El cambio de actitud de los trabajadores y la escasez laboral

Una de las mayores restricciones que enfrenta la recuperación económica, en algunas partes del país, es la escasez de mano de obra. Es un problema mundial que también contribuye al incremento de precios que ahora sufrimos y que los bancos centrales buscan resolver provocando una recesión global. En el caso de México es común ver en las ciudades que toda clase de empresas publican sus vacantes laborales sin obtener respuesta, lo que les ocasiona pérdida de pedidos o penalizaciones por no cumplirlos a tiempo.  En esta entrega analizamos el impacto reciente que la escasez de mano de obra ha tenido en la producción nacional, lo que ha causado un crecimiento desmedido de las importaciones, y abordamos los cambios en las actitudes de los trabajadores, que los mantienen alejados del mercado laboral formal.

Respecto al impacto de la escasez de trabajadores en el desempeño económico, los datos del INEGI indican que entre el segundo trimestre de 2021 y el mismo trimestre de este año, la oferta y demanda agregadas crecieron 4.6%, tasa que en el actual contexto internacional puede considerarse como aceptable. Sin embargo, al analizar a detalle ese dato vemos cosas alarmantes. Desde el lado de la oferta agregada, el aumento de ésta obedece a un incremento anual del PIB de apenas 1.9% y un crecimiento de las importaciones de 12.3%. Es decir, las importaciones, como motor de la oferta agregada, crecieron casi seis veces más rápido de lo que aumento el tamaño de nuestra economía, lo que indica que nuestra inconclusa recuperación económica beneficia más a los extranjeros que a nosotros.

Por el lado de la demanda agregada, vemos que entre el segundo trimestre de 2021 y el mismo trimestre de 2022, el consumo privado creció 6.7% (pero como veremos a continuación, creció mucho más el consumo de bienes importados que el de bienes nacionales), el consumo de gobierno disminuyó -0.4%, la formación bruta de capital fijo (inversión productiva) aumentó 6.9%, mientras que las exportaciones de bienes y servicios son el componente más dinámico con un alza anual de 9.8% de crecimiento.

Profundizando en el análisis del consumo privado, las cifras de INEGI son alarmantes, por decir lo menos, y todos aparentemente somos responsables de ello. Sucede que entre el primer semestre de 2021 y el mismo semestre de 2022 el consumo privado en el mercado interior creció 7.8% anual real, por lo que ya se ubica 2.8% por arriba de su nivel del primer semestre de 2019. Es decir, el consumo agregado ya está arriba del nivel prepandemia. El problema es que el consumo de bienes nacionales muestra un crecimiento de apenas 2.8% este año y se ubica sólo 1.2% arriba del nivel de 2019, mientras que el consumo de bienes importados creció 17.1% anual real entre 2021 y 2022 ¡y se encuentra 25.4% por arriba del nivel de 2019!

Esto es indicativo de que la producción nacional de bienes y productos nacionales podría ser más alta e inclusive tal vez ya nos habríamos recuperado a un nivel de PIB prepandemia, si no fuera por nuestro excesivo crecimiento de importaciones de todo tipo de bienes finales, bienes intermedios e insumos.

En este sentido, como lo señalé líneas arriba, es innegable que al menos parte del elevado crecimiento de las importaciones se origina por los problemas de escasez de mano de obra, que restringen la producción nacional, lo que a su vez limita las posibilidades de crecimiento de muchos sectores productivos nacionales. Con esto en mente, a continuación comento la situación desde el punto de vista del cambio en la actitud de los trabajadores.  

En un artículo de Greg Ip, publicado en el Wall Street Journal del 21 de septiembre, y titulado “Las actitudes cambiantes de los trabajadores endurecen el mercado laboral” se hace una recapitulación de cómo la pandemia causada por el virus chino Covid-19, alteró las condiciones de trabajo y el ingreso que muchos colaboradores están dispuestos a aceptar. Si bien dicho artículo está escrito para lo que sucede en los Estados Unidos, me parece que tiene mucha aplicabilidad a lo que también pasa en México, por lo que en seguida plasmaré algunos de los puntos más relevantes y agregaré opiniones personales respecto al caso mexicano.

El artículo comienza señalando que el término “mercado laboral” no hace justicia a la compleja relación entre los trabajadores y sus puestos de trabajo. A diferencia de los bienes y servicios ordinarios, como losas de acero o tazas de café, a los trabajadores si les importa cómo los tratan, además de que tienen otras opciones de cosas que hacer con su tiempo, además de trabajar.

Esto se ha vuelto evidente a partir de algunos acontecimientos laborales recientes. Hace unos días, en Puebla, el Sindicato de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen (Sitiavw) aceptó la propuesta de incremento contractual presentado por la empresa Volkswagen de 11%; 9% directo al salario y 2% en prestaciones. De esta manera se conjuró la huelga que había estado amenazando. Por otra parte, la Mesa Técnica Tripartita que permitió levantar la huelga estallada por el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana en julio, no ha logrado establecer un acuerdo entre los telefonistas y Teléfonos de México, por lo que podría volver la posibilidad de huelga, pero en febrero o marzo de 2023. Hace un mes, en Lázaro Cárdenas, Michoacán, más de mil mineros integrados al sindicato que a nivel nacional dirige Napoleón Gómez Urrutia comenzaron una huelga en la planta de Fertinal, propiedad de Petróleos Mexicanos (Pemex), luego que no alcanzaron acuerdos sobre el reparto de utilidades y violaciones al contrato colectivo de trabajo.

Estos ejemplos, y muchos más, sugieren que las actitudes y el balance de poder de negociación por parte de los trabajadores han cambiado de manera importante en los últimos años. El efecto es hacer que la mano de obra sea más escasa y más cara de lo que muestran los indicadores económicos ordinarios.

Por supuesto, las actitudes hacia el trabajo han evolucionado de manera gradual desde el siglo pasado, lo que refleja actitudes sociales cambiantes, como los esfuerzos por erradicar el trabajo infantil, los derechos de las madres a quedarse en casa tras dar a luz y si los empleadores deben ofrecer pagar las horas extras, brindar prestaciones para la atención médica u otros beneficios.

A veces, sin embargo, un solo evento cataliza un cambio acelerado. Por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial estimuló un gran impulso a la participación de las mujeres en la fuerza laboral de Estados Unidos. Ese hecho en el vecino del norte, desde luego que tuvo repercusiones importantes en la participación de la mujer en el mercado laboral en México.

La pandemia de Covid-19 podría haber catalizado, de manera similar, una reevaluación de lo que los trabajadores están dispuestos a hacer, por cuántas horas y con qué salario. Si bien esto consiste principalmente en evidencia anecdótica de lo que en Estados Unidos se ha denominado la “gran renuncia” o la “renuncia silenciosa”, algunas evidencias empíricas en México apuntan en la misma dirección.

En el caso de México, la tasa de desocupación del 3.22% observada en el segundo trimestre de 2022, es inferior al 3.52% observado en el mismo trimestre de 2019, pero ahora hay una enorme cantidad de puestos de trabajo disponibles en la economía formal que antes no veíamos de manera tan alarmante ¿A qué se debe esto? Veamos, la tasa de participación laboral del segundo trimestre de 2022 fue de 59.82% y es un nivel similar a la de 60.2% observada en el segundo trimestre de 2019, por lo que queda claro que entre los que se retiraron del mercado laboral y los que ingresaron, básicamente la misma proporción de gente de más de 15 años está en el mercado laboral. Entonces eso nos deja con la siguiente hipótesis: el gran problema es que los números muestran que en el periodo de 2019 a 2022 la población ocupada creció en 2.45 millones de personas, pero de este total 1.30 millones se ocuparon en la economía informal y sólo 1.15 millones de personas ingresaron a la economía formal.

Los datos anteriores, reflejan que en México hay cierta renuencia de algunas personas a regresar al mercado laboral y que hay miles de personas renuentes a emplearse en la formalidad. Respecto a este punto ya hemos mencionado el excesivo nivel de endeudamiento de los trabajadores (con Infonavit, Fonacot, créditos de nómina, entre otros) y empleándose en la informalidad pueden evadir el pago de dichos compromisos.    

De acuerdo con Greg Ip, varios factores pueden erosionar la voluntad de las personas a trabajar. En primer lugar, las alternativas de qué hacer con el tiempo pueden volverse más atractivas, como el estar con la familia o realizar actividades de ocio. La libertad que genera el trabajar desde casa puede haber resultado tan agradable que algunos trabajadores preferirían renunciar antes que volver a encerrarse en una fábrica u oficina. En el caso de México, los apoyos que da el gobierno federal a través de sus programas asistencialistas pueden haber facilitado esta decisión para algunos; otros, puede ser, que simplemente ahora valoran menos el dinero o se acostumbraron a vivir con menos.

En segundo lugar, el trabajo mismo puede haberse vuelto más desagradable. El virus chino Covid-19 ha hecho que para algunos el trabajo en persona sea más riesgoso, mientras que las vacantes y el ausentismo han aumentado la carga de quienes si se presentan a trabajar. Es decir, supongamos que hay una planta mediana con 500 trabajadores y en ella hay ausentismo del 5% en un determinado día, pues resulta que ahora entre 475 personas tienen que hacer el trabajo de 500 por la misma paga. Muchos no están dispuestos a aceptar esto.

En ocasiones, el efecto de las condiciones en el mercado laboral es obvio. Sabemos que hay plantas donde los supervisores no tratan bien a la gente o no cuentan con instalaciones seguras. Además de que en algunas industrias es común no respetar los horarios laborales de los colaboradores (porque llegó tarde la materia prima, porque se fue la luz un rato o por lo que sea) o no se les pagan las horas extras. Todo esto termina por cansar a muchas personas y por eso se van a emprender algo por su cuenta (y es más fácil hacerlo en la informalidad). En resumen, a la gente no se le puede exigir ser más productiva, sin brindarle respeto y condiciones adecuadas, y esperar que se sientan felices en la empresa. 

El colapso en la oferta de trabajadores, calificados y no calificados, es indicativo de que mucha gente ya no está dispuesta a tolerar las mismas condiciones de antes por el mismo salario. Es por ello que estamos viendo incrementos importantes en los salarios promedio de las personas. En GAEAP realizamos un sencillo análisis con datos de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM) de INEGI y calculamos las remuneraciones totales pagadas en promedio al mes por persona ocupada en la industria manufacturera. Vemos que en los primeros siete meses de 2019 fueron de 12,094 pesos, en los mismos meses de 2020 sumaron 12,537 pesos, en 2021 subieron a 13,888 pesos y en el periodo de enero a julio de 2022 se dispararon hasta 18,970 pesos por persona al mes. Esto implica que en términos nominales, las remuneraciones promedio subieron 36.3% entre 2021 y 2022 y 56.9% entre 2019 y 2022. Desde luego aquí también podemos ver parte de la razón de la elevada inflación  en México.

¿Cuánto durará esta nueva actitud de los trabajadores hacia el trabajo y el poder de negociación que conlleva? Es posible que ya esté cambiando conforme la economía se desacelera derivado de las políticas monetarias más astringentes. Si bien este año se espera que el PIB de México crezca un 2.0%, la previsión para 2023 es de un aumento de 1.4%. Este menor crecimiento podría enfriar el mercado laboral y provocar que las personas disponibles en el mercado laboral retornen a los empleos que ahora rechazan. Es posible que una tasa de desocupación en México superior al 4.0% haga que el balance de poder entre trabajadores y patrones regrese a estos últimos. Ya lo veremos en los próximos meses.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Los 10 temas más explosivos que enfrenta el mundo

En un artículo de Bruce Wilds, publicado el 14 de septiembre en el Advancing Time blog, titulado “El mundo es un Hindenburg en busca de una chispa: Los 10 asuntos más explosivos que enfrentamos”, se hace un recuento de eventos que demuestran que como sociedad, nos hemos vuelto demasiado complacientes con las crecientes amenazas que crecen a nuestro alrededor.

El artículo comienza mencionando que el rostro de Estados Unidos se está volviendo cada día menos amigable, algo que hace años Dale Carnegie escribió en un libro titulado; Como ganar amigos e influenciar personas. Se publicó por primera vez en 1936 y se convirtió en un gran éxito de ventas. Carnegie fue uno de los primeros defensores de lo que ahora se llama asunción de responsabilidad, una de las ideas centrales de sus libros es que es posible cambiar el comportamiento de otras personas al cambiar la reacción de uno hacia ellas.

Si Carnegie estuviera vivo hoy, lo más probable es que se sorprendiera de cuántas personas se acercan a los demás con el ceño fruncido y la desconfianza. Este sentimiento, o realidad, se ha extendido por todo el mundo, convirtiendo al mundo en un globo dirigible en busca de una chispa, como el dirigible de pasajeros alemán LZ 129 Hindenburg que explotó el 6 de mayo de 1937.

Para la mayoría de las personas, los pensamientos sobre lo que depara el futuro están en suspenso por un sentimiento general de que será más de lo mismo. Esto no significa necesariamente mejor, pero ciertamente no mucho peor. Las opiniones y suposiciones que se forman las personas están muy influenciadas por los principales medios de comunicación y el control de las grandes tecnologías respecto a cómo obtenemos información.

Esta información a menudo se configura para distraer en lugar de informar. Las cosas y la pelusa presentadas como noticias por los principales medios de comunicación generalmente omiten muchos de los eventos importantes que ocurren en todo el mundo. En resumen, la mayoría de la gente nunca se entera de las protestas, los asesinatos y los gobiernos que no protegen los derechos de su gente. La mayoría de la gente nunca escucha las cosas que los medios excluyen intencionalmente de su cobertura. En general, nosotros, como sociedad, estamos mal informados.

El futuro es incierto, sin embargo, la siguiente lista contiene los 10 problemas más grandes y explosivos que tenemos a nivel mundial ante nosotros.

Con esto en mente, proteger sus ahorros y capital debe ser el trabajo número uno. Algunos analistas de la política global han estado prediciendo que se avecina una tormenta, y ahora parece que ha llegado.

1. ¿Cómo se desarrollarán las cosas en China? – ¿Sobrevivirá Xi Jinping el Congreso del Partido Comunista de China del 16 de octubre? Su leonina política de cero covid mantiene a muchas ciudades cerradas y la gente está protestando (como los ahorradores a quienes les han congelado sus cuentas bancarias). Hay insatisfacción por parte de muchos. China con sus “ciudades fantasma” no es la máquina bien engrasada que mucha gente cree que es.

2. Si China invade o se mueve en Taiwán, ¿cómo se resolverá eso? Lo más probable es que las cosas no salgan bien, es difícil esperar que algo bueno surja de tal confrontación.

3. ¿Sobrevivirán la Unión Europea y el euro? Putin ha mostrado ser paciente en Ucrania, mantiene una estrategia de ojo por ojo y tiene todas las cartas cuando se trata del tema energético. Por su parte, el Complejo Industrial Militar de Estados Unidos nunca ha encontrado una guerra que no le guste, ya que se puede ganar mucho dinero haciendo estallar cosas. Con Biden enviando entusiastamente miles de millones de dólares estadounidenses y armas a Ucrania, sigue el riesgo de iluminar a Europa y el mundo con un resplandor nuclear.

4. Enigma energético, en todo el mundo la energía se ha convertido en un gran problema. Esto debido a que el mundo está convencido de que nosotros estamos causando el cambio climático y eso provocará que pronto estemos hasta los tobillos de agua debido al aumento de las mareas, además de que ya no podremos cultivar alimentos porque las plantas se cocerán en los campos. Para muchos esto significa que debemos apagar las luces, vivir en la oscuridad y comer insectos.

5. La esperanza en los vehículos eléctricos. Con la crisis energética en mente, la respuesta ha sido usar más electricidad para hacer funcionar los automóviles en lugar de diseñar un mundo en el que conduzcamos menos o usemos vehículos más eficientes.

6. ¿Está muerta la globalización? Solo podemos esperar. Cuando se unen mega corporaciones globales y grandes gobiernos tontos y le agregas la provocación de disturbios sociales masivos, ¿qué podría salir mal? Desde antes de la pandemia de covid-19 y de la guerra en Ucrania, el crecimiento económico mundial se había desacelerado y, como resultado, el crecimiento se había vuelto más “financiarizado”: ​​la deuda ha aumentado y ha habido más “activismo monetario”.

7. Monedas fiduciarias, el sector financiero y el contagio – Con lo que hemos visto de inflación a nivel global, crecientes niveles de deuda pública y privada, podemos argumentar con sarcasmo que allí no hay fraude en la capacidad de crear dinero de la nada, que no hay castillos de naipes a punto de caer, pero bueno, sigamos creyéndole cuando nos aseguran que todo está construido sobre cimientos de roca. 

8. Inflación, deflación o estanflación, la estabilidad se ha ido. ¿Qué significa esto para nosotros mientras planificamos con anticipación? Significa que la mayoría de la población  está jodida al ver que su dinero cada vez vale menos y que la enorme mayoría no tienen acceso a instrumentos o activos que los protejan.

9. ¡Desigualdad creciente! Este es un problema gigantesco en todo el mundo. Hemos demostrado que podemos aumentar la desigualdad y enriquecer a Jeff Bezos. Al comprar cosas en línea y cerrar las tiendas locales donde trabajan nuestros vecinos, podemos empobrecernos más. Como beneficio adicional, Amazon entregará los productos en nuestra puerta pronto para que podamos devolverlos al día siguiente. De esta manera las cosas pueden tirarse (sin usar) a un relleno sanitario y así las fábricas tendrán que producir más bienes. No debe sorprendernos (incluso al más escéptico), que al analizar alguna gráfica relacionada con el “efecto riqueza” y la pésima distribución del ingreso, que está pasando algo muy malo en el mundo.

10. Inteligencia artificial y cosas “robóticas”. “Al menos nos están cuidando”. o debería decir espiando. Lo que deberíamos temer es que cuando los robots comiencen a construir y reparar robots, seremos simplemente una infestación molesta para ellos. Ese es el día en que se lanzarán los robots asesinos.

Los 10 explosivos problemas arriba mencionados deberían superar la necesidad, que la mayoría de la gente tiene, de leer artículos o ver videos que hablan principalmente sobre el colapso del mundo financiero o del mundo en su totalidad (doom porn). La respuesta a todos estos problemas, que algunas personas con un coeficiente intelectual disminuido han planteado, es que las mujeres necesitan tener más bebés. Esto se basa en la idea de que necesitaremos más trabajadores, pero tal estrategia es un poco como echar gasolina al fuego para apagarlo. Se podría argumentar mejor que si dejáramos de destruir todo lo que tocamos, necesitaríamos muchos menos trabajadores y comenzaríamos a resolver las cosas.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejansdrogomezt

La inflación puede descarrilar el Paquete Económico 2023

La semana que recién concluye ocurrieron dos eventos importantes en materia económica. Ambos sucedieron el jueves 8, y el primero fue el anuncio de que la inflación de precios al consumidor subió a 8.70% anual durante agosto, el nivel más alto desde diciembre del año 2000, cuando ésta fue de 8.96%. El otro evento, muy importante para el país, fue que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2023. Ambos tienen relación porque el dato de inflación es fundamental para la construcción del escenario macroeconómico sobre el que se construyó dicho paquete económico. En esta entrega explico por qué, pero vamos a iniciar explicando la gravedad del tema inflacionario.

Inflación en el mundo

Es verdad que el problema inflacionario es internacional, pero en el último mes hemos visto países en los que el alza de precios se ha moderado, mientras que en otros va en ascenso. Las cifras más recientes de inflación indican que los países con las tasas anuales por debajo del 5% son: China (2.5%), Japón (2.6%), Tailandia (2.7%), Arabia Saudita (2.7%), Suiza (3.5%), Malasia (4.4%) e Indonesia (4.7%). Entre los países con inflación entre 5.1% y 10.0% están: Corea del Sur (5.7%), Australia (6.1%), Noruega (6.5%), India (6.7%), Canadá (7.6%), Perú (8.4%), Suecia (8.5%), Estados Unidos (8.5%), Dinamarca (8.7%), México (8.7%), Brasil (8.7%) y la Zona Euro (9.1%). Finalmente, entre los países con  inflación por arriba del 10% anual destacan: Reino Unido (10.1%), Chile (14.1%), Rusia (15.1%), Polonia (16.1%), República Checa (17.5%), Argentina (71%) y Turquía (80.2%). Entre las naciones en los que se ha agravado el problema inflacionario están Japón, Francia, Italia, México, Alemania y Reino Unido. Algo muy importante es que el dato de inflación de Estados Unidos durante agosto se publicará el 13 de septiembre, habrá que ver si continúan con su tendencia descendente o si hay un rebote tras la disminución al 8.5% anual del mes de julio.  

Como lo he mencionado en pasadas entregas, parte del problema inflacionario de México se debe a que mucho de lo que importamos esta subiendo de precio. En particular, destaca que el  43.7% del valor de nuestras importaciones provienen de EE.UU. y que nuestras importaciones totales representan casi el 40% de nuestro PIB.

Muchos analistas, en el ámbito internacional, tienen la esperanza de que la inflación  ya alcanzó su nivel máximo en varios mercados debido a que los precios de los alimentos acumulan cinco meses con disminuciones mensuales. El índice de precios de los alimentos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) alcanzó un máximo de 159.7 en marzo y desde entonces ha bajado 13.57%. De hecho, los datos de agosto de este año muestran que dicho índice sólo está 7.9% por arriba del nivel observado en agosto de 2021. Esto es una baja considerable si se considera que la inflación internacional anual de alimentos fue de 33.95% en marzo de este año.  

¿Cómo estamos parados hoy? Pues en cuanto a los cárnicos, en agosto de 2022 están 8.2% más altos que hace un año, los lácteos siguen muy altos comparados con hace un año, ya que están 23.5% por arriba. Los cereales se ubican 11.4% por arriba de su nivel de agosto de 2021, pero los aceites y el azúcar están con un precio 1.5% y 8.4% más bajo respectivamente comparado con agosto de 2021. En pocas palabras, la tasa anual de inflación internacional de alimentos sigue muy alta, pero ha venido bajando, de acuerdo con la FAO.

Pero no sólo eso, si analizamos los precios de los contratos futuros del maíz, trigo y soya, vemos que las cotizaciones ahora son más bajas de lo que lo eran de marzo a julio de este año, aunque siguen estando por arriba de su nivel de hace un año. Caso a parte es el del petróleo, cuyos futuros ahora se cotizan con un precio por debajo del que tenían previo a la invasión de Rusia a Ucrania. Esto ha permitido que en Estados Unidos bajen los precios de la gasolina, lo que les ha ayudado a controlar la inflación en la última lectura, aunque claro que están padeciendo una muy elevada inflación de alimentos por las razones que expliqué líneas arriba.  

Inflación en México

Como ya se señaló, el alza interanual de precios al consumidor en México durante agosto fue de 8.70%, nivel superior al 8.15% anual observado en el mes inmediato anterior, por lo que México forma parte del grupo de países en los que el problema inflacionario va en aumento.

La inflación  de agosto es producto de que la inflación subyacente fue de 8.05% y la no subyacente de 10.65%, ambas tasas son muy elevadas, pero lo que hay en ellas es bastante más preocupante. Dentro del componente subyacente destaca que la inflación de precios de las mercancías fue de 10.55% (12.94% en los alimentos, bebidas y tabaco y de 7.90% en las mercancías no alimenticias), lo que denota que la inflación ya está bastante arraigada en la economía y que no se trata solamente de un asunto coyuntural de alza en precios de alimentos o que sea el producto de la Guerra en Ucrania. Una inflación de mercancías no alimenticias denota problemas serios de aumentos en costos de materias primas. Por su parte, La inflación no subyacente de 10.65% se debe principalmente a que los productos agropecuarios subieron 14.90% (Frutas y verduras 15.18% y productos pecuarios 14.68%), mientras que los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno subieron 7.25%.  

A todo esto, ¿cómo van los productos que se incluyeron en el Paquete contra la inflación y la carestía (PACIC) anunciado el pasado 4 de mayo? De acuerdo con un análisis del instituto de Información Estadística y Geografía de Jalisco (IEEG), a partir de la línea base de medición (que es la segunda quincena de abril de 2022), la inflación de los productos genéricos que integran la Canasta Profeco del PACIC ha aumentado más que la inflación general, siendo el aumento de 8.8% a nivel nacional, mientras que la inflación general acumulada desde al anuncio de esta medida federal es de 2.60% nacional. Queda claro que los 24 artículos que integran esta canasta han tenido aumentos fuertes, los que se explican por los elevados aumentos en los costos de sus materias primas.

Muestra de lo anterior es que el Índice Nacional de Precios al Productor (INPP) en su componente de materias primas, según quién los consume, muestra que en el acumulado de los primeros ocho meses de 2022, la Elaboración de leche y derivados lácteos presenta un incremento de costos de 16.8%; la Elaboración de pan y otros productos de panadería un 15.9% de aumento; la Elaboración de galletas y pastas para sopa un 15.0%; la Elaboración de tortillas de maíz y molienda de nixtamal un 12.7%; la Elaboración de almidones, aceites y grasas vegetales comestibles un 12.0%; el Beneficio del arroz, elaboración de productos de molinería, y de malta un 10.6%; y esta lista puede seguir, pero me parece que el punto ha sido aclarado en el sentido de que los aumentos de precios de alimentos (al igual que de muchos otros productos) se debe al incremento en los costos de las materias primas utilizadas en su elaboración. Además de que la escasez de mano de obra en muchas actividades ha provocado incrementos de los sueldos con tasas muy por encima de la inflación. En otras palabras, a diferencia de lo que piensan algunos personajes del gobierno federal de la 4T, el alza de precios en muchos productos, sobre todos los alimenticios, no se debe a que los empresarios(as) quieran tener más utilidades, sino que es un asunto de costos de producción.

¿Cuánto tiempo durará elevada la inflación? De acuerdo con los pronósticos del Banco de México, el pico de la inflación en México ocurrirá en el tercer trimestre de este año y cerraremos el 2022 con una inflación de 8.1%, esperan que de ahí baje a 7.1% en el primer trimestre de 2023, 5.0% en el segundo trimestre, 3.7% en el tercero y  3.2% en el cuarto. Por su parte, el grupo financiero Citibanamex comunicó, tras publicarse el dato de inflación de 8.7% que estiman que las presiones en los alimentos seguirán siendo una preocupación importante, por lo que consideran poco probable que éstas disminuyan pronto. Por lo anterior, proyectan que la inflación alcanzará su punto máximo en el tercer trimestre de este año con un promedio de 8.5% anual, y mantienen sus estimaciones de inflación general y subyacente para finales de año de 8.2% y 7.8%, respectivamente. No obstante, los riesgos permanecen sesgados al alza.

Paquete Económico 2023

¿Cómo se relaciona todo lo anterior con el Paquete Económico 2023? Pues de varias maneras, pero las que destacan son que en la medida en que la inflación se mantenga elevada, las tasas de interés serán más altas, lo que a su vez incide en el costo financiero de la deuda y en las posibilidades de crecimiento económico. Y es que la teoría económica menciona que a mayor tasa de interés, la inversión productiva es menor, disminuye también el consumo, lo que afecta negativamente a la demanda agregada y al crecimiento del PIB.

El Paquete Económico 2023 está compuesto por los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación (ILIF), y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF). De estos elementos, una pieza fundamental son los criterios de política económica porque en ellos se plasman los supuestos bajo los que se construye la estimación de cuantos ingresos tendrá el sector público federal.

Los CGPE 2023 tienen los siguientes supuestos principales:

De estos pronósticos, destacan varios: en primer lugar, la proyección de un crecimiento del PIB de 3.0% en 2023 parece estar fuera de lugar, ya que la mayoría de analistas consideramos que será de un 1.5% dado el entorno recesivo que se vive a nivel internacional por las políticas monetarias restrictivas. Otro es que se alinean con la proyección del Banco de México de que la inflación de precios al consumidor será de 3.2% en el cuarto trimestre de 2023, algo que se ve muy difícil de que suceda por lo arraigadas que están las expectativas de inflación en México y por el complicado entorno global. Finalmente, destaca la proyección de tasas de interés en torno al 8.5%, algo que se ve muy complicado de lograr ante la perspectiva de la FED de los Estados Unidos mantendrá sus tasas de interés elevadas durante todo el tiempo que sea necesario hasta lograr que la inflación regrese a un nivel entorno al 3%.

De hecho, el ejercicio que hemos hecho en GAEAP de calcular las tasas de interés implícitas muestran que el mercado anticipa que la tasa de Cetes a 28 días llegará a 10.20% dentro de seis meses (marzo de 2023) y posteriormente bajará a 9.68% en siguientes seis meses (en septiembre de 2023). Con esta perspectiva de tasas de interés difícilmente se logrará lo que dice el gobierno federal de que las tasas serán de 8.5 por ciento.

El tema de las tasas de interés es fundamental para las finanzas públicas, ya que de ellas depende el gasto realizado en el servicio de la deuda. Cabe señalar que en el Presupuesto de Egresos 2023 se estima que será de 1.079 billones de pesos, cantidad muy superior a los 830.7 miles de millones de pesos (mmdp) que se estima se pagaran este año por dicho concepto. Como puede verse, la SHCP espera gastar en intereses de la deuda de 2023 un monto 248 mmdp superior a lo erogado en 2022, pero todo parece indicar que gastarás más derivado de mayores tasas de interés respecto de las proyectadas. El costo financiero de la deuda proyectado para el 2023 equivale al 3.4% del PIB, nos dice el gobierno federal, pero lo que no nos dice es que representará el 13% de la totalidad de los 8.3 billones que planean gastar.

Es importante también mencionar que en el Paquete Económico 2023 se prevé un déficit público de 1.134 billones de pesos, con lo que se elevaría el saldo de la deuda del sector público federal en 3.6 puntos porcentuales del PIB nominal estimado para el cierre del presente año. Al relacionar el dato del déficit del sector público con el costo financiero de la deuda queda claro que nos endeudamos para pagar los intereses de la deuda.

Conclusión

Es evidente que el problema inflacionario de México, además de lesionar las finanzas de las familias mexicanas, también genera enormes costos para México en la forma de menor crecimiento económico y más recursos que en lugar de destinarse a la inversión en infraestructura, se tendrán que destinar a un mayor pago de intereses sobre la deuda. El escenario macroeconómico no es tan alegre como lo pinta el gobierno federal, veremos si se hace algún ajuste al Paquete Económico 2023 en el proceso de revisión y aprobación por parte del Congreso de la Unión.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

En Twitter: @alejandrogomezt

alejandro@gaeap.com

Finanzas públicas “detenidas con alfileres”

Con motivo de varios de los datos que dio el presidente Andrés Manuel López Obrador en su cuarto Informe de Gobierno, decidí escribir sobre la situación actual de las finanzas públicas en México. Es un tema árido, con muchos datos, pero es importante saber cómo estamos ya que de esto dependen muchas cosas, entre las que destacan, la calificación que nos asignan las agencias calificadoras de riesgo como Standard & Poor´s, Moody´s y Fitch Ratings.

Recién se dio a conocer la situación de las finanzas públicas al mes de julio de 2022. Analizando a detalle las estadísticas oportunas de las finanzas públicas, proporcionadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública (SHCP), vemos que si bien se ha mantenido cierta “disciplina” de las finanzas, es evidente la debilidad de éstas por: 1. Los subsidios otorgados al Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS) de gasolinas y diesel; 2. Cada año se regalan más y más miles de millones de pesos a personas a través de subsidios y transferencias; 3. El crecimiento de la deuda pública a una tasa superior a la de la inflación, en un momento en el que las tasas de interés están en aumento; 4. Se han despilfarrado los ahorros de pasados gobiernos, como ejemplo está el caso del Fondo de Estabilización Presupuestal que inició este sexenio con aproximadamente 300 mil millones de pesos y ahora cuenta con el 10% de su capital inicial. Todo en un contexto de escaso crecimiento económico ante la ausencia de políticas fiscales contracíclicas. A continuación se detalla la situación de las finanzas públicas, agrupada en tres apartados: ingresos, egresos y saldo de la deuda pública.

Ingresos públicos

En el acumulado de los primeros siete meses de 2022, los ingresos del sector público federal sumaron 3.86 billones de pesos, lo que representa un incremento real de 5.3% respecto a los mismos meses de 2021. Del total de ingresos, 760.9 miles de millones de pesos (mmdp) fueron ingresos petroleros, mientras que los restantes 3.101 billones de pesos fueron ingresos no petroleros. Aquí el punto a destacar es que el aumento de los ingresos totales del sector público federal se debe a que los petroleros aumentaron 39.3% real, lo que a su vez obedece al aumento del precio internacional del petróleo. Esto enciende algunos focos amarillos, ya que los ingresos no petroleros observan una caída real de -0.7%. En palabras sencillas, los ingresos se mantienen en línea gracias a que el precio del petróleo se ha mantenido por arriba de lo presupuestado. La situación se analiza a continuación.

De los ingresos no petroleros del sector público federal que sumaron 3.101 billones de pesos en los primeros siete meses de 2022, tenemos que 2.567 billones corresponden a ingresos del gobierno federal, 301.9 mmdp fueron de los Organismos de control presupuestario directo y los restantes 231.4 mmdp correspondieron a ingresos de la Empresa productiva del estado (CFE). Nuevamente se ve la debilidad de las finanzas públicas, cuando analizamos que en términos reales, en el comparativo de los primeros siete meses de 2022 respecto de los mismos meses de 2021, los ingresos del gobierno federal cayeron -1.5 por ciento. ¿A qué se debió esto?

Los ingresos del Gobierno Federal en los primeros siete meses de 2022, por un monto de 2.567 billones de pesos, se componen de dos fuentes, los Tributarios que sumaron 2.341 billones de pesos y los no tributarios que ascendieron a 226.3 mmdp. Respecto a estas fuentes de ingreso, en los primeros siete meses de 2022, los Tributarios crecieron apenas 1.0% en términos reales y los no tributarios cayeron -21.9% a tasa anual en términos reales.

Estas cifras adquieren un matiz más negativo cuando se toma en consideración que si comparamos los ingresos de julio de 2022 con los del mismo mes de 2021, vemos que los ingresos totales del Gobierno Federal presentan una caída en términos reales de -10.5%, producto de que los Tributarios se contrajeron -9.4% y los No tributarios -23.6 por ciento.

¿A qué se debe la debilidad de los ingresos tributarios? Como ya se mencionó, en el acumulado de los primeros siete meses de 2022, los ingresos tributarios sumaron 2.341 billones de pesos, y estos provinieron de las siguientes fuentes (en paréntesis se indica el porcentaje de variación real anual respecto del mismo periodo de 2021): de Impuesto Sobre la Renta (ISR) fueron 1.421 billones de pesos (15.3%), de Impuesto al Valor Agregado fueron 751.34 mmdp (4.0%), de Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) fueron sólo 56.1 mmdp (-79.5%), de Impuestos a la Importación (IGI) fueron 51.7 mmdp (23.5%), de Impuesto por la actividad de exploración y explotación  de hidrocarburos fueron 4.2 mmdp (-3.3%), y de Otros impuestos fueron 56.28 mmdp (31.3%).

Destacan dos elementos del párrafo anterior: en primer lugar, el crecimiento de la recaudación por ISR y lo cual obedece al crecimiento de algunas actividades económicas qué están dentro de la formalidad (hay que recordar que la informalidad no paga ISR), así como a los actos de fiscalización por parte del Servicio de Administración Tributaria (SAT). En segundo lugar, destaca la caída en la recaudación de IEPS de -79.5% en términos reales. La evolución del IEPS se explica porque el que se cobra a gasolinas y diesel pasó de una recaudación de 152.7 mmdp en los primeros siete meses de 2021 a ser negativo en -56.81 mmdp en los mismos meses de 2022. Tal y como lo ha mencionado el gobierno federal, respecto a este impuesto, no sólo no se cobró en algunos meses, sino que se otorgó un subsidio con el objetivo de mantener “estables” los precios de los combustibles. Por otra parte, respecto al IEPS que se cobra a bienes distintos a la gasolina y diesel, éste fue de 112.9 mmdp en los primeros siete meses de 2022, lo que implica un aumento real de apenas 3.3% en términos reales.

Gasto público

En materia de gasto del sector público federal presupuestario, en los primeros siete meses de 2022, éste sumó 4.108 billones de pesos, lo que representa un incremento real de 3.4% respecto de los mismos meses de 2021. De este total de gasto, 2.982 billones de pesos correspondieron al gasto Programable, con un aumento real anual de 1.6%; mientras que el gasto No programable sumó 1.126 billones de pesos con un incremento real anual de 8.5%.

Del gasto programable total de 2.982 billones de pesos en los primeros siete meses de 2022, el 79.0% fue gasto corriente, mismo que sumó 2.355 billones de pesos con un aumento real anual de 1.3%, mientras que el gasto de capital representó el 21.0% del total, con un monto de 626.6 mmdp y un crecimiento real anual de 2.8%.

En cuanto al gasto corriente total, de 2.355 billones de pesos, se destinaron 743.4 mmdp en servicios personales (nómina), 1.024 billones de pesos en gastos de operación y la increíble cantidad de 587.6 mmdp en subsidios y transferencias. Esta última cifra es enorme e implica un incremento de 9.3% en términos reales respecto a los primeros siete meses de 2021. Buena parte de esto esta conformado por el dinero que el gobierno regala en sus programas asistencialistas y representa el 19.7% de todo el gasto programable del sector público federal. Es una barbaridad de dinero en apenas 7 meses del año.

Cabe señalar que en 2021 se erogó en este concepto de subsidios y transferencias la nada deleznable cantidad de 885.2 mmdp, por lo que observando el ritmo de crecimiento de este año, la cantidad erogada en subsidios y transferencias nominal fácilmente superara el billón de pesos en 2022. Este es un barril sin  fondo y la cifra pronto podría ubicarse en 25% del gasto programable total.

Respecto al gasto de capital, que sumó 626.6 mmdp en los primeros siete meses de 2022, tenemos que se destinaron 443.7 mmdp a inversión física y 182.8 mmdp fueron otros gastos de capital. De esta manera, la inversión física representó el 14.9% del gasto programable total. Sabemos que gran parte de estos recursos se han destinado a las grandes obras del gobierno federal como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles. En otras palabras, lo que podría ser considerada una importante inversión en obra pública no está generando la derrama económica en el sector de la construcción porque las obras están focalizadas y muchas de ellas las lleva a cabo el ejército. Cabe recordar que la construcción  es uno de los sectores productivos más rezagados en su proceso de recuperación tras la pandemia del Covid-19.

Un rubro del gasto no programable que destaca es el del costo financiero de la deuda y éste llegó a 454.8 mmdp en los primeros siete meses de 2022, cifra que implica un incremento real de 6.3% respecto a los primeros siete meses de 2021. En la medida en que han subido las tasas de interés y se van dando vencimientos de deuda que se tienen que refinanciar, este rubro de gasto seguirá creciendo, por lo que es de esperarse que llegue a los 800 mmdp este año, presionando más el balance fiscal del sector público federal o sea, generando un mayor déficit del sector público y más deuda pública. Como referencia tenemos que el costo financiero de la deuda del sector público federal fue de 615.04 mmdp en 2018.

Finalmente, otro rubro del gasto no programable que es relevante es el de las participaciones, ya que es la principal fuente de recursos para los gobiernos estatales en virtud del injusto pacto fiscal existente. Las participaciones sumaron 667.4 mmdp en los primeros siete meses de 2022, cifra que implica un aumento real de 9.4% respecto a los mismos meses de 2021. Esta es una buena noticia. Quiero precisar que hago la mención  de que es un pacto fiscal injusto porque no hay un verdadero premio a los estados que más riqueza generan, sino que los estados más ricos subsidian a los estados más pobres y con más población. Es un tema controversial que merece un editorial aparte.

Deuda pública

En materia de deuda vemos que efectivamente su tasa de crecimiento nominal en lo que va del presente sexenio es más lento en comparación del sexenio pasado, pero es innegable que la deuda sigue aumentando nominalmente e inclusive a una tasa por encima de la inflación. Esto es producto de déficit fiscales crónicos, aunque en el discurso oficial se nos quiera hacer creer otra cosa.

Las estadísticas de la SHCP muestran que el saldo de la deuda neta del sector público federal era de 10.731 billones de pesos al 30 de noviembre de 2018 y para el 31 de julio de 2022 dicho saldo llegó a 13.387 billones de pesos, lo que implica un incremento nominal de 2.656 billones de pesos, equivalente a 24.8%. Este ritmo de endeudamiento equivale a un aumento diario de la deuda del sector público a razón  de 1.984 mmdp.  Reitero que resulta claro que el actual gobierno federal ha seguido endeudando al país en términos nominales, aunque cabe señalar que lo ha hecho a una tasa por encima de la inflación en el periodo, misma que llegó al 20.18%. 

No obstante lo anterior, dado que el PIB nominal no ha crecido en la misma proporción que la deuda neta del sector público federal, es que el peso de esta ha aumentado ligeramente. A continuación presento un sencillo análisis: el PIB nominal fue de 24.379 billones de pesos corrientes en el cuarto trimestre de 2018 y el saldo de la deuda al final de dicho año fue de 10.829 billones, lo que nos arroja que el peso de la deuda respecto al PIB fue de 44.4%. Ahora, en el segundo trimestre de 2022 el PIB nominal fue de 29.2 billones de pesos y tomando como referencia el dato del saldo de la deuda neta de 13.387 billones de pesos, pues tenemos que el peso de la deuda respecto al PIB subió a 45.8%.

Conclusiones

Resulta evidente que hay un enorme costo para las finanzas públicas al mantener el subsidio al IEPS que se cobra a las gasolinas y diesel. Esto ya sabemos que es una medida del gobierno federal para tratar de contener la inflación. Me parece que en breve ya no se necesitará este subsidio dado que los precios de las gasolinas, al menos en Estados Unidos, ya bajaron a un nivel similar al que tenían antes de la invasión de Rusia a Ucrania.

Finalmente, no debemos perder de vista que la labor de mantener un creciente gasto en subsidios y transferencias, que no genera valor, en un contexto de menor crecimiento económico, generará más y más presiones a las finanzas públicas. Esto sumado a que el costo financiero de la deuda es también cada vez más elevado derivado del alza en la tasa de interés y que la deuda pública no ha dejado de crecer en términos nominales.

Otra reflexión es que la política fiscal de los últimos cuatro años no ha sido detonante del crecimiento económico. Muestra de ello es que para el 2023, el país apenas recuperará los niveles de actividad de 2019, lo que se traducirá en cuatros años perdidos. Si comparamos el crecimiento de 2019 hasta 2023, México es de los países más atrasados al registrar un crecimiento promedio de cero por ciento. Esto mientras otros países están creciendo año con año por encima de la contracción de 2020.

No cabe duda que las finanzas públicas están detenidas con alfileres, en breve veremos el Paquete Económico 2023 a ver si no le quitan .

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt