Desempeño económico de México y oportunidades desaprovechadas

Diversos analistas y políticos afines al gobierno federal destacan el “buen” desempeño que ha tenido la macroeconomía mexicana después de la crisis económica del 2020.  Es verdad que el agregado de la economía nacional acumula ocho trimestres consecutivos con crecimientos a tasa anual en el valor de su producción; pero como veremos en esta entrega, apenas hemos recuperado el nivel de PIB que teníamos previo a la pandemia. El retraso en la recuperación se debe, en buena medida, a oportunidades que no hemos sabido aprovechar.  

Comenzando con el análisis del Producto Interno Bruto (PIB) de México, y de acuerdo con el INEGI, éste sumó 29.33 billones de pesos corrientes en el primer trimestre de 2023, lo que a un tipo de cambio promedio del trimestre de 18.65 pesos por dólar, equivale a 1.572 billones de dólares. Gracias a la inflación y a la revaluación del peso mexicano, este es el nivel de PIB nominal, en pesos y dólares, más alto de la historia. En cuanto a sus componentes, cabe señalar que del total de PIB nominal, el 3.9% correspondió a actividades primarias (agricultura, ganadería, etc.), el 31.5% a las actividades secundarias (minería; electricidad, gas y agua; construcción y manufacturas); mientras que el restante 59.2% fue generado por las actividades terciarias (comercio y servicios).   

Ahora, en cuanto al desempeño del PIB en términos reales (pesos ajustados por inflación), tenemos que éste creció 3.7% anual en el primer trimestre de 2023, lo cual es producto de incrementos en todas las actividades que lo componen, siendo éstos de 2.3% en las actividades primarias, 2.5% en las secundarias y 4.3% en las terciarias. Estas importantes tasas de crecimiento son todavía producto de un rebote en la actividad económica después de la crisis de 2020, misma que fue causada por las medidas tomadas para hacer frente al virus chino del Covid-19. Sucede que si comparamos el nivel de PIB total del primer trimestre de 2023 con el del mismo trimestre de 2019, vemos que éste apenas se encuentra 1.0% arriba del nivel de 2019. Por su parte, las actividades primarias están 0.6% por encima,  las actividades secundarias todavía están 0.3% por debajo, mientras que las terciarias se ubican 1.7% por arriba del nivel de 2019.  

Este es el balance de cuatro años en materia económica: un crecimiento real del PIB total de apenas 1.0%, lo cual se compara muy desfavorablemente con el desempeño de otras naciones que ahora no sólo tienen un nivel de PIB superior al de 2019, sino que inclusive han alcanzado el nivel de PIB que tendrían de acuerdo con la tendencia que llevaban previo a la crisis de 2020. Bajo esta medición, al PIB de México todavía le falta crecer al menos un 5% para tener el nivel de PIB que habríamos tenido sin la pandemia.   

Un sector de enorme importancia para las economías nacionales es el industrial, ya que éste es el generador de bienes tangibles en un país. Si una nación no tiene industria, se convierte en importador nato y se vuelve dependiente de otras naciones. Los países descuidaron su industria para hacerse dependientes de las manufacturas baratas de Asia, ahora se arrepienten, y como ejemplo tenemos el caso de Estados Unidos, que desde tiempos del presidente Donald Trump trata desesperadamente de resucitarla. Ahora con la Administración del presidente Joe Biden los esfuerzos continúan y muestra de ello son las CHIPS Act y la Inflation Reduction Act, que con miles de millones de dólares en estímulos fiscales y apoyos, pretenden impulsar las industrias de semiconductores, automotriz, entre otras.

El asunto es que los países no deben descuidar su industria y en ese sentido, a continuación presento el desempeño industrial de México. Como ya se señaló, en el periodo del primer trimestre de 2022 al mismo trimestre de 2023 la industria creció 2.5%, pero ésta se encuentra todavía 0.3% por debajo del nivel que tenía en el primer trimestre de 2019. El crecimiento industrial de 2.5% en el último año es producto de crecimientos de 1.7% en la Minería; de 4.3% en Electricidad, gas y agua; de 2.1% en Construcción y de 2.7% en Manufacturas. De esta manera, para hacer el balance de la situación actual respecto de la prepandemia, tenemos que en el comparativo del primer trimestre de 2019 al mismo trimestre de 2023, la Minería se encuentra 5.2% por arriba; las actividades de Electricidad, gas y agua están 15.6% por debajo; la Construcción está 13.4% por debajo; mientras que las Manufacturas ya se encuentran 5.3% por arriba del nivel del primer trimestre de 2019.

Es muy preocupante lo que sucede con la industria de la construcción que aún está lejos de los niveles prepandemia. De acuerdo a diversas notas periodísticas, el sector actualmente opera al 50% de su capacidad instalada y esto se debe a que buena parte de la obra pública federal se ha entregado a las fuerzas armadas, en lugar de a los constructores, que son expertos en su área y pueden planear correctamente.

Y con estos datos en mente, ahora es importante analizar el papel que ha jugado la relocalización o nearshoring de empresas que han salido de China para ubicarse en nuestro país. Pues bien, en 2022 México captó un total de 35.3 miles de millones de dólares (mmdd) de Inversión Extranjera Directa (IED), pero de este total sólo 17 mmdd fueron nuevas inversiones, lo demás fueron reinversión de utilidades y cuentas entre compañías. Es decir, de todo lo captado en 2022, sólo el 48% fueron nuevas empresas que llegaron al país.

El problema de la escasa recepción de IED en la forma de nuevas inversiones se ha agravado en el arranque de este año, ya que en el primer trimestre de 2023 las nuevas inversiones son un porcentaje mínimo de la IED recibida.

Los datos oficiales indican que la IED del primer trimestre de 2023 implica un aumento de 48% respecto a un año antes (si quitamos el efecto de la fusión de Televisa-Univisión y la reestructura de Aeroméxico), pero la realidad es que los datos no son alentadores. En la tabla líneas arriba se ve como casi el 90% de lo que se “captó” de IED en el primer trimestre de 2023 es reinversión de utilidades y solo el 5% son nuevas inversiones. En otras palabras NO ESTAMOS APROVECHANDO EL NEARSHORING (o al menos no se ve).

Es por lo anterior que de acuerdo con Índice Nearshoring, elaborado por la empresa inglesa Savills, México se ubica en la posición número 15 entre 40 países que integran el ranking. El reporte destaca el bajo costo de la mano de obra en México, lo que lo vuelve extremadamente atractivo para los nuevos modelos de manufactura tras el Covid-19, pero evidentemente no se está capitalizando. Cabe señalar que el país que encabeza el ranking del Índice Nearshoring es Vietnam.

Obvio debemos plantearnos las acciones que debemos llevar a cabo, como país y como sectores económicos, para aprovechar esta oportunidad única que se nos presenta. Es la oportunidad para catapultar a México a ser una potencia manufacturera aún más importante a nivel global de lo que ya somos. Mientras que China representa aproximadamente el 20% del total de exportaciones manufactureras del mundo, México ha estado estancado con una participación de entre 3.0% y 2.6% en lo que va del siglo 21. 

Para concluir solo agregaría que para crecer más, atraer más IED en la forma de nuevas inversiones y ser más competitivos, México debe resolver diferentes temas, tales como la generación de energía eléctrica suficiente y que al menos un porcentaje creciente de ésta provenga de fuentes renovables. De igual manera, se deben resolver los problemas de inseguridad, sobre todo en carreteras, y se debe respetar el estado de derecho para dar certidumbre a las inversiones.

Otras asignaturas pendientes para capitalizar el nearshoring y fortalecer el mercado interno son: desarrollar infraestructura, en especial la hidráulica; desarrollar las competencias de la población ocupada y brindar incentivos para que más personas se incorporen al mercado laboral; así como implementar una política industrial moderna en la que el Estado tenga una hoja de ruta de las acciones que se deben llevar a cabo en los próximos años.

La actividad industrial de México es muy importante, nuestro país es una potencia mundial en ese sentido. Ahora que atravesamos por esta complicada coyuntura mundial con la desaceleración de Estados Unidos y otras naciones, aprovechemos las oportunidades y potenciemos la producción y empleo. La ventana de tiempo para hacerlo es corta y esta es una de esas oportunidades que se presentan una sola vez en la vida.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General de GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Sustituir importaciones cerrándole la puerta a China

Es importante cerrarle la puerta a China, nación que no juega limpio en el comercio internacional. En un estudio de la Fundación de Innovación y Tecnología de la Información (ITIF por sus siglas en inglés) y titulado Falsas promesas II: La brecha continua entre los compromisos de China en el marco de la OMC y sus prácticas, se destaca lo siguiente:

  • El modelo económico chino, dirigido por el estado, es impulsado en gran medida por prácticas mercantilistas innovadoras, y va en contra de los principios fundamentales de la OMC de aplicar políticas orientadas al mercado, trato no discriminatorio, trato nacional y reciprocidad.
  • China ha incumplido numerosos compromisos de la OMC en temas como los subsidios industriales, la falta de protección de la propiedad intelectual extranjera, forzar a las empresas a hacer inversiones conjuntas y realizar transferencia de tecnología, así como limitar el acceso al mercado chino para las empresas de servicios extranjeras.
  • El comportamiento de China hacia la OMC y sus socios comerciales es el de una nación que sabía lo que tenía que prometer para ingresar a la organización, pero sus acciones posteriores han demostrado que nunca tuvo la intención de cumplir esas promesas.
  • Décadas de jugar con el sistema de comercio mundial y no cumplir con los compromisos de la OMC han permitido a China acumular enormes superávit comerciales y reservas de divisas, que utiliza para perseguir objetivos de política interior y exterior.

Esto no debería sorprender dado que es frecuente leer en la prensa sobre las acusaciones que se le hacen a China por otorgar subsidios a sus exportadores, vender mercancías en el exterior en condiciones de dumping, robar propiedad intelectual y patentes, entre muchas otras acciones que, como ya se dijo, constituyen violaciones a las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), organismo internacional reumático e inoperante que ha permitido a China salirse con la suya. El freno a China es imperativo dado que su presidente, Xi Jinping, ha mostrado ser una persona decidida a acabar con la hegemonía de Occidente.

Una forma de cerrarle el paso a China y acelerar el crecimiento económico de la región es a través de una política de sustitución de importaciones en los países que conforman el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Para darnos una idea del potencial de crecimiento si se logra desplazar algunas de las importaciones de productos chinos, tenemos los siguientes datos: En los primeros 11 meses de 2022, las importaciones estadounidenses de mercancías chinas fueron de 499.5 miles de millones de dólares (mmdd), mientras que las importaciones de México de mercancías chinas sumaron 109.5 mmdd. Por su parte, las importaciones canadienses de mercancías chinas fueron de 74.86 mmdd en los primeros nueve meses de 2022. Con estos datos, podemos estimar que el valor de las importaciones por parte de las tres naciones norteamericanas de mercancías chinas debió haber sido de unos 760 mmdd en 2022. Dada esta cantidad, que representa más de la mitad del PIB mexicano, uno puede imaginarse el impulso que tendría la región si se logrará sustituir el 10% de dichas importaciones moviendo los procesos productivos de China hacía México.

A la luz de lo anterior, es muy positivo que en el marco de la Décima Cumbre de Líderes de América del Norte se informó de la creación de un comité para acelerar la sustitución de importaciones en la región. Este comité estará integrado por 12 expertos de los tres países. Por México participará el canciller Marcelo Ebrard, el titular de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro y el consejero honorario de la Presidencia, Alfonso Romo.

El cerrarle el paso a China es algo que Estados Unidos se ha tomado muy en serio. A diferencia de sus antecesores, el presidente Donald Trump caracterizó a China  como un competidor económico desleal e impuso fuertes aranceles punitivos a los productos chinos que ingresaban a su país. El presidente Biden no solo ha mantenido esos aranceles, sino que también ha impuesto controles de exportación y límites al otorgamiento de visas, así como restricciones a los flujos de inversión. La Ley CHIPS for America recientemente aprobada agrega subsidios para la producción nacional de semiconductores a la mezcla.

¿Y México que hará en la práctica al respecto? ¿Impondrá alguna clase de medida en contra de China? No creo que el gobierno mexicano se atreva a tomar ninguna medida en materia de comercio, sino que por el contrario, lo más seguro es que le seguirá abriendo las puertas a los productos chinos, haciéndose de la vista gorda y permitiendo que siga el creciente problema de contrabando e importación de productos que entran al país en condiciones de subvaluación.

Es importante señalar que México padece un déficit comercial crónico con China, que nos impide poder desarrollar más ampliamente nuestra planta manufacturera. En 2012 nuestro déficit con la nación asiática fue de -51.215 mmdd, en 2018 de -76.081 mmdd, en 2021 llegó a -91.759 mmdd y en los primeros once meses de 2022 fue de -99.433 mmdd, por lo que sin problema se puede asumir que este año ¡nuestro desequilibrio comercial con China superará los 110 mil millones de dólares!

No obstante lo anterior, lo que probablemente hará el gobierno mexicano como su política de sustitución de importaciones es esperar a que simplemente llegue la inversión extranjera directa para producir aquí lo que ya no se quiere producir en China. Pero el reto no será fácil dado el actual problema de escasez de energía eléctrica y la falta de inversión en generación de energías limpias. Es bien sabido que muchas empresas que quisieran ubicarse en el norte y centro del país no lo hacen porque ya no hay suficiente energía para dotarles, y tampoco hay el compromiso del gobierno mexicano de que en el futuro cercano determinado porcentaje de la energía eléctrica que se les abastecerá provendrá de fuentes renovables.

Un problema adicional es el de escasez de mano de obra, en especial la capacitada; la escasez de agua en el norte del país y pues también está el tema de la inseguridad.

Desde luego que se puede desarrollar la zona del corredor transístmico de Tehuantepec, pero el desarrollar la zona, la infraestructura carretera y de parques industriales, así como la requerida para dotar de energía eléctrica, probablemente tardará más tiempo del que los inversionistas están dispuestos a esperar.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha estimado que México podría atraer otros 35 mil millones de dólares adicionales de inversión extranjera directa, gracias al nearshoring de empresas que buscan salirse de China. Veremos cuanto de este monto llega a México dada nuestra realidad No debemos olvidar que la ventana de olvidar que la ventana de tiempo que se abrió con el nearshoring es de corta duración y es de una sola vez. Es decir, la empresa que se quiere salir de China y analiza mudarse a México o Guatemala o Brasil, pues toma la decisión y una vez tomada, si no le favorece a México, pues ya se cerró la oportunidad.  

Espero equivocarme y que veamos al equipo de 4 representantes expertos mexicanos en el comité recién creado, con una actitud proactiva y generando las condiciones para atraer la inversión extranjera y que se dejen de importar productos chinos a la región de Norteamérica en beneficio de la producción y empleo en México. Ojala que cuando estos cuatro personajes vayan con el presidente López Obrador, él les haga caso y se realicen los ajustes en políticas públicas que son indispensables para consumar la sustitución de importaciones.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt    

Problemas en China y oportunidades para México

Es evidente que la economía de China, la segunda más grande del mundo, atraviesa por múltiples problemas que han mermado su crecimiento económico. El pasado 23 de octubre se informó que su Producto Interno Bruto (PIB) creció 3.9%, tasa por debajo de la meta gubernamental y que es producto de sus políticas públicas contra la libre empresa, una severa crisis inmobiliaria y los estrictos controles y bloqueos de cero-Covid, que han reducido la propagación del virus a costa de paralizar la actividad del consumidor. Todo esto sumado a su acercamiento a Rusia e Irán, además de su discurso beligerante contra Taiwan, que nos hace pensar que cualquier día de estos nos amanecemos con la noticia de que ya invadió la isla. 

Esta situación tiene muy preocupados a empresarios e inversionistas que buscan retirar, o al menos disminuir sus operaciones en China. En un artículo publicado en el portal Zerohedge el 28 de octubre, titulado “Confianza sacudida:” Las empresas estadounidenses en China miran a otros lugares mientras el ‘Friendshoring’ cobra fuerza, se hace un recuento de cómo se ha fracturado la economía global a medida que surge la necesidad de reajustar las cadenas de suministro. Las empresas estadounidenses se han dado cuenta de que la política de cero-covid por parte de China y los cierres de actividad económica que esto conlleva, junto con el mayor riesgo geopolítico en toda la región, son malos para las empresas por lo que han reducido sus inversiones en el país.

La última encuesta de la Cámara de Comercio Estadounidense en Shanghái, aplicada a cientos de empresas estadounidenses en el país asiático, encontró que con respecto a la última encuesta, casi el doble de encuestados están recortando inversiones.  Menciona que alrededor de una quinta parte de las 307 empresas encuestadas dijeron que estaban recortando inversiones en 2022 debido a los prolongados cierres relacionados con Covid, restricciones de viaje e interrupciones en la cadena de suministro.

“La confianza ha sido sacudida”, dijo la Cámara de Comercio Estadounidense en Shanghái.

El Financial Times citó a Eric Zheng, presidente de la cámara de Shanghái, indicando que Beijing debería “dar un giro hacia un enfoque más sensato para manejar el covid-19 basado en un equilibrio razonable entre la salud pública y la economía”, y agregó que las estrictas medidas han “cambiado de rumbo” de las expectativas de rendimiento empresarial”.

Aunque las empresas estadounidenses todavía esperan un crecimiento futuro, la confianza empresarial se ha hecho añicos, ya que solo el 55% de los encuestados son optimistas sobre las perspectivas comerciales de China dentro de cinco años, un mínimo histórico.

Y la reciente toma de poder del presidente Xi Jinping de un tercer mandato de cinco años, podría dejar a los directores ejecutivos de empresas estadounidenses frente a una perspectiva compleja. Esto es lo que puede estimular la relocalización acelerada de las cadenas de suministro críticas fuera del país, moviéndolas a lugares más amigables. La encuesta se realizó entre el 14 de julio y el 18 de agosto por lo que no toma en consideración lo sucedido en el XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China.

Todo esto sugiere que es cada vez más probable que las empresas occidentales desvíen al menos parte (si no todas) sus cadenas de suministro fuera de China en un movimiento llamado “friendshoring”, que implica trasladar las operaciones de regreso a los EE.UU., a Europa o a países cercanos con regímenes amigables. Si se pueden encontrar lugares que conserven el beneficio de los bajos costos laborales y con menos controversia internacional, pues mejor aún. Desde luego que México es en teoría un país idóneo para la relocalización de empresas estadounidenses fuera de China, pero el problema es que nosotros enfrentamos graves problemas como la escasez de mano de obra, insuficiente generación de energía eléctrica, serios problemas de inseguridad y la incertidumbre de un régimen que parece estarse radicalizando en su actuar político.

Desde luego que estamos siendo considerados en este momento. Michael Every, el estratega global de Rabobank, describió recientemente en una nota a sus  clientes, qué países se beneficiarán del friendhoring…Hay una serie de gráficas que lo explican:

Los procesos productivos de mayor complejidad y valor agregado se mudarían de regreso a Estados Unidos, Canadá y Europa:

México y otros países de renta media como Brasil, Argentina, Chile, India y Sudáfrica, podían a traer los procesos de tecnología media:

Mientras que los países subdesarrollados de África y del Sudeste Asiático se beneficiarían de la salida de fábricas de China que realizan procesos productivos de bajo valor agregado e intensivos en mano de obra.

La conclusión es que con todo esto, en esta década podríamos presenciar uno de los mayores ajustes de la cadena de suministro global en una generación, producto de que para muchos, China ha dejado de ser un país confiable.

En este sentido, quiero hacer referencia a lo que se menciona en un artículo de Mickey D. Levy, publicado el 26 de octubre en el Wall Street Journal, y titulado: China está a punto de caer en la trampa de los ingresos medios. En él, se describe muy bien cómo Xi Jinping, al darle la espalda a la libre empresa, está provocando que la economía china deje de crecer, abriendo oportunidades para muchos países de desarrollo medio, entre los que destaca México. El Dr. Levy es economista sénior en Berenberg Capital Markets y académico visitante en la Institución Hoover.

El Dr. Levy comienza mencionando como el XX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino consolidó el poder de Xi Jinping y confirmó su visión ideológica del futuro de China. Pero más allá de eso, el evento reveló poco sobre cómo China lidiará con una gran economía, pero en estado tambaleante. El crecimiento se está desacelerando (ya mencioné que creció apenas 3.9% anual en el tercer trimestre de este año) y el aumento de la autocracia ha agravado los problemas a largo plazo. El modelo de mayor control gubernamental sobre la actividad económica es intrínsecamente defectuoso; es evidente que las trabas que impone al crecimiento económico aumentarán y sin duda se agravarán a medida que Beijing siga reforzando su control sobre la economía.

Hay una gran ironía en el alejamiento cada vez más intenso de los mercados por parte del presidente Xi, ya que fueron los mercados lo que convirtió a China en la potencia económica que es hoy. El sólido crecimiento que sacó a China de la pobreza fue impulsado por un modelo híbrido: una forma de capitalismo de Estado en la que Beijing permitió que la propiedad privada y la libre empresa al estilo estadounidense florecieran junto con grandes empresas estatales de baja productividad. El auge de la fabricación relacionada con la exportación de China fue impulsado por la mano de obra de bajo costo, la inversión del gobierno y la adquisición altamente eficiente de tecnología y conocimientos extranjeros. Con la libre empresa, el capital físico fluyó hacia China e impulsó la innovación y la productividad. La participación de China en las exportaciones mundiales aumentó del 4% en 2000 al 14% en 2015, creando empleos bien remunerados y prosperidad interna que financió la infraestructura urbana moderna. China representó el 30% del crecimiento global en este período.

Algunos analistas promovieron el modelo de crecimiento económico de China como una alternativa favorable respecto al capitalismo estadounidense y proyectaron un rápido crecimiento que duraría muchos años. Esto fue ingenuo. Así no es cómo funcionan las economías. A medida que se absorbió la oferta de mano de obra barata de China, los salarios y los costos de producción aumentaron considerablemente, mientras que los rendimientos marginales de la inversión de capital disminuyeron. La productividad total de los insumos combinados de capital y mano de obra disminuyó.

Para muchos, la evidencia ahora apunta a que el objetivo de China de hacer una transición de la manufactura relacionada con la exportación hacía una economía sostenida en el consumo interno fracasó, y otra muestra de ello es que el crecimiento económico de China depende cada vez más del gasto público, lo cual es una política condenada al fracaso. Muchos podrán decir que esto no es muy diferente a lo que pasa en Estados Unidos, dónde los déficits fiscales crónicos y el crecimiento de la deuda son lo que mantiene a flote su economía.

El problema es que el régimen del Sr. Xi ha frenado la libre empresa, socavando lo que trajo prosperidad a China. Los controles más estrictos están restringiendo el espíritu empresarial privado, la innovación y la movilidad del capital. La creciente propiedad del gobierno en la industria y la asignación burocrática de los recursos nacionales están generando ineficiencias y excesos.

Tomemos en consideración los problemas inmobiliarios de China. Los planificadores centrales de Beijing establecieron de manera persistente objetivos extremadamente altos para el PIB y los lograron aumentando el gasto público en infraestructura y bienes raíces residenciales. Los funcionarios locales y provinciales del Partido Comunista se beneficiaron de los ingresos por  la venta de tierras y los empleos creados por los promotores inmobiliarios. El auge de la urbanización y el valor de las propiedades elevaron la actividad inmobiliaria a más del 25% del PIB y a aproximadamente el 75% del valor del patrimonio neto de los hogares, niveles muy poco saludables e insostenibles.

Los excesos se están desmoronando. Las fuertes caídas en los precios de las viviendas y expectativas agrias que golpean el valor del patrimonio neto de los hogares, han mermado la confianza. Esto está reduciendo el gasto de los consumidores y haciendo ineficaces las iniciativas gubernamentales para estimular el consumo. Los promotores inmobiliarios más grandes se encuentran en una situación desesperada, con crecientes incumplimientos en sus créditos y tasas de incumplimiento de los bonos extranjeros denominados en dólares que superan el 20%. Los futuros propietarios protestan por los pagos de la hipoteca de los apartamentos apenas en construcción que nadie sabe cuándo se terminarán. Los rescates del gobierno, si es que los hay, serán costosos y volver a ganar la confianza del pueblo será un desafío.

El Sr. Xi también está reforzando el control estatal sobre la economía digital de China, las empresas de tecnología de la información, redes sociales y muchas empresas que considera una amenaza para los ideales comunistas. Estos incluyen firmas que brindan una plataforma para expresar puntos de vista contrarios y generación de lo que él considera riqueza “excesiva”. Xi está asignando más capital a empresas estatales políticamente leales, al tiempo en el que las regulaciones financieras se vuelven más estrictas y se restringen los flujos de capital para financiar a empresarios privados.

Aunado a lo anterior, hay un claro deterioro de las relaciones de China con el mundo occidental, lo que también pone a prueba su progreso económico. Las empresas globales, cansadas de las prácticas desagradables de China en el comercio internacional y en los joint ventures que ha emprendido, sin mencionar su beligerancia hacia Taiwán, están tomando medidas para reducir la exposición de sus cadenas de suministro, como se mencionó líneas arriba. Muchas naciones están restringiendo el comercio de microchips avanzados y los intercambios de tecnología y capital humano. La iniciativa del presidente estadounidense Joe Biden de restringir las exportaciones estadounidenses de microchips, semiconductores y tecnología relacionada, si se implementa de manera efectiva, será un duro golpe para el desarrollo y la innovación de China en una variedad de industrias. La disminución del flujo de competencia e ideas tecnológicas, a la larga, socavará las capacidades innovadoras de China. Tal vez los asesores de Joe Biden si leyeron la novela “2034”, de la cual escribí hace tres semanas.

Los días de crecimiento persistentemente fuerte de China han terminado, pero sin duda seguirá siendo una potencia económica. Su tecnología y las industrias civiles y de defensa apoyadas por el gobierno seguirán siendo fuentes de fortaleza. Sin embargo, la estrategia de relocalización y friend shoring, en la forma de reducciones corporativas de muchas empresas globales, en sus vínculos con la cadena de suministro china ya han comenzado.

Es una realidad que el control cada vez más estricto de Xi y su rechazo a la libre empresa aumentan la probabilidad de que China se vea atrapada en la trampa de los ingresos medios en la que han caído muchas naciones. Sus ciudadanos oprimidos pagarán el precio. Los socios comerciales de China ya están sintiendo los efectos y los que pueden se están saliendo de China. ¿A dónde irán? ¿Será México capaz de capitalizar esta oportunidad y consolidarse como potencia manufacturera mundial? El lograrlo dependerá de las políticas públicas que se implementen que brinden seguridad pública y legal, energía eléctrica suficiente y que sea verde, mano de obra capacitada, parques industriales con la debida infraestructura, entre otros. Veremos que sucede.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt