hiló 31 meses consecutivos sobre el umbral de 50 puntos. De igual forma, en enero de este año la población desocupada fue de sólo 1.8 millones de personas y la Tasa de Desocupación (TD), de apenas 3% de la PEA. En este sentido, fue sorpresivo que en diciembre del año pasado, a tasa anual y con series desestacionalizadas, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) aumentó 3.1% en términos reales, apoyada de aumentos de 3.1% en las actividades secundarias y de 2.8% en las terciarias.

Estos datos han provocado que se comiencen a ajustar al alza las expectativas de crecimiento económico para 2023, como es el caso de la Encuesta de Expectativas de Banxico en la que los encuestados ajustaron su expectativa de crecimiento de 1.00% en enero a 1.16% en febrero. O como el caso de la Encuesta Citibanamex de Expectativas en la cual la perspectiva de crecimiento para este año subió a 1.2% desde el 1.0% reportado en la encuesta previa. Cabe señalar que los más optimistas hablan de que México podría crecer este año 1.7 por ciento. 

Este fenómeno de fortaleza de crecimiento en el arranque de 2023 y mejora de expectativas, no obstante la considerable subida en tasas de interés, no es exclusivo de México. En un artículo editorial de Paul Hannon, Harriet Torry y Stella Yifan, publicado en el Wall Street Journal y titulado “A la economía mundial le va bien: malas noticias para los banqueros centrales”, se menciona como Estados Unidos, China y Europa siguen con indicadores de crecimiento fuertes en un contexto de elevada inflación y crecientes tasas de interés.

El artículo comienza señalando que la economía mundial está mostrando vigor, y muestra de ello son las encuestas de opinión empresarial más recientes que apuntan a una reactivación generalizada del crecimiento a pesar de los crecientes costos del financiamiento y los elevados precios de la energía y los alimentos, lo que representa una clara señal de que los bancos centrales podrían necesitar más tiempo del originalmente previsto para controlar la inflación.

Los datos de los principales centros económicos del mundo: EE.UU., China y Europa, han mostrado una sorprendente vitalidad en las economías de estas regiones desde el arranque de 2023, lo que contradice las predicciones del Banco Mundial y otros economistas de que la economía mundial se encaminaba a uno de sus años más débiles en las últimas décadas.

Si bien esto es una buena noticia para los gobiernos, esa resiliencia puede persuadir a los banqueros centrales de que necesitan aumentar las tasas de interés clave aún más de lo previsto para poder controlar la escalada inflacionaria, recetando mayores tasas de interés a una economía que todavía se encuentra sobrecalentada. Esto podría traducirse entonces en una desaceleración del crecimiento más adelante en este 2023 y en 2024, año que se preveía como uno de recuperación.

Los datos más recientes ubican la inflación de precios al consumidor en los siguientes niveles: Brasil (5.8%), Canadá (5.9%), España (6.1%), Francia (6.2%), Estados Unidos (6.4%), India (6.5%), Singapur (6.6%), Sudáfrica (6.9%), México (7.6%), Australia (7.8%), Holanda (8.0%), Zona Euro (8.5%), Alemania (8.7%), Italia (9.2%) y Reino Unido (10.1%). Esto muestra que las tasas de inflación están demostrando ser más rígidas de lo esperado.

Un indicador clave para los bancos centrales es el mercado laboral, que sigue estando muy ajustado en muchas partes del mundo. Los formuladores de políticas públicas han estado examinando los datos del mercado laboral en busca de indicios de un aumento del desempleo, una disminución de las horas trabajadas o una desaceleración de los aumentos salariales, todo lo cual podría ayudar a enfriar la demanda y aliviar la presión al alza de los precios, pero eso es algo que aún no se ha logrado, incluyendo a México, dónde los niveles de población desocupada se encuentran en sus puntos más bajos desde que se tiene registro.

Madhavi Bokil, economista de Moody’s Investors Service, advirtió que “hemos visto a los bancos centrales subir las tasas de referencia…la esperanza es que con unas cuantas subidas adicionales  sea suficiente. Si no es así, podríamos ver a los bancos centrales endurecer más las condiciones crediticias”.

Las señales más recientes de que el crecimiento económico mundial ha sido más fuerte de lo esperado en el arranque de 2023 se produjeron en encuestas recientes aplicadas a fábricas de todo el mundo, realizadas por S&P Global. En febrero, éstas mostraron el primer aumento en la producción manufacturera agregada mundial en siete meses, ayudados por un salto en China después de que las autoridades levantaran las estrictas restricciones de Covid. Encuestas similares de proveedores de servicios en todo el mundo apuntan a una aceleración del crecimiento, incluyendo a China y Europa.

En EE.UU., la inflación general sigue elevada (6.4% en enero) y los gastos e ingresos de los estadounidenses aumentaron en el primer mes del año, de acuerdo con el Departamento de Comercio. El indicador de inflación preferido de la Reserva Federal, el índice de precios de gastos de consumo personal, aumentó un 5.4% en enero respecto al año anterior, mientras que el gasto de los consumidores estadounidenses aumentó un 1.8% desestacionalizado en enero comparado en el de  diciembre, el mayor aumento en casi dos años. Los sueldos y salarios crecieron un 0.9% en enero, más del doble que el mes anterior.

Europa también comenzó el año con mucha potencia y parece poco probable que caiga en la recesión pronosticada por muchos después de que los precios de la energía aumentaron en los meses posteriores a la invasión rusa a Ucrania. El costo de ese vigor económico: los datos más recientes mostraron que la tasa de inflación subyacente, que excluye el petróleo y los alimentos, alcanzó un máximo histórico en febrero de 5.3%.

Por su parte, la reactivación de China ha ayudado a impulsar la producción industrial en otras partes de Asia. Pero los economistas son cautelosos, en parte debido a la incertidumbre respecto a cuánto, y qué tan pronto, la reapertura de China beneficiará al resto de la región. El abandono de la política de cero-covid con sus estrictas restricciones en China beneficiará principalmente al consumo, lo que podría ser una bendición para países como Tailandia, que son populares entre los turistas chinos, según Trinh Nguyen, economista sénior de Natixis en Hong Kong.

También hay dudas sobre cuán resistente será el crecimiento en los EE.UU. y Europa. Después de todo, las tasas de interés ya han aumentado considerablemente según los estándares de las últimas décadas, y puede llevar tiempo sentir el impacto total.

“Simplemente toma meses antes de que una política monetaria más estricta se abra paso en la economía real”, dijo Carsten Brzeski, economista jefe de ING Bank. “Y lo hará. O dicho de otra manera, si éste, que ha sido el mayor cambio de política monetaria en años, no deja ninguna marca en la economía real, valdría la pena considerar cerrar todos los bancos centrales”.

Una explicación alternativa para la resistencia tan sorprendente de la economía global frente a lo que parecen ser movimientos agresivos por parte de los bancos centrales es que las tasas de interés solo son efectivas por arriba de cierto nivel. Mark Dowding, director de inversiones de RBC BlueBay Asset Management, sugirió que las tasas podrían “necesitar moverse por encima de un umbral como el 2% antes de que comiencen a tener algún efecto”. Si ese fuera el caso, entonces podríamos afirmar que el ciclo alcista de tasas de interés en EE.UU. apenas comenzó realmente hace seis meses y en Europa apenas está iniciando. Dado el rezago en los efectos de la política monetaria, esto explicaría el por qué aún no se percibe todo su impacto en la economía real.

La fortaleza de la economía de EE.UU. podría llevar a la Reserva Federal a aumentar las tasas de interés aún más de lo anticipado este año para enfriar las presiones sobre los precios. Lo mismo ocurre con el Banco Central Europeo: tras el incremento de la inflación subyacente de la eurozona, los economistas de Barclays elevaron su pronóstico para la tasa de interés clave del banco central y ahora esperan que alcance un máximo histórico en los próximos meses.

En este sentido, en su testimonio del 7 de marzo ante el Congreso de Estados Unidos, el presidente del Banco de la Reserva Federal (FED), Jerome Powell, indicó que “es probable que el nivel final de las tasas de interés sea más alto de lo anticipado” y que “restaurar la estabilidad de precios probablemente requerirá que mantengamos una postura restrictiva durante algún tiempo”. Esta fue la dura postura por parte de la FED y, en consecuencia, los mercados se desplomaron y el dólar se fortaleció. Hace una semana escribí sobre la fortaleza artificial del peso mexicano, en 17.97 pesos por dólar, explicada por el diferencial de tasas de interés y una semana más tarde, tras las declaraciones de Powell, vemos el tipo de cambio en 18.50 pesos por dólar. 

Es así que mientras los bancos centrales sigan decididos a reducir la inflación a sus niveles objetivo, es probable que cualquier señal de fortaleza económica desencadene una respuesta de política monetaria destinada a sofocarla a través de alzas en tasas de interés.

Entonces, aunque Moody’s elevó recientemente sus pronósticos de crecimiento para EE.UU. y Europa, todavía espera una desaceleración este año, a 0.9% y 0.5%, respectivamente.

Las consecuencias de un mayor endurecimiento de la política monetaria no se limitarán a esas regiones. Es probable que afecte a las economías en desarrollo, algunas de las cuales, en particular naciones como México y Brasil, que elevaron sus tasas de interés clave desde antes de que lo hiciera Estados Unidos, por lo que podrían sufrir mayores alzas de tasas para emular las decisiones de política monetaria de EE.UU, lo que en el caso de México podría llevar la tasa objetivo a un nivel de 12.00% o superior. Esto significa mayores costos financieros para todos los que tengan deuda con tasas de interés variable, los que vayan a solicitar nuevos créditos o que tengan necesidades de refinanciar. Mayores costos para gobiernos, empresas y familias derivados del fortalecimiento económico.

Para los bancos centrales, el único mensaje de la reciente aceleración del crecimiento y la inflación puede ser que su endurecimiento hasta ahora no ha sido suficiente, lo que provoca preguntarnos si la negativa actual de las economías a frenarse finalmente tendrá que terminar en recesiones retrasadas en 2024.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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Se les acabó la fiesta: dos serios problemas de China

China sin duda es una nación que ha logrado avances gigantescos en materia de desarrollo económico y social. Desde que el gigante asiático comenzó a abrirse y reformar su economía en 1978, su crecimiento del PIB había promediado más del 9% anual y más de 800 millones de personas han salido de la pobreza. También ha habido mejoras significativas en el acceso a la salud, la educación y otros servicios durante el mismo período. De igual manera, es innegable su avance tecnológico y que efectivamente representa una amenaza para la hegemonía de Estados Unidos.

Pero ahora China enfrenta grandes problemas que hacen pensar a muchos que el sueño terminó, tales como: 1. La crisis en su sector inmobiliario; 2. La pérdida de confianza causada por la represión regulatoria para sus titanes tecnológicos (que ya ha durado dos años); 3. La vulnerabilidad de las cadenas globales de manufactura que ha provocado que muchas empresas globales quieran salirse total o parcialmente de dicha nación; 4. El hecho de que su sector privado enfrenta una deuda excesiva; 5. Los señalamientos de que China es uno de los países más irresponsables en materia ecológica y causantes de gran parte de los problemas del cambio climático; entre otros.

No obstante lo anterior, en esta entrega quiero centrarme en dos grandes problemas que enfrenta China y que se si bien no son sorpresivos, se materializaron y dieron a conocer la semana que recién concluye. En un artículo de German Lopez, publicado el pasado 18 de enero en el diario New York Times, y titulado “Buenos días. El gobierno autoritario de China se ha interpuesto en el camino del crecimiento del país”, se nos narra como es que dicha nación ha estropeado sus perspectivas de alguna vez superar a los EE.UU. en hegemonía económica e influencia global.

Un ascenso vacilante

Durante años, diversos analistas advirtieron que China podría desafiar a EE.UU. como la principal superpotencia mundial. Como el crecimiento de China superó regularmente a las principales economías occidentales, parecía estar en camino para convertirse en la economía más grande del mundo.

Pero incluso las predicciones más optimistas respecto al ascenso de China siempre previeron  que su crecimiento eventualmente se desaceleraría. Esa menor tasa de aumento de la producción ha llegado antes de lo esperado, como resultado de las malas decisiones del liderazgo chino, encabezado por su todo poderoso presidente Xi Jinping.

Dos acontecimientos publicados el martes 17 de este mes dejaron en claro que los riesgos para China se siguen acumulando. Los funcionarios chinos anunciaron que la población del país disminuyó en 2022 por primera vez en más de 60 años. También publicaron datos que muestran que la economía del país creció solo un 3% en 2022, muy por debajo del objetivo del gobierno para dicho año de 5.5 por ciento.

Ambos resultados están estrechamente relacionados con las políticas públicas implementadas por China. Los esfuerzos gubernamentales, que duraron décadas, para reducir las tasas de natalidad en todo el país, incluida la política de permitir que la mayoría de las familias tengan un solo hijo (misma que fue eliminada apenas en 2016), aceleraron la disminución de la población. Y la desaceleración económica está en parte ligada a la política de cero covid que China apenas abandonó el mes pasado, lo que sorprendió al país, mismo que no contaba con la preparación para reabrir.

El autor, German Lopez, explica lo que significan ambos acontecimientos para el futuro de China:

Crecimiento sofocado

Los expertos habían anticipado, desde hace mucho tiempo, la disminución de la población de China. Algunos analistas argumentan que el declive en realidad había comenzado desde hace años. De todos modos, la caída está llegando más rápido de lo esperado; las proyecciones anteriores de la ONU eran de que el declive poblacional chino comenzaría hasta la próxima década.

El recuento de la población de China en 2022 es de aproximadamente 1,400 millones, unas 850 mil personas menos que el año anterior, según estadísticas gubernamentales. Este dato destaca ya que no se había producido una disminución de la población china desde 1961, cuando el desastroso “Gran Salto Adelante” de Mao Zedong desencadenó una de las peores hambrunas registradas en la historia.

Y a pesar del impulso del gobierno para alentar a más parejas a tener hijos, la tasa de natalidad de China cayó a su nivel más bajo jamás registrado. La tasa de natalidad en 2022 se situó en 6.8 nacimientos por cada 1,000 habitantes (frente a los 7.5 por cada 1,000 del año anterior).

Ahora es casi seguro que India superará a China para convertirse en el país más poblado del mundo.

En China la población está envejeciendo rápidamente. La edad media en China ya ha superado a la de EE.UU. y podría superar los 50 años en promedio para 2050. Ni siquiera se espera que los países de Europa que envejecen más rápido superen la edad media de 50 sino hasta alrededor del año  2100.

La población en edad laboral de China alcanzó su punto máximo en 2014. Los ancianos ahora representan una quinta parte de sus 1,400 millones de habitantes. Es una tendencia que no será fácil de revertir: se prevé que la cantidad de personas de 65 años o más supere la población en edad laboral de China para el año 2080, según un análisis publicado por el Foro Económico Mundial el año pasado.

Esto es por demás relevante, ya que de acuerdo con Frederic Neumann, economista jefe para Asia de HSBC: “La economía china está entrando en una fase de transición crítica, ya no puede depender de una mano de obra abundante y competitiva en costos para impulsar la industrialización y el crecimiento”. O sea, se les acabó el bono demográfico.  

Esto implica que a medida que la oferta de trabajadores comience a reducirse, el crecimiento de la productividad deberá aumentar para sostener el acelerado ritmo de expansión que su economía necesita para continuar con su proceso de desarrollo.

Es verdad que hasta cierto punto, China está siguiendo la trayectoria típica por la que han transitado los países ahora desarrollados: las tasas de natalidad tienden a disminuir y la edad promedio tiende a aumentar. Las tasas de natalidad también han disminuido en general en todo el este de Asia. Pero China aceleró su trayectoria a tal grado que ahora sus tasas de fertilidad son más bajas que las de EE.UU., Europa y Japón.

La disminución de la población es una pésima noticia para el crecimiento económico de China. Una población que envejece genera una fuerza laboral débil, y tiende a utilizar más recursos del gobierno a través de la asistencia por pensiones de jubilación y atención médica, como explicó Paul Krugman en Times Opinion.

La noticia demográfica llega en un momento en que el crecimiento económico se desacelera aun más. Y es que debemos recordar que la tasa de crecimiento de China comenzó a disminuir desde hace poco más de una década.

La política de cero covid implementada por el gobierno desde el surgimiento de la pandemia, empeoró el problema económico al obligar a gran parte del país, incluidos los grandes motores económicos como Shanghái, a cerrar abrupta y repetidamente cada vez que había un brote de la enfermedad. Ahora que se levantó dicha política, el virus se ha estado propagando rápidamente por todo el país, perjudicando nuevamente la economía de China en la medida que los trabajadores enfermos se quedan en casa y otros tantos prefieren no salir.

En ambos casos, las decisiones de los líderes chinos jugaron un papel central, sofocando el potencial de China. Obviamente, esto es posible en cualquier país, pero es un riesgo especialmente grande para China porque su forma autoritaria de gobierno concentra el poder con menos responsabilidad pública y rendición de cuentas. En la era de Xi Jinping, el poder se ha concentrado aún más.

Carl Minzner, investigador principal de estudios de China en el Consejo de Relaciones Exteriores, menciona que mientras que en las décadas de 1980 y 1990 en China se vivieron debates reales sobre muchas políticas estatales, ahora en día los líderes del Partido Comunista de China (PCCh) se ven obligados a simplemente repetir como un loro la línea política de Xi Jinping o quedarse callados para salvar su propio pellejo.

Futuro incierto

Ninguno de estos acontecimientos significa que el ascenso de China esté condenado al fracaso o a terminar abruptamente.  Es evidente que la China moderna, como fenómeno, no tiene precedentes, lo que hace que la predicción sobre su futuro sea muy difícil y cualquiera que diga que sabe lo que sucederá, sin dudas está mintiendo.

China es lo suficientemente grande como para seguir desempeñando un papel importante en el escenario mundial, y no se descarta que el tamaño de su economía pueda eventualmente superar al de EE.UU. La gran pregunta es si China se convertirá en una verdadera superpotencia, tan rica e influyente como lo es EE.UU.

Es importante considerar que el PIB per cápita de China es menos de una quinta parte del de los estadounidenses. Esto implica que en promedio, los chinos siguen siendo mucho más pobres que los estadounidenses.

China no sería el primer país en no cumplir las predicciones de que superaría a los EE.UU. En la década de 1980, los políticos y expertos estadounidenses temían que Japón hiciera lo mismo. Japón, en parte debido a una crisis demográfica, obviamente no lo hizo.

Los problemas de China sin duda abren toda clase de posibilidades para las naciones que efectivamente implementen políticas que las pongan en condiciones de competir. México es uno de esos países que se puede ver beneficiado, pero la gran pregunta es si las autoridades gubernamentales de todos los órdenes de gobierno tienen la capacidad de transformar las políticas públicas, y si el sector privado hará lo propio para capitalizar las oportunidades que estarán disponibles en esta ventana de tiempo.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Avanza la lucha contra la inflación, ¿qué esperar con las tasas de interés en 2023?

Más allá de la invasión de Rusia a Ucrania, el regreso a una vida “normal” después de la pandemia del virus chino de Covid-19, el año 2022 será recordado como el año en el que el mundo en su conjunto vivió la inflación de precios al consumidor más alta de los últimos 40 años (la más elevada de los últimos 22 años en el caso de México). Afortunadamente, para la mayoría de países, la inflación ha comenzado a ceder en los últimos meses. Entre los países que más han logrado bajar su tasa de inflación en el último mes, destacan: Holanda, que pasó de 14.3% a 9.9%; India, que pasó de 6.8% a 5.9%; Brasil, que pasó de 6.5% a 5.9%; y España de 7.3% a 6.8%.

Una parte de la explicación de la disminución de la tasa de inflación interanual en muchos países se encuentra en la implementación de políticas monetarias restrictivas, que se han traducido en mayores tasas de interés, en la mayoría de los países.  Si bien los aumentos en tasas de interés tienen efectos de mediano plazo, y no ayudan a estabilizar los precios de algunos bienes como los alimentos, si pueden servir para evitar un mayor deterioro de las expectativas de inflación.

Desde mi punto de vista, lo que más ha ayudado en la lucha contra la inflación es que el precio del barril de petróleo alcanzó un máximo en junio de este año y desde entonces ha venido disminuyendo hasta el punto en el que ahora en día su precio se encuentra en un nivel apenas por encima del de hace un año.  Las razones de la disminución del precio del petróleo son varias, pero destacan: 1. El lento crecimiento de la economía de China; 2. El hecho de que Rusia sigue vendiendo su petróleo (con un precio castigado); y 3. Las perspectivas de menor crecimiento económico o inclusive recesión, en la mayoría de las economías del mundo en 2023.

Otro factor que ha contribuido en la lucha contra la inflación es el hecho de que la mayoría de los precios internacionales de los alimentos han regresado a su nivel de hace un año, después de haber alcanzado un pico en marzo de este año. Tenemos que de acuerdo con el índice de precios de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), entre noviembre de 2021 y el mismo mes de 2022 el índice de precios de los alimentos registra un incremento de apenas 0.3% (cabe señalar que la inflación mensual interanual de alimentos, medida a través de este índice llegó a ser de 33.95% en marzo de este año y ha venido disminuyendo gradualmente desde entonces). No obstante lo anterior, cabe destacar que en noviembre de 2022, los precios de cárnicos, lácteos y cereales todavía se encuentran 4.1%, 9.2% y 6.3% por encima de su nivel de hace un año, respectivamente.    

En los Estados Unidos también van avanzando en su lucha contra la inflación. El martes 13 de diciembre, se publicó que la inflación interanual de noviembre bajó a 7.10% desde el 7.70% observado en octubre. Hubo mejoría en la mayoría de sus componentes agregados ya que la inflación de alimentos bajó de 10.90% a 10.60%, la de Energéticos disminuyó de 17.60% a 13.10%, mientras que la subyacente bajó de 6.30% a 6.00%.  Se debe destacar que las tasas de inflación general y subyacente siguen siendo inaceptables y es por ello que el Banco de la Reserva Federal (FED) realizó siete incrementos en su tasa de interés de fondos federales. En su reunión del 13 y 14 de diciembre el aumento de tasa fue de 0.50 puntos porcentuales, lo cual contrasta con los incrementos de 0.75 puntos porcentuales en las anteriores cuatro decisiones del Comité de Mercado Abierto de la FED.

De hecho, en su conferencia de prensa para el anunció de la decisión de política monetaria, el presidente de la FED, Jerome Powell, dejó en claro que las tasas de interés tendrán que subir más de lo proyectado previamente ya que la inflación se mantiene muy por encima de la meta. Esto derrumbó los mercados bursátiles los dos días posteriores.

En el caso de México, también se han registrado avances en materia de inflación general, apoyados principalmente en lo mencionado líneas arriba. Tenemos que durante noviembre de este año, la inflación interanual de precios al consumidor fue de 7.80%, tasa por debajo del 8.41% observado en octubre, ubicándose como la menor tasa inflacionaria desde mayo de 2022. El gran problema es que no obstante de que la inflación general fue menor, la tasa de inflación subyacente subió a 8.51% interanual, producto de que la inflación de mercancías aumentó a 11.28% y la de servicios subió a 5.35%.  En cuanto a la inflación de mercancías, destaca que la de alimentos procesados, bebidas y tabaco se mantiene muy elevada y fue de 14.08% en la segunda quincena de noviembre. En cuanto a la inflación no subyacente, ésta disminuyó a 5.73% interanual en noviembre, producto de que la de bienes agropecuarios se moderó a 8.89% interanual y la de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno fue de apenas 3.23%. 

En el caso de México, quiero insistir en la importancia del dato de inflación subyacente de 8.51%, ya que es una medida de la tendencia general de evolución de los precios, cuando se excluyen los elementos más volátiles del índice de precios. Este componente inflacionario resultó el más alto desde agosto del año 2000 y es lo que mantiene preocupada a la Junta de Gobierno del Banco de México.  Es por esta evolución que las perspectivas inflacionarias continúan muy deterioradas y por lo que continúan los apretones monetarios por parte del Banco de México.

Tras darse a conocer el dato de inflación general de 7.80%, el grupo financiero Citibanamex publicó que anticipa que la inflación general para el cierre de 2022 será de 8.6%, aunque con riesgos sesgados a la baja. Esto implica que se espera una escalada fuerte de precios en diciembre o un rebote de la inflación de 7.80% a 8.6%.  Citibanamex también ha mencionado que espera que la inflación sea de 4.8% al final de 2023.

La elevada inflación subyacente y las deterioradas expectativas de inflación para este año y el 2023, provocaron que la Junta de Gobierno del Banco de México anunciara el 15 de diciembre que decidió incrementar en 0.5 puntos porcentuales su tasa de interés objetivo a un nivel de 10.5%, aunque cabe destacar que al igual que en el caso de la FED, esto implica una moderación en el ritmo de incremento de las alzas. Así mismo, se debe destacar que el voto de los miembros de la Junta de Gobierno estuvo dividido, con el subgobernador Esquivel optando por un aumento de 0.25 puntos porcentuales. Ningún miembro votó por un alza de 0.75 puntos porcentuales, lo que india que el conjunto de los miembros apoya la moderación en el ritmo de alzas (fue de 75pb en noviembre).

Cabe destacar que junto con el comunicado de prensa emitido al respecto, el Banxico publicó ajustes moderados a sus trayectorias de inflación. Los ajustes más significativos fueron a los de inflación subyacente durante 2023, aunque se aprecia el optimismo del banco central con pronósticos por debajo de las expectativas de la mayoría de los analistas.

En su comunicado de prensa, el Banxico reitera que sigue anticipando que la inflación converja a la meta de 3% hasta el tercer trimestre de 2024. Sin embargo, el cumplimento de dicha expectativa esta sujeta a diversos riesgos. Al alza: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; iii) presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico; iv) depreciación cambiaria; y v) mayores presiones de costos. A la baja: i) una desaceleración de la economía global mayor a la anticipada; ii) una disminución en la intensidad del conflicto geopolítico; iii) un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; iv) un menor traspaso de algunas presiones de costos; y v) un efecto mayor al previsto de las medidas del Gobierno Federal ante la carestía. El Banxico apunta que si bien algunos choques han dado señales de mitigación, el balance de riesgos en la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico sigue sesgado al alza.

La Junta también mencionó en su comunicado (y lo hace explícitamente) que será necesario incrementar la tasa de interés nuevamente en febrero de 2023, y que “hacia delante, valorará la necesidad de ajustes adicionales en la tasa de referencia” y su magnitud.  Para varios analistas, lo anterior abre la puerta para detener el ciclo de alzas a partir de marzo de 2023, con lo que se reafirmaría el pronóstico de una última alza de 0.25 puntos porcentuales en febrero para llevar la tasa objetivo a un nivel de 10.75%. Esta creencia está sustentada en la desaceleración del índice general de la inflación y sus sorpresas positivas recientes, la estabilización de las expectativas inflacionarias en la mayoría de las encuestas, el menor ritmo de incrementos en tasa de interés por parte de la FED de Estados Unidos, así como a la muy elevada tasa de interés real (10.50% en tasa de interés vs 7.80% en inflación).

Como conclusión de todo esto podemos mencionar que se han logrado avances en la lucha contra la inflación, pero tardaremos muchos meses más para volverla a ver en niveles aceptables para el Banco de México. Durante ese periodo, viviremos con elevadas tasas de interés, lo cual mermará la inversión productiva y el consumo, en detrimento de la actividad económica. Es posible que en 2023 México se libre de una recesión, pero sin duda será un año de menor crecimiento económico, lo que dará como resultado que al quinto año del actual sexenio, el saldo de crecimiento sea cero, el peor desempeño económico desde la década de los ochenta.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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$2 mil billones de deuda mundial descansan precariamente en $2 billones de oro

Derivado de que las presiones inflacionarias continúan en Estados Unidos, el pasado jueves 2 de noviembre, el Banco de la Reserva Federal (FED) anunció su decisión de aumentar su tasa de interés de fondos federales una vez más en 0.75 puntos porcentuales para llevarla a un nivel de 3.75% a 4.00%. De la mano de lo anterior, vemos que la semana pasada, la hoja de balance de la FED alcanzó su nivel más bajo del año, con una caída de $242 mil millones de dólares desde su máximo en abril. Con esto vemos que el banco central estadounidense está acelerando el ritmo de apretón cuantitativo (QT).

No obstante lo anterior, el mundo sigue enfrentando enormes riesgos en materia financiera derivado de la explosión monetaria y de deuda de los últimos 50 años, misma que se exacerbó desde 2008. En un  artículo de Egon von Greyerz, publicado en GoldSwitzerland.com el 30 de octubre, y titulado “$2 Quadrillion Debt Precariously Resting On $2 Trillion Gold” nuevamente se pinta un panorama muy negro para el sistema financiero global y se hacen una serie de recomendaciones para protegerse de los riesgos por si llega el apocalipsis financiero.

Egon von Greyerz

El circo mundial

El artículo de von Greyerz comienza haciendo una descripción de lo que él denomina un circo mundial, que está llegando cada vez a más naciones, tal y como se esperaba. Este circo político es normal que ocurra justo en los momentos finales de la era de la burbuja financiera más extraordinaria de la historia.

Obviamente, es la creación de deuda, la impresión sin control de dinero y la resultante degradación de la moneda, lo que ocasionará la inevitable caída de otro sistema monetario más. Esta ha sido la norma a lo largo de la historia.

La historia de esta caída comenzó en esta ocasión con el cierre de la ventana de convertibilidad de oro por dólares, en agosto de 1971. Ese fue el comienzo de un circo financiero y político que fue agregando continuamente más riesgo con el fin de mantener el show en marcha.

Una agitación económica siempre provoca un caos político con una puerta giratoria de líderes y partidos políticos que van y vienen. Y esto es lo que está empezando a suceder ahora. Veamos el caso del circo en el Reino Unido, con un desfile de personajes que hemos visto entrar y salir de Downing Street en los últimos seis años. Primero fue el primer ministro David Cameron, quien tuvo que renunciar en 2016 debido a un mal manejo del Brexit. Luego, le siguió Theresa May, quien tuvo que irse en 2019 porque no pudo hacer nada, incluido en materia del Brexit. Luego llegó Boris Johnson, quien ganó la mayoría conservadora más grande de la historia, pero se vio obligado a renunciar en 2022 debido a sus escándalo de Partygate durante el Covid.

Llegó Liz Truss como primer ministro en septiembre de este año, pero solo duró 44 días debido al mal manejo del presupuesto por parte de ella y su ministro de finanzas, Kwasi Kwarteng. En unos días consiguieron colapsar la libra y los gilts (bonos) del Reino Unido en los mercados internacionales, lo que provocó que el Banco de Inglaterra tuviera que intervenir. Tanto los gilts, instrumentos financieros derivados y fondos de pensiones del Reino Unido estuvieron al borde de la implosión.

Liz Truss y Rishi Sunak

Y ahora el carrusel ha cerrado el círculo con la llegada de Rishi Sunak, el ex canciller de Hacienda de 2020 a 2022, tomando el timón gracias a que Boris Johnson se retiró de la contienda. Boris claramente decidió que los discursos y otros compromisos privados serían más fructíferos que ser parte del circo. Pero seguramente no pasará mucho tiempo antes de que vuelva a intentar volver.

¡Qué circo!

La evidencia muestra que al final de una era económica, tenemos los peores líderes que siempre prometen pero nunca cumplen.

Y es que en un sistema global en bancarrota, se llega a un punto en el que el valor del dinero impreso muere y cualquier cosa que prometa un líder ya no se puede comprar con dinero falso (fiat) que siempre tendrá CERO valor intrínseco.

Pero nadie debe creer que esto solo está sucediendo en el Reino Unido. Los Estados Unidos tienen un líder que lamentablemente es demasiado viejo y no está al mando, tienen a un “encargado” que no es respetado por nadie. Entonces, si Biden, como muchos creen, no llega al final de su período, es probable que EE.UU. tenga un verdadero circo de liderazgo. Además, la economía de EE.UU. tiene una enfermedad crónica y ha tenido que conducirse con déficits fiscales durante 90 años para poder crecer. Lo que mantiene vivo a los Estados Unidos temporalmente es el dólar, que es fuerte porque es el caballo menos feo en el establo de las monedas. O como se dice coloquialmente: “en el reino de los ciegos el tuerto es rey”.

Por su parte, Angela Merkel le dejó una muy mala mano al canciller Olaf Scholz en Alemania, pero ciertamente las cosas no han mejorado desde que asumió el cargo en 2021 y Alemania está al borde del colapso en medio de una crisis energética.

La mayoría de los países están igual. Macron no tiene mayoría en Francia y las huelgas paralizan su país a diario. Y su nueva contraparte italiana, la primera ministra Georgina Meloni, ciertamente no midió sus palabras cuando en un discurso le dijo sus verdades al presidente francés después de que éste hubiera hecho comentarios sobre Italia, calificando al país de “repugnante, cínico e irresponsable”.

Pero para las personas (como yo) que tienen dificultades para aceptar la ola actual de Wokeismo en el mundo, el ataque de Meloni a esta moda (o movimiento) y su fuerte defensa de los valores familiares es “imprescindible”. Por lo tanto, nos da una luz de esperanza de que aún quedan líderes que se atreven a expresar sus puntos de vista, que la mayoría de los medios, incluidas las redes sociales, censuran hoy.

Servidumbre por deuda

La historia nos muestra las diferentes formas como se ha dado el castigo por falta de pago.

A principios de la República romana, hace unos 2,500 años, había una servidumbre por deudas llamada Nexum. En términos simples, un prestatario comprometía su persona como garantía para el pago de la deuda. Si no pagaba su deuda, a menudo era esclavizado por un período indeterminado.

Saltando rápidamente a los tiempos modernos, significaría que la mayoría de las personas, especialmente en Occidente, serían esclavos de la deuda hoy. ¿Y qué hace la gente endeudada? Pues trabajar incansablemente para “tratar” de pagar sus deudas.  Es así que la gran diferencia hoy es que la mayoría de las personas son esclavas por deudas pero tienen libertad física. Dado que prácticamente nadie, individuos, empresas o estados soberanos, no tiene la intención ni la capacidad de pagar la deuda, el mundo ahora tiene una esclavitud de deuda crónica con respecto a los grandes dueños del capital.

Pero es incluso peor que eso. En la práctica sabemos que el campo de juego está totalmente sesgado a favor de los bancos, las grandes empresas y los ricos. Cuanto más dinero puedas jugar, más dinero podrás ganar.

Deuda global de $300 billones más $2.2 miles de billones de derivados y pasivos

Solo hay que mirar lo sucedido en los últimos 50 años, desde 1971. A nivel mundial, los gobiernos y los bancos centrales han contribuido a la creación de casi $300 billones de dólares de dinero nuevo, más una gigantesca cantidad de cuasi dinero en la forma de pasivos no financiados e instrumentos financieros derivados por un monto de $2.2 miles de billones, lo que hace un total global de 2.5 miles de billones de dólares ($2,500,000,000,000,000 USD).

A medida que la deuda explota por la subida en las tasas de interés y surge la necesidad de refinanciar (dada la imposibilidad de amortizar capital), el mundo podría enfrentar una carga de deuda de 3 mil billones de dólares para 2025-2030 a medida que los derivados y los pasivos no financiados se conviertan en deuda.

Derivados: el arma financiera más peligrosa creada

Los derivados no son un instrumento nuevo. Por ejemplo, durante la burbuja de la tulipomanía en Holanda en el siglo XVII, ya era posible intercambiar opciones sobre bulbos de tulipanes. Una “opción” es una clase de instrumento financiero derivado que le da al poseedor el derecho a comprar (call) o a vender (put) un activo con un determinado precio en el futuro.  Un ejemplo muy simple es que si yo tengo un contrato put de $10,000 USD con un precio de ejecución de $20.50 pesos por dólar con vencimiento en junio de 2023, al llegar la fecha de ejecución, si el tipo de cambio ese día está en 20.00 pesos por dólar, desde luego que me va a interesar ejecutar el put y me ganaría $5,000 pesos (menos el coso de la prima); si el día de la ejecución del contrato el tipo de cambio spot está en $21 pesos por dólar, entonces no ejecuto el put y sólo pierdo la prima que pagué por comprar la opción.

Hoy en día, el sistema financiero ha desarrollado toda clase de derivados para convertirse en instrumentos tan sofisticado que prácticamente ninguna transacción financiera puede llevarse a cabo sin involucrar alguna forma de cobertura a través de derivados.

Pero el mayor problema con los derivados es que los quants (profesionistas que usan técnicas cuantitativas, matemáticas, estadística y programación para modelar el valor de instrumentos financieros) que los crean no entienden las consecuencias de sus acciones. Y la alta gerencia de bancos y empresas, incluidas las juntas directivas, no tienen ni idea del riesgo masivo que representan los derivados.

El colapso en 1998 del LTCM (Long Term Capital Management), creado por los premios Nobel y la crisis de las Sub-Prime de 2007-2009 es una prueba clara del desconocimiento del riesgo de los derivados. Nuevamente vemos un ejemplo muy sencillo de este desconocimiento analizando la debacle de la empresa Comercial Mexicana, cuyos financieros jugaban a las finanzas con derivados del tipo de cambio.

Aparte, parece que cualquiera puede recibir un premio Nobel hoy. Solo vean el caso de Ben Bernanke, quien ha sido galardonado con el Premio Nobel de economía 2022. Hay que recordar que Bernanke, cuando encabezó la FED, imprimió más dinero que nadie en la historia a través del mecanismo de alivio monetario (QE por sus siglas en inglés). Lo que tenemos que entender es que el comité que elige al ganador del premio Nobel de economía es el Riksbank (banco central) sueco, que está lleno de impresores de dinero keynesianos.

Los derivados han sido una gran fuente de ganancias para todos los bancos involucrados. Inicialmente se crearon como instrumentos de cobertura defensivos, pero hoy en día son el instrumento financiero de destrucción más peligroso y agresivo.

Hace poco más de 10 años, los derivados globales existentes tenían un valor de 1.2 miles de billones de dólares. Luego, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) en Basilea decidió unilateralmente de la noche a la mañana, reducir a la mitad sus valores a $600 billones de dólares a través del cambio en la base de cálculo. Sin embargo, el riesgo equivalente a $1.2 miles de billones de dólares aún se mantuvo en ese momento.

Desde entonces, los derivados extrabursátiles (OTC por sus siglas en inglés) y que por definición no cotizan en bolsa, han experimentado un crecimiento explosivo al igual que todos los activos financieros. La belleza de los derivados OTC, desde el punto de vista de los emisores, es que no necesitan declararse como derivados negociados en bolsas.

Y hoy en día no existen sólo derivados de tasas de interés, commodities y Forex (divisas). No, estos instrumentos están involucrados en prácticamente todas las transacciones financieras. Todos los fondos de acciones y bonos involucran derivados. Y hoy en día, la mayoría de estos fondos consisten solo en instrumentos sintéticos y no contienen ninguna de las acciones o bonos virtuales que representan.

Bancos centrales al rescate de bancos del Reino Unido y Suiza

Hace solo un par de semanas, el Reino Unido y, por lo tanto, el sistema financiero mundial, estaban bajo una fuerte presión debido a que los derivados sobre tasas de interés de los fondos de pensiones colapsaron en valor después de conocerse la propuesta de presupuesto presentada por Liz Truss. Los fondos de pensiones están globalmente al borde del colapso debido al aumento de las tasas de interés y el riesgo de insolvencia. Para generar flujo de efectivo, los fondos de pensiones habían adquirido swaps de tasas de interés. Pero a medida que las tasas de los bonos aumentaron, estos swaps colapsaron en valor, lo que requería la liquidación de las posiciones o inyecciones de margen por parte de los fondos de pensiones.

Y, por lo tanto, el Banco de Inglaterra tuvo que apoyar a los fondos de pensiones y al sistema financiero del Reino Unido comprando una vez más toda clase de bonos, por un monto de 65 mil millones de libras esterlinas y así evitar el incumplimiento.

Por su parte, en el último par de semanas hemos visto una situación deprimente en Suiza. Los bancos suizos, a través del Banco Nacional Suizo (SNB), han recibido un apoyo continuo por un monto equivalente a $11 mil millones de dólares a través de swaps de divisas (una forma de préstamos en dólares) desde la Reserva Federal.

No se han revelado detalles de la situación suiza, excepto que 17 bancos están involucrados. También podrían ser bancos internacionales. Pero lo más seguro es que el enfermizo Credit Suisse esté involucrado. Credit Suisse acaba de anunciar una pérdida de 4 mil millones de francos suizos.

Lo que está claro es que estas situaciones en el Reino Unido y Suiza son solo la punta del iceberg de lo que está sucediendo en el sistema financiero internacional. El mundo está ahora al borde de otro momento Lehman Brothers que podría estallar en cualquier momento.

Los bancos centrales necesitan aspirar derivados por $ 2 mil billones de dólares

Estos derivados, que Egon von Greyerz estima en más de 2 mil billones de dólares (no los 600 billones de dólares informados por el BIS), son los que él predice que eventualmente derrumbarán el sistema financiero.

Cada derivado incluye un elemento relacionado a la tasa de interés. Y la construcción de todos estos derivados no anticipó el importante y rápido aumento de las tasas de interés que ha visto el mundo. Hay que recordar que Jerome Powell de la FED y Christine Lagarde del FMI, hace un año llamaban al episodio inflacionario como un fenómeno transitorio.

Con una deuda global de más de $2 mil billones de dólares, la protección es crítica

Este artículo se trata de las desastrosas consecuencias de años de mala y engañosa gestión de los gobiernos y los bancos centrales, que han impactado la economía y el dinero de la gente. Pero según la historia, al paso del tiempo, el oro ha demostrado ser la mejor protección o seguro contra estas malas gestiones.

Los inversionistas globales poseen unos $600 billones de dólares en acciones, bonos y propiedades que han disfrutado de una explosión de su valor durante 50 años (40 años para los bonos). ¿Pero por qué solo tienen $2.3 billones de dólares de un activo que sin falta y durante 5000 años siempre se ha apreciado y nunca ha reducido su valor a cero o que incluso haya visto reducido sustancialmente su valor con el tiempo?

Es el activo más simple de entender y apreciar. Se ve bien, incluso brillante y no tienes que entender la tecnología detrás de él ni el balance. Todo lo que necesitas entender es que, como resultado de su mala gestión monetaria y de deuda, todos los días y todos los años los gobiernos provocan el incremento en el valor de este activo.

Entonces, este activo que solo atrae el 0.5% de las inversiones financieras mundiales y que los gobiernos mantienen continuamente al alza a través de su constante creación de dinero es, obviamente, el oro.

Lo que muy pocos inversionistas saben, en parte porque los gobiernos suprimen este tipo de noticias, es que el oro es el único dinero que ha sobrevivido a lo largo de la historia. Todas las demás monedas han caído sin excepción a tener un valor de CERO y se han extinguido.

Con este récord perfecto de 100% por parte del oro, ciertamente es sorprendente que prácticamente nadie lo posea. Los inversionistas parecen no entender el oro ni su relevancia. Hay muchas razones para esto:

Los gobiernos odian el oro a pesar de que todas sus acciones hacen que el oro se aprecie considerablemente con el tiempo.

Por supuesto, son totalmente conscientes del hecho de que su manejo, totalmente inepto de la economía y del sistema monetario, destruye el valor del dinero fiduciario y aumenta el del oro.

Por eso les conviene ocultar su mala gestión de la economía suprimiendo el valor del oro a través de mercados  en lo que se intercambia es oro de papel (esos mercados que suprimen el valor de los metales, no contemplan la entrega física del mismo).

Pero la ignorancia de los inversores sobre el oro y la renuencia a comprarlo, muy pronto experimentarán un cambio tectónico.

Más de $2 mil billones de dólares de pasivos apoyados en solo $2 billones de oro

El oro total producido en toda la historia del mundo tiene un valor aproximado de unos 10.5 billones de dólares. La mayor parte de este oro está en joyería. Los bancos centrales de todo el mundo tienen $2 billones. Eso incluye $425 mil millones que supuestamente tiene Estados Unidos, aunque muchas personas dudan de esta cifra.

Entonces, con más de $2 mil billones (un dos y quince ceros) de dólares de deuda y pasivos que descansan sobre una base de apenas $2 billones de dólares de oro propiedad del gobierno, pues tenemos una cobertura de oro del 0.1% o un apalancamiento de 1000X.

Así que claramente es una pirámide inversa con una base muy débil. Un sistema financiero sólido necesita una base muy sólida de dinero real. Billones de dólares de deudas y pasivos no pueden sobrevivir descansando en esta débil cantidad de oro. Si el oro subiera 100X hasta los $160,000 dólares por onza, la cobertura sería del 10%, lo que todavía es difícilmente aceptable.

Así que el arma financiera de destrucción masiva de $2 mil billones está ahora en camino de destruir totalmente el sistema financiero fiat mundial. Este es un castillo de naipes global que de acuerdo con Egon von Greyerz, colapsará en algún momento en un futuro no muy lejano.

Obviamente, antes del colapso, los bancos centrales primero imprimirán cantidades ilimitadas de dinero para comprar hasta $2 mil billones de dólares de instrumentos financieros derivados que hay en circulación, convirtiéndolos en deuda en sus hojas de balance. Esto creará un círculo vicioso de más deuda, mayores tasas de interés y mayor inflación, con probable hiperinflación como costo por el incumplimiento de los mercados de deuda.

Ningún gobierno y ningún banco central pueden resolver el problema que han creado. Más de lo mismo simplemente no funcionará. Así que estos son los riesgos financieros gigantescos a los que se enfrenta el mundo ahora.

Obviamente no hay certeza en este tipo de pronósticos. Pero lo cierto es que hay que protegerse de riesgos de esta magnitud. No hay razón para creer que el oro jugará esta vez un papel diferente al que ha tenido a lo largo de la historia, preservando la riqueza y los ahorros.

Parece que el oro se erige como el único protector de un sistema monetario sólido y el único dinero que ha sobrevivido a lo largo de los siglos.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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El cambio de actitud de los trabajadores y la escasez laboral

Una de las mayores restricciones que enfrenta la recuperación económica, en algunas partes del país, es la escasez de mano de obra. Es un problema mundial que también contribuye al incremento de precios que ahora sufrimos y que los bancos centrales buscan resolver provocando una recesión global. En el caso de México es común ver en las ciudades que toda clase de empresas publican sus vacantes laborales sin obtener respuesta, lo que les ocasiona pérdida de pedidos o penalizaciones por no cumplirlos a tiempo.  En esta entrega analizamos el impacto reciente que la escasez de mano de obra ha tenido en la producción nacional, lo que ha causado un crecimiento desmedido de las importaciones, y abordamos los cambios en las actitudes de los trabajadores, que los mantienen alejados del mercado laboral formal.

Respecto al impacto de la escasez de trabajadores en el desempeño económico, los datos del INEGI indican que entre el segundo trimestre de 2021 y el mismo trimestre de este año, la oferta y demanda agregadas crecieron 4.6%, tasa que en el actual contexto internacional puede considerarse como aceptable. Sin embargo, al analizar a detalle ese dato vemos cosas alarmantes. Desde el lado de la oferta agregada, el aumento de ésta obedece a un incremento anual del PIB de apenas 1.9% y un crecimiento de las importaciones de 12.3%. Es decir, las importaciones, como motor de la oferta agregada, crecieron casi seis veces más rápido de lo que aumento el tamaño de nuestra economía, lo que indica que nuestra inconclusa recuperación económica beneficia más a los extranjeros que a nosotros.

Por el lado de la demanda agregada, vemos que entre el segundo trimestre de 2021 y el mismo trimestre de 2022, el consumo privado creció 6.7% (pero como veremos a continuación, creció mucho más el consumo de bienes importados que el de bienes nacionales), el consumo de gobierno disminuyó -0.4%, la formación bruta de capital fijo (inversión productiva) aumentó 6.9%, mientras que las exportaciones de bienes y servicios son el componente más dinámico con un alza anual de 9.8% de crecimiento.

Profundizando en el análisis del consumo privado, las cifras de INEGI son alarmantes, por decir lo menos, y todos aparentemente somos responsables de ello. Sucede que entre el primer semestre de 2021 y el mismo semestre de 2022 el consumo privado en el mercado interior creció 7.8% anual real, por lo que ya se ubica 2.8% por arriba de su nivel del primer semestre de 2019. Es decir, el consumo agregado ya está arriba del nivel prepandemia. El problema es que el consumo de bienes nacionales muestra un crecimiento de apenas 2.8% este año y se ubica sólo 1.2% arriba del nivel de 2019, mientras que el consumo de bienes importados creció 17.1% anual real entre 2021 y 2022 ¡y se encuentra 25.4% por arriba del nivel de 2019!

Esto es indicativo de que la producción nacional de bienes y productos nacionales podría ser más alta e inclusive tal vez ya nos habríamos recuperado a un nivel de PIB prepandemia, si no fuera por nuestro excesivo crecimiento de importaciones de todo tipo de bienes finales, bienes intermedios e insumos.

En este sentido, como lo señalé líneas arriba, es innegable que al menos parte del elevado crecimiento de las importaciones se origina por los problemas de escasez de mano de obra, que restringen la producción nacional, lo que a su vez limita las posibilidades de crecimiento de muchos sectores productivos nacionales. Con esto en mente, a continuación comento la situación desde el punto de vista del cambio en la actitud de los trabajadores.  

En un artículo de Greg Ip, publicado en el Wall Street Journal del 21 de septiembre, y titulado “Las actitudes cambiantes de los trabajadores endurecen el mercado laboral” se hace una recapitulación de cómo la pandemia causada por el virus chino Covid-19, alteró las condiciones de trabajo y el ingreso que muchos colaboradores están dispuestos a aceptar. Si bien dicho artículo está escrito para lo que sucede en los Estados Unidos, me parece que tiene mucha aplicabilidad a lo que también pasa en México, por lo que en seguida plasmaré algunos de los puntos más relevantes y agregaré opiniones personales respecto al caso mexicano.

El artículo comienza señalando que el término “mercado laboral” no hace justicia a la compleja relación entre los trabajadores y sus puestos de trabajo. A diferencia de los bienes y servicios ordinarios, como losas de acero o tazas de café, a los trabajadores si les importa cómo los tratan, además de que tienen otras opciones de cosas que hacer con su tiempo, además de trabajar.

Esto se ha vuelto evidente a partir de algunos acontecimientos laborales recientes. Hace unos días, en Puebla, el Sindicato de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen (Sitiavw) aceptó la propuesta de incremento contractual presentado por la empresa Volkswagen de 11%; 9% directo al salario y 2% en prestaciones. De esta manera se conjuró la huelga que había estado amenazando. Por otra parte, la Mesa Técnica Tripartita que permitió levantar la huelga estallada por el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana en julio, no ha logrado establecer un acuerdo entre los telefonistas y Teléfonos de México, por lo que podría volver la posibilidad de huelga, pero en febrero o marzo de 2023. Hace un mes, en Lázaro Cárdenas, Michoacán, más de mil mineros integrados al sindicato que a nivel nacional dirige Napoleón Gómez Urrutia comenzaron una huelga en la planta de Fertinal, propiedad de Petróleos Mexicanos (Pemex), luego que no alcanzaron acuerdos sobre el reparto de utilidades y violaciones al contrato colectivo de trabajo.

Estos ejemplos, y muchos más, sugieren que las actitudes y el balance de poder de negociación por parte de los trabajadores han cambiado de manera importante en los últimos años. El efecto es hacer que la mano de obra sea más escasa y más cara de lo que muestran los indicadores económicos ordinarios.

Por supuesto, las actitudes hacia el trabajo han evolucionado de manera gradual desde el siglo pasado, lo que refleja actitudes sociales cambiantes, como los esfuerzos por erradicar el trabajo infantil, los derechos de las madres a quedarse en casa tras dar a luz y si los empleadores deben ofrecer pagar las horas extras, brindar prestaciones para la atención médica u otros beneficios.

A veces, sin embargo, un solo evento cataliza un cambio acelerado. Por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial estimuló un gran impulso a la participación de las mujeres en la fuerza laboral de Estados Unidos. Ese hecho en el vecino del norte, desde luego que tuvo repercusiones importantes en la participación de la mujer en el mercado laboral en México.

La pandemia de Covid-19 podría haber catalizado, de manera similar, una reevaluación de lo que los trabajadores están dispuestos a hacer, por cuántas horas y con qué salario. Si bien esto consiste principalmente en evidencia anecdótica de lo que en Estados Unidos se ha denominado la “gran renuncia” o la “renuncia silenciosa”, algunas evidencias empíricas en México apuntan en la misma dirección.

En el caso de México, la tasa de desocupación del 3.22% observada en el segundo trimestre de 2022, es inferior al 3.52% observado en el mismo trimestre de 2019, pero ahora hay una enorme cantidad de puestos de trabajo disponibles en la economía formal que antes no veíamos de manera tan alarmante ¿A qué se debe esto? Veamos, la tasa de participación laboral del segundo trimestre de 2022 fue de 59.82% y es un nivel similar a la de 60.2% observada en el segundo trimestre de 2019, por lo que queda claro que entre los que se retiraron del mercado laboral y los que ingresaron, básicamente la misma proporción de gente de más de 15 años está en el mercado laboral. Entonces eso nos deja con la siguiente hipótesis: el gran problema es que los números muestran que en el periodo de 2019 a 2022 la población ocupada creció en 2.45 millones de personas, pero de este total 1.30 millones se ocuparon en la economía informal y sólo 1.15 millones de personas ingresaron a la economía formal.

Los datos anteriores, reflejan que en México hay cierta renuencia de algunas personas a regresar al mercado laboral y que hay miles de personas renuentes a emplearse en la formalidad. Respecto a este punto ya hemos mencionado el excesivo nivel de endeudamiento de los trabajadores (con Infonavit, Fonacot, créditos de nómina, entre otros) y empleándose en la informalidad pueden evadir el pago de dichos compromisos.    

De acuerdo con Greg Ip, varios factores pueden erosionar la voluntad de las personas a trabajar. En primer lugar, las alternativas de qué hacer con el tiempo pueden volverse más atractivas, como el estar con la familia o realizar actividades de ocio. La libertad que genera el trabajar desde casa puede haber resultado tan agradable que algunos trabajadores preferirían renunciar antes que volver a encerrarse en una fábrica u oficina. En el caso de México, los apoyos que da el gobierno federal a través de sus programas asistencialistas pueden haber facilitado esta decisión para algunos; otros, puede ser, que simplemente ahora valoran menos el dinero o se acostumbraron a vivir con menos.

En segundo lugar, el trabajo mismo puede haberse vuelto más desagradable. El virus chino Covid-19 ha hecho que para algunos el trabajo en persona sea más riesgoso, mientras que las vacantes y el ausentismo han aumentado la carga de quienes si se presentan a trabajar. Es decir, supongamos que hay una planta mediana con 500 trabajadores y en ella hay ausentismo del 5% en un determinado día, pues resulta que ahora entre 475 personas tienen que hacer el trabajo de 500 por la misma paga. Muchos no están dispuestos a aceptar esto.

En ocasiones, el efecto de las condiciones en el mercado laboral es obvio. Sabemos que hay plantas donde los supervisores no tratan bien a la gente o no cuentan con instalaciones seguras. Además de que en algunas industrias es común no respetar los horarios laborales de los colaboradores (porque llegó tarde la materia prima, porque se fue la luz un rato o por lo que sea) o no se les pagan las horas extras. Todo esto termina por cansar a muchas personas y por eso se van a emprender algo por su cuenta (y es más fácil hacerlo en la informalidad). En resumen, a la gente no se le puede exigir ser más productiva, sin brindarle respeto y condiciones adecuadas, y esperar que se sientan felices en la empresa. 

El colapso en la oferta de trabajadores, calificados y no calificados, es indicativo de que mucha gente ya no está dispuesta a tolerar las mismas condiciones de antes por el mismo salario. Es por ello que estamos viendo incrementos importantes en los salarios promedio de las personas. En GAEAP realizamos un sencillo análisis con datos de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM) de INEGI y calculamos las remuneraciones totales pagadas en promedio al mes por persona ocupada en la industria manufacturera. Vemos que en los primeros siete meses de 2019 fueron de 12,094 pesos, en los mismos meses de 2020 sumaron 12,537 pesos, en 2021 subieron a 13,888 pesos y en el periodo de enero a julio de 2022 se dispararon hasta 18,970 pesos por persona al mes. Esto implica que en términos nominales, las remuneraciones promedio subieron 36.3% entre 2021 y 2022 y 56.9% entre 2019 y 2022. Desde luego aquí también podemos ver parte de la razón de la elevada inflación  en México.

¿Cuánto durará esta nueva actitud de los trabajadores hacia el trabajo y el poder de negociación que conlleva? Es posible que ya esté cambiando conforme la economía se desacelera derivado de las políticas monetarias más astringentes. Si bien este año se espera que el PIB de México crezca un 2.0%, la previsión para 2023 es de un aumento de 1.4%. Este menor crecimiento podría enfriar el mercado laboral y provocar que las personas disponibles en el mercado laboral retornen a los empleos que ahora rechazan. Es posible que una tasa de desocupación en México superior al 4.0% haga que el balance de poder entre trabajadores y patrones regrese a estos últimos. Ya lo veremos en los próximos meses.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

La inflación puede descarrilar el Paquete Económico 2023

La semana que recién concluye ocurrieron dos eventos importantes en materia económica. Ambos sucedieron el jueves 8, y el primero fue el anuncio de que la inflación de precios al consumidor subió a 8.70% anual durante agosto, el nivel más alto desde diciembre del año 2000, cuando ésta fue de 8.96%. El otro evento, muy importante para el país, fue que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2023. Ambos tienen relación porque el dato de inflación es fundamental para la construcción del escenario macroeconómico sobre el que se construyó dicho paquete económico. En esta entrega explico por qué, pero vamos a iniciar explicando la gravedad del tema inflacionario.

Inflación en el mundo

Es verdad que el problema inflacionario es internacional, pero en el último mes hemos visto países en los que el alza de precios se ha moderado, mientras que en otros va en ascenso. Las cifras más recientes de inflación indican que los países con las tasas anuales por debajo del 5% son: China (2.5%), Japón (2.6%), Tailandia (2.7%), Arabia Saudita (2.7%), Suiza (3.5%), Malasia (4.4%) e Indonesia (4.7%). Entre los países con inflación entre 5.1% y 10.0% están: Corea del Sur (5.7%), Australia (6.1%), Noruega (6.5%), India (6.7%), Canadá (7.6%), Perú (8.4%), Suecia (8.5%), Estados Unidos (8.5%), Dinamarca (8.7%), México (8.7%), Brasil (8.7%) y la Zona Euro (9.1%). Finalmente, entre los países con  inflación por arriba del 10% anual destacan: Reino Unido (10.1%), Chile (14.1%), Rusia (15.1%), Polonia (16.1%), República Checa (17.5%), Argentina (71%) y Turquía (80.2%). Entre las naciones en los que se ha agravado el problema inflacionario están Japón, Francia, Italia, México, Alemania y Reino Unido. Algo muy importante es que el dato de inflación de Estados Unidos durante agosto se publicará el 13 de septiembre, habrá que ver si continúan con su tendencia descendente o si hay un rebote tras la disminución al 8.5% anual del mes de julio.  

Como lo he mencionado en pasadas entregas, parte del problema inflacionario de México se debe a que mucho de lo que importamos esta subiendo de precio. En particular, destaca que el  43.7% del valor de nuestras importaciones provienen de EE.UU. y que nuestras importaciones totales representan casi el 40% de nuestro PIB.

Muchos analistas, en el ámbito internacional, tienen la esperanza de que la inflación  ya alcanzó su nivel máximo en varios mercados debido a que los precios de los alimentos acumulan cinco meses con disminuciones mensuales. El índice de precios de los alimentos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) alcanzó un máximo de 159.7 en marzo y desde entonces ha bajado 13.57%. De hecho, los datos de agosto de este año muestran que dicho índice sólo está 7.9% por arriba del nivel observado en agosto de 2021. Esto es una baja considerable si se considera que la inflación internacional anual de alimentos fue de 33.95% en marzo de este año.  

¿Cómo estamos parados hoy? Pues en cuanto a los cárnicos, en agosto de 2022 están 8.2% más altos que hace un año, los lácteos siguen muy altos comparados con hace un año, ya que están 23.5% por arriba. Los cereales se ubican 11.4% por arriba de su nivel de agosto de 2021, pero los aceites y el azúcar están con un precio 1.5% y 8.4% más bajo respectivamente comparado con agosto de 2021. En pocas palabras, la tasa anual de inflación internacional de alimentos sigue muy alta, pero ha venido bajando, de acuerdo con la FAO.

Pero no sólo eso, si analizamos los precios de los contratos futuros del maíz, trigo y soya, vemos que las cotizaciones ahora son más bajas de lo que lo eran de marzo a julio de este año, aunque siguen estando por arriba de su nivel de hace un año. Caso a parte es el del petróleo, cuyos futuros ahora se cotizan con un precio por debajo del que tenían previo a la invasión de Rusia a Ucrania. Esto ha permitido que en Estados Unidos bajen los precios de la gasolina, lo que les ha ayudado a controlar la inflación en la última lectura, aunque claro que están padeciendo una muy elevada inflación de alimentos por las razones que expliqué líneas arriba.  

Inflación en México

Como ya se señaló, el alza interanual de precios al consumidor en México durante agosto fue de 8.70%, nivel superior al 8.15% anual observado en el mes inmediato anterior, por lo que México forma parte del grupo de países en los que el problema inflacionario va en aumento.

La inflación  de agosto es producto de que la inflación subyacente fue de 8.05% y la no subyacente de 10.65%, ambas tasas son muy elevadas, pero lo que hay en ellas es bastante más preocupante. Dentro del componente subyacente destaca que la inflación de precios de las mercancías fue de 10.55% (12.94% en los alimentos, bebidas y tabaco y de 7.90% en las mercancías no alimenticias), lo que denota que la inflación ya está bastante arraigada en la economía y que no se trata solamente de un asunto coyuntural de alza en precios de alimentos o que sea el producto de la Guerra en Ucrania. Una inflación de mercancías no alimenticias denota problemas serios de aumentos en costos de materias primas. Por su parte, La inflación no subyacente de 10.65% se debe principalmente a que los productos agropecuarios subieron 14.90% (Frutas y verduras 15.18% y productos pecuarios 14.68%), mientras que los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno subieron 7.25%.  

A todo esto, ¿cómo van los productos que se incluyeron en el Paquete contra la inflación y la carestía (PACIC) anunciado el pasado 4 de mayo? De acuerdo con un análisis del instituto de Información Estadística y Geografía de Jalisco (IEEG), a partir de la línea base de medición (que es la segunda quincena de abril de 2022), la inflación de los productos genéricos que integran la Canasta Profeco del PACIC ha aumentado más que la inflación general, siendo el aumento de 8.8% a nivel nacional, mientras que la inflación general acumulada desde al anuncio de esta medida federal es de 2.60% nacional. Queda claro que los 24 artículos que integran esta canasta han tenido aumentos fuertes, los que se explican por los elevados aumentos en los costos de sus materias primas.

Muestra de lo anterior es que el Índice Nacional de Precios al Productor (INPP) en su componente de materias primas, según quién los consume, muestra que en el acumulado de los primeros ocho meses de 2022, la Elaboración de leche y derivados lácteos presenta un incremento de costos de 16.8%; la Elaboración de pan y otros productos de panadería un 15.9% de aumento; la Elaboración de galletas y pastas para sopa un 15.0%; la Elaboración de tortillas de maíz y molienda de nixtamal un 12.7%; la Elaboración de almidones, aceites y grasas vegetales comestibles un 12.0%; el Beneficio del arroz, elaboración de productos de molinería, y de malta un 10.6%; y esta lista puede seguir, pero me parece que el punto ha sido aclarado en el sentido de que los aumentos de precios de alimentos (al igual que de muchos otros productos) se debe al incremento en los costos de las materias primas utilizadas en su elaboración. Además de que la escasez de mano de obra en muchas actividades ha provocado incrementos de los sueldos con tasas muy por encima de la inflación. En otras palabras, a diferencia de lo que piensan algunos personajes del gobierno federal de la 4T, el alza de precios en muchos productos, sobre todos los alimenticios, no se debe a que los empresarios(as) quieran tener más utilidades, sino que es un asunto de costos de producción.

¿Cuánto tiempo durará elevada la inflación? De acuerdo con los pronósticos del Banco de México, el pico de la inflación en México ocurrirá en el tercer trimestre de este año y cerraremos el 2022 con una inflación de 8.1%, esperan que de ahí baje a 7.1% en el primer trimestre de 2023, 5.0% en el segundo trimestre, 3.7% en el tercero y  3.2% en el cuarto. Por su parte, el grupo financiero Citibanamex comunicó, tras publicarse el dato de inflación de 8.7% que estiman que las presiones en los alimentos seguirán siendo una preocupación importante, por lo que consideran poco probable que éstas disminuyan pronto. Por lo anterior, proyectan que la inflación alcanzará su punto máximo en el tercer trimestre de este año con un promedio de 8.5% anual, y mantienen sus estimaciones de inflación general y subyacente para finales de año de 8.2% y 7.8%, respectivamente. No obstante, los riesgos permanecen sesgados al alza.

Paquete Económico 2023

¿Cómo se relaciona todo lo anterior con el Paquete Económico 2023? Pues de varias maneras, pero las que destacan son que en la medida en que la inflación se mantenga elevada, las tasas de interés serán más altas, lo que a su vez incide en el costo financiero de la deuda y en las posibilidades de crecimiento económico. Y es que la teoría económica menciona que a mayor tasa de interés, la inversión productiva es menor, disminuye también el consumo, lo que afecta negativamente a la demanda agregada y al crecimiento del PIB.

El Paquete Económico 2023 está compuesto por los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación (ILIF), y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF). De estos elementos, una pieza fundamental son los criterios de política económica porque en ellos se plasman los supuestos bajo los que se construye la estimación de cuantos ingresos tendrá el sector público federal.

Los CGPE 2023 tienen los siguientes supuestos principales:

De estos pronósticos, destacan varios: en primer lugar, la proyección de un crecimiento del PIB de 3.0% en 2023 parece estar fuera de lugar, ya que la mayoría de analistas consideramos que será de un 1.5% dado el entorno recesivo que se vive a nivel internacional por las políticas monetarias restrictivas. Otro es que se alinean con la proyección del Banco de México de que la inflación de precios al consumidor será de 3.2% en el cuarto trimestre de 2023, algo que se ve muy difícil de que suceda por lo arraigadas que están las expectativas de inflación en México y por el complicado entorno global. Finalmente, destaca la proyección de tasas de interés en torno al 8.5%, algo que se ve muy complicado de lograr ante la perspectiva de la FED de los Estados Unidos mantendrá sus tasas de interés elevadas durante todo el tiempo que sea necesario hasta lograr que la inflación regrese a un nivel entorno al 3%.

De hecho, el ejercicio que hemos hecho en GAEAP de calcular las tasas de interés implícitas muestran que el mercado anticipa que la tasa de Cetes a 28 días llegará a 10.20% dentro de seis meses (marzo de 2023) y posteriormente bajará a 9.68% en siguientes seis meses (en septiembre de 2023). Con esta perspectiva de tasas de interés difícilmente se logrará lo que dice el gobierno federal de que las tasas serán de 8.5 por ciento.

El tema de las tasas de interés es fundamental para las finanzas públicas, ya que de ellas depende el gasto realizado en el servicio de la deuda. Cabe señalar que en el Presupuesto de Egresos 2023 se estima que será de 1.079 billones de pesos, cantidad muy superior a los 830.7 miles de millones de pesos (mmdp) que se estima se pagaran este año por dicho concepto. Como puede verse, la SHCP espera gastar en intereses de la deuda de 2023 un monto 248 mmdp superior a lo erogado en 2022, pero todo parece indicar que gastarás más derivado de mayores tasas de interés respecto de las proyectadas. El costo financiero de la deuda proyectado para el 2023 equivale al 3.4% del PIB, nos dice el gobierno federal, pero lo que no nos dice es que representará el 13% de la totalidad de los 8.3 billones que planean gastar.

Es importante también mencionar que en el Paquete Económico 2023 se prevé un déficit público de 1.134 billones de pesos, con lo que se elevaría el saldo de la deuda del sector público federal en 3.6 puntos porcentuales del PIB nominal estimado para el cierre del presente año. Al relacionar el dato del déficit del sector público con el costo financiero de la deuda queda claro que nos endeudamos para pagar los intereses de la deuda.

Conclusión

Es evidente que el problema inflacionario de México, además de lesionar las finanzas de las familias mexicanas, también genera enormes costos para México en la forma de menor crecimiento económico y más recursos que en lugar de destinarse a la inversión en infraestructura, se tendrán que destinar a un mayor pago de intereses sobre la deuda. El escenario macroeconómico no es tan alegre como lo pinta el gobierno federal, veremos si se hace algún ajuste al Paquete Económico 2023 en el proceso de revisión y aprobación por parte del Congreso de la Unión.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

En Twitter: @alejandrogomezt

alejandro@gaeap.com