¿Nos acercamos a una crisis económica?

México atraviesa por un periodo muy complicado en múltiples aspectos, entre los que destaca el económico. La semana que recién concluye el INEGI dio a conocer diversos indicadores que dan cuenta de la debilidad de la recuperación de la producción, además de que hubo un deterioro significativo de las variables financieras. En esta entrega hacemos un recuento de la situación por la que atraviesa en país, analizando primero las variables de la economía real y posteriormente las financieras.

Economía real

En este apartado analizamos la evolución reciente del Producto Interno Bruto (PIB), el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), los resultados de la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC) y la balanza comercial. Todo con datos del INEGI.  

Producto Interno Bruto (PIB)

Utilizando cifras desestacionalizadas vemos que entre el tercer trimestre de 2020 y el mismo trimestre de 2021, el PIB  total aumentó en 4.7%, producto de que las actividades primarias crecieron 0.3%, las secundarias 5.1% y las terciarias 4.4%. Cabe señalar que dentro de las actividades secundarias, destaca que el PIB de la industria manufacturera creció 4.7%. Estos datos denotarían un magnífico desempeño, si no fuera por el hecho de que un año antes, el PIB total se había colapsado -8.4% en el comparativo del tercer trimestre de 2020 y el mismo trimestre de 2019. Es así que con los datos del tercer trimestre de 2021, el PIB está 4.1% por debajo del nivel que tenía en el tercer trimestre de 2019.

Otro problema que surge es el desempeño del PIB en el comparativo del segundo al tercer trimestre de este año, ya que éste disminuyó -0.4%. Este mal desempeño ocurrió porque las actividades terciarias  retrocedieron -0.9%, y no obstante que las actividades primarias y secundarias crecieron 1.3% y 0.3% respectivamente. Además de que las manufacturas también se incrementaron 0.4%. 

Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE)

El IGAE es una muy buena aproximación a lo que sería un PIB mensual en la forma de un índice. En este sentido, es relevante mencionar que con cifras desestacionalizadas hay una clara tendencia de desaceleración ya que la economía pasó de crecer, en términos anualizados, de 25.8% en mayo, a 13.4% en junio, 7.9% en julio, 3.9% en agosto y sólo 1.3% en septiembre. La situación se ve más complicada cuando analizamos los datos mensuales, ya que el IGAE disminuyó -1.2% entre julio y agosto, y cayó otro -0.4% entre agosto y septiembre.

Al analizar la evolución por actividad, vemos que en términos anualizados, en septiembre las actividades primarias disminuyeron -1.7%, las secundarias avanzaron sólo 1.7% (después de haber crecido 5.0% en el mes inmediato anterior), mientras que las terciarias crecieron 1.2%. Ahora, en su comparación de agosto a septiembre de este año, las actividades primarias cayeron -1.4%, las secundarias disminuyeron -1.4%, mientras que las terciarias bajaron -0.3%. Las manufacturas hicieron lo propio con una contracción mensual de -1.3%.

La debilidad del PIB y del IGAE en el tercer trimestre de 2021 se debe en parte al surgimiento de la variable Delta del Covid, misma que causó nuevas disrupciones en las cadenas globales de valor, la fabricación de ciertos componentes, además de que impactó negativamente el turismo y otros tantos servicios.

Construcción

De acuerdo con la Encuesta nacional de empresas constructoras (ENEC), el valor de la producción de este tipo de empresas sumó 331.632 miles de millones de pesos en 2021, cifra que en términos nominales es 10.1% superior a la observada en 2020, pero 11.1% más baja comparada con la observada en los mismos meses de 2019. Esta información es bastante más grave cuando consideramos los datos en pesos constantes de 2013, ya que denotan una caída de 2.0% entre 2020 y 2021 y una disminución de -22.0% en el comparativo de 2019 a 2021.

Desde luego que es preocupante que este sector de actividad se encuentre en 2021 en un  nivel de producción, en términos reales, inferior al que tenía en 2020, año que de por si ya había sido bastante malo para el sector. La construcción es un elemento clave de la inversión fija bruta, por lo que parte de su caída obedece a la desconfianza de los empresarios en las políticas públicas llevadas a cabo por el gobierno federal.

Balanza comercial

En cuanto a la balanza comercial, vemos que en el acumulado de los primeros 10 meses de 2021, las exportaciones muestran un alza anualizada de 19.43% respecto a 2020 y un incremento de 4.29% comparado con los mismos meses de 2019. Sin duda que esto puede verse como buenas noticias, pero el problema es que las importaciones crecen a una tasa más alta que las exportaciones. En el comparativo de los primeros 10 meses de 2021 respecto a 2020, las importaciones han aumentado 32.83% y en el periodo de 2019 a 2021 las importaciones muestran un crecimiento de 7.82%. Todo esto ha provocado que pasáramos de un superávit comercial de 1.508 miles de millones de dólares (mmdd) en los primeros 10 meses de 2019 a uno de 24.853 mmdd en 2020 a un déficit de -11.969 mmdd en los mismos meses de 2021.

El hecho de que crezcan más las importaciones que las exportaciones y tengamos un creciente déficit comercial debilita la recuperación económica en la medida en que la producción nacional es desplazada por insumos o productos terminados extranjeros.

Variables financieras

Aunado al mal desempeño de la economía real, recientemente hemos visto un deterioro de importantes variables financieras, mismas que se describen a continuación.

Inflación

El INEGI informó que la inflación general anualizada fue de 7.05% en la primera quincena de noviembre, con lo que se acumulan 17 quincenas consecutivas en las que tenemos una inflación arriba de la meta máxima establecida por el Banco de México. Este nivel de inflación preocupa porque deteriora el poder adquisitivo de los salarios, lo que se traducirá en menores niveles de consumo real; pero también  preocupa porque los analistas anticipamos que se mantendrá elevada durante lo que resta de este año y en todo 2022. Es verdad que el problema inflacionario no es exclusivo de México, pero sin duda somos de los países más afectados.

Si las cosas salen de acuerdo a lo previsto, estaremos cerrando el 2021 con una inflación de 7.5% y ésta sería de 5.0% en 2022. Estas elevadas perspectivas inflacionarias tendrán fuertes implicaciones en las decisiones de política monetaria que se tomen en las próximas reuniones de la Junta de Gobierno del Banco de México, lo que nos lleva al tema de tasas de interés.

Tasas de interés

En la medida en la que hemos estado con niveles inflacionarios persistentes por encima del 4%, el Banco de México ha ido ajustando su tasa de interés objetivo hasta llevarla al actual 5.00%. La mayoría de analistas da por un hecho que en la próxima reunión  de la Junta de Gobierno del Banxico del mes de diciembre, el banco central volverá a aumentar la tasa para cerrar el año en 5.25%, aunque no se descarta que el alza de diciembre sea de medio punto porcentual.

De igual manera, dado que el problema inflacionario va para largo, se espera que los ajustes al alza en la tasa de interés objetivo continúen en 2022 hasta llegar a niveles de 6.00%. Sin embargo, el mercado está muy nervioso y muestra de ello es que la tasa de interés implícita para los Cetes a 28 días para dentro de un año es de 7.18%, nivel 2.13 puntos porcentuales superior al 5.05% que pagan los Cetes a 28 días actualmente.

El problema con subir tanto las tasas de interés es que difícilmente tendrán un impacto real para bajar la tasa de inflación, ya que las causas de la actual inflación son estructurales de oferta y no son por un problema de exceso de demanda. Lo he mencionado en anteriores entregas, el subir tasas de interés en México no hará que se resuelva el problema de escasez de chips para los autos y computadoras.

Tipo de cambio

La variable que más ruido hizo la semana que recién concluye fue el tipo de cambio, mismo que se encuentra en un nivel de 21.91 pesos por dólar al momento de escribir estas líneas. Mucho se ha dicho que la caída del peso está motivada en parte porque el dólar estadounidense se ha fortalecido tras la ratificación de Jerome Powell al frente del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), pero la realidad es que el peso mexicano se ha depreciado más que el resto de las monedas.

De acuerdo con el Pacific Exchange Rate Service, entre el 26 de noviembre de 2020 y el mismo día de 2021, este es el porcentaje que se ha depreciado o apreciado el dólar estadounidense respecto a las diferentes divisas (los datos están ordenados de mejor a peor desempeño): Yuan chino (-2.8%), Dólar canadiense (-1.9%); Rublo ruso (-0.1%); Rupia India (1.5%); Real brasileño (5.1%); Euro (5.3%); Rand de Sudáfrica (6.7%); Won de Corea del Sur (8.0%), Peso Chileno (8.2%), Peso Mexicano (8.8%) y Peso Colombiano (10.9%).  La información deja en claro que de este grupo de 11 monedas, las más débiles son las Latinoamericanas, y de este subgrupo, México tiene el peor desempeño, sólo superado por Colombia.

Es evidente que el mal desempeño del peso mexicano se debe a las erráticas políticas económicas implementadas por el gobierno federal, mismas que han ocasionado una caída de la inversión productiva y fuga de capitales. En este sentido, el Banco de México acaba de informar que en el tercer trimestre de este 2021, nuestro país registró un déficit de cuenta corriente de 4,070 millones de dólares.

La Cuenta Corriente registró un déficit de 4,070 millones de dólares en tercer trimestre el año, tras el superávit que alcanzó entre abril y junio, informó el Banco de México. Este mal desempeño de la cuenta corriente de la balanza de pagos se debe a que en ese trimestre la fuga de fuga de capitales extranjeros ascendió a 7 mil 369 millones de dólares, mientras que la de mexicanos fue de 7 mil 227 millones. El total supone 1,147% más de la fuga de capitales con respecto a los 1 mil 170 millones de dólares del mismo periodo de 2020.

Conclusiones

Es posible que la reactivación económica prevista para los Estados Unidos en el cuarto trimestre de este año sirva para impulsar al sector exportador mexicano, pero la carestía que están viviendo las familias por el alza de precios supone un freno al crecimiento real del consumo privado. Es preocupante el impacto que causarán las mayores tasas de interés en la evolución del crédito, de las finanzas públicas y de la inversión productiva, por lo que el escenario de crecimiento para el año que entra tiene riesgos importantes a la baja que harían que no se logre un incremento del 2.0%. De esta manera, estaríamos recuperando el nivel de PIB que teníamos en 2019 hasta el 2023.

¿Es posible una crisis económica? Pues depende de nuestra definición de crisis económica, para muchos ya estamos en crisis porque la inflación se encuentra casi fuera de control, el dólar tiene pocas probabilidades de regresarse a niveles por debajo de 20 pesos, y las familias están enfrentando un proceso de empobrecimiento. ¿la situación puede empeorar? Lamentablemente el escenario se deterioró muy rápidamente y lo más seguro es que si, la situación económica va a empeorar.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com    

En Twitter: @alejandrogomezt

Exportaciones, el principal motor de crecimiento para las empresas

El año 2020 fue uno en el que el Producto Interno Bruto (PIB) de México cayó cerca de -9.0% (el dato oficial lo sabremos el 25 de febrero), cifra que hace ver a las pasadas crisis como asunto menor (en 1983 el PIB cayó -4.35%, en 1986 fue de -3.73%, en 1995 de -6.25% y en 2009 la caída fue de -5.28%). El colapso económico del año que acaba de terminar se dio por shocks de oferta y de demanda, y hablando de ésta última, es bien sabido que prácticamente todos los componentes de la demanda agregada del país se colapsaron. De acuerdo con cifras del INEGI, en el comparativo de los primeros nueve meses de 2020 respecto de los mismos meses de 2019 vemos que, en términos reales, el consumo privado presentó una caída de -11.5%, el consumo de gobierno creció 2.5%, la formación bruta de capital fijo (inversión) cayó -20.1%, la variación de existencias (inversión) disminuyó -12.4%, mientras que las exportaciones de bienes y servicios se contrajeron -10.9%.

Como se puede apreciar, fuera del consumo de gobierno, en los primeros nueve meses de 2020, el componente de la demanda agregada del país que registró el desempeño “menos malo” fue el de exportaciones. Esto es muy relevante dado el enorme peso que tienen las ventas al exterior como proporción del PIB, siendo éste de 36.82% en los primeros tres trimestres de 2020. El dato pudiera parecer poco relevante, pero si consideramos que más de una tercera parte de lo que producimos depende del dinamismo económico del resto del mundo, pues las cosas adquieren otra perspectiva.

Es así que dada la importancia que tiene el comercio exterior para nuestro país, en esta entrega analizo las cifras de su desempeño en el acumulado a octubre de 2020, respecto a cómo se comportaron nuestras exportaciones e importaciones de mercancías en el comercio con las diversas zonas geográficas del mundo.

Exportaciones

En los primeros diez meses de 2020, las exportaciones de mercancías de México totalizaron 336.187 miles de millones de dólares (mmdd), cifra que representa una caída de -12.6% respecto a los 384.502 mmdd exportados en los primeros diez meses de 2019. De los 336.187 mmdd exportados, el 83.8% tuvo como destino las naciones de Norteamérica, el 4.4% fueron para las de Centro y Suramérica, el 5.5% para las de Europa, el 5.8% para las de Asia, el 0.2% para las de África el 0.3% para las de Oceanía y el restante 0.1% para países no identificados. Las cifras siguen evidenciando nuestra gigantesca dependencia respecto al desempeño del mercado estadounidense (de acuerdo con el Banco Mundial, el PIB de Estados Unidos habría caído -3.6% en 2020) no obstante que en los discursos de los sectores público y privado, se habla hasta el cansancio de la necesidad de hacer mayor uso de nuestra red de tratados comerciales y diversificar nuestras ventas al exterior.

Ahora, en cuanto a la evolución del valor (en dólares) de las exportaciones en el comparativo de los primeros diez meses de 2019 y los mismos meses de 2020, tenemos que las exportaciones de mercancías dirigidas a las naciones de Norteamérica cayeron -12.2%, las que van a los países de centro y Suramérica bajaron -20.8%, las que van a las de Europa bajaron -15.8%, las que van a las de Asia disminuyeron -7.3%, las que van a las de África bajaron -25.1%, y las que van a Oceanía retrocedieron -8.2%. Queda claro que el desempeño menos malo de nuestras exportaciones se dio en aquellas dirigidas a Asia, mientras que el peor desempeño ocurrió en aquellas que van a África (que realmente son poco significativas) y las que van a Centro y Suramérica.

Como se señaló líneas arriba, se debe destacar que la caída del PIB de Estados Unidos fue de apenas -3.6% y eso ayudó a que en el acumulado de los primeros diez meses de 2020 nuestras exportaciones de mercancías a Norteamérica hubieran caído sólo -12.2%. Es de esperarse que con las cifras finales de todo el 2020 veamos que la caída de exportaciones a totales haya sido de un -10.2% aproximadamente.

Importaciones

En los primeros diez meses de 2020 las importaciones de mercancías por parte de México sumaron 311.005 mmdd, cifra que implica una caída de -18.8% respecto de los 382.995 mmdd de importaciones registrados en los primeros diez meses de 2019. De los 311.0 mmdd de importaciones, el 45.9% tuvo como origen las naciones de Norteamérica, el 3.3% provinieron de los países de Centro y Suramérica, el 12.0% de las de Europa, el 38.2% de las de Asia, el 0.3% de las de África y el 0.2% de Oceanía.  De entrada llama la atención que mientras que Norteamérica es el destino del 83.8% de nuestras exportaciones, dicha región del mundo es el origen de apenas el 45.9% de nuestras compras del extranjero. En contraste, Asia es el destino del 5.8% de nuestras exportaciones, pero de esas naciones proviene el 38.2% de las mercancías que importamos.

Ahora, en cuanto a la evolución de las importaciones por región del mundo, primero debemos señalar que la caída de las importaciones mexicanas de -18.8% es producto de la severa contracción de la actividad económica en nuestro país. Si la actividad manufacturera se frena, cae la importación de materias primas y bienes intermedios, mientras que la pérdida de poder adquisitivo de la población ha provocado que caigan las importaciones de bienes de consumo final. En el comparativo de los primeros diez meses de 2019 y los mismos meses de 2020, tenemos que las importaciones de México desde Norteamérica cayeron -21.2%, las de Centro y Suramérica retrocedieron -18.7%, las de Europa cayeron -21.1%, las de Asia bajaron -14.9%, las originarias de África bajaron -21.5%, mientras que las que vienen de Oceanía bajaron -22.4%.

Es pertinente precisar que la caída de las importaciones, más allá de ser un síntoma de la recesión que vive nuestro país, tiene un efecto positivo para la recuperación económica de algunos sectores económicos en la medida en que esto implique que se consumen más productos hechos en México. Este es un tema que abordaré en otra entrega.

Saldo de la balanza comercial

Derivado de que las importaciones de México cayeron más de lo que disminuyeron nuestras exportaciones, es que en el periodo del comparativo de los primeros diez meses de 2019 a los mismos meses de 2020, nuestra posición en la balanza comercial mejoró con respecto a algunas regiones del mundo. Vemos que en los primeros diez meses de 2019 México registró un superávit en su balanza comercial total de 1.507 mmdd, mientras que en los primeros diez meses de 2020 dicho superávit aumentó hasta los 25.182 mmdd, lo que implica un aumento de 1,570.5%. Esto sin duda son buenas noticias para nuestras cuentas externas (y de hecho esto ayuda a la fortaleza relativa del peso frente al dólar), pero si debe quedar bien claro que este mayor superávit del 2020 no es producto de que estemos exportando más, sino que es el resultado de que nuestras importaciones cayeron más que nuestras exportaciones, lo que a su vez se debe a que la economía mexicana fue de las que más se contrajo en 2020.

En cuanto al saldo de la balanza comercial de México con las distintas regiones del mundo, tenemos que con Norteamérica pasamos de un superávit de 145.646 mmdd en los primeros diez meses de 2019 a uno de 143.294 mmdd en los mismos meses de 2020, lo que implica que dicho superávit se redujo en -1.6%. En relación a Centro y Suramérica, pasamos de un superávit de 5.771 mmdd en los primeros diez meses de 2019 a uno de 4.298 mmdd, lo que implica una disminución de -25.5% en el balance positivo que se venía observando.  Con respecto a Europa hubo una mejoría importante, ya que pasamos de un déficit de -25.412 mmdd en los primeros diez meses de 2019 a uno de -18.899 mmdd en los mismos meses de 2020, lo que significa que nuestro déficit con esa región del mundo bajó -25.6%.

La región con la que tuvimos la principal mejora en nuestra balanza comercial fue con Asia, ya que pasamos de tener un déficit de -118.662 mmdd en los primeros diez meses de 2019 a uno de -99.372 mmdd en los mismos meses de 2020. Esto significa que nuestro déficit con dicha región disminuyó en -16.3%, cifra equivalente a 19.291 mmdd menos de déficit. Respecto a África el déficit de México se mantuvo casi sin cambios en torno al medio millardo de dólares, mientras que con Oceanía nuestro superávit creció un poco al pasar de 327 millones de dólares (mdd) a 394 mdd.

Conclusiones

Lo que podemos concluir de todo esto es que en los primeros diez meses de 2020 las cuentas externas de México han mostrado un buen desempeño, pero esto se debe principalmente a que la fuerte crisis económica que vivimos ha frenado nuestras importaciones más de lo que se cayeron las exportaciones. Sin embargo las positivas perspectivas económicas para el PIB mundial y de los Estados Unidos en el 2021 (el Banco Mundial estima un crecimiento de 3.7% para el mundial y de 4.0% para nuestro vecino del norte) hacen pensar que el 2021 será un año de una importante recuperación de las ventas al exterior. Esto es muy importante, sobre todo cuando se considera que el mercado interno mexicano se recuperará a sus niveles precrisis hasta el 2023 en el mejor de los casos. Esto significa que las empresas que incursionen en los mercados de exportación son de las que más rápido se recuperarán. Es así pues, que la exportación puede ser el principal motor de crecimiento para las empresas manufactureras nacionales que hagan la tarea.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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¿Puede el coronavirus impulsar a la planta productiva nacional?

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El COVID-19 visto en microscópico de electrones

El coronavirus o COVID-19, que al momento de escribir estas líneas ha infectado a más de 69 mil personas y matado a 1,671, es ahora en día la mayor amenaza real para el crecimiento económico mundial en 2020. Los escenarios y pronósticos de crecimiento económico pronto comenzarán a ser revisados a la baja y una desaceleración global, sin duda le afectará negativamente a la economía mexicana porque una menor tasa de crecimiento significa menor aumento de exportaciones y precios más bajos de materias primas como el Petróleo. Sin embargo, existe la posibilidad de que este organismo microscópico haya abierto la posibilidad para que muchas empresas grandes y pequeñas de México, tengan un mejor desempeño económico este año respecto del 2019. En esta entrega explico por qué.

En múltiples ocasiones he destacado el problema crónico que sufre México por su excesivo y creciente déficit comercial con las naciones asiáticas. Para ilustrar esto tenemos que de acuerdo con el INEGI, mientras que en el año 2012 el déficit comercial de México con las naciones asiáticas fue de -96.388 miles de millones de dólares (mmdd), en el 2018 subió hasta -135.802 mmdd y en los primeros once meses de 2019 (dato más reciente al escribir estas líneas) fue de -129.909 mmdd, lo que hace prever que el dato oficial cerrará en unos -140 mmdd. El país que es responsable de más de la mitad del desequilibrio comercial con Asia es China, nación  con la que tuvimos un déficit comercial de -51.215 mmdd en 2012, luego de -76.081 mmdd en 2018 y de -69.867 mmdd en los primeros once meses de 2019, lo que hace pensar que el dato oficial será de unos -75.0 mmdd al cierre del año que recién terminó.

Xi Jinping, Enrique Pena Nieto
Peña Nieto y Xi Jinping se reunieron en al menos tres ocasiones a hablar sobre el comercio bileteral.

En el discurso, México ha tratado de remediar este creciente déficit comercial con China y muestra de ello es que en el sexenio pasado el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y el presidente chino, Xi Jinping, se reunieron en al menos tres ocasiones. Después de cada encuentro se emitieron sendos comunicados de prensa destacando la disposición de China a comprar más productos mexicanos, pero como se puede observar con las estadísticas, el problema comercial de México a lo largo del tiempo no sólo no mejoró, sino que empeoró. Es verdad que entre 2012 y 2018 las compras de China de productos mexicanos aumentaron en 1.708 mmdd, pero también es verdad que en el mismo periodo las compras de México de productos chinos aumentaron en 26.6 mmdd.

Si consideramos que en la actualidad el PIB nominal de México es de 25 billones de pesos y un tipo de cambio de 19 pesos por dólar, eso significa que el PIB de México es de aproximadamente unos 1.315 billones de dólares, lo que entonces implica que el déficit comercial con las naciones asiáticas (estimado en unos -140 mmdd en 2019), equivale al 10.64% del PIB, mientras que el de China, (estimado en unos -75 mmdd en 2019), representa el 5.70% del PIB.

Todo lo anterior implica que si México instrumentara políticas públicas que le permitieran disminuir en 10% las importaciones originarias de Asia y sustituirlas por producción nacional, entonces ese sólo hecho haría que el PIB de México aumente en 1.22 puntos porcentuales. Es decir, sin hacer nada extraordinario, el sólo hecho de dejar de comprarle a las naciones asiáticas el 10% de lo que ahora les compramos y reemplazarlo con producción nacional, sería un formidable impulso para nuestra actividad económica. Desde luego, que estas cifras no consideran el contrabando y la subvaluación de mercancías en las aduanas del país. Si se combatieran frontalmente estos dos grandes delitos, el impacto positivo para la planta productiva nacional sería mucho mayor.

La realidad es que México no ha instrumentado una política de sustitución de importaciones originarias de Asia, ni ha dado un combate frontal a las importaciones ilegales, por lo que el problema comercial no solo subsiste sino que cada vez es peor. Pero afortunadamente para la planta productiva nacional eso podría cambiar gracias al COVID-19 o mejor conocido como el coronavirus.

Para comenzar a ilustrar esto tenemos que hace unos días comenzó a circular en redes un video de MVS Noticias, en el que se relata como el coronavirus ha impedido que el grupo delincuencial de los Marco Polos, asociado a la Unión Tepito, pueda viajar a China a realizar las compras de mercancía, mucha de la cual es pirata, y que entra por contrabando por la frontera sur de México. Se menciona en la nota que esta mercancía ya escasea en comercios formales e informales del Centro Histórico de la Ciudad de México.

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Complicado hacer negocios con China por el COVID-19

De esta manera, tenemos que gracias al COVID-19, diversos negocios del Centro Histórico de la CDMX, y de muchas partes del país, ya han dejado de vender algunos productos chinos, lo cual sin duda debería impulsar la comercialización y consumo de algunos productos nacionales.

Y así como el COVID-19 ha impedido que grupos de contrabandistas puedan ir a China a hacer sus negocios, también ha dificultado que compradores de negocios mexicanos formales puedan ir a la nación asiática a hacer sus negocios. De hecho, el Director del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Fernando Ruiz, recientemente advirtió que sí se intensifica la propagación del coronavirus se podría afectar a las empresas mexicanas que utilizan insumos provenientes de China, como componentes electrónicos, eléctricos y acero, entre muchos otros.

Esto, para muchos comercializadores, puede representar un grave problema y sin duda les puede ocasionar grandes pérdidas por pedidos ya comprometidos de clientes nacionales que no podrán ser surtidos. Pero al mismo tiempo abre las posibilidades de incrementar la compra y producción nacional de ciertos insumos y productos.

Hace unos días un fabricante de insumos para el sector calzado me comentaba que durante la primera quincena de febrero de este año sus pedidos y ventas han aumentado de manera importante, ya que sus competidores, muchos de los cuales traen insumos de China, comienzan a tener dificultades para aceptar pedidos. Esto por los retrasos que comienza a haber en los trámites y en las embarcaciones de los productos originarios de aquella nación con motivo del temor que despierta el coronavirus.  Los recuentos periodísticos dan cuenta de que en China se están atrasando embarques, que algunas mercancías no llegan a los puertos porque no hay personal o movimiento terrestre para llevarlos. De hecho el sitio de internet diarioelcanal.com advierte que “en cuanto a las importaciones provenientes de China se prevén retrasos en las entregas que se hayan expedido después del inicio del Año Nuevo Chino a causa del cierre de las aduanas de este país, hecho que puede provocar problemas de provisionamiento para las empresas. Una vez desbloqueada esta situación se prevé que el coste del transporte se incremente a causa de la gran demanda y la limitada oferta de navieras”.

Dado lo anterior la gran pregunta es si el grueso de la planta productiva nacional está en condiciones de hacer frente a la oportunidad que representa la posible disminución de importaciones legales e ilegales (de productos terminados y de insumos) originarias de China, y de igual forma poder abastecer una mayor demanda de productos por parte de Estados Unidos, dadas las dificultades que ellos también enfrentan de importar desde China. La pregunta es relevante porque el año pasado, pese a los aranceles punitivos que impuso Estados Unidos a China y que la economía estadounidense creció a una sólida tasa del 2.3%, nuestras exportaciones hacía dicho país sólo crecieron en 3.60% en los primeros once meses de 2019. Esto es evidencia de que en muchos sectores manufactureros no pudimos sustituir a China como proveedor de Estados Unidos. Ahora parece haber una nueva oportunidad.

China-coronavirus-1-640x400Lo que debemos tener claro es que si las fábricas mexicanas son capaces de abastecer los insumos que se dejen de importar de China a precios competitivos, se generará la ansiada sustitución de importaciones y se impulsará el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en beneficio de la creación de empleos bien remunerados.

Y es que las importaciones originarias de China, formales o contrabandeadas, cuando vienen con precios excesivamente bajos por sus economías de escala o por la política de subsidios que llevan a cabo, son las que en muchas ocasiones impiden que las fábricas en México puedan pagar mejores salarios.

Por ejemplo, en el caso del sector calzado en el 2019, de los 102 millones de pares importados, el 41% de las importaciones se realizaron con precios por debajo de lo que se denomina Precio Materia Prima (PMP) o presuntamente subvaluadas. Estas importaciones, aunadas a las que entran contrabandeadas y no se tienen cuantificadas, ingresan al mercado nacional y son las responsables de que no se puedan pagar mejores sueldos en la industria. Esto porque el comercializador de calzado le puede decir al fabricante nacional que si no le vende a determinados precios, optará por el producto importado. De esta manera el fabricante nacional se ve forzado a vender con precios sumamente bajos, lo que imposibilita a mejorar los salarios. Este problema ocurre en infinidad de actividades manufactureras nacionales como textiles, vestido, muebles, entre muchos más.

Pero ahora con el COVID-19 y las dificultades para importar productos desde China, se abre la posibilidad de fortalecer las cadenas productivas nacionales, reactivar la proveeduría nacional de productos terminados y de insumos, y aumentar la creación de empleos. Es de esta manera que es posible que un virus, que complica las importaciones desde China, podría hacer más por la planta productiva nacional que las políticas públicas implementadas por el actual gobierno federal, cuyo resultado del primer año de actividades fue el de un decrecimiento económico de -0.1% en 2019.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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Para crecer hay que sustituir importaciones

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El nulo crecimiento económico debe forzar al gobierno federal a buscar alternativas para crecer. 

Después de la gran decepción ocasionada por una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), de 0.0% en los primeros nueve meses de 2019, el gobierno federal debe estar pensando sobre las medidas de política económica que se deben implementar para retomar el sendero del crecimiento. El reciente anuncio del Programa Nacional de Infraestructura, que desarrollará el gobierno federal y el sector privado, quedó corto en cuanto a las posibilidades de crecimiento que éste pueda generar, ya que en el mejor de los casos éste incidirá en un 0.7% del PIB anual del 2020 al 2024. Por su parte, muchos analistas estiman que habrá una desaceleración económica en los Estados Unidos al pasar de un estimado de 2.3% en 2019 a uno de 1.8% en 2020, por lo que será difícil que por el sector externo  llegue el ansiado impulso al crecimiento económico. Por su parte, el gobierno sufrirá un duro apretón fiscal en el 2020 conforme se vaya dando cuenta de que los supuestos bajo los cuales se armó el Paquete Económico 2020 fueron demasiado optimistas y que se quedarán por debajo en sus estimaciones de ingresos fiscales. Finalmente, en cuanto al consumo privado, es posible que derivado de la entrada de más personas al mercado laboral y la llegada de remesas, pues éste crezca a una tasa moderada, de aproximadamente 1.0% en términos reales, una tasa insuficiente para impulsar el PIB nacional.

Dado todo lo anterior, una de las pocas alternativas viables que quedan para fortalecer el crecimiento económico es implementar una política de sustitución de importaciones que incentive la producción nacional. En esta entrega analizamos la situación del comercio exterior de México, en especial con las naciones asiáticas, y generamos una serie de conclusiones al respecto. No se trata de políticas proteccionistas, como veremos más adelante.

Exportaciones

De acuerdo con el INEGI, en el 2018 las exportaciones mexicanas de mercancías sumaron 450.7 miles de millones de dólares (mmdd), y en los primeros nueve meses de 2019 dicha cifra se ubica en los 344.2 mmdd) cifra 3.3% mayor respecto del valor de las exportaciones realizadas en los primeros nueve meses de 2018. Este incremento de 3.3% fue producto de que las exportaciones a América del Norte crecieron 4.7%, las destinadas a Centroamérica aumentaron apenas 0.02%, las destinadas a América del Sur se desplomaron -15.9%, las que van a la Unión Europea cayeron -3.2%, las que van al resto de Europa aumentaron 3.6%, las que van a Asia aumentaron 3.0%, las que van a África crecieron 37.3%, mientras que las destinadas a Oceanía cayeron -22.8%. De esta manera, de los 344.2 mmdd exportados en los primeros nueve meses de 2019, el 83.42% tuvo como destino América del Norte, el 1.41% a Centroamérica, el 2.91% a América del Sur, el 5.39% a la Unión Europea, el 0.37% al resto de Europa, el 0.21% a África, el 0.26% a Oceanía y el restante 0.50% a otras regiones.

De todas estas cifras, hay dos cosas que son preocupantes primero, que no obstante que hay una guerra comercial entre Estados Unidos y China y que Estados Unidos crece a una tasa robusta de 2.3%, nuestras exportaciones a Norteamérica crecieron apenas 4.7%. Por otra parte, preocupa que las exportaciones a otros mercados, como América del Sur y la Unión Europea hayan disminuido, ya que eso provoca que nuestra dependencia con las naciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hay aumentado de 82.29% del total en los primeros nueve meses de 2018 a 83.42% del total de exportaciones en los primeros nueve meses de 2019.

Importaciones

En cuanto a las importaciones totales, éstas sumaron 464.3 mmdd en 2018 y suman 341.5 mmdd en los primeros nueve meses de 2019, lo que implica una caída de -0.5% respecto del valor de las importaciones en los primeros nueve meses de 2018.  La caída de -0.5%  en el valor de las importaciones es producto de una disminución de -2.8% en las importaciones originarias de América del Norte, una caída de -0.9% en las originarias de Centroamérica, disminución de -1.2% en las que vienen de América del Sur, caída de -4.6% en las originarias de la Unión Europea, caída de -13.3% en las que vienen del resto de Europa, un aumento de 4.8% en las originarias de Asia, caída de -29.7% en las que vienen de África y aumento de 24.6% en las provenientes de Oceanía. De esta manera, de los 341.5 mmdd de importaciones registradas en los primeros nueve meses de 2019, tenemos que el 47.61% provino de América del Norte, el 0.45% de Centroamérica, el 2.61% de América del Sur, el 11.33% de la Unión Europea, el 36.19% de Asia, el 0.35% de África, el 0.17% de Oceanía y el restante 0.26% de otras regiones.

De todas estas cifras, llama la atención que de todos los orígenes de nuestras importaciones, sólo hayan aumentado las que vienen de Asia y Oceanía. Preocupa que cada vez dependemos más de las importaciones originarias de naciones asiáticas, ya que éstas pasaron de representar el 34.33% del total en los primeros nueve meses de 2018 a ser el 36.19% del total en los primeros nueve meses de 2019. Por su parte, la dependencia de importaciones originarias de países TLCAN disminuyó al pasar de 48.71% en los primeros nueve meses de 2018 a 47.61% en los primeros nueve meses de 2019.

SBC 2019

Saldo de la balanza comercial

Producto del incremento de 3.3% en las exportaciones totales y la caída de -0.5% en las importaciones totales, es que pasamos de tener un déficit en la balanza comercial de -10.222 mmdd en los primeros nueve meses de 2018 a tener un superávit de 2.687 mmdd en los primeros nueve meses de 2019. Al analizar el saldo de la balanza comercial por región en los primeros nueve meses de 2019, vemos que con América del Norte tenemos un superávit de 124.6 mmdd, con Centroamérica el superávit es de 3.308 mmdd, con América del Sur el superávit es de 1.118 mmdd, con la Unión Europea registramos un déficit de -20.136 mmdd, con el resto de Europa el déficit es de -2.263 mmdd, con Asia hay un gigantesco déficit de -104.557 mmdd, con África el déficit es -0.473 mmdd, mientras que con Oceanía hay un superávit de 0.287 mmdd.

Los datos muestran claramente que utilizamos el superávit en la balanza comercial con América del Norte, para básicamente financiar nuestros desequilibrios comerciales con las naciones europeas y asiáticas, en especial con estas últimas.

Situación con Asia

El tema del desequilibrio comercial con Asia es preocupante, porque es un problema crónico para la economía nacional, y muestra de ello es que a pesar de que el crecimiento del PIB mexicano es de 0.0% en los primeros tres trimestres del año, nuestras compras de mercancías de origen asiático aumentaron 4.8%.

El déficit de la balanza comercial con las naciones asiáticas de -104.557 mmdd, registrado en los primeros nueve meses de 2019 se concentra en un grupo de nueve países (en paréntesis se menciona el monto del déficit con cada nación): China (-56.594 mmdd), Japón (-10.589 mmdd), Corea del Sur (-9.873 mmdd), Malasia (-8.223 mmdd), Taiwán (-6.466 mmdd), Tailandia (-4.192 mmdd), Vietnam (-4.038 mmdd), Filipinas (-2.218 mmdd) e Indonesia (-1.161 mmdd).

El caso de nuestro déficit comercial con China es especialmente preocupante, ya que es un problema crónico. El déficit fue de apenas -2.676 mmdd en el año 2000, y aumentó a -22.750 mmdd en 2006, creció hasta -51.215 mmdd en 2012 y llegó hasta los -76.081 mmdd en el 2018. De continuar la tendencia observada en los primeros nueve meses de 2019, terminaremos este año con un déficit comercial con China de unos -77.5 mmdd.

SBC China

Recomendaciones de política económica

Es urgente que se tomen acciones para remediar nuestro abultado déficit comercial con las naciones asiáticas y en espacial, con China. Si logramos disminuir 10% nuestras importaciones desde Asia, eso implicaría reducir nuestras importaciones totales en unos 17 mmdd, cifra que representa el 1.4% del PIB. Esos 17 mmdd menos de importaciones serían compensados con producción nacional de una gran gama de productos, los cuales van desde textiles, vestido, calzado, muebles, equipo electrónico, entre muchos más.

¿Cómo lograr disminuir 10% nuestras importaciones de naciones asiáticas en el corto plazo? Una primera acción sería combatir frontalmente el contrabando técnico y la subvaluación, así como las prácticas desleales de comercio (dumping y subsidios). Es bien sabido que un elevado porcentaje de importaciones, originarias de China y Vietnam, son realizadas con precios que no reflejan ni siquiera el costo de las materias primas requeridas para su fabricación. En este sentido, el hacer más expedito el armado de casos de remedio comercial en la Unidad de Prácticas Comerciales Internacionales (UPCI), así como realizar cambios a la Ley Aduanera, para darle más herramientas a la autoridad para desechar el valor de las mercancías, cuando éstas están claramente subvaluadas, es fundamental. De igual forma, el endurecer las penas y sanciones para quienes realizan contrabando, equiparando a éste como un delito de defraudación fiscal, ayudaría a aumentar la percepción de riesgo e inhibir estas conductas.

Combatiendo el contrabando, la subvaluación y las prácticas desleales de comercio, se daría una corrección en los precios de las mercancías que vienen de China y Vietnam, lo que ayudaría a aumentar la producción nacional en beneficio de miles de familias mexicanas.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

¿Ahora si ya estamos en recesión?

fotonoticia_20190718124348_640Prácticamente cada semana vemos nuevos indicadores económicos que dan cuenta de que estamos en una clara etapa de desaceleración económica y probablemente próximos a entrar en recesión. El Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa promedio trimestral de 2.41% en el periodo de 2013 a 2018, y pues todo parece indicar que este año, en el mejor de los casos, tal vez logremos crecer a una tasa de 0.2%, tal como lo ha pronosticado el Grupo Financiero Citibanamex. Si consideramos que en el primer trimestre de 2019 el PIB creció a una tasa de 1.2%, pues resulta claro que en el resto de los trimestres del año veremos caídas en la tasa de crecimiento del PIB, de manera que el crecimiento promedio anual quede en ese 0.2% que se estima. En esta entrega analizamos tres de los indicadores económicos que se publicaron la semana pasada y que dan cuenta de la difícil situación por la que atraviesa la economía nacional:

Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE)

El viernes 26 de julio, el INEGI dio a conocer el IGAE, que podemos decir que es una proxy mensual para el PIB. Los datos no fueron nada halagüeños ya que en el comparativo de mayo de 2019 respecto al mismo mes de 2018 el IGAE disminuyó -0.43%, con lo que se ligan dos meses consecutivos con disminuciones en este indicador (había caído -1.46% anualizado en abril). La caída anualizada del mes de mayo de este año fue producto de un incremento de 0.48% en las actividades primarias, una contracción de -3.35% en las secundarias y un aumento de 0.93% en las actividades terciarias. Profundizando en la evolución de las actividades secundarias, tenemos que en el comparativo de mayo de 2019 respecto del mismo mes de 2018, la minería se desplomó -8.90%, mientras que la generación de electricidad, gas y agua aumentaron 1.60%, la construcción cayó -9.75%, y la industria manufacturera aumentó apenas 0.68%.  En cuanto a la evolución de las actividades terciarias, destaca que en el periodo de referencia, el comercio al por mayor se desplomó -5.10%, mientras que el comercio al por menor aumentó 4.21%.

Análisis Enero – Mayo 2019

2787aainegi-crecimiento-industria-150318-2Ahora, con los datos acumulados de los primeros cinco meses de 2019 respecto de los mismos meses de 2018, vemos que el IGAE total presenta un incremento de tan sólo 0.32%. Este crecimiento contrasta con el aumento de 2.04% observado en los primeros cinco meses de 2018. De hecho el de 2019 es el arranque de año más lento desde el año 2009, cuando en los primeros cinco meses de dicho año el IGAE se desplomó -7.48%.

El aumento marginal de 0.32% es producto de un incremento de 3.98% en las actividades primarias, una caída de -1.64% en las actividades secundarias y un incremento de 1.11% en las actividades terciarias. Analizando a detalle el comportamiento de las actividades secundarias, vemos que la minería muestra una contracción de -8.15%, la generación de electricidad, gas y agua una disminución de -0.47%, la construcción una caída de -3.23%, mientras que las industrias manufactureras presentan un incremento de 1.03%. Analizando a detalle la evolución de las actividades terciarias, destaca que el comercio al por mayor presenta una caída de -1.40%, mientras que el comercio al por menor un aumento de 2.89%.

Las cifras del IGAE denotan una clara tendencia a la baja y de hecho provocaron que los dos principales índices accionarios, de la Bolsa Mexicana de Valores y de Biva, alcanzaran nuevos mínimos del año el pasado viernes 26.

Balanza Comercial

El mismo viernes 26 de julio, el INEGI publicó las cifras de la balanza comercial de México al mes de junio y las cifras son muy preocupantes. En el comparativo de junio de 2019 respecto al mismo mes de 2018, las exportaciones crecieron 1.2% pero las importaciones se desplomaron -7.8%. La caída de las importaciones en dicho mes se debió a una disminución de -7.1% en las importaciones de bienes de consumo, caída de -6.2% en las importaciones de bienes intermedios y contracción de -21.2% en las importaciones de bienes de capital. La caída de las importaciones pudiera pensarse que es positiva porque implica la posibilidad de expandir la producción nacional, pero en este caso lamentablemente no es eso lo que lo explica. La caída de las importaciones en el contexto actual lo que denota es que dada la debilidad de la producción nacional y del comercio al mayoreo, que se está dejando de importar porque simplemente no hay una demanda robusta.

De esta manera, tenemos que en el acumulado de los primeros seis meses de 2019, México registra un superávit en su balanza comercial por 3.145 mil millones de dólares (mmdd), cifra que contrasta con el déficit de -4.468 mmdd observado en el primer semestre de 2018. El haber pasado de un déficit comercial a un superávit, se debió a que en el comparativo del primer semestre de 2018 al mismo semestre de 2019, las exportaciones totales crecieron 3.7%, mientras que nuestras importaciones subieron apenas 0.2%.

Encuesta Nacional de Empresas Constructoras

Industria_de_la_ConstrucciónEl INEGI publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras con cifras al mes de mayo y los resultados también son muy preocupantes. En el comparativo de mayo de 2019 respecto al mismo mes de 2018 el valor de la producción de esta industria cayó -10.9%, producto de que el valor de la construcción en obras de edificación se contrajo -16.8%, el valor de la construcción de obras de ingeniería civil cayó -6.2%, mientras que el valor de los trabajos especializados para la construcción aumentó apenas 0.2%.

De esta manera, en el acumulado de los primeros cinco meses de 2019 respecto de los mismos meses de 2018, el valor total de la producción de la industria de la construcción cayó -5.1%, el valor de las obras de edificación presenta una disminución de -6.6%, el valor de la construcción de obras de ingeniería civil registra -4.3%, mientras que el valor de los trabajos especializados para la construcción acumula una caída de -0.5%.

Conclusiones

La evolución del IGAE, de las importaciones mexicanas y de la industria de la construcción nos muestran un panorama muy complicado para la economía nacional, y la expectativa es de que las cosas se complicarán más antes de arreglarse. Como lo he señalado en pasadas entregas, no existe ningún elemento exógeno, que haga suponer que la situación se revertirá. La inversión privada continúa a la baja, cada vez es más común escuchar a empresarios quejarse de bajas ventas en el mercado interno, los Estados Unidos comenzarán a desacelerarse poco a poco por lo que no es espera tampoco un repunte de exportaciones, la inversión  pública igualmente es insuficiente y va rezagada, entre otros tantos datos duros adicionales.

Ante esta realidad, no hay más que hacernos más eficientes y productivos en las empresas, abatir la mayoría de los costos que no generan valor agregado a nuestro cliente y producto, centrarnos en el consumidor, ser innovadores. En eso es en lo que debemos trabajar porque eso es lo que está en nuestras manos hacer.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Nos salvamos, pero Trump nos volverá a amenazar

2019-05-31-trump-tariffs-mexicoMéxico es un país sumamente dependiente de su comercio exterior, y en especial del que mantiene con los Estados Unidos. De acuerdo con cifras del INEGI, en el año 2018 México realizó exportaciones con un valor de 450.685 miles de millones de dólares (mmdd), de las cuales 358.285 mmdd tuvieron como destino a nuestro vecino del norte, lo que representa el 79.5% del total. Si tomamos en consideración que en el 2018 el Producto Interno Bruto (PIB) de México sumó 23.517 billones de pesos y el tipo de cambio promedió 19.23 pesos por dólar, entonces se deduce que nuestro PIB fue de 1.222 billones de dólares.

De esta manera, vemos que el total de nuestras exportaciones del 2018 representaron el 38.88% del PIB, mientras que las destinadas a Estados Unidos representaron el 29.3% del PIB. Resulta claro entonces porque cuando el presidente Donald Trump amenazó a México con imponer aranceles del 5% a partir del 10 de junio y aumentarlos mensualmente hasta llegar al 25%, bastantes personas se pusieron muy nerviosas; y es que una caída de nuestras exportaciones a Estados Unidos del 10% representa una disminución del 2.93% de nuestro PIB. Al ver estas cifras y analizar la estabilidad en el comportamiento del tipo de cambio durante la semana 3 al 7 de junio, se puede intuir que el mercado preveía que habría un arreglo entre México y Estados Unidos, tal como el que se anunció el viernes 7.

Ahora que ha pasado la más reciente amenaza económica de Trump, en esta entrega elaboro una serie de consideraciones respecto a la vulnerabilidad de nuestro país por su dependencia con los Estados Unidos, y hago una propuesta de mediano y largo plazo respecto a cómo mitigar una posible caída de exportaciones a Estados Unidos, la cual consiste en trabajar para reducir nuestro gigantesco y creciente déficit comercial con las naciones asiáticas, en especial con China.

De acuerdo con cifras del INEGI, en 2018 México le exportó a China mercancías con un valor de 7.429 mmdd e importamos desde dicha nación bienes con un valor de 83.511 mmdd, lo que nos ocasionó un déficit comercial con dicho país en ese año de -76.082 mmdd. En ese mismo sentido, en 2018 nuestras exportaciones totales a las naciones asiáticas sumaron apenas 25.211 mmdd, mientras que nuestras importaciones desde dichas naciones fueron de 161.014 mmdd, lo que nos ocasionó un enorme déficit en nuestra balanza comercial de -135.803 mmdd. ¿Cómo le hicimos para pagar ese gigantesco déficit comercial? Pues gracias al superávit que tenemos en nuestro comercio con Estados Unidos. En 2018 nuestras exportaciones a nuestro vecino del norte sumaron 358.285 mmdd, mientras que nuestras importaciones desde dicha nación fueron de 215.828 mmdd, lo que nos generó un superávit comercial de 142.457 mmdd. Es así que desde hace muchos años utilizamos nuestro creciente superávit comercial con Estados Unidos para financiar nuestro también creciente déficit comercial con las naciones asiáticas.

Expo e Impo 2018

Como lo he señalado en otras entregas, el problema de esta situación es que es un problema crónico por lo que empeora año con año. En el primer trimestre de 2019 nuestras exportaciones a China sumaron 1.567 mmdd, cifra 5.1% inferior al valor de nuestras exportaciones a dicho país en el primer trimestre de 2018. Por su parte, nuestras importaciones originarias de China sumaron 19.856 mmdd en el primer trimestre de 2019, cifra 8.7% superior a la observada en el primer trimestre de 2018. De esta manera, en los primeros tres meses del 2019, nuestro déficit comercial con China sumó 18.289 mmdd, cifra 10.0% mayor a la observada en el primer trimestre de 2018.

En cuanto a la situación comercial con la suma de las naciones asiáticas tenemos una situación similar. En el primer trimestre de 2019 nuestras exportaciones a dichas naciones sumaron 6.180 mmdd, cifra 6.9% superior a la observada en el primer trimestre de 2018. Sin embargo, el problema es que nuestras importaciones de mercancías originarias de las naciones asiáticas sumaron 39.668 mmdd en el primer trimestre de 2019, cifra 12.4% superior a la observada en el primer trimestre de 2018. De esta manera, en los primeros tres meses de 2019 nuestro déficit comercial con las naciones asiáticas sumó -33.488 mmdd, cifra 13.5% superior a la registrada en el primer trimestre de 2018.

En este contexto, vemos que Estados Unidos sigue siendo nuestra fuente de divisas para financiar nuestras compras de productos asiáticos. En el primer trimestre de 2019 las exportaciones de México a Estados Unidos sumaron 86.121 mmdd, cifra 4.2% superior a la observada en el primer trimestre de 2018. En el primer trimestre de 2019 nuestras importaciones de mercancías originarias de Estados Unidos sumaron 50.025 mmdd, cifra 0.8% inferior a la observada en el primer trimestre de 2018. De esta manera, en los primeros tres meses de 2019 logramos un superávit comercial con dicha nación por 36.096 mmdd, cantidad 12.1% superior a la registrada en el primer trimestre de 2018.

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El Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en la mesa de negociación con el Vicepresidente Mike Pence. 

Ante la contundencia de estos datos que evidencian lo mucho que necesitamos las divisas que nos genera el superávit comercial con Estados Unidos para poder financiar los desequilibrios comerciales con Asia, urge platear soluciones. La verdad es que resulta poco realista decir que debemos buscar exportarle menos a Estados Unidos, cuando lo que debemos hacer es exportarle más a nuestro vecino del norte, pero sobre todo a los demás países con los que tenemos un tratado de libre comercio y que son acuerdos comerciales poco utilizados por nosotros.

Sin embargo, ahora que ya no existen las oficinas de Proméxico, dicha labor se antoja más difícil. Existen algunos organismos promotores del comercio exterior en los estados, como es el caso de COFOCE en Guanajuato. Estos organismos deben pues promover las exportaciones, haciendo énfasis en mercados como el europeo, el Sudamericano y el Japonés.

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Para depender menos de EE.UU:, la prioridad para México debe ser disminuir su creciente déficit comercial con China. 

Otra política que debemos implementar para depender menos de las divisas que nos genera el superávit comercial con los Estados Unidos es buscar disminuir el déficit comercial con las naciones asiáticas, y en especial con China. Desde diciembre de 2008 México emprendió una desgravación arancelaria unilateral en favor de todos los países que forman parte de la Organización Mundial de Comercio (OMC), bajando los aranceles máximos para los productos manufacturados, que cobra a los países con los que no tenemos tratado de libre comercio, a un nivel de 20% (salvo algunas excepciones en textil, vestido, calzado, entre otros). Esta desgravación arancelaria benefició a muchos países, especialmente a China y Vietnam. ¿Pero cuándo estos dos países han bajado sus aranceles a bienes manufacturados unilateralmente en favor de la economía mundial? La realidad es que no lo han hecho después de su respectivo ingreso a la OMC y tampoco tienen planes de hacerlo en el corto plazo.

Es así que México debería hacer dos cosas en este sentido: 1. Suspender el calendario de desgravaciones arancelarias unilaterales, tales como las de textil, vestido y calzado (programadas para noviembre de este año), y 2. Revisar su política arancelaria, de manera que se ajusten al alza los aranceles de aquellos sectores aquejados por competencia desleal y cuando las diferencias de costo país sean demasiado elevadas. Claro, se deben respetar los acuerdos de la OMC y no rebasar los aranceles consolidados registrados, pero desde luego que hay espacio para ajustar hacía arriba algunas tasas en favor de la producción nacional y en aras de comenzar a resolver los desequilibrios comerciales con las naciones asiáticas. Esto que escribo no es más que proteccionismo para muchos, pero la realidad es que los tiempos del aperturismo indiscriminado ya quedaron atrás y forman parte del discurso de académicos trasnochados que no se han dado cuenta que el mundo ya cambió. México debe cuidar su planta productiva y mantener una sana competencia con el exterior, se debe lograr ese equilibrio.

Necesitamos tomar medidas para anticiparnos a las nuevas amenazas que seguramente nos volverá a lanzar el presidente estadounidense Donald Trump. Faltan 17 meses para las elecciones en los Estados Unidos y les puedo asegurar que los problemas para México no se han terminado. No duden que en uno o dos meses Trump salga a decir que el acuerdo migratorio con México no sirvió y que ahora si impondrá los aranceles, o bien, que salga y diga que la industria automotriz mexicana está acabando con los empleos allá y que pondrá un arancel especial a los autos mexicanos. En fin, todos estamos en riesgo y sabemos que Trump hará y dirá lo que sea en contra de México en aras de aumentar popularidad y reelegirse. Por eso debemos estar preparados, diversifiquemos mercados de exportación y comprémosle menos productos a las naciones asiáticas reactivando nuestra planta  productiva nacional.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

¿Ahora si habrá una política industrial para contener a Asia y China?

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El cambio de gobierno en el ámbito federal abre la posibilidad a implementar una verdadera política industrial

Con la llegada del nuevo gobierno federal se da la oportunidad de implementar una verdadera política industrial que se traduzca en una mayor tasa de crecimiento económico, creación de empleos y mejora en los niveles salariales de la población ocupada. Sin duda ahora es el momento de dejar atrás paradigmas como la creencia de que “la mejor política industrial es aquella que no existe”, la cual por cierto es atribuida al exsecretario de Comercio y Fomento Industrial en el sexenio de Carlos Salinas, Jaime Serra Puche.

Es momento de reconocer que el libre mercado y la apertura comercial a ultranza, por si solos, no solucionarán los enormes retos que presenta nuestro país en materia social y económica. Se debe admitir que durante años hemos vivido sin una política industrial en México y que indebidamente se pensó que la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sería la panacea para el desarrollo económico. Sin embargo, al cabo de 25 años desde que entró en funcionamiento, vemos que si somos mejores en diversas variables, entre la que destaca que la calidad de los productos hechos en México es cada vez mayor, pero al final del día seguimos siendo un país con una tasa mediocre de crecimiento, donde abundan los pobres, hay una amplísima incidencia de la economía informal y bajos niveles de productividad en múltiples sectores económicos.

De acuerdo con el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), encabezado por mi amigo, el Dr. Jose Luis de la Cruz Gallegos, la evidencia muestra que en los últimos 25 años el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) no supera el 2.5% anual y que el 23% del PIB es generado por la economía informal. Tenemos un mercado laboral predominantemente informal, donde el 57% de la población ocupada se encuentra en dicha situación. Resulta alarmante que a mediados del año pasado, de una PEA de 56 millones de personas, menos de 450 mil mexicanos ganaban más de 10 salarios mínimos (lo que en aquel entonces equivalía a 27 mil pesos al mes).

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La precarización económica es producto de la ausencia de una política industrial en México y el aperturismo económico.

Estoy convencido que gran parte de este resultado se debe a que en buena medida, la apuesta de los gobiernos federales en turno, desde Carlos Salinas hasta Enrique Peña Nieto, fue la de forzar a las empresas a hacerse más competitivas simplemente abriendo la frontera a la importación (algo así como “hágase la competitividad sobre los bueyes de mi compadre”). El problema es que el costo país de México no ha disminuido al ritmo que si ha bajado para muchos de nuestros principales socios comerciales, lo que nos ha restado competitividad y la pérdida del mercado interno. En sectores como el calzado las importaciones ya dominan aproximadamente el 32% del Consumo Nacional Aparente.

Y lo que es peor, esto impidió que pudieran aumentar los sueldos pagados a la mano de obra mexicana. ¿Cómo esperaba el gobierno federal que subieran los niveles de ingreso promedio de la población si tienes una frontera abierta y estás compitiendo con productos 30 o 50% más baratos que los producidos en México? La respuesta a esta pregunta nada tiene que ver con un llamado al proteccionismo.

Desde luego que la apuesta debió haber sido apostarle al crecimiento de la productividad. El problema es que al implementar una serie de políticas neoliberales, el gobierno abandonó a la planta productiva nacional para que saliera adelante por si sola o con muy escasos apoyos. El resultado fue el cierre de empresas, carestía en los ingresos de la población, la venta de muchas grandes empresas nacionales a corporativos extranjeros y un universo de micro, pequeñas y medianas empresas que hacen todo lo posible para sobrevivir. La excesiva competencia ha provocado que los márgenes de rentabilidad de la mayoría de las mipymes hayan disminuido al grado en que es casi imposible reinvertir y crecer, y de manera paralela el crédito en México sigue siendo mucho más caro que lo que le cuesta a nuestros competidores de otros países.

Es así que la política implementada de abrir los mercados mexicanos para obligar a las empresas a sobrevivir a como dé lugar, imposibilitó que las empresas pudieran mejorar los sueldos de la población ocupada, manteniendo así un mercado interno débil; y entonces para tratar de mejorar los niveles de vida de la población al gobierno federal en turno incentivo la importación masiva de productos baratos (sobre todo de naciones asiáticas) para que la población los pudiera comprar, lo que a su vez desplazaba la producción nacional, ocasionaba el cierre de empresas, despido de personal, bajos salarios, y otros tantos problemas. Para resumir todo este escenario, la falta de una política industrial, creó y reforzó diversos círculos viciosos que tuvieron como resultado las cosas que señalo en el tercer párrafo de esta reflexión.

Sin duda todo esto debe cambiar y una pieza fundamental es implementar una verdadera política industrial que quede plasmada en el Plan Nacional de Desarrollo 2019 – 2024. En materia de política industrial deben incorporarse diversos elementos como el financiamiento, el encadenamiento productivo, la mejora tecnológica, compras de gobierno, entre otros. En esta entrega quiero abordar un punto que me parece que es crucial y tiene que ver con nuestra relación comercial con las naciones asiáticas, en especial con China.

Comercio total

Durante los primeros once meses de 2018 (dato más reciente disponible al momento de escribir estas líneas) las exportaciones totales mexicanas sumaron 413.042 miles de millones de dólares (mmdd), cifra 10.6% superior a la observada en los mismos meses de 2017. Por su parte, en los primeros once meses de 2018, las importaciones totales de México sumaron 428.583 mmdd, monto superior en 11.5% al observado en los mismos meses de 2017. De esta manera, vemos un fuerte deterioro en la balanza comercial del país en el periodo antes señalado, ya que pasamos de tener un déficit en la balanza comercial de -10.965 mmdd en los primeros once meses de 2017 a uno de -15.540 mmdd en los mismos meses de 2018, lo que implica un incremento del desequilibrio comercial mexicano de 41.7%.

Podrá haber quien diga que es un déficit manejable y que no hay de qué preocuparnos. Pero la realidad es que este es el mayor déficit en la balanza comercial de México para un periodo de los primeros once meses del año, desde que se tiene registro. El déficit de la balanza comercial de México en 2008 fue de -15.191 mmdd y en los primeros once meses de 1994 fue de -15.276 mmdd. So es necesario decir que el déficit de la balanza comercial de 2018 es similar a los que se tuvieron previo a las crisis económicas de 1995 y 2009.

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Comercio con Asia y China

¿A qué se debe el incremento en el déficit comercial de México? Una de las variables que lo explican es el crónico desequilibrio comercial con las naciones asiáticas, en especial con China, tal y como se explica a continuación.

Para ilustrar el problema tenemos que en el año 2000 (previo a la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio –OMC-) el déficit comercial de México con las naciones asiáticas fue de -18.113 mmdd y con China fue de -2.676 mmdd. Para el año 2012 el déficit comercial de México con Asia fue de -96.388 mmdd y con China sumó -51.215 mmdd. En el año 2017 (último año para el que se tienen cifras completas al momento de escribir estas líneas) el déficit comercial con las naciones asiáticas fue de -124.207 mmdd y con China sumó -67.433 mmdd. Queda claro que en el periodo de 2000 a 2017 el déficit comercial con las naciones asiáticas creció en 585.7%, mientras que el desequilibrio comercial con China aumentó en 2,419.9%.

Ahora, en el comparativo de los primeros once meses de 2018 respecto a los mismos meses de 2017, vemos que la situación siguió deteriorándose. Esto porque como ya se señaló líneas arriba, nuestro déficit comercial total subió de -10.965 mmdd a -15.541 mmdd, lo que implica un aumento de 41.7%. Nuestro déficit comercial con la suma de las naciones asiáticas subió de -114.324 mmdd a -125.368 mmdd, lo que representa un aumento de 9.7%, mientras que el déficit comercial con China creció de -61.682 mmdd a -70.091 mmdd, lo que implica un incremento de 13.6%. Queda claro que es un problema crónico y que debe atenderse.

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Resulta evidente también que las reuniones que en su momento sostuvo el presidente Peña Nieto con su homólogo chino Xi Jinping, quedaron en buenas intenciones y que las empresas chinas siguen depredando los mercados nacionales. No obstante lo anterior y la erosión a la planta productiva de diversos sectores económicos, hay quienes ensalzan a los chinos e inclusive se atreven a proponer que negociemos un tratado de libre comercio con dicha nación (inclusive desconociendo la cláusula anti-china del T-MEC).

A manera de conclusión sólo quiero dejar en claro que no soy proteccionistas ni estoy en contra del libre mercado. Creo profundamente en los beneficios que nos genera el intercambio comercial, pero éste debe darse de manera ordenada, buscando expandir nuestras oportunidades de compra, y con el debido acompañamiento de una política industrial que impulse la competitividad de las empresas y de la mano de obra que en ellas labora. La relación comercial con Asia y, en particular China, debe ser motivo de una profunda reflexión, y no se ocurrencias. La Secretaría de Economía debería realizar foros de discusión al respecto y evitar que al cierre del sexenio del presidente López Obrador, China se haya terminado de quedar con lo que quedaba del mercado nacional atendido por empresas mexicanas.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Se termina el Sexenio y no se resolvió el desequilibrio comercial con Asia

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En el periodo de 2012 a 2017 nuestro déficit comercial con China subió en más de 16 mil millones de dólares

Cuando inició el actual sexenio federal, uno de los primeros viajes internacionales que realizó el presidente Enrique Peña Nieto, fue a la República Popular China, para visitar a su homólogo Xi Jinping. Después de ese primer viaje se nos dijo que existía la voluntad por parte de China de comenzar a resolver la situación del fuerte desequilibrio en la balanza comercial que registra México con dicha nación. Se nos dijo que se logró un consenso para colaborar y aumentar las exportaciones de México a China y corregir así el déficit histórico en la balanza comercial. Concretamente Peña Nieto apuntó: “(Xi Jinping) mostró la mayor disposición a trabajar con México para corregir el desequilibrio en la balanza comercial”.

Sin embargo, pasaron los años y dicho desequilibrio no sólo no se corrigió, sino que se siguió agravando, producto de que nuestras ventas a dicho país apenas si aumentaron en 991 millones de dólares (mdd) en el periodo de 2012 a 2017, mientras que nuestras compras a dicho país crecieron en 17,209 miles de millones de dólares (mmdd) en el mismo periodo. Con esto en mente, en esta entrega hago un recuento de la evolución reciente de nuestro comercio exterior, haciendo énfasis en el deterioro que se registró en nuestra relación comercial con las naciones asiáticas, en especial con China.

De acuerdo con las cifras más recientes del INEGI, en el periodo del primer trimestre de 2017 al mismo trimestre de 2018 las exportaciones totales de México aumentaron un sólido 11.1% al pasar de 94.708 mmdd a 105.242 mmdd, que representa la cantidad más alta de exportaciones para un primer trimestre del año en toda la historia de nuestro país.  Cabe señalar que buena parte de este dinamismo ocurrió gracias a que nuestras ventas a los Estados Unidos, que es el destino del 78.5% de nuestras exportaciones, aumentaron en 8.4%, al pasar de 76.240 mmdd a 82.666 mmdd.

Por su parte, los países asiáticos apenas si contribuyeron al incremento de nuestras exportaciones totales, ya que nuestras ventas a dichas naciones aumentaron tan sólo en 434 millones de dólares (mdd) en el periodo en cuestión, pasando de 5.265 mmdd a 5.700 mmdd. Este incremento se debió principalmente al buen desempeño de nuestras exportaciones a Corea del Sur, las cuales crecieron en 370 mdd, mientras que nuestras exportaciones a China cayeron marginalmente en 0.5%, y las destinadas a Japón se desplomaron 14.7%.

En cuanto a nuestras importaciones, tenemos que en el periodo del primer trimestre de 2017 al mismo trimestre de 2018, éstas aumentaron en 9.8% al pasar de 97.479 mmdd a 107.018 mmdd, lo que equivale 9.538 mmdd adicionales. De igual manera, éste es el monto de importaciones más alto de nuestra historia para un primer trimestre de año, y fue impulsado porque a Estados Unidos (que es el origen de apenas el 47.1% de nuestras importaciones) le compramos 3.419 mmdd adicionales, pero también se debe destacar que le compramos 2.292 mmdd adicionales a China, mientras que a Corea del Sur y a Japón les compramos 179 mdd y 302 mdd menos respectivamente.

De esta manera, nuestro país pasó de registrar un déficit en su balanza comercial total de -2.770 mmdd en el primer trimestre de 2017 a uno de -1.776 mmdd en el mismo trimestre de 2018, lo que representa una mejoría de 994 mmdd. Nuestra balanza comercial con los Estados Unidos siguió aumentando pese a todas las amenazas del presidente Donald Trump y se colocó en 32.236 mmdd en el primer trimestre de 2018, cifra 10.3% superior a la del mismo trimestre de 2017. Sin embargo, se debe señalar que buena parte de este mayor superávit comercial con Estados Unidos se perdió con las naciones asiáticas, ya que nuestro déficit con esa región del mundo pasó de -27.542 mmdd en el primer trimestre de 2017 a -29.594 mmdd en el mismo trimestre de 2018, lo que implica 2.051 mmdd adicionales de desequilibrio comercial, además de ser nuestro déficit comercial con los países asiáticos más grande de la historia para un primer trimestre.

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Nuestro superávit comercial con los Estados Unidos lo utilizamos prácticamente para sufragar nuestro déficit comercial con las naciones asiáticas

Como ya se señaló, dentro de la región asiática destaca nuestra relación con China, nación con la que mantenemos déficits comerciales crecientes y crónicos. En el primer trimestre de 2017 nuestro desequilibrio con esta nación fue de -14.317 mmdd, mientras que en el mismo trimestre de 2018 fue de -16.617 mmdd, lo que representa un deterioro de -2.299 mmdd adicionales. Por su parte, cabe destacar que nuestro déficit comercial con Corea del Sur mejoró al pasar de -2.967 mmdd en el primer trimestre de 2017 a -2.418 mmdd en el mismo trimestre de 2018. Por su parte, nuestro déficit comercial con Japón también mejoró al pasar de -3.467 mmdd a -3.305 mmdd en el mismo periodo.

Es importante hacer énfasis en el enorme desequilirbio comercial que mantenemos con los países asiáticos y dimensionar las cifras anuales. En 2012 nuestro déficit comercial con estas naciones fue de -96.388 mmdd (producto de importaciones por 113.713 mmdd y exportaciones de 17.325 mmdd, lo que implica una relación de 5.56 a 1) y en 2017 fue de -124.207 mmdd (producto de exportaciones de 22.636 mmdd y de importaciones de 146.846 mmdd, lo que indica una proporción de 5.48 a 1). De mantenerse la tendencia observada en el primer trimestre de 2018, estaríamos cerrando este año con un déficit de más de 133 mmdd, una cantidad ligeramente superior al superávit comercial que logramos con Estados Unidos en 2017, cuando éste sumó 132.322 mmdd. Dados estos datos, y como lo hemos comentado en otras entregas, parece que importamos de naciones asiáticas para poder exportarle a Estados Unidos, y es por ello que no debería sorprendernos la dureza de los Estados Unidos buscando endurecer reglas de origen en la renegociación del TLCAN con el fin de cerrarle la puerta a las naciones asiáticas, en especial a China, que utiliza las preferencias arancelarias de México para exportarle a Estados Unidos.

Ahora, en cuanto a China, tenemos que en el año 2012 nuestro desequilibrio comercial con dicha nación fue de -51.215 mmdd, mientras que en 2017 fue de -67.432 mmdd, lo que representa un deterioro de -16.217 mmdd adicionales. Esto a pesar de las múltiples visitas de Estado que se realizaron los presidentes de México y China mutuamente en los últimos cinco años. Cabe señalar que de mantenerse la tendencia del primer trimestre de 2018, estaremos cerrando este año con un déficit comercial con China de -78.221 mmdd, obviamente el más alto de nuestra historia y uno que sin duda impide el desarrollo de nuestra planta productiva nacional.

Y no es que me quiera envolver en la bandera nacionalista respecto a nuestro comercio con China, pero cuando se tiene una relación comercial en la que por cada dólar que le vendemos a los chinos les compramos 10, pues no puede ser una relación sana.

El tiempo se ha encargado de mostrar que los chinos no son de fiar y que cuando dicen que se comprometen a comprar más productos a México, pues sólo queda en eso, en buenas intenciones. Y pues no es que los productos nacionales no tengan la capacidad de incursionar en los mercados de China, sino que el problema es la enorme cantidad de barreras arancelarias y no arancelarias que mantiene la economía más grande de Asia.

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El creciente déficit comercial con las naciones asiáticas, y en especial con China, perjudican la planta productiva nacional y el empleo

En este sentido, de acuerdo al economista y abogado, Alberto Lerin Mestas, entre las diversas causas que explican la baja penetración de las exportaciones mexicanas en el mercado chino se encuentra el hecho de que el costo de importación en China es considerablemente mayor al de México. Información oficial muestra que la tasa arancelaria aplicada, media simple, para productos manufacturados en China es 2.7 veces más grande que la aplicada en México, mientras que el costo para el cumplimiento de la documentación para importar en china es 70% más elevado que en México.

A manera de conclusión lo que se puede señalar es que este fue un sexenio perdido en materia de mejorar nuestra relación comercial con las naciones asiáticas, y en especial con China. Ante la incertidumbre en la renegociación del TLCAN deberíamos ponernos a pensar que vamos a hacer si nuestro enorme superávit comercial con los Estados Unidos disminuye. ¿Cómo vamos a hacerle para mantener nuestros niveles de compra de productos asiáticos sin que esto se traduzca en un abultado déficit en la balanza comercial y por lo tanto un mayor desequilibrio en la cuenta corriente de nuestra balanza de pagos.

Si no se pone remedio a esta situación, no nos sorprenda que sin los flujos internacionales de capital que llegan al país, tanto de cartera como en inversión directa, nuestra moneda seguirá siendo débil ya que la sangría de recursos hacía oriente no cesa y es cada vez más grande, ojala que las autoridades entiendan que esto no es sano para la planta productiva nacional y tampoco puede ser sostenible.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Queda claro, Donald Trump no sabe economía

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El presidente Donald Trump parece desconocer que un mayor déficit fiscal ocasiona un creciente déficit en la balanza comercial

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no sabe de economía, y esto lo digo por la serie de políticas equivocadas que ha estado implementando: por un lado realiza una reforma fiscal con una serie de recortes a los impuestos que elevan su déficit fiscal, luego se queja del creciente déficit comercial que los Estados Unidos tienen con China y México, y después decide iniciar una guerra comercial imponiendo aranceles a importaciones chinas por un monto de 46 mil millones de dólares.

En los Estados Unidos los economistas están preocupados porque no les gusta el problema de “los déficits gemelos”, un fenómeno que se ha vuelto crónico y en el que se presentan de manera simultánea fuertes desequilibrios en el ámbito fiscal y en la balanza comercial. Esta es una situación que se ha dado desde la década de los ochentas, salvo por un breve periodo a principios de los 2000s.

El déficit comercial de los Estados Unidos sigue creciendo y sumó 57.6 mil millones de dólares en febrero de este año. Y gracias al estímulo masivo por el recorte de impuestos de la administración Trump, el gobierno de los Estados Unidos incrementará la diferencia entre lo que gasta y lo que recauda. El resultante déficit fiscal llegará a un billón de dólares (trillón en inglés) para el año 2020 y será de 1.5 billones de dólares  para el año 2028.

La hipótesis de los déficits gemelos sostiene que un creciente déficit fiscal ocasiona un mayor déficit en la balanza comercial, ya que el mayor gasto público ocasiona un mayor gasto de consumo, lo que a su vez aumenta las importaciones. Los déficits gemelos muchas veces son vistos como fenómenos aislados en lugar de analizarse como elementos que coexisten y se refuerzan uno al otro con efectos perversos para la economía, en especial cuando quien los registra es una economía desarrollada.

El problema de un creciente déficit fiscal se potencializa cuando la economía que lo registra ya está en una situación de pleno empleo. La teoría económica sostiene que cuando una economía está en recesión, el registrar un mayor gasto público y por lo tanto un déficit fiscal ayuda a paliar la caída del Producto Interno Bruto (PIB), ya que un mayor gasto fiscal compensa la disminución de la demanda, provocando que las empresas puedan vender más, contraten personal, aumenten los ingresos, y se reactive el consumo. Esta es la razón por la que a Estados Unidos le ha ido mejor en cuanto a crecimiento económico, comparado con Europa después de la crisis global de 2008 – 2009.

Pero no es aconsejable mantener grandes déficits fiscales cuando la economía ya está trabajando con toda su capacidad, y básicamente todos los que quieren un empleos ya cuentan con uno. En una economía que ya está en pleno empleo de su fuerza laboral y de su capital, el echar un montón de dinero no ayudará a producir más (porque ya no hay gente disponible para producir más), sino que lo que ocasiona es que se incrementen las importaciones, aumentando así el déficit en la balanza comercial.

Entonces esto es lo que le sucede a Estados Unidos, y en lugar de poner remedio al problema del déficit fiscal, lo que hace la administración del presidente Trump es culpar a China y a México. En particular, hemos visto en las semanas recientes como los Estados Unidos, argumentando los robos de propiedad intelectual por parte de China, como ha propuesto imponerle a este país una serie de aranceles a la importación de sus productos. China ha respondido a Estados Unidos y ahora estamos a punto de presenciar una guerra comercial entre las dos mayores potencias económicas a nivel mundial.

¿Quién está en mejores condiciones para ganar la guerra comercial? Como veremos a continuación, es China.

El presidente Donald Trump ha dicho por Twitter “Cuando ya tienes un déficit comercial de 500 mil millones de dólares, no puedes perder”. Él cree esto porque su país tiene un enorme déficit comercial con China, el cual de hecho fue de 337 mil millones de dólares en 2017 no 500 mil millones, y piensa que puede ganar la guerra comercial entre los dos países. Pero aunque China le vende más a los Estados Unidos respecto a lo que le compra, la posición de Pekín es mucho más fuerte, tanto política como económicamente, de lo que cree Trump.

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Una guerra comercial entre China y Estados Unidos le hace más daño a éste último país

Desde el punto de vista económico, tanto los Estados Unidos como China, perderán en una guerra comercial. La imposición de aranceles aumentará los precios, disminuirá las exportaciones y perjudicará el crecimiento económico; por lo que tanto Estados Unidos como China estarían mejor si cesan las hostilidades. Pero ahora que la administración Trump amenaza con imponer aranceles a 46 mil millones de dólares de importaciones originarias de China y este país le ha respondido con una amenaza similar, estamos al borde de una guerra comercial. Desde entonces Trump ha aumentado el conflicto amenazando con imponer aranceles a otros 100 mil millones de dólares de importaciones provenientes de China, a lo que Pekin respondió que igualaría en respuesta. Los cálculos de Trump sugieren que piensa que China tiene más que perder y que por lo tanto terminará cediendo. Pero está equivocado.

Las estadísticas parecen indicar que China es más vulnerable que los Estados Unidos, pero no es así. Si nos concentramos en el intercambio de bienes, como lo hacen la mayoría de los analistas, vemos que China le vendió a Estados Unidos un total de 506 mil millones de dólares el año pasado, y le compró apenas bienes por 131 mil millones de dólares. Pero los Estados Unidos también le vendieron a China 38 mil millones de dólares más en servicios de lo que le compraron. Pero el punto fundamental es que la mayor parte de lo que Estados Unidos le vende a China son productos agrícolas y bienes cuyo contenido es en su mayoría estadounidense. Por el contrario, las exportaciones de China a Estados Unidos son típicamente bienes ensamblados en China que contienen muchos componentes de otros países, y muchas veces son de marcas estadounidenses. Y más aún, el 37% de las importaciones de Estados Unidos provenientes de China consisten de partes y componentes que requieren los productores estadounidenses.

Tomemos el ejemplo del IPhone de Apple. Cuando los IPhones son enviados de las fábricas chinas a los Estados Unidos, el costo total de la importación se le atribuye a China. Sin embargo, estos IPhones incluyen componentes de Corea del Sur, Japón, y de muchos otros países. De acuerdo con una estimación, el ensamblaje en China representa entre el 3 y el 6% de los 370 dólares que representa el costo de manufactura de un IPhone X. Dado que este teléfono se vende al público en 999 dólares, el grueso del valor agregado es estadounidense: el margen de Apple y el de los minoristas estadounidenses.

Claro que este es un ejemplo extremo y Trump no le ha puesto aranceles a los IPhones. Pero consideremos que de los 46 mil millones de dólares en aranceles con los que amenaza Trump, 26 mil millones corresponden a importaciones de bienes electrónicos. Las tarifas de Trump fueron diseñadas para perjudicar el objetivo del gobierno chino de desarrollar su propia gama de productos de alta tecnología. Pero de acuerdo con estimaciones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), aproximadamente la mitad del valor de las exportaciones chinas de computadoras, electrónicos y equipo óptico es de origen foráneo. Así que aunque los aranceles propuestos se convirtieran en realidad para estos productos, y esto ocasionará una caída de un 25% de las exportaciones chinas de estos productos, el impacto directo para China sería de apenas 6.5 mil millones de dólares, algo así como el 0.05% de su PIB.

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México podría beneficiarse de la guerra comercial entre China y Estados Unidos si se convierte en una alternativa para la proveeduría

En contraste, el daño potencial que puede ocasionar China a los Estados Unidos es mucho mayor. Esto porque un primer objetivo de China fueron los aviones para transporte civil producidos por la empresa Boeing por un monto de 16 mil millones de dólares. Las acciones de esta empresa se desplomaron después del anuncio de China, pero las aerolíneas chinas se están expandiendo tan rápido que tal vez Boeing esté dispuesto a disminuir los precios de sus aviones para mantener las ventas allá. En ese caso, las tarifas impuestas por China serían pagadas por los Estados Unidos y no por las empresas chinas. Hay que recordar que Boeing compite contra la europea Airbus.

Aunado a lo anterior, otro objetivo de China en cuanto a la imposición de aranceles son las exportaciones estadounidenses de soya, las cuales fueron de 12.8 mil millones de dólares en 2017. China compra la mitad de las exportaciones estadounidenses de este bien, lo que le da poder de mercado. De hecho conforme avanzaba la retórica de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, los precios de la soya se desplomaron y no debemos olvidar que China cuenta con Brasil como proveedor de soya.

Es así que podemos llegar a la conclusión de que el presidente estadounidense, Donald Trump, no sabe de economía y está mal asesorado. No sabe que él es el causante de los crecientes déficits comerciales que registra su país, derivado de su crónico déficit fiscal; y tampoco sabe que en una guerra comercial tiene todo para perder, eligió pelear contra un país que si sabe cómo hacerle daño.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Nuestro superávit comercial con Estados Unidos se lo regalamos a Asia

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El debate comercial en México se ha centrado en el TLCAN, y se ha dejado de atender el tema de los déficits crónicos con las naciones asiáticas

Derivado de que el tema de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha absorbido buena parte de la discusión sobre asuntos comerciales internacionales, un asunto al que no se le ha prestado la debida atención es la evolución de nuestra relación comercial con otros importantes mercados como la Unión Europea y las naciones asiáticas.

 

Como es bien sabido, el presidente estadounidense ha criticado en incontables ocasiones al TLCAN por considerar que éste sólo beneficia a México. En esta entrega, confirmaremos de acuerdo con cifras oficiales que efectivamente México obtiene un gigantesco y creciente superávit comercial con Estados Unidos, pero que desafortunadamente nuestro país lo utiliza para financiar enormes déficits comerciales, en especial, con naciones asiáticas. Este no es un asunto transitorio o pasajero, sino que se ha convertido en un problema crónico que da sustento a las acusaciones de funcionarios estadounidenses en el sentido de que naciones asiáticas, en especial China, se benefician enormemente del TLCAN sin ser parte de él. A continuación se presenta la evidencia:

 

Exportaciones

De acuerdo con cifras del INEGI, en los primeros nueve meses de 2017 las exportaciones totales mexicanas sumaron 299.288 miles de millones de dólares (mmdd), lo que implica un incremento de 9.3% respecto a los mismos meses de 2016. Esta favorable evolución contrasta con la caída de 1.7% observada en el comparativo de 2015 a 2016 y responde principalmente al dinamismo industrial estadounidense.

 

A nivel región, el incremento de 9.3% en el valor de las exportaciones mexicanas es producto de una favorable evolución en las ventas a prácticamente todos los mercados, ya que las que tienen como destino los Estados Unidos crecieron 8.2%, las que van a la Unión Europea repuntaron 14.7%, mientras que las que son enviadas a las naciones asiáticas crecieron 25.7%; y dentro del total asiático las exportaciones a China crecieron 36.5%, las que van a Corea del Sur subieron 32.4% y las que van a Japón se elevaron 4.8%.

 

Cabe señalar que en los primeros nueve meses de 2017, el 80.3% del total de exportaciones mexicanas tuvieron como destino Estados Unidos, y son equivalentes a 240.343 mmdd; el 5.47% la Unión Europea, equivalentes a 16.371 mmdd; el 5.26% a Asia, equivalentes a 15.741 mmdd; y el restante 8.97% a otros mercados, equivalentes a 26.873 mmdd. Del total asiático el 1.65% de nuestras exportaciones van a China, cantidad que representa sólo 4.931 mmdd; el 0.79% van a Corea del Sur, y equivalen a 2.376 mmdd;  y el 0.93% a Japón, y representan 2.773 mmdd. Esto último cobra especial relevancia, ya que podemos ver en los primeros nueve meses de 2017 elevadas tasas de crecimiento de las exportaciones mexicanas a China y Corea del Sur, pero su participación dentro del total es muy bajo, lo que se traduce en incrementos nominales poco significativos.

Exports

Importaciones

Ahora, en cuanto a las importaciones totales por parte de México, vemos que en el periodo de los primeros nueve meses de 2016 a los mismos meses de 2017, éstas crecieron en 7.8%, al haber pasado de 286.101 mmdd a 308.339 mmdd. Este incremento contrasta con la caída que registraron éstas de -2.1% en el periodo de 2015 a 2016.

 

El aumento de 7.8% en las importaciones totales es producto de aumento en las importaciones provenientes de prácticamente todos los orígenes. Las que vienen de Estados Unidos subieron 8.0%, las de la Unión Europea 14.2%, mientras que las de las naciones asiáticas se incrementaron 6.2%. Dentro del total asiático, se debe destacar que las importaciones que provienen de China subieron 7.2%, las de Corea del Sur 16.4% y las de Japón 4.3%.

 

Se debe señalar que en los primeros nueve meses de 2017, el 46.3% de nuestras importaciones provienen de Estados Unidos, porcentaje equivalente a 142.878 mmdd; el 11.7% vienen de la Unión Europea, equivalentes a 36.214 mmdd; el 34.8% de Asia, las cuales representan 107.270 mmdd;  y el restante 7.2% de otras regiones, equivalentes a 21.977 mmdd. Del total asiático, el 17.4% de nuestras importaciones provienen de China, cifra que representa 53.803 mmdd; el 3.8% de Corea del Sur, que equivale a 11.643 mmdd; y el 4.4% de Japón, cantidad que representa 13.592 mmdd.

 

Al observar la participación relativa de las exportaciones y las importaciones de cada país respecto al total, queda claro con que países registramos superávits comerciales y con cuales déficits; y eso se detalla a continuación.

Imports

Saldo de la balanza comercial

En los primeros nueve meses de 2017, México registró un déficit en su balanza comercial de -9.051 mmdd, cifra menor en -26.4% comparada con el déficit comercial de -12.289 mmdd registrada en los primeros nueve meses de 2016. El déficit comercial de -9.051 mmdd, es producto de un superávit de 97.465 mmdd con los Estados Unidos, un déficit de -19.843 mmdd con la Unión Europea, un déficit de -91.528 mmdd con Asia, y un déficit de -22.957 mmdd con el resto del mundo. Estas cifras confirman lo que argumentábamos al principio de esta entrega en el sentido de que el creciente superávit comercial con Estados Unidos sirve principalmente para compensar el déficit comercial con las naciones asiáticas.

 

El problema de los déficits comerciales con las naciones asiáticas es un problema crónico. En los primeros nueve meses de 2012 éste ascendió a -70.625 mmdd, pero en los mismos meses de 2015 fue de -88.059 mmdd, en el mismo periodo de 2016 fue de -88.439 mmdd y ahora vemos que en los primeros nueve meses de 2017 ya suma -91.528 mmdd. Afortunadamente, en el mismo periodo el superávit comercial con Estados Unidos pasó de 76.545 mmdd en los primeros nueve meses de 2012 a los actuales 97.465 mmdd en los mismos meses de 2017, y con esta entrada de divisas compensamos los desequilibrios con Asia.

 

Del déficit comercial de -91.528 mmdd con las naciones asiáticas, cabe señalar que -48.871 mmdd son con China, -9.266 mmdd con Corea del Sur y -10.819 mmdd con Japón. De esta manera, estas tres naciones representan el 75.3% del déficit que tiene México con los países asiáticos, o bien, el déficit con estas tres naciones “se come” el 70.8% del superávit comercial que tenemos con los Estados Unidos.

 

Cabe señalas también que el déficit comercial con China también es un problema crónico, no obstante que las exportaciones mexicanas a dicha nación han aumentado de forma importante. En los primeros nueve meses de 2012 nuestro déficit comercial con China fue de -36.909 mmdd, para los mismos meses de 2016 fue de -48.030 mmdd y vemos que en los primeros nueve meses de 2017 ya es de -48.871 mmdd.

Saldo

La conclusión que uno puede obtener de todo esto es que parece que somos muy dependientes de nuestras exportaciones a Estados Unidos debido a que necesitamos financiar los gigantescos déficits con las naciones asiáticas, y en especial con China. Si lográramos abatir estos déficits, no nos afectaría tanto en nuestra balanza de pagos el perder algunas exportaciones a nuestro vecino del norte. Pero vemos que pasan los años y que las autoridades de la Secretaría de Economía y de Proméxico hicieron poco para lograr comenzar a nivelar nuestro comercio con Asia.

 

Tal vez con una renegociación exitosa del TLCAN que endurezca las reglas de origen para varios productos podría lograrse cerrarle la puerta a las crecientes importaciones provenientes de Asia. Y esto se podría lograr incentivando la producción nacional de aquellos bienes intermedios que actualmente traemos de Asia y que sirven de insumos para nuestras exportaciones a Estados Unidos.

 

Y otro punto que es muy importante para lograr mejorar nuestra balanza comercial con las naciones asiáticas es que se debe reforzar la lucha contra el contrabando y la subvaluación. En la medida en que las autoridades aduanales mexicanas tengan más herramientas para desechar valor cuando se pretendan importar mercancías claramente subvaluadas, lograremos disminuir el déficit comercial y tendremos una industria mucho más sólida.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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