México ha sorprendido positivamente por su buen desempeño económico durante el 2023, el Producto Interno Bruto (PIB) se perfila para lograr una tasa de crecimiento cercana al 3.5% y para el año 2024, la estimación más razonable es que la economía crecerá 2.5%. ¿A qué se debe esta evolución? En esta entrega analizamos el comportamiento del PIB en el periodo de 2019 a 2023 y explicamos las razones de las elevadas tasas de crecimiento económico en los dos últimos años, analizando los componentes de la demanda agregada que dependen mayoritariamente del sector privado, tales como consumo, inversión y balanza comercial.
Estadísticas PIB
En el acumulado de los primeros nueve meses de 2023 el PIB reporta un crecimiento anual de 3.17%, producto de que las actividades primarias (agricultura, ganadería, pesca y caza) aumentaron 2.71%, las secundarias (industria: minería; electricidad, gas y agua; construcción y manufacturas) aumentaron 3.73%, mientras que las terciarias (comercio y servicios) crecieron 3.18%.
De esta manera, en el comparativo de los primeros nueve meses de 2023 respecto de los mismos meses de 2019, tenemos que el PIB creció 3.17%, producto de que las actividades primarias aumentaron 6.00%, las secundarias 4.59% y las terciarias 2.09%. Es evidente que ya estamos en un nivel de PIB superior al que teníamos antes de la pandemia y por lo tanto estas tasas de crecimiento podrían dar la apariencia de que este fue un gran sexenio en materia de crecimiento económico, pero nada más apartado de la realidad.
Si tomamos en cuenta de que han pasado cuatro años entre el 2019 y el 2023, vemos que la tasa de crecimiento promedio anual del PIB total fue de apenas 0.78%, el de las actividades primarias de 1.47%, la de las secundarias de 1.13% y la de las terciarias apenas 0.52%. Es evidente que estas tasas promedio de crecimiento anual son insuficientes y eso lo vemos de dos maneras: 1. Que aun estamos por debajo del nivel de PIB que deberíamos tener si no hubiera habido pandemia causada por el virus chino SARS-COV-2; y 2. El nivel de PIB por habitante se ha estancado.
Respecto del primer punto, efectivamente, como lo he mencionado en otras entregas, si el PIB hubiera crecido a una tasa tendencial de 2.0% promedio anual todos los años de 2019 a 2023, pues entonces en el tercer trimestre de 2023 deberíamos tener un PIB 3.7% superior al que realmente tenemos. Otras naciones se han recuperado plenamente en ese sentido, ya que no se trata sólo de haber recuperado en nivel de PIB prepandemia, sino de estar donde deberíamos estar. De igual forma, es pertinente señalar que si bien el PIB está 3.17% arriba del nivel prepandemia, hay ramas de actividad como textiles, vestido, calzado y muchas más , que aún están lejos del nivel de PIB que tenían en 2019
Ahora, respecto del PIB per cápita, de acuerdo con cálculos de GAEAP con datos de INEGI y de Statista, en el 2020 el PIB por habitante cayó -9.5%, pero después se recuperó 4.8% en 2021, 3.0% en 2022 y 2.6% en 2023, lo que implica que entre 2019 y 2023, el PIB por habitante creció apenas 0.3%, tasa claramente insuficiente para abatir los rezagos en materia de pobreza y carencias sociales de amplios sectores de la población.
Habiendo dicho lo anterior, ahora procedemos a analizar las razones del crecimiento del PIB a lo largo de 2023 y cerramos con la expectativa para 2024:
Mercado Interno
En el último año, el mercado interno mexicano se ha visto beneficiado por el importante aumento en el número de personas que conforman la población ocupada total, la cual pasó de 57.44 millones en el tercer trimestre de 2022 a 59.16 millones en el tercer trimestre de 2023, lo que implica un aumento de 1.73 millones de personas en el último año, lo que constituye una cifra enorme.
De acuerdo con diversos cálculos realizados por GAEAP, el ingreso promedio de la población ocupada pasó de 1.46 salarios mínimos (s.m.) al día en el tercer trimestre de 2022 a 1.35 s.m. por día en el tercer trimestre de 2023, pero como el monto del s.m. pasó en ese mismo periodo de tiempo de 172.87 pesos a 207.44 pesos, es que el ingreso promedio diario de la población ocupada aumentó 11.1% nominal al pasar de 251.56 pesos a 279.43 pesos.
Si tomamos en consideración que la inflación del periodo fue de 4.6%, pues entonces tenemos que en términos reales el ingreso promedio de la población ocupada ha crecido 6.2% en el último año. Por lo tanto, dado el importante amento de la población ocupada, pues tenemos que la masa salarial diaria en México ha tenido un incremento de 9.4% en términos reales entre el tercer trimestre de 2022 y el mismo trimestre de 2023.
Este importante aumento de 9.4% en la masa salarial, obvio se traduce en un mayor nivel de consumo privado, tal y como veremos a continuación.
Consumo privado en el mercado interior
El INEGI reporta la evolución del Indicador del consumo privado en el mercado interior y vemos que en el acumulado de los primeros nueve meses de 2023, el consumo total muestra un crecimiento de 4.0%, por lo que ya se encuentra 5.6% por arriba del nivel de los primeros nueve meses de 2019. Al analizar los componentes del consumo, vemos un problema ya que en los primeros nueve meses de 2023 el consumo de bienes nacionales no reporta crecimiento, pero el consumo de bienes importados muestra un crecimiento desmedido de 17.3%. De esta manera, con respecto a los primeros nueve meses de 2019, el consumo privado de bienes nacionales ahora está apenas 2.5% arriba, mientras que el consumo de bienes importados registra un avance de 34.5%.
Desde luego que estas son muy malas noticias para la manufactura nacional que se ve desplazada por productos extranjeros, pero se debe mencionar que esta actividad comercial que favorece a los productos importados si apoya en el crecimiento del comercio y servicios, tales como el transporte y algunos otros servicios relacionados.
Estos datos son evidencia de que la economía podría crecer más rápidamente si la mayor masa salarial se destinara a comprar más productos hechos en México. Muchas industrias manufactureras enfrentan la problemática de productos importados que son más económicos producto de un tipo de cambio en niveles en torno a 17.50 pesos por dólar, pero a esto hay que sumarle los problemas por los bienes extranjeros que entran al país en condiciones de contrabando, subvalución y dumping, que provocan que los productos extranjeros sean más baratos, lo cual es una fuente de competencia ilegal y desleal contra la producción nacional.
Inversión fija bruta
Gracias al empresariado mexicano, este año la inversión fija bruta muestra un magnífico desempeño. Tenemos que en los primeros nueve meses de 2023 la inversión total presenta un crecimiento anual de 19.8%, producto de que la construcción registra un avance de 19.2% y la inversión en maquinaria y equipo un crecimiento de 20.5%. De esta manera, la inversión total se encuentra 15.5% por arriba del nivel que tenía en 2019 mientras que la construcción está 9.8% por arriba y la inversión en maquinaria y equipo está 22.5% por encima.
Respecto a la construcción, cabe mencionar que las cifras de INEGI dan cuenta de que buena parte del impulso proviene del sector público y todos sabemos que en ese sentido el presupuesto gubernamental de gasto de inversión se concentra en obras realizadas por el ejercito y éstas están concentradas en las obras emblemáticas del sexenio (refinería de Dos Bocas, Tren Maya), por lo que el sector construcción aún tiene mucho margen de crecimiento si se reactivaran las obras de edificación por parte del sector público contratando empresas privadas.
Comercio exterior
Finalmente, en materia de comercio exterior, podemos decir que tras la pandemia del Covid-19 el principal motor de crecimiento económico fueron las exportaciones, aunque ahora en día su crecimiento se ha desacelerado. En el acumulado de los primeros 10 meses del año, las exportaciones sumaron 493.45 miles de millones de dólares (mmdd), una cifra 3.0% superior a la observada en los mismos meses de 2022. Se debe destacar que esta tasa de crecimiento se da a pesar de tener un super peso que resta mucha competitividad a las exportaciones de cientos de pequeñas y medianas empresas.
En el comparativo de los primeros diez meses de 2023 respecto de los mismos meses de 2019, tenemos que las exportaciones de México muestran un crecimiento de 28.4% y si tomamos en consideración que cerca del 80% de nuestras ventas al exterior son a Estados Unidos, pues esa es la razón por la que hemos desplazado a China como el principal socio comercial de nuestro vecino del norte.
En los primeros diez meses de 2023 las importaciones totalizaron 503.8 mmdd, cifra apenas 0.6% inferior a la observada en los mismos meses de 2022, pero 31.6% por arriba del nivel de los mismos meses de 2019. La caída de las importaciones se debe principalmente a la disminución en los petrolíferos. Como se mencionó líneas arriba, el aumento en el consumo de bienes importados pues incide en esta variable, aunque debe destacarse que el déficit comercial registrado en el periodo de enero a octubre de 2023 es moderado, siendo éste de -10.3 mmdd, el cual contrasta con el superávit comercial de 24.8 mmdd registrado en los primeros diez meses de 2020.
Conclusiones
En este año 2023 México va bien, pero contrario a lo que se piensa, nuestro país aún no se recupera del todo de la crisis causada por el virus chino SARS-Cob-2, ya que no hemos alcanzado los niveles de PIB que tendríamos si no hubiera habido pandemia y si hubiéramos seguido con un crecimiento económico tendencial en torno al 2.0%. De igual forma, hay diversas industrias, como las del textil, vestido y calzado que aun no recuperan si quiera el nivel de producción prepandemia.
El crecimiento económico de México de 2022 y 2023 ha sido vigoroso, y ha estado impulsado en el fortalecimiento del mercado interno y en el aumento de la población ocupada. Tenemos un grave problema por el crecimiento excesivo en el consumo de bienes importados, para lo cual se debe hacer algo porque de lo contrario perderemos nuestro estatus de potencia manufacturera mundial a costa de naciones asiáticas, principalmente.
La recuperación del sector de la construcción y la inversión en maquinaria y equipo han sido un importante impulsor del crecimiento nacional estos últimos dos años. Por último, la balanza comercial de México también ha apoyado en el crecimiento, por lo que se debe cuidar nuestra relación con el exterior, en especial con Estados Unidos.
La expectativa es que en 2024 seguiremos creciendo tal vez a una tasa cercana al 2.5%, ya que se espera que la expansión del mercado interno continúa y que se consoliden varias de las inversiones anunciadas con motivo del nearshoring. Además de que el tener un déficit fiscal equivalente a 5.1% del PIB, si bien es peligroso hacia futuro de convertirse esto en una tendencia, también dará impulso económico al país. Es por ello que la expectativa de baja en la tasa de inflación para el 2024 es muy conservadora y se piensa que ésta bajará a apenas 4.0% al cierre del año que viene.
Habrá enormes retos el año entrante, a mi me preocupa mucho el ruido que nos puede meter la campaña presidencial de Estados Unidos, que alguno de los conflictos mundiales se salga de control, y un posible conflicto post electoral en México, pero el escenario base al día de hoy es de que el año que viene volverá a ser positivo para nuestro país. Esperemos que nadie lo vaya a echar a perder.
Amplios sectores manufactureros a nivel mundial están en riesgo al haberse ralentizado la tasa de crecimiento de la economía china, ya que el gigante asiático buscará por todas las maneras posibles inundar al mundo con sus exportaciones, muchas de ellas en condiciones de dumping. El mundo está en riesgo porque China, si bien sigue siendo la segunda mayor economía del planeta, está herida estructuralmente, y difícilmente logrará las tasas de crecimiento económico que requiere para convertirse en la nueva potencia económica global.
En un artículo de Greg Ip, publicado en el Wall Street Journal el pasado 14 de noviembre y titulado “Por qué Xi ya no puede alardear de la economía china”, se nos explica cómo hace dos años, Beijing estaba en ascenso. Ahora el crecimiento de Estados Unidos impresiona a prácticamente todos los analistas, mientras China trata de frenar su caída inmobiliaria y de resolver el severo problema de las deudas de los gobiernos locales.
El artículo comienza mencionando que en 2021, el presidente chino, Xi Jinping, popularizó un eslogan que implicaba el esperado desplazamiento de Estados Unidos como principal potencia económica del mundo: “Oriente está ascendiendo, Occidente está decayendo”.
Ese año, con todo y que ellos la causaron, China había librado en gran medida los estragos de la pandemia de Covid-19 y registró su crecimiento más rápido en una década, mientras que Estados Unidos luchaba contra repetidos brotes de Covid y una creciente inflación. En vísperas de una reunión virtual con el presidente Biden, en una cumbre de Asia Pacífico en el otoño de 2021, Xi fue consagrado formalmente como el líder más poderoso de China en una generación, mientras que Biden todavía trabajaba bajo la sombra del fallido intento de Donald Trump de permanecer ilegalmente en el cargo.
En la víspera de la reunión de Xi y Biden, de este miércoles 15 de noviembre en Woodside, California, en el marco de otra cumbre de Asia Pacífico, esa frase de Xi empezaba a parecer arrogancia. La economía de China está acosada por múltiples desafíos, desde una burbuja inmobiliaria que se desinfla y deudas inmanejables de los gobiernos locales, hasta la caída de la confianza del consumidor y la deflación. Mientras tanto, Estados Unidos acaba de registrar su trimestre más fuerte de crecimiento económico en casi dos años, mientras la inflación disminuye. El Producto Interno Bruto de China, que era 75% del tamaño de Estados Unidos en 2021, había caído al 64% de éste en el tercer trimestre, aproximadamente donde estaba en 2017.
Los presidentes de China y Estados Unidos, Xi Jinping y Joe Biden
¿Qué pasó en dos años? Los países no cambiaron repentinamente de dirección. Más bien, los problemas escondidos durante mucho tiempo por China salieron a la superficie y las políticas de Xi los han empeorado. Desde luego que China no está literalmente en declive, pero sus aspiraciones de liderar la economía global han retrocedido, tal vez indefinidamente.
De acuerdo con Logan Wright, director de investigación de mercados de China en Rhodium Group, Beijing nunca podrá hacer un reclamo creíble de primacía económica global. El PIB de China podría algún día alcanzar el 90% o incluso el 100% del de Estados Unidos, pero no existe un escenario realista en el que alcance el 150% o el 200%.
El PIB nominal de Estados Unidos se ha visto impulsado recientemente por su mayor inflación, mientras que China ha sufrido de una moneda más débil. No obstante, con el tiempo se convierte en un criterio importante de la capacidad de un país para financiar avances tecnológicos, proyectar poder militar y atraer a otros países como socios.
Sin embargo, el triunfalismo económico estadounidense ahora sería tan prematuro como lo fue el de China en 2021. A corto plazo, es probable que el consumo estadounidense se desacelere, y el crecimiento chino, que parece haberse estabilizado a medida que los consumidores dan señales de vida, aún superará al de Estados Unidos en la próxima década. Más importante aún es que si bien hasta tres cuartas partes de la economía de China enfrentan vientos en contra, la cuarta parte que no los enfrenta, la manufactura, mantendrá a China como una amenaza económica y militar para Occidente en el futuro previsible, incluso si el crecimiento general se volviera mediocre.
El crecimiento del PIB de China, que promedió 10% anual entre 1980 y 2012, siempre estuvo destinado a desacelerarse. Ahora, es una realidad debido al envejecimiento de la población, una menor migración del campo a la ciudad y menores oportunidades de alcanzar a los países más ricos.
Pero la desaceleración ha sido más pronunciada de lo que se esperaba. El Banco Mundial ahora espera que el crecimiento anual de China en los próximos dos años promedie el 4.5%, aproximadamente un punto porcentual más lento de lo que proyectó hace una década. El Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento promedio de sólo el 3.9% durante los próximos cinco años.
Algunos de los problemas de China son una imagen espejo de los problemas de Estados Unidos. El crecimiento chino ha estado impulsado durante mucho tiempo por la inversión física, el de Estados Unidos por el consumo, lo que ha generado la caricatura de chinos previsores y estadounidenses miopes.
En la última década, la fórmula de China llegó al exceso. Durante la crisis financiera mundial de 2007-2009, China lanzó un programa de estímulo masivo dirigido a infraestructura, vivienda y, más tarde, tecnología. Los gobiernos locales y los promotores financiaron esta inversión pidiendo préstamos a los bancos y al público inversionista chino, utilizando nuevos vehículos de financiamiento para sortear las restricciones de endeudamiento impuestas por Beijing. La superficie residencial china casi se duplicó entre 2010 y 2021, superando los 37 metros cuadrados per cápita, igualando la cifra de Gran Bretaña y Francia y el doble de Japón, según los economistas Kenneth Rogoff y Yuanchen Yang.
Mientras que Estados Unidos tiene muy pocas viviendas e infraestructura, China ahora tiene demasiado de ambas. Millones de apartamentos están vacíos. Guizhou, una provincia relativamente pobre, alberga 23 de los 100 puentes más altos del mundo. Según Rogoff y Yang, las vías de tren de alta velocidad están creciendo más del doble de rápido que la cantidad de pasajeros.
Gran parte de la deuda para financiar esa inversión, emitida por desarrolladores y gobiernos locales a bancos chinos o población china, está en peligro de impago. El FMI estima que el 30% de la deuda de los gobiernos locales no es viable. El colapso de los ingresos provenientes de las ventas de tierras y de los impuestos a las empresas ha hundido a los gobiernos locales con enormes déficits. Un informe de August Rhodium, del que Wright es coautor, concluyó que China tiene mucho menos espacio fiscal de lo que ampliamente se cree, para financiar la política industrial, la defensa y su Iniciativa de la Franja y la Ruta que consiste en otorgar préstamos a gobiernos extranjeros para infraestructura.
Condominios en construcción en Taiyuan, China
Uno de los supuestos beneficios del sistema autocrático de China es la capacidad de actuar con decisión, sin restricciones de controles y equilibrios democráticos. Sin embargo, Beijing todavía tiene que actuar decisivamente respecto de las deudas locales y los préstamos bancarios incobrables, transfiriéndolos al balance relativamente saludable del gobierno central.
Pero no, más bien, los está reestructurando poco a poco. Recientemente anunció que pediría prestado el equivalente al 0.8% del PIB para apoyar las finanzas de los gobiernos locales, una pequeña fracción de sus necesidades. Esto sugiere que China podría verse abocada a un atolladero financiero de varios años similar al que atravesó Japón en los años noventa. Por el contrario, cuando la burbuja inmobiliaria estadounidense colapsó en 2007-2008, el gobierno federal se movilizó rápidamente para recapitalizar el sistema bancario.
Al igual que la crisis inmobiliaria, la disminución de la población de China es un problema de evolución lenta que se aceleró repentinamente en los últimos dos años.
En 2017, la tasa de fertilidad, el número de hijos que una mujer podría esperar tener a lo largo de su vida, era de alrededor de 1.6, por debajo del 2.1 necesario para mantener una población estable. Después de haber abandonado su política de hijo único, Beijing proyectó que la fertilidad aumentaría a alrededor de 1.8 entre 2020 y 2030. En cambio, siguió cayendo, hasta 1.1 el año pasado, uno de los más bajos del mundo. No está claro exactamente por qué, pero algunos analistas culpan al creciente pesimismo económico entre las mujeres en edad fértil. Como resultado, la población de China cayó en el 2022 por primera vez desde la década de 1960.
Los problemas de propiedad y población de China pueden estar alimentándose el uno del otro. Mientras que Estados Unidos pudo superar su exceso de vivienda de mediados de la década de 2000 gracias al aumento de la población y la inmigración, China enfrenta una demanda estructuralmente decreciente debido a su población cada vez menor y a su inexistente inmigración.
China necesita una nueva fuente de demanda agregada para reemplazar la inversión y la propiedad. El candidato más obvio son los consumidores, que representan sólo el 37% del PIB, en comparación con el 68% en Estados Unidos.
Pero las autoridades chinas se oponen ideológicamente a impulsar el consumo. Lo podrían hacer a través de beneficios de salud y jubilación más generosos, lo que reduciría la necesidad de ahorrar. De manera simultanea, Xi ha empeorado la confianza de los consumidores a través de “una serie de decisiones políticas profundas… que ahora están regresando para obstaculizar la economía china y su recuperación”, dijo Barry Naughton, experto en política industrial china de la Universidad de California en San Diego.
A partir del año 2020, el Partido Comunista desató una ofensiva regulatoria contra las empresas privadas en el comercio, la educación y los juegos en línea, aparentemente para reprimir la privacidad y los abusos anticompetitivos, pero sobre todo para consolidar su control sobre el sector privado.
Además de destruir aproximadamente 1 billón de dólares de riqueza, dijo Naughton, Xi envió un “mensaje mucho más amplio de que todo tipo de trabajos en el sector de servicios independientes y altamente calificados no tenían futuro. Estaba diciendo: “No me gustan los negocios privados y no me importa si destruyo valor”.
Xi ha socavado aún más las perspectivas económicas de China con un impulso hacia la autosuficiencia y la beligerancia geopolítica que han llevado a Estados Unidos y Europa Occidental a “eliminar riesgos” al restringir el comercio y la inversión con China en sectores estratégicos. Esto ha generado la oleada de nearshoring.
Un estudio del FMI dirigido por el economista Shekhar Aiyar encontró que desde 2010 la inversión extranjera ha fluido cada vez más entre países del mismo bloque geopolítico (según lo define su forma de votar en las Naciones Unidas). Como resultado, China recibió un 60% menos de inversión extranjera directa en sectores estratégicos en 2022 que en 2015, mientras que Estados Unidos disfrutó un 43% más.
Así como la globalización ayudó a China más que a Occidente porque tenía mucho más espacio para crecer, la desglobalización la perjudicará más. Otro estudio del FMI consideró un escenario en el que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que representa a las economías democráticas, en su mayoría avanzadas, se desacopla de China y todos los demás países se alinean con su bloque preferido. La penalización económica después de 10 años es sólo del 0.3% del PIB para Estados Unidos, pero del 4% para China.
Los signos de un debilitamiento empresarial están por todas partes. El mercado de capital de riesgo de China alguna vez rivalizó con la de Estados Unidos, pero este año, la realización de acuerdos se redujo al 32% del nivel de Estados Unidos desde el 85% en 2018, según PitchBook. Muchos empresarios chinos se han ido o están intentando hacerlo, especialmente hacia Singapur.
Probablemente esto no moleste a Xi, quien quiere que sea el Estado, no el sector privado, quien decida qué industrias deben recibir capital. Por ejemplo, el gobierno central y los locales han creado más de 2,000 “fondos de orientación gubernamental” para invertir billones de dólares en lo que ellos consideren sectores prioritarios.
Pero las ambiciones de Xi están en riesgo a medida que el crédito fácil se agota y las finanzas locales empeoran. Ngor Luong, del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown, dijo que los fondos de orientación del gobierno recaudan constantemente menos de lo planeado “debido a la carga de la deuda local, las regulaciones más estrictas y otros obstáculos económicos”. La recaudación de fondos el año pasado cayó un 35% con respecto a 2021.
Las mismas limitaciones pesan sobre la diplomacia de chequera del gobierno de China. Los préstamos para infraestructura, en el marco del proyecto de la Franja y la Ruta, habían convertido a China en el mayor acreedor de numerosas naciones en desarrollo. Muchos, incluidos Sri Lanka y Zambia, han entrado en mora y los nuevos préstamos se han agotado.
Sin embargo, a pesar de todas las tensiones demográficas, fiscales y financieras que sufre China, su sector manufacturero, por mucho el más grande del mundo, no ha retrocedido. Todo lo contrario: este año China desplazó a Japón como el mayor exportador de automóviles a nivel global.
Las marcas chinas tal vez no sean tan buenas como las marcas occidentales de primera línea, pero son lo suficientemente buenas y menos costosas y, por lo tanto, están ganando participación de mercado a nivel mundial. Hasta ahora, Estados Unidos ha obstaculizado la capacidad de China para fabricar los semiconductores más avanzados. Sin embargo, para 2026 China controlará el 42% de la capacidad global en chips menos avanzados, vitales en aplicaciones como electrodomésticos y automóviles, estima SEMI, un grupo de la industria de semiconductores.
Aunque Xi administre mal la economía en general, la destreza manufacturera de China persistirá debido a las ventajas competitivas incorporadas: una base de productores grande, integrada y adaptable, una fuerza laboral confiable y modestamente remunerada y su extendido know-how en prácticamente todas las manufacturas.
Esto le da a China un importante canal de influencia global. Incluso cuando la administración Biden busca acercar las economías asiáticas a través de su Marco Económico Indo-Pacífico, esas mismas economías se están vinculando más estrechamente a las cadenas de suministro chinas, de acuerdo con Abigail Dahlman y Mary Lovely del Instituto Peterson de Economía Internacional. Por ejemplo, Estados Unidos está cortejando a la India como contrapeso a China, pero la participación de China en las importaciones indias se ha disparado del 27% en 2010 al 39% en 2021.
La destreza manufacturera de China es también un activo militar formidable. Sus gigantescos y modernizados astilleros ya construyen el 46% de los barcos del mundo, lo que le permite producir varios buques de guerra y submarinos nuevos al año.
En contraste, la industria de construcción naval estadounidense, a pesar de un siglo de protección, tiene menos del 1% de la capacidad mundial, lo que deja a la Marina de Estados Unidos dependiendo de sólo un puñado de astilleros que carecen de la fuerza laboral necesaria para manejar la creciente demanda. Las entregas siempre llegan tarde y por encima del presupuesto.
Astilleros chinos
El cambio en la guerra hacia vehículos no tripulados más baratos también favorece a China, el mayor productor de drones del mundo.
Dan Wang, académico visitante en el Centro Tsai China de la Facultad de Derecho de Yale, que ha escrito extensamente sobre la industria tecnológica de China, dijo que Estados Unidos lidera principalmente en tecnologías intensivas en conocimiento, como la inteligencia artificial y la biotecnología, más que en productos físicos. “Imagínese un escenario futuro en el que estos países estén en serios conflictos y el comercio se detenga, ¿a quién le gustaría apostar: al país con todos los grandes modelos lingüísticos y a la biotecnología y el software empresarial o al país con una base manufacturera grande y adaptable? Mi dinero estaría en lo último”.
Tardíamente, Estados Unidos se ha dado cuenta de esa deficiencia. En lo que podría llamarse capitalismo chino con características estadounidenses, la administración Biden está colmando de subsidios y protección a industrias específicas, como las de vehículos eléctricos y semiconductores. Esto ha producido un aumento en la construcción de fábricas, pero no está claro que se materialice una demanda suficiente para que esas fábricas sean rentables.
También está promoviendo el nearshoring y friendshoring: alentar a las empresas occidentales a construir cadenas de suministro en países amigos, logrando así economías globales de escala sin depender de China. Después de todo, el PIB colectivo de “Occidente” (Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Canadá, Australia, Japón, Corea del Sur y Taiwán) es aproximadamente tres veces el tamaño del “Oriente” (China, Rusia y una variedad de socios como como Bielorrusia, Irán y Pakistán.
Pero hablar de nearshoring o friendshoring oculta el fracaso de Occidente a la hora de comportarse como un bloque único hacia China o en la economía en general. Estados Unidos ha procedido en su mayor parte de manera unilateral en materia de subsidios a los vehículos eléctricos y controles de exportación. Estados Unidos y Europa han tratado de dejar de lado los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio o acordar un enfoque común para controlar las inversiones en China.
Y sobre la mente de los aliados pende la perspectiva de que Donald Trump pueda ser reelegido presidente el otoño de 2024. En su último mandato, Trump se retiró del Acuerdo Transpacífico de 12 naciones, impuso a sus aliados aranceles sobre el acero y el aluminio y amenazó con lo mismo para los automóviles. Ya fuera del cargo de presidente, ha cuestionado el apoyo a Ucrania, propuso un arancel del 10% sobre todas las importaciones e insinuó su retirada de la OTAN.
La expectativa en Europa es que si Trump regresa, estará mejor preparado y será más sofisticado en términos de presionar a Europa”, dijo Huotari. Por su parte, China explotaría las divisiones resultantes con incentivos económicos para cualquier aliado vacilante de Estados Unidos. En ese sentido, enfrentada a un Estados Unidos recientemente aislacionista y a la carga de apoyar a Ucrania contra Rusia, Alemania puede volverse pro China porque “no puede darse el lujo de librar batallas contra todos.
Nada cumpliría más eficazmente la predicción de Xi de un Occidente en decadencia que una situación en la que Estados Unidos decidiera que el concepto de “Occidente”, como principio para organizar la política militar y económica, ya no exista.
Xi supera a Biden en San Francisco
En este contexto, en un artículo de Pepe Escobar publicado el 17 de noviembre en el portal de sputnikglobe.com, y titulado “Pepe Escobar: Xi supera a Biden en San Francisco”, se hace una dura crítica al resultado del encuentro de los presidentes de Estados Unidos y China, del pasado miércoles 15 de noviembre.
Escobar comienza señalando que a un lado de la mesa estaba un líder del Sur Global en la cima de su juego. Del otro lado, una momia que vende la ilusión de que es el “líder del mundo libre”.
Esto estaba destinado a provocar un suspenso: antes, durante o después de la crucial reunión bilateral en la que participaron las dos principales potencias del mundo. Ya durante las palabras introductorias, el Secretario de Estado de los EE.UU., Antony Blinken, sentado al lado derecho de Biden, estaba tan aterrorizado como James Stewart lo estaba en la película “Vértigo” de Hitchcock, presintiendo que en cualquier momento llegaría el destino fatal.
Entonces sucedió, en la conferencia de prensa al final, cuando Joe Biden, tras una sonrisa proverbial, dijo que el presidente chino Xi Jinping es “un dictador”. Porque es el líder de un país comunista.
De esta manera, todos esos elaborados planes previos al encuentro, se desmoronaron en un instante. Un escenario tentativamente optimista convertido en cine negro. La respuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores chino fue tan tajante como una frase de Dashiell Hammett: esto no sólo fue “extremadamente incorrecto” sino “una manipulación política irresponsable”.
Las delegaciones China y de EstadosUnidos se encuentran en San Francisco el 15 de noviembre de 2023
Todo lo anterior, por supuesto, suponía que Biden sabía dónde estaba y de qué estaba hablando, “fuera de la casualidad”, y no dictado por su omnipresente auricular.
La Casa Blanca delata la trama
El drama Xi-Biden, que duró poco más de dos horas, no fue exactamente una nueva versión de “Vértigo”. Washington y Beijing parecían bastante cómodos al prometer conjuntamente la proverbial promoción y fortalecimiento del “diálogo y la cooperación en diversos campos”; un diálogo intergubernamental sobre Inteligencia Artificial; cooperación para el control de drogas; volver a las conversaciones de alto nivel entre militares; un “mecanismo de consulta sobre seguridad marítima”; aumentar significativamente los vuelos para principios de 2024; y “ampliar los intercambios” en educación, estudiantes internacionales, cultura, deportes y círculos empresariales.
La Hegemonía estaba lejos de tener un halcón maltés de valor incalculable (“la cosa de lo que están hechos los sueños”) para ofrecer a Beijing. China ya se ha consolidado como la principal economía comercial del mundo gracias al PPP. China sigue avanzando a una velocidad vertiginosa en la carrera tecnológica, incluso bajo las desagradables sanciones de Estados Unidos. El poder blando de China en todo el Sur Global/Mayoría Global aumenta día a día. China está reorganizando con Rusia el impulso concertado hacia la multipolaridad.
En el comunicado de prensa emitido por la Casa Blanca, por insulsa que parezca, en realidad revela la parte clave de la trama.
En la reunión de ambos presidentes, Biden –en realidad su auricular– subrayó el “apoyo a un Indo-Pacífico libre y abierto”; la defensa de “nuestros aliados del Indo-Pacífico”; el “compromiso con la libertad de navegación y sobrevuelo”; “adhesión al derecho internacional”; “mantener la paz y la estabilidad en el Mar de China Meridional y el Mar de China Oriental”; “apoyo a la “defensa de Ucrania contra la agresión rusa”; y “apoyo al derecho de Israel a defenderse contra el terrorismo”.
Beijing comprende en detalle el contexto y los matices geopolíticos de cada una de estas promesas.
Lo que la lectura no dice es que los asesores de Biden también intentaron convencer a los chinos de que dejaran de comprar petróleo a su socio estratégico Irán.
Eso no va a pasar. China importó un promedio de 1.05 millones de barriles de petróleo por día de Irán durante los primeros 10 meses de 2023, y la cantidad sigue aumentando.
US Think Tankland, que siempre sobresalió en desinformación e información equivocada, creyó en su propia proyección infantil de Xi haciendo de tipo duro contra EE.UU. en Asia, sabiendo que Washington no puede permitirse un tercer frente de guerra, además de Ucrania e Israel/Palestina.
El hecho es que Xi sabe todo lo que hay que saber sobre los frentes imperiales rotativos de la Guerra Híbrida, además de otros que pueden encenderse con solo presionar un interruptor. La Hegemonía sigue provocando disturbios no sólo en Taiwán sino también en Filipinas, Japón, Corea del Sur, India y continúa coqueteando con posibles revoluciones de color en Asia Central.
Aún no ha habido una confrontación directa entre Estados Unidos y China gracias a la milenaria experiencia diplomática china y su visión a largo plazo. Beijing sabe en detalle cómo Washington se encuentra simultáneamente en modo de Guerra Híbrida Total contra la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y los BRICS (que pronto se convertirán en BRICS 11).
Sólo dos opciones para China y Estados Unidos
Un periodista chino-estadounidense, después de las palabras introductorias, preguntó a Xi, en mandarín, si confiaba en Biden. El presidente chino entendió perfectamente la pregunta, la cual simplemente miró y no respondió.
Ese es un giro clave de la trama. Después de todo, Xi supo desde el principio que durante la reunión con Joe Biden, realmente estaba hablando con los encargados que controlaban su auricular. Además, era plenamente consciente de que Biden, en realidad sus asesores, califican a Beijing como una amenaza al “orden internacional basado en reglas”, sin mencionar las incesantes acusaciones de “genocidio de Xinjiang”.
No por casualidad, en marzo pasado, en un discurso ante miembros notables del Partido Comunista, Xi declaró explícitamente que Estados Unidos está comprometido en “una contención, un cerco y una represión integrales contra nosotros”.
El académico Chen Dongxiao, radicado en Shanghai, sugiere que China y Estados Unidos deberían adoptar un “pragmatismo ambicioso”. Ése resultó ser exactamente el tono de la conclusión clave de Xi en San Francisco:
“Hay dos opciones para China y Estados Unidos en la era de transformaciones globales no vistas en un siglo: una es mejorar la solidaridad y la cooperación y unir esfuerzos para enfrentar los desafíos globales y promover la seguridad y la prosperidad globales; y el otro es aferrarse a la mentalidad de suma cero, provocar rivalidad y confrontación y llevar al mundo hacia la agitación y la división. Las dos opciones apuntan a dos direcciones diferentes que decidirán el futuro de la humanidad y del Planeta Tierra”.
Esto es tan serio como parece. Xi añadió contexto. China no está involucrada en el saqueo colonial; no le interesa la confrontación ideológica; no exporta ideología; y no tiene planes de superar o reemplazar a Estados Unidos. Por tanto, Estados Unidos no debería intentar reprimir o contener a China.
Es posible que los asesores de Biden le hayan dicho a Xi que Washington todavía sigue la política de “Una sola China”, incluso mientras continúa armando a Taiwán bajo la lógica de que Beijing podría “invadir”. Pero Xi, una vez más, aportó el conciso argumento decisivo: “China eventualmente, inevitablemente, se reunificará” con Taiwán.
40,000 dólares por una cena con Xi
En medio de toda la tensión apenas disimulada, el alivio en San Francisco llegó en forma de negocios. Todo el mundo y su vecino corporativo –Microsoft, Citigroup, ExxonMobil, Apple– se morían por reunirse con líderes de varios países del APEC. Y especialmente de China.
Después de todo, APEC representa casi el 40% de la población mundial y casi el 50% del comercio mundial. Se trata de Asia-Pacífico (no del “Indo-Pacífico”), un acuerdo de “orden internacional basado en reglas” del que nadie sabe nada, y mucho menos utiliza en ninguna parte de Asia. Asia-Pacífico representará al menos dos tercios del crecimiento global en 2023, y sigue aumentando.
De ahí el gran éxito de una cena de negocios en el Hyatt Regency, con entradas que costaron entre 2,000 y 40,000 dólares, organizada por el Comité Nacional de Relaciones entre Estados Unidos y China (NCUSCR) y el Consejo Empresarial Estados Unidos-China (USCBC). Xi, inevitablemente, fue la estrella del espectáculo.
Los jefes corporativos sabían de antemano que Estados Unidos optó por no participar en el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP por sus siglas en inglés); y que la nueva táctica comercial, el llamado Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF), está básicamente muerto. El IPEF puede abordar cuestiones de la cadena de suministro, pero no llega al meollo de la cuestión: aranceles más bajos y amplio acceso al mercado.
Así que Xi estaba allí para “vender” a los inversores no sólo China sino también gran parte de Asia-Pacífico.
Un día después de la reunión de San Francisco, el centro de la acción se trasladó a Shanghai y a una conferencia de alto nivel entre Rusia y China; ese es el tipo de reunión en la que la asociación estratégica formula los caminos a seguir en la Larga Marcha hacia la Multipolaridad.
En San Francisco, Xi destacó que China respeta la “posición histórica, cultural y geográfica” de Estados Unidos, al tiempo que esperaba que Estados Unidos respetara el “camino del socialismo con características chinas”.
Obvio que Xi no espera que esto suceda con los psicópatas neoconservadores straussianos dirigiendo la política exterior estadounidense. Y eso fue claramente confirmado por Biden.
Muchos observadores están sorprendidos por el buen desempeño de la economía nacional a lo largo de este año, en el que las principales variables macroeconómicas van bien, salvo por lo elevado que se mantienen las tasas de interés. Este año se perfila a que tendremos un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 3.4%, la tasa de desocupación se mantiene en niveles mínimos históricos por debajo del 3.0%, el empleo en el seguro social habrá aumentado este año en más de 700 mil puestos, la masa salarial crecerá cerca de 4.5% en términos reales, la inversión extranjera directa romperá todos los récords y será de ceca de 60 mil millones de dólares, el tipo de cambio se encuentra en una posición sólida nuevamente por debajo de los 18 pesos por dólar, entre otras variables.
En este contexto, recuerdo que en enero de este año estaba dando una plática a empresarias sobre la situación económica y las perspectivas para 2023. Más allá de mis opiniones de cómo pintaba este año, puse una diapositiva con los resultados de la encuesta de expectativas económicas del Banco de México, correspondiente a diciembre de 2022.
La diapositiva mostraba la media de los pronósticos de esa encuesta, y las expectativas eran de que al cierre de 2023 la inflación sería de 4.99%, el PIB crecería 0.92%, el tipo de cambio se ubicaría en 20.63 pesos por dólar y que la tasa de interés de fondeo interbancario estaría en 10.20%. Al momento de escribir estas líneas, vemos que los pseudo expertos analistas encuestados por el Banxico se equivocaron en grande en la enorme mayoría de los pronósticos para 2023 que hicieron al finalizar el 2022.
A menos de dos meses de terminar el 2023, todo parece indicar que la lucha contra la inflación resultó más efectiva de lo esperado y que la tasa de incremento de precios terminará el año en torno a 4.5%; de igual forma, vemos que el desempeño económico superó con creces hasta al más optimista de los pronósticos ya que todo indica que el PIB crecerá 3.4%. Sólo la Secretaría de Hacienda y la CONCAMIN pronosticaban desde finales de 2022 que el crecimiento económico este año sería de 3.0%. En cuanto al tipo de cambio todos se equivocaron terriblemente porque al parecer el dólar terminará el año por debajo de los 18 pesos, mientras que en cuanto a la tasa de fondeo, la política monetaria del Banco de México resultó más agresiva de lo esperado y terminaremos este año con una tasa de interés objetivo de 11.25% y una TIIE cerca del 11.50%.
Pero no solo los “expertos” encuestados por el Banco de México cometieron terribles errores de predicción, también lo hicieron los analistas que participan en la Encuesta Citibanamex de Expectativas. En dicha encuesta, publicada el 5 de enero de 2023 y en la que participaron analistas de 30 bancos, casas de bolsa y fondos de inversión, se dieron los siguientes pronósticos:
Vemos que al igual que en la encuesta de diciembre de 2022 por parte del Banco de México, en la Encuesta Citibanamex de Expectativas también le fallaron a los pronósticos 2023 en materia de inflación (sobre estimada), Tasa de fondeo bancario (sub estimada), tipo de cambio (muy sobre estimado) y crecimiento del PIB (muy subestimado).
A continuación, presento los resultados de expectativas económicas de Citibanamex más actual y que corresponde al 20 de octubre de este año, en la que participaron analistas de 36 instituciones financieras:
Como se puede apreciar, la expectativa para las principales variables macroeconómicas para el cierre del 2023 es ahora muy distinta a lo que se anticipaba a principios de año. Obviamente que los pronósticos no cambiaron de golpe, sino que mes con mes se fueron ajustando, por lo que mi punto a ilustrar es que el nivel de certeza de los pronósticos de analistas dizque “reconocidos”, publicados a principios de año puede ser extremadamente bajo.
A finales de 2022 y principios de 2023 los analistas argumentaban que Estados Unidos iba a entrar en recesión y que eso nos iba a arrastrar con ellos a una caída del PIB mexicano. La realidad es que este año el PIB de Estados Unidos ha tenido un buen desempeño creciendo a una tasa anual de 2.2% en el primer trimestre, 2.1% el segundo trimestre y 4.9% el tercer trimestre. Este crecimiento ha sido impulsado por un vigoroso consumo privado y el gasto público financiado con un creciente déficit fiscal (1.7 billones de dólares en el año fiscal 2023, un nivel 23% más alto que el observado en 2022).
Los analistas que predecían que este año sería malo para México no alcanzaron a ver que Estados Unidos se mantendría fuerte pese a los apretones de política monetaria que llevaron su tasa de interés de fondos federales a un nivel de entre 5.25% y 5.50%. Pero de igual forma se equivocaron al no dimensionar el impulso que tendría México derivado de la relocalización de empresas (nearshoring) y por el fortalecimiento del mercado interno.
En cuanto al nearshoring, vemos que en el primer semestre del año México atrajo inversión extranjera directa (IED) por 29 mil millones de dólares, una cifra máxima histórica que ha impulsado la economía nacional. Sin embargo, también se debe mencionar que es evidente que la cifra de IED podría ser más alta si se implementaran estrategias y políticas públicas efectivas para atracción de mayor inversión, lo que implica resolver los problemas por la insuficiente generación y transmisión de energía eléctrica, que buena parte de ésta provenga de fuentes verdes, resolver el problema de escasez de agua generando la infraestructura hidráulica requerida, avanzar en la competitividad logística con más infraestructura de carreteas, puertos y aeropuertos, así como avanzar en seguridad y respeto al estado de derecho. Se ha estimado que México podría captar entre 35 y 60 mil millones de dólares adicionales de inversión extranjera al año si se capitaliza el nearshoring en toda su capacidad.
Ahora, respecto al tema de la fortaleza del mercado interno en 2023, que tampoco vieron los analistas a principios de año, en GAEAP realizamos los cálculos de cuanto ha crecido la masa salarial en el último año. Tomando en consideración la evolución de la población ocupada y el ingreso promedio diario de ésta (pasó de 253.71 pesos diarios en el segundo trimestre de 2022 a 274.79 pesos en el segundo trimestre de 2023), vemos que la base salarial nominal aumentó 10.4%, pero al tomar en cuenta la inflación del periodo, vemos que en términos reales la base salarial aumentó 4.4%, una tasa muy sólida que explica buena parte del crecimiento de la economía nacional.
Y ahora, derivado de que el INEGI publicó su estimación Oportuna del Producto Interno Bruto Trimestral (EOPIBT) correspondiente al tercer trimestre de 2023, quiero hacer algunas reflexiones sobre la evolución de este indicador. El INEGI menciona que el PIB total se habría expandido 3.3% a tasa anual en dicho trimestre, lo cual es producto de que las actividades primarias (agricultura, ganadería, pesca, caza, actividades forestales) crecieron 5.6%, las secundarias (industria minera, construcción, electricidad, gas y agua, así como la manufactura) 4.5% y las terciarias (comercio y servicios) 2.5 por ciento.
Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de INEGI
Con este crecimiento de 3.3% anual, la tasa de crecimiento del PIB de México en el acumulado de los primeros tres trimestres de 2023 es de 3.55% y con ello el PIB de los primeros nueve meses de este año ya se encuentra 3.41% por arriba del nivel de PIB de los mismos meses de 2019. Es evidente que el PIB actual ha superado el observado previo a la pandemia causada por el virus chino SARS-COV2, sin embargo, se debe mencionar que hay diversos sectores de actividad que todavía se encuentran operando por debajo del nivel que tenían previo a la pandemia y que de igual manera, hay muchas empresas que no se han podido recuperar, por lo que las cifras del PIB deben ser tomadas con cuidado porque indican la marcha de la totalidad de la actividad económica.
Muchos analistas destacan el hecho de que tenemos un PIB 3.41% por arriba del de 2019 como un gran logro y sin duda lo es; pero lo que no se debe perder de vista es que la mayoría de los países no sólo ya recuperaron su nivel de PIB prepandemia, sino que ya regresaron a su nivel de línea de tendencia que tenían antes de la pandemia. Si para el caso de México asumimos que la tendencia de crecimiento es de 2.0% anual, pues el PIB del tercer trimestre de 2023 se encuentra 3.71% por debajo del nivel que debería tener de acuerdo con su línea de tendencia pre covid.
Fuente: Elaborado por GAEAP con datos de INEGI y estimaciones propias
En cuanto a las actividades económicas que conforman el PIB, tenemos que en los primeros nueve meses de 2023 las actividades primarias presentan un crecimiento anual del 2.98% y se encuentran 7.14% por arriba del nivel de 2019. Las actividades secundarias están 4.00% por arriba del nivel de 2022 y 4.58% por encima del nivel de 2019. Por su parte, las actividades terciarias presentan un crecimiento anual de 3.31% en 2023, pero están apenas 2.48% por encima del nivel que tenían en los primeros nueve meses de 2019.
A manera de conclusión podemos mencionar que, gracias a la gente trabajadora y a los empresarios, México está teniendo un buen desempeño en este 2023. A principios de año casi nadie lo veía venir. La mayoría de las variables macroeconómicas ahora marchan bien, aunque subsisten múltiples problemas para las mipymes y desde luego que hay importantes riesgos que podrían descarrilar este buen desempeño.
Es indudable que México podría estar creciendo a tasas más elevadas si tuviera las políticas públicas correctas que le permitan capitalizar aún más la oportunidad del nearshoring, mientras que los empresarios han realizado un gran esfuerzo en mejorar las condiciones salariales del personal ocupado y avanzando en la formalidad.
México tiene un gran potencial, el año 2024 puede ser un muy buen año también si no se nos complica el proceso electoral y podeos revertir los problemas de crimen y delincuencia que azotan al país.
Ahora que ha comenzado anticipadamente el proceso electoral del 2024, con independencia de si es legal o no, comienzan a realizarse toda clase de propuestas por parte de precandidatos, y no sólo por parte del partido Morena, sino de todos aquellos que aspiran a la silla presidencial. En este sentido, me parece que uno de los temas fundamentales a analizar debe ser el del crecimiento económico que se traduzca en mejora de los niveles de vida de la población y erradicación de la pobreza. Las promesas de campaña no deben versar en si los apoyos sociales se van a mantener o incrementar sino en lo que se va a hacer para que México crezca de manera sostenida.
Hay un gran rezago en materia de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). En el comparativo del primer trimestre de 2018 al mismo trimestre de 2023, vemos que el PIB de México sólo aumentó 2.2%, lo que equivale a una tasa de crecimiento promedio de 0.44% anual. Hay quien se pone contento porque ya recuperamos el nivel de PIB que teníamos antes de la pandemia, pero si comparamos el PIB actual con el que tendríamos si hubiéramos crecido a una tasa anual de 2% desde que inició la actual administración federal, pues la realidad es que estamos en un nivel 7.41% por debajo de donde deberíamos estar.
La falta de crecimiento económico se ha traducido en un fracaso gubernamental en materia de lucha contra la pobreza, lo que se evidencia con los indicadores más recientes publicador por parte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Entre 2018 y 2020 las personas en condición de “pobreza” aumentaron en 3.8 millones y en ese mismo lapso 2.1 millones de mexicanos pasaron de “pobreza” a “pobreza extrema”, a pesar de los programas sociales. La cantidad de mexicanos pobres pasó de 51.9 millones a 55.7 millones entre 2018 y 2020 (pasó del 41.9% al 43.9% del total de la población). La población en situación de pobreza extrema fue la más afectada, al pasar de 7% (8.7 millones de personas) en 2018 a 8.5% (10.8 millones de personas) en 2020.
¿Qué hacer para abatir la pobreza? Repito, no se trata solamente de regalarle dinero a los más necesitados. Necesitamos aumentar el tamaño de nuestra economía para abatir los rezagos y en este sentido, quiero abordar lo mencionado en un artículo del historiador y sociólogo, Rainer Zitelmann, publicado el pasado 15 de junio en el diario Wall Street Journal y titulado “La solución a la pobreza por parte de Adam Smith”.
El autor comienza señalando que la última voluntad y testamento de Adam Smith dejó a su sobrino David Douglas sintiéndose decepcionado. Recibió mucho menos de lo que esperaba, y el testamento confirmó lo que los amigos de Smith habían sospechado durante mucho tiempo: el economista escocés, que siempre obtuvo un ingreso superior al del promedio de la época, había donado casi toda su fortuna a los pobres en secreto.
Adam Smith (1723 – 1790)
Smith, quien fue bautizado el 16 de junio de 1723 (se desconoce su fecha de nacimiento), es mejor conocido como el padre del capitalismo. Sin embargo, no estaba libre del resentimiento intelectual hacia los ricos. En sus dos obras principales, “La teoría de los sentimientos morales” (1759) e “Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” (1776), es difícil encontrar un pasaje en el que hable positivamente de los ricos y poderosos. Los comerciantes y los terratenientes son descritos casi exclusivamente como personas que quieren hacer valer sus intereses egoístas y crear monopolios. Es más fácil encontrar elogios más claros para los capitalistas en “El Manifiesto Comunista” que en las obras de Smith.
Muchos pasajes de las obras de Smith muestran simpatía por la condición de los “pobres”, por lo que no solo se refería a los que vivían en la pobreza, sino también a los “no ricos”, la mayoría de la población, que debe intercambiar su trabajo por salarios para ganarse la vida. La “simpatía” —hoy la llamaríamos empatía— fue el pilar central de la filosofía moral de Smith. Y la simpatía de Smith estaba, sobre todo, por los trabajadores pobres.
Un famoso pasaje de “La Riqueza de las Naciones” menciona: “Ninguna sociedad puede florecer y ser feliz, si la gran mayoría de sus miembros son pobres y miserables. Es justo, además, que los que alimentan, visten y alojan a todo el cuerpo del pueblo, deben tener una parte tal del producto de su propio trabajo como para estar tolerablemente bien alimentados, vestidos y alojados.”
Pobreza en Inglaterra en el S. XVIII
Hoy en día, estas palabras a veces se malinterpretan para afirmar que Smith abogó por la redistribución de la riqueza dirigida por el gobierno. Esa no era su intención, y ciertamente no estaba llamando a la revolución social. La pobreza, según Smith, no estaba predeterminada y, sobre todo, no confiaba en el gobierno. Señala que sólo el crecimiento económico puede elevar los niveles de vida. El crecimiento económico continuo es la única forma de aumentar los salarios, y una economía estancada conduce a la caída de los salarios. En otra parte escribe que las hambrunas son el resultado de los controles de precios del gobierno.
Mientras que Karl Marx afirmó casi un siglo después que el capitalismo conduciría a un empobrecimiento creciente de los trabajadores, Smith predijo que el crecimiento económico conduciría a un aumento en el nivel de vida.
Hay que entender que cuando se publicó “La riqueza de las naciones”, el capitalismo estaba en su infancia. En ese momento, el 90% de la población mundial vivía en la pobreza extrema. Y la pobreza significaba algo diferente en ese entonces: se estima que alrededor del 20% de los habitantes de Inglaterra y Francia no podían trabajar en absoluto debido a la desnutrición. A lo sumo tenían energía suficiente para unas pocas horas de caminata lenta al día, lo que condenaba a la mayoría a una vida de mendicidad.
Pobreza en Inglaterra en el S. XVIII
Smith tenía razón sobre los efectos del crecimiento económico, como lo han confirmado las últimas décadas. En los últimos años, la disminución de la pobreza se ha acelerado a un ritmo sin precedentes en ningún período anterior de la historia humana. En 1981, la tasa de pobreza absoluta, que el Banco Mundial define actualmente como vivir con menos de 1.90 dólares al día, era del 42.7%. Para el año 2000 había caído al 27.8% y hoy es menos del 9%.
Smith predijo que solo una expansión de los mercados podría conducir a una mayor prosperidad. Esto es precisamente lo que ha sucedido desde la caída de las economías planificadas socialistas. En China, la introducción de la propiedad privada y las reformas del mercado redujeron la proporción de personas que vivían en la pobreza extrema del 88% en 1981 a menos del 1% en la actualidad. El economista de libre mercado Zhang Weiying de la Universidad de Pekín dice: “El rápido desarrollo económico de China en las últimas cuatro décadas es una victoria del concepto de mercado de Adam Smith”. Contrariamente a las interpretaciones prevalecientes en Occidente, el Sr. Zhang dice que el crecimiento económico y la disminución de la pobreza en China no fueron “debido al estado, sino a pesar del estado”, causados por la introducción de la propiedad privada.
El plan de Smith para sacar a la gente de la pobreza no implicaba la abolición de la propiedad privada o la redistribución por parte del estado. Tampoco abogó por una utopía libertaria: creía que los gobiernos jugaban un papel importante. Sin embargo, en 1755, dos décadas antes de que apareciera “La riqueza de las naciones”, advertía en una conferencia: “El hombre es generalmente considerado por estadistas y proyectistas como el material de una especie de mecánica política. Los planificadores perturban la naturaleza en el curso de sus operaciones en los asuntos humanos; y no se requiere más que dejarla sola y darle juego limpio en la búsqueda de sus fines, para que pueda establecer sus propios designios. . . . Todos los gobiernos que frustran este curso natural, que fuerzan las cosas por otro cauce, o que se esfuerzan por detener el progreso de la sociedad en un punto particular, son antinaturales y, para mantenerse a sí mismos, están obligados a ser opresores y tiránicos”. Estas palabras resultaron proféticas.
Adam Smith le mostró al mundo cómo superar la pobreza. No le dejó mucho a su sobrino, pero su gran legado es mostrarle al mundo que solo el crecimiento económico puede sacar a la gente de la pobreza, y que la condición más importante para eso es la libertad económica. La estrategia no deben ser los apoyos sociales, es el crecimiento económico.
Diversos analistas y políticos afines al gobierno federal destacan el “buen” desempeño que ha tenido la macroeconomía mexicana después de la crisis económica del 2020. Es verdad que el agregado de la economía nacional acumula ocho trimestres consecutivos con crecimientos a tasa anual en el valor de su producción; pero como veremos en esta entrega, apenas hemos recuperado el nivel de PIB que teníamos previo a la pandemia. El retraso en la recuperación se debe, en buena medida, a oportunidades que no hemos sabido aprovechar.
Comenzando con el análisis del Producto Interno Bruto (PIB) de México, y de acuerdo con el INEGI, éste sumó 29.33 billones de pesos corrientes en el primer trimestre de 2023, lo que a un tipo de cambio promedio del trimestre de 18.65 pesos por dólar, equivale a 1.572 billones de dólares. Gracias a la inflación y a la revaluación del peso mexicano, este es el nivel de PIB nominal, en pesos y dólares, más alto de la historia. En cuanto a sus componentes, cabe señalar que del total de PIB nominal, el 3.9% correspondió a actividades primarias (agricultura, ganadería, etc.), el 31.5% a las actividades secundarias (minería; electricidad, gas y agua; construcción y manufacturas); mientras que el restante 59.2% fue generado por las actividades terciarias (comercio y servicios).
Ahora, en cuanto al desempeño del PIB en términos reales (pesos ajustados por inflación), tenemos que éste creció 3.7% anual en el primer trimestre de 2023, lo cual es producto de incrementos en todas las actividades que lo componen, siendo éstos de 2.3% en las actividades primarias, 2.5% en las secundarias y 4.3% en las terciarias. Estas importantes tasas de crecimiento son todavía producto de un rebote en la actividad económica después de la crisis de 2020, misma que fue causada por las medidas tomadas para hacer frente al virus chino del Covid-19. Sucede que si comparamos el nivel de PIB total del primer trimestre de 2023 con el del mismo trimestre de 2019, vemos que éste apenas se encuentra 1.0% arriba del nivel de 2019. Por su parte, las actividades primarias están 0.6% por encima, las actividades secundarias todavía están 0.3% por debajo, mientras que las terciarias se ubican 1.7% por arriba del nivel de 2019.
Este es el balance de cuatro años en materia económica: un crecimiento real del PIB total de apenas 1.0%, lo cual se compara muy desfavorablemente con el desempeño de otras naciones que ahora no sólo tienen un nivel de PIB superior al de 2019, sino que inclusive han alcanzado el nivel de PIB que tendrían de acuerdo con la tendencia que llevaban previo a la crisis de 2020. Bajo esta medición, al PIB de México todavía le falta crecer al menos un 5% para tener el nivel de PIB que habríamos tenido sin la pandemia.
Un sector de enorme importancia para las economías nacionales es el industrial, ya que éste es el generador de bienes tangibles en un país. Si una nación no tiene industria, se convierte en importador nato y se vuelve dependiente de otras naciones. Los países descuidaron su industria para hacerse dependientes de las manufacturas baratas de Asia, ahora se arrepienten, y como ejemplo tenemos el caso de Estados Unidos, que desde tiempos del presidente Donald Trump trata desesperadamente de resucitarla. Ahora con la Administración del presidente Joe Biden los esfuerzos continúan y muestra de ello son las CHIPS Act y la Inflation Reduction Act, que con miles de millones de dólares en estímulos fiscales y apoyos, pretenden impulsar las industrias de semiconductores, automotriz, entre otras.
El asunto es que los países no deben descuidar su industria y en ese sentido, a continuación presento el desempeño industrial de México. Como ya se señaló, en el periodo del primer trimestre de 2022 al mismo trimestre de 2023 la industria creció 2.5%, pero ésta se encuentra todavía 0.3% por debajo del nivel que tenía en el primer trimestre de 2019. El crecimiento industrial de 2.5% en el último año es producto de crecimientos de 1.7% en la Minería; de 4.3% en Electricidad, gas y agua; de 2.1% en Construcción y de 2.7% en Manufacturas. De esta manera, para hacer el balance de la situación actual respecto de la prepandemia, tenemos que en el comparativo del primer trimestre de 2019 al mismo trimestre de 2023, la Minería se encuentra 5.2% por arriba; las actividades de Electricidad, gas y agua están 15.6% por debajo; la Construcción está 13.4% por debajo; mientras que las Manufacturas ya se encuentran 5.3% por arriba del nivel del primer trimestre de 2019.
Es muy preocupante lo que sucede con la industria de la construcción que aún está lejos de los niveles prepandemia. De acuerdo a diversas notas periodísticas, el sector actualmente opera al 50% de su capacidad instalada y esto se debe a que buena parte de la obra pública federal se ha entregado a las fuerzas armadas, en lugar de a los constructores, que son expertos en su área y pueden planear correctamente.
Y con estos datos en mente, ahora es importante analizar el papel que ha jugado la relocalización o nearshoring de empresas que han salido de China para ubicarse en nuestro país. Pues bien, en 2022 México captó un total de 35.3 miles de millones de dólares (mmdd) de Inversión Extranjera Directa (IED), pero de este total sólo 17 mmdd fueron nuevas inversiones, lo demás fueron reinversión de utilidades y cuentas entre compañías. Es decir, de todo lo captado en 2022, sólo el 48% fueron nuevas empresas que llegaron al país.
El problema de la escasa recepción de IED en la forma de nuevas inversiones se ha agravado en el arranque de este año, ya que en el primer trimestre de 2023 las nuevas inversiones son un porcentaje mínimo de la IED recibida.
Los datos oficiales indican que la IED del primer trimestre de 2023 implica un aumento de 48% respecto a un año antes (si quitamos el efecto de la fusión de Televisa-Univisión y la reestructura de Aeroméxico), pero la realidad es que los datos no son alentadores. En la tabla líneas arriba se ve como casi el 90% de lo que se “captó” de IED en el primer trimestre de 2023 es reinversión de utilidades y solo el 5% son nuevas inversiones. En otras palabras NO ESTAMOS APROVECHANDO EL NEARSHORING (o al menos no se ve).
Es por lo anterior que de acuerdo con Índice Nearshoring, elaborado por la empresa inglesa Savills, México se ubica en la posición número 15 entre 40 países que integran el ranking. El reporte destaca el bajo costo de la mano de obra en México, lo que lo vuelve extremadamente atractivo para los nuevos modelos de manufactura tras el Covid-19, pero evidentemente no se está capitalizando. Cabe señalar que el país que encabeza el ranking del Índice Nearshoring es Vietnam.
Obvio debemos plantearnos las acciones que debemos llevar a cabo, como país y como sectores económicos, para aprovechar esta oportunidad única que se nos presenta. Es la oportunidad para catapultar a México a ser una potencia manufacturera aún más importante a nivel global de lo que ya somos. Mientras que China representa aproximadamente el 20% del total de exportaciones manufactureras del mundo, México ha estado estancado con una participación de entre 3.0% y 2.6% en lo que va del siglo 21.
Para concluir solo agregaría que para crecer más, atraer más IED en la forma de nuevas inversiones y ser más competitivos, México debe resolver diferentes temas, tales como la generación de energía eléctrica suficiente y que al menos un porcentaje creciente de ésta provenga de fuentes renovables. De igual manera, se deben resolver los problemas de inseguridad, sobre todo en carreteras, y se debe respetar el estado de derecho para dar certidumbre a las inversiones.
Otras asignaturas pendientes para capitalizar el nearshoring y fortalecer el mercado interno son: desarrollar infraestructura, en especial la hidráulica; desarrollar las competencias de la población ocupada y brindar incentivos para que más personas se incorporen al mercado laboral; así como implementar una política industrial moderna en la que el Estado tenga una hoja de ruta de las acciones que se deben llevar a cabo en los próximos años.
La actividad industrial de México es muy importante, nuestro país es una potencia mundial en ese sentido. Ahora que atravesamos por esta complicada coyuntura mundial con la desaceleración de Estados Unidos y otras naciones, aprovechemos las oportunidades y potenciemos la producción y empleo. La ventana de tiempo para hacerlo es corta y esta es una de esas oportunidades que se presentan una sola vez en la vida.
La deuda pública a nivel mundial ha crecido de manera escandalosa en los últimos años a tal grado que la mayoría de países se han vuelto adictos a ella. De acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda pública pasó de representar el 61.2% del PIB mundial en 2007 a ser el 84.1% en 2019. Derivado de la crisis económica ocasionada por las decisiones de los gobiernos de cerrar las actividades económicas, en aras de reactivar sus economías y apoyar a sus ciudadanos, muchos gobiernos nacionales aumentaron su gasto público financiado con deuda, lo que llevó a ésta a incrementarse hasta representar el 99.8% del PIB mundial en 2020. Derivado del posterior rebote en la actividad económica, el peso de la deuda a nivel global disminuyó ligeramente hasta 95.7% en 2021, pero esto no es producto de que los gobiernos hayan saldado parte de sus deudas. Sea como sea, el hablar de que ahora la deuda pública mundial representa casi lo mismo que el valor de todos los bienes producidos en un año es escandaloso.
Las cifras oficiales muestran que los países más endeudados respecto a su PIB son los desarrollados con una carga de deuda pública equivalente al 119.5% del valor de su producción en 2021, mientras que para las economías emergentes dicho porcentaje es de 64.0% y en los países de bajos ingresos en desarrollo es de 48.7%. No obstante lo anterior, cabe destacar que mientras que los países ricos tienen una fuente inagotable de financiamiento a tasas de interés relativamente bajas, la carga de la deuda es mucho mayor para las economías emergentes como México, y la situación es aún más pesada para los países pobres.
Las cifras denotan que en todas las regiones del mundo la deuda ha crecido más que la producción, lo que indica que nos hemos convertido en una civilización que no puede crecer de manera natural y requiere de estímulos. En otras palabras, si los gobiernos renunciaran a contratar deuda, el mundo entraría en una profunda depresión económica. Es el vicio de la deuda.
A nivel individual, destaca el nivel de deuda de Japón, cuyo gobierno es el más endeudado del mundo, con una deuda que representa el 262% de su PIB. También tenemos los casos de Grecia, Italia, Estados Unidos y Canadá, con niveles de deuda pública que representan el 193%, 151%, 129% y 113% de sus PIBs respectivamente. En niveles de endeudamiento respecto al PIB relativamente inferiores vemos los casos de China (76.9%) e India (89.3%).
La deuda pública de México
¿Y cómo está México en este indicador? De acuerdo con datos de Trading Economics, al cierre de 2021 nuestro país mantenía un nivel de deuda pública respecto al PIB de 49.6%, lo que lo ubica como un país relativamente poco endeudado (esto no significa que este bien, sino simplemente estamos menos mal que otros países, o puesto coloquialmente: “en el reino de los ciegos el tuerto es rey”). En esta entrega quiero presentar un análisis del comportamiento de la deuda pública interna y externa, durante los últimos años en México. Y es que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) recién publicó los informes sobre las finanzas públicas al cierre del 2022, y hay muchos datos sobre este tema que vale la pena analizar en esta entrega, sobre todo a la luz de las estadísticas mundiales recién comentadas.
Tenemos que el saldo de la deuda neta total del sector público federal se ubicó en 14.07 billones de pesos al cierre de 2022, lo que representa un incremento nominal de 1.03 billones de pesos respecto al saldo de finales de 2021, cifra equivalente a un aumento de 7.9%. En términos de dólares, la deuda neta fue equivalente a 724.8 miles de millones de dólares (mmdd), lo que implica un aumento de 14.4%, aunque es evidente que el crecimiento de la deuda en dólares se debió principalmente a la apreciación del peso frente al dólar, ya que de hecho el saldo de la deuda externa neta bajó en el último año de 218.4 mmdd a 216.5 mmdd, como se puede ver en la siguiente tabla.
Haciendo un análisis de un periodo más extenso tenemos que entre el 31 de diciembre de 2018 y el mismo día de 2022 (prácticamente lo que va del actual sexenio), la deuda neta del sector público federal ha aumentado en 3.242 billones de pesos, lo que representa un 29.9% más en términos nominales. Cabe señalar que este ritmo de crecimiento de la deuda equivale a un endeudamiento promedio diario de 2,220 millones de pesos. Resulta interesante contrastar estas cifras con el incremento de la deuda del sector público en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto. Entre el 31 de diciembre de 2012 y el mismo día de 2018, la deuda neta del sector público creció en 5.477 billones de pesos, lo que equivale a un crecimiento promedio diario de la deuda de 2,500 millones de pesos. Vemos pues que no es mucha la diferencia nominal en ambos sexenios.
Ahora, en cuanto al peso de la deuda respecto al PIB, tenemos que en 2022 el PIB nominal debió haber sido de unos 28.554 billones de pesos, por lo que el saldo de la deuda del sector público federal al cierre del año representa 49.3%. Este porcentaje es menor al 50.5% de 2021 y el 51.3% de 2020, pero es mayor al 46.0% de 2018 y al 33.8% de 2012. Resultan evidentes dos cosas: primero, que México tiene una deuda pública relativamente baja comparada con otros países, y segundo, que el porcentaje de deuda respeto al PIB si ha crecido en lo que va del actual sexenio federal, aunque en menor proporción comparado con el sexenio de Peña Nieto.
¿Y para que ha servido este crecimiento de la deuda? Es evidente que no ha sido deuda contratada para desarrollar infraestructura a lo largo y ancho del país, y tampoco ha sido utilizada para incentivar el crecimiento económico. La realidad es que la mayor parte de esta deuda adicional ha tenido como fin el pagar los intereses de la propia deuda. Es tan simple como ver que el costo financiero de la deuda de 2019 a 2022 suma 2.854 billones de pesos y si esta cifra la comparamos con el aumento de la deuda neta de 3.242 billones de pesos, pues queda claro que el destino del 88.0% de la nueva deuda ha sido el pago de los intereses de ésta.
Profundizando en el costo financiero de la deuda, tenemos que éste llegó a 815.2 miles de millones de pesos (mmdp) en 2022, cifra 18.7% superior a los 686.7 mmdp erogados por este concepto en 2021. Obvio que este es el resultado de mayores tasas de interés y una deuda que crece año con año ¿El pago de 815.2 mmdp de intereses es mucho o poco? Para tener una valoración más objetiva vale la pena referenciar el dato respecto del gasto programable total del sector público federal; es decir, que tanto del gasto total del sector público se destina a pagar los intereses de la deuda, y tenemos que en 2022 fue el 10.8%, porcentaje por encima del 10.2% de 2021, pero por debajo del 11.0% que teníamos en 2018.
¿Cuáles son las proyecciones de estas variables para este año? En el Paquete Económico 2023 se autorizó un techo de endeudamiento de 1.170 billones de pesos por lo que al cierre de este año, la deuda neta total del sector público rebasara los 15.2 billones de pesos. Mientras que el costo financiero 2023 se proyectó en 1.079 billones de pesos con una tasa de interés de 8.5%, pero evidentemente esa proyección de tasa no se va a cumplir (va a ser de 10.5% a 10.75% aproximadamente) por lo que el costo financiero de la deuda seguramente será mucho mayor a ese billón de pesos presupuestado para 2023.
A manera de conclusión simplemente reitero que en el reino de los ciegos el tuerto es rey y que el manejo de las finanzas públicas por parte del gobierno federal ha sido prudente, no obstante que la deuda pública sigue creciendo (aunque ya sabemos que aumenta para pagar los intereses de la deuda). Es verdad que México está en una posición fiscal débil, pero no obstante lo anterior, las agencias calificadoras no nos han degradado la calificación de la deuda soberana. La situación fiscal de México debe ser monitoreada, cuidemos que no se deteriore más, sobre todo a la luz de las elecciones de este año y de 2024.
Estos últimos días he escuchado algunas opiniones de quienes piensan que la economía de México está en mejor posición que la estadounidense. Esta creencia surge porque en este 2022, Estados Unidos acumula dos trimestres consecutivos cayendo a tasa trimestral, mientras que la economía mexicana sigue creciendo, aunque sea a una tasa muy baja. Como veremos en esta entrega, la economía mexicana es de las pocas que no ha podido recuperar su nivel prepandemia y todo indica que difícilmente lo hará en lo que resta del sexenio; además de que seguimos cargando un lastre estructural que nos impide crecer a las tasas que necesitamos para abatir los rezagos sociales.
En mi editorial de la semana pasada escribí que a diferencia de Estados Unidos, que ha visto su Producto Interno Bruto (PIB) retroceder a tasa trimestral en los dos primeros trimestres de 2022 (-1.6% en el primero y -0.9% en el segundo), la economía de México registra crecimientos respecto al trimestre inmediato anterior. De acuerdo con el INEGI, el PIB de México creció 1.0% en el primer y segundo trimestres de este año, aunque el dato del segundo trimestre es aún cifra preliminar. A tasa anual, las cifras de crecimiento del PIB mexicano se ven aún mejor, siendo éstas de 1.8% en el primer trimestre y de 2.1% en el segundo (cifra preliminar). Pero esto de ninguna manera puede hacernos pensar que vamos bien o que nuestra economía esté en mejor posición que la estadounidense. Es necesario ser claros y poner las cosas en perspectiva.
Y es que en el comparativo del primer semestre de 2019 al mismo semestre de 2022, el PIB real de México se encuentra en un nivel 1.65% por debajo. Esto es producto de que las actividades primarias (agricultura, ganadería, pesca y caza) muestran un aumento de 1.87%, pero las secundarias (industrias como la minería, construcción y manufacturas) están 1.61% por debajo; mientras que las terciarias (comercio y servicios) se encuentran en un nivel 1.67% inferior al que tenían en el primer semestre de 2019. Derivado de lo anterior, México encabeza una reducida lista de economías nacionales que aún no recuperan el nivel de PIB que tenían previo a la pandemia. Casi todos los países que integran el G20 mostraban en el primer trimestre de 2022 una recuperación respecto al PIB que tenían en el cuarto trimestre de 2018; pero cuatro son la excepción: Italia (-0.3%), España (-1.8%), Japón (-2.4%) y México (-2.7%). En contraste, la economía de Estados Unidos estaba en el primer trimestre de 2022 en un nivel 5.1% arriba del nivel de cuarto trimestre de 2018.
Desde una perspectiva histórica, la tasa de crecimiento anual promedio del PIB de México, entre el primer semestre de 2000 y el mismo semestre de 2022, es de apenas 1.55%. Desde luego que más allá del hecho de que tenemos un sistema económico injusto con los que menos tienen, la tasa de crecimiento económico observada en las últimas dos décadas ha resultado insuficiente para abatir los enormes rezagos sociales que enfrentamos.
Se dice que México tiene un crecimiento inercial del 2.0% y que estamos destinados a crecer en el mejor de los casos a esa tasa a menos de que realicemos nuevas reformas estructurales que mantengan el equilibrio de nuestras cuentas externas y que atraigan mayores niveles de inversión. En este sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mencionado entre las “reformas estructurales adicionales” a las relacionadas con el combate a la informalidad, la participación del sector privado en energía y cambios en la estrategia comercial y de gobernabilidad en Petróleos Mexicanos (Pemex).
Sabemos que difícilmente habrá reformas estructurales en ese sentido en lo que resta del sexenio en México. Por otra parte, los datos duros muestran que nuestro crecimiento inercial de las últimas dos décadas ya no es del 2.0%, sino que es más bajo.
En lo personal, además de la baja tasa de crecimiento económico promedio de los últimos 22 años (exacerbada por el nulo crecimiento de este sexenio) y del hecho de que no habrá reformas estructurales que nos ayuden a mejorar nuestro desempeño, me preocupa que todo indica que en el corto y mediano plazos se dificultarán las posibilidades de crecimiento. Esto por el fuerte rezago en materia de inversión productiva que se ha dado en los últimos tres años.
Los datos del INEGI del acumulado de los primeros cinco meses de 2022, muestran que el índice de volumen físico de la inversión fija bruta se encuentra 6.0% por arriba del nivel de 2021, pero sigue 7.3% por debajo del nivel observado en 2019. Al analizar el tipo de inversión, vemos que la destinada a construcción presenta un aumento de 2.1% respecto al año pasado, pero está 13.7% por debajo del nivel de 2019; mientras que la destinada a maquinaria y equipo creció 11.2% respecto a 2021 y con ello se ubica sólo 1.7% por arriba del nivel de 2019.
Y para complicar las cosas aun más, tenemos que buena parte de nuestra escasa tasa de crecimiento económico está fincada en el desempeño de la economía de Estados Unidos, que es el destino del 80.6% de nuestras exportaciones. O puesto de otra forma, lo que le vendemos a nuestro vecino del norte equivale a 30.7% de nuestro PIB y es por ello que sus dificultades económicas eventualmente nos van a afectar. Para muchos, la situación recesiva que se vive en Estados Unidos, aunado a los propios problemas internos de nuestro país, han encendido los focos de alerta respecto de lo que sucederá el año que viene con nuestro crecimiento económico.
En este sentido, el Bank of America recién advirtió que la economía de México no crecerá en 2023 debido a la desaceleración en EE.UU., las tasas de interés más altas, y una mayor incertidumbre política. Ahora se anticipa que el PIB mexicano registre un crecimiento de 0% en 2023. Cabe señalar que la estimación previa del banco era de que creceríamos 1.0% el año que viene. Evidentemente las cosas no pintan bien y el actual gobierno federal ha apagado los motores internos de crecimiento que teníamos. Ah, y con respecto al que nos queda, que es el sector exportador, coquetean de manera irresponsable con la posibilidad de que México abandone el T-MEC. Es increíble el grado de destrucción que pueden causar.
Quiero concluir esta entrega con una reflexión. El gran economista francés Frédéric Bastiat, en el siglo XIX enfatizó que los costos reales de la destrucción inspirada en políticas no son lo que ves sino lo que no ves. Es la inversión que no se realizó, los ingresos que no obtuvimos, los ahorros que de otro modo habríamos ahorrado pero no lo hicimos, las tecnologías que podrían haber surgido, los empleos que de otro modo se habrían creado, el arte y la música que nunca vio la luz del día, el progreso que habría definido nuestros tiempos que nunca vimos.
Bastiat llamó a esto la diferencia entre lo visible y lo invisible. Se necesita cierto sentido de la abstracción, alguna percepción que viva dentro de la imaginación, para obtener una idea completa del costo de la devastación económica de este sexenio. Nunca conoceremos su plenitud, pero sabemos que está ahí, lo que pudo haber sido. Lo invisible existe aunque solo sea en esperanzas y sueños no realizados. Los verdaderos economistas, dijo Bastiat, deben ver lo que no se ve. Por eso la situación es peor de lo que creemos. La comparación correcta no es respecto a cómo estábamos, sino respecto a cómo deberíamos estar.
Uno de los mayores problemas que enfrenta nuestro país en materia económica es el de la elevada inflación, misma que llegó a 8.09% anual en la segunda quincena de junio. Como lo he señalado desde este espacio, este es un tema mundial que difícilmente se resolverá con los incrementos en tasa de interés por parte del Banco de México o con la “disciplina” de las finanzas públicas por parte de la Secretaría de Hacienda, por lo que no nos deja de preocupar el hecho de que pasaran muchos meses antes de que volvamos a ver una tasa de inflación por debajo del 4.0% anual.
El alza persistente de precios en México, en un contexto de un proceso de recuperación económica inconcluso (dado que el PIB del primer trimestre de 2022 todavía se encuentra 2.94% por debajo del nivel que tenía en el mismo trimestre de 2019), ha causado un enorme costo social que ya se ve reflejado en carestía y un deterioro de la confianza de los consumidores.
Para ilustrar esto tenemos que el INEGI recién publicó el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) del mes de junio y vemos que el valor de éste ligo dos meses consecutivos con caídas mensuales, de manera que entre abril y junio disminuyó -1.10%. Esta disminución podría parecer poca cosa, pero el nivel de confianza de los consumidores observado en junio de este año es similar al que tenían en julio de 2018, cuando AMLO ganó la elección de Presidente de la República (el nivel máximo de confianza del ICC se alcanzó en febrero de 2019).
La caída de -1.1% en el ICC se debe a que los cinco componentes que lo integran registraron disminución, pero destaca el deterioro de las expectativas en cuanto a cómo los consumidores consideran que será la condición económica del país dentro de 12 meses respecto comparado con la situación actual, ya que éste cayó -3.39%; mientras que el componente de la comparación de las posibilidades de los integrantes del hogar, comparadas con las de hace un año, para realizar compras de muebles, televisor, lavadora, otros aparatos electrodomésticos, etc., disminuyó -3.06%.
Cabe señalar que el creciente pesimismo no es exclusivo de México y que la situación en los Estados Unidos es aun peor ya que además de la erosión del poder adquisitivo, allá las familias están enfrentando un grave problema de destrucción de valor de su riqueza ante la implosión de la burbuja del todo tras los incrementos en la tasa de interés por parte del Banco de la Reserva Federal (FED). En Estados Unidos muchas familias tienen pensiones y fondos de retiro ligadas a las bolsas de valores y hemos visto como el índice S&P 500 ha caído 20% en lo que va del año, mientras que el índice tecnológico Nasdaq acumula una pérdida de -29.5% en los primeros 6 meses de 2022. A esas malas noticias hay que agregar que el valor de las criptodivisas se ha desplomado en 2 billones de dólares desde su nivel máximo de noviembre de 2021. Derivado de lo anterior, los hogares estadounidenses se encuentran ahora en su nivel de depresión más alto desde que la Universidad de Michigan comenzó a elaborar su índice de confianza del consumidor en la década de 1950. En otras palabras, ahora están con mayor pesimismo de lo que estuvieron en la década de los setentas cuando registraron una inflación cercana al 14%. Esto lo menciono porque el crecimiento económico de México esta fuertemente influenciado por lo que suceda con el PIB estadounidense.
¿Por qué preocupa que caiga la confianza de los consumidores? La teoría indica que cuando los consumidores están preocupados por sus finanzas y la economía, aumenta el riesgo de que las personas recorten sus gastos, lo que puede provocar una recesión.
Como lo mencioné líneas arriba, una de las principales causas de la actual pérdida de confianza de los consumidores es la creciente y persistente inflación. En el caso de México, el INEGI informó que la inflación anualizada al mes de junio fue de 7.99%, pero no se debe dejar de lado que la inflación en la segunda quincena de ese mes de junio fue de 8.09%, la tasa de inflación quincenal anual más alta desde la primera quincena de enero de 2001. La inflación en México está siendo impulsada por los incrementos de las frutas y verduras, que subieron 15.51%; de los productos pecuarios, que aumentaron 15.90%; y de las mercancías alimentarias que fue de 11.97% en los últimos 12 meses.
A diferencia de Estados Unidos, donde en el último año el combustible para calefacción ha subido 71%, el gas natural 53% y la gasolina 49%, en el caso de México la inflación anual de energéticos en la segunda quincena de junio fue de apenas 5.53%. Sin embargo, es muy preocupante que la inflación de mercancías no alimentarias en nuestro país llegó a 7.76%, nivel ligeramente por debajo del 7.80% observado en la quincena inmediata anterior, pero igual es un nivel de inflación subyacente no visto desde septiembre del año 2000. Este tema es preocupante porque es la parte medular de la inflación, aquella que no está sujeta directamente a cuestiones climatológicas o del precio del petróleo (por ejemplo). Esta inflación es fuertemente influenciada por un incremento en costos de producción, pero también por las expectativas inflacionarias, mismas que evidentemente están muy deterioradas.
Pero más allá del problema inflacionario, que merma el poder adquisitivo de las personas, para mi es muy preocupante el “efecto sustitución” que se está dando y que afectará el consumo de bienes que no son de primera necesidad. Veamos un sencillo ejemplo, supongamos que en junio de 2021 una familia tenía un ingreso neto mensual de 12 mil pesos y que de esta cantidad, destinaba el 50% en alimentos. Con un nivel de inflación de alimentos del 15% entre junio de 2021 y el mismo mes de 2022, esa familia pasaría de gastar 6,000 pesos a 6,900 pesos en alimentos (dado que la comida es prioritaria, se asume una demanda perfectamente inelástica). Eso significa que si entre junio de 2021 y el mismo mes de 2022 los ingresos nominales netos de la familia solo crecieron en 5%, pues ahora dicha familia tiene 300 pesos menos para gastar en otras cosas que no sean comida.
De esta manera, se ve impactado negativamente el consumo de ropa, calzado, entretenimiento, viajes y toda clase de artículos varios, que suelen tener una elasticidad-ingreso de la demanda mucho más alta. Esta es una de las razones por las que diversos analistas anticipan una desaceleración económica.
A manera de conclusión podemos mencionar que es altamente probable que la confianza de los consumidores en México seguirá cayendo a medida que continúa la escalada de precios cada vez más altos. La mayoría de analistas anticipa que el pico de inflación se alcanzará en el tercer trimestre de este año y llegará cerca del 8.5%, para comenzar un lento proceso descendente durante los próximos 24 meses.
Y es que más allá del incierto panorama respecto de la guerra de Rusia y Ucrania, que ha exacerbado la crisis energética y alimentaria a nivel global, en el 2023 habrá más complicaciones en materia inflacionaria por el sólo hecho de que las demandas de aumentos salariales serán cada vez más frecuentes y en porcentajes elevados. Esto sin duda alimentará la inflación en un contexto de menor crecimiento económico y de una posible recesión global.
Esta fue una semana bastante sombría con relación a las perspectivas económicas a nivel global. El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) disminuyó su expectativa de crecimiento del PIB mundial para 2022 al 2.3% desde el 4.6% previo, haciendo mención de los efectos económicos de la invasión de Rusia a Ucrania, los cierres de China como respuesta a la nueva ola de Covid-19 y el endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos. Para el caso de México, el IIF redujo su pronóstico de crecimiento económico a apenas 1.2%, para China al 3.5% y en el caso de Estados Unidos a 2.5%.
Además de recortar pronósticos de crecimiento, el IIF también espera que los flujos de capital hacia los mercados emergentes se reduzcan en un 42% con respecto al año pasado y considera que el riesgo de recesión global ha aumentado. Como veremos en un momento más, la restricción de flujos de capital pondrá en apuros a muchos países que necesitan de mayores divisas para adquirir alimentos importados cada vez más caros y para hacer frente a sus compromisos financieros internacionales.
En 2022 se espera una fuerte contracción de los flujos de capital hacía los mercados emergentes
Pero eso no fue lo único preocupante de la semana que recién concluye, ya que también se llevó a cabo una reunión más del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) de Davos, Suiza, en un tono muy pesimista respecto al futuro económico del planeta, en especial de los países más pobres. La situación apunta a que muchos países en desarrollo y de renta media enfrentan una triple crisis: alimenticia, energética y financiera, misma que ha sido exacerbada por la guerra en Ucrania.
De acuerdo con Achim Steiner, administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el contexto actual de una elevada inflación y restricciones de política monetaria, sobre todo en los Estados Unidos, podrían empujar a más de 70 países al incumplimiento de sus compromisos de deuda. Se prevé que muchos sigan la ruta de Sri Lanka, que recientemente se convirtió en el primer país asiático en dejar de pagar su deuda este siglo en medio de protestas que se volvieron violentas y llevaron al colapso del gobierno.
Los riesgos de corto plazo que enfrenta el mundo, de acuerdo con el WEF
Por su parte, los suministros de trigo y otros alimentos están bloqueados en los puertos ucranianos del Mar Negro, lo que crea escasez y eleva los precios en países como Egipto, el mayor importador de trigo del mundo. Algunas de las cadenas de suministro de petróleo y gas también se han roto, ya que el petróleo ruso es cada vez más rechazado en los mercados petroleros mundiales.
Los precios del trigo en Chicago, el precio de referencia mundial, han subido más del 50% este año y están cerca de alcanzar máximos históricos de alrededor de 12 dólares por bushel. El maíz ha subido un 32% y la soya un 26%. Los precios del crudo Brent de referencia han subido un 46% a alrededor de $114 por barril, mientras que los precios internacionales del diésel y la gasolina se han disparado, mientras que los precios del gas natural de EE.UU. se han más que duplicado en lo que va de 2022. En México, desde luego que hemos visto una relativa “estabilidad” en los precios de los combustibles, derivado de los fuertes subsidios por parte del gobierno federal, mismos que tendrán un costo fiscal altísimo (se estima que de hasta 400 mil millones de pesos) y que seguramente lo veremos reflejado en un déficit fiscal para este año de aproximadamente 1.5 billones de pesos.
Precio de los futuros del maíz en el CBOT
Los shocks de precios de las materias primas han acelerado la inflación en muchos países; México, Estados Unidos, la Unión Europea no han sido la excepción y esto ha provocado que los bancos centrales suban sus tasas de interés. En el caso de México la tasa objetivo pasó de 4.00% en junio de 2021 al nivel actual de 7.00%, y se espera que llegue a 8.50% al cierre del año. En cuanto a Estados Unidos, la tasa paso de un rango de 0 a 0.25% al actual rango de 0.75 a 1.00%, y se espera para este año al menos dos incrementos más de medio punto porcentual para llevarla al 2.00%. El alza en tasas de interés perjudica el crédito y la inversión productiva, pero la elevada inflación daña a los consumidores, en especial a los de menores recursos, ya que en el caso de México éstos destinan hasta un 70% de su ingreso a la compra de alimentos básicos.
Crisis alimentaria
La preocupación más apremiante para los funcionarios y ejecutivos que se dieron cita en el WEF es la disponibilidad de alimentos, ya que Rusia bloquea los puertos del Mar Negro de Ucrania y se han interrumpido los suministros de fertilizantes provenientes de Rusia y Bielorrusia.
Rusia y Ucrania juntas representan (2021):
El 33% de las exportaciones mundiales de trigo,
El 27% de las exportaciones mundiales de cebada,
El 17% de las exportaciones mundiales de maíz,
El 24% de las exportaciones mundiales de semillas de girasol,
El 73% de las exportaciones mundiales de aceite de girasol.
Y la mayoría de estas exportaciones se mueven a través del Mar Negro.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, acusó a Rusia de bombardear los almacenes de granos en Ucrania, bloqueando barcos ucranianos llenos de trigo y semillas de girasol y acaparando sus propias exportaciones de alimentos como una forma de chantaje. “Esto es usar el hambre y el grano para ejercer el poder”, dijo.
Ucrania ha cerrado sus puertos en el Mar Negro
Por su parte, Svein Tore Holsether, director ejecutivo del principal productor de fertilizantes Yara International ASA, dijo que el mundo se encuentra en una grave crisis alimentaria. Incluso si se restableciera la paz en Ucrania ahora, tomaría un tiempo considerable restablecer las líneas de suministro que respaldan la industria alimentaria mundial.
Por su parte, hay preocupación por parte de funcionarios y economistas de que los gobiernos pueden empeorar el problema de escasez de alimentos al luchar para abastecerse de suministros y, en el caso de algunos países productores, prohibiendo las exportaciones de alimentos.
Los aumentos de precios de las materias primas inducidos por la guerra, entre otras presiones, llevaron al Fondo Monetario Internacional a elevar el mes pasado su pronóstico de inflación para 2022 para las economías de mercados emergentes y en desarrollo a 8.7%, 2.8 puntos porcentuales más que su proyección de enero. En los países del África subsahariana donde el trigo, el maíz y el sorgo son una gran parte de la dieta, la inflación ha sido causada casi en su totalidad por los precios de los alimentos.
Crisis energética
En el mercado energético, el déficit es particularmente agudo en los productos refinados. Eso se debe en parte a la falta de capacidad de refinación a nivel mundial y porque Rusia es un importante exportador de diésel y gasolina.
Daniel Yergin, vicepresidente de S&P Global e historiador de la energía, dijo que, según algunas medidas, el mundo está experimentando su peor crisis energética desde la crisis del petróleo de la década de 1970. Pero esta vez la crisis abarca el petróleo, el gas natural y el carbón, ya que las reservas de los tres principales combustibles fósiles se están agotando.
En muchos países, los altos precios de la energía están provocando la inflación en los precios de los alimentos al aumentar el costo de los fertilizantes, que se fabrican con gas natural, y por el mayor costo del transporte. El setenta por ciento del costo de los alimentos proviene del precio de la energía, según Yergin.
Erosión del poder adquisitivo en México
En este contexto, es pertinente analizar cómo ha afectado la inflación y la débil recuperación económica a los ingresos promedio de la población ocupada en México. Esto lo podemos analizar gracias a que el INEGI recién publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN) correspondientes al primer trimestre de 2022.
Comparando los resultados de la ENOEN del primer trimestre de 2021 con los del mismo trimestre de 2022, vemos que la población ocupada aumentó de 52.973 millones de personas a 56.079 millones, lo que implica un incremento de 3.105 millones o un 5.9%. Desde luego que buena parte de este fuerte incremento se debe a que en el primer trimestre de 2021 muchas personas seguían fuera del mercado laboral por miedo a la pandemia y muchos de ellos ya se han reintegrado a la fuerza laboral.
Al analizar cómo ha evolucionado la población de ingreso, debemos tomar en cuenta que el salario mínimo pasó de $141.70 pesos diarios en 2021 a $172.87 pesos diarios en 2022. Con esto en mente, vemos que entre el primer trimestre de 2021 y el mismo trimestre de 2022 la población ocupada que no recibe ingresos aumentó de 2.785 millones a 2.893 millones de personas, lo que significa un incremento de 3.9%; los que ganan menos de un salario mínimo (sm) aumentaron en 5.764 millones de personas, equivalentes a un espectacular 43.0% de aumento; mientras que los que ganan de 1 a 2 sm disminuyeron en 735 mil personas, equivalente a -3.9% menos. Por su parte, vemos caídas importantes en la cantidad de población ocupada con los rangos de ingreso más altos, de manera que los que ganan de 2 a 3 sm disminuyeron de 6.958 millones a 5.759 millones, lo que implica una caída -17.2%; los que ganan de 3 a 5 sm disminuyeron en 966 mil personas, que representa una caída de -29.5%; los que ganan más de 5 sm pasaron de 1.174 millones a 826 mil personas, lo que representa una caída de -29.7%; finalmente, los que no están especificados (no dijeron cuánto ganan) aumentaron en 481 mil personas, lo que implica un incremento de 7.6 por ciento.
Es así que en el primer trimestre de 2022, si excluimos a los que no revelan cuanto ganan, a nivel nacional el 5.9% de la población ocupada no percibe ingresos, el 38.9% gana menos de 1 salario mínimo, el 37.2% percibe entre 1 y 2 sm, el 11.7% gana entre 2 y 3 sm, el 4.7% tiene ingresos diarios de entre 3 y 5 sm y solamente el 1.7% de la población ocupada gana más de 5 salarios mínimos al día. Es decir, en el primer trimestre de este año, solamente 17 de cada 1,000 mexicanos que trabajan, ganan más de 26,270 pesos al mes.
De acuerdo con cálculos de un servidor, todos estos ajustes en la proporción de personal ocupado por nivel de ingreso, significan que la población ocupada pasó de ganar 1.63 salarios mínimos en promedio en el primer trimestre de 2021 a percibir un promedio de apenas 1.37 salarios mínimos diarios. ¿Cuánto significa esto en términos de pesos? Antes de responder esta pregunta quiero dar un poco de contexto.
En un estudio llamado “EL CONEVAL PRESENTA INFORMACIÓN REFERENTE A LA POBREZA LABORAL AL SEGUNDO TRIMESTRE DE 2021” se menciona que dicho organismo estima que en el segundo trimestre 2021, el ingreso laboral real promedio de la población ocupada a nivel nacional fue de $4,380.71 al mes. Los hombres ocupados reportaron un ingreso laboral mensual de $4,755.36 y las mujeres $3,803.92.
De acuerdo con mis estimaciones, obtengo un salario promedio diario de 230.85 pesos en el primer trimestre de 2021 y uno de 236.21 pesos diarios en el primer trimestre de 2022. Esto significa que el salario mensual promedio de la población ocupada pasó de $7,017.77 pesos mensuales en el primer trimestre de 2021 a $7,180.65 pesos mensuales en el primer trimestre de 2022, lo que significa un incremento nominal de apenas 2.3% en el año. Si tomamos en cuenta que la inflación del periodo fue de 7.3%, pues eso nos arroja que el ingreso promedio de la población ocupada disminuyó -4.6% en términos reales entre el primer trimestre de 2021 y el mismo trimestre de 2022. Ese ha sido el impacto de la inflación de precios al consumidor en México en el poder adquisitivo de las personas.
De la información de la tabla anterior, sólo agregaría que al tomar en cuenta el personal ocupado total, la base salarial creció 8.3% en términos nominales en el último año, pero si ajustamos los datos por inflación el aumento es de apenas 1.0% en términos reales. Así, la inflación comienza a afectar negativamente las posibilidades de crecimiento del consumo en términos reales.
¿Qué pasará con la inflación en el corto plazo?
Es relevante analizar lo que pasará con la inflación, ya que de ello depende lo que sucederá con el poder real de compra del poder adquisitivo, las decisiones de política monetaria y el ritmo de crecimiento económico. El INEGI informó el pasado 24 de mayo, que en la primera quincena de mayo de 2022, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) disminuyó 0.06% respecto a la quincena anterior. Con este resultado, la inflación general anual se ubicó en 7.58%, tasa ligeramente por debajo del 7.68% observado al cierre de abril.
Este dato y después del anuncio del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), ha provocado que algunos piensen que ya se llegó al pico inflacionario y que en los próximos meses la inflación comenzará a descender. Pero la realidad no es así de simple. Hay diversos factores que debemos analizar para tratar de pronosticar como se comportará la inflación en el corto plazo, mismos que son abordados en un artículo del Wall Street Journal que leí esta semana y que menciono a continuación:
Inflación subyacente
En ocasiones, la inflación es impulsada por factores a corto plazo, como aumentos en los precios de la gasolina o los alimentos, que no reflejan presiones de precios más amplias en la economía. Los economistas han desarrollado lecturas que ayudan a identificar la inflación en toda la economía. Es recomendable prestar atención al INPC que elimina los precios de los bienes y servicios más volátiles (agropecuarios) o de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, y de ahí obtenemos la inflación subyacente. En México la inflación general anualizada en la primera quincena de abril de 2022 fue de 7.58%, pero el gran problema es que la inflación subyacente fue de 7.24% y ha venido mostrando una clara tendencia ascendente (acumula 15 quincenas por arriba del 5% anual).
La demanda de productos manufacturados aumentó a principios de la pandemia de Covid-19 y cayó bruscamente en el caso de los servicios. Ese atracón, junto con las interrupciones en la cadena de suministro también relacionadas con la pandemia, provocó un desequilibrio entre la oferta y la demanda, lo que resultó en una escasez rampante y precios más altos. Los consumidores están cambiando a un equilibrio más normal de gasto en bienes y servicios, lo que podría reducir la presión sobre los precios de los productos.
Mercado laboral ajustado
A medida que algunos consumidores retoman sus niveles de gasto prepandemia, la demanda de bienes y servicios de algunas actividades ha aumentado, lo que a su vez ocasiona que se requiera más personal en los centros de trabajo. He escuchado a empresarios del sector calzado, textil, vestido, construcción, automotriz, entre otros, quejándose de la escasez de mano de obra (aunque el empleo en condiciones de informalidad sigue creciendo y las tasas de desocupación en algunos lugares sigue elevada). Este fenómeno ha presionado al alza los salarios y se puede traducir en mayores presiones inflacionarias en el corto y mediano plazos.
Sectores sensibles al Covid
Los precios de los servicios de viaje que a menudo implican interacción personal, en particular, las tarifas aéreas, los hoteles y el alquiler de automóviles, han oscilado ampliamente durante la pandemia a medida que las infecciones por covid-19 aumentaron y disminuyeron. En los meses recientes hemos visto como las aerolíneas y hoteles han aumentado sus tarifas de manera importante a medida que se observa una recuperación más generalizada del sector turismo.
Futuros de Petróleo
Si bien en México los precios de los combustibles han estado contenidos por intervención del gobierno federal, no se puede dejar de analizar el impacto que en otros países tiene el alza de los combustibles en la inflación general, sobre todo para el caso de Estados Unidos. En cuanto a México el tema es particularmente importante dado que cerca del 44% del valor de nuestras importaciones proviene de dicha nación y entonces podemos tener inflación importada. En los Estados Unidos, el aumento de los precios de la energía ha contribuido en gran medida a la inflación, y los precios de la gasolina han alcanzado máximos históricos esta primavera. Observar los precios de los contratos para entregas futuras del petróleo West Texas Intermediate, el punto de referencia de EE.UU. para el petróleo crudo, ofrece una guía aproximada de dónde pueden estar los precios de la gasolina dentro de algunos meses o un año.
Expectativas de inflación
La inflación tiene una forma de alimentarse a sí misma una vez que la gente comienza a percibirla. Es por eso que vale la pena observar las llamadas expectativas de inflación. Aquí viene a colación el concepto de profecía autorrealizada, de manera que si los agentes económicos piensan que la inflación este año será del 7.0%, pues todos empiezan a ajustar precios en esa magnitud (proveedores, fabricantes, comercializadores) de manera que la inflación acaba siendo del 7.0% aunque en principio no hubiera razones para que fuera de tal magnitud. Es por ello que las encuestas de expectativas económicas son tan importantes. En este sentido es pertinente mencionar que en la más reciente Encuesta Citibanamex de Expectativas, los encuestados mencionaron que para este año esperan que la inflación general cierre en 6.75% y que la subyacente se modere a 6.30%, estos son pronósticos más altos que los observados en la encuesta previa.
Imagen de la encuesta de expectativas económicas del Banxico correspondiente a abril 2022. En ella se ve que analistas esperan que la inflación cierre este año en 6.67% y que sea de 4.18% en 2023.
Conclusión
Esta entrega ha sido bastante extensa, pero hemos visto tres temas importantes. El mundo, sobre todo el de los países subdesarrollados la esta pasando bastante mal por las crisis alimentaria, energética y financiera, todo en un contexto de desaceleración económica global. La inflación en México está causando mella en el poder adquisitivo de las personas ocupadas y esto puede frenar el consumo de ciertos bienes, dado que la gente no dejará de comprar alimentos, pero si puede dejar de comprar otros artículos y servicios que considere menos importantes. Finalmente, hay indicios para pensar que la inflación se mantendrá elevada durante un tiempo considerable, probablemente hasta mediados de 2024.
El gran problema es que en México no hay políticas públicas que impulsen el crecimiento económico y que hagan que mejore la expectativa de incremento del PIB. Las decisiones de política monetaria por parte de la Junta de Gobierno del Banco de México pueden descarrilar el escaso crecimiento económico proyectado para este año, pero no vemos a un gobierno federal impulsando la inversión productiva con mayor gasto en obras públicas, ni vemos incentivos fiscales a la inversión, ni una banca de desarrollo volcada a dar las garantías para que el crédito cueste más barato, esas son las grandes cosas que están ausentes y que nos sentencian a que sea hasta el 2023 cuando recuperemos los niveles de actividad que teníamos antes de la pandemia del Covid-19.
La inflación que padece nuestro país está ocasionando un enorme costo social, sobre todo para los hogares que tienen los niveles más bajos de ingreso. Esto porque la mayor carga inflacionaria en México, la estamos registrando en el rubro de alimentos y son precisamente los más pobres, quienes destinan un mayor porcentaje de su gasto a este rubro. De acuerdo con cifras de la más reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020 de INEGI, el 30% de los hogares de menos ingresos en el país, destina al rubro de “Alimentos y Bebidas consumidas dentro del hogar”, el 41.2% de su gasto total; mientras que el 10% de los hogares de mayores ingresos, destinan a este rubro de gasto apenas el 15.4% de su gasto total.
De acuerdo con los pronósticos del Banco de México, la inflación estará dentro de su rango objetivo dentro de 18 meses, y eso que los bancos centrales son formadores de expectativas y suelen ser optimistas. Lo que implica que este problema inflacionario va a durar bastante tiempo más y sus efectos serán muy fuertes en los más pobres y en quienes no tienen activos para cubrirse de la erosión del poder adquisitivo.
Con esto en mente, en esta entrega analizo varios elementos importantes de la discusión vigente: 1. Lo que está sucediendo en el mundo en materia inflacionaria; 2. Análisis respecto a si la inflación que sufre México es importada o es de índole local; 3. Análisis de las medidas anunciadas por el gobierno federal para combatir la inflación (pros y contras); y 4. Otras propuestas del sector privado que puede ayudar a mitigar el alza de precios.
La inflación en el mundo
Queda claro que el problema inflacionario es padecido por la mayor parte del mundo con economías que tienen libres mercados. Las causas de esta situación de diversos tipos, desde el exceso de estímulos fiscales, mismos que fueron financiados con la emisión de dinero, hasta la disrupción en las cadenas de suministro, escasez de materias primas y componentes, recientemente la guerra entre Rusia y Ucrania, entre otros. De igual forma, algunos cambios causados por la epidemia de Covid-19 que ha ocasionado que millones de personas se hayan retirado del mercado laboral, ha incrementado los costos de la mano de obra.
De acuerdo con los datos más recientes de Charlie Bilello, las naciones con las mayores tasas de inmflación son: Sudáfrica (5.9%), Suecia (6.0%), Canadá (6.7%), Nueva Zelanda (6.9%), Reino Unido (7.0%), India (7.0%), Eurozona (7.5%), México (7.5%), Peru (8.0%), Estados Unidos (8.5%), Colombia (8.5%), Chile (9.4%), Polonia (11.0%),Brasil (11.3%) y República Checa (12.7%). Mención aparte merecen los casos de Rusia (16.70%), Argentina (55.10%) y Turquía (70.0%). Cabe señalar que en Estados Unidos y algunos países europeos la inflación ha alcanzado su nivel más alto en más de 40 años.
Es así que muchos bancos centrales, como el Banco de México y el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, ya se han movido hacia una política monetaria más restrictiva. Las interrupciones en las cadenas de suministro relacionadas con la guerra entre Rusia y Ucrania han ampliado las presiones. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ahora proyecta que la inflación permanecerá elevada por mucho más tiempo del que inicialmente se pensaba.
¿Inflación importada?
Un tema de cierto debate es si la inflación que padecemos en México es importada o es causada por el deterioro de expectativas inflacionarias, lo que provoca una profecía autorrealizada. No cabe duda que la inflación siempre incorpora un aspecto de expectativas en el que si un fabricante o comercializador piensa que la inflación este año será del 7.0%, pues ajusta sus precios de venta en ese porcentaje o más, con independencia de que ya le hayan aumentado el costo de insumos o materias primas.
Pero para tratar de responder a la pregunta de si la inflación es importada, realizamos un sencillo análisis del comportamiento de los precios en Estados Unidos y en México y encontramos lo siguiente:
En Estados Unidos, la inflación general anual en marzo fue de 8.5%, la cual fue causada por un aumento de precios de los alimentos de 8.8% (los alimentos consumidos en casa subieron 10.0%), incremento de precios de la energía de 32.0%, mientras que los demás bienes subieron 6.5%. Analizando con más detalle el incremento de precios de los alimentos consumidos en casa, tenemos los siguientes incrementos en Estados Unidos (en paréntesis se indica el porcentaje de incremento): Cereales y productos de panadería (9.4%); Cárnicos, pollo, pescado y huevo (13.7%); Leche y productos relacionados (7.0%); Frutas y vegetales (8.5%); Bebidas no alcohólicas y materiales para bebidas (8.0%); y Otros alimentos consumidos en casa (10.3%).
En el caso de México, tenemos que la inflación anualizada a la primera quincena de abril de 2021 fue de 7.72%, la cual es producto de un alza en el componente subyacente de 7.16% y un incremento de la inflación no subyacente de 9.38%. Cabe señalar que la inflación subyacente representa el 75.55% del índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), mientras que la no subyacente representa el restante 24.45%. Dentro de la inflación no subyacente, tenemos que la inflación anualizada en la primera quincena de abril de 2022, los bienes agropecuarios subieron 15.24%, mientras que los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno subieron 5.10%. Dentro de los bienes agropecuarios, las frutas y verduras mantienen un aumento de 17.26%, mientras que los productos pecuarios subieron 13.68%. Los energéticos presentan un aumento de 5.78%, mientras que las tarifas autorizadas por el gobierno uno de apenas 3.44%.
Esto nos lleva a una primera conclusión preliminar, y es que tanto Estados Unidos como México sufren de una importante inflación de alimentos, aunque en México es mayor. Sin embargo, Estados Unidos padece de una inflación de combustibles y energía que México no tiene. En ambos países la inflación subyacente es muy similar (6.50% en Estados Unidos vs 7.16% en México). Al final, si hay una inflación de precios al consumidor en ambos países que es causada por el encarecimiento de precios de los alimentos. Eso es innegable.
Otra forma de analizar que la inflación es importada es midiendo lo que representan las importaciones respecto del PIB de las diferentes actividades productivas. En 2021 el PIB a pesos corrientes promedió 26.212 billones de pesos y de este total, 1.007 billones fueron PIB de las actividades primarias (agricultura, cría y explotación de animales, aprovechamiento forestal, pesca y caza), fueron 4.705 billones de pesos de PIB manufacturero y 2.004 billones de pesos si sumamos el PIB de las actividades primarias y el de la industria de los alimentos.
Con estas cifras en mente, podemos ver que si en 2021 las importaciones totales fueron de 505.716 miles de millones de dólares, pues entonces éstas representaron el 39.14% del PIB total. Si las importaciones manufactureras sumaron 430.717 miles de millones de dólares, pues éstas representaron el 185.7% del PIB manufacturero (no, no es error. Se debe a que no debemos confundir valor de producción con valor agregado o PIB, pero ese es motivo de otro análisis). Si las importaciones agropecuarias sumaron 18.342 miles de millones de dólares, pues representan el 36.9% del PIB agropecuario. Finalmente, si las importaciones agropecuarias y agroindustriales sumaron 37.251 miles de millones de dólares en 2021, pues representan el 37.7% del PIB agropecuario y agroindustrial. Como puede verse, las importaciones representan un elevado porcentaje del PIB nacional y en todas las actividades productivas, por lo que es evidente que si sucede algo con los precios (insumos, materias primar, producto terminado) en otros países, claro que habrá una repercusión directa en la economía de México.
Esta conclusión es relevante, ya que la respuesta de políticas púbicas contra la inflación no puede ser la misma si la inflación es importada comparada con si es de origen nacional. Si la inflación que sufres en tu país se debe a las fluctuaciones de precios internacionales de materias primas o insumos, pues será limitado el impacto de las políticas públicas nacionales que buscan mitigar el alza de precios. En todo caso, pues la solución más simple sería revaluar la moneda (a través de mayores tasas de interés o vendiendo reservas internacionales) para provocar que las importaciones sean más baratas, aunque esto golpearía las exportaciones, al sector productivo y generaría toda clase de distorsiones económicas, por lo que esta medida no es recomendable. Durante años el Banco de México apostó a tener un dólar barato (peso sobrevaluado) como estrategia para anclar la inflación, pero se dio con un costo muy elevado para la planta productiva nacional.
El PACIC
Quiero iniciar este apartado con un disclaimer y mencionar que todo lo aquí presentado y analizado parte de la premisa de que el Banco de México conservará su autonomía y que hará todo lo que esté en sus manos para abatir la inflación, incluyendo llevar su tasa de interés objetivo al 8.50% o más a finales de este año. En caso de que el Banxico no actúe con independencia y tenga consideraciones de mantener la actividad económica por encima de su objetivo de abatir la inflación, pues entonces este apartado se puede resumir en que el PACIC fracasará.
Dejando de lado el párrafo anterior, pues tenemos que el miércoles 4 de mayo el gobierno federal anunció el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), mismo que busca que los precios de 24 productos de la canasta básica mantengan estable su precio, de manera que el costo total de la canasta básica PROFECO se mantenga sin cambios. Cabe señalar que la canasta básica total contiene 176 productos genéricos que representan el 62.25% del INPC.
Respecto al PACIC, éste contempla las siguientes grandes medidas: 1. Estrategia de producción (incremento de la oferta de alimentos), 2. Estrategia de distribución, 3. Estrategia de comercio exterior, y 4. Otras medidas. De acuerdo con el gobierno federal, su aportación para este programa representa el 1.4% del PIB, cifra equivale a más de 404 mil 826 millones de pesos
Entre las acciones del PACIC que destacan:
Estabilización del precio de la gasolina y el diésel, precios de referencia del gas LP y electricidad
Aumento de producción de granos
Entrega de fertilizantes
Eliminación de cuota compensatoria el sulfato de amonio
Fortalecimiento de la estrategia de seguridad en carreteras
No incremento en peajes de carreteras (CAPUFE)
Exención de la carta porte (básicos e insumos)
No incremento de tarifas ferroviarias ni de contraprestación por interconexión
Reducción de costos y tiempos de despacho aduanal
Despacho ágil de carga en puertos marítimos
Aranceles cero a la importación (básicos e insumos).
Medida temporal por seis meses a 21 de 24 productos de la canasta básica y 5 insumos estratégicos
Constitución de una reserva estratégica de maíz (medida de emergencia)
Precios de garantía en maíz, frijol, arroz y leche
Fortalecimiento del programa de abasto (DICONSA/LICONSA)
Participación privada en el PACIC
No incremento de precios de los servicios de Telmex y Telcel.
Respecto a este listado, hay varias dudas respecto de su implementación y entrada en vigor, como por ejemplo, en el punto 11 de la lista anterior, ya que no se han especificado las fracciones arancelarias concretas.
La gran pregunta qué todos se hacen es si este paquete será efectivo para mitigar la inflación. Respecto a este punto, se pueden comentar muchas cosas, pero debemos partir de algunas cifras que nos da el gobierno federal. Los artículos de la canasta básica PROFECO consta de los siguientes 24 productos: Aceite de canola o maíz, Arroz en grano, Atún en lata, Azúcar morena, Bistec de res, Cebolla, Chile jalapeño, Chuleta de puerco, Frijol en grano, Huevo de gallina blanco, Jabón de tocador, Jitomate, Leche, Limón, Manzana, Naranja, Pan de caja, Papa, Papel higiénico, Pasta para sopa, Pollo entero, Sardina en lata, Tortilla de maíz y Zanahoria. En cuanto a proporción de inflación, la canasta PROFECO contiene los productos que inciden en 13% del INPC. Pero a juicio de las propias autoridades, las medidas del gobierno federal deberían ser efectivas ya que se incluye a los energéticos que representan el 10% del INPC, las tarifas autorizadas por el gobierno, que representan el 4% del INPC, por lo que la incidencia teórica del PACIC en el INPC es del 27%, además de que la canasta PROFECO representa el 46% de la inflación de alimentos.
En resumidas cuentas, el objetivo del gobierno con el PACIC es que la canasta PROFECO mantenga un precio estable, ¿pero cuanto debe costar? PROFECO hizo un análisis de precios regional a nivel nacional, previo al anuncio del PACIC, y encontró que para la Zona Centro el establecimiento con los precios de la canasta PROFECO más altos fue Mega Soriana León con uno de 1,229.05 pesos y el más barato fue la Central de Abastos de la Ciudad de México con un precio de 1,037.15 pesos. En la Zona Centro Norte, el lugar más caro fue HEB de San Luis Potosí con uno de 1,197.65 pesos y el más barato fue la Central de Abastos de Durango con un precio de 960.70 pesos. En la Zona Norte el establecimiento más caro fue el HEB de Saltillo República con un precio de 1,327.95 pesos y el más barato fue la Central de Abastos de Monterrey Nuevo León con un precio de 1,041.60 pesos. En la Zona Sur, el lugar más caro fue Mercado Soriana Reforma en Oaxaca con un precio de 1,188.10 pesos, mientras que el más barato fue 1,049.40 pesos en la Central de Abastos de Tabasco.
Entonces, partiendo de las mediciones que hizo PROFECO, pues vigilará que los establecimientos no encarezcan la canasta básica PROFECO durante al menos 6 meses, aunque se deja abierta la posibilidad de que el plazo se aumente y que se agreguen más productos. Se establecerá una mesa de trabajo entre autoridades del gobierno federal y el sector privado para dar seguimiento y evaluar resultados.
¿Pero qué probabilidades de éxito tiene el PACIC? Pues partiendo del hecho de que mucha de nuestra inflación es importada, pues se anticipa que tendrá un impacto muy acotado en el alza de precios y sí uno grande en las finanzas públicas del país. Desde luego que servirá para anclar las expectativas de inflación, pero si los empresarios empiezan a sentir importantes aumentos en sus costos de producción deberán tomar la decisión de subir precios o cerrar la empresa.
A continuación presento los incrementos anualizados en los costos de las materias primas de la industria alimentaria y de algunas industrias seleccionadas, en el periodo de marzo de 2021 a marzo de 2022 y de diciembre de 2021 a marzo de 2022:
Como puede apreciarse, hay sectores de actividad que han resentido importantes alzas en sus costos de materias primas. Si esta presión no cesa, difícilmente los fabricantes de los 24 productos de la canasta básica de la PROFECO podrán mantener sus precios sin cambio durante seis meses. Por eso es muy importante que varias de las medidas que va a implementar el gobierno se traduzcan en menores costos de producción. En este sentido, se debe cuidar mucho que los sacrificios sean parejos para todos y que no veamos a las grandes cadenas comerciales garantizando su margen de rentabilidad a costa de los fabricantes. Como lo dijo un buen amigo mío: “no podemos seguir en un esquema en el que los muertos sólo los pone el sector industrial”.
Tampoco podemos olvidar que parte de la inflación que enfrentan las economías del mundo, México incluido, es causa principalmente por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, dos países que abastecen a otras naciones de granos como el trigo y fertilizantes. ¿Cuánto tiempo más durará este conflicto? La realidad es que nadie lo sabe.
Es verdad que el PACIC incluye medidas para aumentar la producción de alimentos en el país, lo cual es magnífico, pero tardará más de seis meses en surtir efecto. El proceso de cultivar, cosechar y distribuir no es sencillo.
También es pertinente señalar que si bien, el PACIC le costará al gobierno recursos equivalentes al 1.4% del PIB, también es cierto que este apoyo está recargado en los subsidios a gasolinas, cuyo costo se estima en 330 mil millones de pesos por la dependencia federal, pero que, de acuerdo con lo declarado por la jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro, podría llegar hasta 400 mil millones de pesos. Es así que el subsidio a gasolinas, representa 81.5% del PACIC, si se toman sólo las cifras de la Secretaría de Hacienda. El resto se compone por los subsidios a la electricidad, el aumento en la producción de granos, la ampliación en entrega de fertilizantes, los aranceles cero a productos e insumos básicos, también la eliminación hasta por un año del impuesto a la importación del sulfato de amonio, entre otras.
Otras propuestas de solución
Finalmente, es importante destacar que el sector industrial que forma parte de la CONCAMIN, que preside Jose Antonio Abugaber Andonie, realizó una serie de propuestas que podrían ayudar a combatir la inflación. Algunas de éstas si fueron tomadas en cuenta en la propuesta del PACIC, mientras que otras están pendientes de ser analizadas en la mesa de trabajo entre el gobierno federal y el sector productivo. Entre las propuestas del sector privado destacan:
Buscar aumentar la producción de productos agrícolas, lo que implica brindar apoyos fiscales a este sector.
Ofrecer a la población de menores ingresos apoyos económicos que les ayuden a mitigar el impacto de los elevados precios en alimentos.
Intentar reducir restricciones de oferta para así lograr la disminución de algunos precios, a través de una mejor logística de transporte (fulles) y con la eliminación de regulaciones, mora a las NOMs que traen costos aparejados (como la 187, 247, 086), eliminación de ciertas barreras no arancelarias, además de hacer los procesos aduanales más eficientes para la importación de bienes.
Se debe considerar que hay otros factores que repercuten en precio de alimentos, no solo los precios de materias primas, sino también lo de logística (FFCC, Barcos, Camiones) y esto tiene que ver con otros incrementos como combustibles, abusos y propuestas normativas contrarias a la competitividad.
Sensibilizar a los gobiernos locales que regulan carga y descarga.
Asegurar la fertilización de las siembras y cosechas del segundo semestre es vital.
Buscar que el sector financiero brinde créditos a mipymes a tasas más bajas que las actuales.
Se deben abatir costos de inseguridad.
Se deberían bajar o eliminar aranceles en insumos de productos alimentarios y fertilizantes para intentar disminuir su precio.
Abatir escases de ciertos insumos para la producción.
Detener la Ley General de Alimentación Adecuada promovida por la Senadora Ana Lilia Rivera Rivera (Morena) ya aprobada en lo general en comisiones por que contempla fijación de precios máximos discrecionalmente.
Trabajar en conjunto con tiendas de autoservicio y de conveniencia, para evitar que se erosione a la industria nacional.
Conclusiones
Se pueden generar múltiples conclusiones respecto del tema expuesto en esta entrega. Es evidente que el problema inflacionario es mundial y que nuestro principal socio comercial lo está padeciendo de manera más aguda, por lo que las consecuencias del excesivo crecimiento de su oferta monetaria, por la monetización de sus déficits fiscales, nos está afectando en México. En nuestro país ha habido un fuerte deterioro de las expectativas inflacionarias, por lo que es indispensable que el Banco de México dé señales claras de que sigue comprometido con la lucha contra la inflación. Aunque sabemos que con alzas en tasas de interés no bajarán los precios de los alimentos importados, ni se resolverán los problemas logísticos internacionales.
Respecto al PACIC, hemos visto que su impacto será limitado ya que los 24 productos contemplados en esta estrategia representan el 27% del INPC. No se espera que como resultado de la implementación de las acciones del PACIC, los precios bajen, sino que dejen de aumentar al ritmo que lo venían haciendo y que para la canasta básica de PROFECO, los precios se mantengan estables sin caer en un control de precios.
El gran reto será que las empresas logren sortear este periodo en el que no se les “permitirán” alzas de precios, en un contexto de incrementos en sus costos de producción. En este sentido se debe cuidar que las cadenas comerciales también pongan de su parte y sacrifiquen parte de su margen de ganancia. Una empresa que se vea fuertemente erosionada en su rentabilidad bien podría tomar la decisión de cerrar sus puertas. De entrada el PACIC durará 6 meses, pero bien podría durar más y sus medidas podrían ampliarse y/o endurecerse. Estaremos muy atentos a los próximos informes del INEGI respecto de la evolución de los precios.