El fin del juego en Ucrania

Si bien Occidente ha evitado a toda costa provocar a Rusia y con ello desatar la tercera guerra mundial, el final esperado de la guerra en Ucrania será una humillación más para Estados Unidos y sus aliados de Occidente. El costo humano y económico para Ucrania es indescriptible, y la evidencia parece indicar que a esa nación le fue peor envalentonándose con el apoyo Occidental respecto a cómo le hubiera ido si se hubiera rendido desde un principio y negociado ceder una parte de su territorio a Moscú.

Más allá de esta afirmación, hemos advertido que esta guerra era completamente evitable si tan sólo Estados Unidos y sus aliados hubieran dejado de intervenir en Ucrania, removiendo al presidente pro-ruso Viktor Yushchenko, mediante la revolución del Maidan en 2014, y posteriormente haber intentado hacer de Ucrania un miembro más de la OTAN. Se les advirtió a los ucranianos no atacar las poblaciones separatistas étnicas rusas, no escucharon y provocaron la irá rusa que culminó con la invasión el 24 de febrero de 2022.

En un artículo de Yves Smith, publicado el pasado 21 de noviembre en el portal de NakedCapitalism.com, y titulado “Fin del juego en Ucrania: Putin y Medvedev discuten mapas y ponen a Kiev en el menú” se nos da un crudo relato de lo que la guerra ha significado para Ucrania y nos brinda una idea de cómo puede terminar el conflicto en términos territoriales. Sea como sea, Ucrania ha sido devastada en todos los sentidos, en especial el humano.

El artículo comienza mencionando que el presidente ruso, Vladimir Putin, y su Vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, Dmitry Medvedev, hicieron recientemente declaraciones en las que adoptaron una visión más amplia de lo que significan las “tierras rusas” en Ucrania. Al menos en lo que respecta a Putin, lo que dijo en la reunión del 3 de noviembre con miembros de la Cámara Cívica no es, filosóficamente, tan diferente respecto del tipo de observaciones históricas que Putin había hecho antes.

Sin embargo, tanto el diario ucraniano Pravada, como el analista Alexander Mercouris, consideraron los comentarios de Putin como potencialmente significativos, y la reiteración de éstas por parte de Medvedev parecería confirmar esa opinión. Y ambos sugirieron que la capital ucraniana Kiev, podría terminar siendo parte de Rusia.

Ahora bien, es cierto que Ucrania tiene muchas razones para estar nerviosa, se podría decir que Putin simplemente estaba anunciando los cambios sobre sus temas favoritos ante una audiencia relevante, y Medvedev se estaba poniendo su habitual sombrero de policía duro. O tal vez ambos líderes rusos estén tratando de hacer que Ucrania y Occidente comprendan que Rusia controlará el final del juego de este conflicto y así reajusten sus puntos de vista sobre lo que eso podría significar.

Independientemente de si estos comentarios representan un cambio significativo, sirven como recordatorio de que Rusia está en camino de adoptar una postura maximalista en términos de adquisición territorial de Ucrania. Por ejemplo, incluso los comentaristas favorables a Rusia se preguntaron si Rusia tomaría la ciudad de Odessa. La mayoría ahora parece dar por sentado esto y está agregando más secciones de Ucrania como posibles adquisiciones rusas. Pero, como se advirtió desde el principio, Rusia podría perder la paz si no encuentra una buena solución sobre qué hacer con Ucrania occidental.

Entonces, ¿se habla nuevamente de que Ucrania es una construcción artificial extraída de Rusia y de la antigua Rus? ¿O se trata simplemente de una postura, para hacer que quienes prestan atención estén menos descontentos con el final del juego, para actuar como si Rusia tuviera planes serios en partes de Ucrania occidental para que, cuando Rusia se integre menos a Rusia, Occidente pueda proclamar un éxito que salve las apariencias?

Las terriblemente malas perspectivas de Ucrania: Las cosas están tan mal que es difícil saber por dónde empezar.

Big Serge (@witte_sergei), publicó recientemente un excelente y detallado relato de por qué era cada vez más improbable que Ucrania lograra sus objetivos de hacer retroceder a Rusia a las fronteras de 1991. Es cierto que, en retrospectiva la visión de lo que pasó es perfecta. Al comienzo de la guerra, muchos pensaron, incluidos muchos en Rusia, que las sanciones impuestas por Occidente paralizarían a Rusia, idealmente conducirían al derrocamiento de Putin o al menos desestabilizarían gravemente el liderazgo ruso y socavarían la producción industrial, particularmente militar. Occidente también creía que lo que ahora está claro era su propia tontería: que Rusia tenía un ejército mal armado y dirigido, cuando fueron Estados Unidos y la OTAN los que habían optimizado sus fuerzas para luchar contra los insurgentes y se habían vuelto muy buenos en la construcción de  sistemas de armas complicados que no necesariamente funcionaron tan bien cuando se probaron. Peor aún, todavía no se ha reconocido adecuadamente que Rusia está a la cabeza en muchas categorías críticas, como la defensa aérea, los misiles hipersónicos y la interferencia de señales.

Ucrania logra pocos avances pero sufre grandes pérdidas

Lo sorprendente de la situación actual no es simplemente que Ucrania esté perdiendo la guerra con Rusia, y es sólo cuestión de tiempo antes de que Rusia dicte los términos, sino que el gobierno de Ucrania está actuando de manera que beneficia al ejército ruso, hasta la destrucción de lo que queda de su sociedad y economía.

Militarmente, Ucrania se acerca a una situación catastrófica. Eso no significa que su colapso sea inminente; Las variables clave incluyen si los líderes militares de Ucrania se rebelan contra Zelensky y con qué fuerza Rusia presiona para lograr la creciente debilidad de Ucrania. Es posible que Rusia prefiera ir despacio (fíjese, está haciendo un esfuerzo concertado para desmantelar la bien fortificada ciudad de Avdiivka), no sólo para reducir las pérdidas de sus tropas, sino también para desangrar lo más posible a Ucrania y darle tiempo a Occidente para adaptarse psicológicamente a la postración de Ucrania.

Otro factor que vale la pena mencionar es que Rusia sabe bien que se trata de una guerra contra la OTAN. Eso hará que la derrota final tenga más consecuencias, incluso si Estados Unidos y sus secuaces inventan una excusa para salvar las apariencias, como si Putin fuera a marchar hasta París (o Polonia) y tuvieron éxito deteniéndolo.  Ése es un aspecto al que el Big Serge no presta mucha atención: que se trataba de una guerra de coalición caótica, lo que significaba que para Ucrania los mensajes de éxito a menudo superaban las evaluaciones realistas (¿con qué frecuencia Rusia estuvo a punto de quedarse sin misiles? ¿O tuvo que quitarle los chips a las lavadoras?). Así que los partidarios de Ucrania no sólo no fabricaban suficiente armamento para mantenerse al día con la producción de Rusia (que Rusia siguió aumentando), sino que no era el equipo adecuado. Ucrania fue el primero en despojar los inventarios de la OTAN de los viejos equipos militares de estilo soviético, que sus tropas estaban entrenadas para manejar. Luego obtuvieron una mezcolanza de material occidental, que a menudo no estaban lo suficientemente entrenados para manejar con competencia, además esta combinación de armamento nuevo y viejo creó una pesadilla logística. Scott Ritter argumentó que tantos tipos diferentes de equipos ponen a Ucrania en una peor posición.

Y eso es antes de llegar a fuerzas mal (apenas) entrenadas. Dependiendo de cómo se cuente, Ucrania está en su tercer o cuarto ejército. Una historia reciente publicado en la revista Time sirve como una ventanilla única para observar el deterioro del estado de sus fuerzas y su dificultad para reponer las pérdidas. La edad promedio al comienzo de la guerra (30 a 35 años, debido en parte a la escasez demográfica de hombres de 20 años) ahora es de 43 años. Y:

Ahora el reclutamiento ha disminuido. A medida que los esfuerzos de reclutamiento se han intensificado en todo el país, en las redes sociales se están difundiendo historias de oficiales reclutados que sacan a hombres de trenes y autobuses y los envían al frente. Quienes tienen recursos a veces sobornan para salir de la obligatoriedad del servicio, a menudo pagando una exención médica. Estos episodios de corrupción dentro del sistema de reclutamiento se generalizaron tanto a finales del verano que el 11 de agosto el presidente ucraniano Zelensky despidió a los jefes de las oficinas de reclutamiento en todas las regiones del país.

La OTAN dice que los combates en Ucrania podrían durar años mientras los rusos atacan las ciudades del este

La decisión tenía como objetivo señalar su compromiso con la lucha contra la corrupción. Pero la medida fracasó, según el alto oficial militar, ya que el reclutamiento casi se detuvo al no contar con liderazgo. Los funcionarios despedidos también resultaron difíciles de reemplazar, en parte porque la reputación de las oficinas de reclutamiento había quedado manchada. “¿Quién quiere ese trabajo?” pregunta el oficial. “Es como ponerse un cartel en la espalda que diga: corrupto”.

Un nuevo artículo de CNN también analiza los problemas de mano de obra de Ucrania, pero extrañamente intenta hacer creer que Ucrania tiene margen de maniobra al no haber llegado aún al servicio militar obligatorio. Pero sí señala que Ucrania ha impuesto la ley marcial y restringe los viajes.

En 2020, el ejército de Ucrania estaba compuesto por aproximadamente un 15% de mujeres, y los cambios recientes en las reglas permitieron el reclutamiento de mujeres con conocimientos médicos y farmacéuticos, por lo que las recientes afirmaciones de que Ucrania está reclutando mujeres parecen en gran medida ser tergiversaciones de la política existente. Sin embargo, es posible que Ucrania esté utilizando más mujeres en funciones de combate últimamente un reporte de Dima de Military Summary, informó haber visto un vídeo de una trinchera con mujeres soldados muertas en ella.

Los expertos han argumentado que incluso con niveles cada vez menores de equipo y proyectiles, en ausencia de una revuelta o una rendición de los militares, Ucrania podría mantener la lucha por un tiempo adicional. Después de todo, Occidente probablemente sea capaz de enviar material hasta cierto nivel. Pero el problema de la mano de obra, especialmente de la mano de obra capacitada, no hará más que empeorar. Y ahora la prensa Occidental lo considera bastante malo.

Ha habido mucho menos debate sobre la economía de Ucrania, que está a punto de caer por un precipicio más dramático que su capacidad de mantener el combate. Los periodistas occidentales van casi exclusivamente a Kiev, y probablemente sólo cerca de edificios gubernamentales y lugares oficiales extranjeros (restaurantes elegantes), por lo que tienen poca sensación de la realidad de la vida cotidiana. Los periodistas que se aventuran más lejos lo hacen principalmente a zonas de combate. Necesitamos investigar un poco más y presentar un informe más completo, pero no hace falta mucho esfuerzo para descubrir que las perspectivas a corto y largo plazo para Ucrania son terribles, y eso que ya se le veía como el país más pobre y más corrupto de Europa.

Ucrania se enfrenta a un desastre demográfico, como lo ha relatado el blog Moon of Alabama y otros. Ya tenía una escasez de adultos jóvenes debido a un colapso de la natalidad (similar al que sufrió Rusia) en la década de 1990. No es ningún secreto que muchos ucranianos han huido a Europa y no se espera que la mayoría regrese. Además, es probable que esa población también sea más joven. Douglas Macgregor ha dicho que sus fuentes estiman que Ucrania ha bajado de una población de 43 millones antes de la guerra a 19 millones en los territorios que controla el gobierno de Kiev. Y el rumor es que Zelensky, para mantener la lucha, está buscando o de hecho ha comenzado a arrojar a más jóvenes a la trituradora de carne, endureciendo las exenciones universitarias y de empleo esencial.

La guerra de Rusia reducirá la economía de Ucrania en un 45%, dice el Banco Mundial

Y hay que tener en cuenta que Ucrania también está sufriendo un alto nivel de debilitamiento entre los supervivientes de la guerra. El diario Wall Street Journal informó hace meses que los pedidos de prótesis podrían llegar a 50,000. Eso fue antes de que comenzara la famosa contraofensiva de hace unos meses.

Diversos analistas lo han señalado y la prensa Occidental también ha reconocido que, Ucrania no ha hecho un muy buen trabajo reparando su red eléctrica después de los ataques rusos del otoño e invierno de 2022, hasta el punto de que puede caerse en ciertas áreas cuando ocurran las cargas invernales más altas. Algunas fuentes han sugerido que los fondos de reparación fueron en parte robados. Puede que eso sea cierto. Pero también se ha mencionado que Ucrania está utilizando equipo eléctrico soviético y ha agotado las reservas de refacciones entre los ex miembros del Pacto de Varsovia. Nadie va a establecer nuevas fábricas para fabricar una serie muy grande pero limitada de diversos componentes para la reconstrucción de Ucrania. Eso significa que cualquiera de las áreas que han sufrido daños críticos y que ya no pueden obtener refacciones de Occidente encontrarán que Rusia es quien controla su reconstrucción.

Los ingresos fiscales de Ucrania se han desplomado a medida que se ha disparado el gasto en defensa. Ucrania proyectó en marzo un déficit presupuestario para este año de 38 mil millones de dólares. Dadas las suposiciones optimistas sobre su súper tonta contraofensiva, uno tiene que pensar que el pronóstico fue igualmente optimista. Agréguele a lo anterior que en los dos proyectos de ley de gasto provisionales en los Estados Unidos no se contempla financiamiento para Ucrania y que Europa está diciendo en voz alta que no puede cubrir este déficit de recursos que está dejando Estados Unidos. No tengo idea de cuál es el desfase entre las aprobaciones de asignaciones y el efectivo que realmente llega a las arcas oficiales de Ucrania, pero uno tendría que pensar que la caja registradora de Estados Unidos está a punto de vaciarse. Y Ucrania terminará de derrumbará desde su ya caído nivel de funcionamiento. En Rusia, incluso durante el periodo de privatizaciones masivas de los noventas, con pérdida de servicios y el declive económico y demográfico, algunos servidores públicos críticos siguieron trabajando sin recibir ninguna compensación o recibiendo poca compensación. Putin se propuso dar a los profesores sus salarios atrasados en sus primeros años como presidente. ¿Cuánta cohesión social hay ahora en Ucrania, sobre todo después de que tantas personas ya la han abandonado?

También hay que tener en cuenta que Ucrania tenía un PIB nominal en 2022 de 160,000 millones de dólares en términos nominales, casi 380,000 millones de dólares en términos de Paridad de Poder de Compra. Es probable que esas cifras sean exageradas al incluir las partes de Ucrania que votaron a favor de unirse a Rusia. Así que, incluso si miramos estos resultados de la manera más generosa posible, Ucrania tiene un déficit del 10% del PIB, cuando ya tiene una inflación del 30%.

Grandes déficits después de una repentina reducción de la capacidad productiva son una receta de libro de texto para la hiperinflación.

También hemos señalado que el discurso occidental sobre la reconstrucción era un montón de tonterías, ya que tipos del sector privado hacen acuerdos de infraestructura sólo como ejercicios de previsión de un futuro saqueo. Entonces, en el mejor de los casos, esta iniciativa iba a ser como un ejercicio de explotación minera a cielo abierto en lo que quedaba de Ucrania. Esto ahora ha sido confirmado indirectamente por la propia zar de la reconstrucción, Penny Pritzker. El diario Ukrainska Pravda lo tituló “Imaginen que puede que no haya ayuda: conclusiones de la visita del Representante Especial de Estados Unidos a Ucrania”

Penny Pritzker, Representante Especial de Estados Unidos para la Recuperación de Ucrania, ha sugerido que los funcionarios imaginen cómo el país podría sobrevivir económicamente sin la ayuda de Estados Unidos durante su primera visita a Ucrania…

Ukrainska Pravda afirmó que su primera visita a Ucrania había dejado “un mal sabor de boca en muchas oficinas gubernamentales” aquí.

Una de las fuentes, familiarizada con el curso de las reuniones de Pritzker, dijo que ella trató de “llevarlos a la idea” de cómo Ucrania podría sobrevivir económicamente sin la ayuda estadounidense.

Cita de la fuente: “En las reuniones, Penny intentó que la gente pensara, imaginemos que no hay ayuda estadounidense: ¿qué deben hacer durante el próximo año para asegurarse de que su economía pueda sobrevivir incluso en este momento? ¿situación? Y realmente estresó a todos”.

Más detalles: Andrii Hunder, presidente de la Cámara de Comercio Estadounidense en Ucrania, dijo a Ukrainska Pravda que la pregunta principal de Pritzker durante su visita y reuniones con empresas fue: “¿Qué obstaculiza el éxito y quién lo obstaculiza?”.

El artículo de UP dice que quizás la preocupación más fuerte entre la mayoría de las personas que interactuaron con la representante de Biden fue su llamado a no esperar la ayuda occidental, sino a buscar áreas de crecimiento como si no fuera a llegar.

El presidente Volodymyr Zelenskyy se reunió con la representante especial de Estados Unidos para la recuperación económica de Ucrania, Penny Pritzker.

¿Representa la charla sobre el mapa ruso una nueva forma de pensar sobre el final del juego?

El autor John Mearsheimer ha argumentado que Rusia quiere una Ucrania disfuncional. De la misma manera que Estados Unidos, la OTAN y Ucrania obligaron a un plan de guerra de desgaste de Rusia al continuar lanzando fuerzas cada vez más débiles contra las líneas rusas, para de esta manera haber causado aún más daño a la economía de Ucrania que el que la guerra ya habría causado. Todo al proporcionar un apoyo al ejército y al gobierno que no podrían mantener a largo plazo, para luego retirarlo abruptamente.

Sin embargo, aunque parece que Rusia acabará imponiendo su voluntad a Ucrania, todavía enfrenta limitaciones. Cuanto más Ucrania decida incorporar Rusia, más tendrá que reconstruir. Esos esfuerzos competirían con otra iniciativa de Putin, anunciada temprano en la Óblast de Smolensk, de mejorar en gran medida los servicios públicos en áreas remotas (ciudades manufactureras y mineras en el interior). Rusia también enfrenta ya escasez de mano de obra. Hasta cierto punto, podría redistribuir a los hombres que ahora trabajan en la industria manufacturera, particularmente en el sector armamentístico, para la reconstrucción. Pero Rusia puede enfrentar limitaciones laborales en cuanto a la rapidez con la que puede restaurar infraestructura y edificios.

Es probable que Putin y su círculo íntimo también reconozcan el riesgo y el costo de vincularse para controlar áreas donde Rusia no es bienvenida. Putin incluso dijo palabras en ese sentido desde el principio. Putin también parece valorar los referendos como una validación de la integración del territorio en Rusia. Estos argumentarían, en igualdad de condiciones, a favor de limitar las partes de Ucrania que son candidatas a la integración a aquellas con una sólida mayoría étnica rusa.

Para observar un conjunto de consideraciones superpuestas, desde la Conferencia de Seguridad de Munich, Putin ha estado tratando de lograr que una Europa y Estados Unidos hostiles reconozcan y respeten las necesidades de seguridad de Rusia. Entonces, ¿qué estado final territorial es óptimo o, alternativamente, el compromiso menos malo, sobre todo teniendo en cuenta que, excluidas Hungría y Bielorrusia, Rusia seguiría teniendo vecinos hostiles en su oeste?

Esta es la razón por la que el hecho de que Putin como Medvedev sugieran que Kiev podría ser parte de la ecuación, parece un cambio significativo. Hay muchos mapas de resultados electorales que los expertos occidentales han utilizado como sustitutos de la representación étnica rusa frente a la étnica ucraniana. Este del Washington Post es indicativo. Se puede ver que Kiev se encuentra seguramente en una parte del país de tendencia europea, como si eso estuviera en duda:

Pero en el discurso de Putin del 3 de noviembre, describió detalladamente cómo Rusia tiene reclamos sobre la “Antigua Rus” y eso parecería incluir a Kiev:

Comparemos esto con la propuesta anterior de Medvedev, que no es exactamente una broma:

Es cierto que Putin ha dicho repetidamente, como en su artículo de 2021, Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos, que los rusos y los ucranianos son un solo pueblo y que las recientes divisiones fueron diseñadas para facilitar el control. Pero será difícil devolver al genio de la discordia a la botella.

Una suposición es que Rusia ha decidido que eventualmente tendrá que buscar, o idealmente, encontrar alguna otra manera de someter a Kiev como centro administrativo de Ucrania. ¿Pero qué hace entonces? Incluso si Rusia es capaz de crear un Estado títere, ¿cómo puede ejercer suficiente control sin convertirse en un albatros financiero y de gobernanza? Recuerde, Kiev es una ciudad físicamente extensa de 3 millones de habitantes, a ambos lados del rio Dnieper. Sería difícil asegurarla contra la voluntad de sus habitantes… a menos, digamos, que se pudiera alentar aún más a sus ciudadanos a abandonar la ciudad.

Pero parece que cualquier otra manera, con Ucrania entrando en una especie de paz del vencedor con Rusia, está lista para que Occidente intente deshacer eso en cualquier momento. Quizás Rusia cree una zona de amortiguamiento, particularmente empobrecida y con una población muy baja (una manera es deselectrificándola), como una especie de zona desmilitarizada.

Una vez más, como mínimo, el liderazgo de Rusia reconoce que tiene cada vez más grados de libertad en términos de cuál podría ser el estado final de Ucrania. Y puede que no sea lo suficientemente imaginativo. Pero no veo cómo las cosas han mejorado mucho con respecto al problema potencialmente enconado del oeste de Ucrania. Quizás los expertos y políticos rusos han propuesto mejores remedios que no han tenido cobertura aquí.

Es evidente que a Ucrania le hubiera ido mejor si al inicio de las hostilidades se hubiera rendido y negociado con el régimen de Vladimir Putin, en lugar de haberse envalentonado con el apoyo de Occidente. Bajo este supuesto Ucrania tal vez hubiera perdido el 10% de su territorio, pero hubiera conservado la vida en el resto del país. Ahora parece que perderá la mitad del territorio e un país destrozado, empobrecido y con apenas una tercera parte de los habitantes que tenía antes del conflicto. 

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

EEUU: Cuatro guerras que resolver y restaurar la paz mundial

“Nunca ha habido una guerra prolongada de la que un país se haya beneficiado”.

-Sun Tzu

La posibilidad de que alguno de los conflictos internacionales actuales se salga de control y detoné la tercera guerra mundial es el principal riesgo para la humanidad en este momento. Aunque a muchos no les guste, Estados Unidos es el único país que todavía es capaz de restablecer el orden en la escena mundial, pero el tiempo se le agota y parece no poderse enfocar en resolver los problemas globales, dadas sus propias complicaciones políticas y sociales internas.

Nuestro vecino del norte libra varias batallas. En un artículo de James Howard Kunstler, titulado “La gran estrategia de China y las cuatro guerras”, publicado el pasado 7 de noviembre en el portal Kunstler.com, se menciona que la gran estrategia de China de tomar su turno para dominar la escena global está basada en gran medida en meterle el píe a Estados Unidos con cuatro guerras simultáneas ¿Cómo les está funcionando hasta ahora? Parece que bastante bien.

Sorprendentemente, China apenas tuvo que mover un dedo para que esto sucediera, ya que Estados Unidos ha organizado por sí solo y magistralmente, su colapso como potencia.

Guerra No. 1: No había absolutamente ninguna necesidad de iniciar la guerra en Ucrania. A estas alturas el conflicto no sólo ha desangrado a la joven población masculina de Ucrania hasta los huesos, sino que también ha agotado el stock de armas y municiones bélicas de Estados Unidos. Después del colapso soviético, Ucrania existió como un pobre remanso en la órbita de Rusia, sin causar problemas a nadie (excepto a sí misma, debido a una gran corrupción) hasta que Estados Unidos inició una campaña para incluirla en la OTAN. Los neoconservadores estadounidenses dejaron claro que el propósito de esto era rodear y debilitar a Rusia. (¿Por qué? “Razones”, dijeron). Esta política alarmó y enfureció a los rusos, quienes dejaron en claro que la membresía de Ucrania en la OTAN no iba a suceder.

Estados Unidos persistió, orquestó el golpe de estado de 2014 contra el presidente Yanukovich, de tendencia pro rusa, y estimuló a sus sustitutos, primero Poroshenko y luego Zelensky, a bombardear las provincias étnicas rusas del Donbass con cohetes y artillería durante años. Mientras tanto, Estados Unidos entrenó, armó y suministró a un gran ejército ucraniano y se negaron a negociar la no expansión de la OTAN hasta que Putin se hartó en 2022 y actuó para poner fin a todas las tonterías que estaban pasando.

Después de algunos pasos en falso iniciales, los rusos comenzaron a prevalecer a principios de 2023. Ahora, existe un consenso general de que Rusia controla el espacio de batalla con su superioridad en artillería y tropas, y el conflicto está cerca de terminar con una pérdida territorial significativa para Ucrania. Los aliados estadounidenses de la OTAN no ocultan su disgusto por el fiasco. Ucrania está destrozada. Lo que queda es cómo reacciona el régimen del presidente Joe Biden ante otra gran humillación en el extranjero. Ante este inminente triunfo, el Sr. Putin debe hacer todo lo posible para no usarlo como bandera política, ya que Estados Unidos está en medio de una fuga psicótica y podría ser capaz de una locura que acabe con el mundo.

Guerra No. 2: Hace poco más de un mes, se pensaba que Medio Oriente había alcanzado un momento de estabilidad loable, según el Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan. Se esperaba una mejora de los Acuerdos de Abraham que normalizaran las relaciones entre Arabia Saudita e Israel. Luego, la salvaje operación de Hamás del 7 de octubre lo hizo estallar todo. El dilema palestino-israelí parece no tener solución posible.

Los palestinos quieren su propio Estado, por supuesto, pero presionan para establecerlo en todo el territorio que Israel ocupa ahora. (Del río al mar…) Los israelíes no tienen intención de ser expulsados y se resisten a otras posibles divisiones de la tierra allí que podrían servir para satisfacer el deseo de los palestinos de tener un país propio. Israel entiende que un principio básico del Islam yihadista, expresado clara y frecuentemente, es exterminar a los judíos, y no hay forma de evitarlo. Los adversarios de Israel no parecen entender el significado de “nunca más”.

Israel ahora debe hacer frente a la última afrenta a su existencia y su objetivo claro es desarmar y destruir a la organización terrorista Hamás. Para horror del mundo, lo están haciendo brutalmente en Gaza porque Hamás está atrincherado en una vasta red de túneles bajo la capa civil de casas, tiendas, escuelas y hospitales. ¿Qué más podría hacer Israel? Probablemente sellar el sistema de túneles con Hamás en él, creando un gigantesco cementerio de mártires islámicos: una receta para futuros ciclos de venganza.

Como se puede apreciar, no parece haber manera alguna de que esto termine bien para nadie. Otros grandes actores islámicos se mantienen al margen y hasta ahora sólo han hecho gestos y declaraciones amenazadores. Dudo que Irán arriesgue su infraestructura petrolera y su red eléctrica para intervenir. Y a pesar de los tambores del presidente turco Erdogan y su gran ejército, la economía y la moneda turcas (la lira) colapsarían si él se lanzara a intervenir. Egipto no tiene ningún apetito por la guerra. Eso deja al representante de Irán, solamente a Hezbollah, en la frontera norte de Israel. Si amplifican las cosas lo suficiente, Damasco y Beirut podrían convertirse en ceniceros.

Por lo tanto, se esperaría que Israel siga metódicamente su plan para sacar a Hamas del negocio y que la región regrese a su miserable status quo de estancamiento hasta que la próxima generación de palestinos enojados comience un nuevo ciclo de violencia. Mientras tanto, Israel tiene sus propios problemas políticos internos que enfrentar. Y mientras tanto, palestinos e israelíes compiten por tener la mayor tasa de natalidad para superar en población al otro bando, una contienda que podría detenerse repentinamente con el colapso económico de Estados Unidos y Europa, y el fin de las actuales relaciones económicas globales, incluida una ordenada economía de comercio petrolero, que ha producido casi un siglo de superprosperidad global que ha permitido que las poblaciones se expandan como lo han hecho. (También hay que considerar la tasa de vacunación contra el Covid del 90 por ciento de Israel, con sus efectos perjudiciales para la salud y la reproducción). En la siguiente lucha desesperada por los recursos, las cosas que no pueden continuar, obviamente se detienen.

Guerra No. 3: De acuerdo con James Kunstler, esta es la guerra del gobierno de Estados Unidos contra sus propios ciudadanos. Argumenta que esto ha estado sucediendo desde que Donald Trump entró en la escena política, e incluye la reciente guerra legal semi-exitosa contra Trump, excepto que no sólo no ha logrado sacarlo de su negocio como político, sino que ha corroborado muchas de las afirmaciones que hizo sobre el gobierno corrupto y pérfido que lo llevaron al triunfo electoral en 2016. Todo eso no ha hecho más que mejorar sus cifras en las encuestas. Y los casos judiciales anárquicos y de mala fe presentados contra él han demostrado la grave caída del gobierno de Estados Unidos en una mala conducta deliberada que ha llevado al Departamento de Justicia a arrestar y perseguir injustamente a cientos de estadounidenses inocentes que apoyan a Trump.

Una gran parte de la guerra del gobierno contra los ciudadanos estadounidenses ha sido el extraño episodio de Covid-19 y el prolongado esfuerzo de los funcionarios públicos para engañar a la población al respecto, incluyendo cierres de la actividad económica y la destrucción de pequeñas empresas, la supresión deshonesta de tratamientos médicos viables (como la ivermectina), grave censura especto de los daños documentados de las vacunas de ARNm y engaños sobre los orígenes del virus mintiendo de que era de origen animal, cuando fue una fuga de un laboratorio de Wuhan, China.

Otro frente de esta guerra es la frontera mexicana abierta de par en par, en una situación anárquica creada como política deliberada por los secretarios del gabinete del presidente Biden, y realizada en un momento en el que existe una tremenda animadversión contra Estados Unidos por parte de muchas otras naciones que envían a miles de jóvenes a ese país, a quienes se les da asilo, sin que los funcionarios fronterizos intenten determinar quiénes son.

Parece que el otro de los problemas de Joe Biden se intensificará pronto cuando la Cámara de Representantes, reorganizada bajo un nuevo presidente, Mike Johnson, joven y entusiasta, revele los registros bancarios de la familia Biden y comience un proceso de acusación al presidente por soborno. El partido Demócrata de Joe Biden finge que esto no está sucediendo y parece no tener ningún plan para afrontar las consecuencias. Por el momento, todavía lo promocionan como su candidato para las elecciones de 2024, otra falsedad flagrante que se puede sumar a las mil y una afrentas contra el público que este partido ha tratado de ocultar. Muchos estadounidenses sospechan que no habrá elecciones en 2024, específicamente que quienquiera que sea presidente el próximo año invocará otra orden de emergencia nacional para posponerlas por motivos espurios. Muchos también están lejos de estar convencidos de que las elecciones de 2020 que instalaron a Joe Biden fueron honestas y legítimas.

Guerra No. 4: Esta es la guerra del pueblo estadounidense contra un gobierno que se ha vuelto rebelde. Obviamente, todavía no está en marcha, pero es fácil suponer cómo podría evolucionar.

El autor supone que podría comenzar después de una calamidad financiera que visiblemente se está gestando en los mercados de deuda. El resultado neto será un colapso del nivel de vida para todos en Estados Unidos, el colapso de las líneas de suministro y de los negocios diarios, y una pérdida muy marcada de legitimidad para las personas que han estado a cargo de cualquier cosa en este país.

Estados Unidos saldrá de esta catástrofe como una sociedad casi medievalizada con una población muy reducida, incapaz de resistir el intento de China de colonizarlos. Bastante aterrador, ¿eh? Lo único que se necesita es que Estados Unidos siga haciendo lo que está haciendo.

Sólo Estados Unidos puede restablecer el orden mundial

En este escenario y antes de que pudiera ser demasiado tarde, hay voces que llaman a Estados Unidos a restablecer el orden mundial. En un artículo de Nadia Schadlow, publicado en el influyente Wall Street Journal el pasado 6 de noviembre y titulado “Sólo Estados Unidos puede restaurar el orden mundial”, se menciona que el presidente Biden puede poner fin al caos demostrando un fuerte compromiso con la victoria en Israel y Ucrania.

La autora menciona que el caos se está extendiendo por todo el mundo como consecuencia directa del fracaso de Estados Unidos al no poder disuadir a Rusia, Irán y China de avanzar en su agenda. El equilibrio de poder en regiones clave está tambaleándose, lo que genera inestabilidad y desorden global. Nos guste o no, Estados Unidos es la única fuerza que puede restablecer el equilibrio, dice Nadia Schadlow.

En un conflicto global, como lo observó el politólogo de Yale, Nicholas Spykman (1893-1943), el éxito o el fracaso en una región tiene “un efecto inmediato y determinante en las demás”. Spykman enfatizó la importancia de prevenir el surgimiento de potencias hegemónicas cuyos “principios e ideales se oponen a todo el curso de la civilización occidental”. Este esfuerzo por controlar el poder en regiones clave del mundo ha sido un pilar de la política exterior estadounidense desde la Guerra Fría.

Las potencias revisionistas están en aumento y están decididas a alterar el orden global. Rusia e Irán han realizado jugadas regionales destructivas, mientras que China se prepara para sus propios movimientos en el Mar de China Meridional y Taiwán. Para agravar estas demostraciones de poder (y brutalidad) está la voluntad de estos países de dejar de lado sus diferencias para confabularse contra los intereses estadounidenses. Las potencias revisionistas ven a Estados Unidos como débil y en decadencia. La cuestión es si Estados Unidos podrá recuperar la iniciativa y restablecer el balance de poder.

Desde mediados de la década de 2000, Estados Unidos y sus aliados han olvidado el objetivo central de la geopolítica: mantener el equilibrio del poder militar y así disuadir a las potencias revisionistas en regiones críticas. Muchos formuladores de políticas estadounidenses pensaron que el poder blando, y no el poder militar, conduciría a los países hacia la cooperación y la liberalización. En cambio, la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y la invasión del este de Ucrania prepararon el escenario para el primer episodio de perturbación regional: la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. Moscú recordó al mundo que a pesar de sus relativas debilidades, sus ambiciones de ejercer su poder sobre Europa Central se han mantenido constantes. Hasta ahora, la guerra de Vladimir Putin ha causado más de 500 mil muertes, realineado los flujos mundiales de energía y el comercio de alimentos, y ha provocado miles de millones de dólares en pérdidas económicas.

Los bárbaros ataques de Hamás en Israel provocaron inestabilidad en un segundo escenario crítico: Oriente Medio. Irán es la potencia regional que mueve los hilos ahí. Durante años, Irán ha moldeado el campo de juego en Medio Oriente a su favor. A pesar de las sanciones económicas impuestas por Occidente, Teherán utilizó hábilmente su conjunto de herramientas militares y diplomáticas. Fue ayudado por el cambio deliberado de la administración Obama para mejorar el papel regional de Irán y alejarse de la política de contención de Estados Unidos. Mientras tanto, Irán aumentó el apoyo a un “eje de resistencia”. Sus aliados terroristas Hezbollah y Hamas proporcionaron a Irán fuerzas expedicionarias y guerrilleras proxy, cambiando el equilibrio de poder militar en la región.

La relajación de las sanciones a las ventas de petróleo iraní por parte de la administración Biden y su acuerdo de septiembre para liberar 6 mil millones de dólares a cambio de liberar a cinco rehenes estadounidenses envalentonaron aún más a Teherán. El dinero es fungible. Con esta nueva transferencia, Irán estaba en condiciones de desviar miles de millones para provocar un caos regional adicional.

China está desestabilizando una tercera región clave del mundo: Asia. Beijing está decidido a controlar el Mar de China Meridional, la vía por la que transitan miles de millones de dólares en transporte marítimo. El programa de construcción de islas de China y la militarización de la región han ampliado el control de Beijing y amenazan la libertad de navegación. China ha intensificado sus actividades navales allí, teniendo altercados con Filipinas y bloqueando sus barcos. La presión de Beijing sobre Taiwán está aumentando. El ejército chino ha enviado aviones y barcos a la zona mientras perfecciona su estrategia para bloquear la nación insular. China tiene la armada más grande del mundo medida por el número de buques, con una combinación de sus buques de guerra militares y su flota de marina mercante dispersa por todo el mundo.

En estas tres regiones (Europa Central, Medio Oriente y Asia) los aliados antinaturales se apoyan mutuamente en la búsqueda de un nuevo equilibrio global que pone en desventaja significativa a Estados Unidos y sus aliados. Un año después de la invasión rusa de Ucrania, para conmemorar su “amistad sin límites”, el presidente Xi Jinping de China mencionó que estaban sucediendo acontecimientos “que no habíamos visto en 100 años” y que Rusia y China estaban “impulsando estos cambios juntos”.

En el ámbito diplomático, China jugó un papel clave al presionar a los países para que no condenaran la agresión de Putin a Ucrania. El apoyo económico de China a Rusia ha aumentado, particularmente a través de compras de petróleo ruso, y es probable que Beijing también haya suministrado a Moscú armas, refacciones y más. Teherán está canalizando drones, proyectiles de artillería, municiones y rondas de tanques al esfuerzo bélico ruso. Es probable que parte de esto fuera recíproco, dada la cooperación de defensa de Moscú con Irán. Teherán tiene pedidos de aviones de combate, helicópteros de ataque, radares y aviones de entrenamiento de combate rusos. Según se informa, los pilotos iraníes comenzaron a entrenar en Rusia para volar el Sukhoi Su-35, un avión de combate avanzado, en la primavera de 2022.

El desafío para Estados Unidos ahora es restablecer el equilibrio en el mundo sin iniciar la Tercera Guerra Mundial. La gestión por parte de la administración Biden de la respuesta israelí en Gaza y la continuación de la guerra en Ucrania son cruciales. Los adversarios de Estados Unidos están observando y en función de la fortaleza o debilidad que muestre, han su siguiente movimiento.

La autora finaliza mencionando que Estados Unidos no puede permanecer pasivo en su apoyo a sus aliados. No basta con ser el arsenal de la democracia. Estados Unidos tiene capacidades militares y de inteligencia únicas que pueden ayudar a Israel y Ucrania a derrotar amenazas existenciales a su soberanía. Los diplomáticos estadounidenses deben convencer al mundo árabe –particularmente a los países del Golfo Pérsico– de que una región dominada por Irán y agitada por conflictos condenará a sus economías en crecimiento. Si Estados Unidos tiene éxito, enviará un mensaje claro a China sobre los peligros de meterse con los amigos de Estados Unidos. La gran incognita de todo esto es a qué costo se podría lograr y si por el riesgo de escalada nuclear vale la pena el esfuerzo.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

El triunfo del Apocalipsis y las guerras

Es indudable que el mundo está atravesando por una época muy peligrosa en la que las cosas se pueden salir de control en cualquier momento para iniciar la tercera guerra mundial. Para muchos esa guerra ya comenzó, y los libros de historia del futuro darán cuenta de que los múltiples conflictos fríos mundiales, así como las guerras calientes en Ucrania y Palestina-Israel constituyeron los primeros conflictos regionales en los que las super potencias midieron fuerzas. Pero para que esto sucediera, primero tuvo que darse un proceso de división de la población mundial con la deshumanización y pérdida de valores tras la crisis causada por el virus chino SARS-COV2. En esta extensa entrega se analizan ambos temas.

De acuerdo con el plan, primero dividir a la sociedad

En un artículo de Jeffrey Tucker titulado “El Triunfo del Apocalipsis” publicado el 17 de octubre en el sitio web de The Brownstone Institute, se hace un recuento de cómo la sociedad a nivel mundial se ha venido deshumanizando en los últimos años derivado de la crisis del COVID-19.

El su artículo, Tucker comienza mencionando que en el transcurso de los últimos 15 años, él ha logrado leer la mayoría de los escritos de los intelectuales, titanes de la industria y funcionarios gubernamentales que construyeron la extraña realidad de 2020 y los años subsecuentes. En su opinión, querían realizar un experimento científico con la población humana; y debido a que las enfermedades infecciosas no conocen fronteras, sabían con certeza que ese experimento tendría que ser global.

Tenían cada detalle trabajado en sus modelos. Sabían a qué distancia tendrían que estar las personas entre sí. Sabían que la mejor manera de detener la propagación de cualquier virus común sería el aislamiento total de toda la población humana, en la medida de lo posible, inclusive mandatándolo a nivel familiar y apagando la actividad económica. De acuerdo con diversos estudios, hay cuatro mecanismos interrelacionados de deshumanización que fueron impulsadas por el manejo de la crisis: construcción de amenazas para la población, coerción gubernamental ampliada, refuerzo de toda índole de jerarquías y normalización de la muerte.

Nos dijeron, porque sus modelos así lo indicaban, que los lugares interiores y exteriores donde se reunía la gente debían ser cerrados al público (centros de trabajo, lugares para ir de compras, reuniones sociales, esparcimiento, entre otras). El plan se implementó primero en China, luego en el norte de Italia, luego en Estados Unidos, y el resto del mundo se alineó, excepto un puñado de naciones valientes, incluida Suecia, que enfrentó muchos meses de críticas brutales por permitir la libertad a sus ciudadanos.

Es realmente difícil imaginar lo que los arquitectos de esta política bárbara creían que sucedería a continuación. ¿Es tan simple (y ridículo) como creer que un virus respiratorio simplemente desaparecería? ¿O que una poción mágica aparecería a tiempo para inocular a toda la población a pesar de que a nadie se le había ocurrido algo así antes? ¿Es eso lo que creían? Tal vez.

O tal vez fue simplemente divertido o remunerativamente ventajoso para ellos realizar un experimento grandioso y global con la población humana. Ciertamente fue rentable para muchos, incluso si destrozó la vida familiar, social, cultural, económica y política de miles de millones de personas. Es difícil creer que estas palabras no provengan de alguna ficción distópica. Y sin embargo esto fue lo que permitimos que pasara.

Casi de inmediato, la idea de los derechos humanos pasó a un segundo plano. También lo hizo la idea de igualdad y de libertad: eso quedó inmediatamente desdeñado. Por edicto, la población humana fue dividida en categorías. Comenzó con distinciones de trabajos esenciales y no esenciales extraídas de protocolos militares que de repente ya pertenecían a todo el mundo civil. Si tenías la mala suerte de dedicarte a una actividad no esencial, de acuerdo con el mandato arbitrario del gobierno, tendrías que sufrir las consecuencias de meses de inactividad. En el caso de México no existieron apoyos gubernamentales y el gobierno asumió de facto la decisión de que empresas podían vivir y cuales morirían.  

Ese fue sólo el comienzo de las marcadas divisiones. Inmediatamente comenzó también la estigmatización de los enfermos. ¿Estaban enfermos porque no cumplieron debidamente las medidas de cuidado? ¿Desobedecieron los protocolos? En cien años de salud pública, no se había visto ese nivel y escala de discriminación. Algo de esto se intentó durante la crisis del SIDA (impulsado nada menos que por el mismo Anthony Fauci), pero no de manera tan agresiva o integral como cuando la crisis del COVID-19.

Desde el principio de la pandemia, parecía una ley marcial y la población estaba dividida: enferma versus sana, conformes versus inconformes, actividad esencial versus no esencial, atención médica para atender la enfermedad del COVID-19 versus atención para los demás asuntos que necesitaban servicios médicos, etc.

Y esto se expandió dramáticamente en los siguientes meses. Cuando aparecieron los cubrebocas, era el que obedecía su uso versus el infame desobediente. Cuando algunos estados comenzaron a abrirse nuevamente a la actividad económica, la situación se volvió política: Nosotros contra ellos.

Cuando apareció la vacuna, llegó la división definitiva, acumulándose e inundando a todas las demás: vacunados versus no vacunados. Los mandatos de vacunación perturbaron enormemente la fuerza laboral. Muchos exigían la aplicación de la vacuna a sus trabajadores. En naciones como Estados Unidos, los establecimientos públicos de ciudades enteras se cerraron a los no vacunados, de modo que los ciudadanos que no cumplieran no pudieran ir a restaurantes, bares, bibliotecas, teatros u otros lugares públicos. Incluso en las iglesias, aunque no era necesario, dividiendo sus congregaciones en dos partes.

Violentar los derechos humanos

Detrás de todo esto había un motivo político que se remonta a un texto que muchos celebran como una refutación profética y decisiva de los valores liberales: el Concepto de lo político de Carl Schmitt de 1932. Este ensayo desdeña por completo los derechos humanos basándose en que tales nociones no sustentan a Estados fuertes. Por supuesto, él era un jurista nazi y su pensamiento sentó las bases para la demonización de los judíos y el avance del Estado totalitario.

En opinión de Schmitt, la distinción amigo/enemigo es el mejor método para unir a la gente en torno a una gran causa que dé sentido a la vida. Este impulso es el que da fuerza al Estado. Y va más allá: la distinción amigo/enemigo se enciende mejor en la realidad del derramamiento de sangre:

“El Estado como entidad política decisiva posee un poder enorme: la posibilidad de hacer la guerra y con ello disponer públicamente de la vida de los hombres. El ius belli (derecho de guerra romano) contiene tal disposición. Implica una doble posibilidad: el derecho a exigir de sus propios miembros la disposición a morir y a matar sin vacilar a los enemigos”.

Si durante años te has preguntado “¿Dónde termina esto?” Ahora tenemos nuestra respuesta, que parece inevitable en retrospectiva: la guerra. Estamos ante la muerte de inocentes y probablemente esto sea sólo el comienzo. Los confinamientos no sólo rompieron los viejos códigos morales y los límites acordados al poder gubernamental. Rompió la personalidad y el espíritu humanos en todo el mundo. Dio lugar a una sed de sangre que apenas estaba bajo la superficie.

Los estados se volvieron locos al intimidar y dividir a sus ciudadanos. Ocurrió en casi todas partes, pero Israel fue un ejemplo destacado, como el Instituto Brownstone lo ha señalado repetidamente. La ciudadanía nunca ha estado más dividida y el Estado nunca ha estado más distraído de las preocupaciones de seguridad. La delicada paz se hizo añicos de manera impactante el 7 de octubre de 2023 en un espantoso ataque que reveló la peor falla de seguridad de la historia del vulnerable estado de Israel.

Ese incidente luego alentó y desató aún más el apocalipsis, pueblos enteros decididos a dar el siguiente paso en la deshumanización de la población y el uso de medios atroces para hacer lo impensable: exterminio, una palabra que ahora se difunde como si estuviera bien y fuera normal hablar de esta manera. Este conflicto ha llegado ahora a la política de cada país y a cada asociación cívica, comunidad de intelectuales y amistad personal. Como a Schmitt le habría encantado –y lo que Bret Weinstein llama Goliat (la unidad del Estado administrativo, los medios de comunicación, el poder corporativo y las plataformas tecnológicas de élite) seguramente celebra– todos están siendo convertidos en la categoría de amigos y enemigos.

Con estos eventos que destruyen la pasa, por fin recordamos cuán increíblemente frágil es realmente la civilización –y la paz y la libertad que la generan. Los planes para la erradicación del virus fracasaron tan estrepitosamente que muchos de sus perpetradores están desesperados por un cambio dramático de tema para poder eludir su responsabilidad. Una vez más, éste es el deseo, e incluso podría ser el plan.

Simplemente no se puede permitir que esto suceda. Aquellos de nosotros que tenemos recuerdos de la vida civilizada, incluidos los derechos y libertades universales, no podemos permanecer en silencio ni dejarnos arrastrar emocionalmente hasta el punto de estar dispuestos a olvidar lo que nos hicieron, el daño que infligieron a la cultura pública y la conducta moral. un pueblo civilizado espera.

Cada guerra está precedida por un período de desmoralización (no importo), desmotivación (no hay nada que pueda hacer) y deshumanización (no vale la pena salvar a esas personas). A partir de ahí, es una simple cuestión de accionar el interruptor.

El Instituto Brownstone se fundó a la luz de la historia anterior para arrojar luz sobre ideales superiores, no una guerra schmittiana entre amigos y enemigos, sino sociedades de compasión, dignidad, libertad, derechos y el ejercicio de la voluntad humana contra todas las amenazas y usos de la violencia pública. y privada. El apocalipticismo no construye nada; sólo destruye. Es la instanciación de la filosofía de The Joker. Ninguna nación ni ninguna comunidad puede sobrevivir a ello.

El autor menciona que pocos de nosotros conocíamos o comprendíamos plenamente la profundidad de la depravación que se esconde justo debajo del fino barniz de civilización que anteriormente había dominado la gran extensión de nuestras vidas. Fue el experimento maníaco de control de enfermedades de hace sólo unos años lo que desencadenó este episodio de inhumanidad del hombre hacia el hombre. Existe una necesidad imperiosa de saber cómo ocurrió esto y por qué, y de tomar medidas, ahora desesperadas, para volver a colocar en la caja de Pandora todo lo que se liberó.

¿Se está desmoronando el mundo?

Con esta idea de cómo se dio el proceso de deshumanización, ahora pasamos a analizar los conflictos calientes y fríos en diversas regiones del mundo, que podrían detonar en algo mucho más grave para la humanidad. En este sentido, en un artículo de James Rickards, titulado ¿Se está desmoronando el mundo?, publicado el 19 de octubre en el portal de DailyReckoning.com, se hace mención de ello.

¿Entonces, se está desmoronando el mundo? Así parece…

Por supuesto, siempre hay guerras en algún lugar del mundo y puntos calientes esperando estallar. Ése es el estado estable del mundo. Pero algunos períodos son mucho más peligrosos porque los conflictos son más intensos, o porque hay más, o ambas cosas.

El mejor enfoque analítico en tales situaciones no es simplemente compilar una lista de conflictos sino considerar su interconexión y sopesar los riesgos de una escalada. ¿Se trata simplemente de otra mala racha como la de los años 60 con Vietnam, o estamos al borde de algo verdaderamente catastrófico como la Segunda Guerra Mundial?

Al considerar un resultado catastrófico como la Segunda Guerra Mundial, es importante recordar que estuvo precedido por una larga serie de acontecimientos individuales, cada uno malo a su manera, que culminaron en la guerra. Estos incluyeron la invasión japonesa de Manchuria, la invasión italiana de Etiopía, la toma alemana de Austria y la anexión de parte de Checoslovaquia, así como la Guerra Civil Española. La mayoría consideró que estos eventos no tenían relación alguna. Sólo unos pocos estadistas, el más famoso Winston Churchill, vieron que todos estos eran pasos que conducían a una nueva guerra mundial.

El vínculo de la guerra

Los inversionistas no son meros espectadores en estos períodos. Las fortunas las ganan o las pierden quienes ven correctamente los vínculos entre crisis dispares y quienes tienen las herramientas analíticas predictivas para ver hacia dónde conduce todo.

A continuación, se presenta una visión general de las confrontaciones críticas actuales con la sugerencia de que los vínculos son fuertes y los riesgos de escalada son altos:

Ucrania: Se ha escrito mucho sobre la guerra en Ucrania y los lectores en general están familiarizados con el tema. Este no es el lugar para revisar toda la historia de las provocaciones estadounidenses desde 2008 y las respuestas rusas (les recomiendo leer mi editorial El Perverso juego Nazi en Ucrania).

La situación actual es que la ofensiva ucraniana lanzada el 4 de junio de este año ha fracasado por completo. Las líneas defensivas rusas están intactas, Ucrania no ha ganado ningún territorio apreciable excepto algunas aldeas desiertas en la zona gris donde sus tropas están siendo aniquiladas y las pérdidas de equipos de vehículos blindados han sido enormes.

A la fecha, la respuesta de Estados Unidos no ha sido iniciar conversaciones de paz. En cambio, Estados Unidos continúa aumentando con más envíos de armas y dinero. El objetivo de Biden es mantener la guerra después de las elecciones de noviembre de 2024, para no tener que admitir otra derrota.

El peligro es que Estados Unidos recurra a una escalada (aviones de combate F-16, tanques Abrams, drones marinos, asesores en tierra), lo que lleve a respuestas contundentes por parte de Rusia (misiles hipersónicos, una nueva ofensiva en el norte) y que ambas partes se vean impulsadas más cerca del uso de armas nucleares por la dinámica de escalada.

Kosovo-Serbia. Éste es otro más en la larga lista de conflictos balcánicos que se remontan a los orígenes de la Primera Guerra Mundial en 1912-1913. El último punto álgido es el enfrentamiento entre Kosovo y Serbia.

Kosovo declaró su independencia de Serbia en 2008, una medida que Serbia nunca ha reconocido. De hecho, Serbia continúa reclamándolo como Provincia Autónoma de Kosovo y Metohija. Sin embargo, persisten diferencias y disputas, mientras que el norte de Kosovo sigue bajo dominio serbio de facto.

Las relaciones entre las dos áreas habían sido estables gracias a la mediación de la Unión Europea y los EE.UU. Recientemente, las tensiones han aumentado debido a las acusaciones de un ataque terrorista serbio en Kosovo y la concentración de tropas serbias en la frontera.

Serbia es un viejo aliado de Rusia, pero Serbia está rodeada de miembros de la OTAN (Eslovenia, Croacia, Hungría, Rumania, entre otros).

Por otro lado, si Serbia pudiera recuperar el control de Kosovo, abriría una brecha en gran parte del cerco de la OTAN. El riesgo no es sólo una guerra entre Kosovo y Serbia, sino que se convierta en otra guerra indirecta entre Estados Unidos y Rusia, y en un espectáculo secundario de la guerra en Ucrania.

Una vez más, los riesgos de una escalada son altos.

Israel – Hamás. El ataque sorpresa de Hamás contra Israel desde Gaza el 7 de octubre tuvo una magnitud y un alcance sin precedentes desde la Guerra de Yom Kippur de 1973; de hecho, el nuevo ataque se produjo exactamente en el 50 aniversario de la Guerra de Yom Kippur. Por primera vez desde 1973, Israel ha declarado oficialmente la guerra. Esto no es una incursión, un incidente o un ataque terrorista. Esta fue una invasión de Hamás y se enfrenta con la destrucción de Gaza por parte de Israel.

Los detalles iniciales, incluidos muchos por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el terreno y de ex oficiales de inteligencia, son horribles. Los combatientes de Hamás fueron de casa en casa y ejecutaron a civiles, incluidos mujeres y niños. Algunos fueron asesinados, desnudados y arrastrados por las calles. Quizás 1,000 israelíes fueron asesinados el primer día y un número desconocido fueron tomados como rehenes. No son prisioneros de guerra porque no vestían uniformes militares. Son rehenes.

La respuesta israelí será masiva y extremadamente violenta. Israel aún no ha lanzado una campaña terrestre a gran escala en Gaza, pero se espera que la haga. Una vez más, el riesgo geopolítico es la escalada. Hamás cuenta con el respaldo de Irán y Qatar. De hecho, muchos líderes de Hamás viven en Doha, la capital de Qatar. Israel no dudará en asesinarlos allí. No se puede descartar una guerra mucho más amplia en Oriente Medio.

Las implicaciones para los mercados energéticos globales son obvias. Ya se están dirigiendo recriminaciones al Presidente Joe Biden porque recientemente entregó 6 mil millones de dólares en efectivo a Irán y ha estado poniendo fondos a disposición de Hamás.

Siria – Turquía – Estados Unidos. Los esfuerzos respaldados por Estados Unidos para derrocar al régimen de Assad en Siria se remontan a la administración del Presidente Barak Obama. Las tropas estadounidenses están en el norte de Siria para promover este esfuerzo y controlar la producción de petróleo sirio en beneficio de los kurdos indígenas. Turquía ve a los kurdos como enemigos mortales porque están tratando de liberar porciones kurdas de Turquía para unirse a un Kurdistán más amplio.

Rusia ha estado muy involucrada en el apoyo a Assad con claro éxito hasta ahora. Turquía ha aumentado recientemente los ataques contra posiciones kurdas en Siria. Estados Unidos derribó recientemente un dron turco. Rusia está en alerta máxima. Rusia y Turquía mantienen relaciones amistosas, pero Estados Unidos y Turquía son aliados de la OTAN.

Es complicado, pero los riesgos de enfrentamientos aéreos estadounidenses con aviones turcos o rusos y los riesgos de un ataque con misiles rusos contra aviones estadounidenses son altos.

China – Taiwán. Una invasión de la China comunista a Taiwán resultaría en una guerra mayor que cualquiera de las descritas anteriormente, pero las cosas han estado relativamente tranquilas en esta región. Probablemente esto se deba a las próximas elecciones en Taiwán, donde un partido pro-China tiene buenas posibilidades de ganar.

China no quiere causar problemas antes de las elecciones. Sin embargo, esta situación sigue siendo peligrosa y potencialmente volátil.

En este apartado se acaban de describir cinco guerras o cuasiguerras que están actualmente en marcha. Sería fácil añadir a esta lista los puntos críticos de Azerbaiyán, Corea del Norte, Níger, India y otros lugares.

Sin asignar probabilidades numéricas a que cada crisis empeore, es una simple cuestión de estadística que cuando cinco o más conflictos están escalando, las probabilidades de que uno se salga de control son altas.

Puede darse el caso de que miremos retrospectivamente este mosaico de guerras por poderes y guerras calientes como presagio de una guerra mundial.

Conclusiones

La pandemia global de COVID-19 fue una crisis multidimensional y ésta reforzó las políticas de división social y deshumanización. La deshumanización socavó la dignidad humana de las personas durante la pandemia de COVID-19. Como ya se mencionó, hay cuatro mecanismos interrelacionados de deshumanización que fueron impulsadas por el manejo de la crisis: construcción de amenazas, coerción estatal ampliada, refuerzo de jerarquías y normalización de muertes.

Ahora el mundo enfrenta al menos cinco amenazas bélicas y ya hay dos guerras importantes en curso, por lo que debemos dar seguimiento a los acontecimientos. No hay que dar nada de esto por sentado y nunca asumir que las cosas “simplemente saldrán bien”. A veces no lo hacen. Una vez más, las probabilidades estadísticas de que uno de estos conflictos se convierta en una espiral son altas. No es inevitable, pero las probabilidades son altas. Debemos estar preparados.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

El perverso juego Nazi en Ucrania

La historia del final de la Segunda Guerra Mundial, en su forma más simple, nos dice que el Ejército Rojo venció a la Alemania Nazi en la Batalla de Berlin, lo que provocó la rendición alemana el 7 de mayo de 1945. Debido a las atrocidades cometidas por los alemanes en suelo ruso y un costo de 27 millones de vidas rusas en el conflicto, es lógico pensar que los rusos detestan cualquier resabio de nazismo en cualquier parte del mundo. Y de igual forma, cualquier remanente de nazismo detesta a los rusos. Este es el punto de partida de esta entrega.

Una de las excusas centrales del presidente ruso, Vladimir Putin, para justificar la invasión de Ucrania es el objetivo de “desnazificar” el país; pero los partidarios de Ucrania rechazan esta acusación e inclusive argumentan que su presidente, Volodymyr Zelensky, es judío. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ha acusado a los países occidentales de ignorar lo que han llamado crímenes de guerra por parte de grupos ultraviolentos y de ultraderecha en Ucrania, diciendo que su silencio “alentaba la aparición del neonazismo y la rusofobia”.

En este sentido, diferentes analistas dan cuenta de que si existe una ideología de extrema derecha en ciertos grupos en Ucrania; sin embargo, los funcionarios ucranianos y los aliados extranjeros, como Estados Unidos y los países europeos, a menudo niegan la importancia de los movimientos neonazis y de extrema derecha en la política interna de Ucrania. Es claro que esos grupos que pretenden no observar, existen y son muy activos. Este tema sigue siendo muy delicado, de hecho es un tema tabú, rechazado por los políticos y la prensa occidentales. Nadie quiere alimentar la maquinaria de propaganda rusa que por lo general enfatiza el papel de estos grupos en la política ucraniana. Podemos decir que con respecto a este tema, estamos en un régimen de censura similar al de Corea del Norte, ya que no se está diciendo la verdad.  

Ucrania resta importancia al papel de la extrema derecha en el conflicto

¿A qué viene todo esto? A que el tema del nazismo en Ucrania ha resurgido con fuerza después de que el pasado 22 de septiembre, el parlamento de Canadá elogió a un veterano de guerra ucraniano que luchó con la Alemania nazi. En los últimos días hemos visto que se centra la atención en una parte controversial de la historia de Ucrania y su papel durante la Segunda Guerra Mundial.

En este contexto, en un artículo de David Sacks, publicado en el portal American Greatness el pasado 29 de septiembre y titulado “Primavera para Hitler”, se explican algunos de los defectos del pensamiento occidental sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, y cómo en aras de destruir a Rusia han sacrificado a Ucrania, y han permitido que resurjan grupos indeseables, en un juego geopolítico perverso.

El artículo de Sacks comienza mencionando que los partidarios occidentales de la guerra en Ucrania han tratado de negar la complicada relación entre el nacionalismo ucraniano y los grupos neonazis, calificando cualquier discusión sobre el pasado o presente nazi en Ucrania como un “tema de conversación de Putin”. Pero la verdad sólo puede ser suprimida durante un tiempo, y recientemente estalló en lo que debería haber sido una aburrida sesión del Parlamento canadiense.

Mientras se presentaba al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky para dar otro discurso ante la Cámara de los Comunes de Canadá, el presidente de la Cámara, Anthony Rota reconoció a Yaroslav Hunka, de 98 años, como un héroe de guerra ucraniano por luchar contra la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Aparentemente sin saber que Hunka había sido un soldado voluntario en la 14.ª División de Granaderos de las Waffen-SS de la Alemania nazi, una unidad militar famosa por sus horrendos crímenes de guerra incluido el asesinato de civiles, incluidos judíos y ciudadanos polacos. Era una unidad tan cruel que hasta el propio arquitecto del holocausto, Heinrich Himmler se sorprendía de su brutalidad por atacar a civiles no armados.

El Kremlin dice que Canadá debe llevar ante la justicia al veterano nazi, Yaroslav Hunka

Una sala entera llena de parlamentarios, junto con el primer ministro canadiense Justin Trudeau y Zelensky, agitando los puños, se levantaron para aplaudir a Hunka. Anthony Rota se ha disculpado efusivamente por su error y ha renunciado a su cargo de Presidente del Parlamento Canadiense, pero el vergonzoso espectáculo revela algunos de los defectos del pensamiento occidental sobre esta guerra.

El Presidente Ucraniano, Volodímir Zelenski y el Primer Ministro Canadiense, Justin Trudeau aplaudiendo a Yaroslav Hunka

El imperativo de señalización de virtudes

En primer lugar, el incidente muestra el imperativo de apoyar el Proyecto Ucrania, que señala las virtudes y reemplaza todos los demás valores y consideraciones. La lógica funciona al revés de la siguiente manera: Ucrania es buena, por lo tanto el nacionalismo ucraniano es bueno. Por lo tanto, si alguien es un nacionalista ucraniano, debe ser bueno. Hechos incómodos como el servicio de Junka en las Waffen-SS o incluso que el padre del nacionalismo ucraniano, Stepan Bandera, fuera un colaborador de los nazis, son meros detalles históricos que deben ser barridos o borrados, como hacen a veces los medios occidentales con las fotografías de ucranianos. Soldados que lucen símbolos nazis en sus uniformes.

Hay que recordar que uno de los objetivos declarados de la operación militar de Rusia en Ucrania fue la desnazificación. Según los rusos, el nacionalismo extremista tiene un largo historial en territorio ucraniano y cobró especial fuerza tras el golpe de Estado del 2014. Desde entonces, se ha estado desarrollando un culto a Stepán Bandera, líder ultranacionalista con una historia sangrienta, que colaboró con las tropas hitlerianas durante la Segunda Guerra Mundial.

De acuerdo con David Sacks, eliminar todo el contexto histórico y la complejidad del conflicto actual crea un indebido binario simplista: uno debe apoyar el nacionalismo ucraniano o la conquista brutal del invasor. A medida que los principales medios de comunicación y los partidarios en línea refuerzan este marco una y otra vez, cualquier esfuerzo por buscar un mayor nivel de comprensión del conflicto se vuelve sospechoso. ¿Tienes alguna pregunta más profunda sobre las causas de la guerra o los posibles caminos hacia la paz? Debes ser “prorruso”. Para la mayoría de los liberales, y ciertamente para los políticos canadienses, es más seguro entregarse a señales de virtud históricamente ignorantes que correr el riesgo de ser llamados apologistas de Putin, incluso si esto resulta en algún momento ocasional de humillación al vitorear a un nazi.

Por supuesto, la realidad es más complicada que el binario simplista. La mayoría de los nacionalistas ucranianos no son nazis. Pero la presencia de la ideología nazi en Ucrania está bien documentada, y los grupos ultranacionalistas más ardientes de Ucrania conservan la ideología racial de su patriarca Stepan Bandera. Esta es la razón por la que las insignias nazis suelen aparecer en los uniformes ucranianos. Esta es la razón por la que los nacionalistas blancos acudieron en masa desde toda Europa para luchar en el lado ucraniano al comienzo de la guerra. Por eso algunas calles de Ucrania llevan el nombre de nazis ucranianos que participaron en crímenes de guerra. Esta es la razón por la que los grupos de vigilancia llevan algún tiempo preocupados por el aumento de los grupos de odio en Ucrania.

El papel de los ultranacionalistas

A pesar de todo esto, Occidente ha cerrado los ojos, tapado sus oídos y calificado el “problema nazi” de Ucrania como un argumento mentiroso y una vil excusa por parte de Vladimir Putin. Esto revela un segundo y más inquietante defecto en el pensamiento de la política exterior estadounidense: han hecho causa común con los ultranacionalistas ucranianos y básicamente de cualquier parte del mundo. Cualquier política exterior sensata de Estados Unidos hacia Ucrania se habría esforzado por mantener a raya a esta gente. En cambio, se les cultivó. Hay dos brigadas activas peleando en Ucrania y los Estados Unidos están perfectamente bien con eso. No se han dado cuenta de que pueden apoyar a Ucrania sin glorificar a los neonazis.  Si los medios reportaran la existencia de Neonazis en cualquier parte del mundo sería un escándalo, pero como son los neonazis consentidos de Estados Unidos, la enorme mayoría prefiere callar.  

Participaron en el golpe de estado Maidan respaldado por Estados Unidos en 2014, y una vez que estalló una guerra civil como reacción al golpe, grupos de extrema derecha como el Sector Derecha (Right Sector) y el infame Batallón Azov (por ciento, muy celebrado por los medios estadounidenses), comenzaron a matar separatistas en el Donbass, acumulando un número de miles de muertos. En lugar de reprimir estos esfuerzos, el gobierno de Kiev incorporó estas milicias a la estructura de mando militar para continuar su trabajo contra Rusia.

Es una escena familiar en Ucrania estos días, donde los ultraderechistas radicales son una presencia cada vez más amenazante en las calles.

Los antecedentes y las implicaciones del golpe de extrema derecha de 2014 en Kiev, que derrocó al presidente prorruso Viktor Yanukovich, son fundamentales para comprender la actual guerra entre Ucrania y Rusia. Este golpe fue apoyado abiertamente por el imperialismo estadounidense y europeo y fue implementado principalmente por tropas de choque de extrema derecha como el Sector Derecha y el Partido neonazi Svoboda.

Representó la culminación temporal de esfuerzos de larga data del imperialismo estadounidense para instalar un régimen títere en las fronteras de Rusia y acercó al mundo a una peligrosa guerra entre las mayores potencias nucleares, Estados Unidos y Rusia. Desde entonces, Ucrania se ha convertido sistemáticamente en una plataforma de lanzamiento para una guerra de la OTAN contra Rusia.

El cambio de régimen provocó el estallido de una guerra civil en curso en el este de Ucrania, entre separatistas respaldados por Rusia y el ejército ucraniano respaldado por Estados Unidos, que se ha cobrado la vida de decenas de miles y ha desplazado a millones.

En Estados Unidos, el golpe de 2014 fue un catalizador para una campaña cada vez más agresiva contra Rusia y un giro significativo hacia la derecha entre los sectores poblacionales de la clase media alta. El imperialismo estadounidense y la OTAN han financiado la guerra, al Estado ucraniano y a las fuerzas de extrema derecha con miles de millones de dólares.

El golpe de estado en Ucrania de 2014

La clase dominante alemana aprovechó el golpe como pretexto para intensificar agresivamente su campaña para remilitarizar y justificar los crímenes de las fuerzas fascistas. Otra vez en Alemania son graciosos los chistes respecto de los judíos. Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se vio a representantes de un gobierno alemán en fotografías con neonazis ucranianos declarados.

Estados Unidos podría haber apoyado los Acuerdos de Minsk entre 2015 y 2021 para resolver pacíficamente el conflicto, pero los políticos estadounidenses se dejaron seducir por la idea de que el fervor nacionalista en Ucrania serviría a sus intereses. Un estudio de Rand Corporation mostró cómo se podría utilizar a Ucrania como sustituto para desestabilizar a Rusia. El Gran Tablero de Ajedrez de Zbigniew Brzezinski explicó que Ucrania era un Estado bisagra; Si pudiera entrar en la órbita de Occidente, Rusia ya no sería una gran potencia. Por lo tanto, Estados Unidos racionalizó alinearse con grupos que nunca harían concesiones con Rusia y se hicieron de la vista gorda ante sus problemáticas políticas.

Una trágica negativa a negociar

Como Zelensky ha reiterado constantemente, la posición ucraniana sigue siendo que cada centímetro cuadrado de territorio (incluida Crimea) debe ser devuelto a Ucrania o no habrá paz. Pero Moscú nunca estará de acuerdo con esto, particularmente cuando está ganando una guerra de desgaste. Ahora que la contraofensiva no ha logrado recuperar una cantidad significativa de territorio, no existe ningún plan viable para desalojar a Rusia del territorio ucraniano. La intransigencia de Zelensky y sus partidarios al negarse a negociar no sirve a los intereses a largo plazo de Ucrania, que actualmente está siendo destruida, pero es coherente con la agenda de los ultranacionalistas.

En mi artículo del 10 de septiembre, titulado “Lo único a lo que debemos temerle es a la extinción”, advierto que el objetivo de Estados Unidos con la campaña en Ucrania es la destrucción de Rusia y que hay mucha gente irresponsable tomando decisiones que podrían provocar que todo este juego termine mal con un problema nuclear. Hay mucha gente que no está actuando de manera madura en el conflicto.

La tragedia es que en 2019 Zelensky fue elegido con una plataforma de paz: se suponía que debía hacer las paces con Rusia bajo los auspicios de Minsk II. Pero los grupos de extrema derecha lo amenazaron con violencia si lo hacía, y él dio marcha atrás. En 2021 había cambiado de rumbo y apoyaba resoluciones para recuperar Crimea y aumentar el bombardeo del Donbás. Con un ferviente partidario de Ucrania, el presidente Biden en la Casa Blanca y un nuevo acuerdo estratégico de Estados Unidos que prometía armas, ayuda económica y una futura membresía en la OTAN, Zelensky se animó a seguir una política de línea dura en lugar de la plataforma de paz por la que fue elegido. Con la extrema derecha de Estados Unidos y Ucrania alineada a favor de esta posición, resistirse debe haber parecido suicida.

Una mejor política estadounidense

Estados Unidos está muy mal porque ha exacerbado los grupos de neonazis. Si bien odia el nazismo, con sus acciones grita que si eres de un grupo neonazi afín, pues está bien. Te vamos a tolerar es lo que dice.

Una política estadounidense mucho mejor habría sido reconocer el derecho a la autodeterminación de todo el pueblo de Ucrania. Pero eso habría significado reconocer la pérdida de Crimea (que es mayoritariamente rusa) y conceder autonomía regional al Donbás, como Ucrania acordó hacer en Minsk II. Hacer eso y eliminar la membresía de la OTAN habría logrado la paz y habría dejado a Ucrania intacta. Pero la paz no era el objetivo de los estrategas del Departamento de Estado, que querían debilitar a Rusia y veían a Ucrania como un peón en su Gran Tablero de Ajedrez.

Dar una gran ovación a un ex soldado nazi es una mancha moral, pero sacrificar a Ucrania en un juego geopolítico mientras se pretende ser su salvador es una mancha mucho mayor.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Lo único a lo que debemos temerle es a la extinción

A lo largo de este año hemos leído múltiples artículos y reportajes respecto a cómo es que la inteligencia artificial puede conducir a la extinción humana, por lo que reducir los riesgos asociados con la tecnología debería ser una prioridad global. Varios expertos de la industria y líderes tecnológicos, recientemente mencionaron en una carta abierta que “mitigar el riesgo de extinción debido a la IA debería ser una prioridad global junto con otros riesgos a escala social, como las pandemias y la guerra nuclear”.

Si bien no aborda el tema de la inteligencia artificial, recientemente me topé con un excelente artículo editorial de James George Jatras, publicado el 6 de septiembre en el portal de internet del Instituto Ron Paul para la Paz y la Prosperidad, titulado “Lo único que debemos temer es la extinción misma,”. En esta pieza se expone una amplia relatoría de cómo es que ahora la mayoría de las personas no tienen noción de diversas acciones, por parte de una elite internacional, que nos ponen en enorme riesgo y nos están llevando al fin de la humanidad. Es un texto largo, pero que sin duda vale la pena repasar.

James Jatras es un ex diplomático estadounidense y durante mucho tiempo jefe del centro de política exterior del Comité Republicano del Senado de Estados Unidos.

James George Jatras

El artículo comienza mencionando que hoy en día es difícil para cualquier persona menor de 50 años apreciar cuán genuino y generalizado era el temor a un holocausto nuclear durante la Guerra Fría (1947 a 1991) entre los bloques liderados por Estados Unidos con la OTAN y la Unión Soviética con el Pacto de Varsovia.

Los libros, las películas y la televisión reflejaron y avivaban la ansiedad popular sobre el posible “fin de la civilización tal como la conocemos”. El apogeo de esto fue en las décadas de 1950 y 1960, con libros como The Long Tomorrow (1955) y On the Beach (1957, con una adaptación cinematográfica de 1959), y películas como Fail Safe, Seven Days in May, Dr. Strangelove (todas en 1964, apenas dos años después, cuando el susto de la vida real de la crisis de los misiles cubanos de 1962 estaba fresco en la mente de la gente).

Pareció haber una cierta pausa, durante la década de 1970, con la distensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética bajo los presidentes estadounidenses Nixon, Ford y Carter, reflejando quizás también la simpatía de las elites por el socialismo y una futura convergencia esperada entre los grupos ideológicos, que en un nivel básico compartían los mismos valores globalistas y materialistas. Pero el terror nuclear regresó con fuerza en la década de 1980, con la película “El día después” (1983) y la película animada “Cuando el viento sopla” (1986). Y quién puede olvidar el encantador vídeo musical de Nena de 1983, Neunundneunzig Luftballons (99 globos rojos).

La izquierda, tanto en Estados Unidos como en todo el mundo, fue unánime en que Ronald Reagan, un anticomunista confeso, era un vaquero imprudente que quería hacer estallar el planeta. Como lo expresó el cantante Sting en su canción de 1985, “The Russians”:

(Traducción de la canción):

No hay ningún precedente histórico

¿Para poner las palabras en boca del presidente?

No existe una guerra que se pueda ganar

Es una mentira que ya no creemos.

El señor Reagan dice: “Te protegeremos”

No suscribo este punto de vista.

Créeme cuando te digo

Espero que los rusos también amen a sus hijos.

La ironía es que las propias opiniones de Reagan apenas diferían de las que la canción buscaba promover. Como afirmó junto con el Secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, Mikhail Gorbachev ese mismo año de 1985: “Una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe pelear”, opinión que prevaleció hasta que la URSS implosionó apenas unos años después en 1991.

Vivimos ahora en un mundo muy diferente, donde la perspectiva de una aniquilación nuclear apenas es percibida por la gente.

Así como los grandes terremotos suelen ir precedidos de presagios, las grandes guerras suelen ser anunciadas por conflictos más pequeños. Antes de la Primera Guerra Mundial: la crisis franco-alemana de Marruecos (1906 y 1911), la guerra ítalo-turca (1911-12), las dos guerras de los Balcanes (1912, 1913). Antes de la Segunda Guerra Mundial: la Segunda Guerra Italo-Etíope (1935-37) y, el estruendo previo a la conflagración más famoso de todos: la Guerra Civil Española (1936-39).

Guerra Civil Española

Hoy estamos ante una posible guerra regional en África occidental, centrada en las demandas estadounidenses y francesas de que se restablezca la “democracia” en Níger. (Como lo expresó una publicación india, “La muerte sigue a la Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de los Estados Unidos, Victoria Nuland”) Luego, por supuesto, está China/Taiwán.

Pero el conflicto evidente del momento, equivalente a la Guerra Civil española, es Ucrania.

No creo que necesitemos entrar en todos los detalles de cómo llegamos hasta aquí, pero sí vale la pena hacer un pequeño repaso:

  • Expansión implacable de la OTAN después de 1991;
  • El golpe de estado de 2014, respaldado por Estados Unidos y la Unión Europea (UE), que derrocó a Víctor Yanukovich, seguido de la anexión rusa de Crimea y el lanzamiento de una guerra por parte del nuevo régimen de Kiev para reprimir las rebeliones en el este y sur del país de habla rusa;
  • Los acuerdos de Minsk de 2015, que establecían la neutralidad y la descentralización de Ucrania, y la reintegración de las zonas rebeldes con protección de su lengua y cultura; acuerdos que tanto ex funcionarios ucranianos como europeos han admitido que nunca tuvieron la intención de implementar, considerándolos sólo como una medida dilatoria y una artimaña para construir una fuerza capaz de conquistar el Donbass;
  • Un programa implacable de incorporación de Ucrania a la OTAN en todo menos en el nombre bajo Obama, Trump y Biden; y
  • En 2021, el decisivo rechazo de Washington a los ultimátums de Moscú contra Estados Unidos y la OTAN, para que resolvieran el conflicto diplomáticamente. Estos últimos dos tenían la esperanza de que Rusia, provocada por una incursión en Ucrania, fuera desangrada en una insurgencia al estilo de Afganistán y con sanciones aplastantes “convertirían el rublo en escombros”, arruinará la economía rusa y conducirá a un cambio de régimen en Moscú.

Ups, la ruina esperada de Rusia no se produjo. Incluso los principales animadores de los medios de comunicación admiten ahora que Ucrania está perdiendo la guerra, y atribuyen la culpa no a los genios que idearon esta estrategia (si se le puede llamar así), sino a que Ucrania tiene demasiada “aversión a las bajas”, incluso cuando el país se está convirtiendo en un gran cementerio. Se especula que algunos en Washington y otras capitales occidentales están buscando una “rampa de salida”, aunque sólo sea por la necesidad de centrarse en el espectáculo realmente grande: una guerra inminente con China. Algunos sugieren que al final simplemente Estados Unidos se marchará, enviando a Ucrania al Agujero de la Memoria junto con Afganistán. Lo único que queda entonces es que los neoconservadores republicanos se quejen de que la Administración Biden fue demasiado tacaña con su ayuda y “perdió Ucrania” mientras se preparan para el evento principal en el Pacífico Occidental.

Un soldado ucraniano de píe cerca de un edificio de apartamentos hecho ruinas después de un ataque ruso.

Sin embargo, este escenario es poco probable que suceda. A nadie le importa Afganistán excepto a los afganos, pero si Washington se aleja de Ucrania, en la práctica está reconociendo que Estados Unidos, a través de la OTAN, ya no es el país hegemónico que brinda seguridad de Europa. Eso significa el fin efectivo de la OTAN; y hacia donde vaya la OTAN, su concubina, la Unión Europea, no se quedará atrás.

Más concretamente, sin embargo, la idea de que esto pronto terminará con un gemido no tiene sentido. En realidad, nada de esto tiene que ver con Ucrania, que es sólo una herramienta prescindible para dañar a Rusia. (Tal vez los polacos, los lituanos o los rumanos estén ansiosos por ofrecerse como voluntarios para realizar el trabajo una vez que el país se quede sin ucranianos). Ucrania es sólo una variable; la constante es Ruthenia delenda est; es decir, Rusia debe ser destruida.

Gilbert Doctorow, un destacado observador de los asuntos rusos, compara la situación actual con la de la campaña rusa de Napoleón en 1812, descrita por León Tolstoi en su obra Guerra y paz. Hoy como entonces, lo que suceda a continuación se debe menos a que tal o cual político tome tal o cual mala decisión. Más bien, “la condición previa para la guerra es la aceptación casi universal de la lógica de la guerra venidera”.

¿Cuál es esa lógica hoy? Es simple: los círculos gobernantes en Estados Unidos (con sus líderes títeres de calcetín en las capitales occidentales) están total e inconscientemente convencidos de que son la encarnación viva de toda virtud, verdad y progreso; en lo que describió el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, como una “réplica de la experiencia del bolchevismo y el trotskismo” (para hacer referencia al presidente Ronald  Reagan, cuando se refería a la Unión Soviética, transformándose en un nuevo Imperio del Mal en lugar del antiguo). Como lo expresaron los capos neoconservadores William Kristol y Robert Kagan en su manifiesto de 1996, la política de Estados Unidos en la era venidera debe ser una de “hegemonía global benévola” destinada a durar… bueno, para siempre. Su contenido moral se ejemplifica, por un lado, con el apoyo de Estados Unidos a la sumisión de la canónica Iglesia Ortodoxa Ucraniana y, por el otro, el espectáculo de un militar estadounidense transgénero que actúa como funcionario de relaciones públicas para el ejército ucraniano, que declara los estadounidenses “somos humanos”, y los rusos “definitivamente no lo son”.

No hay transatlanticismo sin transgenerismo.

No sorprende que los rusos no estén de acuerdo con respecto a su supuesta falta de humanidad. ¿Pero a quién le importa lo que piensen? Los líderes estadounidenses ven, no sólo a Putin sino a los rusos en general, como un obstáculo para un futuro radiante, donde cada rodilla se doblará ante la sagrada bandera del arco iris.

Sun Tzu dice: “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de cien batallas. Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, sucumbirás en cada batalla”. Los rusos se conocen más o menos a sí mismos. En cierto modo conocen a Estados Unidos, pero no tan bien como creen, con más bien una tendencia a proyectar la normalidad en personas fundamentalmente anormales. Por otro lado, los gobernantes estadounidenses –gente peligrosa cuyos niveles de arrogancia e ignorancia desafían toda descripción: monos con granadas de mano nucleares– no se conocen a sí mismos ni a los rusos.

Además de eso, como observa Doctorow, los mecanismos que dieron cierta estabilidad y moderación al enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética ya casi han desaparecido, lo que hace que las películas de terror nuclear de los años 50, antes “impensables”, sean demasiado pensables hoy en día:

“…nadie quiere la guerra, ni Washington ni Moscú. Sin embargo, el desmantelamiento paso a paso de los canales de comunicación, de los proyectos simbólicos de cooperación en una amplia gama de ámbitos, y ahora el desmantelamiento de todos los acuerdos de limitación de armas que tardaron décadas en negociarse y ratificarse, además de las nuevas armas entrantes y sistemas que dejan a ambas partes con menos de 10 minutos para decidir cómo responder a las alarmas de misiles entrantes; todo esto prepara el camino para que el Accidente ponga fin a todos los Accidentes. Esas falsas alarmas ocurrieron en la Guerra Fría, pero una ligera medida de confianza mutua impulsó la moderación. Todo eso ya pasó y si algo sale mal, todos seremos patos muertos”.

“Nadie quiere la guerra”. Un pensamiento similar expresó Hermann Göring durante el juicio en Nuremberg:

Por supuesto que el pueblo no quiere la guerra; ni en Rusia, ni en Inglaterra, ni en Estados Unidos, ni siquiera en Alemania. Eso se entiende. … Pero después de todo, son los líderes del país quienes determinan la política, y siempre es sencillo arrastrar al pueblo, ya sea una democracia, una dictadura fascista, un parlamento o una dictadura comunista. Con voz o sin ella, el pueblo siempre puede someterse a las órdenes de los líderes. Eso es fácil. Lo único que hay que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y por exponer al país a un peligro mayor.

Así que podemos suponer que Doctorow está un poco equivocado al sugerir que “nadie quiere la guerra”. Es evidente que alguien quiere la guerra. Muchos “alguien” muy importantes querían esta guerra en Ucrania. Querían la guerra en los Balcanes en los años 1990. Querían la guerra en Afganistán, Irak (¡dos veces!), Libia, Yemen, Siria y una docena de lugares en África donde casi no tenemos idea de lo que está pasando.

“Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados…” Se viene a la mente el meme con dos NPC con caras inexpresivas, uno con un gorro de punto rosa que repite sin pensar “¡Rusia! ¡Rusia! ¡Rusia!”, el otro con un sombrero rojo MAGA cantando “¡China! ¡China! ¡China!” Entre ellos está el sello de la CIA con el águila que dice: “Sí, sí, mis guapas. Eso es todo. Eso es todo.”

Aquí estamos, 60 años después del hecho, con el creciente reconocimiento, incluso por parte de los más normalitos, de que la CIA tuvo algo que ver con el asesinato de John F. Kennedy. Sin embargo, dudar de la veracidad de los gobernantes se tratado como un crimen de pensamiento. Hace poco, Vivek Ramaswamy fue el blanco de una fiesta de odio en los medios por (en palabras de The New Republic) “pronunciar teorías de conspiración sobre la toma del Capitolio del 6 de enero y los ataques del 11 de septiembre”. ¡Oh, no! “Teorias de conspiracion”! (O, como se les conoce cuando resultan ser ciertas, “alertas de spoiler”).

Es posible que haya escuchado a algunas personas comparar la “guerra legal” dirigida contra Donald Trump, con el objetivo evidente de eliminar al probable oponente el próximo año: el padre de Hunter Biden (suponiendo que el viejo Joe sea el candidato demócrata), con el comportamiento de una república bananera.

El Ex presidente Donald Trump en la corte de Nueva York

James Jatras menciona que recientemente sugirió a un observador serio de los asuntos públicos que el objetivo estratégico es mantener a Trump fuera de las elecciones en uno o más estados en los que debe ganar, como Pensilvania, Michigan, Georgia y Arizona, a lo que respondió: “Esa es una receta para guerra civil.” De todos modos, eliminarlo mediante la ley parece ser el Plan A. Si eso falla… bueno, el Plan B nos llevaría al área de especialización del Sr. Hornberger.

El término guerra civil “fría”, una guerra que posiblemente podría volverse “caliente”, se ha convertido en un lugar común en el discurso estadounidense. También lo ha sido la expresión “divorcio nacional”. En 1861, los estadounidenses, tanto del Norte como del Sur, adoraban al mismo Dios, leían la misma Biblia, honraban a los mismos Padres Fundadores y reclamaban fidelidad a la misma Constitución. En los Estados Unidos de hoy, ni siquiera pueden ponerse de acuerdo sobre sus pronombres o sobre qué es una “mujer”, y mucho menos sobre lo que significa ser estadounidense. Son moralmente extraños unos para otros, incluso enemigos. ¿Qué es lo que realmente mantiene unida a la ex república estadounidense? ¿“Muh Constitución”? ¿“Muh democracia”?

Tenga en cuenta que no estamos hablando de una simple crisis política que se resolverá en una o dos elecciones. Ni siquiera se trata de un colapso político y constitucional, ni siquiera de una calamidad financiera y económica (que también se avecina, en parte debido al impacto de la guerra de Ucrania en el sistema global denominado en dólares), sino de un desafío fundamental al propio tejido social, y no solo en Estados Unidos.

Se pasó un punto de inflexión con el covid y las medidas que lo acompañaron: los encierros, las máscaras, el distanciamiento y la vigilancia social, la inyección de coágulos, la censura de la disidencia, todo ello combinado con un panóptico externo e interno omnipresente e ineludible: como escribe el trovador del transhumanismo Yuval Harari: “Estamos viendo un cambio en la naturaleza de la vigilancia, pasamos de la vigilancia cutánea a la vigilancia subcutánea” – supuestamente destinada a combatir un virus, logrando en unos pocos meses lo que décadas de histeria climática no pudieron, resumido bajo el apodo “El Gran Reinicio” y su omnipresente eslogan gubernamental en Estados Unidos con el plan de “Reconstruir mejor” (Build Back Better).

En conjunto, lo que estamos experimentando tiene toda la apariencia de una demolición controlada de todas las interacciones humanas establecidas en anticipación de su reemplazo por algo que nuestros superiores nos aseguran que será una mejora. Los contornos de la “nueva normalidad” en los Estados Unidos de la postamerica, que se precipita, ya se han vuelto tan familiares que necesitan poca explicación:

  • Infringir las libertades tradicionales con el pretexto de “mantenernos a salvo”;
  • La “Cultura de la Cancelación”;
  • Desdibujar las líneas entre el gran gobierno, las grandes finanzas, las grandes farmacéuticas, los grandes datos, etc., lo que equivale a la captura del Estado corporativo; y, no basándose directamente en supuestas medidas antivirus sino siguiendo de cerca las mismas,
  • Promulgación conjunta gubernamental y empresarial de ideologías socialmente destructivas e históricamente falsas (“interseccionalidad”, LGBTQI+++, feminismo, multiculturalismo, “teoría crítica de la raza”), centrándose principalmente en los niños sujetos a sexualización y depredación por parte de quienes expresan lo que alguna vez se conoció curiosamente como Apetitos e identidades anormales.

James Jatras enfatiza que estos llamados “valores” –que, recordemos, son efectivamente la ideología oficial de Occidente, que Estados Unidos busca imponer “benevolentemente” al resto del mundo, por la fuerza si es necesario-, a su vez aceleran tendencias de largo plazo hacia la infertilidad y el colapso demográfico que apunta a una reducción del rebaño humano y su reemplazo a través de la sociedad posthumana, el transhumanismo y la bioingeniería. Esto no es sólo “político”, sino un golpe al corazón de la existencia humana: la base espiritual, moral e incluso biológica para el matrimonio, la formación de la familia y la producción de la próxima generación. En una palabra: despoblación.

Manifestación pro transgenero

Hace unos años, Su Alteza Real, el difunto Príncipe Felipe del Reino Unido, tal vez medio en broma pronunció lo siguiente: “En el caso de que reencarne, me gustaría regresar como un virus mortal, para contribuir con algo. para resolver la sobrepoblación”. Es posible que algunos de ustedes hayan oído hablar de grupos como Extinction Rebellion y BirthStrike: “¿Están aterrorizados por el futuro que les espera a los jóvenes contemporáneos y futuros? ¿Quiere maximizar su impacto positivo en la crisis del cambio climático? ¡Puedes proteger a los niños mientras luchas contra el cambio climático y la corrupción sistemática, negándote a procrear!” Tiene mucho sentido: preservar un planeta mejor para las generaciones futuras eliminando a las generaciones futuras. Todo esto nos recuerda a Otto von Bismarck cuando comparó la idea de una guerra preventiva con el suicidio por miedo a la muerte. (Eso no es tan abstracto como podría parecer. Recientemente, el personal de un hospital en Canadá le informó a una mujer joven que buscaba ayuda para la depresión y la ideación suicida, que podría estar interesada en contratar sus servicios de eutanasia probada, misma que está basada en el programa de “Asistencia Médica para Morir (MAID)” del primer ministro Justin Trudeau. ¿Tienes la tentación de suicidarte? ¡Déjanos ayudarte!)

Pero ¿por qué detenerse en medias tintas? El Movimiento Voluntario de Extinción Humana, VHEMT (cuya pronunciación en inglés significa “vehemente”, según su sitio web): “Somos la única especie lo suficientemente evolucionada como para extinguirnos conscientemente por el bien de toda la vida. El éxito sería el mayor logro de la humanidad. Que vivamos mucho y muramos”.

¡Quizás estén en lo cierto! En su obra histórica “El fenómeno socialista”, el difunto matemático y estudiante de historia ruso Igor Shafarevich tomó nota de lo que él creía que era un impulso de muerte humana colectiva:

La idea de la muerte de la humanidad (no la muerte de personas específicas sino literalmente el fin de la raza humana) evoca una respuesta en la psique humana. Despierta y atrae a la gente, aunque con diferente intensidad en diferentes épocas y en diferentes individuos. El alcance de influencia de esta idea nos hace suponer que cada individuo se ve afectado por ella en mayor o menor grado y que es un rasgo universal de la psique humana.

Esta idea no sólo se manifiesta en la experiencia individual de un gran número de personas específicas, sino que también es capaz de unir a las personas (a diferencia del delirio, por ejemplo), es decir, es una fuerza social. El impulso hacia la autodestrucción puede considerarse como un elemento de la psique de la humanidad en su conjunto. […]

Desde el punto de vista freudiano (expresado por primera vez en el artículo “Más allá del principio de placer”), la psique humana puede reducirse a una manifestación de dos instintos principales: el instinto de vida o Eros y el instinto de muerte o Thanatos (o principio de Nirvana). Ambas son categorías biológicas generales, propiedades fundamentales de los seres vivos en general. La pulsión de muerte es una manifestación de “inercia” general o una tendencia de la vida orgánica a regresar a un estado más elemental del que había sido arrancada por una fuerza perturbadora externa. [“Polvo eres, al polvo volverás”.] La función del instinto de vida es esencialmente impedir que un organismo vivo regrese al estado inorgánico por cualquier camino distinto del que le es inherente.

Marcuse [Shafarevich se refiere aquí a Herbert Marcuse, teórico de la Escuela de Frankfurt, conocido por su adaptación de la teoría del conflicto de clases en el marxismo clásico a otras divisiones sociales, especialmente en el área del sexo, sentando las bases para la “interseccionalidad”] introduce un mayor factor social en este esquema, afirmando que el instinto de muerte se expresa en el deseo de liberarse de la tensión, como un intento de deshacerse del sufrimiento y el descontento que son específicamente engendrados por los factores sociales.

Tras el fracaso de la ofensiva ucraniana, Moscú se enfrenta ahora a un dilema. ¿Se mueven con decisión para imponer una solución militar que ponga fin a la guerra, o continúan mostrando moderación con la esperanza de que alguien, en algún lugar –Kiev, Washington, Londres, Bruselas– decida que es hora de pedir la paz? Deseosos de no dar un paso precipitado que pudiera provocar un choque directo entre las fuerzas de la OTAN y las rusas, hasta ahora han optado por lo último – repito: hasta ahora.

James Jatras menciona que Occidente enfrenta su propio dilema. ¿Si los gobernantes de Occidente reconocen la derrota, efectivamente significaría el fin del Imperio Global Americano (GAE por sus siglas en inglés)? ¿O alargan las cosas el mayor tiempo posible, esperando que Moscú acepte otro alto el fuego como el de Minsk, con el Kremlin desempeñando el papel de Charlie Brown tratando de dar otra patada al balón de futbol americano (recuede que Charlie nunca lograba patear el balón), tras la promesa estadounidense de que esta vez si mantendrán su palabra? ¿O, confundiendo la moderación rusa con debilidad, Occidente va más allá insertando una “coalición de dispuestos” en el oeste de Ucrania, desafiando a las fuerzas navales rusas en el Mar Negro, alentando y equipando a los ucranianos para intensificar los ataques contra Moscú y otras ciudades rusas, organizando algún tipo de “bandera falsa” del tipo que ha demostrado ser tan eficaz en otros conflictos? En otras palabras, ¿Estados Unidos debe doblar la puesta? A esto se suma la apertura de otros teatros asimétricos de conflictos en los Balcanes, Siria, Irán, el Estrecho de Taiwán y otros lugares.

Al proyectar erróneamente una mentalidad de actor racional sobre sus oponentes, los rusos parecen ser muy conscientes de la preocupación legítima de que una acción militar decisiva sobre el terreno de guerra pueda asustar a la OTAN y desencadenar una escalada descontrolada. Los rusos parecen ajenos a la preocupación contraria de que, al reprimirse y esperar un diálogo razonable que nunca tendrá lugar, en realidad están alentando una y otra vez a su adversario a organizar una provocación imprudente, con la creencia sostenida de que algún deus ex machina puede arrebatar la victoria de las fauces de la derrota, lo que resultará en la escalada descontrolada que Moscú trata de evitar.

Incluso estas especulaciones suponen que los miserables que toman estas decisiones en las capitales occidentales sólo se arriesgarían a un conflicto directo, pero no lo elegirían deliberadamente. ¿Pero es correcta esa suposición? Como señala Doctorow, las viejas restricciones de la Guerra Fría se han derrumbado. ¡Tal vez la demostración de una bomba nuclear diminuta y de bajo impacto sea justo lo que se necesita para demostrar que el GAE va en serio!

¿Qué podría salir mal?

Recientemente, en su podcast, el juez Andrew Napolitano mostró parte de una simulación por computadora de un intercambio nuclear entre Estados Unidos y Rusia en el que el costo inicial para la población estadounidense fue sólo (“¡sólo”!) alrededor del nueve por ciento, mientras que en Rusia fue de alrededor del 62 por ciento. (Dado que Rusia tiene más ojivas que Estados Unidos, no se sabe cómo se les ocurrió ese resultado). ¿Es tan imposible que en algún lugar alguien pueda mirar esos datos y decidir que es una compensación tolerable? (Más adelante, la simulación tiene a casi todos los habitantes de la Tierra muriendo de hambre a causa del invierno nuclear, y la agricultura en el hemisferio norte es inviable durante varios años. ¡Ahora hay una manera de resolver tanto el calentamiento global como la supuesta superpoblación de un solo golpe! Hola, VHEMT, ¡Tenemos un regalo para ti!)

Ya sea que estos idiotas logren matarnos a todos o no, ya sea por acción deliberada o por pura incompetencia, es difícil escapar a la idea de que nos estamos acercando al borde de algún momento histórico profundo que tendrá consecuencias de gran alcance, literalmente de vida o muerte. tanto a nivel nacional como internacional. En el período anterior a la Primera Guerra Mundial, ¿cuántos europeos sospechaban que sus vidas pronto cambiarían para siempre y, para millones de ellos, terminarían? ¿Quién en los años, digamos, de 1910 a 1913, podría haber imaginado que las décadas de paz, progreso y civilización en las que habían crecido, y que aparentemente continuarían indefinidamente, pronto se convertirían en un horror de matanza a escala industrial, revolución e ideologías brutales?

Simulación de una Guerra Nuclear entre Estados Unidos y Rusia

Lo que lleva a las advertencias de despedida del autor, James Jatras:

El impacto que cualquiera de nosotros puede esperar tener frente a las tendencias históricas mundiales ante las cuales los destinos de las naciones y los imperios vuelan como hojas en los vientos del otoño, es extremadamente pequeño. En el pastel ya horneado los estadounidenses encontraran dificultades que se han acostumbrado a pensar que sólo le suceden a “otras personas” en “otros países” lejanos, que no se ahí desde la Revolución y la Guerra Civil, o tal vez en casos aislados durante la Gran Depresión, tales como: perturbaciones financieras y económicas y, en algunos lugares, especialmente en las zonas urbanas, colapso; las cadenas de suministro, los servicios públicos y otros aspectos de la infraestructura básica dejan de funcionar (¿qué sucede en las grandes ciudades cuando las entregas de alimentos se detienen durante una semana?), e incluso el hambre generalizada; niveles crecientes de violencia, tanto criminalidad como conflictos civiles. Estos se combinarán, paradójicamente, con los restantes órganos de autoridad, por muy desacreditados que estén, que tomarán medidas desesperadamente contra el enemigo interno: no, no contra asesinos, ladrones y violadores, sino contra los “negacionistas de la ciencia”, los “fanáticos religiosos”, los “que odian”. ”, “teóricos de la conspiración”, “insurrectos”, “locos por las armas”, “proveedores de “desinformación médica”, “títeres” rusos o chinos y, por supuesto, “racistas”, “sexistas”, “homófobos”, etc. Es la pesadilla de la “anarcotiranía” del difunto Samuel Francis que cobra vida con venganza.

Sin embargo, por si sirve de algo, James Jatras presenta tres tareas prácticas para su consideración.

En primer lugar, estar vigilantes contra el engaño, en un día en el que seguramente los hombres malos y los impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Es cierto que se trata de una cuestión difícil, dadas las mentiras siempre presentes que nos rodean y la represión de la disidencia. Debemos intentar separar la verdad de la falsedad pero no hay que obsesionarse porque, en muchos casos, de todos modos no podremos estar seguros de que algo sea cierto. Debemos concentrarnos más en lo que es más cercano a nosotros y en las personas más importantes para usted. Hay que ser escépticos acerca de todos. Puede haber un costo. Como dijo Solzhenitsyn: “Quien elige la mentira como principio, inevitablemente elige la violencia como método”.

En segundo lugar, como administradores de todas las cargas mundanas que Dios y otras personas nos imponen—como padres y madres, como hijos e hijas, como vecinos, como estudiantes, como trabajadores, como ciudadanos, como patriotas—debemos cuidar con prudencia de aquellos con quienes tenemos un deber dentro del poder y la sabiduría limitados que se nos han asignado. Empezar por uno mismo. Sea lo más autosuficiente posible. Involúcrate en tu comunidad; Ese lema izquierdista es realmente bueno: pensar globalmente, actuar localmente. Hazte amigo de tus vecinos. Aprenda una habilidad real: electricidad, plomería, carpintería. Ponte en forma. Come y duerme bien. Tener suficientes elementos esenciales: comida, combustible, oro, municiones. Limite el tiempo que pasa en la computadora y el teléfono. Experimenta la naturaleza. Cultiva relaciones personales saludables, reales, no virtuales. No te dejes seducir por todas esas tonterías de la “carrera profesional”. Nadie en su lecho de muerte dijo jamás: “Dios, desearía haber pasado más tiempo en la oficina”. Leer libros antiguos. Cultivar la virtud. Ir a la iglesia.

Simplemente ser lo que antes se consideraba normal y llevar una vida productiva se está convirtiendo en el acto más revolucionario que uno puede realizar. Con eso en mente, ¡hay que encontrar la fuerza para ser verdaderamente revolucionarios! Frente a la cultura de la muerte y la extinción, opta por afirmar la vida.

Has visto el meme: Los tiempos difíciles crean hombres fuertes; Los hombres fuertes crean buenos tiempos; Los buenos tiempos crean hombres débiles; Los hombres débiles crean tiempos difíciles. Bueno, tómenlo de la débil generación Boomer que los trajo a ustedes: los tiempos difíciles están por llegar. Pero no durarán para siempre. Si los sobreviven, veremos qué posibilidades, hasta ahora literalmente inimaginables, podrían existir. Pero necesitarás estar personalmente en forma para aprovecharlos. También necesitarás ser parte de algún tipo de comunidad sostenible de personas con ideas afines.

Gracias y buena suerte. Lo vas a necesitar.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

Noticias del Sur Global: BRICS, Prigozhin y el alunizaje indio

Bastantes cosas importantes están pasando en países líderes, no necesariamente alineados a los intereses de Occidente. Si bien Rusia y China sufren de severos problemas económicos, de los cuales dimos cuenta en la entrega de la semana pasada, no dejan de ser noticia por la visión geopolítica que mantienen. De igual forma, el presidente ruso, Vladimir Putin vuelve al centro de atención por haber liquidado al líder del grupo paramilitar Wagner; mientras que la India, con un presupuesto del 6% del de la NASA, aterrizó una nave espacial en una región de la Luna a la que no se había llegado antes.

BRICS: Desdolarización y nuevos miembros 

El bloque de los BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, celebró su cumbre de líderes del 22 al 24 de agosto en Johannesburgo, Sudáfrica. De ella destacaron los llamados a una mayor desdolarización (al menos entre los países del bloque) y los acuerdos en materia de expansión de su membresía.

Es bien sabido que China y Rusia llevan tiempo imaginado el futuro de los BRICS fundamentalmente como un bloque antioccidental de naciones en desarrollo; sin embargo, se dice que existe un feroz desacuerdo interno entre los BRICS, respecto a si deben continuar buscando la no alineación para los intereses económicos de los países en desarrollo o si deban transformar a los BRICS en un rival de Occidente.

El presidente ruso, Vladimir Putin, no asistió a la cumbre debido a que hay una orden de arresto de la Corte Criminal Internacional (ICC por sus siglas en inglés) y el Estatuto de Roma requerirían que el gobierno sudafricano buscara su arresto, pero de forma remota enfatizó que “…el proceso objetivo e irreversible de desdolarización de nuestros vínculos económicos está ganando impulso”. Como era de esperar, adoptó un tono optimista sobre el futuro del bloque, en un momento en que el presidente Xi Jinping de China está instando a los BRICS a convertirse en un rival geopolítico del G7.

El líder ruso afirmó que los cinco miembros del BRICS se están convirtiendo en los nuevos líderes económicos mundiales, y añadió que su participación acumulada en el PIB mundial ha alcanzado el 26%. Señaló que si se mide por la paridad del poder adquisitivo, los BRICS ya han superado al Grupo de los Siete principales países industrializados, representando el 31% de la economía mundial, en comparación con el 30% del G7.

En los últimos 10 años, la inversión mutua entre los estados miembros del BRICS se ha multiplicado por seis. Sus inversiones totales en la economía mundial se han duplicado, mientras que las exportaciones acumuladas representan el 20% del total mundial.

Putin también atacó las “sanciones ilegítimas… que pesan seriamente sobre la situación económica internacional” por parte de Estados Unidos y Occidente y el “congelamiento ilegal de los activos de los estados soberanos”, en un mensaje que fue bien recibido entre muchos aspirantes a ser candidatos para ingresar al bloque BRICS. “Estamos aumentando constantemente el suministro de combustible, alimentos y fertilizantes a los países del Sur Global”, añadió, al tiempo que culpaba de la escasez internacional de alimentos a las sanciones “ilegales” de Occidente.

Respecto al presidente de China, Xi Jinping, más allá de presionar al bloque BRICS para que se convierta en un rival a gran escala del G7, busca que los miembros se conviertan en “una fuerza constructiva que optimice la gobernanza global y promueva la democratización de las relaciones internacionales”. Su visión es que si se amplían los BRICS para que representen una porción similar del PIB mundial que el G7, entonces su voz colectiva en el mundo se hará más fuerte.

Expansión del bloque

Posiblemente la mayor sorpresa de la cumbre de los BRICS es que se informó que las potencias petroleras del Golfo: Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, fueron invitadas formalmente a convertirse en miembros, lo que marca la primera expansión del bloque en más de una década.

“La membresía entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2024”, dijo el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, añadiendo que además Argentina, Egipto, Etiopía e Irán se sumarán al grupo el próximo año.

De esta manera, con la incorporación de Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos a los BRICS, el mecanismo multilateral ahora incluye a los principales productores e importadores mundiales de petróleo. De esta forma, parece más natural la adopción más amplia de las monedas locales para el comercio entre los países BRICS, en lugar de seguir utilizando el dólar estadounidense.

Desde este espacio hemos señalado que la tendencia a la desdolarización es en realidad el fruto amargo de las propias acciones de Estados Unidos. En los últimos años, las sucesivas sanciones financieras unilaterales de EE.UU. han recordado cada vez a más países la necesidad y urgencia de la desdolarización, que ahora se ha convertido en un consenso general.

Durante décadas, el dólar estadounidense ha sido una divisa fuete por la confianza mundial en la deuda estadounidense. Pero Estados Unidos ha dañado al resto de la economía mundial mediante su política de flexibilización cuantitativa (QE) ilimitada y recientemente por los aumentos bruscos y masivos de las tasas de interés. Hay que decir que Estados Unidos está sobregirando el crédito del dólar estadounidense.

En el pasado probablemente no había mejor alternativa que el dólar estadounidense, y el fuerte poder económico de los EE.UU. permitió que el dólar siguiera manteniendo su hegemonía, pero ahora las cosas han cambiado.

Estadísticas de los BRICS

Creado en 2009, los países del grupo BRICS representan alrededor del 40% de la población mundial y más de una cuarta parte del PIB mundial. Y ahora que Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos e Irán están listos para ingresar al grupo, tendrá tres de los mayores productores de petróleo del mundo.

Como observa Statista en un análisis reciente, las cinco naciones BRICS superaron al G7 en términos de su PIB combinado en 2020. Eso es cuando se mide según la paridad del poder adquisitivo, es decir, ajustado por las diferencias en las compras. Según el FMI, el bloque representará colectivamente el 32.1% del PIB mundial este año. Esto supone un aumento respecto de 1995 cuando representaban sólo el 16.9% y el G7 aportaba el 29.9% del PIB mundial.

El ascenso de los países BRICS, si bien no está exento de desafíos y disparidades dentro del grupo, ha llevado a mayores llamados a una gobernanza global más inclusiva y representativa, agregando más peso a las voces que se desvían de las políticas formuladas por el G7 liderado por Occidente. En ninguna parte esa desviación ha sido más evidente que en la respuesta a la invasión rusa de Ucrania. Si bien el G7 condenó el ataque e impuso sanciones estrictas a Rusia, ninguno de los miembros del BRICS denunció las acciones de Rusia ni se sumó a las sanciones.

El líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin, murió en un accidente aéreo ruso.

Los enemigos de Vladimir Putin han estado apareciendo muertos durante años, y el último es el jefe mercenario Yevgeny Prigozhin, quien, según se informó, murió el miércoles 23 de agosto en un accidente aéreo en las afueras de Moscú. Esto no es una coincidencia, camarada, como solían decir los soviéticos; esto ocurre exactamente dos meses después de la insurrección de Prigozhin en contra del Ministerio de Defensa ruso.

La autoridad de aviación civil de Rusia confirmó que Prigozhin estaba en el vuelo, mientras que los canales de las redes sociales dijeron que el avión Embraer fue derribado por un misil. El presidente Biden dijo a los periodistas que “no sé con certeza qué sucedió, pero no me sorprende”, y agregó que “no sucede mucho en Rusia que Putin no esté detrás”.

Yevgeny Prigozhin, líder de Wagner Group

El destino de Prigozhin probablemente quedó sellado después de su fallido motín de junio contra Putin. El Grupo Wagner de Prigozhin obtuvo el control de la ciudad rusa de Rostov, marchó hacia Moscú y derribó aviones rusos. El líder mercenario afirmó que “no teníamos el objetivo de derrocar el régimen existente”. Pero exigió la renuncia de los principales funcionarios de defensa de Rusia “quienes, a través de sus acciones poco profesionales, cometieron una gran cantidad de errores” en Ucrania.

Esa fue una acusación políticamente explosiva… y cierta. Putin ha utilizado a su propio pueblo como carne de cañón, y el Ministerio de Defensa del Reino Unido estima que los rusos sufrieron hasta 200 mil bajas, incluidos 60 mil muertos, en el primer año de la guerra.

El dictador bielorruso Aleksandr Lukashenko, aliado de Putin, negoció una tregua para poner fin al motín de Prigozhin. Pero la rebelión fue el desafío más importante en los 23 años de gobierno de Putin. Si la muerte de Prigozhin fue un asesinato, y su intención era ser un mensaje para otros posibles golpistas, pueden apostar que así es como lo leerán los rusos.

La desaparición de Prigozhin confirma la política brutal que ahora controla Rusia. Demasiados en Occidente, incluidos los de izquierda y derecha estadounidenses, imaginan que se puede avergonzar o apaciguar a Putin para que retroceda en sus ambiciones de reconstituir un imperio de la Gran Rusia. Pero esto subestima su ideología y su crueldad. Matará a cualquiera que se interponga en su camino en casa y hará lo mismo en el extranjero: en Ucrania, Polonia o cualquier otro lugar, si cree que puede salirse con la suya.

La India aterrizó una nave espacial en el polo sur de la Luna.

El aterrizaje exitoso, también ocurrido el miércoles 23 de agosto, fue el primero en llegar a esa parte de la Luna. Se produjo días después de que una misión rusa similar terminara en un accidente. India se une a Estados Unidos, Rusia y China en el pequeño grupo de naciones con capacidad espacial para realizar un alunizaje controlado.

Tres países del bloque BRICS ahora tienen capacidad espacial, por lo que se espera que con este logro de la India, inicie una nueva era de exploración. Todo esto es aún más notable, dado el minúsculo presupuesto espacial anual de 1.5 mil millones de dólares de la India. El presupuesto de la NASA asciende a 25 mil millones de dólares.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

La huida desde el dólar estadounidense

Muchos países están cansados del arreglo financiero que desde 1971, año en que se rompieron los acuerdos de Bretton Woods, ha permitido a Estados Unidos controlar buena parte de la suerte económica de casi todos los países. Este país es el emisor de la moneda utilizada para la mayoría de las transacciones comerciales a nivel mundial y de reserva global. Esta posición privilegiada, también le ha permitido sancionar a las naciones que considera hostiles y hacerse de buena parte de la riqueza global, en la forma como lo expliqué en la entrega de la semana pasada.

Richard Nixon, presidente de EEUU de 1969 a 1974

Pero las cosas poco a poco han venido cambiando y desde hace algún tiempo muchos países huyen del dólar. Esto no sólo se debe a que el dólar ha perdido el 85% de su valor entre 1971 y la actualidad (debido a la emisión imparable de billones de dólares sin ningún respaldo, como el que se tenía antes con el patrón oro), sino porque además muchas naciones están cansadas de un sistema financiero injusto que permite a una nación obtener una enorme ventaja sobre las demás y hacerse de sus riquezas de manera fácil. Para ponerlo de una manera sencilla, Estados Unidos es un jugador de Monopoly, pero al mismo tiempo controla el banco, extiende créditos a los otros jugadores, por los que cobra sustanciales intereses, y jamás se le acaba el efectivo para comprar todas las propiedades y bienes que quiera a los demás jugadores.

En este sentido, en un artículo de Ted Snider, publicado el 9 de mayo en el portal de AntiWar.com, y titulado “La huida desde el dólar estadounidense”, se hace un recuento de cómo una enorme cantidad de países, enemigos y aliados de Estados Unidos por igual, realizan esfuerzos por alejarse del uso del dólar estadounidense en el comercio internacional.

El artículo comienza con un recuento de que el 20 de marzo, el presidente chino, Xi Jinping, se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. En su artículo publicado en los medios de comunicación rusos antes de la reunión, XI dijo con entusiasmo que “el comercio entre China y Rusia superó los 190 mil millones de dólares estadounidenses el año pasado, un 116% más que hace diez años”. Aunque ha alcanzado el equivalente a 190 mil millones de dólares estadounidenses, ya no se negocia en dólares estadounidenses. En su artículo en los medios chinos, Putin dijo que “la proporción de liquidaciones en monedas nacionales” de todo ese comercio “está creciendo”. El 65% de ese comercio masivo entre China y Rusia ahora se realiza en sus monedas rusa y china.

Aunque EE.UU. ve a Rusia y China como las mayores amenazas a su posición en el mundo, no son solo los enemigos de EE.UU. los que huyen del dólar. Sus amigos más cercanos también lo han insinuado y hecho. Después de sus reuniones con XI en China, el presidente francés, Emmanuel Macron, probablemente sorprendió y enfureció a los EE.UU. al pedir a Europa que reduzca su dependencia de la “extraterritorialidad del dólar estadounidense”.

Xi Jinping y Vladimir Putin, presidentes de China y Rusia respectivamente

Estos llamados a una huida del dólar estadounidense no son meramente económicos, son también geopolíticos. Son llamados a reformar el orden financiero mundial desafiando la hegemonía estadounidense y abogando por la multipolaridad. El monopolio del dólar no solo ha asegurado la riqueza estadounidense: ha asegurado el poder estadounidense. Estados Unidos es el único país del mundo que paga su deuda externa en su propia moneda, además de que la mayor parte del comercio internacional se realiza en dólares y la mayor parte de las reservas de divisas de los países también se mantienen en dólares. Ese dominio del dólar a menudo ha permitido a los EE.UU. dictar la alineación ideológica o imponer ajustes estructurales económicos y políticos en otros países. También ha permitido que EE.UU. se convierta en el único país del mundo que puede sancionar efectivamente a sus oponentes. La emancipación de la hegemonía del dólar es la liberación de la hegemonía estadounidense. La huida del dólar estadounidense es un mecanismo para reemplazar el mundo unipolar liderado por Estados Unidos por un mundo multipolar.

Como Estados Unidos ha demostrado a lo largo de la historia con Cuba, Venezuela, Afganistán, Irán y Rusia, el monopolio del dólar permite convertirlo en un arma muy poderosa rápidamente. Las reservas internacionales y los fondos de los países pueden ser rehenes, y los países pueden verse coaccionados y obligados a acatar las sanciones estadounidenses para evitar pasar hambre. Las demostraciones recientes de ese poder han despertado a muchos países a que se den cuenta de su vulnerabilidad en el sentido de que EE.UU. en cualquier momento los puede sancionar si no están alineados a sus intereses.

La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, dijo recientemente (a raíz de las sanciones impuestas a Rusia por su invasión a Ucrania) que “existe un riesgo cuando usamos sanciones financieras que están vinculadas al papel del dólar que, con el tiempo, podría socavar la hegemonía del dólar”. Explicó que “por supuesto, crea un deseo por parte de China, Rusia e Irán de encontrar una alternativa”.

Janet Yellen, Secretaria del Departamento del Tesoro

Y eso es justo lo que se ha hecho. Pero en su diagnóstico a Yellen aún le falta considerar el efecto mayor de la guerra del dólar estadounidense. No son solo China, Rusia e Irán los que ahora buscan escapar de la presión. Los enemigos de Estados Unidos, pero también sus amigos y todo los que están en medio, están considerando huir del dólar.

China y Rusia lo están haciendo. El aliado de la OTAN, Francia, lo pide para Europa. Los países no alineados también están hablando de ello o ya lo están haciendo.

India es una potencia económica en crecimiento. Y, al igual que China, India ha aumentado enormemente su comercio con Rusia. India y Rusia ahora han comenzado las discusiones sobre un acuerdo de libre comercio entre India y la Comisión Económica Euroasiática dirigida por Rusia. Los dos países están ahora comprometidos en “negociaciones avanzadas” para un nuevo tratado bilateral de inversión. Rusia ha expresado interés en utilizar “monedas nacionales y monedas de países amigos” para el comercio. India también “ha estado interesada en” avanzar hacia dejar atrás el dólar al “aumentar el uso de su moneda rupia para el comercio con Rusia”. Y la India ha comenzado recientemente a comprar algo de petróleo ruso en rublos rusos.

La hegemonía del dólar estadounidense también se ha visto amenazada en el patio trasero de Estados Unidos. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha propuesto escapar del control del dólar “creando una moneda latinoamericana”. Mientras estaba en China para reunirse con XI, Lula preguntó: “¿Quién decidió que el dólar sería la moneda [del mundo]?” Luego respondió a su propia pregunta. En marzo, Brasil y China escaparon del dólar estadounidense al asignar cada uno de sus bancos para realizar su comercio bilateral en el real brasileño y el yuan chino.

El presidente de Brasil, Lula da Silva y Xi Jinping

Pakistán ahora también comercia con China en su propia moneda. Irán y Rusia han huido del dólar y ahora están negociando en riales y rublos. Recientemente anunciaron que eludieron el sistema financiero de EE.UU. al vincular sus sistemas bancarios como una alternativa al SWIFT para operar entre ellos. Arabia Saudita ha dicho que no ve “problemas” en el comercio de petróleo en monedas distintas al dólar estadounidense. Robert Rabil, profesor de ciencias políticas en Florida Atlantic University, dice que los Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Israel también se han alejado del dólar estadounidense.

La Unión Económica Euroasiática ha acordado “una transición por etapas” de la liquidación del comercio en “moneda extranjera” a “liquidaciones en rublos”.

Quizás lo más sorprendente para EE.UU. fue la decisión de la reunión del 30 y 31 de marzo de los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) de reducir la dependencia del dólar estadounidense. ASEAN está compuesta por Indonesia, Tailandia, Filipinas, Singapur, Vietnam, Camboya, Laos, Malasia, Myanmar y Brunei. La reunión produjo una declaración conjunta para “reforzar la resiliencia financiera… mediante el uso de la moneda local”. Pero lo que debe haber sido más inquietante para EE. UU. fue la explicación que dio el presidente de Indonesia, Joko Widodo, sobre la decisión. Widodo dijo que la medida es necesaria para protegerse de “posibles repercusiones geopolíticas”. ¿Qué quiso decir con eso? “Ten mucho cuidado”, explicó. “Debemos recordar las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia”.

Yellen tenía razón cuando dejó entre ver que las sanciones a Rusia habían mermado la confianza en el dólar como moneda de reserva. Widodo dijo que las sanciones de EE.UU. a Rusia expusieron cuán vulnerables son los países si dependen de los dólares estadounidenses y de los sistemas de pago extranjeros de EE.UU. Dijo que el uso del sistema de transacciones en moneda local de la ASEAN para comerciar en monedas locales ayudaría a abordar la necesidad de que Indonesia se prepare para la posibilidad de que Estados Unidos pueda sancionarlo de manera similar.

Estas naciones no son las únicas organizaciones que mapean su huida del dólar estadounidense. También lo están haciendo los países que conforman BRICS, una organización internacional enorme cuyo objetivo principal es equilibrar la hegemonía estadounidense en un nuevo mundo multipolar. Compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, representa el 41% de la población mundial. BRICS también está hablando de realizar operaciones comerciales en las monedas de sus miembros o incluso en una nueva moneda de BRICS.

Lula sugirió recientemente que “el banco BRICS tenga una moneda para financiar el comercio entre Brasil y China, entre Brasil y otros países BRICS” para que los países no se vean obligados “a perseguir dólares para exportar, cuando podrían exportar en sus propias monedas.”  El vicepresidente de la Duma estatal rusa, Alexander Babakov, también dijo recientemente que los BRICS están trabajando para crear su propia moneda.

Una moneda BRICS podría desafiar al dólar más allá de las fronteras de BRICS. “Debido a que cada miembro de la agrupación BRICS es un peso pesado económico en su propia región, los países de todo el mundo probablemente estarían dispuestos a hacer negocios” en la moneda, sugirió un informe en el Financial Post.

Una de esas regiones es África. En julio se celebrará en San Petersburgo la cumbre Rusia-África. Olayinka Ajala, profesora titular de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Leeds Beckett y autor de “The Case for Neutrality: Understanding African Stances on the Russia-Ukraine Conflict”, dijo que “un enfoque principal de Rusia y China en este momento es lograr que los países africanos apoyen la moneda BRICS propuesta”. Él dice que “este será un tema importante en la próxima conferencia”. Ajala explica que “África es un continente consumidor, lo que significa que importan muchos bienes y servicios”. Dice que “con una población de más de 1.2 miles de millones, si Rusia y China son capaces de convencer a los países africanos de la necesidad de deshacerse del dólar, será un duro golpe para Estados Unidos”.

El artículo de Ted Snider concluye mencionando que desde África hasta el Sudeste Asiático y América Latina, desde Rusia y China hasta India, Irán y Arabia Saudita, los países están trazando su curso para alejarse del dólar estadounidense. Como mecanismo de transición de la hegemonía estadounidense a un mundo multipolar, los efectos económicos serían grandes, pero los efectos geopolíticos podrían ser aún mayores.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Lo que va a acabar con el mundo

En un nuevo artículo de Egon Von Greyerz, titulado “¿La guerra nuclear, el colapso de la deuda o el agotamiento de la energía acabarán con el mundo?”, publicado el sábado 18 de febrero en GoldSwitzerland.com, este controvertido autor hace un análisis de algunos grandes riesgos y retos para la humanidad en la actualidad. Con independencia de que podamos o no estar de acuerdo con su visión, me parece una lectura interesante e ilustrativa de lo que está sucediendo y que en ocasiones no nos enteramos por los medios de comunicación tradicionales.

El artículo de Von Greyerz, a quien ya he citado en entregas anteriores,  comienza señalando que hay tres palabras clave en el mundo en la actualidad: Guerra, Deuda y Energía. Hay una cuarta palabra que, de acuerdo con el autor, salvará financieramente a aquellos que entiendan su significado y también desempeñará un papel importante en el futuro sistema monetario mundial. Esa cuarta palabra es obviamente ORO. A medida que el mundo pasa de un frágil sistema occidental basado en la deuda o dinero fiat, hacía un sistema basado en productos básicos (commodities) y energía proveniente de Oriente y el Sur, el oro asumirá un papel estratégico en el nuevo  sistema monetario.

Egon von Greyerz

Guerra – Tercera Guerra Mundial

La guerra es una amenaza potencialmente catastrófica, ya que la mera existencia del mundo y de la humanidad se encuentra ahora en riesgo máximo. Las guerras son horribles, con independencia de quien las inicie. Desde el comienzo de la humanidad probablemente ha habido más de 100 mil guerras y conflictos importantes.

La mayoría de las guerras terminan con muertes y heridos importantes y un enorme costo humano y financiero. Y al final de la guerra, la situación es a menudo peor que cuando comenzó, como por ejemplo en Afganistán, Vietnam, Irak y Libia, países que Estados Unidos invadió sin provocación. Probablemente será lo mismo en el caso en Ucrania.

Von Greyerz menciona que siempre hay dos bandos en una guerra y que hace muchos años aprendió que antes de juzgar a alguien, debemos ponernos en sus zapatos. Así que primero nos pondremos en los zapatos de Vladimir Putin.

Todo Occidente odia a Rusia y la ha personalizado en Putin. Pocos se dan cuenta de que muchas de las personas que están detrás de Putin son de línea dura extrema y mucho más peligrosas. Históricamente, Ucrania (como muchos países europeos) ha tenido una existencia heterogénea. Desde finales de 1700 hasta 1991, Ucrania fue parte de Rusia/Unión Soviética con una breve interrupción después de la revolución bolchevique en 1917.

Después de la revolución de Maidan en Ucrania en 2014, el acuerdo de Minsk negociado por Alemania y Francia estipuló que partes de la región de Donbas deberían tener autogobierno. También debería haber un alto el fuego y la retirada de las armas pesadas por parte de los ucranianos. Von Greyerz menciona que el acuerdo de Minsk nunca se cumplió y Ucrania siguió matando a más de 20 mil rusos en la región y bombardeando el Donbas. A medida que el bombardeo se intensificó a principios de febrero de 2022 (supuestamente por insistencia de los EE.UU.), Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022.

Entonces, lo anterior es cómo Rusia y Putin ven la situación de Ucrania.

Ahora veamos la situación con los zapatos de Estados Unidos. Los neoconservadores estadounidenses están extremadamente preocupados por perder la hegemonía estadounidense. Desde la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. básicamente ha fracasado en todas las guerras en las que ha estado involucrado. Pero, en su opinión, si fracasan en el conflicto actual, ese será el fin del dominio de EE.UU. tanto política como financieramente.

Ucrania es claramente solo un peón en un juego mucho más grande entre los dos titanes: Estados Unidos y Rusia.

Pero las guerras siempre se tratan de CONSECUENCIAS. Está claro en este punto que Occidente tristemente está ignorando las posibles consecuencias de esta guerra mientras siguen enviando dinero y armas pero no pacificadores de la ONU. Estados Unidos no tiene ningún deseo de paz en este momento y Europa simplemente sigue ciegamente cualquier iniciativa de Estados Unidos sin pensar en las consecuencias que, tanto económica como militarmente, son mucho más graves para Europa.

Zelensky ha pedido tanques y los está consiguiendo. Ahora pide aviones que también están considerando los países de la OTAN. Todavía no hay tropas de la OTAN oficialmente en Ucrania, pero está claro que hay muchos soldados de la OTAN allí sin los uniformes oficiales. Un coronel austríaco confirma que si un soldado de la OTAN se quita el uniforme es un mercenario y así parece que la OTAN envía tropas a Ucrania extraoficialmente. También el grupo de Mozart dirigido por un coronel retirado del Cuerpo de Marines de los EE.UU. actúa en Ucrania como mercenario.

Entonces, lo que está claro es que no solo hay armas de la OTAN en Ucrania, sino también soldados. Esto, por definición, es lo más cercano a la Tercera Guerra Mundial que el mundo puede estar.

Parece muy poco probable que Rusia pierda esta guerra con su superioridad militar. Incluso con una importante ayuda adicional de la OTAN, es poco probable que Ucrania tenga una oportunidad.

Si la OTAN decide intensificar la guerra con tropas y equipos importantes, no solo Rusia responderá con fuerza, sino posiblemente también China y tal vez India y Corea.

Pero claramente solo hay perdedores en una guerra nuclear.

Si eso sucede, la mayor parte del mundo y la población desaparecerán y no tendremos que preocuparnos por los déficits y las deudas o las acciones y el oro.

Esperemos que los líderes mundiales y los que manejan sus hilos entren en razón.

Burbuja de deuda

Von Greyerz comienza este apartado mencionando que según el Génesis de la Biblia, Nimrod (nieto de Noé) construyó la Torre de Babel. El deseo de los babilonios era hacerlo “con su cúspide en los cielos”. Pero Dios los castigó por este hecho, detuvo la construcción y dispersó a la gente por todo el mundo. Antes de ese momento hablaban el mismo idioma, pero a partir de entonces todos hablaron idiomas diferentes, por lo que no podían entenderse entre sí.

Desde entonces, los banqueros centrales se han construido torres o estructuras que no han llegado del todo al cielo, pero tanto sus aspiraciones como el dinero que han impreso probablemente lo hayan hecho.

Lo que derribará estos edificios probablemente no será la ira de Dios, sino la ira de la gente al darse cuenta de que estos monumentos son una señal de la arrogancia de los banqueros basada en dinero falso. Y este dinero falso no solo ha construido edificios grandiosos como la torre del Banco de Pagos Internacionales (BIS) en Babel Basilea o el edificio Eccles que alberga la FED en Washington.

No, el dinero falso también ha generado una riqueza asombrosa para el porcentaje más alto de personas ricas y ha empobrecido al resto.

La Revolución Francesa a fines del siglo XVIII o la Revolución Rusa en 1917 fueron causadas por diferencias significativamente menores entre ricos y pobres que en la actualidad.

La pobreza y el hambre que muchas personas en el mundo ya están experimentando en los próximos años/décadas probablemente causen malestar social y revoluciones a gran escala. En el último trimestre, aumentaron los disturbios civiles en más de 100 países y más de 30 países están actualmente en guerra. Un colapso del sistema financiero que sea menos estable que un castillo de naipes obviamente exacerbará la situación y fácilmente podría causar grandes trastornos en muchas partes del mundo.

La burbuja de deuda global de 2.3 trillones de dólares

Un trillón  de dólares son mil billones, así de grande es el número. Von Greyerz ha señalado en muchos artículos que estas torres mencionadas anteriormente han sido fundamentales para crear una burbuja de deuda global de $300 billones de dólares más los contratos de instrumentos derivados y pasivos no financiados de alrededor de $2 trillones, la mayoría de los cuales se convertirán en deuda en la próxima década o menos.

Entonces, incluso si el mundo puede evitar una gran guerra nuclear, es probable que sufra repercusiones masivas de la calamidad financiera que se avecina.

Como dijo Ghandi:

“HAY SUFICIENCIA EN EL MUNDO PARA LAS NECESIDADES DEL HOMBRE PERO NO PARA SU CODICIA.”

Crear $2.3 trillones de dólares de pasivos globales no tiene nada que ver con la necesidad del hombre sino con la codicia de unos pocos a expensas de la humanidad.

Cuando la burbuja financiera nuclear estalle en los próximos años, veremos una implosión de los precios de los activos en términos reales en un 75-90%, como Von Greyerz lo ha señalado en muchos artículos. En su artículo “AL FINAL, EL $ SE VA A CERO Y LOS ESTADOS UNIDOS INCUMPLEN SU DEUDA”, explica que “no hay forma de evitar el colapso final de un auge provocado por la expansión del crédito”, como dijo von Mises.

Entonces, incluso si el mundo sobrevive a la amenaza de una guerra nuclear, el colapso del sistema financiero es absolutamente inevitable. La codicia y la adoración al becerro de oro que han practicado algunas partes del mundo en los últimos 50 años, no quedará impune.

Esta gran transformación que se avecina será como un evento nuclear financiero. Después de una transición difícil, el mundo no solo saldrá de ella con una base mucho más sólida, sino también basado en valores humanos mucho mejores que los actuales.

Petróleo – Energía

Von Greyerz menciona que a medida que el mundo pasa de un sistema monetario falso y basado en la deuda a uno mucho más sólido, basado en valores reales, especialmente energía y otros productos básicos, el equilibrio de poder cambiará continuamente de Occidente a Oriente y al Sur. Ha escrito sobre el declive de Occidente y el ascenso de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la Organización de Cooperación de Shanghái y la Unión Económica de Eurasia.

Es probable que el movimiento final a la baja del dólar implique un incumplimiento de los EE.UU. aunque su arrogancia les impedirá usar esa palabra. En cambio, se llamará reinicio, pero todo el mundo sabrá que este reinicio desordenado implicará que la moneda estadounidense haya perdido su valor.

Von Greyerz  agrega que el banco de la Reserva Federal obviamente inventará una nueva moneda digital que el resto del mundo no debería tocar. Nos recuerda que el dólar, como la mayoría de las monedas, producto de la inflación, ya ha perdido un 98% de su valor desde 1971. Pero la caída final del 2% representa una caída del 100% a partir de hoy.

A lo largo de la historia ha ocurrido la misma destrucción total con todas las monedas. Los gobiernos arrogantes y los banqueros centrales claramente merecen este castigo. Pero, lamentablemente, siempre son las personas que no lo merecen las que más sufrirán.

Energía

Otra gran crisis económica para el mundo es la contracción del sistema energético.

La economía mundial está impulsada por la energía. Sin suficiente energía, el nivel de vida disminuiría drásticamente. Actualmente los combustibles fósiles representan el 83% de la energía mundial. Es poco probable que la fuerte dependencia de los combustibles fósiles cambie en las próximas décadas.

La energía derivada de los combustibles fósiles ha disminuido en los últimos años. Esta tendencia se acelerará en los próximos 20 años o más a medida que disminuya la disponibilidad de combustibles fósiles y aumente el costo. El costo económico de producir energía se ha quintuplicado desde 1980.

Lo que muy poca gente se da cuenta es que la prosperidad del mundo no mejora con más deuda sino con más energía y más barata.

Pero lamentablemente, algunas proyecciones muestran que la producción de energía disminuirá durante al menos 20 años. Menos energía significa menor prosperidad para el mundo. Y recuerde que esto se suma a una importante disminución de la prosperidad debido a la implosión del sistema financiero y los valores de los activos.

La energía procedente de combustibles fósiles disminuirá un 18% entre 2021 y 2040. Pero aunque la eólica y solar aumentarán proporcionalmente, de ninguna manera compensará la caída de los combustibles fósiles. Para que la energía renovable compense la diferencia, tendría que aumentar en un 900% con una inversión superior a los 100 billones de dólares. Esto es muy poco probable ya que la producción de energía eólica y solar depende en gran medida de los combustibles fósiles.

Otro problema importante es que no existe un método eficiente para almacenar energía renovable.

Tomemos el ejemplo de obtener suficiente energía de las baterías. La fábrica de baterías más grande del mundo es la fábrica Tesla Giga. La producción total anual de esta fábrica produciría 3 minutos de la demanda anual de electricidad de EE.UU. Incluso con 1000 años de producción de baterías, las baterías de esta fábrica producirían solo 2 días de la demanda de electricidad de EE.UU.

Por lo tanto, lo más probable es que las baterías no sean una fuente viable de energía durante décadas, especialmente porque necesitan combustibles fósiles para ser producidas y cargadas.

La energía nuclear es la mejor opción disponible en la actualidad. Pero el tiempo y el costo de producir energía nuclear significa que no será una alternativa viable durante décadas. Además, muchos países han detenido la energía nuclear por razones políticas. Se espera que la energía nuclear y la hidroeléctrica solo aumentarán muy marginalmente en los próximos 20 años.

Por supuesto que el mundo quiere lograr una energía más limpia y eficiente. Pero hoy no tenemos los medios para producir esta energía en cantidad a partir de nada más que combustibles fósiles.

Por lo tanto, detener o reducir la producción de combustibles fósiles, que es el deseo de muchos políticos y activistas climáticos, seguramente exacerbará sustancialmente el declive de la economía mundial.

Von Greyerz  dice que podríamos obtener un aire más limpio, pero muchos tendrían que disfrutarlo en cuevas con poca comida u otras necesidades y comodidades que tenemos hoy.

Entonces, lo que está claro es que el mundo no está preparado ni siquiera para el mejor escenario energético que implica una gran disminución en el nivel de vida en los próximos 20 a 30 años por lo menos.

Oro

Las monedas digitales son el medio perfecto para controlar a las personas en un mundo totalitario. Le da al Gran Hermano poder total en relación con el dinero de la gente. Pueden ser gravados, multados o dirigidos por cualquier capricho del gobierno. Esto incluiría la imposición arbitraria o la confiscación.

Por lo tanto, las CBDC (Monedas Digitales del Banco Central por sus siglas en inglés) son un desastre total en relación con la libertad personal. Pero en muchos países los siervos ya han sido entrenados para esto. Tomemos como ejemplo a Suecia, donde el efectivo apenas existe y las tarjetas de crédito se utilizan para todos los gastos, incluso para comprar un periódico o una barra de pan. La mayoría de las tiendas ni siquiera aceptan efectivo.

Así, los plácidos suecos entregarían felizmente el control de su dinero al gobierno, totalmente ajenos a las consecuencias.

Como amante de la libertad, Von Greyerz  dice que odiaría vivir en tales circunstancias a pesar de que nació en Suecia.  Menciona que con la próxima caída del dólar y muchas otras monedas, así como el fin del petrodólar, es probable que el oro desempeñe un papel importante en el sistema monetario dominado por el Oriente y el Sur.

Con el gasto público fuera de control en la mayoría de los países, el oro es la única moneda en la que puede confiar tal como lo ha sido durante miles de años.

Es probable que los BRICS, con China, Rusia e India como principales países auríferos, hagan del oro una parte importante del futuro sistema monetario.

El oro no es para inversión o especulación.

El oro es seguro y preserva la riqueza.

El oro es ahorro y supervivencia financiera.

Es probable que 2023 sea el año del oro. Tanto fundamental como técnicamente, parece que el oro hará grandes movimientos alcistas este año. Cualquier corrección debe utilizarse para acumular.

Termina recomendando que sólo debemos comprar oro físico y guardarlo en una jurisdicción segura lejos de los gobiernos cleptocráticos.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Los mayores riesgos globales para el 2023

En cada arranque de año confiamos en que vendrán cosas buenas para nosotros y nuestros seres queridos. Igual sabemos que es inevitable que algunos eventos negativos sucederán, y para ellos debemos estar preparados. En esta entrega quiero abordar algunos de los riesgos globales que enfrentaremos este año y que de materializarse podrían tener un impacto en nosotros.

El Grupo Eurasia recién publicó su listado de principales riesgos globales para el 2023. Top Risks es el nombre del documento en el que plasman los pronósticos anuales de Eurasia Group respecto de los riesgos globales que es más probable que se desarrollen en el transcurso del año. El informe de este año se publicó el 3 de enero de 2023, y a continuación presento los aspectos más relevantes del mismo:

Visión general

Top Risks 2023 comienza mencionando que hemos superado (en su mayor parte) la pandemia del Covid-19, Rusia no tiene forma de ganar en Ucrania, la Unión Europea es más fuerte que nunca, la OTAN redescubrió su razón de ser, El G7 se fortalece, las energías renovables se están volviendo muy baratas, el poder militar estadounidense no tiene rival, las elecciones intermedias en los Estados Unidos fueron decididamente normales… y muchos de los candidatos que representaban la mayor amenaza para la democracia (especialmente aquellos que habrían tenido autoridad sobre los resultados electorales, como gobernadores y secretarios de estado) perdieron en sus respectivas elecciones. Mientras tanto, Donald Trump está en la posición más débil desde que salió de la presidencia de Estados Unidos, con una gran cantidad de republicanos preparándose para enfrentarlo en la nominación presidencial para el 2024.

Tiene que haber una trampa

Hemos visto que un pequeño grupo de personas ha acumulado una cantidad extraordinaria de poder, tomando decisiones de profundas consecuencias geopolíticas. Desde la óptica del espectro de la geopolítica vemos que las bondades de la globalización están en un extremo, pero estos desarrollos están en el otro extremo y generan una cantidad desproporcionada de incertidumbre en el mundo de hoy.

Los principales riesgos este año están sesgados hacia estos actores y su impacto: Rusia malvada, Maximum Xi, Armas de disrupción masiva, e Irán arrinconado, todos son riesgos que provienen de actores internacionales que enfrentan severos desafíos estructurales y una fuerte oposición (interna y/o externa) para lograr sus objetivos deseados, sin supervisión local, ni contrapesos, controles y equilibrios que pongan freno a sus acciones.

Algunas dictaduras tropiezan mientras que otras se consolidan. La Rusia de Vladimir Putin está demasiado aislada para que su líder asista a la cumbre del G20, y enfrenta un grave declive económico y militar… mientras que la OTAN nunca se ha visto más fuerte. Irán, el aliado militar más importante de Rusia, se enfrenta a un entorno geopolítico profundamente hostil viviendo los mayores disturbios internos desde la revolución de 1979 que llevó al poder a la República Islámica. Por su parte, China no estaba completamente preparada para lidiar con sus problemas ocasionados por la política de cero Covid (el riesgo número 1 del año pasado), lo que provocó manifestaciones populares sin precedentes… y un cambio repentino en la política del presidente Xi Jinping, que puso fin a las restricciones dos años después que los estadounidenses y los europeos.

En términos más generales, hemos visto que el progreso en el desarrollo humano ha sido revertido por una pandemia global, una guerra terrestre en Europa, un shock inflacionario masivo y una catástrofe climática creciente. Después de décadas de globalización que impulsaron un crecimiento global sin precedentes y el surgimiento de una sólida clase media global, ahora vemos que a la mayoría de los 8 mil millones de personas del mundo les va peor, no mejor, en niveles de educación, esperanza de vida, bienestar económico y seguridad. Desafortunadamente, los obstáculos para el desarrollo humano aumentarán en 2023.

El liderazgo estadounidense es una espada de doble filo. Un año después de la guerra fallida de Rusia, Estados Unidos ha ganado la posición de único líder militar global del mundo. Los principales aliados reconocen claramente su dependencia de Estados Unidos para la seguridad nacional, en un sentido amplio. El poder económico comparativo de Estados Unidos es más fuerte después de la pandemia y de la guerra de Rusia respecto de lo que era después de la crisis financiera mundial de 2008. Se ha vuelto más fuerte el susurro en Europa de que la posición global de Estados Unidos se está beneficiando de la guerra, mientras que los europeos y Japón enfrentan la desindustrialización y el fin permanente del dividendo de la paz. China también enfrenta desafíos económicos masivos, mucho mayores que otros países importantes. Todavía se espera que su economía supere a la de Estados Unidos en PIB para 2030, pero existe una posibilidad cada vez mayor de que nunca lo haga. Y si lo hace, esto no presagia que vayamos a presenciar un siglo de influencia china conforme su población se reduce a la mitad para el año 2100. Si algún país importante de ingresos medios tiene la perspectiva de superar al resto de naciones en las próximas décadas, es la próxima tercera economía más grande del mundo (y la democracia más grande): India.

Pero en términos de liderar con el ejemplo, es una historia radicalmente diferente para Estados Unidos. En 1989, Estados Unidos era el principal exportador mundial de democracia. Hoy en día, es el principal exportador de herramientas que socavan la democracia, el resultado de algoritmos y plataformas de redes sociales que han desgarrado el tejido de la sociedad civil mientras maximizan las ganancias de sus creadores. Esto ha creado división política, disrupción y disfunción social sin precedentes. Esa tendencia se está acelerando rápidamente, no impulsada por los gobiernos sino por un pequeño grupo de personas con poca comprensión del impacto social y político de sus acciones.

¿Son los dueños de las plataformas tecnológicas una mayor amenaza para la inestabilidad global que Putin o Xi? No está claro, pero es una pregunta correcta para hacerse, dado el desafío crítico para las democracias del mundo, la vulnerabilidad de las instituciones políticas representativas y el creciente atractivo de control y la vigilancia por parte de los gobiernos. Como se demostró en 2006, las sociedades abiertas eran las más estables, en parte porque la tecnología las fortalecía y debilitaba los regímenes autoritarios. En 2023, menos de dos décadas después, ocurre lo contrario.

No es el fin de la democracia (ni de la OTAN ni de Occidente). Pero seguimos en las profundidades de una recesión geopolítica, con los riesgos de este año como los más peligrosos que hemos encontrado en los 25 años desde que comenzamos Eurasia Group.

Y ahora, se presentan algunos rasgos de los principales riesgos detectados por parte de Eurasia Group.

1. Rusia malvada

Una Rusia humillada pasará de ser un actor global a convertirse en el estado canalla más peligroso del mundo, lo que representa una grave amenaza para la seguridad de Europa, Estados Unidos y más allá.

Rusia es una nación que ha sido derrotada en el campo de batalla en Ucrania, está cada vez más golpeada por las sanciones económicas, carece de influencia sobre la Unión Europea o los Estados Unidos, tiene poco que perder y vive en un mayor aislamiento con las represalias occidentales, además de que enfrenta una intensa presión interna para mostrar su fuerza. Es por ello que Rusia recurrirá a la guerra asimétrica contra Occidente para infligir daño y debilitar la unidad de la OTAN, en lugar de emplear una agresión abierta que depende del poder militar y/o económico que Rusia ya no tiene.

El ruido nuclear por parte de Moscú se intensificará en 2023. Las amenazas de Putin se harán más explícitas; es probable que mueva las armas nucleares tácticas más cerca de Ucrania, y lo haga público. Podríamos ver un aumento en el estado de alerta del arsenal nuclear de Rusia. Por su parte, los hackers y piratas informáticos afiliados al Kremlin intensificarán los ataques cibernéticos contra las empresas y los gobiernos occidentales. Los oleoductos, así como las terminales de GNL, serán objetivos atractivos para el sabotaje ruso.

2. Maximum Xi

Xi Jinping salió del 20º Congreso del Partido de China en octubre de 2022 con un control y poder sin igual desde Mao Zedong.

Después de haber llenado el Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista con sus aliados más cercanos, Xi prácticamente no tiene restricciones en su capacidad para seguir su agenda política estatista y nacionalista. Pero con pocos controles y contrapesos que lo limiten y sin voces disidentes que desafíen sus puntos de vista, la capacidad de Xi para cometer grandes errores tampoco tiene rival. Las decisiones arbitrarias, la volatilidad de las políticas y la elevada incertidumbre serán endémicas en la China de Xi. Ese es un desafío global masivo y subestimado, dada la realidad sin precedentes de una dictadura capitalista de estado que tiene un papel tan grande en la economía global.

3. Armas de disrupción masiva

Cuando cayó el Muro de Berlín, Estados Unidos era el principal exportador mundial de democracia. No siempre de manera consistente y no siempre con resultados positivos, pero ningún otro país se le acercaba en términos de la influencia que ejercía en el resto del mundo. Desde entonces, la mayor parte del tiempo, la innovación tecnológica (mucha de la cual tuvo lugar en Estados Unidos) ha sido una fuerza liberalizadora. Pero hoy, EE.UU. se ha convertido en el principal exportador de herramientas que socavan la democracia, no intencionalmente, sino como consecuencia directa de los modelos comerciales que impulsan el crecimiento. Los avances tecnológicos resultantes en inteligencia artificial (IA) erosionarán la confianza social, empoderarán a los demagogos y autoritarios y perturbarán los negocios y los mercados.

Este año será un punto de inflexión para el papel de la tecnología disruptiva en la sociedad. Una nueva forma de Inteligencia Artificial (IA), conocida como IA generativa, permitirá a los usuarios crear imágenes, videos y texto realistas con solo unas pocas oraciones de orientación. Los modelos de lenguaje grande como GPT-3 y el GPT-4 que se lanzará próximamente podrán pasar de manera confiable la prueba de Turing, un Rubicon para la capacidad de las máquinas para imitar la inteligencia humana.

Los demagogos y los populistas utilizarán la IA como arma para obtener ganancias políticas a expensas de la democracia y la sociedad civil. Ya hemos visto a personas como Trump, el brasileño Jair Bolsonaro y el húngaro Viktor Orbán aprovechar el poder de las redes sociales y la desinformación para manipular a los electores y ganar elecciones, pero los avances tecnológicos crearán ventajas estructurales para que cada líder político implemente estas herramientas, no importa dónde estén ubicados en el espectro político.

4. Ondas de choque de la inflación

El shock de inflación global que comenzó en los Estados Unidos en 2021, y se consolidó en todo el mundo en 2022, tendrá un poderoso efecto dominó económico y político en 2023. Será el principal impulsor de la recesión global, se sumará a la tensión financiera y avivará el descontento social y político por todas partes.

Con el endurecimiento de las condiciones crediticias y financieras en un momento de inflación aún alta, los hogares y las empresas sentirán los efectos. Temerosos de echar combustible al fuego inflacionario y enfrentar el aumento de los costos por mayores tasas de interés, los encargados de formular políticas públicas en las economías avanzadas solventes intentarán absorber los mayores costos para los hogares y aliviar las presiones de costos para las empresas a través de intervenciones en el mercado energético y subsidios financiados con más deuda pública.

5. Irán en una esquina

Más de tres meses después de que una joven llamada Mahsa Amini fuera asesinada por la llamada Policía de la Moralidad de Irán, continúan las protestas antigubernamentales en todo el país. Al mismo tiempo, Teherán ha intensificado su programa nuclear de manera dramática, casi acabando con cualquier posibilidad de revivir el acuerdo nuclear. Y ahora Irán se ha casado con las ambiciones imperiales de Putin en Ucrania. Enfrentando convulsiones en casa mientras arremeten en el extranjero, este año contará con nuevos enfrentamientos entre la República Islámica y Occidente.

6. Crunch energético

Los consumidores de energía respiran aliviados ahora que el shock del suministro de petróleo, esperado después de la invasión rusa de Ucrania, no se materializó y los precios del gas, especialmente en Europa, han retrocedido desde sus máximos de 2022. Pero a pesar de las previsiones en su mayoría optimistas para este año, una combinación de geopolítica, economía y factores de producción creará condiciones de mercado mucho más estrictas, especialmente en la segunda mitad de 2023. Eso aumentará los costos para los hogares y las empresas, aumentará la carga fiscal en las economías de consumo, ampliará la brecha entre la OPEP+ y las principales naciones consumidoras, y creará otra fuente de mayores tensiones entre Occidente y el mundo en desarrollo.

7. Desarrollo global arrestado

Las últimas dos generaciones de la humanidad han experimentado un período sin precedentes de rápida expansión y prosperidad generalizada. La economía mundial se triplicó en tamaño, casi todos los países se enriquecieron significativamente y más de mil millones de personas escaparon de la pobreza extrema para unirse a las filas de la primera clase media mundial de la historia, reduciendo la brecha de oportunidades entre las naciones en desarrollo y las industrializadas avanzadas. Los indicadores de desarrollo humano, que van desde la mortalidad infantil y la esperanza de vida hasta la educación y los derechos de la mujer, cuentan una historia de mejora casi ininterrumpida de los niveles y la calidad de vida en todo el mundo.

Ese progreso se ha visto revertido por tres años de choques que se refuerzan mutuamente, incluida la pandemia de Covid-19, la guerra entre Rusia y Ucrania y el aumento de la inflación mundial. Las Naciones Unidas estiman que se han perdido cinco años de progreso en el desarrollo humano desde que golpeó el Covid-19, y el impacto ha sido global: más del 90% de los países experimentaron una disminución en el desarrollo humano en 2020 o 2021. En 2023, miles de millones de personas se volverán más vulnerables a medida que se sigan perdiendo más ganancias económicas, políticas y de seguridad.

8. Estados Desunidos de América

Primero, las buenas noticias. Las elecciones de mitad de período de 2022 detuvieron el deslizamiento hacia una crisis constitucional en las próximas elecciones presidenciales de EE.UU. No porque los republicanos ganaran el control de la Cámara de Representantes, ni porque los demócratas dominaran el Senado. Lo que es más importante, los votantes de los Estados Unidos rechazaron prácticamente a todos los candidatos a gobernador o secretario de estado que negaron la legitimidad de la victoria de Biden sobre Trump en la votación de 2020. Y son los gobernadores y secretarios de estado quienes administrarán las futuras elecciones a nivel estatal. Es por eso que la política estadounidense no aparece más arriba en la lista de los principales riesgos de este año.

Estados Unidos sigue siendo una de las democracias industriales avanzadas más políticamente polarizadas y disfuncionales del mundo. La creciente polarización partidista del electorado estadounidense continúa erosionando la legitimidad de las instituciones federales centrales: las tres ramas del gobierno y la transferencia pacífica del poder a través de elecciones libres y justas. En consecuencia, el poder político se está devolviendo a los estados, cada vez más liderado por partidarios que ocupan el vacío dejado por Washington para perseguir agendas que no pueden ser implementadas por un gobierno federal díscolo y esclerótico.

Este entorno se volverá cada vez más desafiante para las empresas acostumbradas a pensar en los Estados Unidos como un mercado coherente con un régimen regulatorio predecible. Los estados tradicionalmente han competido por la inversión corporativa a través de paquetes de incentivos. Pero ahora, los políticos conservadores se están diferenciando al pelear con los principales empleadores sobre temas como las regulaciones ambientales, sociales y de gobierno (ESG), mientras que los políticos de izquierda están buscando políticas ambientales, más favorables para los trabajadores y consumidores que aumentan el costo de hacer negocios en sus estados.

9. Boom de Tik Tok

Nacida entre mediados de la década de 1990 y principios de la de 2010, la Generación Z es la primera sin experiencia de vida sin Internet. Los dispositivos digitales y las redes sociales han conectado a sus miembros a través de las fronteras para crear la primera generación verdaderamente global. Y eso los convierte en una nueva fuerza política y geopolítica, especialmente en Estados Unidos y Europa. La Generación Z tiene tanto la capacidad como la motivación para organizarse en línea para remodelar las políticas corporativas y públicas, dificultando la vida de las multinacionales en todas partes e interrumpiendo la política con solo hacer clic en un botón.

La Generación Z creció a medida que se desvanecía el dominio de Estados Unidos después de la Guerra Fría, revelando las fallas de liderazgo en el país y en el extranjero a través de una serie de eventos históricos formativos: la crisis financiera de 2008, la Primavera Árabe y la guerra civil de Siria, Brexit, la elección de Trump, El movimiento Black Lives Matter, el ajuste de cuentas #MeToo, los tiroteos masivos en escuelas en los EE.UU., la pandemia de Covid-19 y ahora la guerra entre Rusia y Ucrania.

El resultado es una generación radicalizada por la naturaleza turbulenta de su época y la falta de respuesta de los líderes y las instituciones existentes. La Gen Z tiene expectativas, demandas e impulsos políticos más amplios que sus predecesores, incluida una marcada desconfianza en las instituciones y los canales tradicionales de cambio político y logros económicos.

Gen Z está redefiniendo el lugar de trabajo al presionar a las empresas para que incorporen cambios fundamentales en la forma en que reclutan, organizan, retienen y desarrollan el talento; adoptar nuevos caminos y oportunidades profesionales; fomentar la diversidad y la inclusión genuinas; y reevaluar su impacto social, político y ambiental. Como resultado, las corporaciones sentirán una presión sin precedentes para tomar partido en los debates políticos y geopolíticos, les guste o no.

10. Estrés hídrico

Este año, el estrés hídrico se convertirá en un desafío global y sistémico… mientras que los gobiernos aún lo tratarán como una crisis temporal.

En 2022, la disminución de los niveles de agua exacerbó la crisis alimentaria en África, detuvo el transporte marítimo y la producción nuclear en Europa y provocó el cierre de fábricas en China. La escasez de agua también obligó a Estados Unidos a limitar las descargas de agua en los estados del oeste y provocó disturbios sociales en América Latina, aumentando las tensiones entre las empresas y las comunidades. Las previsiones para 2023 son peores. El estrés hídrico se convertirá en la nueva normalidad: los niveles de los ríos caerán a nuevos mínimos y dos tercios de las empresas a nivel mundial enfrentarán riesgos de agua sustanciales para sus operaciones o cadenas de suministro.

Si bien las consecuencias del estrés hídrico empeorarán, la capacidad de los gobiernos para manejarlas no mejorará. Habiendo fallado en prepararse adecuadamente para una disminución permanente en la disponibilidad de agua, los formuladores de políticas confiarán en medidas de emergencia a corto plazo que restringen y redistribuyen abruptamente los recursos.

Y ahora algunas líneas rojas…

Grietas en apoyo a Ucrania

Estados Unidos y Europa permanecerán alineados en su firme apoyo a Ucrania a pesar del creciente escepticismo sobre la participación de Estados Unidos y el desacuerdo interno en la UE sobre si presionar a Ucrania para que negocie.

Disfunción política en la Unión Europea

A medida que gran parte de la UE entra en recesión este trimestre, el bloque comienza a sentir una gran tensión por la guerra de Ucrania. La recesión económica y la crisis energética de este año (consulte los riesgos n.º 4 y n.º 6) se sumarán a esta presión, lo que exacerbará las perspectivas de la UE en un momento en que se enfrenta a desafíos de liderazgo. Con un nuevo gobierno en Berlín luchando en casa y en el extranjero, el presidente francés Emmanuel Macron cojeando por su falta de mayoría parlamentaria y la salida de Mario Draghi como primer ministro de Italia, no hay nadie capaz de liderar el bloque a través de las tribulaciones de este año.

La crisis de Taiwán

Existe una creciente preocupación en Washington de que Estados Unidos y China se dirijan a una confrontación por Taiwán… y que sea cada vez más probable que China cambie proactivamente el statu quo, posiblemente incluso conduciendo a un conflicto militar directo en el corto plazo. El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, ha afirmado que Xi de China está “decidido a buscar la reunificación en un plazo mucho más rápido” de lo que se pensaba anteriormente. Altos funcionarios de defensa han sugerido que el uso de la fuerza por parte de China para retomar Taiwán podría ocurrir en 2027, y posiblemente tan pronto como este año.

Respecto a este punto, y dejando atrás la lista de riesgos elaborada por Eurasia Group, quiero hacer mención a lo mencionado en un artículo de MN Gordon, publicado en el portal EconomicPrism.com el pasado 30 de diciembre, en el cual se pinta un panorama sombrío para este año en lo que respecta a la geopolítica. Gordon menciona que, a modo de divulgación completa, su conjetura principal para este año no es única ni desconocida. De hecho, muchos pueden sentir lo que viene. Pero al igual que cuando se enfrentan a la presencia de un veterano de guerra al que le faltan extremidades, casi todos miran hacia otro lado. Los horrores son demasiado graves para contemplarlos.

Para entender esta predicción, primero algo de contexto:

¿Quién lo hizo?

Para ser completamente franco, si aún no ha llegado a esta conclusión por su cuenta, la Tercera Guerra Mundial comenzó el 24 de febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania. Muchas personas siguen siendo incapaces de comprender esto.

Bien o mal, durante 20 años la OTAN provocó a Rusia a través de una expansión progresiva hacia el este acercándose a la frontera de Rusia. Una reacción agresiva estaba destinada a suceder tarde o temprano.

Si recuerdan, los EE.UU. y sus aliados de la OTAN respondieron rápidamente con una “guerra de sanciones” contra Rusia y una guerra de disparos real utilizando a los ucranianos como representantes. Las piezas centrales iniciales de las sanciones masivas incluían cortar el acceso a SWIFT a las instituciones financieras rusas y evitar que el Banco de Rusia utilizara sus reservas de moneda extranjera. Pronto siguieron las órdenes de “congelar y confiscar” los bienes de los oligarcas rusos.

Pero Putin tenía preparadas sus propias contramedidas. Para estabilizar el rublo, el Banco de Rusia ofreció comprar oro de los bancos rusos a un precio fijo de 5 mil rublos por gramo, vinculando así el rublo al oro. Esto limitó rápidamente la devaluación del rublo en términos de dólares estadounidenses porque el oro se negocia en dólares.

Luego, en represalia por las sanciones, Putin exigió a los compradores extranjeros de gas natural ruso que pagaran sus importaciones con rublos. Al vincular el rublo al oro y el precio del gas natural a los rublos, Putin, en efecto, vinculó el precio del gas natural al precio del oro.

Al vincular el rublo al oro y luego vincular los pagos de energía al rublo, el Banco de Rusia y Putin alteraron fundamentalmente todo el libro de reglas del sistema de comercio mundial. También aceleraron el cambio en el sistema monetario mundial.

Desde 1971, el estatus de divisa de reserva mundial del dólar estadounidense se ha visto respaldado por el petróleo. La era del petrodólar se ha mantenido debido al uso continuo de dólares estadounidenses en el mundo para comercializar petróleo y la capacidad del gobierno de los EE.UU. y su ejército para evitar cualquier competidor del dólar.

El 26 de septiembre de 2022, una serie de bombardeos secretos interrumpió el flujo de gas a través de los oleoductos Nord Stream entre Rusia y Alemania a través del Mar Báltico. ¿Quién lo hizo? Puede que nunca lo sepamos.

En este punto, las sanciones económicas han sido mucho menos efectivas para disuadir a Putin que las armas denominadas Jabalinas y Aguijones. Aún así, ¿entiendes la sabiduría de enviar $45 mil millones de dólares adicionales a Ucrania este año junto con los sistemas de defensa antimisiles Patriot (sarcasmo)?

Por desgracia, si debe hacer la pregunta, la delgada línea ya se ha cruzado.

Habiendo repasado este contexto, pasemos al 2023. ¿Cuál es el gran evento, aunque pasado por alto, sucederá en 2023?

Una gran predicción desagradable para 2023

Como ya se mencionó, en octubre, el presidente chino, Xi Jinping, terminó con éxito su informe para el 20º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino. Salió del congreso del partido con un histórico tercer mandato de cinco años como secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) y presidente de la Comisión Militar Central.

Este resultado elevó a Xi a un nivel de extremo poder y ser comparado con Mao Zedong. Él es el “emperador de por vida”. El evento también subrayó la posición del PCCh de que la unificación de Taiwán es “un requisito natural para lograr el rejuvenecimiento de la nación china”. Xi y el PCCh ven a Taiwán como un asunto que Mao dejó pendiente.

El día de Navidad de 2022, poco después de que Santa Claus atravesara el mundo, China envió 71 aviones de combate y siete barcos cerca de Taiwán. Muchos de estos aviones de combate cruzaron la línea media del Estrecho de Taiwán. El ejército taiwanés contó 47 aviones que violaron la línea fronteriza de facto.

El casus belli, en este caso, fue que el presidente Biden firmó la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2023, que incluye $10 mil millones en asistencia militar a Taiwán. Una reacción similar se desencadenó durante el verano tras una visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Casi al mismo tiempo que la visita de Pelosi, se llevaron a cabo juegos de guerra simulados de una invasión china de Taiwán en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Los resultados fueron sombríos tanto para China como para Estados Unidos.

Ciertamente, una invasión de Taiwán a través del Estrecho de Taiwán por parte del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China parece improbable. Pero también lo hicieron los tanques rusos que cruzaron la frontera hacia Ucrania, hasta momentos antes de que sucediera.

Según JPMorgan, “mientras que el mundo tiene escasez de productos básicos, China ha comenzado a almacenar productos básicos desde 2019 y actualmente posee el 80% de los inventarios mundiales de cobre, el 70% del maíz, el 51% del trigo, el 46% de la soja, el 70% del petróleo crudo y más del 20% de los inventarios mundiales de aluminio.

¿Por qué China está acumulando cantidades tan masivas de productos básicos?

Hay que recordar que las sanciones de Estados Unidos a Rusia tuvieron la consecuencia no deseada de obligar a China y Rusia a cooperar estratégicamente. Todo el 2022 Rusia estuvo vendiendo petróleo a China a cambio de yuanes.

Además, Xi se reunió recientemente en Arabia Saudita con el príncipe heredero Mohammed bin Salman y otros líderes árabes del Golfo. En un desafío directo al petrodólar, Xi comentó que China trabajaría para comprar petróleo y gas de las naciones árabes en yuanes.

¿Qué hacer con todo esto?

Se está librando una guerra económica. El escenario geopolítico se está preparando para la próxima etapa de la Tercera Guerra Mundial en el Teatro del Pacífico.

Con toda modestia y pleno reconocimiento de las limitaciones del pensamiento abstracto del autor, esa es su gran y desagradable predicción para el Año 2023: Esperar lo inesperado. China invadirá Taiwán.

Esto pondrá una antorcha a todas las demás predicciones para 2023.

Conclusiones

Por parte de Eurasia Group, mencionan  que tratan de no pensar demasiado en escribir un informe respecto hacia dónde se dirige el mundo; pero no se trata de predicción. Comienzas con dónde está el mundo, dónde realmente está en la actualidad, y en la medida en que obtienes esa valoración de manera correcta, se restringen más resultados que cualquier bola de cristal. En muchos sentidos, cada edición de Top Risks se trata del arte de encontrar lo que no es posible.

Aprendemos tanto sobre nosotros mismos como sobre el mundo en el proceso. ¿A qué sesgos nos aferramos que necesitan ser desafiados? ¿Cuáles son las cosas que creemos que sabemos que en realidad no lo son? ¿Y qué nos haría mal? Esas son las preguntas que se responden al encontrar los riesgos de este año.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Lecciones de la guerra de 2034

El mundo está enfrentando riesgos gigantescos y pocos parecen darse cuenta o preocuparse. Dada la fallida estrategia de Rusia en su invasión a Ucrania y la ilegal anexión de cuatro territorios ucranianos, Vladimir Putin amenaza con una guerra nuclear; China tiene los ojos puestos en Taiwán y mantiene un tono agresivo con los Estados Unidos; Irán realiza ejercicios militares de forma regular con China y Rusia; y Corea del Norte acaba de lanzar un misil sobre Japón.  Si eso no suena lo suficientemente catastrófico, el congresista estadounidense, Mike Gallagher tiene peores noticias: EE.UU. es cada vez más vulnerable a perder una guerra, “ya ​​sea por no participar en el conflicto o por la posibilidad de efectivamente ser derrotado en combate”.

En este complicado contexto internacional, el jueves 6 de octubre, el presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió que el riesgo de un “armagedón” nuclear ahora está en su nivel más alto desde la crisis de los misiles de Cuba de 1962, ya que los funcionarios rusos discuten la posibilidad de utilizar armas nucleares tácticas después de los importantes reveses sufridos en Ucrania.

Después de estas declaraciones ultraalarmistas de un “armagedón” nuclear, naturalmente la primera pregunta que surgió fue si su evaluación se basa en alguna evidencia clara o si observó alguna postura nuclear intensificada que se avecine fuera de Rusia. El viernes 7, CNN citó a varios funcionarios de inteligencia estadounidenses no identificados para decir: “Estados Unidos todavía no ha visto evidencia de que Putin esté avanzando hacia el uso de la capacidad nuclear de Rusia, ni hay ninguna inteligencia que demuestre que ha decidido hacerlo”.

Con esto en mente, y derivado del persistente conflicto entre Estados Unidos y China, por temas como Taiwán, el robo de propiedad intelectual tecnológica y la andanada del PCCh contra intereses privados en general, es que en esta ocasión quiero escribir sobre el libro “2034: Una novela sobre la siguiente guerra mundial” de Elliot Ackerman y James Stavridis, mismo que fue publicado en 2021 (obvio, antes de la invasión de Rusia a Ucrania). Esta novela especula sobre cómo sería una guerra nuclear entre las dos principales potencias económicas del planeta: China y Estados Unidos, con la participación activa de Irán y Rusia como aliados de China, e India como el mediador y eventual potencia económica que queda de pie tras la catástrofe relatada. Si bien, es una novela, nos da un deprimente panorama del resultado de una conflagración nuclear a gran escala y advierte sobre algunas supuestas vulnerabilidades de la economía más grande del mundo. El mensaje principal de este libro es que la guerra debe ser evitada a todo costo.

Los autores del libro son expertos en el tema. Elliot Ackerman es un autor estadounidense y exlíder del equipo de operaciones especiales del Cuerpo de Marines. James George Stavridis es un almirante retirado de la Armada de los Estados Unidos. Desempeñó los cargos de comandante supremo aliado en Europa de la OTAN y de comandante del Mando Europeo de los Estados Unidos en el período de la intervención militar en Libia de 2011 y de las operaciones secretas de Estados Unidos en Siria. En 2034: una novela de la próxima guerra mundial, ambos autores nos ofrecen su punto de vista, a través de una obra de ficción predictiva, uniéndose a las filas de escritores-practicantes que han utilizado el mercado de la ficción para advertir a EE.UU. de las implicaciones de una guerra contra China

El libro comienza narrando cómo el 12 de marzo de 2034, la comodora de la Marina de los EE.UU., Sarah Hunt está en el puente de su buque insignia, el destructor de misiles guiados USS John Paul Jones, realizando un patrullaje rutinario en el Mar de China Meridional cuando su barco detecta un barco pesquero sin bandera que está en situación de peligro, con humo saliendo del mismo. Ese mismo día, el aviador mayor de la Marina de los EE. UU. Chris “Wedge” Mitchell está volando un F35E Lightning sobre el Estrecho de Ormuz, probando una nueva tecnología furtiva mientras se encuentra cerca de espacio aéreo iraní. Pierde control de su avión en lo que aparenta ser una falla en su computadora de vuelo, cosa que no es. Al final de ese día, Wedge será un prisionero iraní y el destructor de Sarah Hunt yacerá en el fondo del mar, hundido por la Armada china. Lo que parecería dos eventos no relacionados, en realidad si lo están. Irán y China han coordinado claramente sus movimientos, que implican el uso de nuevas y poderosas formas de armamento cibernético que dejan indefensos a los barcos y aviones estadounidenses. En un solo día, la fe de Estados Unidos en el poderío estratégico de sus militares queda hecha trizas y comienza el conflicto militar con China, mismo que escala a una guerra mundial que a su vez conduce a una guerra nuclear entre ambas potencias globales. Reitero, es un libro de ficción, pero dadas las credenciales de los autores, debe ser tomada como una seria advertencia.

El propio Elliot Ackerman menciona que en los Estados Unidos, la historia que tantas veces se ha repetido sobre su dominación mundial, su falta de sensibilidad a cualquier amenaza y creencia de que no hay ninguna nación en el mundo que pueda competir con ellos militarmente o económicamente, así como el sentirse que seguirán siendo la mayor y única potencia mundial, es probablemente la historia que los meterá en muchos problemas.

El mensaje que deja 2034 es que Estados Unidos perderá el rumbo en un mundo cambiante si sus líderes no actúan con visión para evitar el desastre y mantener la relevancia global. Hay muchas alusiones a los Estados Unidos como un imperio en declive, con personajes que señalan paralelismos entre éste y un Imperio Británico sobreextendido a mediados del siglo XX. Ackerman y Stavridis enfatizan la amenaza que representa la guerra cibernética china y la necesidad de liderazgo para prepararse para un posible ataque coordinado entre varias naciones. Los autores yuxtaponen las acciones frías y calculadoras de China contra la ineptitud de un Estados Unidos en declive.

En una reseña de este libro, por parte de John A. Nagl, publicada en el sitio del National Defense University Press, coincide en que si bien el libro es una novela, mucho de lo que menciona  eventualmente podría suceder. Cabe señalar que el Dr. John A. Nagl, es un teniente coronel retirado de la armada de EE.UU. y es profesor visitante de estudios de seguridad nacional en la Escuela Superior de Guerra del Ejército de dicho país.

Nagl señala que después de 20 años de guerras largas y agotadoras en Irak y Afganistán, el Pentágono ahora se esfuerza por alejarse de temas de contrainsurgencia en Medio Oriente, para concentrarse en disuadir conflictos convencionales con Rusia y China. En este contexto es que Elliot Ackerman y James Stavridis, lanzaron, en un momento impecable, una novela que imagina qué podría salir mal si Estados Unidos no logra disuadir a sus adversarios históricos.

Decir que 2034 salió de los titulares de los diarios de hoy en día, no le hace justicia. El libro proyecta un Estados Unidos incapaz de recuperarse de sus divisiones políticas actuales, dejando a la nación vulnerable a la inquebrantable voluntad de sus adversarios autoritarios. En el libro no se nombra al presidente estadounidense, aunque nos enteramos de que el presidente es una mujer además que no pertenece a ninguno de los dos principales partidos políticos, ya que ninguno de éstos pudo unir lo suficiente al país detrás de su candidato para ganar en la elección de 2032. También sabemos que ella llegó a la Oficina Oval después del presidente Michael Pence, quien solo duró un periodo presidencial. También nos enteramos de que Vladimir Putin todavía está a cargo de una Rusia ampliada, como lo era en la década de los  ochenta.

Nada de lo planteado en la novela parece del todo inverosímil, a la luz del ciberataque/hackeo del oleoducto Colonial sucedido en mayo de 2021. Tampoco es increíble el argumento principal de la trama en el sentido de que las fuerzas armadas estadounidenses son vulnerables a ataques a través de las capacidades cibernéticas ampliadas de sus adversarios.

Nagl menciona que esta es una historia trepidante que todos los oficiales del ejército de los EE.UU. deberían leer. Es una historia clásica de arrogancia, confianza excesiva en la tecnología, incapacidad para comprender al adversario y de pensar estratégicamente, así como del daño que esos errores pueden causar en un frágil sistema internacional. Es lamentablemente plausible y, por lo tanto, es una advertencia importante para quienes tienen a su cargo responsabilidades de seguridad nacional.

Nagl agrega que 2034 es un libro que se lleva bien con “Unrestricted Warfare”, escrito por los coroneles del Ejército Popular de Liberación de China, Qiao Liang y Wang Xiangsui, en 1999. Este libro argumenta que Estados Unidos sigue siendo vulnerable a un enfoque indirecto, incluidos los ataques cibernéticos y de red. M. Taylor Fravel del MIT, cuyo libro reciente Active Defense: China’s Military Strategy Since 1949 (Princeton University Press, 2019) agregaría profundidad adicional a la discusión del escenario de 2034.

Los escenarios para la guerra y el arte operacional en una era de globalización son exactamente los temas que deben ser discutidos en el Pentágono y en las instituciones de educación militar profesional. La belleza de 2034 es que plantea cuestiones de tal importancia de una manera compulsivamente legible que es un libro excelente para una sesión de desarrollo profesional de oficiales militares.

En otra reseña del libro, ahora por parte de Kathryn Urban y publicada en diciembre de 2021, se pregunta ¿Cómo sería un choque de superpotencias entre Estados Unidos y China? ¿Cómo podrían las tecnologías militares innovadoras y el error de cálculo estratégico escalar un conflicto focalizado en una guerra mundial? ¿Qué líneas rojas dibujaría cada gran potencia y cómo respondería si se cruzaran esas líneas?

Urban menciona que en una entrevista sobre el libro, Stavridis explicó su intención de “hacer sonar una campana de advertencia sobre el surgimiento de China y la propensión en la historia humana” de las potencias emergentes y las potencias establecidas a ir a la guerra. Pero es pertinente la pregunta respecto de la validez de este género literario como herramienta valiosa para los políticos o si es simplemente un libro más con una trama convincente.

Si usted, estimado lector piensa comprar el libro 2034 y no quiere que le echen a perder la trama, NO lea los siguientes dos párrafos:

La crisis de 2034 descansa en la forma como Beijing coloca una “trampa de dedos china” que atraiga intencionalmente a los EE.UU. a una confrontación por el control del Mar de China Meridional. Un grupo de portaaviones de la Marina de los EE.UU., en una patrulla de libertad de navegación captura el Wen Rui, un barco chino que transporta tecnologías de telecomunicaciones avanzadas. Simultáneamente, un piloto de un moderno F-35 que volaba cerca del espacio aéreo iraní sufre el secuestro de su avión a través de una intrusión cibernética y él termina siendo prisionero. China se acerca a EE.UU. con la oferta de un intercambio: devolver el Wen Rui a cambio de que Irán libere al piloto estadounidense en nombre de su aliado chino. Cuando las negociaciones se rompen, ambos estados escalan hacia la guerra.

Mientras las fuerzas de EE.UU. se concentran en China, Rusia sabotea los cables subterráneos de Internet como una demostración de fuerza, eliminando la conectividad de Internet de EE.UU. y desencadenando el intercambio de armas nucleares tácticas que destruyen Zhanjiang, Galveston y San Diego. China no había anticipado una escalada nuclear, pero se ve forzada a atacar en represalia para disuadir a Estados Unidos de acercarse a Taiwán. Con las tensiones de las superpotencias avanzando hacia la destrucción mutua, India interviene como árbitro externo en un intento por restaurar la paz, por la fuerza, si es necesario. Pero sus esfuerzos llegan demasiado tarde para evitar que EE.UU. lance una bomba nuclear en Shanghái, matando a decenas de millones, provocando una caída libre del mercado global y dejando a India como la única potencia viable del mundo.

Otro tema abordado en 2034 es la sobreextensión de la proyección del poder estadounidense y una confianza desmesurada en los principios de la gran estrategia del siglo XX. Un mediador indio advierte que “la arrogancia de Estados Unidos finalmente ha superado su grandeza. ¿Has derrochado tu sangre y tu tesoro con qué fin?… ¿Por la libertad de navegación en el Mar de China Meridional? ¿Por la soberanía de Taiwán? ¿No es el mundo lo suficientemente grande para su gobierno y el de Beijing?”

2034 demuestra que EE.UU. ya no puede tratar a China como una potencia intermedia. La vívida caracterización de las patrullas estadounidenses en el Mar de China ilustra cuán provocativamente Beijing ve tales actividades. Sentimientos similares surgieron durante los primeros intentos de negociación cuando un agregado de defensa chino dice: “Durante décadas, su armada ha navegado a través de nuestras aguas territoriales, ha volado a través del espacio aéreo de nuestros aliados y hoy se ha apoderado de uno de nuestros barcos; pero usted sostiene que usted es la parte agraviada, y nosotros somos los que debemos apaciguarlo?” Al invocar el lenguaje de la territorialidad sacrosanta y los compromisos de defensa mutua con los aliados, Ackerman y Stavridis invitan a los lectores a cambiar el guion  del conflicto geopolítico, contemplando cómo reaccionaría una audiencia estadounidense ante incursiones similares de una potencia extranjera.

Entre los elementos más interesantes de la trama de 2034 está el papel de la tecnología en la demarcación del poder ascendente de China y el declive de Estados Unidos. Beijing se presenta como una potencia cibernética sin rival: Justo cuando las negociaciones se rompen, China cierra todos los sistemas de la Casa Blanca, acumulando un ataque cibernético devastador sobre uno cinético devastador. Beijing también piratea las redes del grupo de portaaviones de EE.UU. en el Mar de China Meridional, cortando las comunicaciones externas y dejando a los comandantes dependiendo de la navegación manual y el despliegue de armas. Detrás de todos estos puntos de la trama está la suposición de que EE.UU. es incapaz de defenderse de las incursiones cibernéticas o responder del mismo modo: “Si los estadounidenses realmente hubieran querido amenazar a los chinos, habrían lanzado un ciberataque masivo. El único problema era que no podían”, se menciona en el libro.

Kathryn Urban se pregunta ¿Qué tan realista es esta imagen de una brecha de capacidad cibernética insuperable entre los EE.UU. y China? Si bien las operaciones cibernéticas de Beijing son una de las principales preocupaciones de los funcionarios estadounidenses, la ventaja comparativa de China parece estar en sus operaciones de influencia que manipulan la opinión pública y el robo cibernético de propiedad intelectual. La idea de que los guerreros cibernéticos chinos puedan penetrar sin problemas en las redes militares de los EE.UU. parece descabellada, al igual que la idea de la lentitud de respuesta estadounidense frente a los ataques cibernéticos concertados. Sin embargo, por exagerado que pueda ser este escenario, Ackerman y Stavridis resaltan los riesgos de la complacencia estadounidense en la disuasión y defensa cibernéticas, por lo que 2034 sirve como una advertencia sobre los peligros de una gran escalada de poder.

Pero la pregunta sigue en pie: ¿es útil la novela como herramienta de política exterior? 2034 tiene una narrativa apasionante y una introducción convincente a los riesgos de la competencia entre grandes potencias y una historia de advertencia occidental que confía demasiado en la posición estadounidense frente a China. Pero para que una obra de ficción tenga un impacto duradero en las creencias políticas, debe hacer sonar la alarma sobre las amenazas emergentes a través de conjeturas plausibles y bien enfocadas. La ruptura de las relaciones entre Estados Unidos y China en la novela de Ackerman y Stravidis se basa en suposiciones poco probables y el desastre impulsado por la tecnología, narrada en el libro, aunque interesante, amplía los límites de la credulidad.

Pero a pesar de las posibles deficiencias en el alcance y la construcción del mundo, 2034 ofrece un sólido drama de personajes que se asoma al futuro justo en el horizonte e imagina cómo sería un temido choque de las grandes potencias globales y es más que claro que LA GUERRA NUCLEAR DEBE SER EVITADA A CUALQUIER COSTO. Las implicaciones para los Estados Unidos son aleccionadoras ya que dicho país necesita volver a encontrar su camino, tomar las amenazas en serio y tal vez invertir más en la Armada si no quiere convertirse en otra hegemonía global caída, o peor aún, en un páramo nuclear.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt