La desaceleración de la economía nacional

Los indicadores dados a conocer en la semana que recién concluye confirman que el ritmo de recuperación económica mundial se está desacelerando. Veamos los casos de las dos mayores economías del planeta: En Estados Unidos se informó que en el tercer trimestre de este año el Producto Interno Bruto (PIB) creció apenas 2.0% con respecto al trimestre inmediato anterior. Este dato contrasta con los incrementos observados de 6.7% y 4.5% observados en el segundo y primer trimestres de este año, respectivamente.  Por su parte, la segunda mayor economía del mundo, la de China, creció sólo 4.9% en el comparativo del tercer trimestre de 2021 respecto del mismo trimestre de 2020, tasa inferior al 7.9% observado en el segundo trimestre y del 12.7% del primero.

Buena parte de la desaceleración de la economía mundial se debe a que en la medida en que los países de todo el mundo eliminan las restricciones a la actividad económica ocasionadas por el Covid, los suministros de muchas materias primas no pueden satisfacer la demanda. La escasez global de semiconductores, por ejemplo, ha afectado mucho la fabricación de automóviles de EE.UU., lo que a su vez se tradujo en una caída de -26.2% en el consumo de bienes duraderos en dicha nación. Desde luego que los problemas logísticos con los puertos saturados de contenedores, la aparición de la variable delta del Covid en pleno verano, así como los incrementos en los precios de los insumos y energía han causado mella en el desempeño económico mundial.

México no es la excepción a este fenómeno de desaceleración y muestra de ello es que el INEGI dio a conocer la Estimación Oportuna del PIB y con cifras desestacionalizadas, en el comparativo del segundo al tercer trimestre de 2021, el PIB total disminuyó -0.2%. Esta contracción es producto de que las actividades terciarias (comercio y servicios) disminuyeron -0.6%, mientras que las primarias (agricultura y ganadería) y las secundarias (industria) crecieron 0.7% en ambos casos.

Esto viene a confirmar lo que diversos analistas habíamos anticipado en el sentido de que entre julio y septiembre el proceso de recuperación se detuvo. Para el caso concreto de México, en esta entrega analizamos algunas de las causas que influyeron en el mal desempeño económico durante el tercer trimestre del año.

1. Variante Delta del Covid. La aparición de esta variante provocó que sectores como el comercio y turismo dejaran de crecer, además de que mermó la confianza de los consumidores. Con cifras originales, vemos que los ingresos de los establecimientos comerciales al menudeo crecieron apenas 0.72% entre junio y julio de este año, y cayeron -0.36% entre julio y agosto. Por su parte, la confianza de los consumidores también se vio afectada, ya que el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) no creció entre junio y julio, cayo -4.1% entre julio y agosto, y creció apenas 1.9% entre agosto y septiembre. Sabemos que si los consumidores no se sienten optimistas guardan la cartera, por lo que la caída en la confianza de los consumidores resultó muy importante.

2. Desaceleración económica de Estados Unidos. Desde luego que la desaceleración económica de Estados Unidos nos afectó porque el ritmo de crecimiento de las exportaciones mexicanas se contrajo.  Entre junio y julio el valor de las exportaciones totales de México cayó -4.2%, entre julio y agosto disminuyó otro -1.4% y entre agosto y septiembre creció 3.4%. La desaceleración de las exportaciones desde luego que afecta directamente el desempeño del sector manufacturero. Al analizar el Índice de Volumen Físico de la Actividad Industrial (IVFAI) vemos que con respecto al mes inmediato anterior, las manufacturas cayeron -1.31% en mayo, se contrajeron -0.17% en junio, aumentaron apenas 1.56% en julio y crecieron sólo 0.21% en agosto.

3. Problemas en las cadenas globales de suministros y escasez de insumos. Se ha comentado ampliamente que a nivel mundial las interrupciones de la cadena de suministro se han convertido en un desafío importante para la economía global desde el inicio de la pandemia. Los cierres de fábricas en China a principios de 2020, los cierres de actividad económica en varios países, la escasez de mano de obra, la fuerte demanda de bienes comerciables, las interrupciones en las redes logísticas y las limitaciones de capacidad han dado lugar a grandes aumentos en los costos de flete y tiempos de entrega. Esto sin duda causó mella en el PIB mexicano también.

4. Alzas de precios de insumos para la producción. Derivado del punto anterior, los precios de los insumos se han aumentado, lo que a su vez ocasiona una disminución de la oferta y por lo tanto una desaceleración económica. De igual manera, los mayores costos de producción ocasionan dos cosas: a. Que los precios de los bienes y servicios se incrementen (la inflación fue de 6.12% anualizado en la primera quincena de octubre), lo que ha ocasionado que el Banco de México apriete la política monetaria hasta llevar su tasa de interés objetivo a 4.75% y con la perspectiva de que cierre 2021 en 5.25%; y b. Que las utilidades de las empresas disminuyan, complicando así las posibilidades de invertir y crecer.

5. Animadversión del gobierno federal en contra del sector privado. Varios analistas hablan de que la actual relación entre el sector privado y el gobierno federal era algo que no se veía desde el sexenio del presidente Luis Echevarría Álvarez. Las expresiones de desdén hacía el sector privado por parte del presidente desaniman el clima de negocios y afectan la inversión productiva. En su comparativo con el mes inmediato anterior, la Inversión Fija Bruta total registró una caída de -6.2% en abril, creció 5.5% en mayo, cayó -2.1% en junio y subió 2.3% en julio. Desafortunadamente no hay datos más actuales de esta variable al momento de escribir estas líneas, pero es evidente que el gobierno federal hace poco por alentar la inversión productiva por parte del sector privado.

Desde luego que hay otros factores importantes que han afectado a la actividad económica en el tercer trimestre de este año. Es muy importante mencionar que la caída del PIB en el periodo del segundo al tercer trimestre de este año de ninguna manera debe ser interpretada en este momento como que nos aproximamos a una crisis económica, ya que si realizamos una  comparación anual del tercer trimestre de 2020 al mismo trimestre de 2021, utilizando cifras originales, tenemos que el PIB total registró un avance de 4.6%, producto de que las actividades primarias crecieron 0.7%, las secundarias avanzaron 5.3%, mientras que las terciarias crecieron 4.1%.

Con los datos del tercer trimestre de 2021, ya tenemos que el balance de los primeros nueve meses del año es favorable ya que el PIB total muestra un crecimiento anualizado de 6.1%, producto de que las actividades primarias crecieron 3.4%, las secundarias 8.7% y las terciarias 5.2%. Con estas cifras confirmamos que todavía nos hace falta mucho camino por andar para regresar a los niveles de PIB que teníamos en 2019. Las cifras nos permiten estimar que en el comparativo de los primeros nueve meses de 2021 respecto de los mismos meses de 2019 el PIB total está 4.1% por debajo, el PIB de las actividades primarias se encuentra 2.02% arriba, el de las actividades secundarias 4.47% por debajo, mientras que el de las terciarias se encuentra 3.91% por debajo.

A manera de conclusión podemos señalar que al momento de escribir estas líneas, la economía nacional sigue en un proceso de recuperación, aunque tuvo un tercer trimestre complicado por las razones antes expuestas. En estos momentos ningún analista serio está anticipando una crisis para el cierre de este año ni en el que sigue. Sin embargo, si hay cosas que preocupan como la alta tasa de inflación y el impacto que esto tendrá en la política monetaria. Todo indica que México seguirá creciendo porque estamos en el proceso de rebote tras la caída de 2020, pero las malas decisiones de política económica por parte del gobierno federal harán que el crecimiento sea cada vez más bajo y que sigamos perdiendo competitividad en comparación de otras naciones. O sea, crisis no hay, pero problemas si, y son muchos.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP* 

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

La debilidad de la demanda agregada de México: Consumo e Inversión

En la semana que recién concluye el Banco de México se sumó al grupo de analistas que han revisado al alza sus expectativas de crecimiento para la economía mexicana en 2021 y 2022. En su Informe Trimestral correspondiente al cuarto trimestre de 2020, el banco central menciona que sus previsiones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2021 (para el escenario central) se revisan al alza de 3.3% en el informe previo a 4.8% en el actual, en tanto que la expectativa de crecimiento para 2022 se ajusta de 2.6% a 3.3% en la misma comparación.

Si bien es positivo que se ajusten al alza la expectativa de crecimiento, habrá que trabajar para que ésta se materialice. Hemos comentado en las pasadas entregas que el único motor de crecimiento económico que tiene México encendido en este momento es el de las exportaciones, mismas que en enero de 2021 se encontraban sólo 2.6% por debajo de su nivel de enero de 2020 (pero que en diciembre de 2020 ya estaban 11.5% por encima del nivel observado en diciembre de 2019).

Al analizar los otros componentes de la demanda agregada, tenemos que el INEGI publicó las cifras del Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior (IMCPMI), así como las de la Inversión fija bruta (IFB) correspondientes al mes de diciembre de 2020, y éstas evidencian que aunque el PIB cayó apenas -4.3% en el cuarto trimestre de 2020 y  que el IGAE se contrajo sólo -2.68% en diciembre de dicho año, la economía sigue enfrentando importantes retos para su recuperación en el periodo de 2021 a 2024.

Más allá de las exportaciones, que van bastante bien; lo que suceda al consumo privado y a la inversión fija es relevante porque a nivel macroeconómico, la demanda agregada de un país está conformada por la suma del consumo privado, la inversión física empresarial, el gasto del gobierno y las diferencia de exportaciones menos importaciones. En esta entrega damos cuenta de la evolución de consumo privado e inversión fija al cierre de 2020.

Consumo privado

El componente consumo privado es el principal componente de la demanda agregada y muestra de ellos es que en los primeros tres trimestres de 2020 éste representó el 63.7%. Aunado a lo anterior, el consumo es importante porque el nivel de éste es quizás el principal elemento que denota el bienestar de una población. Es de suponerse que una sociedad que tiene mayores niveles de consumo vive mejor a una en la que los niveles de consumo son menores. Es por ello que resulta una verdadera desgracia el darnos cuenta de que en  el comparativo del 2020 respecto de 2019, el IMCPMI disminuyó -11.0%. Este nivel de caída hace palidecer las disminuciones observadas en el consumo en las anteriores crisis económicas que ha vivido México (por ejemplo, en 1995 el consumo cayó -4.8% y en 2009 se redujo -6.0%).

La caída de -11.0% en el IMCPMI es producto de que en 2020 el consumo de bienes y servicios nacionales se contrajo -10.5%, mientras que el de bienes importados cayó -15.1%. Analizando a detalle la caída de -10.5% en el consumo de bienes y servicios nacionales, vemos que en 2020 la caída en el consumo de bienes fue de -6.6%, mientras que la disminución en el consumo de servicios fue de -14.1%. Profundizando en lo que sucedió con el consumo nacional de bienes, vemos que la caída de -6.6% se debió a que el consumo de bienes duraderos (refrigeradores, estufas, muebles, etc.) cayó -15.2%, el consumo de bienes semiduraderos (calzado, ropa) se desplomó -26.1%, mientras que el consumo de bienes no duraderos (alimentos) cayó -1.6%.

La fuerte disminución en el consumo de bienes semiduraderos explica la severa crisis que enfrentaron en 2020 las industrias del cuero-calzado y del vestido, mismas que disminuyeron el valor de su producción en dicho año en -29.1% y -33.7% respectivamente.

Inversión Fija Bruta

El componente de la demanda agregada más golpeado en los últimos años es el de la inversión fija bruta. Este es un asunto que preocupa por su doble efecto negativo. Primero, porque implica un menor gasto en general en la economía (hay menos gente produciendo maquinaria y equipo y por lo tanto se llevan menos ingresos a sus hogares), y segundo, porque significa que se limitan las posibilidades de producción futura por parte de México (si no se producen o importan suficientes máquinas nuevas, no hay forma de aumentar la producción y la productividad de la mano de obra en los próximos años).

En 2020 la inversión fija bruta en México disminuyó -18.2%, la mayor caída desde que se mantiene registro estadístico, y es un resultado que se suma al mal desempeño de este indicador en los últimos cuatro años. En 2019 la inversión fija cayó -4.6% en términos reales, en 2018 ésta había crecido apenas 0.9% después de que en 2017 había disminuido -1.2%.

La caída de -18.2% en la inversión fija bruta en 2020 se debe a que la construcción se contrajo -17.4%, mientras que la inversión  en maquinaria y equipo disminuyó -19.3%. En relación a la construcción, la residencial disminuyó -15.0%, mientras que la no residencial se contrajo -19.7% el año pasado. En cuanto a la inversión en maquinaria y equipo (incluye equipo de transporte), en 2020 la de origen nacional bajó -23.5%, mientras que la de origen importado disminuyó -16.4%. Preocupa de manera especial que la inversión en maquinaria, equipo y otros bienes de origen nacional presenta una caída de -15.9%, mientras que la maquinaria,  equipo y otros bines de origen importado se contrajo -13.1%. 

Es verdad que en el comparativo de diciembre de 2019 al mismo mes de 2020 ya se observa una mejoría en el sentido de que las tasas de disminución se han moderado, pero las caídas siguen siendo fuertes. En diciembre de 2020 la inversión fija bruta total presenta un nivel 11.5% por debajo del de hace un año, producto de que la construcción presenta una caída de -14.1%, mientras que la maquinaria y equipo (incluye equipo de transporte) observa un retroceso de -12.3%.

Todo esto es muy preocupante porque sin una adecuada cantidad de inversión física, se limitan las posibilidades de crecimiento económico y de recuperación de los niveles de ingreso de la población ocupada. La teoría económica deja en claro que la única manera en que se puede mejorar el nivel de ingresos del personal ocupado sin generar presiones inflacionarias es a través de los aumentos en la productividad de la mano de obra (aumentar producción con los mismos insumos). Una de las principales maneras para aumentar dicha productividad es a través de la adquisición de más y mejores máquinas para que las personas puedan hacer mejor su trabajo. Lo que hemos visto en México es un gran retroceso en los últimos siete años ya que el nivel de inversión de 2020 estuvo 11.2% por debajo del observado en 2013, y con este ritmo tan bajo de reposición de capital el resultado neto es un proceso de destrucción de capital.

Conclusiones

Los niveles tan bajos de consumo privado y de inversión productiva en México son un serio limitante para el crecimiento de la economía nacional; por lo que insisto en que el único motor sólido de crecimiento que tiene nuestro país es el de las exportaciones. Nuevamente tenemos puesto nuestro futuro económico en la suerte de los Estados Unidos, que con el estímulo económico de 1.9 billones de dólares recién aprobado por el Senado, seguro nos dará un fuerte impulso (además de que la reciente depreciación de nuestra moneda a niveles por encima de los 21.30 pesos por dólar, producto del aumento en las tasas de interés de largo plazo en EE.UU. también nos dan un impulso).

Respecto a la inversión productiva quisiera agregar que la perspectiva es de que ésta se mantendrá muy débil producto del clima de incertidumbre que ha creado el gobierno federal. Hay inversionistas extranjeros que se lo están pensando dos veces antes de poner sus plantas en México y están optando por naciones como Colombia. Otros que están en México, están considerando mudarse a otras ubicaciones.

En este contexto, se deben destacar iniciativas, como las de los estados que integran la Alianza Federalista, que tienen el propósito de generar confianza y dar a conocer las bondades que tiene México para la atracción de inversión extranjera a través de la plataforma tecnológica http://investinmx.com/. Esta plataforma promoverá las virtudes de México y particularmente de las entidades que conforman la Alianza, buscando el desarrollo regional en sectores estratégicos para lograr inversiones de mayor valor agregado.

Finalmente, pues no nos queda más que seguir trabajando para que en contexto de bajos niveles de consumo y de inversión productiva, podamos encontrar los nichos de mercado nacional que nos permitan aumentar el empleo y producción.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

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Colapso de la inversión fija y cancelación de posibilidades de crecimiento

Uno de los componentes de la demanda agregada que más se ha deteriorado en los últimos 20 meses es el de la inversión fija bruta. Esto es muy preocupante porque más allá del efecto negativo de corto plazo causado por una menor demanda, hay un impacto adverso en las posibilidades de crecimiento de la economía en el mediano y largo plazos (por el lado de la oferta), ya que si no hay inversión productiva, no se está reponiendo el capital requerido para la producción de bienes y servicios. En otras palabras, en México estamos viviendo un proceso de destrucción neta de capital fijo, lo cual limita lo que se podrá producir en la próxima década y merma la productividad de la mano de obra.

Los problemas en la formación de capital fijo bruto no son nuevos y vemos que desde el año 2019 éste ya presentaba problemas considerables por culpa de ciertas decisiones del gobierno federal, así como por las malas señales enviadas por algunos legisladores de izquierda. Con datos del INEGI vemos que en 2019 la inversión física bruta disminuyó -5.1% en términos anualizados, pero si además  consideramos que en ese año la población ocupada aumentó en 1.488 millones de personas (equivalente a un incremento de 2.7%), pues podemos estimar la fuerte caída de la relación de capital por trabajador, la cual resulta de un -7.62%, lo que seguro ha tenido un impacto muy nocivo en la productividad de la mano de obra y de sus posibilidades de mejorar sus niveles de ingreso.

En el año 2020, con el cierre de la actividad económica y sin medidas por parte del gobierno federal que restauren la confianza de los empresarios, el problema de la caída de la inversión fija bruta se ha exacerbado de manera por demás preocupante. A continuación se presenta el análisis de lo que ha sucedido con la inversión fija bruta en el comparativo del acumulado de los primeros siete meses de 2020 respecto de los mismos meses de 2019, y posteriormente se analiza el comparativo en el periodo de julio de 2020 respecto del mismo mes de 2019.

Comparación de enero a julio de 2020 respecto a enero a julio de 2019

En el comparativo del acumulado de los primeros siete meses de 2020 respecto de los mismos meses de 2019 vemos una caída de -21.4% en el índice de volumen físico de la inversión fija bruta total. Esta fuerte caída es producto de que la inversión en construcción cayó -20.1%, mientras que la inversión total en maquinaria y equipo se contrajo -23.2%.

En cuanto a la caída de -20.1% en la inversión en construcción, vemos que esta caída se debe a que la construcción residencial se contrajo -20.4%, mientras que la construcción no residencial cayó -19.8%. Ahora, tenemos que la caída de -23.2% en la inversión en maquinaria y equipo se debe a que la inversión nacional en equipo de transporte disminuyó -33.0%, la inversión nacional en maquinaria, equipo y otros bienes cayó -20.3%, la inversión en equipo de transporte importado disminuyó -36.9%, mientras que la inversión de origen importado en maquinaria, equipo y otros bienes cayó -16.5%.

Comparación julio 2019 a julio 2020

Los datos más recientes que nos proporciona el INEGI al momento de escribir estas líneas son los correspondientes a julio de 2020 y éstos siguen mostrando un escenario muy complicado. Tenemos que en el comparativo de julio de 2020 respecto del mismo mes de 2019, la inversión fija bruta total muestra una caída de -21.2%, lo cual es producto de una contracción de -23.7% en la construcción total y una caída de -18.1% en la inversión en maquinaria y equipo total.

La caída de -23.7% en la construcción total se debe a que la construcción residencial cayó -21.7%, mientras que la construcción no residencial se contrajo -25.8%. Por su parte, la caída de -18.1% en la inversión en maquinaria y equipo total es producto de que la inversión nacional en equipo de transporte disminuyó -24.5%, la inversión nacional en maquinaria, equipo y otros bienes se contrajo -20.5%, la inversión de origen importado en equipo de transporte disminuyó -35.3%, mientras que la inversión de origen importado en maquinaria, equipo y otros bienes disminuyó -10.7%.

Razones del colapso en la inversión fija bruta

Hay diversas razones de la fuerte disminución en 2019 y 2020, y una de ellas es la falta de confianza empresarial ocasionada por las erráticas señales enviadas por el gobierno federal y por diversos legisladores de izquierda que han presentado diversas iniciativas de ley que de materializarse ponen en riesgo la viabilidad económica del país.

Para ilustrar la falta de confianza empresarial en el ámbito del sector manufacturero, tenemos que de acuerdo con el INEGI, al mes de septiembre de este año, el Indicador de Confianza Empresarial Manufacturero se ubicó en un nivel 9.5 puntos por debajo de su nivel de septiembre de 2019, con lo que acumula 13 meses consecutivos en un nivel por debajo del umbral de 50 puntos (nivel por debajo del cual implica falta de confianza por parte de los empresarios). Al desglosar este indicador vemos que respecto al subíndice que mide si es el momento adecuado para invertir, éste muestra un nivel 17.4 puntos por debajo del valor que tenía en septiembre de 2019, con lo que acumula 86 meses por debajo del umbral de 50 puntos.

En relación al Indicador de Confianza Empresarial de la Construcción, tenemos que en septiembre de 2020 éste presentó un valor 7.7 puntos por debajo del nivel de septiembre de 2019 y acumuló 23 meses por debajo del umbral de 50 puntos. De igual forma, en cuanto al subíndice de si es el momento adecuado para invertir, éste presenta un valor 8.3 puntos por debajo del observado en septiembre de 2019, con lo que acumuló 86 meses por debajo del umbral de 50 puntos.

Finalmente, en relación al Indicador de confianza empresarial del sector comercio, éste presentó un valor de 9.4 puntos por debajo del observado en septiembre de 2019, con lo que acumuló 11 meses por debajo del umbral de los 50 puntos. En relación al subíndice de si es el momento adecuado para invertir, tenemos que éste presentó en septiembre de 2020 un nivel 15.4 puntos por debajo del observado en igual mes de 2019, con lo que acumuló 84 meses por debajo del umbral de 50 puntos.

Más allá de la falta de confianza empresarial, que es importantísimo, otro factor que ha ocasionado la fuerte caída de la inversión fija bruta ha sido la enorme baja en los niveles de consumo privado, ya que los empresarios sienten poco incentivo a ampliar sus capacidades productivas cuando el mercado está contraído. De acuerdo con el INEGI, en el comparativo de los primeros siete meses de 2020 respecto de los mismos meses de 2019, el Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior presenta una caída de -11.8%, producto de que el consumo de bienes y servicios de origen nacional cayó -11.3%, mientras que el consumo de bienes de origen importado disminuyó -13.5%.

En cuanto a la caída de -11.3% en el consumo de bienes y servicios de origen nacional, tenemos que el consumo de bienes duraderos presenta una caída de -21.2%, la de consumo de bienes semiduraderos muestra una disminución de -35.7%, mientras que el consumo de bienes no duraderos está abajo -2.1%.

Conclusiones

La caída en la inversión fija bruta que se ha venido dando desde el 2019, y que se ha deteriorado aún más en 2020, será la mayor limitante para las posibilidades de crecimiento de la economía nacional en la próxima década. El nivel de destrucción de capital, al no reponer los activos que se deprecian y deterioran, provoca una fuerte caída de la relación de capital por trabajador, lo que se traduce en bajos niveles de productividad y por lo tanto bajos niveles salariales.

El problema es que el gobierno federal parece no entender esto y muestra de ello es que no ha generado ni un solo incentivo para que las empresas inviertan, y por el contrario, toma decisiones que hacen que muchos empresarios decidan no apostar por el crecimiento y ampliación de las capacidades productivas de sus negocios.

Nos tomará muchos años salir de la trampa de pobreza en la que hemos caído. Lo que sucedió en 2019 y 2020 será recordado como años verdaderamente obscuros, no por el Covid-19, sino porque el gobierno federal no hizo nada para evitar el colapso de la inversión productiva, y la consecuente pérdida de productividad y de niveles de ingreso de la población ocupada. 

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Con menor consumo, cae el nivel de vida de millones de mexicanos

Desde este espacio hemos comentado el enorme costo económico que ha tenido el cierre de buena parte de la actividad económica en México en los últimos meses. Una de las repercusiones más fuertes la vimos con el retiro de 12 millones de personas de la población económicamente activa en abril y mayo de este año, así como un incremento sustancial en el número de personas subocupadas, llegando éstas a 11 millones de personas en abril y luego a 13 millones de personas en mayo.

La obligación de cerrar muchas actividades económicas implicó el freno de buena parte de la actividad productiva y muestra de ello es que el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) se contrajo -19.9% en el pasado mes de abril. Muchas empresas, al no tener ingresos por ventas y por el retraso en el pago de sus cuentas por cobrar, se vieron forzadas a disminuir los sueldos del personal o a realizar despidos de parte (o inclusive la totalidad) de sus empleados.  Por otro lado, muchos comercios también se vieron forzados a cerrar por parte de las autoridades sanitarias, lo que terminó por colapsar el consumo. Estos eventos constituyeron severos shocks de la oferta y demanda agregadas del país.  Estos shocks también afectaron a las personas autoempleadas (en la formalidad o informalidad), quienes tuvieron que suspender sus labores o trabajar menos horas.

Con esto en mente es que en esta entrega analizamos los primeros datos oficiales, que se hacen públicos, respecto de cómo se vio afectado el consumo privado en México en el primer mes del cierre de las actividades económicas (abril). Veremos que el golpe al consumo privado resultó tan duro como la caída en el nivel de actividad económica, pero con la salvedad de que las caídas en el nivel de consumo implican una pérdida real en el nivel de vida de la población.

centro-comercial-vacio

El INEGI informó que en el comparativo de abril de 2019 al mismo mes de 2020, el Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior (con cifras originales) registró una caída de -22.3%, misma que es producto de una contracción de -21.2% en el consumo de bienes y servicios nacionales y de -31.8% en el de bienes importados. Cabe señalar que esta caída de -22.3% en la totalidad del consumo privado es la mayor que se haya registrado en toda la historia del indicador y palidece en comparación con el -12.4% observado en mayo de 2009, cuando estábamos en plena crisis financiera internacional.

Ahora, profundizando en el análisis, tenemos que la caída de -21.2% en el consumo de bienes y servicios nacionales es producto de que el consumo de bienes retrocedió -20.3%, mientras que el de servicios cayó -22.1%.

Cionsumo Abr20

En cuanto a la caída de -20.3% en el consumo de bienes nacionales, éste se debió a que el de bienes duraderos (muebles, electrodomésticos, etc.) cayó -48.3%, el de los semiduraderos (ropa, calzado) -75.6%, mientras que el de los no duraderos (alimento) se contrajo en menor medida, un -5.7%. Por su parte, la disminución de -31.8% en el consumo de bienes importados es producto de que el consumo de bienes duraderos cayó -46.6%, el de bienes semiduraderos -33.3%, mientras que el de bienes no duraderos se contrajo -16.9%.

Los datos de empleo, desempleo y subempleo sugieren que el problema de falta de ingresos, y por lo tanto de consumo, se ha prolongado durante mayo, junio y julio. Es por ello que llama la atención que no obstante la fuerte caída en el nivel de consumo en México, la inflación durante junio fue de 0.55%, de manera que la inflación anualizada a dicho mes fue de 3.33%.

Este nivel inflacionario está dentro del rango objetivo del Banco de México y de hecho implica un alza de precios más bajo respecto al 3.95% anualizado observado en junio de 2019. Sin embargo, una pregunta emerge y es relevante: ¿De qué sirve una baja inflación si los mexicanos igual no tienen dinero para consumir? Como ya se señaló, las estadísticas nos muestran que 12 millones de personas se retiraron del mercado laboral y que por lo tanto dejaron de percibir ingresos y además hay 13 millones de personas en condiciones de subocupación (de hecho la tasa de subocupación pasó de 7.8% en mayo de 2019 a 29.9% en mayo de 2020). Desde luego que una mayor incidencia de la subocupación tiene un impacto directo en el nivel de ingresos de las personas que conservaron su ocupación o empleo a pesar del cierre de actividades económicas.

Derivado de esta situación, así como de los erráticos mensajes por parte del gobierno federal y de algunos legisladores del partido en el poder, así como de la expectativa de una caída del PIB de entre -8.0% y -12.0%, es que la inversión fija bruta aceleró su colapso, mismo que comenzó desde el 2019, año en el que el índice de volumen físico de ésta disminuyó -5.1%.

El INEGI informó que en abril de 2020 la inversión fija bruta se desplomó -36.9% a tasa anual, lo cual fue resultado de una caída de -36.2% en la construcción y de -52.6% en la inversión en maquinaria y equipo. Hacia adentro de la construcción, tenemos que la residencial se contrajo -40.8%, mientras que la no residencial disminuyó -31.4%.

Inversión abr20

Ahora, en cuanto a la inversión en maquinaria y equipo, tenemos que en abril de 2020 la de origen nacional cayó -52.6%, mientras que la de origen importado cayó -28.9%. Entrando en el detalle del colapso de la inversión en maquinaria y equipo nacional, tenemos que ésta cayó en esa magnitud porque la destinada a equipo de transporte disminuyó -63.2%, mientras que la de maquinaría, equipo y otros bienes disminuyó -34.3%. En relación a la maquinaria y equipo de origen importado, tenemos que la de equipo de transporte se contrajo -53.9%, mientras que la de maquinaria, equipo y otros bienes disminuyó -24.8%.

Estos datos son terribles para la economía nacional porque implican que muchos empresarios han dejado de confiar en la economía mexicana, al menos en el corto y mediano plazos, y con ello se cancelan las posibilidades de crecimiento económico; además de que es inminente la caída de la productividad de la mano de obra, por lo que se perpetuaran los bajos niveles de ingreso de la población ocupada.

Construccion-Obras-Edificio-Construcciones (5)

Ante este complicado panorama, ¿Qué podría hacer el gobierno federal para resucitar la inversión productiva? Como ya se señaló en pasadas entregas, es fundamental el fortalecer la confianza empresarial en qué las “reglas del juego” se mantendrán y que quien invierte en México gozará de certidumbre y seguridad para sus negocios. Hay que recordar que México salió este año del Índice de Confianza de la Inversión Extranjera Directa 2020, elaborado por la consultora A.T. Kearney. El ranking incluye 25 sitios y México, tras ocupar en la edición del año pasado el lugar 25, ya no aparece este año. Aunado a lo anterior, es importante el modificar el marco fiscal para que se incentive la inversión productiva. En este sentido, el permitir la deducibilidad inmediata y total de las inversiones, sería un gran impulso.

Desafortunadamente, el consumo privado no se reactivará hasta que logremos cierto nivel de recuperación de la actividad económica. Debemos tener presente que la caída del consumo implica por definición un deterioro de los niveles de vida de la población y que de poco sirve el combate a la inflación cuando la población no tiene capacidad para comprar bienes y servicios. La recuperación económica  no se logrará si no se reestablecen las condiciones mínimas necesarias para que haya inversión productiva. Esperemos que después del viaje del presidente López Obrador a Washington esto le haya quedado claro y actúe en consecuencia.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

México se dirige a una crisis con forma de U profunda

La inversión productiva  es una pieza fundamental para la salud de la economía. Por un lado, vemos que es un componente muy importante de la demanda agregada, ya que tiene múltiples efectos en ésta: primero, en la forma de compra de activos productivos por parte de las empresas, lo que provoca que quienes producen bienes de capital tengan más ventas; y segundo, porque la construcción de bienes inmuebles, genera un impacto positivo en múltiples industrias como la del cemento, acero, aluminio, vidrio, arena, entre muchas otras más. Pero eso no es todo ya que la inversión productiva también tiene un impacto en el mediano plazo por el lado de la oferta agregada, ya que ésta determina las posibilidades de expandir la capacidad productiva en el futuro. Si los negocios hoy compran más máquinas y equipo y expanden el tamaño de su planta, estarán en posibilidades de producir más bienes y servicios en el futuro cercano. De manera inversa, en una economía en la que cae la inversión, disminuye la demanda agregada y se limitan las posibilidades de crecimiento para el futuro.

Como veremos en esta entrega, en el caso de México, con la caída de la actividad económica, la cancelación de múltiples proyectos de inversión, así como el cierre de negocios y la falta de confianza empresarial, se está dando un duro golpe a la capacidad de crecimiento y desarrollo económico que tendremos en los próximos años.

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Mucho se ha analizado respecto a qué tan grave será esta crisis económica causada por el encierro y el cese de actividades productivas decretado por el gobierno federal. La semana pasada veíamos que en el Informe Trimestral del Banco de México, dicha institución planteó tres escenarios de caída y recuperación. El banco central mencionó que en un escenario “Tipo V” se esperaría que el PIB caiga este año -4.6% y crezca 4.0% en 2021, en un escenario “Tipo V Profunda” el PIB caería -8.8% este año y crecería 4.1% en 2021, mientras que en un escenario “Tipo U Profunda” el PIB caería -8.3% este año y caería otro -0.5% en 2021.

¿De qué depende que se materialice alguno de estos tres escenarios? O puesto de otra forma ¿Qué es lo que provoca la geometría del choque (V o U)? Como lo veíamos en mi editorial del 29 de marzo de este año, pues básicamente depende del grado de daño que sufra el capital y la inversión productiva en el país (el lado de la oferta agregada). Mencionábamos que cuando el stock de capital no crece o de plano cae por el cierre definitivo de múltiples empresas, la recuperación económica va a ser muy lenta. A esto hay que agregar el problema de los trabajadores que “abandonan” la fuerza laboral, como lamentablemente sucedió en México durante el pasado mes de abril cuando 12 millones de personas dejaron de estar en la Población Económicamente Activa  (PEA). En este punto cabe destacar que el INEGI no los contabilizó como “desocupados” porque se retiraron de la PEA y no salieron a buscar un nuevo empleo (supongo que muchos porque sabían que no encontrarían uno nuevo), pero si tomáramos en consideración a estos 12 millones de personas que salieron de la PEA y los sumamos a los 2.1 millones de desempleados oficiales, tendríamos una tasa de desempleo en abril de 25.2% respecto de la PEA observada en el primer trimestre de 2020. Es así que el choque provocado por el encierro se ha vuelto estructural para nuestro país, es decir, ya no es sólo un problema de demanda agregada que se pueda arreglar incentivando sus componentes.

¿Por lo que hasta ahora hemos visto, qué se puede anticipar respecto a la geometría del shock del encierro decretado por el coronavirus? La intensidad del choque ha sido y será brutal para México dado que el Gobierno Federal abandonó a las empresas a su suerte y porque se ha perdido buena parte del poder adquisitivo de la población en edad de trabajar (ocupada, desempleada o que abandonó la PEA). En este sentido confirmamos el pronóstico de que a México le espera un choque en forma de U profunda, algo que igual ya se podía anticipar al ver la manera como se ha colapsado la inversión fija bruta en el primer trimestre de 2020, lo que se debe sumar al pésimo desempeño de ésta en 2019, año en el que cayó -4.94 por ciento.

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El INEGI recién informó los datos de la evolución del índice de volumen físico de la Inversión  Fija Bruta al mes de marzo y los resultados son bastante negativos al cierre del primer trimestre de este año. Tenemos que en el comparativo de los primeros tres meses de 2020 respecto de los mismos meses de 2019, el Índice total de la inversión fija bruta disminuyó -9.3%, lo que representa la mayor caída anualizada trimestral desde el tercer trimestre de 2009, cuando ésta disminuyó -12.3%. La caída de -9.3% es producto de una contracción de -7.3% en la inversión en Construcción y una caída de -12.2% en la inversión en Maquinaria y equipo.

Inversión fija I20

En cuanto a la construcción, el INEGI nos muestra que en el primer trimestre de 2020, la residencial se contrajo -6.3% anualizado, mientras que la no residencial muestra una caída de -8.3%. Ahora, en relación a  la inversión en maquinaria y equipo, tenemos que la de origen nacional cayó -9.1%, mientras que la de origen importado se contrajo -14.2%.

Se debe hacer hincapié en el hecho de que estos son los datos del primer trimestre de 2020, antes de que se decretara el cierre de actividades no esenciales en México. Además de que los datos del mes de marzo, vistos de manera aislada, cuentan una historia aún más grave respecto a cómo llegamos a enfrentar la crisis ocasionada por el cese de actividades. En el comparativo de marzo de 2020 respecto de los mismos meses de 2019, vemos que el índice de volumen físico de la inversión fija bruta cayó -11.0%, lo que se convierte en la mayor caída mensual anualizada desde octubre de 2009. La caída de -11.0% fue producto de una contracción de -7.2% en la construcción y una disminución de -16.1% en la inversión en maquinaria y equipo. Se debe destacar que la caída de -16.1% en la inversión en maquinaria y equipo se debe a que este tipo de inversión de origen nacional cayó -14.9%, mientras que la de origen importado se contrajo -16.9%.

Queda claro pues el complicado escenario en cuanto al daño estructural que se le está causando a la economía nacional; y si a esto le sumamos la evolución de otro indicador que se informó la semana pasada, que es lo que ha sucedido con el consumo privado, pues cobra aún más sentido el pensar que la recuperación económica será bastante lenta.

La debilidad de la demanda agregada, desde antes de que se generara la crisis económica por el encierro, queda evidenciada con las cifras que divulgó el INEGI en el sentido de que el consumo privado en el mercado interior disminuyó en -2.6% en el comparativo de marzo de 2020 respecto del mismo mes de 2019, lo cual se debió a una contracción de -2.3% en el consumo de bienes nacionales y una caída de -5.6% en el de bienes importados. Resulta más que evidente que el dato de caída en el consumo durante abril será terrible, una vez que se considera que 12 millones de personas dejaron de trabajar y por lo tanto ellos y sus familias se quedaron sin una fuente de ingresos y posibilidades de consumir.

IMCPMI I20

Es de esperarse que para todo 2020 la caída en la inversión productiva (lado de la oferta) sea de cerca de un 20%, mientras que el consumo privado (lado de la demanda) se contraiga en un 12%.  Esto es indicativo de que la economía mexicana caerá fuerte y el proceso de recuperación será muy lento, con la posibilidad de que en el arranque del 2021 nuestro PIB continúe cayendo y comencemos a ver las primeras tasas de aumento del PIB hasta el segundo o tercer trimestre del año que viene. Es decir, veremos una crisis en forma de U profunda.

Para concluir, solo agregaría que lo aquí planteado es el escenario inercial en base a un gobierno federal que no toma medidas para mitigar el impacto negativo de la crisis económica en las personas y en las empresas. Si el gobierno federal tomara la decisión de aumentar la deuda pública y esos recursos los utiliza de manera inteligente en inversión productiva que detone la demanda agregada, y que además se generen incentivos fiscales para que las empresas inviertan y contraten personal, pues las cosas podrían cambiar para bien en cuanto a las expectativas económicas.

P.D. Deliberadamente no mencioné el término “crisis económica ocasionada por el Covid-19” ya que el virus no causó esta crisis, sino los diferentes gobiernos que a nivel mundial decidieron cerrar la actividad económica sin consideraciones geográficas o demográficas.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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La economía mexicana llegó muy débil a la lucha contra el COVID-19

Hay consenso entre los analistas económicos de que la economía de México sufrirá un duro golpe en 2020 y que transitaremos por la peor crisis económica desde el periodo de 1929 a 1932, años en los que nuestro Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo -20.55% y por lo tanto es considerada la peor crisis de toda nuestra historia.  Lo que ahora vivimos es muy grave y muestra de ello es que entre las proyecciones dadas a conocer en los últimos siete días respecto del crecimiento del PIB, tenemos a la Encuesta Citibanamex que anticipa una caída de -6.70%, la del propio Grupo Financiero Citibanamex que estima una contracción de -9.0%, la CEPAL que pronostica una caída de -6.50% o la del Grupo Financiero BBVA que prevé una caída de entre -6.0% y -12.0 por ciento.

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Cabe señalar que este escenario catastrófico que ahora vivimos para la economía nacional, no es totalmente atribuible al COVID-19. Sucede que la economía nacional ya venía mostrando una recesión desde finales de 2019 y principios de este año. En pasadas entregas hemos señalado que la mayoría de las empresas llegaron débiles al 2020 ya que el año pasado el PIB cayó durante tres trimestres consecutivos y cerró con un -0.1% anualizado. Ahora, con los recientes datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), confirmamos lo mal que estaba la economía nacional desde antes de que se publicara el ACUERDO por el que se establecen acciones extraordinarias para atender la emergencia sanitaria generada por el virus SARS-CoV2, el 31 de marzo de 2020. A continuación se muestra la evolución de diversos indicadores recientemente publicados y que muestran la debilidad económica que la economía nacional mostraba justo antes de que nos tomaran por sorpresa la crisis del COVID-19 y sus consecuencias:

Inversión Fija Bruta

Uno de las variables más golpeadas en el último año ha sido la inversión productiva. En el comparativo de enero de 2020 respecto del mismo mes de 2019, la Inversión Fija Bruta cayó -8.8% en términos reales. A su interior, los gastos en Maquinaria y equipo total disminuyeron -11.2% y en Construcción descendieron -7.1%, con series originales. Con el dato de enero de 2020 la Inversión Fija Bruta liga 12 meses consecutivos con caídas anualizadas, los gastos en Maquinaria y equipo total acumulan también 12 meses consecutivos con caídas, mientras que los gastos en Construcción ligan once meses consecutivos cayendo.

Actividad industrial

Lo que sucede con la actividad industrial es una verdadera desgracia para el país. Con cifras originales vemos que en su comparación anual, el índice de volumen físico de la Actividad Industrial retrocedió -1.9% en el comparativo de febrero de 2020 respecto del mismo mes de 2019. Por sectores de actividad económica, la Construcción se redujo -9.1% y las Industrias manufactureras -1.0%; en tanto que la Minería se incrementó 5.5% y la Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final aumentó 1.6 por ciento. Con los datos de febrero de este año vemos que el Total de la actividad industrial acumula 16 meses consecutivos con caídas anualizadas, mientras que la Construcción lleva 13 y las Industrias manufactureras registra 5 meses con caídas.

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Empresas comerciales

El sector comercio fue de los pocos que sostuvo la actividad económica en 2019, pero eso ya cambió. Tenemos que en cuanto a las empresas comerciales, el INEGI informó que en el comparativo de febrero de 2020 respecto del mismo mes de 2019, los datos desestacionalizados del comercio al por mayor indican que los ingresos reales (ventas) por suministro de bienes y servicios mostraron una caída nominal de ‑1.7%, mientras que las remuneraciones medias reales pagadas por persona ocupada cayeron ‑3.2%; aunque el personal ocupado total creció 1.3%. Por su parte, en las empresas comerciales al por menor los ingresos reales (ventas) se redujeron ‑0.2% en términos nominales, mientras que las remuneraciones medias reales observaron un alza de 2% y el personal ocupado total se acrecentó 1.2 por ciento.

Si analizamos las cifras originales, vemos que los ingresos totales por suministro de bienes y servicios del comercio al por mayor acumulan dos meses consecutivos de caídas.

Empresas constructoras

El INEGI informó que en su comparación anual, el valor real de la producción de las empresas constructoras mostró una reducción de ‑15.6%, las horas trabajadas totales retrocedieron ‑10.6% y el personal ocupado total fue menor en ‑10%. No obstante lo anterior, las remuneraciones medias reales por persona ocupada se incrementaron 4.9% durante febrero de 2020 con relación al mismo mes de un año antes.

Es muy preocupante que, con series originales, los Ingresos totales por suministro de bienes y servicios de las empresas constructoras acumulan 14 meses consecutivos con caídas en términos reales, y en los últimos 12 meses dicha caída ha sido de doble dígito.

Sector servicios

El INEGI informó que a tasa anual, el índice agregado de los Ingresos Totales reales por Suministro de Bienes y Servicios registró una reducción de ‑1.3%, el de los Gastos Totales por Consumo de Bienes y Servicios cayó ‑4.7% y el índice del Personal Ocupado Total lo hizo en ‑0.1%, mientras que el de las Remuneraciones Totales se incrementó 3.9% en el comparativo del segundo mes del presente año respecto del mismo mes de 2019.

Sector manufacturero

El INEGI informó que con base en los resultados de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM), en el periodo de febrero de 2019 al mismo mes de 2020, el personal ocupado total registró una caída de ‑2.1% y las horas trabajadas descendieron ‑2.4%, mientras que las remuneraciones medias reales se incrementaron 2 por ciento.

Los datos del INEGI indican que en el comparativo del primer bimestre de 2020 respecto de los mismo meses de 2019, el valor de la producción aumentó 1.03% en términos nominales, tasa por debajo de la inflación del periodo, la cual ascendió a 3.47%, por lo que en el comparativo de los primeros dos meses de 2020 respecto de los mismos meses de 2019 observamos una contracción  en el valor de la producción de casi -2.5 por ciento.

Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE)

Todo lo anterior se traduce a que en términos anuales, en el periodo de febrero de 2019 al mismo mes de 2020, el IGAE registró una reducción real de ‑1.6% en el mes de referencia. Por grandes grupos de actividades, tenemos que las actividades Primarias retrocedieron -8.3%, las Secundarias cayeron -3.5%, mientras que las Terciarias lo hicieron en -0.3 por ciento.

Ahora, con series originales tenemos que el IGAE Total acumula dos meses consecutivos con caídas anualizadas, después de que en 2019 promediara un desempeño de -0.14% para los 12 meses del año. Las Actividades secundarias acumulan 16 meses consecutivos con caídas; y dentro de éstas, destaca la Construcción con  16 meses consecutivos con caídas anualizadas, mientras que las Manufacturas llevan cinco meses consecutivos cayendo.

IGAE 2020

Es en esta circunstancia de debilidad económica que llegó el COVID-19 a terminar de descarrilar la economía nacional. A diferencia de otros países, como Estados Unidos que creció su PIB 2.3% en 2019, la mayoría de las empresas mexicanas llegaron a enfrentar esta crisis en una situación de caída en la producción y de las ventas. La recesión en México llegó desde 2019 por los errores de política económica del Gobierno Federal y ahora su inacción para salvar los empleos nos dirigen a la peor crisis económica que hayamos registrado en los últimos 90 años. Ahora con lo que se viene para la economía nacional, y en menor medida para la mundial, las autoridades tendrán el pretexto que necesitaban para justificar la debacle económica, pero que en el caso de México ya se venía dando desde 2019. Ahora ya tendrán los argumentos para justificar porque los mexicanos nos hicimos más pobres y porque ahora la iniciativa privada está más debilitada. El reto es sobrevivir y mantener las empresas y sus fuentes de trabajo, habremos de encontrar la manera.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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Tres de los cuatro motores de crecimiento económico se apagaron

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La SHCP mantiene una expectativa de crecimiento del PIB para este año de entre 0.6% y 1.2%. 

La mayoría de los analistas económicos ubican la perspectiva de crecimiento económico para el cierre de este año en 0.5%. El Banco de México estima que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se ubicará en un rango de entre 0.2% y 0.7% en 2019, mientras que la más optimista continúa siendo la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) que todavía ubica el crecimiento para este año en un rango de entre 0.6% y 1.2%. Muchos se preguntan el porqué de estas expectativas, y como veremos en esta entrega, esto se debe a que salvo por las exportaciones, todas las demás fuentes de crecimiento económico en México se terminaron de apagar en el segundo trimestre de 2019.

Durante la semana que recién concluyó, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó los resultados de la Oferta y Demanda Global de Bienes y Servicios, provenientes del Sistema de Cuentas Nacionales de México (SCNM). De acuerdo a dicha información, la Oferta Global (que es igual a la Demanda Global) de Bienes y Servicios a precios corrientes sumó 33.732 billones de pesos en el segundo trimestre de 2019. De este total, lo que se produjo nacionalmente fue el 72.0% que representa la totalidad del Producto Interno Bruto (PIB), equivalente a unos 24.28 billones de pesos, mientras que el restante 28.0% consistió de importaciones de bienes y servicios (M), porcentaje que representa unos 9.44 billones de pesos.

De los 33.732 billones de pesos que sumó la Oferta Global, el 46.3% se destinó a Consumo privado (C), el 8.2% para Consumo de gobierno (G), el 14.8% para Formación bruta de capital fijo o inversión física (I), el 0.5% para Variación de existencias, el 28.8% se destinó a la Exportación de bienes y servicios (X), mientras que el restante 1.4% es una “discrepancia estadística”. Los datos del segundo trimestre de 2019 implican que con respecto al dato anual de 2018, el Consumo privado (C) aumentó su importancia relativa en 0.5 puntos porcentuales, la relevancia de la Formación bruta de capital fijo (I) cayó en 1.1 puntos porcentuales, mientras que la Exportación de bienes y servicios (X) aumentó su peso relativo en 1.0 puntos porcentuales. Esta evolución va en línea con lo que desde este espacio hemos estado señalando en el sentido de la gravedad en la caída de la inversión productiva y la relevancia que ha tenido el sector exportador para evitar un mayor descalabro económico.

Profundizando en los datos de INEGI, vemos que con cifras originales, se puede apreciar la razón de la caída anualizada del PIB de -0.8% en términos reales en el segundo trimestre de 2019.  Los datos muestran que la Importación de bienes y servicios (M) disminuyó -1.4%, lo cual en algunos casos es positivo para el crecimiento económico porque abre espacios para la producción nacional a través de sustitución de importaciones. Por su parte, el Consumo privado (C) disminuyó -0.3%, el Consumo de gobierno (G) se contrajo -2.3%, la Formación bruta de capital fijo (I) disminuyó -7.3%, mientras que el único rubro de incremento fue el de Exportación de bienes y servicios (X) que aumentó 2.5%. De esta manera queda claro que de los cuatro rubros que provocan aumento del PIB (C, G, I, X) sólo creció uno en términos reales en el segundo trimestre de 2019.   Esta evolución contrasta con el dinamismo observado en 2018, año en el que el Consumo privado (C) creció 2.2%, el Consumo de gobierno (G) subió 1.4%, la Formación bruta de capital fijo (I) aumentó 0.6%, y la Exportación de bienes y servicios (X) creció 5.7%.

Oferta y demanda global

Como ya se señaló, en el segundo trimestre de 2019 el PIB cayó -0.8%, y con los datos anteriores se puede inferir la contribución de cada componente de la demanda final para dicho resultado. Es así que el Consumo privado (C) aporto al desempeño neto del PIB una disminución de -0.2 puntos porcentuales, el Consumo de gobierno (G) contribuyó con -0.3 puntos, la Formación bruta de capital fijo (I) contribuyó con -1.5 puntos porcentuales, la Exportación de bienes y servicios (X) fue el único que aportó de manera positiva siendo ésta de +0.9 puntos, mientras que la Importación de bienes y servicios (M) aportó +0.5 puntos (esto gracias a que las importaciones disminuyeron -1.4%).

Dada esta situación, vemos que lo único que ha evitado que la economía nacional caiga en una recesión es el aumento de las exportaciones y la caída de las importaciones, lo que vuelve complicado que podamos ver una recuperación económica en el corto plazo a través de un mayor consumo privado, consumo de gobierno y formación bruta de capital fijo. En otras palabras, sin crecimiento económico pues se dificultará la creación de empleo que genere una mayor masa salarial para que los consumidores compren más. La desaceleración en el ritmo de creación de empleos en México es preocupante ya que en el periodo de agosto de 2017 al mismo mes de 2018 el número de trabajadores registrados en el IMSS creció en 770,568 personas, pero en el periodo de agosto de 2018 al mismo mes de 2019 dicho número se redijo a sólo 358,577 personas. Puesto de otra forma para dimensionar el tamaño del problema en cuanto a creación de empleo formal, tenemos lo siguiente: el 30 de noviembre de 2018 había en el IMSS un total de 20.457 millones de trabajadores asegurados y al 31 de agosto de 2019 había 20.422 millones de trabajadores, lo que significa que con respecto al día de la llegada al poder del presidente Andrés Manuel López Obrador, el número de trabajadores registrados en el IMSS ha disminuido en 35,916 personas. ¡No se han creado nuevos empleos formales en la actual administración federal!

Ahora, por el lado del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 tenemos que el presentado hace unos días ha sido fuertemente criticado porque parte de supuestos irreales de crecimiento económico para dicho año de entre 1.5% y 2.0%. En base a lo anterior, establece un aumento real del gasto neto pagado de 0.8%, lo que ocasionará una disminución del peso relativo del gasto público de 23.3% del PIB en 2019 a 23.1% del PIB en 2020. En cuanto a la Formación bruta de capital fijo o inversión, pues tampoco se ve una fuerza que vaya a provocar que ésta despegue, ya que los empresarios siguen mostrando incertidumbre ante la caída del crecimiento económico y por ciertas políticas públicas que no dan la suficiente certidumbre jurídica.

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Las exportaciones son el único motor de crecimiento económico de México.

Con respecto a las exportaciones, es altamente probable que éstas sigan creciendo, aunque será a una tasa más baja. El Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) espera que este año el crecimiento del PIB de dicha nación sea de 2.2%, tasa por debajo del 3.0% observado en 2018. Mientras que la expectativa es de un aumento del PIB de 1.7% en 2020.  Siendo Estados Unidos el destino de aproximadamente el 80% de nuestras exportaciones, pues mientras su economía siga creciendo les podremos vender más, pero queda claro que la tasa de aumento de las exportaciones en 2020 probablemente sea más baja respecto de la observada este año.

Son este tipo de datos duros los que me llevan a pensar que la expectativa de un crecimiento económico de 0.5% para este año y de 1.0% o más en 2020 son optimistas, y que más bien este año el crecimiento del PIB estará en un rango de -0.5% y 0.0%, y que en el 2020 podría ser de 0.5%. Y es que sin creación de suficientes puestos de trabajo, no se fortalecerá el mercado interno, y sin crecimiento económico las empresas no pueden vender más por lo que el aumento de los salarios se dificulta. La solución al estancamiento económico tampoco llegará del gasto público ya que el Presupuesto de Egresos 2020 en el mejor de los casos implica un aumento marginal del gasto público de 0.8% en términos reales. Y por parte de los empresarios también se ve complicado ya que no hay incentivos claros para que la inversión productiva vuelva a crecer, aunque tal vez la aprobación del T-MEC en los Estados Unidos dé un respiro, pero habrá que esperar. Finalmente, queda claro que las exportaciones seguirán creciendo, pero será a una tasa más lenta en el corto plazo. Veremos si se materializa la expectativa de muchos analistas en el sentido de que los Estados Unidos entraran en una recesión en algún momento de los próximos 24 meses.

¿Qué hacer ante este panorama? Trabajar de manera intensa e inteligente, seguir estudiando y preparándonos, generar mayor valor agregado por el tiempo invertido en nuestras actividades productivas, innovar en mejores productos y procesos, ser más productivos y eficientes, atender mejor a nuestros clientes y estar más cercanos a ellos, entre otras tantas cosas. Aunque el panorama económico sea complejo, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Si bien no depende de nosotros cambiar el entorno macroeconómico y de incertidumbre, si depende de nosotros la manera en que aprovechemos las oportunidades que se presentan.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

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La receta para crecer una vez más

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El premio Nobel de Economía, Robert Solow.

Diversos estudiosos del fenómeno del crecimiento económico, como el economista Robert Solow (1924), han puesto un enorme énfasis en la necesidad de las inversiones en bienes de capital como un requisito indispensable para que pueda generarse el ansiado crecimiento. Las inversiones en activos de capital, tales como fábricas, maquinaria, herramientas y otros equipos para la producción, son indispensables porque son el medio a través del cual las empresas generan ingresos y mejoran su eficiencia operativa.

Los bienes de capital mejorados aumentan la productividad del trabajo, permitiendo a las empresas pagar mejores sueldos y ser más productivas y eficientes. Más equipamiento en las fábricas provoca un incremento en la rapidez con la que se producen los bienes y servicios; además de que las nuevas inversiones suelen ahorrarle costos a las empresas, lo que le permite a éstas incrementar sus utilidades.

Con esto en mente, queda claro porque se ha argumentado tanto respecto a que buena parte de la razón por la cual el PIB cayó -0.8% en el segundo trimestre de 2019 (con cifras originales) se debe a la importante caída que ha registrado la inversión fija bruta. La evidencia estadística muestra que el coeficiente de correlación entre la tasa de crecimiento económico y la tasa de aumento de la inversión física es muy elevado, siendo éste de 0.79 para el periodo del cuarto trimestre de 2007 al segundo trimestre de 2019.

De acuerdo con cifras del INEGI, el segundo trimestre de 2019 resultó muy negativo para la inversión fija bruta total ya que su índice de volumen físico cayó -7.3% respecto al mismo trimestre de 2018, lo que representa la mayor caída anualizada para este indicador desde el cuarto trimestre de 2009, año en el que vivimos la última gran crisis económica en nuestro país. Con la caída anualizada del segundo trimestre de 2019, se acumulan tres trimestres consecutivos con caídas en este indicador, lo que es indicativo de que el freno en la inversión ya se venía arrastrando desde el cierre del sexenio anterior. Esto puede deberse a la incertidumbre generada por el cambio de gobierno federal y algunas decisiones que se anunciaron tras el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador, tales como la cancelación del NAIM.

Resulta pertinente señalar que la inversión fija bruta no tuvo un desempeño muy vigoroso en el pasado sexenio del gobierno federal, ya que el crecimiento promedio anualizado entre 2013 y 2018 fue de apenas 0.8%, y no obstante esto, la tasa de crecimiento del PIB en el mismo periodo fue de 2.41%. En contraste, en el sexenio de Felipe Calderón la tasa de crecimiento promedio de la inversión fija bruta fue de 3.1%, con una tasa de crecimiento del PIB de 1.76%.

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Entrando en los detalles tenemos que la caída anualizada de -7.3% en el volumen físico de la inversión fija bruta en el segundo trimestre de 2019 se debió a la combinación de varios factores. Por un lado, tenemos que la inversión en construcción se contrajo -5.9%, mientras que la inversión en maquinaria y equipo de desplomó -9.1%. Ambas caídas son preocupantes, pero es más grave la de maquinaria y equipo porque, si tomamos en consideración la depreciación, implica un menor stock de capital por persona ocupada. Esto complica las posibilidades de aumentar la productividad de la mano de obra.

Profundizando en la caída de -5.9% en la construcción, vemos que ésta se debió a una contracción de -6.2% en la construcción residencial y una caída de -5.6% en la construcción no residencial. Por su parte, la caída de -9.1% en la inversión en maquinaria y equipo se debió a que la inversión en maquinaria y equipo nacional disminuyó -4.0%, mientras que la de origen extranjero cayó -12.4%.

La contracción de -4.0% en la inversión en maquinaria y equipo nacional se debe a que no obstante que la inversión en equipo de transporte aumentó 7.7%, la inversión en maquinaria, equipo y otros bienes se desplomó -21.4% anualizado. Por su parte, la caída de -12.4% en la inversión en maquinaria y equipo importado se debió a que el equipo de transporte importado disminuyó -6.2%, mientras que la maquinaria, equipo y otros bienes de origen importado retrocedió -13.4%. Las disminuciones en maquinaria y equipo son verdaderamente alarmantes y muestran el verdadero tamaño del freno económico que estamos viviendo y que enfrentaremos en los próximos meses. Es por ello que la expectativa, por parte de los analistas encuestados por el Banco de México, que consideran que este año el PIB crecerá 0.5% pecan de optimistas, siendo que la proyección de GAEAP está en un rango de -0.5% a 0.0%.

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De esta manera, el balance del primer semestre de 2019 es de una caída de -4.1% en la inversión física total, lo que se debió a una caída de -2.7% en la inversión en construcción y un retroceso de -6.0% en la inversión en maquinaria y equipo total. Preocupa demasiado la contracción de -16.0% en la inversión en maquinaria, equipo y otros bienes de origen nacional y la caída de -7.9% en la maquinaria, equipo y otros bienes de origen importado.

¿Más allá de la incertidumbre generada desde el propio sector público con algunas decisiones poco amigables con el sector productivo, de qué otra manera ha contribuido el gobierno a la caída en la inversión? De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en el comparativo de los primeros siete meses de 2019 respecto de los mismos meses de 2018, el gasto neto del sector público presupuestario muestra una caída de -15.8% en la inversión física, lo que implica una disminución de 45,583 millones de pesos. Cabe señalar que si se excluye la inversión de PEMEX, la caída de la inversión física sería de -23.2% y es menor a los 200 mil millones de pesos en los primeros siete meses de 2019.

700x420_rodillos-carretera-istockOtra forma de ver la caída en la inversión física presupuestaria por parte del sector público federal es a través de su clasificación funcional. Los datos de la SHCP muestran que en el comparativo de los primeros siete meses de 2019 respecto de los mismos meses de 2018, la inversión en comunicaciones y transportes cayó en -40.3%, la inversión en educación se desplomó -76.2%, la de salud cayó -29.4%, mientras que la del sector energético (hidrocarburos y eléctrico) retrocedió solamente -1.4%.

Con estas cifras queda claro, que por donde se le quiera ver, México es un país que está dejando de apostarle al futuro por haber disminuido de manera tan importante su inversión física. Esta tendencia debe revertirse cuanto antes para poder revertir la caída en el PIB y continuar sentando las bases para una economía más eficiente y productiva.

Y es que además de cancelar posibilidades de crecimiento, la caída de la inversión productiva, nos coloca en una desventaja respecto a otras naciones que al realizar inversiones importantes se hacen más productivos, lo que les permitirá ser más competitivos en sus exportaciones, las cuales terminarán desplazando la producción nacional, en perjuicio de la rentabilidad de los negocios y de la creación de empleos.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt