Otra vez una crisis bancaria en Estados Unidos

La lucha contra la inflación, misma que fue ocasionada en buena medida por el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), así como por las políticas fiscales expansivas por parte del gobierno federal estadounidense, ha cobrado nuevas víctimas, ahora en el sistema financiero tradicional. Contrario a lo que muchos piensan, esta situación si era completamente previsible, aunque no estoy seguro de que fuera inevitable, y en esta entrega explico por qué. 

Después del colapso del Silicon Valley Bank (SVB) ocurrido el viernes 10 de marzo, presenciamos una semana de enorme estrés financiero internacional por los temores de que haya otros bancos en una situación de insolvencia, como el caso del Signature Bank, que también quebró. También vimos como los grandes bancos de Wall Street se unieron y fueron al rescate del First Republic Bank, realizando depósitos por 30 mil millones de dólares para brindarle liquidez. Para evitar que explote una crisis bancaria como la de 2008, la FED intervino para respaldar a los depositantes bancarios hasta con sus ahorros no asegurados y tuvo que echar reversa en su política de reducir los activos en su hoja de balance, regresando a un esquema de compra de bonos a los bancos a un precio que no les implique pérdidas. En Suiza su banco central tuvo que entrar a salvar a Credit Suisse, con una línea de vida de 50 mil millones de francos suizos después de que se profundizaron las preocupaciones sobre sus perspectivas. Al momento de escribir estas líneas, parece que dicho banco será adquirido por el banco UBS o bien será nacionalizado por el gobierno suizo. 

No se sabe a ciencia cierta qué pasará con el sistema bancario estadounidense y europeo en el mediano plazo, así como el monto de los rescates que eventualmente se tendrán que realizar, pero queda claro que los bancos centrales y los propios bancos comerciales de mayor tamaño, harán todo lo posible para evitar una crisis sistémica como la de 2008 – 2009. Al día de hoy, dos bancos estadounidenses han quebrado, según la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), y sus activos combinados valían 319 mil millones de dólares (mmdd) (SVB tenía 209 mmdd en activos, mientras que Signature Bank tenía 110 mmdd). En términos de activos perdidos, eso ya coloca al 2023 en segundo lugar después de 2008, cuando 25 bancos quebraron con un total combinado de 374 mmdd en activos.

¿Cuántas veces el mundo tendrá que recorrer el camino de una crisis financiera causada por el desajuste entre una banca que presta basada en un sistema de reserva fraccionaria y los casi 9 billones de dólares adicionales que puso la FED en la forma de un alivio monetario (quantitative easing o QE) durante la crisis de la pandemia del virus chino, para demostrar que el sistema bancario estadounidense no funciona?

Hace tres semanas, en mi editorial titulado “La inevitable debilidad del dólar” (https://economex.blog/2023/02/26/la-inevitable-debilidad-del-dolar/) advertí que si el USD se fortalece con más alzas en la tasa de interés, acabará con el valor de casi todas las clases de activos, excepto el propio USD. Mencioné que ya estamos viendo esta carnicería abierta en los mercados crediticios a medida que aumentan las tasas de interés y las políticas de dólar fuerte del Jerome Powell paralizan las normas de préstamos y créditos del pasado. Y bueno, ahora Estados Unidos tiene este problema por las enormes pérdidas ocasionadas a los tenedores de bonos del Tesoro.

Antes de avanzar más en el análisis vale la pena explicar cómo el aumento en las tasas de interés puede ocasionar la insolvencia de un banco. A continuación pongo un ejemplo muy sencillo solo para ilustrar el punto: Sucede que la mayoría de bonos del gobierno se venden con descuento y la diferencia entre el precio del bono (P) y su valor al vencimiento (FB) es lo que se conoce como la tasa de interés implícita. Supongamos que hay un bono con plazo de un año que tiene un precio de 99 dólares y un valor al vencimiento de 100 dólares, entonces la tasa de interés de ese bono es 1.01% (100/99 – 1). Entonces si la tasa de interés sube a 4.75%, el precio de los nuevos bonos será de 95.46. De esta forma, si un banco tiene 1,000 bonos y la tasa de interés es de 1.01%, entonces esos activos valen 99,000 dólares, pero si la tasa sube a 4.75% el valor de dichos bonos caerá a 95,460 dólares, es decir una pérdida de 3.58 por ciento. 

Dada la lógica anterior, la caída de SVB y sus efectos posteriores no pueden ser considerados como un cisne negro, como muchos lo han querido hacer creer. Un evento bancario de estas características era 99% previsible al ver que había bancos poco diversificados y que tienen miles de millones de dólares invertidos en bonos del Tesoro de EEUU, por lo que el alza en tasas de interés ocasionaría que sus pérdidas fueran tan grandes que algunos de ellos caerían en una situación de insolvencia. Nadie quiso ver que esto pasaría y prefirieron mirar hacia otro lado.

Ahora en este 2023 una vez más, vemos que el riesgo sistémico se transformara en estrés económico, quiebras bancarias y luego un rescate del sistema bancario, no solo del Silicon Valley Bank, como ya se explicó líneas arriba, sino en una escala mucho mayor.

Si usted cree que solo se rescató a los depositantes de los dos bancos quebrados, se equivoca. La Reserva Federal también puso un respaldo del sistema a 600 mil millones de dólares para cubrir las minusvalías ocasionadas por las pérdidas del valor de los bonos, que como ya se explicó, fueron causadas por las alzas en tasas de interés que tienen el propósito de frenar la inflación. Al 16 de marzo la FED estaba de vuelta con un aumento en los activos en su balance de 297 mil millones de dólares durante la última semana, lo que implica el mayor aumento desde marzo de 2020. De esta manera, en 7 días la FED deshizo casi la mitad del ajuste cuantitativo a la baja que llevaba desde abril de 2022.

Y claro, en toda esta serie de eventos no podría faltar el elemento de corrupción. Es bien sabido que los ejecutivos de los bancos fallidos perderán sus trabajos, pero ya se ha hecho público que días antes cobraron decenas de millones de dólares ejecutando opciones financieras (put options) que les permitían vender sus acciones del banco a un precio por encima del precio spot de la acción cuando se supo de la insolvencia bancaria.  

La FED debería admitir su responsabilidad en las burbujas de activos

La Fed debe admitir que es en gran parte responsable de estas crisis financieras y de los posteriores rescates recurrentes. A través de su política de alivio monetario o QE, la Reserva Federal metió en efectivo casi 9 billones de dólares en depósitos a los bancos y es por eso que los depósitos crecieron tanto en primer lugar.

Luego, a pesar de los riesgos obvios, los reguladores eliminaron todas las reservas requeridas para los depósitos y tesorerías, alentando al Silicon Valley Bank y otros bancos a buscar rendimiento.

Es cierto que hubo tres rondas de estímulo fiscal, y la última bajo la presidencia de Joe Biden fue totalmente injustificada y altamente inflacionaria. Pero es trabajo de la FED el entender ese riesgo.

Desafortunadamente, la Reserva Federal no solo patrocinó la burbuja de activos más grande de la historia, sino que tampoco entendió cómo el dinero gratis, las cancelaciones de deudas estudiantiles y las tasas de interés del cero por ciento podrían causar inflación.

¿Qué podemos esperar para la política monetaria futura?

Muchos bancos centrales enfrentarán la disyuntiva de salvar su sistema financiero poniendo freno a los apretones monetarios con el costo de que la inflación recobre fuerzas o continuar apretando la oferta monetaria subiendo tasas de interés pero con el costo de una mayor caída en el precio de toda clase de activos.

En el caso de la FED resulta evidente que ya se dieron cuenta de que las alzas en sus tasas de interés destruyen el valor de muchos activos, en especial de los bonos del Tesoro. Es por ello que las expectativas de analistas respecto de futuros incrementos de tasas cambiaron radicalmente en la última semana tras el colapso de los dos bancos antes mencionados.

Para ilustrar el cambio de perspectivas, tenemos que el rendimiento del bono del Tesoro a 2 años pasó del 5.05 % al 3.81 % en los últimos 7 días hábiles, lo que representa la mayor caída de rendimiento en 7 días (-124 pb) desde lo sucedido entre el 19 y el  28 de octubre de 1987 (la caída del Lunes Negro fue el 19 de octubre de 1987).

Es así que las expectativas actuales del mercado sobre la trayectoria de la tasa de fondos federales de la FED son las siguientes:

– 22 de marzo de 2023: aumento de 25 pb a 4.75%-5.00%

– Pausa

– Los recortes de tasas comienzan en junio de 2023 con una tasa de fondos de fondos por debajo del 4.00% a fines de 2023 y por debajo del 3.00% a fines de 2024.

¿Qué implicaciones tendrá esto en la lucha contra la inflación en Estados Unidos? Pues los analistas piensan que la FED preferirá salvar el sistema financiero que combatir la inflación (que al mes de febrero se ubicó en 6.00% anual), por lo que con este escenario se va a complicar combatir el alza de precios y entonces será un proceso aún más largo para que ésta regrese a niveles “aceptables”.

Para México, pues es obvio que el hecho de que haya menores aumentos en la tasa de interés en Estados Unidos, pone menos presión en el Banxico para subir la tasa con motivos de mantener el tipo de cambio estable o a la baja.  Sin embargo, dado el mandato del banco central mexicano de preservar el poder adquisitivo de la moneda, pues no creo que vaya a haber mayores ajustes en la perspectiva que se tiene de un par de incrementos más de un cuarto de punto porcentual para mantener la tasa de interés objetivo en 11.50% durante seis meses y comenzar con ligeras disminuciones de tasa hacía el último trimestre de 2023.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

¿Es una buena noticia que a la economía mundial le esté yendo bien?

Los indicadores económicos de México han sido mejores a lo anticipado en el arranque de 2023. Muestra de ello es que en el segundo mes de 2023 y con datos desestacionalizados, el Indicador de Pedidos Manufactureros (IPM) presentó un incremento mensual de 1.58 puntos, con lo que hiló 31 meses consecutivos sobre el umbral de 50 puntos. De igual forma, en enero de este año la población desocupada fue de sólo 1.8 millones de personas y la Tasa de Desocupación (TD), de apenas 3% de la PEA. En este sentido, fue sorpresivo que en diciembre del año pasado, a tasa anual y con series desestacionalizadas, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) aumentó 3.1% en términos reales, apoyada de aumentos de 3.1% en las actividades secundarias y de 2.8% en las terciarias.

Estos datos han provocado que se comiencen a ajustar al alza las expectativas de crecimiento económico para 2023, como es el caso de la Encuesta de Expectativas de Banxico en la que los encuestados ajustaron su expectativa de crecimiento de 1.00% en enero a 1.16% en febrero. O como el caso de la Encuesta Citibanamex de Expectativas en la cual la perspectiva de crecimiento para este año subió a 1.2% desde el 1.0% reportado en la encuesta previa. Cabe señalar que los más optimistas hablan de que México podría crecer este año 1.7 por ciento. 

Este fenómeno de fortaleza de crecimiento en el arranque de 2023 y mejora de expectativas, no obstante la considerable subida en tasas de interés, no es exclusivo de México. En un artículo editorial de Paul Hannon, Harriet Torry y Stella Yifan, publicado en el Wall Street Journal y titulado “A la economía mundial le va bien: malas noticias para los banqueros centrales”, se menciona como Estados Unidos, China y Europa siguen con indicadores de crecimiento fuertes en un contexto de elevada inflación y crecientes tasas de interés.

El artículo comienza señalando que la economía mundial está mostrando vigor, y muestra de ello son las encuestas de opinión empresarial más recientes que apuntan a una reactivación generalizada del crecimiento a pesar de los crecientes costos del financiamiento y los elevados precios de la energía y los alimentos, lo que representa una clara señal de que los bancos centrales podrían necesitar más tiempo del originalmente previsto para controlar la inflación.

Los datos de los principales centros económicos del mundo: EE.UU., China y Europa, han mostrado una sorprendente vitalidad en las economías de estas regiones desde el arranque de 2023, lo que contradice las predicciones del Banco Mundial y otros economistas de que la economía mundial se encaminaba a uno de sus años más débiles en las últimas décadas.

Si bien esto es una buena noticia para los gobiernos, esa resiliencia puede persuadir a los banqueros centrales de que necesitan aumentar las tasas de interés clave aún más de lo previsto para poder controlar la escalada inflacionaria, recetando mayores tasas de interés a una economía que todavía se encuentra sobrecalentada. Esto podría traducirse entonces en una desaceleración del crecimiento más adelante en este 2023 y en 2024, año que se preveía como uno de recuperación.

Los datos más recientes ubican la inflación de precios al consumidor en los siguientes niveles: Brasil (5.8%), Canadá (5.9%), España (6.1%), Francia (6.2%), Estados Unidos (6.4%), India (6.5%), Singapur (6.6%), Sudáfrica (6.9%), México (7.6%), Australia (7.8%), Holanda (8.0%), Zona Euro (8.5%), Alemania (8.7%), Italia (9.2%) y Reino Unido (10.1%). Esto muestra que las tasas de inflación están demostrando ser más rígidas de lo esperado.

Un indicador clave para los bancos centrales es el mercado laboral, que sigue estando muy ajustado en muchas partes del mundo. Los formuladores de políticas públicas han estado examinando los datos del mercado laboral en busca de indicios de un aumento del desempleo, una disminución de las horas trabajadas o una desaceleración de los aumentos salariales, todo lo cual podría ayudar a enfriar la demanda y aliviar la presión al alza de los precios, pero eso es algo que aún no se ha logrado, incluyendo a México, dónde los niveles de población desocupada se encuentran en sus puntos más bajos desde que se tiene registro.

Madhavi Bokil, economista de Moody’s Investors Service, advirtió que “hemos visto a los bancos centrales subir las tasas de referencia…la esperanza es que con unas cuantas subidas adicionales  sea suficiente. Si no es así, podríamos ver a los bancos centrales endurecer más las condiciones crediticias”.

Las señales más recientes de que el crecimiento económico mundial ha sido más fuerte de lo esperado en el arranque de 2023 se produjeron en encuestas recientes aplicadas a fábricas de todo el mundo, realizadas por S&P Global. En febrero, éstas mostraron el primer aumento en la producción manufacturera agregada mundial en siete meses, ayudados por un salto en China después de que las autoridades levantaran las estrictas restricciones de Covid. Encuestas similares de proveedores de servicios en todo el mundo apuntan a una aceleración del crecimiento, incluyendo a China y Europa.

En EE.UU., la inflación general sigue elevada (6.4% en enero) y los gastos e ingresos de los estadounidenses aumentaron en el primer mes del año, de acuerdo con el Departamento de Comercio. El indicador de inflación preferido de la Reserva Federal, el índice de precios de gastos de consumo personal, aumentó un 5.4% en enero respecto al año anterior, mientras que el gasto de los consumidores estadounidenses aumentó un 1.8% desestacionalizado en enero comparado en el de  diciembre, el mayor aumento en casi dos años. Los sueldos y salarios crecieron un 0.9% en enero, más del doble que el mes anterior.

Europa también comenzó el año con mucha potencia y parece poco probable que caiga en la recesión pronosticada por muchos después de que los precios de la energía aumentaron en los meses posteriores a la invasión rusa a Ucrania. El costo de ese vigor económico: los datos más recientes mostraron que la tasa de inflación subyacente, que excluye el petróleo y los alimentos, alcanzó un máximo histórico en febrero de 5.3%.

Por su parte, la reactivación de China ha ayudado a impulsar la producción industrial en otras partes de Asia. Pero los economistas son cautelosos, en parte debido a la incertidumbre respecto a cuánto, y qué tan pronto, la reapertura de China beneficiará al resto de la región. El abandono de la política de cero-covid con sus estrictas restricciones en China beneficiará principalmente al consumo, lo que podría ser una bendición para países como Tailandia, que son populares entre los turistas chinos, según Trinh Nguyen, economista sénior de Natixis en Hong Kong.

También hay dudas sobre cuán resistente será el crecimiento en los EE.UU. y Europa. Después de todo, las tasas de interés ya han aumentado considerablemente según los estándares de las últimas décadas, y puede llevar tiempo sentir el impacto total.

“Simplemente toma meses antes de que una política monetaria más estricta se abra paso en la economía real”, dijo Carsten Brzeski, economista jefe de ING Bank. “Y lo hará. O dicho de otra manera, si éste, que ha sido el mayor cambio de política monetaria en años, no deja ninguna marca en la economía real, valdría la pena considerar cerrar todos los bancos centrales”.

Una explicación alternativa para la resistencia tan sorprendente de la economía global frente a lo que parecen ser movimientos agresivos por parte de los bancos centrales es que las tasas de interés solo son efectivas por arriba de cierto nivel. Mark Dowding, director de inversiones de RBC BlueBay Asset Management, sugirió que las tasas podrían “necesitar moverse por encima de un umbral como el 2% antes de que comiencen a tener algún efecto”. Si ese fuera el caso, entonces podríamos afirmar que el ciclo alcista de tasas de interés en EE.UU. apenas comenzó realmente hace seis meses y en Europa apenas está iniciando. Dado el rezago en los efectos de la política monetaria, esto explicaría el por qué aún no se percibe todo su impacto en la economía real.

La fortaleza de la economía de EE.UU. podría llevar a la Reserva Federal a aumentar las tasas de interés aún más de lo anticipado este año para enfriar las presiones sobre los precios. Lo mismo ocurre con el Banco Central Europeo: tras el incremento de la inflación subyacente de la eurozona, los economistas de Barclays elevaron su pronóstico para la tasa de interés clave del banco central y ahora esperan que alcance un máximo histórico en los próximos meses.

En este sentido, en su testimonio del 7 de marzo ante el Congreso de Estados Unidos, el presidente del Banco de la Reserva Federal (FED), Jerome Powell, indicó que “es probable que el nivel final de las tasas de interés sea más alto de lo anticipado” y que “restaurar la estabilidad de precios probablemente requerirá que mantengamos una postura restrictiva durante algún tiempo”. Esta fue la dura postura por parte de la FED y, en consecuencia, los mercados se desplomaron y el dólar se fortaleció. Hace una semana escribí sobre la fortaleza artificial del peso mexicano, en 17.97 pesos por dólar, explicada por el diferencial de tasas de interés y una semana más tarde, tras las declaraciones de Powell, vemos el tipo de cambio en 18.50 pesos por dólar. 

Es así que mientras los bancos centrales sigan decididos a reducir la inflación a sus niveles objetivo, es probable que cualquier señal de fortaleza económica desencadene una respuesta de política monetaria destinada a sofocarla a través de alzas en tasas de interés.

Entonces, aunque Moody’s elevó recientemente sus pronósticos de crecimiento para EE.UU. y Europa, todavía espera una desaceleración este año, a 0.9% y 0.5%, respectivamente.

Las consecuencias de un mayor endurecimiento de la política monetaria no se limitarán a esas regiones. Es probable que afecte a las economías en desarrollo, algunas de las cuales, en particular naciones como México y Brasil, que elevaron sus tasas de interés clave desde antes de que lo hiciera Estados Unidos, por lo que podrían sufrir mayores alzas de tasas para emular las decisiones de política monetaria de EE.UU, lo que en el caso de México podría llevar la tasa objetivo a un nivel de 12.00% o superior. Esto significa mayores costos financieros para todos los que tengan deuda con tasas de interés variable, los que vayan a solicitar nuevos créditos o que tengan necesidades de refinanciar. Mayores costos para gobiernos, empresas y familias derivados del fortalecimiento económico.

Para los bancos centrales, el único mensaje de la reciente aceleración del crecimiento y la inflación puede ser que su endurecimiento hasta ahora no ha sido suficiente, lo que provoca preguntarnos si la negativa actual de las economías a frenarse finalmente tendrá que terminar en recesiones retrasadas en 2024.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

El regreso del super peso

Al momento de escribir estas líneas, el tipo de cambio se encuentra en un nivel de 17.97 pesos por dólar, su nivel más bajo desde el 26 de septiembre de 2017. En el comparativo del último año, no cabe duda de que el peso mexicano es una de las monedas más fuertes frente al dólar estadounidense, dentro del grupo de las diez monedas globales más intercambiadas. En el comparativo del promedio de los días que llevamos de marzo de 2023 respecto de marzo de 2022, tenemos que el dólar estadounidense está 1.83% más caro frente al dólar canadiense, está 6.33% más caro frente al euro, 22.62% más elevado frente al yen japonés, 9.83% más alto frente a la libra esterlina, 6.07% más barato respecto del franco suizo, 4.99% más caro frente al dólar australiano, 9.74% más caro respecto del dólar neozelandés, 15.29% más caro frente al won coreano y 5.90% más bajo respecto del peso mexicano. Queda claro pues, que en el último año, sólo el franco suizo y el peso mexicano se han apreciado frente al dólar estadounidense.

Si analizamos un periodo de tiempo más amplio, como del promedio de marzo de 2019 al promedio de marzo de 2023, vemos que sólo el peso mexicano se ha apreciado frente al dólar estadounidense, mismo que lo hizo en un 11.89%, tal y como se muestra en la siguiente tabla:

En teoría, el hecho de tener un super peso en este momento es una buena noticia para los consumidores mexicanos, quienes ahora podrán comprar productos importados más baratos. Claro, siempre y cuando los importadores trasladen un tipo de cambio más bajo a los precios de venta para el consumidor final, lo cual está supeditado a que haya la suficiente competencia en el mercado y consumidores informados, de lo contrario, la baja en el tipo de cambio que no se traduzca en disminución  de precios de productos importados, sólo servirá para ampliar los márgenes de utilidad de los importadores y comercializadores.

Donde si hay un impacto negativo innegable por tener un dólar por debajo de los 18 pesos, es en el sector exportador y en algunas ramas de la planta productiva nacional. Para los exportadores, sus precios de venta en dólares se han elevado, lo que merma su competitividad. Para ilustrar esto, pongamos un ejemplo sencillo. Si un par de zapatos costaba producirlos 400 pesos hace un año, eso significa que con un tipo de cambio de 20.545 pesos por dólar, su costo en dólares era de 19.47 dólares por par. Ahora, dada la inflación que hemos sufrido, el costo de producción en pesos es de 440 pesos por par, y a un tipo de cambio de 18.10 pesos por dólar, entonces el costo en dólares se ha elevado a 24.31 dólares por par. Es decir, por el efecto de la inflación interna y un menor tipo de cambio, el costo en dólares subió 24.84% en el último año, lo que sin duda es un duro golpe a la competitividad exportadora.

Es verdad que la baja del tipo de cambio puede ayudar a algunos fabricantes con la importación de ciertos insumos o bienes intermedios más baratos , aunque volvemos a lo mismo, es posible que los fabricantes de insumos nacionales se vean desplazados por fabricantes extranjeros.

Para el que fabrica bienes finales puede haber una afectación importante en la medida en que las grandes cadenas comerciales utilizan esta baja como argumento para exigirle a los fabricantes nacionales que bajen sus precios o serán reemplazados por proveedores extranjeros. Un producto que en marzo de 2022 costaba 20 dólares, tenía un costo en pesos de 410.90 pesos, si asumimos una inflación del 8%, ese producto ahora cuesta 21.60 dólares, pero al tipo de cambio actual son solo 391.00 pesos, por lo que el producto importado se volvió 4.84% más barato en el último año, a pesar de la inflación  internacional. De esta manera, un comercializador que vende productos importados y hechos en México, podría decirle a su proveedor nacional, que pese a la inflación del año pasado en México, necesita que le baje el precio 5% o de lo contrario le dejará de comprar.

Desde luego que también hay una afectación  para el turismo internacional, ya que con un dólar barato o un peso caro, para el turista nacional que puede, se vuelve más atractivo viajar al exterior, mientras que para el turista extranjero, México se ha vuelto caro por lo que tal vez será mejor ir a Europa, donde su moneda se ha debilitado frente al dólar, como vimos al principio de esta entrega.

Entonces queda claro que un dólar barato no es una buena noticia en todos los sentidos como nos lo quieren hacer creer.

Ahora, la pregunta más importante que muchos se hacen es ¿por qué se ha dado el fortalecimiento del peso estos últimos meses? ¿Hubo algún cambio en los fundamentales de la economía mexicana que justifique tal apreciación? La respuesta es no. Lo que explica buena parte de la fortaleza del peso mexicano es la importante alza en las tasas de interés y un cambio en la percepción de riesgo hacía nuestro país que ha provocado que los capitales golondrinos y especulativos hayan decidido regresar a México.

Las cifras oficiales dan cuenta de que no se debe a que nuestra economía esté en una posición de gran solidez de crecimiento económico, ya que en el cuarto trimestre de 2022 apenas recuperamos el nivel de PIB prepandemia, y pues tampoco se debe a que tengamos un superávit de cuenta corriente en la balanza de pagos.

Como ya lo mencioné, el peso ha estado fuerte básicamente por lo elevadas que están las tasas de interés en nuestro país. Y es que de las economías más importantes del mundo, la de México es la que paga las mayores tasas de interés, siendo la tasa objetivo del Banco de México de 11.00%. En la actualidad la tasa de interés de la zona euro es de 2.5%, en Malasia de 2.75%, en Suecia de 3.00%, en Australia de 3.35%, en Corea del Sur de 3.5%, en China de 3.65%, en Reino Unido de 4.00%, en Canadá de 4.5%, en Estados Unidos de 4.63%, en Arabia Saudita de 5.25%, en Indonesia de 5.75%, en Filipinas de 6.00%. en India de 6.5%, en Polonia de 6.75%, en Rusia de 7.5%, en Perú de 7.75% y en Turquía de 8.5%.

Queda claro que México es una buena alternativa para invertir, en bonos gubernamentales de corto plazo, un Cete a 28 días paga más del doble de lo que paga un bono del Tesoro de Estados Unidos a plazo de un mes (11.05% vs 4.75%). ¿Cómo no van a fluir los capitales hacía México con estos super rendimientos que estamos pagando, cuando la inflación en México es de 7.8% y en Estados Unidos de 6.5%?  Y más aún suma a la fortaleza del peso la expectativa de que las tasas de interés se mantendrán elevadas por mucho más tiempo.

En este contexto, la tasa de interés implícita anualizada que calculamos en GAEAP para los Cetes a 28 días está en un nivel de 11.67% para dentro de 91 días, de 12.10% para dentro de 175 días y de 11.39% para dentro de 693 días.  Esto implica que el mercado anticipa que el rendimiento de los Cetes a plazo de 28 días estará 1.05 puntos porcentuales más alto dentro de 6 meses y disminuirá paulatinamente sólo 0.70 puntos porcentuales hasta llegar a 11.39% en febrero de 2025.   

Si usted fuera un inversionista internacional y dados estos valores de tasa de interés ¿a usted en qué país le gustaría invertir? Desde luego que México es una alternativa atractiva, ya que aún conserva su calificación de deuda soberana en la categoría de “grado de inversión”. En una entrega anterior había explicado que aunque usted tuviera temor a un evento catastrófico en México, cualquier riesgo de la inversión por motivo de la depreciación del peso se puede cubrir comprando coberturas cambiarias, por lo que nuestro país sigue representando una magnifica alternativa para los inversionistas internacionales (claro a costa de los bolsillos de los mexicanos como veremos a continuación).

Estas elevadas tasas de interés, si bien ayudan a que baje el tipo de cambio porque son el imán que atrae capitales golondrinos, son también en parte causa de la perspectiva de desaceleración económica del país ya que afectan la inversión productiva. La contracción del sector construcción, la caída en la venta de automóviles y la disminución en la adquisición de maquinaria y equipo por parte de empresas, en buena medida es ocasionada por las fuertes alzas en la tasa de interés por parte del Banco de México, organismo que llevó su tasa de interés objetivo de 4.0% en la pandemia hasta el actual 11.00%. Y de igual manera, el hecho de que ahora familias, empresas y gobiernos en México paguen mucho más por sus créditos, es producto de la lucha contra la inflación.

Aunado a lo anteriormente mencionado, también se deben mencionar como factores que suman a la fortaleza del peso, el record histórico de recepción de remesas, mismas que sumaron 58.497 miles de millones de dólares en 2022. Y también ayuda mucho el que se haya concretado la atracción de la inversión de la planta automotriz de Tesla, ya que se genera una percepción más clara de que el gobierno federal es amigable con la inversión extranjera y que es capaz de asumir compromisos con este tipo de empresas. Con la decisión anunciada por Elon Musk, es verdad que muchas empresas van a voltear hacia México y con ello se pueden capitalizar más inversiones en este momento de nearshoring.

Un último punto para destacar es el relacionado a cuál debería ser el nivel de tipo de cambio idóneo o que tanto más podría baja el dólar. En este sentido, en GAEAP hicimos un sencillo ejercicio para calcular el tipo de cambio teórico de acuerdo a los diferenciales de inflación acumulados entre México y Estados Unidos de 1997 a la fecha. El tipo de cambio teórico en enero de 2023 resultó ser de 17.0391 pesos por dólar.

Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de Pacific Exchange Rate Service, INEGI y Department of Labour Economics

Considero que las probabilidades de que veamos un dólar en ese precio son muy bajas, pero bueno, de alguna forma nos ilustra para saber que ese es el valor que “debería” tener un dólar.

A manera de conclusión podemos mencionar que un dólar tan barato seguro causará problemas para la industria nacional al dificultar las exportaciones y generar mayores importaciones, aunque habría que analizar caso por caso ya que no se descarta que haya industrias que podrían salir ganando de esta situación. Donde se ven las ganancias más claras es en el mercado de bienes de consumo que si podrían registrar una baja de precio siempre y cuando existan condiciones de competencia.

Sin embargo, debemos tener en claro que el regreso del super peso se debe principalmente a lo elevadas que están las tasa de interés en México, por lo que esta baja del tipo de cambio pudiera ser un episodio temporal en lo que se regulariza la política monetaria de la mayoría de países y regresamos a niveles de tasas más bajos. Finalmente, en los próximos meses en México estaremos adentrándonos más en temas políticos, veremos cual será el impacto que eso tiene en el tipo de cambio.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaedap.com

En Twitter: @alejandrogomezt