La economía mexicana en 2025 muestra signos claros de estancamiento, con débil crecimiento, disminución de la inversión y consumo, y desaceleración del empleo formal. La pérdida de confianza, tanto interna como externa, agrava la situación. Se requiere recuperar la certidumbre jurídica y promover la inversión para evitar prolongar esta fase crítica.