La economía marcha bien, pero podría estar mejor  

Muchos observadores están sorprendidos por el buen desempeño de la economía nacional a lo largo de este año, en el que las principales variables macroeconómicas van bien, salvo por lo elevado que se mantienen las tasas de interés. Este año se perfila a que tendremos un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 3.4%, la tasa de desocupación se mantiene en niveles mínimos históricos por debajo del 3.0%, el empleo en el seguro social habrá aumentado este año en más de 700 mil puestos, la masa salarial crecerá cerca de 4.5% en términos reales, la inversión extranjera directa romperá todos los récords y será de ceca de 60 mil millones de dólares, el tipo de cambio se encuentra en una posición sólida nuevamente por debajo de los 18 pesos por dólar, entre otras variables.

En este contexto, recuerdo que en enero de este año estaba dando una plática a empresarias sobre la situación económica y las perspectivas para 2023. Más allá de mis opiniones de cómo pintaba este año, puse una diapositiva con los resultados de la encuesta de expectativas económicas del Banco de México, correspondiente a diciembre de 2022.

La diapositiva mostraba la media de los pronósticos de esa encuesta, y las expectativas eran de que al cierre de 2023 la inflación sería de 4.99%, el PIB crecería 0.92%, el tipo de cambio se ubicaría en 20.63 pesos por dólar y que la tasa de interés de fondeo interbancario estaría en 10.20%. Al momento de escribir estas líneas, vemos que los pseudo expertos analistas encuestados por el Banxico se equivocaron en grande en la enorme mayoría de los pronósticos para 2023 que hicieron al finalizar el 2022.

A menos de dos meses de terminar el 2023, todo parece indicar que la lucha contra la inflación resultó más efectiva de lo esperado y que la tasa de incremento de precios terminará el año en torno a 4.5%; de igual forma, vemos que el desempeño económico superó con creces hasta al más optimista de los pronósticos ya que todo indica que el PIB crecerá 3.4%. Sólo la Secretaría de Hacienda y la CONCAMIN pronosticaban desde finales de 2022 que el crecimiento económico este año sería de 3.0%. En cuanto al tipo de cambio todos se equivocaron terriblemente porque al parecer el dólar terminará el año por debajo de los 18 pesos, mientras que en cuanto a la tasa de fondeo, la política monetaria del Banco de México resultó más agresiva de lo esperado y terminaremos este año con una tasa de interés objetivo de 11.25% y una TIIE cerca del 11.50%.

Pero no solo los “expertos” encuestados por el Banco de México cometieron terribles errores de predicción, también lo hicieron los analistas que participan en la Encuesta Citibanamex de Expectativas. En dicha encuesta, publicada el 5 de enero de 2023 y en la que participaron analistas de 30 bancos, casas de bolsa y fondos de inversión, se dieron los siguientes pronósticos:

Vemos que al igual que en la encuesta de diciembre de 2022 por parte del Banco de México, en la Encuesta Citibanamex de Expectativas también le fallaron a los pronósticos 2023 en materia de inflación (sobre estimada), Tasa de fondeo bancario (sub estimada), tipo de cambio (muy sobre estimado) y crecimiento del PIB (muy subestimado).

A continuación, presento los resultados de expectativas económicas de Citibanamex más actual y que corresponde al 20 de octubre de este año, en la que participaron analistas de 36 instituciones financieras:    

Como se puede apreciar, la expectativa para las principales variables macroeconómicas para el cierre del 2023 es ahora muy distinta a lo que se anticipaba a principios de año. Obviamente que los pronósticos no cambiaron de golpe, sino que mes con mes se fueron ajustando, por lo que mi punto a ilustrar es que el nivel de certeza de los pronósticos de analistas dizque “reconocidos”, publicados a principios de año puede ser extremadamente bajo.

A finales de 2022 y principios de 2023 los analistas argumentaban que Estados Unidos iba a entrar en recesión y que eso nos iba a arrastrar con ellos a una caída del PIB mexicano. La realidad es que este año el PIB de Estados Unidos ha tenido un buen desempeño creciendo a una tasa anual de 2.2% en el primer trimestre, 2.1% el segundo trimestre y 4.9% el tercer trimestre. Este crecimiento ha sido impulsado por un vigoroso consumo privado y el gasto público financiado con un creciente déficit fiscal (1.7 billones de dólares en el año fiscal 2023, un nivel 23% más alto que el observado en 2022).

Los analistas que predecían que este año sería malo para México no alcanzaron a ver que Estados Unidos se mantendría fuerte pese a los apretones de política monetaria que llevaron su tasa de interés de fondos federales a un nivel de entre 5.25% y 5.50%. Pero de igual forma se equivocaron al no dimensionar el impulso que tendría México derivado de la relocalización de empresas (nearshoring) y por el fortalecimiento del mercado interno.

En cuanto al nearshoring, vemos que en el primer semestre del año México atrajo inversión extranjera directa (IED) por 29 mil millones de dólares, una cifra máxima histórica que ha impulsado la economía nacional. Sin embargo, también se debe mencionar que es evidente que la cifra de IED podría ser más alta si se implementaran estrategias y políticas públicas efectivas para atracción de mayor inversión, lo que implica resolver los problemas por la insuficiente generación y transmisión de energía eléctrica, que buena parte de ésta provenga de fuentes verdes, resolver el problema de escasez de agua generando la infraestructura hidráulica requerida, avanzar en la competitividad logística con más infraestructura de carreteas, puertos y aeropuertos, así como avanzar en seguridad y respeto al estado de derecho. Se ha estimado que México podría captar entre 35 y 60 mil millones de dólares adicionales de inversión extranjera al año si se capitaliza el nearshoring en toda su capacidad. 

Ahora, respecto al tema de la fortaleza del mercado interno en 2023, que tampoco vieron los analistas a principios de año, en GAEAP realizamos los cálculos de cuanto ha crecido la masa salarial en el último año. Tomando en consideración la evolución de la población ocupada y el ingreso promedio diario de ésta (pasó de 253.71 pesos diarios en el segundo trimestre de 2022 a 274.79 pesos en el segundo trimestre de 2023), vemos que la base salarial nominal aumentó 10.4%, pero al tomar en cuenta la inflación del periodo, vemos que en términos reales la base salarial aumentó 4.4%, una tasa muy sólida que explica buena parte del crecimiento de la economía nacional.

Y ahora, derivado de que el INEGI publicó su estimación Oportuna del Producto Interno Bruto Trimestral (EOPIBT) correspondiente al tercer trimestre de 2023, quiero hacer algunas reflexiones sobre la evolución de este indicador. El INEGI menciona que el PIB total se habría expandido 3.3% a tasa anual en dicho trimestre, lo cual es producto de que las actividades primarias (agricultura, ganadería, pesca, caza, actividades forestales) crecieron 5.6%, las secundarias (industria minera, construcción, electricidad, gas y agua, así como la manufactura) 4.5% y las terciarias (comercio y servicios) 2.5 por ciento.

Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de INEGI

Con este crecimiento de 3.3% anual, la tasa de crecimiento del PIB de México en el acumulado de los primeros tres trimestres de 2023 es de 3.55% y con ello el PIB de los primeros nueve meses de este año ya se encuentra 3.41% por arriba del nivel de PIB de los mismos meses de 2019. Es evidente que el PIB actual ha superado el observado previo a la pandemia causada por el virus chino SARS-COV2, sin embargo, se debe mencionar que hay diversos sectores de actividad que todavía se encuentran operando por debajo del nivel que tenían previo a la pandemia y que de igual manera, hay muchas empresas que no se han podido recuperar, por lo que las cifras del PIB deben ser tomadas con cuidado porque indican la marcha de la totalidad de la actividad económica.

Muchos analistas destacan el hecho de que tenemos un PIB 3.41% por arriba del de 2019 como un gran logro y sin duda lo es; pero lo que no se debe perder de vista es que la mayoría de los países no sólo ya recuperaron su nivel de PIB prepandemia, sino que ya regresaron a su nivel de línea de tendencia que tenían antes de la pandemia. Si para el caso de México asumimos que la tendencia de crecimiento es de 2.0% anual, pues el PIB del tercer trimestre de 2023 se encuentra 3.71% por debajo del nivel que debería tener de acuerdo con su línea de tendencia pre covid.

Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de INEGI y estimaciones propias

En cuanto a las actividades económicas que conforman el PIB, tenemos que en los primeros nueve meses de 2023 las actividades primarias presentan un crecimiento anual del 2.98% y se encuentran 7.14% por arriba del nivel de 2019. Las actividades secundarias están 4.00% por arriba del nivel de 2022 y 4.58% por encima del nivel de 2019. Por su parte, las actividades terciarias presentan un crecimiento anual de 3.31% en 2023, pero están apenas 2.48% por encima del nivel que tenían en los primeros nueve meses de 2019.  

A manera de conclusión podemos mencionar que, gracias a la gente trabajadora y a los empresarios, México está teniendo un buen desempeño en este 2023. A principios de año casi nadie lo veía venir. La mayoría de las variables macroeconómicas ahora marchan bien, aunque subsisten múltiples problemas para las mipymes y desde luego que hay importantes riesgos que podrían descarrilar este buen desempeño.

Es indudable que México podría estar creciendo a tasas más elevadas si tuviera las políticas públicas correctas que le permitan capitalizar aún más la oportunidad del nearshoring, mientras que los empresarios han realizado un gran esfuerzo en mejorar las condiciones salariales del personal ocupado y avanzando en la formalidad.

México tiene un gran potencial, el año 2024 puede ser un muy buen año también si no se nos complica el proceso electoral y podeos revertir los problemas de crimen y delincuencia que azotan al país.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

La crisis global de deuda que está por llegar

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) informó que, al cierre de agosto de este año, la deuda bruta del sector público federal sumó 14.877 billones de pesos, cifra casi 700 mil millones de pesos más alta respecto de los 14.188 billones de pesos de deuda pública que teníamos en agosto de 2022. Esto implica que en un año el tamaño relativo de la deuda pública pasó de representar el 48.3% del Producto Interno Bruto (PIB) a ser el 47.7%. ¿Cómo es que, aunque la deuda pública creció 5%, su peso respecto al PIB nominal disminuyó ligeramente? Pues se debe a una variable que actúa en contra de los ciudadanos, pero que en este caso le ayuda al gobierno: la inflación que se traduce en un mayor PIB nominal aunque el real no crezca a tasas elevadas.

Este punto, pero aplicado a las grandes economías, es abordado en un artículo editorial por parte de James Rickards, publicado en el sitio de DailyReckoning.com el pasado 4 de octubre y titulado “Algo ´grande y estúpido´ se avecina…”.

El artículo comienza mencionando que con niveles de deuda alcanzando máximos históricos en las principales economías desarrolladas y en desarrollo, y con relaciones deuda/PIB también en niveles récord (y eso es sin incluir pasivos contingentes como pensiones, Seguridad Social, atención sanitaria y otros derechos, que empeoran las finanzas públicas), parece que es momento de considerar cómo es que las naciones más endeudadas abordarán este problema.

La crisis de la deuda tal vez no sea inminente, pero sí es inevitable. Cuando esto suceda, puede implicar el mayor desastre financiero de todos los tiempos. Por lo tanto nunca es demasiado pronto para que los inversionistas consideren las consecuencias.

Veamos el caso de Estados Unidos: cuando el país más poderoso del mundo emite deuda en los dólares que imprime, no hay necesidad de caer en default o incumplimiento en el sentido de falta de pago. Puedes simplemente hacer que el banco central compre la deuda en manos del público inversionista imprimiendo más dinero. Ésta es la situación actual en Estados Unidos, Japón, el Reino Unido y la Unión Monetaria Europea (los países que utilizan el euro). Todos tienen enormes cargas de deuda, pero todos emiten monedas de reserva y tienen bancos centrales que pueden simplemente comprar la deuda imprimiendo dinero para evitar el incumplimiento de pago.

La falta de pago no es el problema

Hay muchas consecuencias negativas por imprimir dinero y acumular deuda en los balances de los bancos centrales, pero el impago de la deuda no es una de ellas. Este es el mantra de los teóricos monetarios modernos (TMM) y su líder intelectual Stephanie Kelton.

En opinión de muchos, la TMM es basura como política económica, pero el principio de no default es válido. George Soros dice lo mismo. La TMM es una corriente de pensamiento que afirma que los gobiernos que emiten su propia moneda no enfrentan una restricción presupuestaria; sin embargo, la evidencia muestra que la TMM se basa en un estado obsoleto de la ciencia económica y que sus afirmaciones sobre las políticas económicas son muy exageradas: el significado de la TMM es más el de un manifiesto político que el de una auténtica teoría económica (pero este es asunto para otra entrega).

Habiendo dicho lo anterior, muchos países desarrollados y en desarrollo, ya han superado con creces el punto en el que la deuda puede gestionarse a través del crecimiento del PIB en términos nominales. Ese umbral es aproximadamente una relación deuda-PIB del 90%. Una relación deuda/PIB del 60% es aún más cómoda y puede gestionarse. Como ya se mencionó, México tiene una relación de 48% aproximadamente, por lo que bajo está lógica la deuda pública de México es manejable en la actualidad. Obvio, que si México mantiene déficits fiscales en torno al 4.9% del PIB como se espera en 2024, pronto nuestra deuda dejará de ser manejable.

Volviendo al tema, pues las estadísticas muestran que las principales economías con monedas de reserva han superado con creces la proporción del 90%, al igual que las de muchos países más pequeños. La proporción de Estados Unidos es del 128%, un máximo histórico. La proporción del Reino Unido es del 102%. Francia es el 112%. España es el 118%. Italia es el 150%.

China informa una cifra oficial del 77%, pero esto es muy engañoso porque ignora la deuda de sus gobiernos provinciales de la que Beijing es el responsable en última instancia. Al considerar estas deudas locales, la cifra real de China supera el 200% si se incluye la deuda provisional.

El principal deudor del mudo es Japón con un 259%. La única economía importante con una proporción medio respetable es Alemania, con un 67%. Es una desgracia para Alemania que probablemente sea responsable del resto de Europa a través del sistema Target2 del Banco Central Europeo (BCE).

Todos estos países se dirigen a una situación de default o de impago. Pero debemos considerar las diferentes formas de llevar a cabo un default.

Hay tres formas básicas de impago: suspensión de pagos, reestructuración de la deuda o generación de inflación. Se puede eliminar la suspensión de pagos por el motivo mencionado anteriormente ya que para hacer frente a los compromisos de deuda siempre se puede simplemente imprimir más dinero. Lo mismo ocurre con la reestructuración.

Es por ello que la inflación es claramente la mejor manera de evitar caer en default. Se devuelve el dinero en términos nominales, pero vale muy poco en términos reales. El acreedor pierde al ver erosionado el poder adquisitivo de la moneda y los países deudores ganan.

Hacerlo de manera agradable y fácil

La clave para desinflar el valor relativo de la deuda es haciéndolo lentamente como lo hizo Estados Unidos entre 1945 y 1980. Al final de la Segunda Guerra Mundial, la relación deuda-PIB de Estados Unidos era del 120% (más o menos donde está ahora). En 1980, la proporción era del 30%, lo cual era totalmente manejable.

Por supuesto, la deuda nominal y el PIB crecieron de manera importante, pero el PIB nominal aumentó más rápido que la deuda nominal, por lo que la proporción de deuda a PIB cayó. Si se puede mantener la inflación en torno al 3% y las tasas de interés en torno al 2% y ejercer disciplina fiscal (lo que hizo Estados Unidos en las presidencias de Eisenhower, Kennedy, Nixon y Ford), el PIB nominal crecerá más rápido que la deuda nominal (debido a las tasas de interés topadas por parte del Banco de la Reserva Federal).

Si se mejora la proporción en, digamos, a razón de 2 puntos porcentuales por año y se mantiene así durante 35 años (1945-1980), se puede reducir la proporción en un 70%. Y eso es lo que hizo Estados Unidos de 1945 a 1980.

El secreto consistió en hacerlo lentamente. Casi nadie notó la disminución paulatina del valor real del dinero hasta que Estados Unidos llegó a la etapa de acelerada inflación de 1978 a 1981. Pero para entonces la misión de bajar el peso de la deuda respecto del PIB ya estaba cumplida.

Por tanto, hay dos formas de abordar el exceso de deuda: disciplina fiscal e inflación. Entre 1945 y 1980, Estados Unidos hizo precisamente eso. Si la inflación es del 3% y las tasas de interés son del 2%, se derrite el valor real de la deuda. Si se ejerce disciplina fiscal en relación con el PIB, se reduce la relación deuda nominal/PIB. Estados Unidos hizo ambas cosas.

México ha hecho algo similar, al generar inflación, se le da margen al gobierno de seguir aumentando la deuda pública sin que ésta se dispare como proporción del PIB. Con la inflación crónica poco a poco nos empobrecemos, pero el gobierno gana en sus posibilidades de endeudarse.

La razón por la que la relación deuda/PIB volvió a subir en Estados Unidos hasta llegar al actual 128% es que los presidentes Bush hijo, Obama, Trump y Biden ignoraron la fórmula. Desde 2000, la política fiscal ha sido imprudente, por lo que la fórmula dejó de funcionar. Su saldo de la deuda subió más de lo que creció su PIB real más la inflación. En este contexto el problema no es realmente la “impresión de dinero” (la mayor parte del dinero que la Reserva Federal imprime simplemente regresa a la Reserva Federal como exceso de reservas, por lo que no hace nada en la economía real).

El problema desde el año 2000 es que la deuda nominal está aumentando más rápido que el PIB nominal (PIB real más inflación), por lo que la relación deuda/PIB aumenta. Esta dinámica empeorará mucho con el enorme aumento de las tasas de interés en los últimos 18 meses.

No se puede pedir prestado para salir de una crisis de deuda. Tampoco es que Estados Unidos haya podido generar mucha inflación. La inflación estuvo por debajo del 2% promedio anual durante casi todo el periodo de recuperación post crisis financiera de 2009-2019.

En el caso de México, hemos mantenido el porcentaje de deuda respecto al PIB a raya gracias a nuestra persistente inflación, de manera que el PIB nominal ha crecido más de lo que aumentó el saldo de la deuda total del sector público federal. Esto fue el factor que nos ayudó a mantener nuestro grado de inversión en nuestra deuda pública, no obstante que en la presidencia del presidente López Obrador el saldo de ésta creció en más de 3.8 billones de pesos.

Japón escrito en grande

Al observar el panorama global, es importante comprender que Japón es simplemente una versión más grande del problema que enfrenta Estados Unidos. No tiene disciplina fiscal y no puede lograr que la inflación les salve la vida. La única salida para Japón es la hiperinflación, que llegará, pero no todavía.

Probablemente Japón pueda mantener el juego de la deuda por un tiempo. La crisis se producirá cuando su moneda, el yen, colapse. Hace unos 12 años el tipo de cambio del yen por dólar era en torno a 80, ahora es de 149 por dólar. De este tamaño ha sido la depreciación reciente del yen frente a dólar.

Rickards finaliza mencionando que una crisis de deuda está en camino. Algo grande y estúpido (en palabras de la brillante analista Stephanie Pomboy) está surgiendo de los responsables de las políticas para abordar el problema. Pero la solución no será una política ni un plan. Una crisis sucederá casi de la noche a la mañana y parecerá surgir de la nada. Pero llegará.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

Siguen los elevados costos de la lucha contra la inflación

La industria manufacturera es motor de desarrollo nacional, es la actividad que produce la mayoría de los bienes que consumimos, desde alimentos procesados hasta computadoras. Es la industria que produce las maquinas que se utilizan en cientos de procesos productivos, además de generar el 90% de las divisas por concepto de exportaciones. Es una actividad muy importante y los países no se pueden dar el lujo de perderla o debilitarla; en ese sentido vemos países arrepentidos de sus decisiones pasadas, como los Estados Unidos, que ahora realizan costosos esfuerzos por regresar a su país algunos procesos manufactureros, con un éxito muy moderado.

En el caso de México, producto de varios factores, entre los que destaca la fortaleza del peso, hemos visto como se desacelera la tasa de crecimiento del volumen físico de las manufacturas. Después de la crisis económica causada por el virus chino SARS-CoV-2, la manufactura nacional creció 8.6% en 2021 y aumentó 5.2% en 2022, pero en el acumulado de los primeros seis meses de 2023 la tasa se redujo a apenas 2.0%.  

Si se analiza el comportamiento del volumen físico de producción manufacturera a nivel mensual, la desaceleración es más evidente. Mientras que en septiembre de 2022 creció 8.4%, para enero de 2023 había bajado a 4.7%, en abril fue 1.4% y en junio sólo 0.8%.

La desaceleración, causada por un tipo de cambio que mantiene al peso sobrevaluado, también se puede ver en el desempeño del sector exportador manufacturero. Es verdad que hay otros factores que inciden en el dinamismo de las exportaciones de manufacturas, pero llama la atención que la tasa de crecimiento de éstas pasó de 16.6% en el comparativo de 2021 a 2022, a sólo 6.1% entre los primeros seis meses de 2022 y los mismos meses de 2023.  

El dato de un aumento de 6.1% en las exportaciones manufactureras oculta lo que está sucediendo en ciertas industrias, en las que el valor de las exportaciones de hecho ha disminuido. De acuerdo con cifras del INEGI, en el comparativo del primer semestre de 2022 al mismo trimestre de 2023, las siguientes actividades muestran disminución nominal en el valor de sus exportaciones (en paréntesis se indica el porcentaje de disminución): Siderurgia (-18.5%), Industria de la madera (-17.6%), Minerometalurgia (-8.1%), Química (-5.4%), Productos plásticos y de caucho (-5.2%), Maquinaria y equipo especial para industrias diversas (-3.4%), y Productos metálicos de uso doméstico (-2.1%).

Reitero que, si hay otros factores, además del tipo de cambio, que inciden en el desempeño manufacturero y de las exportaciones. Sin embargo, es innegable el efecto negativo que se causa en la industria con un dólar en 17 pesos, ya que los productos hechos en México se encarecen frente al resto del mundo, mientras que los extranjeros se abaratan, provocando un desplazamiento de la producción nacional en los mercados internos y externo. Además de que la disminución del tipo de cambio, por lo general sólo provoca que los márgenes de utilidad de los importadores/comercializadores se amplíe.  

Hemos señalado en pasadas entregas que la fortaleza del peso es principalmente coyuntural. Si hay factores, como la entrada de inversión extranjera, que dan soporte al peso, pero el factor principal de la fortaleza de nuestra moneda es el diferencial de tasas de interés entre México y los demás mercados, en especial el de Estados Unidos. Muestra de ello es que recientemente cuando Fitch Ratings bajó la calificación de la deuda de nuestro vecino del norte en un escalón a AA+, el dólar subió de 16.68 pesos el 28 de julio hasta 17.30 pesos por dólar el 3 de agosto. En otras palabras, los mercados se pusieron nerviosos y “la fortaleza” del peso se esfumó por unos días

Las altas tasas de interés en México (11.25% la tasa objetivo del Banco de México y la tasa de Cetes a 28 días al momento de escribir estas líneas) son producto de la lucha contra la inflación por parte del Banxico y no obstante que la inflación general ha bajado de manera importante, no se ven señales de que los miembros de la Junta de Gobierno del banco central vayan a bajar las tasas pronto, lo que da elementos adicionales de fortaleza al peso mexicano.

El INEGI recién informó que en julio de 2023, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) aumentó 0.48% respecto al mes anterior y con este resultado, la inflación general anual se ubicó en 4.79%, nivel muy por debajo del 8.15% anual observado en julio de 2022 y también por debajo de la inflación anual de 5.06% observada en junio, por lo que en julio de este año se alcanzó la inflación más baja desde marzo de 2021.

La inflación subyacente de julio de 2023 se ubicó en 6.64% anual, mientras que la inflación no subyacente fue de -0.67% a tasa anual. Hay que recordar que la meta inflacionaria del banco central es de 3.0% anual con un margen de un punto porcentual.

El nivel de la inflación subyacente es lo que provoca que el Banxico sea renuente a considerar a disminuir su tasa de interés objetivo, a pesar del daño que se le causa a los exportadores y a la planta manufacturera en general, por el abaratamiento de los bienes importados (para los importadores).

De acuerdo con el Comunicado de Prensa emitido el 10 de agosto, en el que se informa la más reciente decisión de política monetaria por parte del Banco de México, se menciona que  la Junta de Gobierno del Banco de México decidió mantener el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 11.25%. Se reconoce que desde la última reunión de política monetaria, las inflaciones general y subyacente anuales siguieron descendiendo. Sin embargo, ambas se mantuvieron elevadas al situarse en julio en 4.79% y 6.64%, respectivamente. El componente no subyacente continuó en niveles históricamente bajos, al ubicarse en el mismo periodo en un nivel atípico de -0.67%. Para 2023, las expectativas de inflación disminuyeron. Las de mayor plazo se mantuvieron relativamente estables en niveles por encima de la meta.

El Banxico ve como riesgos al alza en la tasa de inflación a los siguientes posibles eventos: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) depreciación cambiaria ante eventos de volatilidad financiera internacional; iii) mayores presiones de costos; y iv) presiones en los precios de energéticos o agropecuarios. Por su parte, ve como riesgos a la baja a los siguientes posibles eventos: i) una desaceleración de la economía global mayor a la anticipada; ii) un menor traspaso de algunas presiones de costos; iii) que la apreciación del tipo de cambio contribuya más de lo anticipado a mitigar ciertas presiones sobre la inflación; y iv) un efecto mayor al previsto de las medidas del Gobierno Federal ante la carestía. Y dentro de todo este universo de posibilidades de cosas que pueden pasar, el banco central considera que son mayores los riesgos de un rebote inflacionario (riesgos al alza) que los riesgos de que la inflación baje de manera más acelerada de lo que se espera (riesgos a la baja).

Sede del Banco de México

Desde este espacio hemos señalado que buena parte de la naturaleza de la inflación en México es de origen externo, pero el Banxico sigue apretando la política monetaria como si eso fuera incidir en los precios mundiales de los alimentos, en los precios de los commodities, en la inflación de nuestros principales socios comerciales, entre otros factores que siguen presionando la inflación mundial y contaminando a la de México.  

Para terminar, quisiera compartir un par de comentarios que he recibido por parte de fabricantes nacionales y que sin duda transmiten la creciente problemática por el peso sobrevaluado:

  1. Creo que es tiempo de recordarles (al Banxico) que el tener una tasa (de interés) tan alta provoca una sobrevaluación del peso , que nos quita competitividad para exportar, y provoca un incremento deficitario en lugar de tener un incremento en el superávit, además las altas tasas (de interés) sangran le economía, por lo que deberíamos presionar a que las tasas bajarán, sabiendo que serían 3 efectos favorables: el tipo de cambio sería más adecuado para que el país aumente su superávit (comercial), la economía dejaría de sangrarse (por altos costos financieros), y quizá el más importante, se podría aprovechar más de la capacidad instalada del país, evitando con eso despidos masivos y mayor pobreza que conlleva e inseguridad al perder la gente su empleo .
  2. Interesante este artículo que salió el día de ayer en el periódico Reforma. Esto es una realidad que estamos viviendo y que debiera de haber un consenso entre la industria de la proveeduría y la industria zapatera, ya que la mayor parte de los insumos para la proveeduría bajaron de costo por el tipo de cambio, pero esto no ha sido reflejado en los precios de los materiales de la proveeduría de la industria zapatera. Los incrementos en materiales diversos, como forros, plantillas, suelas, etc. sufrieron importantes incrementos en el 2021 y 2022.  Con esta baja en el costo del USD, estos precios debieran de tener un decremento que permita que sigamos siendo competitivos a nivel nacional e internacional. La baja del dólar no se traduce en disminuciones de precios ni de proveeduría, ni de los bienes de consumo final, solo eleva las utilidades de los importadores.

A manera de conclusión podemos decir que es evidente que el país sufre una desaceleración manufacturera importante y que esta se debe principalmente a la fortaleza del peso frente al dólar. El Banxico sigue trabajando en función de su mandato constitucional de preservar el poder adquisitivo de la moneda, sin consideraciones respecto del daño que se le causa a los diferentes sectores productivos, en especial al manufacturero. Mientras tanto, los importadores y comercializadores de productos importados viven en el mejor de los mundos porque compran sus productos más baratos y los siguen vendiendo al mismo precio de antes, perjudicando a fabricantes nacionales y consumidores.

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

El tipo de cambio y los problemas para la industria nacional

México atraviesa un momento complicado por la fortaleza del peso frente al dólar. Son varios los sectores productivos y componentes de la demanda agregada que comienzan a resentir los costos de un dólar barato. Históricamente la evolución del tipo de cambio era uno de los indicadores del éxito o fracaso económico de una administración federal y el éxito de un presidente se media en términos de unas cuantas variables, entre ellas el qué tanto se había depreciado el peso durante un sexenio. Es por ello que ahora los simpatizantes de López Obrador presumen el tener un dólar en niveles cercanos a los 17 pesos y lo atribuyen al “buen” trabajo del Gobierno de México; pero no quieren darse cuenta de los problemas que se están ocasionando.

Son muchos los factores que provocan que el tipo de cambio se encuentre coyunturalmente en nivel de 17.14 pesos por dólar, y la mayoría no tienen que ver con lo que hace el gobierno federal. No los abordaré en esta entrega, ya que han sido ampliamente explicados por parte de otros analistas, pero ante todo lo que se comenta respecto al tipo de cambio, en esta entrega si quiero analizar otros puntos relacionados con el tema cambiario y vamos a comenzar con la cuestión de la inflación:

El pasado 7 de julio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que en junio la inflación general de precios al consumidor disminuyó a 5.06%, el nivel más bajo desde marzo de 2021. Esta es una buena noticia porque implica que la inflación en México ya sólo está 1.06 puntos porcentuales arriba del límite máximo de la meta inflacionaria del Banco de México de una inflación de 3% con un margen de variabilidad de más/menos 1 punto porcentual.

Es verdad que la cifra de inflación de junio debe tomarse con cautela ya que el número agregado esconde varios detalles. Por un lado, vemos que el componente de inflación subyacente sigue muy alto y fue de 6.89%, lo que es producto de una inflación anual de 8.26% en las mercancías y de 5.25% en los servicios. Dentro de las mercancías, destaca que el alza de precios en alimentos, bebidas y tabaco fue de 10.49%, es decir, todavía aumenta a tasa de doble dígito. Por otra parte, el componente de inflación no subyacente registró una deflación de -0.36%, lo que es producto de alza anual de precios de 2.89% en los productos agropecuarios, una caída en los precios de energéticos de -6.95% y un alza en las tarifas autorizadas por el gobierno de 6.26%.

Los datos muestran que buena parte del freno inflacionario se debe a que a nivel mundial han bajado las presiones en los precios de los productos agropecuarios y porque el gobierno federal ha hecho una labor para contener los precios de los energéticos. Subsiste un problema inflacionario con las mercancías y en especial con los alimentos procesados.

Lo que sucede con la inflación es muy importante porque más allá de incidir directamente en el poder adquisitivo real de las personas, determinará el rumbo de la política monetaria en México, lo que a su vez incide directamente en el tipo de cambio. En la medida en que la inflación es menor, aumenta la flexibilidad que puede asumir el banco central para comenzar con el ciclo de disminuciones en su tasa de interés objetivo.  Pero con la inflación subyacente todavía tan elevada, es prácticamente imposible que el Banco de México considere que su lucha contra la inflación ha concluido con éxito.

¿Qué tan probable es que la inflación general de precios al consumidor siga disminuyendo? De acuerdo con los analistas que participaron en la Encuesta Citibanamex de Expectativas más reciente, esperan que la inflación anual este año sea de 4.91%, cifra por debajo del 4.79% esperado hace dos semanas. El rango de pronósticos para la inflación en 2023 va desde un 4.20% hasta el 5.65%. Sin embargo, bajo el escenario base vemos que la expectativa es que la inflación general seguirá disminuyendo en los siguientes seis meses, aunque no se alcanzará todavía la meta del banco central.

¿Hay riesgos de que se complique la lucha contra la inflación? Desde luego que los hay. De hecho los analistas de Moody’s Local han advertido que la economía mexicana está creciendo por encima de su potencial, con un exceso de demanda interna impulsada por las transferencias gubernamentales (ayudas sociales) y las remesas, lo cual podría obstaculizar el que la inflación se reduzca al objetivo de 3 por ciento a finales del 2024.

En este sentido, podemos mencionar que Moody´s tiene razón (parcialmente) ya que, de acuerdo con cifras de INEGI, el Indicador de Consumo Privado en el Mercado Interior creció un sólido 6.5% en términos reales en 2022 y en el acumulado de los primeros cuatro meses de 2023 presenta un incremento real anual de 4.2%.

Sin embargo, como puede verse en la tabla, el gran problema de este consumo es que favorece más a las importaciones que a los productos hechos en México. El consumo nacional creció 5.6% en 2022, mientras que el de bienes importados subió 13.5%. En el acumulado de los primeros cuatro meses de 2022, vemos que el consumo nacional creció 3.1% real, mientras que el de bienes importados aumentó 12.0%.  Esto implica que el fuerte consumo en México efectivamente puede ser una fuente de presión inflacionaria, pero no lo es tanto cuando nos damos cuenta de que se privilegian los bienes importados.

Y ahora, volviendo al tema del tipo de cambio, pues es obvio que con un dólar tan barato la situación de crecimiento de importaciones empeorará y veremos como de consumo de bienes importados consolida mayores tasas de crecimiento, mientras que el consumo de bienes y servicios nacionales se deteriora en perjuicio de la producción empleo nacionales.

En este sentido, reitero que a pesar de que la inflación subyacente sigue elevada, ya somos varios los que hemos externado que la fortaleza del peso mexicano frente al dólar comienza a causar diversos daños a la economía real del país, y que dado lo anterior, el Banco de México debería analizar la posibilidad de recortar marginalmente su tasa de interés objetivo desde el nivel actual de 11.25% a 11.00%. No creo que por un cuarto de punto porcentual se eche a perder el esfuerzo por controlar la inflación, pero creo que si sería un factor que le restaría fortaleza al peso en favor de la planta productiva nacional.

Se ha comentado sobradamente que un peso tan fuerte, en niveles cercanos a 17 pesos por dólar, genera los siguientes problemas:

1. Encarecimiento del precio de nuestras exportaciones en dólares, lo que las vuelve menos competitivas, desacelera su crecimiento y genera menores ganancias a empresas exportadoras.

2. Abaratamiento de las importaciones, lo que desplaza a productores nacionales. Aunque cabe señalar que esto no necesariamente se traduce en precios más bajos para los consumidores finales. Es práctica común que con un dólar barato los importadores simplemente compran el producto extranjero a menor precio en pesos, pero lo siguen vendiendo al mismo precio final en el mercado nacional, con lo que aumentan su margen de utilidad. Otra práctica común es que la empresa que tiene proveeduría nacional y extranjera, simplemente utiliza el argumento de un tipo de cambio más bajo para hacer que sus proveedores nacionales le bajen los precios con la amenaza de que les dejará de comprar. Pero esto tampoco se traduce en precios más bajos para los consumidores.

3. Un aumento en el costo de vacacionar en México para los turistas extranjeros, lo que se traduce en un menor crecimiento del turismo internacional, o de plano una caída en el número de visitantes.  Un dólar barato también provoca que cierto turismo nacional decida mejor vacacionar en el extranjero.

4. Las familias que reciben remesas reciben menos pesos por los dólares que les mandan del extranjero. Esto sin duda incide negativamente en la capacidad de consumo de varias familias, muchas de ellas de bajos ingresos.

5. La inversión extranjera directa que llega a México se hace más cara para el inversionista internacional.  Imagine que construir una planta industrial cuesta 1,000 millones de pesos, pues al tipo de cambio de 20 pesos por dólar, pues es una planta de 50 millones de dólares, pero al tipo de cambio de 17 pesos por dólar, ya se hizo una planta de casi 59 millones de dólares.

El argumento que el Banco de México ha dado desde que tenemos el régimen de tipo de cambio de “libre flotación” es que ellos no intervienen en la paridad y que la que vemos es la que se determina libremente por las fuerzas de la oferta y la demanda. Esto no es más que un intento de engaño, ya que sabemos bien que no existe tal cosa como “libre flotación” y que en el mejor de los casos deberíamos llamarla “flotación sucia” ya que el nivel de tipo de cambio depende de manera importante del diferencial de tasas de interés con respecto a Estados Unidos.

Al escribir estas líneas un Cete a 28 días paga una tasa anual de 11.30%, mientras que un bono del Tesoro de Estados Unidos paga 5.32%. Es evidente que un diferencial de prácticamente 6 puntos porcentuales en la tasa de interés entre ambas naciones genera un gran incentivo para que sigan llegando más dólares a nuestro país.

En ese sentido y dado el enorme diferencial de tasas de interés, insisto en que el Banco de México debería analizar la conveniencia de reducir marginalmente su tasa de interés objetivo, aunque sé que eso no sucederá por dos razones principales:

1. El tipo de cambio barato, si bien no baja los precios en muchas industrias, si disminuye las presiones para que los precios sigan aumentando, y por eso la inflación ya está en 5.06%.

2.  A diferencia de otros bancos centrales que tienen un doble o triple mandato, en el caso de México su mandato se basa únicamente en preservar el poder adquisitivo de la moneda. Es decir, en México el banco central no está obligado a impulsar el crecimiento económico y del empleo, por lo que todos los impactos negativos en la planta productiva los tienen sin cuidado.

A manera de conclusión podemos decir que la planta productiva nacional seguirá enfrentando los problemas causados por un dólar tan barato, pero la buena noticia es que dólar no se mantendrá en el nivel actual para siempre. La expectativa es que el dólar comenzará a subir de precio conforme avanza el año por dos factores principales: a. Las campañas presidenciales en México y Estados Unidos meterán ruido en la relación y podemos esperar que los candidatos estadounidenses dirán cosas malas con relación a nuestro país (como sucedió con Donald Trump hace ocho años) y b. Eventualmente el Banco de México comenzará con el ciclo de disminución de tasas de interés. Dado lo anterior, las empresas deben ajustarse y encontrar maneras para compensar sus pérdidas cambiarias, no será sencillo, pero no es probable que en el corto plazo regresemos a un dólar de 19 pesos, pero para el mediano y largo plazos, sin duda.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

El mercado laboral es el principal motor de crecimiento económico

Una buena noticia para la economía mexicana es que el mercado interno está en una clara etapa de expansión por la creación de empleos por parte del sector privado, tanto formal como informal, y porque ha mejorado el promedio de niveles de ingreso de la población ocupada. El INEGI publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOEN) con los datos del primer trimestre de 2023 y si bien también hay puntos preocupantes, en general se puede ver que se ha fortalecido el mercado interno.

Tenemos que al primer trimestre de 2023 la población ocupada total en México se ubicó en 58.492 millones de personas, la cantidad más alta de la historia. Implica 2.413 millones más que en el mismo trimestre de 2022 o una tasa anual de crecimiento de 4.3%. De manera paralela, la población desocupada en el primer trimestre de 2023 se ubicó en 1.597 millones, lo que implica 409 mil personas menos que un año antes o una disminución en el número de desocupados de -20.4%. La mejora en el mercado laboral también se puede ver porque de los 58.492 millones de ocupados en el arranque de 2023, un total de 4.255 millones están en condiciones de subocupación, cifra 766 mil personas menos que en el primer trimestre de 2022. Sin embargo, se debe mencionar que el número de subocupados del primer trimestre de 2023 se encuentra muy por encima del nivel del primer trimestre de 2019, cuando sumaban 3.608 millones de personas.

Entre los aspectos negativo del mercado laboral está el hecho de que la tasa de informalidad laboral 1 (TIL1) no se ha logrado abatir y vemos que ésta pasó de 56.7% de la población ocupada en el primer trimestre de 2019 al 55.2% en el mismo trimestre de 2022 y a 55.1% en los primeros tres meses de 2023. Esta escasa disminución en la TIL1 provoca que en términos absolutos ahora haya más gente trabajando en condiciones de informalidad. Los datos nos indican que la población ocupada en esta situación creció de 30.469 millones en el primer trimestre de 2019 a 30.976 millones en el primer trimestre de 2022 a 32.208 millones en el mismo trimestre de 2023.

De esta manera vemos que en el último año la población en condiciones de informalidad aumentó en 1.231 millones, lo que implica que, de los 2.003 millones de puestos de trabajo generados en el último año, aproximadamente el 61.5% fueron en la informalidad. Esto se puede constatar también al ver que de acuerdo con los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el número de trabajadores registrados creció apenas 790.4 miles entre marzo de 2022 y el mismo mes de 2023.     

Ahora, en cuanto a la evolución de los ingresos promedio de la población ocupada, tenemos que de acuerdo con el INEGI, de los 58.492 millones de personas laborando en el primer trimestre de 2023, el 5.0% no recibía ingresos, el 35.9% ganaba hasta 1 salario mínimo al día (SM), el 33.8% entre 1 SM y 2 SM, el 8.6% ganaba entre 2 SM y 3 SM, apenas el 3.3% percibe entre 3 SM y 5 SM al día y sólo el 1.1% gana más de 5 S.M. al día. El 12.3% de la población ocupada no especificaron su nivel de ingresos. Las cifras son preocupantes, porque si tomamos en cuenta que el salario mínimo en 2023 es de 207.44 pesos diarios, pues solamente el 4.4% de la población ocupada en México (unos 2.62 millones de personas) gana más de 622 pesos al día o el equivalente a 18,918 pesos al mes.  

Otro punto a destacar es que derivado de que el salario mínimo general pasó de 172.87 pesos en 2022 a 207.44 pesos en 2023, la población ocupada en los estratos de mayor nivel de ingreso disminuyó. Vemos que entre el primer trimestre de 2022 y el mismo trimestre de 2023, la población ocupada que gana entre 2 SM y 3 SM disminuyó en 730 mil (caída de -12.7%), la que gana entre 3 S y 5 SM bajó en 352 mil personas (-15.3%), mientras que la población ocupada con ingresos superiores a los 5 SM disminuyó en 163 mil, equivalente a una baja de -19.8 por ciento. De igual forma, preocupa que la cantidad de personas que no recibe ingresos por su trabajo aumentó n 24.8 miles de personas en el último año.

¿Qué implica todo lo hasta ahora expuesto en términos de los ingresos promedio de la población ocupada? En GAEAP hicimos un ejercicio para calcular la evolución de los ingresos promedio y vemos que los ingresos promedio de la población ocupada pasaron de 1.94 SM en el primer trimestre de 2019 a 1.46 SM en el mismo trimestre de 2022 a 1.31 SM en el mismo trimestre de 2023. Dado que el salario mínimo general pasó de 102.68 pesos en 2019 a 172.87 pesos en 2022 a 207.44 pesos en 2023, es que en términos nominales los ingresos promedio de la población ocupada en México pasaron de 199.43 pesos en el primer trimestre de 2019 a 251.89 pesos en el mismo trimestre de 2022 a 272.63 pesos en el primer trimestre de 2023. Esto implica que en términos nominales los ingresos promedio de la población ocupada en México crecieron 8.2% en el último año.  

Sin embargo, debido a que la inflación de precios al consumidor fue de 7.5% entre el primer trimestre de 2022 y el mismo trimestre de 2023, vemos que el crecimiento real de los ingresos promedio de la población ocupada solo crecieron en 0.7 por ciento.

Sin embargo, no obstante, lo anterior, el mercado interno se ha visto muy fortalecido porque ahora hay mucho más gente trabajando. Como se mencionó previamente, en el último año la población ocupada aumentó en 2.413 millones de personas, equivalente a un alza de 4.3%. Esto provoca que la base salarial nominal diaria haya crecido en 12.9% entre el primer trimestre de 2022 y el mismo trimestre de 2023. Considerando la inflación del periodo, pues igual son muy buenas noticias porque en términos reales la base salarial creció 5.1% en el último año, lo que provoca que el mercado interno ahora sea la principal fuente de crecimiento económico.

Desde luego que esta mayor base salarial en términos nominales y reales ha beneficiado enormemente al comercio y a los servicios, que han visto buenas tasas de crecimiento. En la entrega de la semana pasada mencionaba que el PIB de las actividades terciarias creció 4.3% a tasa anual en el primer trimestre de 2023 y que de hecho el nivel de PIB de esta actividad ya se encuentra en un nivel 1.7% por arriba del nivel prepandemia de 2019.

Una actividad que se ha visto menos favorecida por la recuperación del mercado interno son las manufacturas, y esto se debe a que las cifras oficiales muestran que ha crecido mucho más el consumo de bienes nacionales que de bienes importados. De acuerdo con el INEGI, en el primer bimestre de 2023, el indicador mensual del consumo privado en el mercado interior creció 5.5% a tasa anual. Sin embargo, no se capitaliza todo este dinamismo para la industria manufacturera ya que el consumo de bienes nacionales sólo aumentó 1.9%, mientras que el de bienes importados subió 15.4 por ciento.

Aunado a lo anterior, hay un problema adicional para muchas industrias manufactureras, ya que subsisten enormes problemas de contrabando técnico y bronco, así como de subvaluación de mercancías, por parte de importadores ilegales. El problema de ilegalidad es un enorme lastre para la economía mexicana y la autoridad hace poco para si quiera empezar a resolver el problema.

A manera de conclusión podemos decir que el mercado interno mexicano se encuentra en una clara fase de expansión, aunque desafortunadamente la mayoría de las personas sigue en una condición de informalidad, a pesar de que existen miles de vacantes en la economía formal. La recuperación del mercado interno es muy positiva porque nos hace menos dependientes de lo que suceda con la economía de Estados Unidos. El crecimiento del mercado interno ha sido un gran impulsor de las actividades terciarias en México, pero desafortunadamente, no ha servido tanto para el crecimiento de las manufacturas por la preferencia a consumir bienes importados sobre los nacionales y por los enormes y crecientes problemas de ilegalidad en las aduanas mexicanas.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com   

En Twitter: @alejandrogomezt

Termina el reinado del G7 y comienza el de los BRICS

El Occidente tiene graves problemas económicos y financieros. Desde este espacio hemos dado cuenta de las consecuencias para los Estados Unidos de años de vivir con déficits fiscales crónicos, financiados con una constante y creciente expansión monetaria, lo que los lleva a tener un sistema basado en la deuda (pública y privada) como la principal palanca para hacer crecer su Producto Interno Bruto (PIB). Esa estrategia de crecimiento basado en la deuda, y la correspondiente expansión monetaria, les ha pasado factura en la forma de inflación. Para muchos parece increíble escuchar que la tasa de inflación acumulada en Estados Unidos de 1971 (año en que el presidente Nixon abandonó el patrón oro) a la fecha es de 642.8%, lo que significa que lo que hace 52 años costaba en promedio $1 USD ahora cuesta $7.43 dólares.  

Ahora en día Estados Unidos y algunas naciones europeas atraviesan por algo que aún no podemos llamar “crisis financiera”, pero es algo que preocupa bastante y no sabemos cómo va a terminar. Y aunque salga la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, a decir que todo esta bien, pues los indicadores del del Banco de la Reserva Federal (FED) dicen otra cosa. Si todo está bien, entonces ¿por qué los bancos estadounidenses están tomando prestados miles de millones a tasas punitivas en la ventanilla de descuento y de hecho en un monto mayor que en la crisis de 2008/9?

Los colapsos financieros como las revoluciones son imposibles hasta que son inevitables. Por lo general, suceden en etapas. Desde que los bancos centrales comenzaron a aumentar las tasas de interés en respuesta al aumento de la inflación, los mercados financieros han estado bajo presión.

En 2022, se produjo el colapso de las criptomonedas, con aproximadamente 2 billones de dólares en pérdidas. El índice S&P500 cayó alrededor de un 20% y las empresas tecnológicas más grandes de EE.UU., que incluyen a Apple, Microsoft, Alphabet y Amazon, perdieron alrededor de 4.6 billones de dólares en valor de mercado. El 30% de los países considerados como mercados emergentes y el 60% de las naciones de bajos ingresos enfrentan una crisis de deuda. Los problemas ahora han llegado al sistema financiero, con bancos estadounidenses, europeos y japoneses perdiendo alrededor de 460 mil millones de dólares en valor de mercado tan solo en marzo de 2023.

Si bien es demasiado pronto para decir si una crisis financiera en toda regla es inminente, la trayectoria de la situación no es prometedora.

Esta debilidad de Occidente ha hecho brillar a otras regiones del mundo. De hecho en un artículo de Scott Ritter publicado en ConsortiumNews.com, y titulado “G7 vs BRICS – A las carrera” se menciona como es que el grupo de países conocidos como BRICS ya han superado al grupo del G7 en términos de PIB ajustado por poder de compra, lo que los hace más influyentes en el ámbito global.

El artículo comienza señalando que un economista que investiga bajo la superficie de un informe del FMI ha encontrado algo que debería conmocionar al bloque occidental en su falsa confianza de sentirse insuperables en su influencia económica global.

El verano pasado, el Grupo de los 7 (G7), un autoproclamado foro de naciones que se ven a sí mismas como las economías más influyentes del mundo, se reunió en Schloss Elmau, cerca de Garmisch-Partenkirchen, Alemania, para celebrar su reunión anual. Su enfoque fue castigar a Rusia a través de sanciones económicas adicionales, darle más armas a Ucrania y hacer todo lo posible para contener la expansión e influencia de China.

Al mismo tiempo, China acogió, a través de videoconferencia, una reunión del foro económico BRICS. Compuesta por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, esta colección de naciones relegadas al estado de las llamadas economías en desarrollo, se centró en fortalecer los lazos económicos, el desarrollo económico internacional y cómo abordar lo que colectivamente consideraron políticas contraproducentes del G7.

A principios de 2020, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, había predicho que, según los cálculos con base en la paridad del poder adquisitivo (PPA), proyectados por el Fondo Monetario Internacional, los BRICS superarían al G7 en algún momento de ese año en términos de porcentaje del PIB total mundial (el producto interno bruto de una nación a la paridad del poder adquisitivo, o PPA, implica la suma del valor de todos los bienes y servicios producidos en el país valorados a los precios que prevalecen en los Estados Unidos y es un reflejo más preciso de la fuerza económica comparativa que el simple PIB).

Pero luego llegó el golpe de la pandemia y el reinicio económico mundial que siguió, hicieron que las proyecciones del FMI fueran discutibles. El mundo se enfocó singularmente en recuperarse de la pandemia y, posteriormente en manejar las consecuencias de las sanciones masivas a Rusia por parte de Occidente luego de la invasión a Ucrania por parte de esa nación en febrero de 2022.

El G7 no prestó atención al desafío económico de los BRICS y, en cambio, se centró en consolidar su defensa del “orden internacional basado en reglas” que se había convertido en el mantra de la administración del presidente estadounidense Joe Biden.

Cálculo erróneo

Desde la invasión rusa a Ucrania, una división ideológica que se ha apoderado del mundo, con un lado (liderado por el G7) condenando la invasión y tratando de castigar económicamente a Rusia, y el otro (liderado por los BRICS) adoptando una postura más matizada sin apoyar abiertamente la acción rusa ni sumarse a las sanciones. Esto ha creado un vacío intelectual a la hora de evaluar la verdadera situación de los asuntos económicos mundiales.

Ahora se acepta ampliamente que EE.UU. y sus socios del G7 calcularon mal tanto el impacto que tendrían las sanciones en la economía rusa, como el retroceso que golpearía a Occidente. Angus King, el senador independiente de Maine, observó recientemente que recuerda “cuando esto comenzó hace un año, todo el mundo hablaba de que las sanciones iban a paralizar a Rusia. Van a estar fuera del negocio y los disturbios en la calle no han funcionado en absoluto… ¿fueron las sanciones equivocadas? ¿No se aplicaron bien? ¿Subestimamos la capacidad rusa para eludirlos? ¿Por qué el régimen de sanciones no ha jugado un papel más importante en este conflicto?”

Cabe señalar que el FMI calculó que la economía rusa, como consecuencia de estas sanciones, se contraería al menos un 8%. El número real fue del 2% y se espera que la economía rusa, a pesar de las sanciones, crezca en 2023 y más allá. El FMI estimó recientemente que Rusia evitará una recesión en 2023 y crecerá un 0.3 % después de contraerse un 2.2% en 2022. Eso equivale a un cuasi estancamiento, pero  pesar de las sanciones son datos muy positivos.

Este tipo de error de cálculo ha permeado el pensamiento occidental sobre la economía global y los roles respectivos que desempeñan el G7 y los BRICS. En octubre de 2022, el FMI publicó su Perspectiva económica mundial (WEO) anual, con un enfoque en los cálculos tradicionales del PIB. En consecuencia, los principales analistas económicos se consolaron con que, a pesar del desafío político presentado por los BRICS en el verano de 2022, el FMI estaba calculando que el G7 aún se mantenía fuerte como el principal bloque económico mundial.

En enero de 2023, el FMI publicó una actualización del informe del WEO de octubre de 2022, lo que reforzó la sólida posición del G7. Según Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, “el balance de riesgos para las perspectivas sigue inclinado a la baja, pero está menos sesgado hacia resultados adversos que en la edición de octubre de WEO”.

Este indicio positivo impidió que los principales analistas económicos occidentales profundizaran en los datos contenidos en la actualización. Pero el analista económico Richard Días. de Acorn Macro Consulting, una autodenominada “firma de investigación macroeconómica boutique que emplea un enfoque de arriba hacia abajo para el análisis de la economía global y los mercados financieros”, en lugar de aceptar la perspectiva optimista del FMI como un evangelio, hizo lo que se supone que deben hacer los analistas: analizar los datos y extraer conclusiones relevantes.

Después de revisar la base de datos de Perspectivas de la economía mundial del FMI, Dias realizó un análisis comparativo del porcentaje del PIB mundial ajustado por PPA entre el G7 y los BRICS, e hizo un descubrimiento sorprendente: los BRICS habían superado al G7.

Esto no fue una proyección, sino más bien una declaración de un hecho consumado:

Los BRICS contribuyeron con el 31.5% del PIB global ajustado por PPA, mientras que el G7 proporcionó el 30.7 por ciento.

Para empeorar las cosas para el G7, las tendencias proyectadas mostraron que la brecha entre los dos bloques económicos solo se ampliaría en el futuro.

Las razones de esta acumulación acelerada de influencia económica mundial por parte de los BRICS se pueden vincular a tres factores principales:

1. Consecuencias residuales de la pandemia de Covid-19,

2. Impacto negativo de las sanciones a Rusia por parte de las naciones del G7 después de la invasión rusa a Ucrania y un resentimiento creciente entre las economías en desarrollo del mundo a las políticas económicas del G7, y

3. Prioridades que se perciben como arraigadas más en la arrogancia poscolonial que en un deseo genuino de ayudar a las naciones a desarrollar su propio potencial económico.

Disparidades de crecimiento

Es cierto que la influencia económica de los BRICS y el G7 está fuertemente determinada por las economías de China y EE.UU., respectivamente. Pero uno no puede descartar las trayectorias económicas relativas de los otros estados miembros de estos grupos económicos. Si bien las perspectivas económicas para la mayoría de los países BRICS apuntan a un fuerte crecimiento en los próximos años, las naciones del G7, en gran parte debido a la herida autoinfligida en la forma de las sanciones a Rusia, están experimentando un crecimiento lento o, en el caso del Reino Unido, crecimiento negativo, con pocas perspectivas de revertir esta tendencia.

Además, mientras la membresía del G7 permanece estática, los BRICS está creciendo, con Argentina e Irán presentando solicitudes de ingreso, y otras grandes potencias económicas regionales, como Arabia Saudita, Turquía y Egipto, expresando su interés en unirse. Lo que hace que esta expansión potencial sea aún más explosiva es el reciente logro diplomático chino al normalizar las relaciones entre Irán y Arabia Saudita.

Las perspectivas decrecientes de que el dólar estadounidense continúe dominando el mundo, combinadas con el potencial económico de la unión económica transeuroasiática que promueven Rusia y China, colocan al G7 y los BRICS en trayectorias opuestas. Los BRICS deberían superar al G7 en términos de PIB real, y no solo de PPA, en los próximos años.

Finalmente, y como estocad final al G7, está el tema de que las naciones que conforman el bloque de los BRICS han mostrado una mayor cooperación y de hecho tienen la intención de cambiar el sistema financiero dominado por el dólar. Dentro de los BRICS, Rusia y China lideran las iniciativas de desdolarización para salvaguardar sus intereses derivados de su rivalidad geopolítica con EE.UU. y considerando el riesgo de futuras sanciones en su contra. India, Brasil y Sudáfrica han apoyado las declaraciones de BRICS sobre la alteración del sistema financiero global y la creación de más oportunidades para promover el uso de monedas locales para el comercio internacional. Todos los miembros de BRICS han tomado medidas para desdolarizar y mejorar su autonomía en el sistema financiero global.

Es posible pues que estemos presenciando un cambio de época geopolítica y que Occidente eventualmente será relegado. En todo esto, resulta evidente la ausencia de México en ambos grupos económicos. Ahora sólo somos un  espectador más que de hecho ni toma partido a favor de ninguno de los dos bandos, y prefiere coquetear con relaciones con naciones fallidas como Venezuela y Cuba.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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El regreso del super peso

Al momento de escribir estas líneas, el tipo de cambio se encuentra en un nivel de 17.97 pesos por dólar, su nivel más bajo desde el 26 de septiembre de 2017. En el comparativo del último año, no cabe duda de que el peso mexicano es una de las monedas más fuertes frente al dólar estadounidense, dentro del grupo de las diez monedas globales más intercambiadas. En el comparativo del promedio de los días que llevamos de marzo de 2023 respecto de marzo de 2022, tenemos que el dólar estadounidense está 1.83% más caro frente al dólar canadiense, está 6.33% más caro frente al euro, 22.62% más elevado frente al yen japonés, 9.83% más alto frente a la libra esterlina, 6.07% más barato respecto del franco suizo, 4.99% más caro frente al dólar australiano, 9.74% más caro respecto del dólar neozelandés, 15.29% más caro frente al won coreano y 5.90% más bajo respecto del peso mexicano. Queda claro pues, que en el último año, sólo el franco suizo y el peso mexicano se han apreciado frente al dólar estadounidense.

Si analizamos un periodo de tiempo más amplio, como del promedio de marzo de 2019 al promedio de marzo de 2023, vemos que sólo el peso mexicano se ha apreciado frente al dólar estadounidense, mismo que lo hizo en un 11.89%, tal y como se muestra en la siguiente tabla:

En teoría, el hecho de tener un super peso en este momento es una buena noticia para los consumidores mexicanos, quienes ahora podrán comprar productos importados más baratos. Claro, siempre y cuando los importadores trasladen un tipo de cambio más bajo a los precios de venta para el consumidor final, lo cual está supeditado a que haya la suficiente competencia en el mercado y consumidores informados, de lo contrario, la baja en el tipo de cambio que no se traduzca en disminución  de precios de productos importados, sólo servirá para ampliar los márgenes de utilidad de los importadores y comercializadores.

Donde si hay un impacto negativo innegable por tener un dólar por debajo de los 18 pesos, es en el sector exportador y en algunas ramas de la planta productiva nacional. Para los exportadores, sus precios de venta en dólares se han elevado, lo que merma su competitividad. Para ilustrar esto, pongamos un ejemplo sencillo. Si un par de zapatos costaba producirlos 400 pesos hace un año, eso significa que con un tipo de cambio de 20.545 pesos por dólar, su costo en dólares era de 19.47 dólares por par. Ahora, dada la inflación que hemos sufrido, el costo de producción en pesos es de 440 pesos por par, y a un tipo de cambio de 18.10 pesos por dólar, entonces el costo en dólares se ha elevado a 24.31 dólares por par. Es decir, por el efecto de la inflación interna y un menor tipo de cambio, el costo en dólares subió 24.84% en el último año, lo que sin duda es un duro golpe a la competitividad exportadora.

Es verdad que la baja del tipo de cambio puede ayudar a algunos fabricantes con la importación de ciertos insumos o bienes intermedios más baratos , aunque volvemos a lo mismo, es posible que los fabricantes de insumos nacionales se vean desplazados por fabricantes extranjeros.

Para el que fabrica bienes finales puede haber una afectación importante en la medida en que las grandes cadenas comerciales utilizan esta baja como argumento para exigirle a los fabricantes nacionales que bajen sus precios o serán reemplazados por proveedores extranjeros. Un producto que en marzo de 2022 costaba 20 dólares, tenía un costo en pesos de 410.90 pesos, si asumimos una inflación del 8%, ese producto ahora cuesta 21.60 dólares, pero al tipo de cambio actual son solo 391.00 pesos, por lo que el producto importado se volvió 4.84% más barato en el último año, a pesar de la inflación  internacional. De esta manera, un comercializador que vende productos importados y hechos en México, podría decirle a su proveedor nacional, que pese a la inflación del año pasado en México, necesita que le baje el precio 5% o de lo contrario le dejará de comprar.

Desde luego que también hay una afectación  para el turismo internacional, ya que con un dólar barato o un peso caro, para el turista nacional que puede, se vuelve más atractivo viajar al exterior, mientras que para el turista extranjero, México se ha vuelto caro por lo que tal vez será mejor ir a Europa, donde su moneda se ha debilitado frente al dólar, como vimos al principio de esta entrega.

Entonces queda claro que un dólar barato no es una buena noticia en todos los sentidos como nos lo quieren hacer creer.

Ahora, la pregunta más importante que muchos se hacen es ¿por qué se ha dado el fortalecimiento del peso estos últimos meses? ¿Hubo algún cambio en los fundamentales de la economía mexicana que justifique tal apreciación? La respuesta es no. Lo que explica buena parte de la fortaleza del peso mexicano es la importante alza en las tasas de interés y un cambio en la percepción de riesgo hacía nuestro país que ha provocado que los capitales golondrinos y especulativos hayan decidido regresar a México.

Las cifras oficiales dan cuenta de que no se debe a que nuestra economía esté en una posición de gran solidez de crecimiento económico, ya que en el cuarto trimestre de 2022 apenas recuperamos el nivel de PIB prepandemia, y pues tampoco se debe a que tengamos un superávit de cuenta corriente en la balanza de pagos.

Como ya lo mencioné, el peso ha estado fuerte básicamente por lo elevadas que están las tasas de interés en nuestro país. Y es que de las economías más importantes del mundo, la de México es la que paga las mayores tasas de interés, siendo la tasa objetivo del Banco de México de 11.00%. En la actualidad la tasa de interés de la zona euro es de 2.5%, en Malasia de 2.75%, en Suecia de 3.00%, en Australia de 3.35%, en Corea del Sur de 3.5%, en China de 3.65%, en Reino Unido de 4.00%, en Canadá de 4.5%, en Estados Unidos de 4.63%, en Arabia Saudita de 5.25%, en Indonesia de 5.75%, en Filipinas de 6.00%. en India de 6.5%, en Polonia de 6.75%, en Rusia de 7.5%, en Perú de 7.75% y en Turquía de 8.5%.

Queda claro que México es una buena alternativa para invertir, en bonos gubernamentales de corto plazo, un Cete a 28 días paga más del doble de lo que paga un bono del Tesoro de Estados Unidos a plazo de un mes (11.05% vs 4.75%). ¿Cómo no van a fluir los capitales hacía México con estos super rendimientos que estamos pagando, cuando la inflación en México es de 7.8% y en Estados Unidos de 6.5%?  Y más aún suma a la fortaleza del peso la expectativa de que las tasas de interés se mantendrán elevadas por mucho más tiempo.

En este contexto, la tasa de interés implícita anualizada que calculamos en GAEAP para los Cetes a 28 días está en un nivel de 11.67% para dentro de 91 días, de 12.10% para dentro de 175 días y de 11.39% para dentro de 693 días.  Esto implica que el mercado anticipa que el rendimiento de los Cetes a plazo de 28 días estará 1.05 puntos porcentuales más alto dentro de 6 meses y disminuirá paulatinamente sólo 0.70 puntos porcentuales hasta llegar a 11.39% en febrero de 2025.   

Si usted fuera un inversionista internacional y dados estos valores de tasa de interés ¿a usted en qué país le gustaría invertir? Desde luego que México es una alternativa atractiva, ya que aún conserva su calificación de deuda soberana en la categoría de “grado de inversión”. En una entrega anterior había explicado que aunque usted tuviera temor a un evento catastrófico en México, cualquier riesgo de la inversión por motivo de la depreciación del peso se puede cubrir comprando coberturas cambiarias, por lo que nuestro país sigue representando una magnifica alternativa para los inversionistas internacionales (claro a costa de los bolsillos de los mexicanos como veremos a continuación).

Estas elevadas tasas de interés, si bien ayudan a que baje el tipo de cambio porque son el imán que atrae capitales golondrinos, son también en parte causa de la perspectiva de desaceleración económica del país ya que afectan la inversión productiva. La contracción del sector construcción, la caída en la venta de automóviles y la disminución en la adquisición de maquinaria y equipo por parte de empresas, en buena medida es ocasionada por las fuertes alzas en la tasa de interés por parte del Banco de México, organismo que llevó su tasa de interés objetivo de 4.0% en la pandemia hasta el actual 11.00%. Y de igual manera, el hecho de que ahora familias, empresas y gobiernos en México paguen mucho más por sus créditos, es producto de la lucha contra la inflación.

Aunado a lo anteriormente mencionado, también se deben mencionar como factores que suman a la fortaleza del peso, el record histórico de recepción de remesas, mismas que sumaron 58.497 miles de millones de dólares en 2022. Y también ayuda mucho el que se haya concretado la atracción de la inversión de la planta automotriz de Tesla, ya que se genera una percepción más clara de que el gobierno federal es amigable con la inversión extranjera y que es capaz de asumir compromisos con este tipo de empresas. Con la decisión anunciada por Elon Musk, es verdad que muchas empresas van a voltear hacia México y con ello se pueden capitalizar más inversiones en este momento de nearshoring.

Un último punto para destacar es el relacionado a cuál debería ser el nivel de tipo de cambio idóneo o que tanto más podría baja el dólar. En este sentido, en GAEAP hicimos un sencillo ejercicio para calcular el tipo de cambio teórico de acuerdo a los diferenciales de inflación acumulados entre México y Estados Unidos de 1997 a la fecha. El tipo de cambio teórico en enero de 2023 resultó ser de 17.0391 pesos por dólar.

Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de Pacific Exchange Rate Service, INEGI y Department of Labour Economics

Considero que las probabilidades de que veamos un dólar en ese precio son muy bajas, pero bueno, de alguna forma nos ilustra para saber que ese es el valor que “debería” tener un dólar.

A manera de conclusión podemos mencionar que un dólar tan barato seguro causará problemas para la industria nacional al dificultar las exportaciones y generar mayores importaciones, aunque habría que analizar caso por caso ya que no se descarta que haya industrias que podrían salir ganando de esta situación. Donde se ven las ganancias más claras es en el mercado de bienes de consumo que si podrían registrar una baja de precio siempre y cuando existan condiciones de competencia.

Sin embargo, debemos tener en claro que el regreso del super peso se debe principalmente a lo elevadas que están las tasa de interés en México, por lo que esta baja del tipo de cambio pudiera ser un episodio temporal en lo que se regulariza la política monetaria de la mayoría de países y regresamos a niveles de tasas más bajos. Finalmente, en los próximos meses en México estaremos adentrándonos más en temas políticos, veremos cual será el impacto que eso tiene en el tipo de cambio.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaedap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Lo que va a acabar con el mundo

En un nuevo artículo de Egon Von Greyerz, titulado “¿La guerra nuclear, el colapso de la deuda o el agotamiento de la energía acabarán con el mundo?”, publicado el sábado 18 de febrero en GoldSwitzerland.com, este controvertido autor hace un análisis de algunos grandes riesgos y retos para la humanidad en la actualidad. Con independencia de que podamos o no estar de acuerdo con su visión, me parece una lectura interesante e ilustrativa de lo que está sucediendo y que en ocasiones no nos enteramos por los medios de comunicación tradicionales.

El artículo de Von Greyerz, a quien ya he citado en entregas anteriores,  comienza señalando que hay tres palabras clave en el mundo en la actualidad: Guerra, Deuda y Energía. Hay una cuarta palabra que, de acuerdo con el autor, salvará financieramente a aquellos que entiendan su significado y también desempeñará un papel importante en el futuro sistema monetario mundial. Esa cuarta palabra es obviamente ORO. A medida que el mundo pasa de un frágil sistema occidental basado en la deuda o dinero fiat, hacía un sistema basado en productos básicos (commodities) y energía proveniente de Oriente y el Sur, el oro asumirá un papel estratégico en el nuevo  sistema monetario.

Egon von Greyerz

Guerra – Tercera Guerra Mundial

La guerra es una amenaza potencialmente catastrófica, ya que la mera existencia del mundo y de la humanidad se encuentra ahora en riesgo máximo. Las guerras son horribles, con independencia de quien las inicie. Desde el comienzo de la humanidad probablemente ha habido más de 100 mil guerras y conflictos importantes.

La mayoría de las guerras terminan con muertes y heridos importantes y un enorme costo humano y financiero. Y al final de la guerra, la situación es a menudo peor que cuando comenzó, como por ejemplo en Afganistán, Vietnam, Irak y Libia, países que Estados Unidos invadió sin provocación. Probablemente será lo mismo en el caso en Ucrania.

Von Greyerz menciona que siempre hay dos bandos en una guerra y que hace muchos años aprendió que antes de juzgar a alguien, debemos ponernos en sus zapatos. Así que primero nos pondremos en los zapatos de Vladimir Putin.

Todo Occidente odia a Rusia y la ha personalizado en Putin. Pocos se dan cuenta de que muchas de las personas que están detrás de Putin son de línea dura extrema y mucho más peligrosas. Históricamente, Ucrania (como muchos países europeos) ha tenido una existencia heterogénea. Desde finales de 1700 hasta 1991, Ucrania fue parte de Rusia/Unión Soviética con una breve interrupción después de la revolución bolchevique en 1917.

Después de la revolución de Maidan en Ucrania en 2014, el acuerdo de Minsk negociado por Alemania y Francia estipuló que partes de la región de Donbas deberían tener autogobierno. También debería haber un alto el fuego y la retirada de las armas pesadas por parte de los ucranianos. Von Greyerz menciona que el acuerdo de Minsk nunca se cumplió y Ucrania siguió matando a más de 20 mil rusos en la región y bombardeando el Donbas. A medida que el bombardeo se intensificó a principios de febrero de 2022 (supuestamente por insistencia de los EE.UU.), Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022.

Entonces, lo anterior es cómo Rusia y Putin ven la situación de Ucrania.

Ahora veamos la situación con los zapatos de Estados Unidos. Los neoconservadores estadounidenses están extremadamente preocupados por perder la hegemonía estadounidense. Desde la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. básicamente ha fracasado en todas las guerras en las que ha estado involucrado. Pero, en su opinión, si fracasan en el conflicto actual, ese será el fin del dominio de EE.UU. tanto política como financieramente.

Ucrania es claramente solo un peón en un juego mucho más grande entre los dos titanes: Estados Unidos y Rusia.

Pero las guerras siempre se tratan de CONSECUENCIAS. Está claro en este punto que Occidente tristemente está ignorando las posibles consecuencias de esta guerra mientras siguen enviando dinero y armas pero no pacificadores de la ONU. Estados Unidos no tiene ningún deseo de paz en este momento y Europa simplemente sigue ciegamente cualquier iniciativa de Estados Unidos sin pensar en las consecuencias que, tanto económica como militarmente, son mucho más graves para Europa.

Zelensky ha pedido tanques y los está consiguiendo. Ahora pide aviones que también están considerando los países de la OTAN. Todavía no hay tropas de la OTAN oficialmente en Ucrania, pero está claro que hay muchos soldados de la OTAN allí sin los uniformes oficiales. Un coronel austríaco confirma que si un soldado de la OTAN se quita el uniforme es un mercenario y así parece que la OTAN envía tropas a Ucrania extraoficialmente. También el grupo de Mozart dirigido por un coronel retirado del Cuerpo de Marines de los EE.UU. actúa en Ucrania como mercenario.

Entonces, lo que está claro es que no solo hay armas de la OTAN en Ucrania, sino también soldados. Esto, por definición, es lo más cercano a la Tercera Guerra Mundial que el mundo puede estar.

Parece muy poco probable que Rusia pierda esta guerra con su superioridad militar. Incluso con una importante ayuda adicional de la OTAN, es poco probable que Ucrania tenga una oportunidad.

Si la OTAN decide intensificar la guerra con tropas y equipos importantes, no solo Rusia responderá con fuerza, sino posiblemente también China y tal vez India y Corea.

Pero claramente solo hay perdedores en una guerra nuclear.

Si eso sucede, la mayor parte del mundo y la población desaparecerán y no tendremos que preocuparnos por los déficits y las deudas o las acciones y el oro.

Esperemos que los líderes mundiales y los que manejan sus hilos entren en razón.

Burbuja de deuda

Von Greyerz comienza este apartado mencionando que según el Génesis de la Biblia, Nimrod (nieto de Noé) construyó la Torre de Babel. El deseo de los babilonios era hacerlo “con su cúspide en los cielos”. Pero Dios los castigó por este hecho, detuvo la construcción y dispersó a la gente por todo el mundo. Antes de ese momento hablaban el mismo idioma, pero a partir de entonces todos hablaron idiomas diferentes, por lo que no podían entenderse entre sí.

Desde entonces, los banqueros centrales se han construido torres o estructuras que no han llegado del todo al cielo, pero tanto sus aspiraciones como el dinero que han impreso probablemente lo hayan hecho.

Lo que derribará estos edificios probablemente no será la ira de Dios, sino la ira de la gente al darse cuenta de que estos monumentos son una señal de la arrogancia de los banqueros basada en dinero falso. Y este dinero falso no solo ha construido edificios grandiosos como la torre del Banco de Pagos Internacionales (BIS) en Babel Basilea o el edificio Eccles que alberga la FED en Washington.

No, el dinero falso también ha generado una riqueza asombrosa para el porcentaje más alto de personas ricas y ha empobrecido al resto.

La Revolución Francesa a fines del siglo XVIII o la Revolución Rusa en 1917 fueron causadas por diferencias significativamente menores entre ricos y pobres que en la actualidad.

La pobreza y el hambre que muchas personas en el mundo ya están experimentando en los próximos años/décadas probablemente causen malestar social y revoluciones a gran escala. En el último trimestre, aumentaron los disturbios civiles en más de 100 países y más de 30 países están actualmente en guerra. Un colapso del sistema financiero que sea menos estable que un castillo de naipes obviamente exacerbará la situación y fácilmente podría causar grandes trastornos en muchas partes del mundo.

La burbuja de deuda global de 2.3 trillones de dólares

Un trillón  de dólares son mil billones, así de grande es el número. Von Greyerz ha señalado en muchos artículos que estas torres mencionadas anteriormente han sido fundamentales para crear una burbuja de deuda global de $300 billones de dólares más los contratos de instrumentos derivados y pasivos no financiados de alrededor de $2 trillones, la mayoría de los cuales se convertirán en deuda en la próxima década o menos.

Entonces, incluso si el mundo puede evitar una gran guerra nuclear, es probable que sufra repercusiones masivas de la calamidad financiera que se avecina.

Como dijo Ghandi:

“HAY SUFICIENCIA EN EL MUNDO PARA LAS NECESIDADES DEL HOMBRE PERO NO PARA SU CODICIA.”

Crear $2.3 trillones de dólares de pasivos globales no tiene nada que ver con la necesidad del hombre sino con la codicia de unos pocos a expensas de la humanidad.

Cuando la burbuja financiera nuclear estalle en los próximos años, veremos una implosión de los precios de los activos en términos reales en un 75-90%, como Von Greyerz lo ha señalado en muchos artículos. En su artículo “AL FINAL, EL $ SE VA A CERO Y LOS ESTADOS UNIDOS INCUMPLEN SU DEUDA”, explica que “no hay forma de evitar el colapso final de un auge provocado por la expansión del crédito”, como dijo von Mises.

Entonces, incluso si el mundo sobrevive a la amenaza de una guerra nuclear, el colapso del sistema financiero es absolutamente inevitable. La codicia y la adoración al becerro de oro que han practicado algunas partes del mundo en los últimos 50 años, no quedará impune.

Esta gran transformación que se avecina será como un evento nuclear financiero. Después de una transición difícil, el mundo no solo saldrá de ella con una base mucho más sólida, sino también basado en valores humanos mucho mejores que los actuales.

Petróleo – Energía

Von Greyerz menciona que a medida que el mundo pasa de un sistema monetario falso y basado en la deuda a uno mucho más sólido, basado en valores reales, especialmente energía y otros productos básicos, el equilibrio de poder cambiará continuamente de Occidente a Oriente y al Sur. Ha escrito sobre el declive de Occidente y el ascenso de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la Organización de Cooperación de Shanghái y la Unión Económica de Eurasia.

Es probable que el movimiento final a la baja del dólar implique un incumplimiento de los EE.UU. aunque su arrogancia les impedirá usar esa palabra. En cambio, se llamará reinicio, pero todo el mundo sabrá que este reinicio desordenado implicará que la moneda estadounidense haya perdido su valor.

Von Greyerz  agrega que el banco de la Reserva Federal obviamente inventará una nueva moneda digital que el resto del mundo no debería tocar. Nos recuerda que el dólar, como la mayoría de las monedas, producto de la inflación, ya ha perdido un 98% de su valor desde 1971. Pero la caída final del 2% representa una caída del 100% a partir de hoy.

A lo largo de la historia ha ocurrido la misma destrucción total con todas las monedas. Los gobiernos arrogantes y los banqueros centrales claramente merecen este castigo. Pero, lamentablemente, siempre son las personas que no lo merecen las que más sufrirán.

Energía

Otra gran crisis económica para el mundo es la contracción del sistema energético.

La economía mundial está impulsada por la energía. Sin suficiente energía, el nivel de vida disminuiría drásticamente. Actualmente los combustibles fósiles representan el 83% de la energía mundial. Es poco probable que la fuerte dependencia de los combustibles fósiles cambie en las próximas décadas.

La energía derivada de los combustibles fósiles ha disminuido en los últimos años. Esta tendencia se acelerará en los próximos 20 años o más a medida que disminuya la disponibilidad de combustibles fósiles y aumente el costo. El costo económico de producir energía se ha quintuplicado desde 1980.

Lo que muy poca gente se da cuenta es que la prosperidad del mundo no mejora con más deuda sino con más energía y más barata.

Pero lamentablemente, algunas proyecciones muestran que la producción de energía disminuirá durante al menos 20 años. Menos energía significa menor prosperidad para el mundo. Y recuerde que esto se suma a una importante disminución de la prosperidad debido a la implosión del sistema financiero y los valores de los activos.

La energía procedente de combustibles fósiles disminuirá un 18% entre 2021 y 2040. Pero aunque la eólica y solar aumentarán proporcionalmente, de ninguna manera compensará la caída de los combustibles fósiles. Para que la energía renovable compense la diferencia, tendría que aumentar en un 900% con una inversión superior a los 100 billones de dólares. Esto es muy poco probable ya que la producción de energía eólica y solar depende en gran medida de los combustibles fósiles.

Otro problema importante es que no existe un método eficiente para almacenar energía renovable.

Tomemos el ejemplo de obtener suficiente energía de las baterías. La fábrica de baterías más grande del mundo es la fábrica Tesla Giga. La producción total anual de esta fábrica produciría 3 minutos de la demanda anual de electricidad de EE.UU. Incluso con 1000 años de producción de baterías, las baterías de esta fábrica producirían solo 2 días de la demanda de electricidad de EE.UU.

Por lo tanto, lo más probable es que las baterías no sean una fuente viable de energía durante décadas, especialmente porque necesitan combustibles fósiles para ser producidas y cargadas.

La energía nuclear es la mejor opción disponible en la actualidad. Pero el tiempo y el costo de producir energía nuclear significa que no será una alternativa viable durante décadas. Además, muchos países han detenido la energía nuclear por razones políticas. Se espera que la energía nuclear y la hidroeléctrica solo aumentarán muy marginalmente en los próximos 20 años.

Por supuesto que el mundo quiere lograr una energía más limpia y eficiente. Pero hoy no tenemos los medios para producir esta energía en cantidad a partir de nada más que combustibles fósiles.

Por lo tanto, detener o reducir la producción de combustibles fósiles, que es el deseo de muchos políticos y activistas climáticos, seguramente exacerbará sustancialmente el declive de la economía mundial.

Von Greyerz  dice que podríamos obtener un aire más limpio, pero muchos tendrían que disfrutarlo en cuevas con poca comida u otras necesidades y comodidades que tenemos hoy.

Entonces, lo que está claro es que el mundo no está preparado ni siquiera para el mejor escenario energético que implica una gran disminución en el nivel de vida en los próximos 20 a 30 años por lo menos.

Oro

Las monedas digitales son el medio perfecto para controlar a las personas en un mundo totalitario. Le da al Gran Hermano poder total en relación con el dinero de la gente. Pueden ser gravados, multados o dirigidos por cualquier capricho del gobierno. Esto incluiría la imposición arbitraria o la confiscación.

Por lo tanto, las CBDC (Monedas Digitales del Banco Central por sus siglas en inglés) son un desastre total en relación con la libertad personal. Pero en muchos países los siervos ya han sido entrenados para esto. Tomemos como ejemplo a Suecia, donde el efectivo apenas existe y las tarjetas de crédito se utilizan para todos los gastos, incluso para comprar un periódico o una barra de pan. La mayoría de las tiendas ni siquiera aceptan efectivo.

Así, los plácidos suecos entregarían felizmente el control de su dinero al gobierno, totalmente ajenos a las consecuencias.

Como amante de la libertad, Von Greyerz  dice que odiaría vivir en tales circunstancias a pesar de que nació en Suecia.  Menciona que con la próxima caída del dólar y muchas otras monedas, así como el fin del petrodólar, es probable que el oro desempeñe un papel importante en el sistema monetario dominado por el Oriente y el Sur.

Con el gasto público fuera de control en la mayoría de los países, el oro es la única moneda en la que puede confiar tal como lo ha sido durante miles de años.

Es probable que los BRICS, con China, Rusia e India como principales países auríferos, hagan del oro una parte importante del futuro sistema monetario.

El oro no es para inversión o especulación.

El oro es seguro y preserva la riqueza.

El oro es ahorro y supervivencia financiera.

Es probable que 2023 sea el año del oro. Tanto fundamental como técnicamente, parece que el oro hará grandes movimientos alcistas este año. Cualquier corrección debe utilizarse para acumular.

Termina recomendando que sólo debemos comprar oro físico y guardarlo en una jurisdicción segura lejos de los gobiernos cleptocráticos.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

La ineficacia de la política monetaria en México

Derivado de costosos apretones monetarios traducidos en incrementos de tasas de interés, es que en la mayoría de los países parece que se está ganando la lucha contra la inflación. Los datos más recientes indican que el alza de precios está cediendo en naciones como Turquía, Holanda, Italia, Estados Unidos, Canadá, Indonesia, entre otras; aunque cabe señalar que las tasas de inflación anualizadas se mantienen elevadas en el promedio de la Zona Euro (8.5%), Alemania (8.7%), Italia (10.1%), Reino Unido (10.5%), Rusia (11.9%) y Turquía (57.7%). 

En Estados Unidos, donde la tasa de interés de fondos federales pasó de prácticamente 0% al nivel actual de un rango de 4.50% a 4.75%, ha habido avances significativos en la lucha contra la inflación. De haber registrado un alza anual de precios al consumidor de 9.1% en junio de 2022, ésta disminuyó hasta 6.5% en diciembre y es altamente probable que el dato de enero de este año sea aún más bajo (estamos en espera de la publicación de dicho indicador el 14 de febrero).  Cabe señalar que la más reciente decisión de política monetaria por parte de su banco central fue el miércoles 1 de febrero y fue en el sentido de aumentar su tasa de fondos federales en un cuarto de punto porcentual, lo que ocurre después de 6  aumentos consecutivos que habían sido más grandes (de entre 0.50 y 0.75 puntos porcentuales).

En el caso de México la lucha contra la inflación ha sido mucho más complicada, lenta y costosa. Hay que recordar que el alza anual de precios llegó a un máximo de 8.70% en los meses de agosto y septiembre de 2022 y después de eso la tasa de inflación comenzó a disminuir hasta llegar a 7.80% en noviembre. Con esa evolución muchos se sentían optimistas, pero el problema es que desde entonces la tasa de inflación se ha estancado y de hecho ha repuntado ligeramente. La inflación anual fue de 7.82% en diciembre y el INEGI sorprendió a la mayoría de los analistas cuando el jueves 9 de febrero informó que ésta repuntó a 7.91% en enero de este año. Lo más preocupante es que el componente subyacente, que refleja mejor la tendencia de la inflación no ha dejado de subir y se ubicó en 8.45% en enero, lo cual fue una sorpresa al alza.

En este contexto, el mismo jueves 9 de febrero, en su primera reunión de este año, la Junta de Gobierno del Banco de México anunció que decidió incrementar en 50 puntos base su objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 11.00%. Esto tomó por sorpresa a la inmensa mayoría de analistas, quienes pronosticaban que el Banxico incrementaría su tasa objetivo en 25 puntos base, en línea con el aumento de tasa por parte de la FED.

Cabe señalar que el Banxico inició su ciclo alcista de tasas de interés en junio de 2021 cuando aumentó su tasa de interés objetivo de 4.00 a 4.50%. Esto significa que en los últimos 19 meses la tasa de interés objetivo del banco central ha aumentado en 7 puntos porcentuales completos (de 4.00% a 11.00%), lo que denota uno de los endurecimientos monetarios más agresivos del mundo.

Volviendo al tema del alza de medio punto porcentual en la tasa de referencia ocurrida el pasado jueves 9, como ya se señaló, el mercado casi de manera unánime esperaba un aumento de tasa de un cuarto de punto. Esta suposición de analistas estaba basada en que se esperaba que la inflación tuviera una tendencia a la baja a partir de este año, pero el INEGI sorprendió ese día por la mañana. Es obvio que la Junta de Gobierno del Banxico tomó su decisión el miércoles 8 y ya conocían anticipadamente el dato de inflación anual de 7.91%, por lo que en retrospectiva pues no sorprende la reacción del Banxico de haber aumentado su tasa de interés de referencia en esa magnitud.

La lucha contra la inflación en México será de larga duración y costosa. En su comunicado de prensa, el Banco de México revisó al alza sus expectativas de inflación para este año y 2024, mientras que las de mayor plazo disminuyeron ligeramente, aunque permanecen por arriba de la meta. Concretamente, el Banxico espera que la inflación general sea de 4.9% en el cuarto trimestre de 2023 y de 3.1% en el cuarto trimestre de 2024. En cuanto a la inflación subyacente, el banco espera que se ubique en 5.0% y 3.1% en el último trimestre de 2023 y 2024 respectivamente.   

Pero es evidente que este tipo de proyecciones han fallado en el pasado y lo más probable es que vuelvan a estar erradas ya que de hecho están sujetas a riesgos al alza. El Banxico identifica a esos riesgos como: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones en los precios de energéticos o agropecuarios; iii) la reapertura de la economía china; iv) depreciación cambiaria; y v) mayores presiones de costos. Desde luego que también hay factores que podrían ayudar a que la tasa de inflación  baje más rápido de lo esperado, entre los que destacan: i) una desaceleración de la economía global mayor a la anticipada; ii) una disminución en la intensidad del conflicto geopolítico; iii) un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; iv) un menor traspaso de algunas presiones de costos; y v) un efecto mayor al previsto de las medidas del Gobierno Federal ante la carestía. El balance de riesgos respecto a la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza.

Dado todo lo anterior, pues resulta evidente que la lucha contra la inflación en México ha sido ineficaz ya que no se están dando los resultados esperados, pero que quede claro que no es por culpa del Banco de México. Desde luego que la gran pregunta es porqué si ahora tenemos una tasa de interés objetivo siete puntos porcentuales más alta que la que teníamos en la pandemia, la inflación no cede. La respuesta tiene que ver con cuestiones estructurales de la economía y el hecho de que el problema no es exclusivamente monetario.

Entre las razones estructurales de la inflación, tenemos las siguientes:  

1. Persistente y creciente desequilibrio fiscal. Esto se refiere a un desequilibrio entre la demanda y oferta agregadas. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en 2022 como porcentaje del PIB, hubo un balance primario deficitario de 0.5%, mientras que el déficit público se situó en 3.4%. Por su parte, los Requerimientos Financieros del Sector Público se ubicaron en 4.4%.  En este sentido, en la entrega de la semana pasada hice mención que la deuda neta del sector público federal creció 7.9% nominal en un monto equivalente a 1.03 billones de pesos. Destaca que la deuda interna en pesos creció el año pasado en 15.5%, en un monto equivalente a 1.322 billones de pesos.

2. Gasto público creciente e improductivo.  Esto se refiere a un excesivo gasto público que genera consumo, pero que no aumenta las capacidades productivas del país. En una nota de Alicia Mendoza, publicada el 15 de enero de este año, se menciona que desde 2019 a 2023, el Congreso de la Unión ha destinado un total de $625,925 millones de pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación solo para la construcción del Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, según datos de organizaciones civiles. Por su parte, se estima que el total de gasto que se habría tenido en materia de pensiones en 2022 fue de casi 1.5 billones de pesos, lo que representa 1 de cada 5 pesos del presupuesto de egresos de dicho año. Resulta evidente pues que además de endeudarnos de manera importante cada año, mucho de lo que gasta el gobierno no es para tener una economía más productiva o más competitiva.

Una tercera causa de inflación que es independiente de las políticas monetaria y fiscal es la siguiente:

3. Inflación importada. Como se señaló al inicio de esta entrega, hay naciones que si bien han disminuido su tasa de inflación, la siguen manteniendo elevada. Las importaciones de México representan poco más del 40% del PIB, por lo que las alzas de precios de insumos, commodities, bienes intermedios y productos terminados, que ocurren a nivel mundial, nos van a afectar aquí, dado lo expuesta que está nuestra economía.

A manera de conclusión, podemos mencionar que mientras se le siga dando toda la responsabilidad de la lucha contra la inflación a la política monetaria del Banco de México, los resultados positivos seguirán siendo escasos. Si se sigue dejando toda la responsabilidad al Banxico y se sigue aumentando la tasa de interés y ésta llega a niveles de 12.00% como algunos anticipan, se lanzará a México a una recesión y a una situación de mayor pobreza. El gobierno federal debe ver esta situación, no se trata solo de política monetaria o de elaborar programas como el PACIC o PACIC 2, se deben resolver los problemas estructurales que dificultan la lucha contra la inflación.

Alejandro Gómez Tamez*

Director general GAEAP*

alejandro@gaeap.om

En Twitter: @alejandrogomezt

Avanza la lucha contra la inflación, ¿qué esperar con las tasas de interés en 2023?

Más allá de la invasión de Rusia a Ucrania, el regreso a una vida “normal” después de la pandemia del virus chino de Covid-19, el año 2022 será recordado como el año en el que el mundo en su conjunto vivió la inflación de precios al consumidor más alta de los últimos 40 años (la más elevada de los últimos 22 años en el caso de México). Afortunadamente, para la mayoría de países, la inflación ha comenzado a ceder en los últimos meses. Entre los países que más han logrado bajar su tasa de inflación en el último mes, destacan: Holanda, que pasó de 14.3% a 9.9%; India, que pasó de 6.8% a 5.9%; Brasil, que pasó de 6.5% a 5.9%; y España de 7.3% a 6.8%.

Una parte de la explicación de la disminución de la tasa de inflación interanual en muchos países se encuentra en la implementación de políticas monetarias restrictivas, que se han traducido en mayores tasas de interés, en la mayoría de los países.  Si bien los aumentos en tasas de interés tienen efectos de mediano plazo, y no ayudan a estabilizar los precios de algunos bienes como los alimentos, si pueden servir para evitar un mayor deterioro de las expectativas de inflación.

Desde mi punto de vista, lo que más ha ayudado en la lucha contra la inflación es que el precio del barril de petróleo alcanzó un máximo en junio de este año y desde entonces ha venido disminuyendo hasta el punto en el que ahora en día su precio se encuentra en un nivel apenas por encima del de hace un año.  Las razones de la disminución del precio del petróleo son varias, pero destacan: 1. El lento crecimiento de la economía de China; 2. El hecho de que Rusia sigue vendiendo su petróleo (con un precio castigado); y 3. Las perspectivas de menor crecimiento económico o inclusive recesión, en la mayoría de las economías del mundo en 2023.

Otro factor que ha contribuido en la lucha contra la inflación es el hecho de que la mayoría de los precios internacionales de los alimentos han regresado a su nivel de hace un año, después de haber alcanzado un pico en marzo de este año. Tenemos que de acuerdo con el índice de precios de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), entre noviembre de 2021 y el mismo mes de 2022 el índice de precios de los alimentos registra un incremento de apenas 0.3% (cabe señalar que la inflación mensual interanual de alimentos, medida a través de este índice llegó a ser de 33.95% en marzo de este año y ha venido disminuyendo gradualmente desde entonces). No obstante lo anterior, cabe destacar que en noviembre de 2022, los precios de cárnicos, lácteos y cereales todavía se encuentran 4.1%, 9.2% y 6.3% por encima de su nivel de hace un año, respectivamente.    

En los Estados Unidos también van avanzando en su lucha contra la inflación. El martes 13 de diciembre, se publicó que la inflación interanual de noviembre bajó a 7.10% desde el 7.70% observado en octubre. Hubo mejoría en la mayoría de sus componentes agregados ya que la inflación de alimentos bajó de 10.90% a 10.60%, la de Energéticos disminuyó de 17.60% a 13.10%, mientras que la subyacente bajó de 6.30% a 6.00%.  Se debe destacar que las tasas de inflación general y subyacente siguen siendo inaceptables y es por ello que el Banco de la Reserva Federal (FED) realizó siete incrementos en su tasa de interés de fondos federales. En su reunión del 13 y 14 de diciembre el aumento de tasa fue de 0.50 puntos porcentuales, lo cual contrasta con los incrementos de 0.75 puntos porcentuales en las anteriores cuatro decisiones del Comité de Mercado Abierto de la FED.

De hecho, en su conferencia de prensa para el anunció de la decisión de política monetaria, el presidente de la FED, Jerome Powell, dejó en claro que las tasas de interés tendrán que subir más de lo proyectado previamente ya que la inflación se mantiene muy por encima de la meta. Esto derrumbó los mercados bursátiles los dos días posteriores.

En el caso de México, también se han registrado avances en materia de inflación general, apoyados principalmente en lo mencionado líneas arriba. Tenemos que durante noviembre de este año, la inflación interanual de precios al consumidor fue de 7.80%, tasa por debajo del 8.41% observado en octubre, ubicándose como la menor tasa inflacionaria desde mayo de 2022. El gran problema es que no obstante de que la inflación general fue menor, la tasa de inflación subyacente subió a 8.51% interanual, producto de que la inflación de mercancías aumentó a 11.28% y la de servicios subió a 5.35%.  En cuanto a la inflación de mercancías, destaca que la de alimentos procesados, bebidas y tabaco se mantiene muy elevada y fue de 14.08% en la segunda quincena de noviembre. En cuanto a la inflación no subyacente, ésta disminuyó a 5.73% interanual en noviembre, producto de que la de bienes agropecuarios se moderó a 8.89% interanual y la de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno fue de apenas 3.23%. 

En el caso de México, quiero insistir en la importancia del dato de inflación subyacente de 8.51%, ya que es una medida de la tendencia general de evolución de los precios, cuando se excluyen los elementos más volátiles del índice de precios. Este componente inflacionario resultó el más alto desde agosto del año 2000 y es lo que mantiene preocupada a la Junta de Gobierno del Banco de México.  Es por esta evolución que las perspectivas inflacionarias continúan muy deterioradas y por lo que continúan los apretones monetarios por parte del Banco de México.

Tras darse a conocer el dato de inflación general de 7.80%, el grupo financiero Citibanamex publicó que anticipa que la inflación general para el cierre de 2022 será de 8.6%, aunque con riesgos sesgados a la baja. Esto implica que se espera una escalada fuerte de precios en diciembre o un rebote de la inflación de 7.80% a 8.6%.  Citibanamex también ha mencionado que espera que la inflación sea de 4.8% al final de 2023.

La elevada inflación subyacente y las deterioradas expectativas de inflación para este año y el 2023, provocaron que la Junta de Gobierno del Banco de México anunciara el 15 de diciembre que decidió incrementar en 0.5 puntos porcentuales su tasa de interés objetivo a un nivel de 10.5%, aunque cabe destacar que al igual que en el caso de la FED, esto implica una moderación en el ritmo de incremento de las alzas. Así mismo, se debe destacar que el voto de los miembros de la Junta de Gobierno estuvo dividido, con el subgobernador Esquivel optando por un aumento de 0.25 puntos porcentuales. Ningún miembro votó por un alza de 0.75 puntos porcentuales, lo que india que el conjunto de los miembros apoya la moderación en el ritmo de alzas (fue de 75pb en noviembre).

Cabe destacar que junto con el comunicado de prensa emitido al respecto, el Banxico publicó ajustes moderados a sus trayectorias de inflación. Los ajustes más significativos fueron a los de inflación subyacente durante 2023, aunque se aprecia el optimismo del banco central con pronósticos por debajo de las expectativas de la mayoría de los analistas.

En su comunicado de prensa, el Banxico reitera que sigue anticipando que la inflación converja a la meta de 3% hasta el tercer trimestre de 2024. Sin embargo, el cumplimento de dicha expectativa esta sujeta a diversos riesgos. Al alza: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; iii) presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico; iv) depreciación cambiaria; y v) mayores presiones de costos. A la baja: i) una desaceleración de la economía global mayor a la anticipada; ii) una disminución en la intensidad del conflicto geopolítico; iii) un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; iv) un menor traspaso de algunas presiones de costos; y v) un efecto mayor al previsto de las medidas del Gobierno Federal ante la carestía. El Banxico apunta que si bien algunos choques han dado señales de mitigación, el balance de riesgos en la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico sigue sesgado al alza.

La Junta también mencionó en su comunicado (y lo hace explícitamente) que será necesario incrementar la tasa de interés nuevamente en febrero de 2023, y que “hacia delante, valorará la necesidad de ajustes adicionales en la tasa de referencia” y su magnitud.  Para varios analistas, lo anterior abre la puerta para detener el ciclo de alzas a partir de marzo de 2023, con lo que se reafirmaría el pronóstico de una última alza de 0.25 puntos porcentuales en febrero para llevar la tasa objetivo a un nivel de 10.75%. Esta creencia está sustentada en la desaceleración del índice general de la inflación y sus sorpresas positivas recientes, la estabilización de las expectativas inflacionarias en la mayoría de las encuestas, el menor ritmo de incrementos en tasa de interés por parte de la FED de Estados Unidos, así como a la muy elevada tasa de interés real (10.50% en tasa de interés vs 7.80% en inflación).

Como conclusión de todo esto podemos mencionar que se han logrado avances en la lucha contra la inflación, pero tardaremos muchos meses más para volverla a ver en niveles aceptables para el Banco de México. Durante ese periodo, viviremos con elevadas tasas de interés, lo cual mermará la inversión productiva y el consumo, en detrimento de la actividad económica. Es posible que en 2023 México se libre de una recesión, pero sin duda será un año de menor crecimiento económico, lo que dará como resultado que al quinto año del actual sexenio, el saldo de crecimiento sea cero, el peor desempeño económico desde la década de los ochenta.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt