Recuperar el mercado interno para crecer

La evolución económica de México durante el segundo semestre de 2022 ha sido mejor de lo que los analistas pronosticaban. El INEGI acaba de informar que en el tercer trimestre de este año, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 4.3% a tasa anual y con cifras originales, lo cual estuvo apoyado en los incrementos de 3.6% en las actividades agropecuarias, 3.5% en las industriales y 4.5% en el comercio y servicios. De esta manera, en el acumulado de los primeros tres trimestres de 2022, el PIB presenta un aumento anual de 2.9%. Es importante destacar que no obstante lo anterior, nuestro PIB todavía se encuentra en un nivel 1.1% por debajo del registrado en los primeros tres trimestres de 2019.

Hasta ahora, gran parte de la recuperación  económica ha estado sustentada en el crecimiento de las exportaciones, mismas que sumaron 430.3 miles de millones de dólares (mmdd) en los primeros nueve meses de 2022, nivel 19.7% por encima del registrado en los primeros nueve meses de 2021. Si tomamos en cuenta que las exportaciones mexicanas sumaron 494.2 mmdd en todo 2021, y de continuar la tendencia de crecimiento observada en 2022, es posible que este año alcancemos casi los 600 mmdd de ventas al extranjero. Esta cifra es enorme y representaría cerca del 42% de nuestro PIB. 

Como ha sido ampliamente comentado, cerca del 80% de nuestras exportaciones tienen como destino los Estados Unidos, por lo que buena parte de nuestra dinámica comercial está ligada al desempeño del vecino del norte. Los analistas encuestados por el Wall Street Journal establecen que la probabilidad de que Estados Unidos entre en recesión el año que viene es del 60%, lo cual nos pone en una posición de vulnerabilidad, derivada de nuestra enorme dependencia en dicho mercado.

Por otra parte, nuestra dinámica económica nacional también es dependiente de la evolución económica de Estados Unidos por las remesas que desde allá se envían a México. Las cifras oficiales indican que en el periodo de enero a septiembre de 2022 se ingresaron casi 43 mil millones de dólares, monto superior a los 37.3 miles de millones de dólares reportado en igual lapso de 2021, lo que significó un aumento anual de 15 por ciento.

Dado todo lo anterior, nuevamente nuestra preocupación debe ser el fortalecimiento del mercado interno, que nos haga menos dependientes de lo que suceda en el resto del mundo, y en especial en nuestro vecino del norte. El objetivo debe ser que México tenga la fortaleza para crecer por sus propios medios. Habiendo dicho lo anterior, para ver el estado en el que se encuentra el mercado interno, en esta entrega analizamos la evolución del mercado laboral, sus niveles de formalidad y de ingresos.

El INEGI publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN) correspondiente al tercer trimestre de 2022, y en ella se puede ver cómo la población ocupada ha seguido aumentando, inclusive habiendo rebasado los niveles de ocupación que se tenían antes de la pandemia, aunque desafortunadamente esto se ha dado en condiciones de carestía laboral para la mayoría.

Los datos muestran que la población ocupada total pasó de 55.8 millones de personas en el tercer trimestre de 2021 a 57.4 millones en el mismo trimestre de 2022, lo que implica un aumento de 1.6 millones de personas trabajando en el último año. Si tomamos como referencia la población ocupada del tercer trimestre de 2019, vemos que el incremento en la población ocupada en los últimos tres años es de casi 2.6 millones de personas.

En un mundo ideal, toda esta gente debería incorporarse al mercado laboral y estar dada de alta en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo que implicaría que son empleos formales; sin embargo, la realidad es otra. Ha sido ampliamente comentado, que la economía mexicana tiene problemas estructurales que le impiden crear la cantidad de empleos formales que se requieren cada año. Y esto lo podemos ver con las propias estadísticas de INEGI.

De acuerdo con la ENOEN, en el tercer trimestre de 2021 la Tasa de informalidad laboral 1 (TIL1) fue de 56.3%, de manera que la población ocupada en condiciones de informalidad era de 31.4 millones; para el tercer trimestre de 2022 la TIL1 bajó marginalmente a 55.60%, lo que implica que a nivel nacional había 31.9 millones de personas laborando en la informalidad.  Con esto vemos que aunque la tasa de informalidad bajó marginalmente, el número absoluto de personas en la informalidad creció en 500 mil en el último año.

Esta información es compatible con los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que indican que en septiembre de 2021 había 20.595 millones de trabajadores asegurados y en septiembre de 2022 son 21.409 millones, lo que denota un incremento de 814 mil puestos de trabajo.

En pocas palabras, vemos que en el último año la población ocupada total creció en 1.6 millones. De este total, la población ocupada con seguro social creció en 814 mil, 500 mil personas ingresaron al mercado laboral pero en condiciones de informalidad, mientras que los restantes 290 mil son personas que ingresaron en la formalidad, pero no cuentan con seguro social.  

Ahora, para analizar la población ocupada por nivel de ingresos, de la ENOEN se desprende que entre el tercer trimestre de 2021 y el mismo trimestre de 2022, la población ocupada que gana menos de un salario mínimo (sm) aumentó en 4.501 millones, los que ganan de 1 a 2 sm disminuyeron en 467 mil personas, los que perciben de 2 a 3 sm disminuyeron en 1.346 millones, los que ganan de 3 a 5 sm disminuyeron en 1.291 millones, los que ganan más de 5 sm decrecieron en 500 mil personas, los que no reciben ingresos se mantuvieron prácticamente en el mismo número, mientras que los que no especificaron su nivel de ingresos aumentaron en casi 705 mil personas. Es posible que el aumento de este último dato se deba a la desconfianza e inseguridad que genera el decirle a un desconocido cuánto ganas.

Con los datos anteriores, en GAEAP determinamos que la población ocupada en México pasó de ganar 1.72 sm diarios en el tercer trimestre de 2021 a 1.51 sm al día en el tercer trimestre de 2022. Si tomamos en consideración que el salario mínimo pasó de 141.70 pesos en 2021 a 172.87 peros en 2022, entonces se desprende que el ingreso promedio diario de la población ocupada aumentó de 243.54 pesos en el tercer trimestre de 2021 a 261.62 pesos diarios en el mismo trimestre de 2022, lo que implica un aumento de 7.4% nominal.

Ahora bien, si tomamos en cuenta que la inflación del periodo fue de 8.5%, entonces en términos reales el ingreso promedio diario de la población ocupada en México cayó 1.0% en el último año. Hay que tener claro que este es un promedio, por lo que sin duda hay gente que ahora gana mucho menos en términos reales respecto al año pasado, y de igual forma, hay quienes ganan mucho más.

Para saber lo que está pasando con el mercado interno, es importante calcular la masa salarial en circulación, la cual obtenemos de multiplicar el ingreso nominal de la población ocupada por la población ocupada total. Vemos que en el tercer trimestre de 2021 fue de 13.6 miles de millones de pesos (mmdp) y que en el tercer trimestre de 2022 fue de 15.0 mmdp, lo que implica un crecimiento nominal de 10.5%. Esto es muy importante porque implica que en el tercer trimestre de 2022, la suma de toda la gente que trabaja tiene 10.5% más ingresos que hace un año.

Sin embargo, aquí también debemos tomar en consideración la inflación del periodo, misma que fue de 8.5%. De esta manera, en términos reales, la masa salarial presenta un incremento de 1.8% en términos reales entre el tercer trimestre de 2021 y el mismo trimestre de 2022. Este dato es pues, el crecimiento en términos reales del mercado interno.  Sin duda esto es lo que hace que la economía mexicana mantenga un cierto porcentaje de crecimiento inercial.

La gran pregunta que cabe hacerse es ¿Qué se puede hacer para que aumenten los ingresos de la población ocupada en términos reales y que crezca más rápidamente el monto de la masa salarial?

Un primer aspecto que se debe atender es impulsar el incremento de la productividad de la mano de obra. En la medida en que se pueda aumentar la relación de valor de la producción dividida entre la cantidad de trabajadores, los dueños del capital pueden pagar mayores salarios. Veamos un sencillo ejemplo para ilustrar esto: si un trabajador produce 5 pares de zapatos al día y cada par de zapatos se vende en 500 pesos (precio fábrica) este trabajador genera un ingreso diario a su empresa de 2,500 pesos. Si suponemos que de esos 500 pesos el 80% es costo de producción, entonces la contribución de este trabajador a las utilidades de la empresa es de 500 pesos diarios. Si este trabajador aumenta su producción diaria a 6 pares de zapatos al día, entonces su contribución a las utilidades de la empresa aumentaría a 600 pesos diarios. De esta manera, parte de los 100 adicionales que generó el trabajador podrían traducirse en un mayor salario sin ocasionar un incremento en los costos de producción por unidad.

El reto de aumentar la productividad no es sencillo, ya que implica inversiones en bienes de capital como maquinaria y equipo, lo cual no es barato. Además de que muchas de las empresas no tienen acceso a créditos a tasa de interés accesibles, por lo que les resulta muy complicado poder adquirir la maquinaria con recursos propios, dado que los márgenes de rentabilidad de las empresas se han deteriorado en los últimos años.

Otra forma de aumentar la productividad de las personas es a través de la capacitación. Esto toma más tiempo, pero sin duda es una buena alternativa para los empresarios que no tienen recursos para la compra de maquinaria y equipo. Hay muchas formas de lograr la capacitación y en ocasiones las diferentes cámaras empresariales la ofrecen a precios muy bajos, ya que cuentan con apoyos gubernamentales.

Desde luego que otra forma de incrementar los ingresos de la población ocupada está relacionada con el combate a la ilegalidad o economía informal. Las empresas formales, que tienen a sus trabajadores registrados en el IMSS y pagan correctamente sus impuestos, enfrentan grandes dificultades al competir con las empresas que están en la ilegalidad ya que éstas tienen menores costos de producción. Esto impide que la empresa formal pueda pagarle mejores salarios a sus trabajadores, ya que tiene que competir con precios más bajos por parte de empresas ilegales. De esta manera, la informalidad se esparce como un cáncer en la economía mermando las posibilidades de mejorar los niveles de ingresos de la población ocupada. La autoridad debe asumir un compromiso por llevar a más empresas a la legalidad.  

Finalmente, está el tema de ciertas importaciones que impiden a los fabricantes nacionales mejorar los niveles de ingreso de sus trabajadores. Cuando tienes importaciones de productos que fueron fabricados en otros países en condiciones laborales muy malas y pagando sueldos de miseria, estás importando pobreza. ¿Cómo puede una empresa que produce ropa mejorar los sueldos de sus trabajadores cuando los grandes compradores nacionales tienen la posibilidad de comprar productos hechos en Bangladesh a un precio 50% más bajo? Y claro, tomando en consideración que las condiciones laborales de dicho país son sustancialmente más bajas que las de México. Nuestro país debe repensar su política comercial y buscar negociar acuerdos comerciales en los que tengamos posibilidades de exportar más, no simplemente comprar productos baratos que compiten con nuestras fábricas imposibilitando la mejora salarial.

A manera de conclusión podemos señalar que el aumento al salario mínimo si ayuda a aquellas personas que están en la formalidad y perciben precisamente un ingreso equivalente a un salario mínimo. Sin embargo, para la mayoría de la población ocupada, el aumentar el salario mínimo no se ha traducido en una mejoría de los niveles de ingreso promedio. La alternativa es el incremento de la productividad, el combate a la ilegalidad e informalidad, así como revisar la política comercial de nuestro país. Las políticas públicas deben ir encaminadas a tener un mercado interno fuerte porque la gente gana más, no simplemente porque hay más gente trabajando.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

¿Por qué ha caído el consumo en México?

En el arranque de 2021 el consumo privado en México tuvo un mal desempeño. En el comparativo del primer bimestre de 2021 respecto de los mismos meses de 2020, el Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior reportó una caída de -7.55%. Esto sin duda denota una caída en el bienestar general de la población y tiene dos explicaciones: por un lado, hay una disminución importante en el número de personas que conforman la población ocupada, y por otro lado, se ha dado una caída en términos reales en el nivel de ingresos promedio de la población.

En esta entrega abordaremos estos dos fenómenos que explican lo sucedido con el poder adquisitivo y consumo de los mexicanos. Desde luego que lo presentado aquí no tiene el rigor de una investigación científica, pero si busca proporcionar una idea clara de la magnitud del problema en el mercado laboral y en los niveles de ingreso promedio de la población ocupada.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN), entre el primer trimestre de 2020 y el mismo trimestre de 2021, la población ocupada total en México disminuyó -4.30%, al haber pasado de 55.352 millones a 52.973 millones de personas. El porcentaje se dice fácil, pero implica que en los primeros tres meses de este año hubo 2.379 millones de personas menos trabajando con respecto a un año antes.

Desde luego que al haber menos gente trabajando, hay menos ingresos para millones de familias, y esto sin duda afecta su capacidad de comprar bienes y servicios. Por otra parte, es verdad que en el último año se dio un aumento importante en el salario mínimo, al haber pasado éste de 123.22 pesos a 141.70 pesos diarios entre 2020 y 2021; sin embargo, ocurrió un cambio significativo en la distribución de la población ocupada por nivel de ingreso. Esto lo explico a continuación.

La ENOEN nos muestra que entre el primer trimestre de 2020 y los primeros tres meses de 2021 la población ocupada que gana menos de un salario mínimo (sm) aumentó 6.99%, al pasar de 12.533 millones a 13.409 millones. Esto ocurrió mientras que todos los demás rangos de ingreso presentaron disminuciones en la población ocupada que se encuentra en ellos.

Tenemos que la cantidad de personas que ganan de 1 hasta 2 sm disminuyeron -3.64%, al pasar de 19.781 millones a 19.062 millones; los que ganan de 2 a 3 sm decrecieron -19.22%, al pasar de 8.613 millones a 6.958 millones de personas; los que ganan de 3 a 5 sm disminuyeron -11.89%, al pasar de 3.715 millones a 3.273 millones de personas; mientras que los que perciben más de 5 sm decrecieron -23.45%, al pasar de 1.534 millones a apenas 1.174 millones de personas. Por su parte, una buena noticia es que aquellos que no reciben ingresos bajaron -4.22%, al pasar de 2.908 millones a 2.785 millones de personas. Finalmente, los que no revelaron cuánto ganan (los no especificados) aumentaron 0.70%, pasando de 6.264 millones a 6.308 millones de personas. Con estos datos, en principio queda claro que hay un empobrecimiento relativo de la población ocupada ya que si excluimos al grupo de “no especificados”, los que ganan menos de un salario mínimo pasaron de representar el 25.5% del total de población ocupada a ser el 28.7% del total.

Ahora, para poder determinar el número de salarios mínimos percibidos en promedio por persona ocupada al día, es necesario realizar algunos supuestos, dado que el INEGI no nos da información en este sentido. Para fines de esta entrega vamos a asumir las siguientes tres cosas:

a. En el primer trimestre de 2020 los que declararon que ganan menos de un sm, percibían 0.7 sm; los que dijeron que ganan de entre 1 y 2 sm perciben 1.4 sm; los que ganan entre 2 y 3 sm perciben 2.4 sm, los que dijeron que ganan de 3 a 5 sm perciben 3.9 sm; los que dijeron ganar más de 5 sm perciben 5.9 sm.

b. La crisis económica ocasionada por el Covid-19 ha mermado los niveles de ingreso de la población ocupada, por lo que las percepciones promedio en cada uno de los rangos se ajustaron a la baja.

c. Conservadoramente, vamos a asumir que en el primer trimestre de 2021, los que declararon que ganan menos de un sm, percibían en promedio 0.6 sm; los que dijeron que ganan de entre 1 y 2 sm perciben 1.25 sm; los que ganan entre 2 y 3 sm perciben 2.3 sm, los que dijeron que ganan de 3 a 5 sm perciben 3.8 sm; los que dijeron ganar más de 5 sm perciben en promedio 5.8 sm.

Si el optimismo plasmado en los supuestos anteriores es verdad, eso implica que en el primer trimestre de 2020 la población ocupada promedio percibía 1.64 sm diarios, mientras que en el primer trimestre de 2021 la percepción económica promedio fue de 1.44 sm. Esto implica una caída de -12.48% en el número de salarios mínimos que en promedio gana la población ocupada. Sin embargo, debemos recordar que en el salario mínimo pasó de 123.22 pesos en los primeros tres meses de 2020 a 141.70 pesos en los mismos meses de 2021, lo que representa un aumento de 15.00%.

Esto significa que el salario nominal promedio diario de la población ocupada habría pasado de 202.53 pesos en el primer trimestre de 2020 a 203.85 pesos en promedio en los mismos meses de 2021. Es decir, habría habido un aumento nominal de los ingresos promedio de 0.65% en el periodo referido. Sin embargo, si tomamos en consideración que la inflación del periodo fue de 3.99%, eso significa que las percepciones promedio en términos reales habrían bajado -3.21% entre el primer trimestre de 2020 y el mismo trimestre de 2021.

Ahora, en cuanto a la evolución de la masa salarial nominal (la percepción promedio diaria multiplicado por el número de días en el trimestre por el número de personas en la población ocupada) pasó de 1.008 billones de pesos en el primer trimestre de 2020 a 971.9 miles de millones de pesos en el primer trimestre de 2021. Esto implica una disminución  de -3.68% en términos nominales.  Obvio, si tomamos en consideración la inflación del periodo, vemos que el valor de la masa salarial se contrajo -7.37% entre el primer trimestre de 2020 y el mismo periodo de 2021. No es coincidencia que esta caída en el nivel de ingresos de la población ocupada sea en una magnitud similar a lo que cayó el consumo privado en el mercado interior en el primer bimestre de 2021, tal y como se indicó en el primer párrafo de esta entrega.

A manera de conclusión quiero señalar que México está en un proceso de recuperación económica, pero los niveles de consumo por habitante que veíamos en 2019 tardarán al menos tres años en recuperarse. En esta entrega vemos que la caída en los niveles de ingreso promedio de la población ocupada cayeron casi marginalmente, pero sin duda hay muchas personas que ahora ganan considerablemente menos que hace un año. Por otra parte, para recuperar los niveles de consumo agregado, será necesario que se recuperen las fuentes de empleo que se han perdido. Esto se ve bastante complicado a la luz de que no hay incentivos fiscales ni apoyos para que las empresas puedan expandir sus operaciones. Estamos atenidos a la recuperación de Estados Unidos para que a través del sector externo se pueda expandir la producción. No hay estrategia y por eso, con todo y que este año la economía crezca un 4 o 5%, el bienestar perdido tardará muchos años en recuperarse.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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El impacto del COVID-19 en la gente y la economía de México

De acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF), la incertidumbre sobre la trayectoria futura de la economía mundial sigue siendo muy alta, ya que la propagación del COVID-19 y el efecto de las medidas de contención siguen siendo muy difíciles de predecir. Esta crisis ha exacerbado la volatilidad de las tensiones comerciales y la menor cooperación internacional que fueron características de 2019. Los pronósticos más recientes por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea revisaron significativamente a la baja sus proyecciones para el crecimiento de 2020.

Los datos disponibles sobre el impacto de la pandemia muestran fuertes colapsos en el nivel de producción, los cuales son aún más pronunciados en el sector servicios y, en algunos casos, son de mayor magnitud comparado con la contracción económica que se vivió con la Gran Depresión de 1929 a 1932. Se estima que la producción cayó entre un 20% y 30% durante el cierre de la actividad económica en algunos países de la OCDE, mientras que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que la pérdida global de horas trabajadas entre el último trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2020 suma 130 millones de empleos, pero lo peor es que se estima que se perdieron 305 millones de empleos a nivel mundial durante el segundo trimestre de 2020.

El impacto de la pandemia, tanto en la salud como en la economía, ha sido muy desigual en diferentes poblaciones, a menudo reforzando patrones históricos de desigualdad y de ventaja de unas naciones sobre otras. Los datos sugieren que la crisis ha sido desproporcionadamente más severa para las mujeres, así como para los hogares de bajos y medianos ingresos.

En este contexto mundial es que el INEGI dio a conocer los resultados de diversas encuestas respecto de cómo ha afectado el COVID-19 en varios aspectos de la vida de los mexicanos. Una de ellas es la “Encuesta sobre el Impacto Generado por COVID-19 en la Empresas (ECOVID-IE) 2020”.  El objetivo de la encuesta es generar indicadores cualitativos a partir de las opiniones de los dirigentes empresariales, que permitan conocer el impacto registrado en el país.

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Uno de los aspectos que se midieron fue el de los paros técnicos llevados a cabo por las empresas. La encuesta arrojó que se estima que, de 1.873 millones de empresas que existen en el país, 59.6% de éstas instrumentaron paros técnicos como medida de prevención, mientras que el restante 40.4% (757,581) no lo hicieron. Las microempresas fueron las que en su mayoría llevaron a cabo esta acción siendo el 93.4% de éstas las que los realizaron. Por su parte, se aprecia que el 46.7% de las empresas a nivel nacional llevó a cabo paros técnicos o cierres temporales de 21 o más días, este total se obtiene del hecho de que el 41.4% de las empresas en sectores esenciales realizaron paros técnicos, mientras que el 50.5% de las no esenciales los realizaron. Analizando los datos por tamaño de empresa, 68.1% de las grandes empresas, 54.0% de las medianas y pequeñas empresas y 46.1% de las microempresas, implementaron paros técnicos o cierres temporales en periodos mayores de 21 días.

En cuanto a las afectaciones por la contingencia sanitaria (disminución de los ingresos, baja de demanda y/o escasez de insumos y/o productos), tenemos que el 93.2 % de las empresas registró al menos un tipo de afectación debido a la contingencia sanitaria por COVID-19, mientras que solo el 6.8% de las empresas no reportó alguna de estas tres afectaciones.

Para los diferentes tamaños de empresa, la mayor afectación se registró en la disminución de los ingresos, promediando a nivel nacional 91.3% del total de empresas sufriendo una afectación en este sentido. Las 41.4% de las grandes empresas reportaron afectación, mientras que en las medianas y pequeñas empresas, así como en las microempresas, el 87.8% y 92.0% respectivamente sufrieron pérdida de ingresos.

La baja demanda también se reportó como una importante afectación, ya que obtuvo a nivel nacional un 72.6% de empresas afectadas. Las 35.9% de las grandes empresas, el 71.2% de las medianas y pequeñas; así como el 73.0% de las micro fueron las más afectadas en este rubro.

Otras afectaciones importantes que se observaron durante la contingencia son la reducción de personal y la reducción de remuneraciones y/o prestaciones. Hay que destacar que la mayoría de las empresas priorizó el no despido de personal, ya que la reducción de remuneraciones y/o prestaciones registró a nivel nacional apenas el 19.1%: las grandes empresas con 41.8%, las medianas y pequeñas con 20.6% y la micro 18.8%. En tanto, la reducción de personal a nivel nacional fue de 15.4%: en las grandes 22.3%, las medianas y pequeñas 18.6% y las micro 15.1 por ciento.

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En cuanto a los apoyos recibidos en atención a la contingencia sanitaria, la encuesta estimó que de 1.873 millones de empresas, solo 7.8% (146,782) obtuvo algún tipo de apoyo, mientras que el resto (92.2%) no recibió ayuda de ninguna índole. De los pocos que obtuvieron algún tipo de apoyo, la mayor parte de éstos provinieron de los gobiernos, ya sea federal, estatal o municipal.

Otra de las encuestas realizadas por el INEGI para conocer los efectos del COVID-19 fue la “Encuesta Telefónica sobre COVID-19 y Mercado Laboral (ECOVID-ML)”, la cual muestra los siguientes resultados en el mes de abril de 2020:

  1. La Población Económicamente Activa fue de 35 millones, cifra que representa una tasa de participación económica del 51.3% en el mes de abril de 2020. De dicha población, el 61.2% son hombres y el 38.8% mujeres.
  2. La ECOVID-ML reporta una Población No Económicamente Activa (PNEA) de 33.2 millones, cifra equivalente al 48.7% de la población de 18 y más años en el mes de abril de 2020. Del total de PNEA estimada por la ECOVID-ML, 19.6 millones eran personas no disponibles para trabajar (59%), pero 13.6 millones (41%) si estaban disponibles para trabajar.
  3. De los 13.6 millones de PNEA disponible para trabajar reportada por la ECOVID-ML en abril de 2020, 87.1% (11.9 millones) fueron personas ausentes de un trabajo o deseaban trabajar pero no buscaron trabajo por el COVID-19, mientras que 12.9% (1.7 millones) estuvieron ausentes o deseaban trabajar pero no buscaron trabajo por otras razones (falta de materia prima, clientes, vacaciones, etc.).
  4. Por su parte, de los 11.9 millones de PNEA disponible para trabajar que estuvo ausente de su trabajo o deseaba trabajar pero no buscó trabajo por el COVID-19; el 65.7% (7.8 millones) estuvieron ausentes de un trabajo por el COVID-19 y 34.3% (4.1 millones) deseaban trabajar pero no buscaron trabajo por la pandemia.
  5. En abril de 2020, la ECOVID-ML reportó una población ocupada de 32.9 millones de personas, que representa una tasa de ocupación del 48.2% de la población de 18 años. Por sexo, las mujeres ocupadas son 12.4 millones y los hombres 20.5 millones; lo que significa una tasa de ocupación de 33.4% y 66.1%, respectivamente.
  6. De los 32.9 millones de personas ocupadas, 7.2 millones son ausentes temporales con vínculo laboral o que fueron suspendidas durante la contingencia sanitaria, cifra que representa el 21.8% del total de ocupados. Asimismo, cabe destacar que en el 92.9% de los casos la ausencia o suspensión laboral, la razón principal fue la pandemia originada por el COVID-19 y en 7.1% debido a otras razones.
  7. La ECOVID-ML, reportó que derivado de las medidas de distanciamiento social para contener la pandemia del COVID-19, el 23.5% de los ocupados en abril tuvo que trabajar desde su casa, 42.3% disminuyó su jornada de trabajo durante la contingencia sanitaria; mientras que 46.1% redujo los ingresos derivados de su trabajo, 5% recibió algún apoyo gubernamental y 89.8% no recibió ningún tipo de apoyo.fd5f1cc2dec12a4ef72649af56d00d19
  8. La ECOVID-ML también registró en abril de 2020 un total de 6.1 millones de trabajadores subordinados y remunerados que fueron suspendidos de su trabajo durante la contingencia sanitaria, cifra equivalente a 25.1% del total.
  9. Durante la suspensión laboral, 37.1% de los hombres recibió completo su sueldo o salario contra 40.5% de las mujeres; asimismo, 42.4% de los hombres recibió parcialmente su sueldo o salario frente a 46.9% de las mujeres y, por último, 20.5% de los hombres y 12.6% de las mujeres, no recibieron ingresos por su trabajo.
  10. Los trabajadores independientes suman un total de 8.4 millones y representan 25.5% de la población ocupada. En abril de 2020 de acuerdo con la ECOVID-ML, 41.2% enfrentaba problemas en su negocio por el COVID-19, 32.7% reportó falta de clientes y 6.1 otros problemas como deudas, aumentó de precios en las materias primas o mercancías, entre otros y el 19.9% no tenía problemas.
  11. La forma en que los trabajadores independientes han enfrentado los problemas que tienen en sus negocios son diversos: 12.2% implementó acciones para ofrecer sus productos en alguna plataforma tecnológica o una modalidad similar; porcentaje que en los hombres fue de 9.6% y en las mujeres de 17.1 por ciento. Otro segmento de negocios acudió a créditos, cambio de actividad o al despido de trabajadores, situaciones que representan 12.9%.
  12. Del total de ocupados, 7.7 millones trabajaron desde su casa (23.5%), cifra que equivale a 3.4 millones de hombres (44.1%) y 4.3 millones de mujeres (55.9%). Este segmento de la fuerza de trabajo, además de trabajar desde su casa, realizó otras actividades, representando en muchos de los casos no solo una doble actividad, sino una mayor carga de trabajo.
  13. En relación con la jornada de trabajo, 52.8% de los trabajadores que laboraron desde su casa disminuyó sus horas trabajadas, el 28.2% mantuvo su jornada y 16.9% la aumentó. En el caso de los ingresos, 38.8% de los trabajadores vio reducidos sus ingresos por parte del trabajo, mientras que 57.9% no tuvo cambio en sus ingresos. Asimismo, 8.9% de los trabajadores recibió algún apoyo gubernamental o familiar durante la contingencia sanitaria y el 91.3% no recibió apoyo.
  14. Por otra parte, también cabe mencionar que el 26.8% de las personas ocupadas que trabajaron desde su casa, en la semana pasada a la entrevista tomaron algún curso de capacitación para el trabajo principalmente bajo la modalidad virtual o a distancia.

El efecto del COVIUD-19 en las viviendas

En abril de 2020, la ECOVID-ML reportó un total de 25.6 millones de viviendas con residentes de 18 y más años de edad y en el 30.4% de ellas algún integrante perdió su trabajo por la pandemia del COVID-19.

En relación con el impacto del COVID-19 en los ingresos de las viviendas, en 65.1% sus ingresos registraron alguna disminución y en 34.9%, se mantuvieron sin cambios.

En 65.1% de las viviendas que tuvieron un descenso en sus ingresos debido a la contingencia sanitaria, 37.4% tuvo que vender algún bien, pedir dinero prestado o recurrir a sus ahorros para afrontar la contingencia sanitaria; mientras que, 62.6% no tuvo que recurrir a la enajenación de sus bienes para solventar la reducción de sus ingresos.

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Con estos datos queda claro que el impacto del COVID-19 ha sido muy fuerte en las empresas, sobre todo las micro, y que millones de personas lo han resentido en su trabajo o ingreso, Hasta ahora no hemos visto mayores problemas sociales derivados del desempleo y pérdida de ingresos ocasionado por el cierre de actividad económica. Pero conforme pasa el tiempo y la situación económica de las empresas y los hogares no se resuelve, es de esperarse que los problemas sociales se incrementen. Lamentablemente veremos que el problema de delincuencia y desigualdad social aumentará, y el gobierno federal seguirá cruzado de brazos simplemente observando cómo se destruye capital de las empresas y se tiran a la basura 20 años de mejoras en materia de desarrollo social.

Alejandro Gómez Tamez*

Director general GAEAP*

alejandro@gaeap,com

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Disminuye el ingreso promedio de la población ocupada en México

1200px-Unemployment_in_Mexico_2009En fechas recientes se han publicado una serie de indicadores de ocupación y empleo que son muy preocupantes y que dan cuenta de que el estancamiento del Producto Interno Bruto (PIB), observado en el acumulado de los primeros tres trimestres del año, ya ha afectado negativamente al mercado laboral, y que por lo tanto, pronto tendrá un impacto en la escasa fortaleza que le quedaba al mercado interno. A continuación se presenta la información:

De acuerdo con los resultados de la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de INEGI, en el periodo del tercer trimestre de 2018 al mismo trimestre de 2019, la población ocupada total a nivel nacional aumentó en 1.173 millones de personas, lo que implica un incremento de 2.1% y ubica a la población ocupada total en México en 55.202 millones de personas. Si consideramos que el número de trabajadores registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al cierre de septiembre de 2019 fue de 20.567 millones de personas, entonces tenemos que del total de personas laborando, solamente el 37.25% cuenta con la prestación del IMSS. Pero si tomamos en consideración que poco más de 4 millones de personas son trabajadores registrados en el Instituto de Seguridad Social para los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSTE), entonces tenemos que el total de personas ocupadas que gozan de seguridad social en nuestro país es de aproximadamente el 44.5% de la población ocupada. Estos datos preocupan, porque denotan una enorme incidencia de la economía informal, y preocupan aun más, cuando tomamos en consideración que la enorme mayoría de quienes trabajan en México lo hacen con niveles de ingreso muy bajos, como veremos a continuación.

Ingresos 1

De acuerdo con la ENOE, al tercer trimestre de 2019, esta población ocupada en México estaba conformada de la siguiente manera, en función de su nivel de ingresos: había 3.485 millones de personas laborando sin recibir ingresos, 10.948 millones de personas ganando menos de un salario mínimo (s.m.) al día, 17.531 millones que ganan entre 1 y 2 s.m. diarios, 10.038 millones de personas que ganan entre 2 y 3 s.m., apenas 4.629 millones de personas ganando entre 3 y 5 s.m. y sólo 1.810 millones de personas que ganan más de 5 s.m. por día. Cabe señalar que 6.757 millones de personas ocupadas no especificaron su nivel de ingresos en la ENOE.

Si dejamos de lado la población ocupada que no especificó su nivel de ingresos, los anteriores datos implican que en nuestro país el 86.7% de la población ocupada que reportó sus ingresos, percibe menos de tres salarios mínimos al día, equivalentes a 308.04 pesos diarios o 9,364 pesos al mes (unos 482 dólares al tipo de cambio promedio del trimestre, de 19.43 pesos por dólar).

Como hemos señalado en anteriores entregas, la situación económica nacional se ha deteriorado de manera que no obstante que se dio un aumento de 16.2% en el salario mínimo a partir del 1 de enero de 2019, el nivel de ingresos de la población ocupada en México se ha deteriorado este año en términos reales y a continuación analizamos las causas.

Comencemos analizando la evolución de la población ocupada por nivel de ingreso en el periodo del tercer trimestre de 2018 al mismo trimestre de 2019. Vemos que la población ocupada que no recibe ingresos aumentó en 5 mil 607 personas, la que gana menos de 1 s.m. creció en 2.401 millones, los que ganan de 1 a 2 s.m. aumentaron en 2.418 millones, mientras que los que perciben de 2 a 3 s.m. crecieron en 185 mil 722 personas. Lo desafortunado es que en el mismo periodo los que ganan de 3 a 5 s.m. disminuyeron en 2.279 millones de personas y los que perciben más de 5 s.m. bajaron en 594 mil 921 personas. Se podría argumentar que esta evolución se debe a que el salario mínimo aumentó de manera importante, pero a pesar de esto las cifras muestran que la persona ocupada promedio en México gana en el tercer trimestre de 2019 menos que en el mismo trimestre de 2018, una vez que descontamos la inflación.

Sobre la base de la información anterior, podemos estimar que la población ocupada en México ganaba 2.16 s.m. diarios en el tercer trimestre de 2018 y en el tercer trimestre de 2019 el ingreso promedio de la población ocupada es de 1.90 s.m. Al tomar en consideración el salario mínimo nominal, vemos que en el tercer trimestre de 2018 la persona ocupada promedio percibía 190.46 pesos diarios, mientras que en el tercer trimestre de 2019 dicho nivel de ingresos promedio fue de 195.53 pesos al día, lo que implica un aumento nominal de 2.7%. Sin embargo, si tomamos en consideración que la inflación del periodo fue de 3.3%, pues esto implica que el ingreso promedio de la población ocupada cayó -0.6% en el comparativo del tercer trimestre de 2019 respecto de los mismos meses de 2018.

Respecto al ingreso promedio de la población ocupada, un dato sumamente negativo es que si bien el ingreso promedio nominal es de 195.53 pesos, el de los hombres que trabajan es de 211.89, mientras que el de las mujeres fue de 170.35 pesos. Esto indica que en promedio los hombres ganan 24.4% más que las mujeres. ¿Esta es una situación que este en vías de mejorar? La evidencia muestra que no, ya que en el comparativo del tercer trimestre de 2019 respecto de los mismos meses de 2018, el ingreso promedio que perciben los hombres subió 0.2% en términos reales, mientras que el de las mujeres cayó -1.5% en términos reales.

Retomando el tema de los datos agregados, debemos señalar que el hecho de que en el último año haya crecido la población ocupada total en 2.1%, aunado a un incremento nominal de 2.7% en los ingresos promedio de ésta, provocaron que la base salarial nominal se hubiera incrementado en 4.9%; sin embargo, si tomamos en cuenta la inflación del periodo, vemos que el incremento de la base salarial en términos reales es de apenas 1.5%.

Ingresos 2

Como lo hemos señalado en pasadas entregas, este aumento marginal de la masa salarial en términos reales, es lo que genera cierto crecimiento económico inercial, pero cuando vemos que el incremento de la masa salarial se da en un contexto en el que los ingresos promedio de la población ocupada van a la baja, pues queda claro porque los fabricantes no pueden incrementar los precios de sus productos. Simplemente se venden más unidades a una población que en promedio cada vez gana menos. El hecho de que los fabricantes no puedan aumentar precios, en un contexto en el que los costos de producción van al alza, erosionan los márgenes de utilidad de las empresas y se obstaculiza la capacidad de que éstos realicen inversiones productivas. Esta falta de inversión, a su vez provoca que haya un estancamiento de la productividad de la mano de obra, lo que a su vez limita las posibilidades de aumentar los niveles de ingreso de la población ocupada.

Antes de proceder a realizar algunas conclusiones, considero que también es pertinente tomar en cuenta que si bien el ingreso promedio nominal de la población ocupada en México fue de 195.53 pesos al día, a septiembre de 2019, el salario base de cotización de trabajadores asegurados al IMSS alcanzó un monto de 374.50 pesos diarios. Esto es indicativo de que quienes gozan de un empleo formal tienen un nivel de ingresos 91.53% por encima del ingreso promedio de la población ocupada total. Dado lo anterior, debe quedar claro que una de las prioridades del actual gobierno federal debe ser seguir avanzando en la formalización del empleo.

trabajo-informal¿Qué hacer para revertir esta situación? Pues sin duda las políticas públicas deben ir dirigidas a aumentar la productividad de la mano de obra, lo cual requiere forzosamente inversión productiva, en especial por parte del sector privado. Es así que se hace fundamental que el gobierno federal diseñe esquemas fiscales que incentiven la inversión productiva, además de que mejore el clima de confianza empresarial.

Aunado a lo anterior, otro punto que debe ser atendido, por autoridades y empresarios, es el de la formación laboral, la cual le da a los colaboradores de las empresas más herramientas y conocimientos para ser más productivos. En la medida en que una persona sabe hacer más actividades o se profesionaliza en lo que hace, su capacidad de generar ingresos para la organización sube y las remuneraciones que se le pueden pagar también se incrementan sin generar presiones inflacionarias.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

La pobreza salarial de México

ADN-EMPLEOINFORMALEs ampliamente conocido que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México se ha frenado al haber registrado un nulo aumento anualizado en el segundo trimestre de 2019. Hay diversas razones que provocaron esto, entre las que destacan, la caída de la inversión productiva en 3.2% durante los primeros cinco meses de este año; el importante subejercicio del gasto público, en especial en el de inversión física; las exportaciones crecen a una tasa anual de apenas 4.2% en los primeros siete meses de 2019; además de que hay un estancamiento en el nivel de ingresos reales de la población ocupada. En esta entrega analizamos la evolución de esta última variable para comprender como es que uno de los principales motores de crecimiento económico casi se ha apagado, no obstante el considerable aumento del salario mínimo y de la población ocupada.

De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de INEGI, en el periodo del segundo trimestre de 2018 al mismo trimestre de 2019, la población ocupada total a nivel nacional aumentó en 1.151 millones de personas, lo que implica un incremento de 2.1%. De esta manera a junio de 2019 había en México una población ocupada total de 54.936 millones de personas, aunque desafortunadamente con un nivel de ingresos promedio muy bajo, ya que cerca del 58% de ésta se encuentra en la economía informal.

Al segundo trimestre de 2019, esta población ocupada en México estaba conformada de la siguiente manera, en función de su nivel de ingresos: había 3.219 millones de personas laborando sin recibir ingresos, 10.891 millones de personas ganando menos de un salario mínimo (s.m.) al día, 17.552 millones que ganan entre 1 y 2 s.m. diarios, 9.919 millones de personas que ganan entre 2 y 3 s.m., apenas 4.437 millones de personas ganando entre 3 y 5 s.m. y sólo 1.831 millones de personas que ganan más de 5 s.m. por día. Cabe señalar que 7.083 millones de personas ocupadas no especificaron su nivel de ingresos en la ENOE.

Ingresos 1

Si dejamos de lado la población ocupada que no especificó su nivel de ingresos, los anteriores datos implican que en nuestro país el 86.9% de la población ocupada tiene ingresos por debajo de los 308.04 pesos diarios o 9,364 pesos al mes (unos 468 dólares al tipo de cambio de 20 pesos por dólar).

Lamentablemente, no obstante el aumento del salario mínimo de 16.2% a partir del 1 de enero de 2019, el nivel de ingresos de la población ocupada en México se ha deteriorado este año en términos reales y a continuación explico las causas.

Comencemos analizando la evolución de la población ocupada por nivel de ingreso en el periodo del segundo trimestre de 2018 al mismo trimestre de 2019. Vemos que la población ocupada que no recibe ingresos disminuyó en apenas 35 mil personas, la que gana menos de 1 s.m. aumentó en 2.186 millones, los que ganan de 1 a 2 s.m. aumentaron en 2.265 millones, mientras que los que perciben de 2 a 3 s.m. crecieron en 180 mil personas. Lo desafortunado es que en el mismo periodo los que ganan de 3 a 5 s.m. disminuyeron en 2.498 millones de personas y los que perciben más de 5 s.m. bajaron en 587 mil personas. Se podría argumentar que esta evolución se debe a que el salario mínimo aumentó de manera importante, pero a pesar de esto las cifras muestran que la persona ocupada promedio en México gana en el segundo trimestre de 2019 menos que en el mismo trimestre de 2018, una vez que descontamos la inflación.

Sobre la base de la información anterior, podemos estimar que la población ocupada en México ganaba 2.16 s.m. diarios en el segundo trimestre de 2018 y en el segundo trimestre de 2019 el ingreso promedio de la población ocupada es de 1.91 s.m. Al tomar en consideración el salario mínimo nominal, vemos que en el segundo trimestre de 2018 la persona ocupada promedio percibía 190.92 pesos diarios, mientras que en el segundo trimestre de 2019 dicho nivel de ingresos promedio fue de 195.97 pesos al día, lo que implica un aumento nominal de 2.6%. Sin embargo, si tomamos en consideración que la inflación del periodo fue de 4.2%, pues esto implica que el ingreso promedio de la población ocupada cayó -1.5% en el último año.

Dados los anteriores datos, ¿cómo es posible que se hable de un mercado interno en crecimiento? Lo que sucede es que si bien la gente gana menos en términos reales, el hecho de que haya más personas trabajando es lo que provoca que crezca la masa salarial, aunque sea marginalmente. De acuerdo a estimaciones de GAEAP, la masa salarial nominal diaria pasó de 10,268.84 millones de pesos en el segundo trimestre de 2018 a 10,765.82 millones de pesos diarios en el segundo trimestre de 2019, lo que implica un aumento nominal de 4.8%. Sin embargo, al tomar en consideración la inflación del periodo, vemos que en el último año la masa salarial aumentó 0.6% en términos reales. Es por esto que decimos que uno de los principales motores de crecimiento económico ya prácticamente se ha apagado.

Ingresos 2

El aumento de la masa salarial diaria en términos reales es la razón del porque se habla de un mercado interno en crecimiento, que es el que genera el crecimiento económico inercial que habíamos venido registrando en torno al 2% anual, pero también es cierto que este aumento del mercado interno no es suficiente para que repunte la venta de ciertos bienes como automóviles, lavadoras, televisiones, entre otros. Es un crecimiento del mercado interno que beneficia principalmente a los productores yb comercializadores de artículos básicos.

Este estancamiento del ingreso promedio de la población ocupada es lo que provoca también que los negocios no puedan aumentar los precios, y que por el contrario, se presione más y más a los fabricantes erosionando márgenes de rentabilidad y capacidad de inversión de las empresas. Esta falta de inversión, a su vez provoca que haya un estancamiento de la productividad de la mano de obra, lo que a su vez limita las posibilidades de aumentar los niveles de ingreso de la población ocupada. Es decir, se genera un círculo vicioso de estancamiento de los ingresos – precios bajos – baja rentabilidad de los negocios – escasa inversión – baja productividad – bajos niveles de ingreso de la población ocupada.

que-es-un-empleo-formal-e-informal-600x345 2¿Qué hacer para revertir esta situación? Pues sin duda la apuesta debe ser por aumentar la productividad de la mano de obra, lo cual requiere forzosamente inversión productiva, en especial por parte del sector privado. Es así que se hace fundamental que el gobierno federal diseñe esquemas fiscales que incentiven la inversión productiva, además de que mejore el clima de confianza empresarial.

Otro aspecto que debe ser abordado decididamente para aumentar la productividad y mejorar las posibilidades de que las empresas puedan pagar mejores salarios, es la lucha contra la ilegalidad desde el gobierno federal, la cual se hace presente en la forma de contrabando y subvaluación de mercancías en las aduanas del país. Las importaciones de mercancías con precios ridículamente bajos, que en muchas ocasiones no cubren ni el costo de las materias primas utilizadas en su fabricación, desplazan la producción nacional y ocasionan que los fabricantes nacionales tengan que vender sus productos con precios que hacen imposible mejorar los niveles salariales de sus trabajadores. El gobierno federal debe tener bien claro que el permitir la entrada de mercancías subvaluadas porque luego estas serán comercializadas a precios bajos para la población de escasos recursos es una falacia, ya que esta importación destruye puestos de trabajo nacionales, por lo que las familias que se pretende “ayudar” haciéndose de la vista gorda por no atacar este problema, eventualmente perderán su fuente de empleo porque esas importaciones desplazan a la producción nacional.

Finalmente, otro aspecto que debe ser abordado, tanto por autoridades como por empresarios, es el de la formación laboral, la cual le da a los colaboradores de las empresas más herramientas y conocimientos para ser más productivos. En la medida en que una persona sabe hacer más actividades o se profesionaliza en lo que hace, su capacidad de generar ingresos para la organización sube y las remuneraciones que se le pueden pagar también se incrementan sin generar presiones inflacionarias.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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¿Por qué vendemos más pero sin poder aumentar precios?

La pregunta que aparece en el título de esta entrega semanal es una que me hacen frecuentemente, y es que al parecer, para muchos negocios este ha sido un periodo en el cual las ventas han ido creciendo de manera moderada, pero la rentabilidad de los negocios ha ido hacía abajo producto de que los precios de venta al público no han subido a la par de lo que han aumentado los costos de producción. Hay que tener presente que en la medida que cae la rentabilidad del negocio, las posibilidades de reinvertir, crecer, pagar mejores sueldos, innovar, modernizarte, tecnificarte, etc. se ven severamente afectadas, y es por ello que este tema es muy importante. Buena parte de la razón por la que esto ha sucedido tiene que ver con un mercado laboral precarizado, en el cual hay cada vez más personas con una fuente de ingresos, pero con niveles salariales estancados en términos reales como veremos a continuación.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el periodo del segundo trimestre de 2012 al mismo trimestre de 2018, la población ocupada en México pasó de 49.003 millones a 53.785 millones de personas, lo que representa un aumento de 4.781 millones, equivalentes a un 9.8% adicional. De manera paralela, en el periodo de junio de 2012 al mismo mes de 2018, el número de trabajadores registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) pasó de 15.806 millones a 19.894 millones de personas, lo que representa un aumento de 4.087 millones, equivalente a 25.9% de aumento. Esta evolución implica que pasamos de tener, en el segundo trimestre de 2012, el 32.25% de la población ocupada registrada en el IMSS, a tener el 36.98% de la población ocupada registrada en el IMSS para junio de 2018.

Trabajadores informales
En México el porcentaje de población ocupada que gana más de 3 salarios mínimos al día disminuyó 17.3% en el actual sexenio

No obstante esta favorable evolución, vemos con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de INEGI, que el empobrecimiento del empleo en nuestro país continúa manifestándose. En el periodo del segundo trimestre de 2012 al mismo trimestre de 2018 si bien la población ocupada que no recibe ingresos disminuyó en 679 mil personas, lamentablemente las personas que ganan hasta un salario mínimo aumentaron en 1.949 millones y los que ganan más de 1 y hasta 2 salarios mínimos crecieron en 3.811 millones de personas. Esto se dio mientras el número de personas que trabajan y ganan más de 2 y hasta 3 salarios mínimos disminuyó en 1.019 millones, los que ganan más de 3 y hasta 5 salarios mínimos decrecieron en 492 mil, y los que ganan más de 5 salarios mínimos cayeron en 1.464 millones de personas. Estas cifras son impresionantes porque indican que en el periodo de análisis la suma de las personas que ganan menos de 2 salarios mínimo aumentó 31.6%, mientras que la suma de los que ganan más de 3 salarios mínimos disminuyó 17.3%.

Es de esta manera que vemos que en el segundo trimestre de 2012 la población ocupada en México ganaba en promedio 2.45 salarios mínimos al día, lo que multiplicado por un salario mínimo de 60.5 pesos nos arroja un ingreso nominal promedio diario de 148.19 pesos. Para el segundo trimestre de 2018 el ingreso promedio diario de la población ocupada en México fue de 2.16 salarios mínimos al día, lo que multiplicado por un salario mínimo de 88.36 pesos nos arroja un ingreso nominal promedio diario de 190.92 pesos. Es así que en términos nominales el ingreso promedio diario de la población ocupada en México creció 28.8% entre el segundo trimestre de 2012 y el mismo trimestre de 2018. Sin embargo, el hecho de que la inflación en el mismo periodo haya sido de 26.7% hizo que prácticamente la totalidad del aumento nominal del ingreso promedio de la población ocupada se anulara.

De hecho, el incremento del ingreso promedio diario en términos reales (ajustado por inflación) en el periodo del segundo trimestre de 2012 al mismo trimestre de 2018 fue de apenas 1.7%, lo que implica una tasa de crecimiento promedio anual de apenas 0.27%. ¿Entonces ante este raquítico avance en los ingresos reales de la población ocupada en México porque escuchamos tantas veces que uno de los motores de crecimiento económico fue el aumento del mercado interno? Pues simplemente porque hay mucha más gente trabajando, no porque los que trabajan ganen más. De hecho el aumento de la masa salarial (el ingreso promedio de la población ocupada multiplicado por el número de personas trabajando) en términos reales en el periodo antes mencionado es de 11.6%, lo que representa un incremento promedio anual de 1.84%.  Esta es sin duda una tasa que favorece el crecimiento del consumo de manera agregada.

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En México cada vez hay más gente trabajando, pero ganan lo mismo que hace 6 años. 

Este último dato es muy importante para los empresarios ya que explica parte del porque puedes vender más, pero sin poder aumentar los precios de tus productos. Para ejemplificar, la situación antes descrita  explica como un fabricante de zapatos puede pasar en 6 años de producir y vender 4,500 a 5,000 pares semanales, pero también explica porque pasó de venderlos de 479 a 499 pesos (supongamos precio aparador). Y es que insisto, si, hay más gente comprando, pero esas personas no tienen un mayor poder adquisitivo que les permita adquirir bienes de un mayor precio, por lo que muchos fabricantes durante este sexenio han tenido que absorber diversos aumentos en sus costos de producción, sin elevar demasiado sus precios, sacrificando la rentabilidad del negocio.

Desde luego que el anterior ejemplo es una súper simplificación de lo que está sucediendo y cada empresa en las diferentes ramas industriales enfrenta una realidad diferente en cuanto a ventas y posibilidades de aumentar el precio de su producto. Hay quien tendrá un magnífico desempeño en cuanto a ventas y quien no, y desde luego hay quien pudo aumentar los precios de sus bienes en función de haber brincado a un segmento de mercado que demanda un mayor valor agregado. No obstante lo anterior, y en función de lo platicado con varios empresarios, creo que el ejemplo de los zapatos refleja relativamente bien lo que sucede con el mercado interno.

Otro factor que sin duda afecta la situación es lo que sucede con las grandes cadenas comerciales, las cuales acaparan cada vez un mayor porcentaje de los canales de venta de productos en México. Estas grandes cadenas, en aras de brindar los precios más bajos posibles, y dada la creciente competencia que enfrentan por las ventas en línea de gigantes como Amazon, es que no les permiten incrementos de precios a muchos de sus proveedores. Además de los otros problemas que surgen por los descuentos no autorizados, cargos por gastos de publicidad, entre otros, que también presionan la rentabilidad del negocio de los productores. Es así que aunque un fabricante no le venda a estas grandes cadenas, igual se ve afectado negativamente porque estas gigantescas empresas son referentes de mercado para el establecimiento de precios en amplios sectores de la economía.

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Las grandes cadenas comerciales dificultan el alza de precios que permita a los empresarios pagar mejores sueldos a sus empleados.

Otro aspecto que también afecta negativamente las posibilidades de aumentar los precios por parte de los fabricantes es lo extendida que sigue estando la economía informal, y no me refiero a la existencia de puestos ambulantes y tianguis, sino a que muchas grandes empresas, enormes productoras de bienes manufacturados están en la ilegalidad completamente o parcialmente. Muchas empresas en México compran facturas, venden remisionado sin reportar la venta al fisco, tienen a un pequeño porcentaje de sus trabajadores registrados en el IMSS, entre otras tantas prácticas de informalidad. Esto consiste una fuente de competencia ilegal para quien si está en orden y en la formalidad, ya que para el legal los costos de producción son más altos y la rentabilidad más baja. Entonces lo que sucede es que cuando una empresa formal se enfrenta a una serie de competidores ilegales, pues es complicado poder aumentar los precios de los productos porque te sales de mercado. Es así que como no puedes subir los precios, la rentabilidad baja y eventualmente se complica el poder pagarle mejor a los trabajadores, lo que a su vez se traduce en la precarización de los puestos de trabajo, que comentaba al principio de este artículo editorial.

A manera de conclusión podemos señalar que México debe buscar romper el circulo vicioso en el que se encuentra, uno en el que hay muchas empresas pobres producto de la pérdida de rentabilidad del negocio por los crecientes costos de producción y estancamiento de los precios de venta. Esto incide en las posibilidades de mejorar los ingresos de la población ocupada, por lo que se debe atender de manera integral combatiendo la ilegalidad (interna y externa), mejorando las prácticas comerciales de las grandes cadenas comerciales, y trabajando en las otras asignaturas que tenemos pendientes como el aumento de la productividad.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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¿Es el mercado interno verdaderamente fuerte?

mercado
El nivel de ingresos promedio de la población ocupada en México se ha estancado en los últimos cinco años.

La semana que recién concluye el INEGI dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente al tercer trimestre de 2017, y en ella se confirma lo que hemos estado observando a lo largo del sexenio: una importante expansión del empleo, pero de baja calidad, de manera que los ingresos reales de la población ocupada en promedio han estado  estancados.

 

De acuerdo a la ENOE, en el periodo del tercer trimestre de 2012 al mismo trimestre de 2017 la población ocupada (que laboró al menos una hora a la semana) aumentó en 3.163 millones de personas al haber pasado de 49.275 a 52.438 millones de personas, lo que representa un aumento de 6.4% (equivalente al 1.25% promedio anual). Esta cifra se compara favorablemente con la evolución del número de trabajadores registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el cual pasó de 16.033 millones en septiembre de 2012 a 19.428 millones en el mismo mes de 2017, lo que representa  un incremento de 3.395 millones de personas en el lapso de cinco años. Decimos que esta es una cifra favorable porque implica que por primera vez en la historia, el número de trabajadores registrados en el IMSS creció más en términos absolutos que la población ocupada total, de tal manera que pasamos de tener un 32.5% del total de población ocupada con prestación del IMSS a tener el 37.1% del total de la población ocupada con esta prestación.

 

Como se señaló líneas arriba, el problema es que los salarios promedio de la población ocupada se han estancado debido a que los puestos de trabajo de menores remuneraciones han aumentado, mientras que los de mayores ingresos han disminuido. En el comparativo del tercer trimestre de 2012 al mismo trimestre de 2017 vemos que la población ocupada que no recibe ingresos disminuyó en -639 mil personas, los que ganan hasta un salario mínimo aumentaron en 567 mil personas, los que perciben de 1 a 2 salarios mínimos subieron en 2.269 millones de personas, y los que ganan de 2 a 3 salarios mínimos crecieron en 484 mil personas. Por su parte, los que perciben de 3 a 5 salarios mínimos disminuyeron en -721 mil personas y los que ganan más de 5 salarios mínimos decrecieron en -1.172 millones de personas.

Población ocupada

De esta manera,  el salario promedio ponderado de la población  ocupada en México disminuyó de 2.44 salarios mínimos al día en el tercer trimestre de 2012 a 2.25 salarios mínimos al día en el tercer trimestre de 2017. Alguien pudiera argumentar que esto es “normal” dado que el salario mínimo pasó en el periodo de 60.50 a 80.04 pesos por día, de tal manera que el salario promedio diario de la población ocupada en México pasó de 147.77 pesos en el tercer trimestre de 2012 a 180.30 pesos en el mismo trimestre de 2017, lo que representa un aumento nominal de 22.0%.

 

Aquí el problema es que la inflación en el periodo de septiembre de 2012 al mismo mes de 2017 fue de 22.0%, lo que entonces provoca que en términos reales (ajustado por inflación), el salario promedio de la población ocupada en México creció apenas 0.9% en el periodo de los últimos cinco años (equivalente a tan sólo 0.17% promedio anual en el periodo). Queda claro pues que el nivel de ingresos del grueso de la población ocupada en México está estancado.

 

Dados estos datos, ¿Por qué el gobierno nos presume y nos habla tanto de la fortaleza del mercado interno como motor de crecimiento económico? Pues simplemente porque hay más gente trabajando, no porque la gente esté ganando más. La masa salarial en México ha crecido 7.3% en términos reales en el periodo del tercer trimestre de 2012 al mismo trimestre de 2017. Esta tasa equivale a un aumento promedio anual de 1.42%, por lo que queda claro que efectivamente aproximadamente dos terceras partes del mediocre crecimiento económico que hemos tenido este sexenio (2.2% en promedio anual), se debe a “la fortaleza” del mercado interno.

 

Otros indicadores que arroja la ENOE y que dan cuenta de la situación del mercado laboral en México son los relacionados a la población desocupada (entendida como aquella que no trabajó siquiera una hora durante la semana de referencia de la encuesta, pero manifestó su disposición para hacerlo e hizo alguna actividad por obtener empleo), la subocupada (referida al porcentaje de la población ocupada que tiene la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual le demanda) y la ocupada en el sector informal (sector informal, trabajo doméstico remunerado de los hogares, trabajo agropecuario no protegido y trabajadores subordinados que aunque trabajan en unidades económicas formales, lo hacen en modalidades fuera de la seguridad social).

 

En cuanto a la población desocupada, ésta pasó de 2.652 millones de personas en el tercer trimestre de 2012 a 1.931 millones en el mismo trimestre de 2017, lo que representa una disminución de 720 mil personas, equivalente a una caída de -27.2%. De esta manera la tasa de desocupación se ubicó en apenas el 3.3% de la Población Económicamente Activa (PEA), lo que ubica a nuestro país muy cercano al pleno empleo, pero que aunado con los datos antes presentados, denota que el desempleo se encuentra en niveles históricamente bajos, pero esto se debe a la precariedad del empleo.

 

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En México el 26.6% de la población ocupada trabaja en condiciones de informalidad en empresas formales

Dada esta situación, en la que en muchas ciudades muchos sectores económicos enfrentan un serio problema de escasez de mano de obra, se puede presentar un problema ya que los salarios tenderán a aumentar pero sin estar aparejados a los incrementos en la productividad, lo que se traducirá en mayores costos de producción para las empresas que no se vuelvan más productivas. Es por esto que se vuelve muy importante el que los diferentes órdenes de gobierno sepan la razón por la que muchas personas están desocupadas, ya que es posible que muchas de ellas lo que requieran sea capacitación, mejora en el sistema de transporte de su vivienda a donde están las fuentes de trabajo, para las mujeres facilidades para que les cuiden sus hijos en esquemas diferentes a los de las guarderías del IMSS, entre otros.

 

Ahora, en relación a la población subocupada, vemos que ésta pasó de 4.286 millones de personas en el tercer trimestre de 2012 a 3.686 millones en el mismo trimestre de 2017, lo que representa una disminución de -599 mil personas en esta condición, equivalente a una baja de -14.0%. De esta manera, la población subocupada pasó de representar el 8.7% de la población ocupada en el tercer trimestre de 2012 a ser el 7.0% de ésta en el tercer trimestre de 2017.

 

Finalmente, en cuanto a la población ocupada en la informalidad, vemos que ésta pasó de 14.331 millones en el tercer trimestre de 2012 a 13.946 millones en el mismo trimestre de 2017, lo que representa una disminución de -384 mil personas, equivalente a una baja de apenas -2.7%. Es así que los ocupados en la informalidad pasaron de representar el 29.1% de la población ocupada en el tercer trimestre de 2012 a ser el 26.6% de la población ocupada en el mismo trimestre de 2017. En relación a este punto, es muy importante que las autoridades del IMSS y del Servicio de Administración Tributaria (SAT) intensifiquen sus actos de revisión y fiscalización para que todas las personas que trabajan en una empresa legalmente constituida cuenten con las prestaciones de ley. Esto es relevante porque las empresas que sólo tienen en el IMSS a una parte de sus empleados gozan de una ventaja en costo respecto a las que si cumplen con la ley. De esta manera los informales se convierten una especie de cáncer que provoca que los formales dejen de cumplir al 100% para poder ser competitivos.

 

A manera de conclusión podemos señalar que México cuenta con un mercado interno relativamente fuerte por el crecimiento de su fuerza laboral, y no porque la población ocupada en promedio esté ganando más ingresos. La capacitación y el adiestramiento de la población ocupada y la desocupada es fundamental para que los salarios crezcan sin generar presiones inflacionarias y para que los que no tienen empleo cuenten con uno. El combate a la economía informal también debe seguir siendo prioridad, se han logrado avances sustanciales y como evidencia tenemos las estadísticas de trabajadores registrados en el IMSS, pero queda más que claro que aún falta mucho por hacer en este tema.

 

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Deterioro de los ingresos y de la confianza del consumidor

1453305Entre los determinantes más importantes de la fortaleza del mercado interno están el poder adquisitivo de los consumidores y el nivel de confianza que éstos tienen. En la medida en que en un país aumenta la población ocupada y el nivel salarial promedio de ésta se eleva en términos reales, habrá una mayor masa salarial para la adquisición de bienes y servicios. Por su parte, es de esperarse que si la confianza del consumidor aumenta entonces las personas se sentirán más animadas para realizar compras, sobre todo de bienes duraderos como refrigeradores, automóviles, lavadoras, televisiones, entre otros.

 

A continuación presento el análisis de cómo se han comportado estas dos variables (ingresos de la población ocupada y nivel de confianza del consumidor) en el comparativo de 2017 respecto a 2012, y lamentablemente veremos que las cosas no marchan de manera óptima, lo cual limita las posibilidades de crecimiento y explica buena parte de la razón por la que la tasa de crecimiento promedio del PIB en el sexenio del presidente Peña Nieto es de apenas 2.16 por ciento.

 

Respecto al primer punto, tenemos que los ingresos promedio de la población ocupada muestran un estancamiento en el periodo del primer semestre de 2012 al mismo semestre de 2017. De acuerdo a cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de INEGI, en el primer semestre de 2012 había en México una población ocupada de 48.364 millones de personas, de las cuales el 13.6% percibían hasta 1 salario mínimo, el 23.7% entre 1 y 2 salarios mínimos, el 22.0% entre 2 y 3 salarios mínimos, el 15.1% entre 3 y 5 salarios mínimos, sólo el 8.0% más de 5 salarios mínimos, el 7.8% no recibía ingresos y el restante 9.7% no estaba especificado. Para el primer semestre de 2017 la población ocupada fue de 52.029 millones de personas, de las cuales el 14.4% ganan hasta un salario mínimo, el 27.3% entre 1 y 2 salarios mínimos, el 21.3% entre 2 y 3 salarios mínimos, el 12.6% entre 3 y 5 salarios mínimos, apenas el 5.3% más de 5 salarios mínimos, el 6.2% no recibe ingresos y el 12.9% no estaba especificado.

 

Esto significa que entre el primer semestre de 2012 y el mismo semestre de 2017 la población ocupada total creció en 7.6%, lo cual es un buen dato; sin embargo, los que ganan menos de 1 salario mínimo aumentaron en 14.1%, los que ganan de 1 a 2 salarios mínimos crecieron en 23.6%, y los que ganan de 2 a 3 salarios mínimos subieron 4.3%. Lamentablemente los que ganan de 3 a 5 salarios mínimos disminuyeron -10.1% y los que perciben más de 5 salarios mínimos decrecieron -29.6%. Pero otro buen dato es que los que no perciben ingresos disminuyeron -14.5%. Finalmente, los no especificados aumentaron en 42.9%, seguramente por la falta de confianza de decirle al encuestador cual es su nivel de percepciones.

 

Estos datos son indicativos de que la población ocupada en México pasó de ganar un promedio de 2.46 salarios mínimos en el primer semestre de 2012 a ganar un promedio de 2.25 salarios mínimos en el primer semestre de 2017. Uno puede asumir que esto es normal, dado que en el periodo el salario mínimo creció significativamente al pasar de 60.50 a 80.04 pesos, lo que representa un aumento de 32.3%. Esto provoca que en términos nominales el salario promedio de la población ocupada en México pasara de 148.90 pesos diarios en el primer semestre de 2012 a un promedio de 179.85 pesos diarios en el primer semestre de 2017, lo que implica un incremento nominal de 20.8 por ciento.

 

Sin embargo, cuando tomamos en consideración que la inflación en el periodo fue de 20.6%, pues entonces nos queda que en términos reales el salario promedio de la población ocupada en México creció sólo 0.2% en el periodo del primer semestre de 2012 al mismo semestre de 2017. ¿Entonces porque el gobierno nos habla de que el fortalecimiento del mercado interno ha sido pilar del crecimiento económico en un contexto internacional complicado?

 

Pues lo que sucede es que la población ocupada total ha venido aumentando en promedio 732,886 personas por año en los últimos cinco años y eso es lo que provoca que cada vez haya mayor masa salarial disponible para gastar; aunque como ya se señaló, eso no significa que la población en su conjunto ahora tenga más ingresos reales para poder gastar. Así pues, en resumen, lo que tenemos es que entre 2012 y 2017 la población ocupada gana lo mismo en términos reales, pero hay 3.664 millones de personas adicionales trabajando.

 

Ahora, respecto al nivel de confianza de los consumidores, podemos decir que en lo que va del sexenio éste se ha deteriorado de forma sustancial.

 

De acuerdo a cifras del INEGI, en el comparativo de los primeros ocho meses de 2017 respecto a los mismos meses de 2012, tenemos que el índice de Confianza del Consumidor ha disminuido en -14.0%. Esto denota mayor pesimismo por parte de los consumidores, lo que provoca que éstos cuiden más su gasto ante la percepción de que la situación económica presente y futura no está bien.

 

La fuerte disminución en la confianza del consumidor es el resultado de caídas en los diferentes componentes del índice, los cuales menciono a continuación:

 

En cuanto a la pregunta que hace el INEGI “Comparada con la situación económica que los miembros de este hogar tenían hace 12 meses ¿cómo cree que es su situación en este momento?”, esta presenta una caída de -2.1% en el comparativo de 2017 respecto a 2012; en relación a la pregunta “¿Cómo considera usted que será la situación económica de los miembros de este hogar dentro de 12 meses, respecto a la actual?”, ésta tiene una disminución de -9.2%; respecto a la pregunta “¿Cómo considera usted la situación económica del país hoy en día comparada con la de hace 12 meses?”, ésta es de las que mayor deterioro observa y muestra una caída de -22.6%; y en cuanto a la pregunta “¿Cómo considera usted que será la condición económica del país dentro de 12 meses respecto a la actual situación?”, ésta es la de peor desempeño ya que muestra con una caída de -28.3 por ciento.

 

Queda claro entonces que los consumidores se sienten pesimistas respecto a su situación económica, pero el pesimismo es aún mayor cuando se trata de la situación económica del país, lo que es indicativo de una percepción de que las políticas económicas llevadas a cabo no son las correctas. Factores como la elevada inflación que estamos padeciendo, las dudas respecto a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la creación de miles de empleos inadecuadamente remunerados cada año, los temas de inseguridad, entre otros, seguramente inciden en que las personas no tengan confianza hacía el futuro, como si la tenían en el año 2013, cuando se observaron los índices de confianza más elevados de los últimos cinco años.

 

A manera de conclusión podemos señalar que es indispensable que el gobierno federal pueda dar un mayor impulso a la economía de las familias, y esto se puede lograr con programas más agresivos de apoyo para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), las cuales constituyen el 98% de las unidades económicas del país y dan empleo a más del 70% de la población ocupada.

 

En este sentido se debe cuidar que en el Presupuesto de Egresos de 2018 se le doten de mayores recursos al Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM) y al Programa para la Productividad y Competitividad Industrial (PPCI), para que pueda dar más apoyos que incentiven la creación, el desarrollo y la productividad de las empresas; en especial las de jóvenes y mujeres.

 

De igual forma, las autoridades de los tres órdenes de gobierno deben trabajar con los empresarios, para impulsar programas de capacitación de aquellas personas que forman parte de la población económicamente inactiva, y que están en posibilidades de trabajar, pero no lo hacen porque no cuentan con las habilidades suficientes. En este rubro también es pertinente sugerir que se eliminen aquellos incentivos perversos que hacen que muchas personas no quieran trabajar, ya que si trabajan pierden el apoyo que reciben del gobierno.

Alejandro Gómez Tamez

Director General GAEAP

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt