El estancamiento de la productividad manufacturera en México

La teoría económica sugiere que para que puedan incrementarse los niveles de ingreso de la población ocupada sin que esto cause presiones inflacionarias, es fundamental que aumente la productividad de la fuerza laboral. Esto conlleva a que ocurra una de tres cosas: 1. Que se produzca más con la misma cantidad de recursos, 2. Que la producción crezca a una tasa superior de lo que crecen los recursos empleados; o 3. Que la producción caiga menos de lo que disminuya la utilización de recursos. Sea como sea, la receta de incremento de productividad conlleva que el factor producción/trabajadores suba al paso del tiempo.

Los datos del INEGI sugieren que México la productividad laboral de la economía ha estado estancada desde el año 2005, ya que el índice de productividad laboral en base a la población ocupada (base 2013 = 100) pasó de 97.6 en el primer trimestre de 2005 a 101.4 en el primer trimestre de 2019, lo que implica un aumento de apenas 3.9%. Si tomamos en consideración que dicho índice se encontraba en un valor de 98.9 en el primer trimestre de 2021, pues queda claro que apenas si hemos avanzado en 16 años.

En cuanto a la productividad en las actividades secundarias (industria), la situación  es aún peor. Las cifras oficiales muestran que el índice de productividad laboral en base a la población ocupada (base 2013 = 100) pasó de 100.1 en el primer trimestre de 2005 a 88.6 en el primer trimestre de 2019, lo que implica una caída de -11.5%. El valor de dicho índice en el primer trimestre de 2021 es de 84.6, por lo que queda claro el fuerte retroceso en este indicador.

Esta situación es lo que explica buena parte del estancamiento salarial de México y confirma que una de las mayores asignaturas pendientes que tiene el sector privado es la de elevar la productividad de su fuerza laboral. Si no se logra esto, será imposible tener incrementos salariales permanentes cada año sin generar presiones inflacionarias.

Con esto en mente, en esta entrega quiero presentar un ejercicio que realizamos en GAEAP respecto al valor de producción por trabajador en las diferentes actividades manufactureras, así como la evolución que se ha dado de este indicador en el periodo de 2019 a 2021.  

Es así que conforme a los cálculos de GAEAP, con cifras de la Encuesta Mensual de la Industria manufacturera (EMIM) de INEGI, tenemos que en el acumulado de los primeros cinco meses de 2021, el valor nominal promedio mensual de la producción por trabajador fue de 168,448 pesos para la totalidad de actividades del sector manufacturero. Esto implica un incremento nominal de 27.3% respecto de los 132,359 pesos promedio mensual de 2020 y un incremento nominal de 7.8% en relación a los 156,243 pesos de 2019. Si tomamos en cuenta la inflación del periodo, entonces el valor promedio de la producción por persona ocupada creció 21.5% entre los primeros cinco meses de 2020 y los primeros cinco meses de 2021, mientras que con respecto a 2019, ésta muestra una caída real de -0.2%. Estos hallazgos coinciden con lo expresado en la parte introductoria de esta entrega. 

Cabe precisar que esta evolución en términos nominales del valor promedio de la producción por persona ocupada se debe a que en el promedio de los primeros cinco meses de 2020 a los primeros cinco meses de 2021, el personal ocupado aumentó 1.5%, mientras que el valor de producción lo hizo en un 28.9%. Por su parte, entre los primeros cinco meses de 2019 y los mismos cinco meses de 2021, el personal ocupado promedio disminuyó -1.3%, mientras que el valor de la producción creció 6.4% en términos nominales. 

Ahora, si queremos ver cuál es el nivel de valor de la producción por persona ocupada para cada una de las actividades productivas en los primeros cinco meses de 2021, tenemos que éste se encuentra de la siguiente manera (en paréntesis se indica dicho valor en pesos mexicanos, las actividades se encuentran ordenadas de mayor a menor): Fabricación de productos derivados del petróleo y del carbón ($1,216,037); Industrias metálicas básicas ($683,648); Industria química ($384,448); Industria de las bebidas y del tabaco ($288,284); Industria del papel ($244,252); Fabricación de productos a base de minerales no metálicos ($233,706); Fabricación de equipo de transporte ($229,721); Industria alimentaria ($144,621); Fabricación de maquinaria y equipo ($128,052); Fabricación de accesorios, aparatos eléctricos y equipo de generación de energía eléctrica ($112,813); Industria del plástico y del hule ($114,862); Industria de la madera ($108,141); Fabricación de productos metálicos ($97,155); Impresión e industrias conexas ($77,410); Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles ($87,607); Fabricación de productos textiles, excepto prendas de vestir ($58,988); Curtido y acabado de cuero y piel, y fabricación de productos de cuero, piel y materiales sucedáneos ($49,381); Fabricación de muebles, colchones y persianas ($42,472); Fabricación de prendas de vestir ($29,450); Otras industrias manufactureras ($17,170); y Fabricación de equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos ($15,775). Estos datos son impresionantes en el sentido de que la diferencia de la actividad que genera el mayor valor de producción por persona ocupada es 77 veces más alta respecto de la actividad que genera el menor valor por persona ocupada.

Ahora, en cuanto a la evolución nominal del valor de la producción por persona ocupada en el periodo de los primeros cinco meses de 2019 a los mismos cinco meses de 2021, como se mencionó líneas arriba, para la totalidad de las industrias manufactureras éste creció 7.8% en términos nominales, pero al tomar en cuenta la inflación del periodo, se aprecia una disminución de -0.2%. En relación a la evolución de cada actividad manufacturera, tenemos lo siguiente (en paréntesis se muestra el porcentaje de cambio nominal y los datos están ordenados de mejor a peor desempeño): Industria de la madera (26.8%); Fabricación de productos metálicos (21.2%); Fabricación de accesorios, aparatos eléctricos y equipo de generación de energía eléctrica (17.4%); Fabricación de muebles, colchones y persianas (11.7%); Impresión e industrias conexas (9.3%); Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles (8.5%); Industria del plástico y del hule (7.1%); Fabricación de productos textiles, excepto prendas de vestir (6.5%); Fabricación de prendas de vestir (2.9%); Curtido y acabado de cuero y piel, y fabricación de productos de cuero, piel y materiales sucedáneos (-0.6%); Fabricación de maquinaria y equipo (-3.3%); Otras industrias manufactureras (-6.8%); y Fabricación de equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos (-9.4%).

Si tomamos en consideración que la inflación de precios al consumidor en el periodo del promedio de los primeros cinco meses de 2019 al promedio de los mismos meses de 2021 fue de 7.96%, pues queda claro entonces que solamente 10 actividades manufactureras muestran un incremento en términos reales de su índice de valor de la producción por trabajador. En todo caso, son estas actividades las más proclives a incrementar los niveles salariales sin ocasionar un incremento de precios o disminuir la rentabilidad del negocio.

A manera de conclusión podemos señalar que para tener un mercado interno verdaderamente fuerte, que nos ayude a depender menos de las exportaciones como motor de crecimiento, es fundamental que los niveles salariales de la población aumenten. Para lograr esto sin ocasionar problemas inflacionarios es fundamental que haya aumentos en la productividad de los trabajadores, lo cual sólo puede darse mediante la capacitación de éstos o dotándolos de más y mejores bienes de capital (herramienta, maquinaria, equipo, entre otros).

Es por ello que se requieren cambios legales que permitan la deducción inmediata y al 100% de las compras de capital por parte de todas las empresas; además de que se debe permitir la deducibilidad al 100% de las prestaciones laborales (entre ellas la capacitación), ya que cómo está el esquema actual se tiene un serio obstáculo para el incremento de la productividad.

Los tres órdenes de gobierno, así como los dueños de las empresas, deben tener como la máxima prioridad el que se logren aumentos sostenidos de la productividad de los trabajadores. Esperemos en este sentido que a lo largo de este complicado año escuchemos algún anuncio con medidas tendientes a este fin, sobre todo en beneficio de las microempresas, las cuales son las mayores creadoras de empleos en México.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

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Una recuperación industrial heterogénea en 2021

Mucho se ha dicho en el sentido de que la recuperación económica nacional está en marcha. En la última encuesta de expectativas económicas del Banco de México los analistas pronostican un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano de 5.80%, que de materializarse nos  ubicaría al cierre de este año en un nivel 3.0% por debajo del PIB registrado en 2019. En esta entrega analizamos la evolución de la industria nacional en los primeros cinco meses de 2021 comparado con el nivel de actividad observado en los mismos meses de 2020 y de 2019. Lo que sucede con la industria nacional es relevante, ya que ésta es la principal fuente de divisas para el país, al mes de junio de 2021 contaba con 7.465 millones de personas trabajando registradas en el IMSS, además de que en el primer trimestre de 2021, representó el 31.6% del PIB de México.

Para analizar el comportamiento de la industria nacional tenemos que el INEGI acaba de dar a conocer  los datos del Índice de Volumen Físico de la Actividad Industrial (IVFAI) al mes de mayo, por lo que ya podemos hacer una valoración más precisa del grado de recuperación que ha tenido la industria nacional respecto de los meses más complicados de la crisis de 2020, además de darnos cuenta de cuáles son las actividades en las que ya inclusive se recuperaron los niveles de actividad observados en 2019, previo a la pandemia.

Es así que en cuanto al IVFAI total, con cifras originales vemos que éste muestra un aumento de 9.9% en el comparativo de los primeros cinco meses de 2021 respecto de los mismos meses de 2020. Si bien esta es una magnífica noticia, se debe señalar que dicho índice se encuentra 4.7% por debajo del nivel que tenía en los primeros cinco meses de 2019.

A continuación se presenta la evolución de las cuatro actividades que componen la industria nacional:

Minería

La Minería representa el 5.0% del PIB total de México en el primer trimestre de 2021 y respecto de esta actividad, tenemos que en los primeros cinco meses de 2021 su índice de producción está 0.9% por encima del nivel observado en los primeros cinco meses de 2020; y destaca que el nivel de 2021 es 2.5% superior al registrado en los primeros cinco meses de 2019. Es así que esta actividad industrial, aparentemente es la única que se ha recuperado de la crisis económica vivida en 2020.

Respecto de las tres ramas de actividad que actividad que conforman la industria minera, tenemos que todas presentan niveles de producción más altos en los primeros cinco meses de 2021 respecto de los observados en los primeros cinco meses de 2019. En este sentido tenemos que los Servicios relacionados con la minería están 5.9% arriba del nivel de 2019, mientras que la Minería de minerales metálicos y no metálicos excepto petróleo y gas está 2.4% por encima, y la extracción de petróleo y gas se encuentra 2.0% por encima del nivel de los primeros cinco meses de 2019.

Electricidad, gas y agua

En cuanto a la actividad denominada “Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de  agua y de gas por ductos al consumidor final”, ésta representa el 1.9% del PIB total de México en el primer trimestre de 2021. Respecto a su evolución tenemos que ésta no se ha podido recuperar a sus niveles de producción observados en 2019 y de hecho se encuentra aún por debajo de lo observado en 2020. De acuerdo con el INEGI, el IVFAI de electricidad, gas y agua se encuentra en los primeros cinco meses de 2021 en un nivel 2.5% por debajo del de los primeros cinco meses de 2020 y está 5.6% por debajo del nivel observado en los primeros cinco meses de 2019.

De las dos ramas de actividad que componen la actividad de electricidad, gas y agua, tenemos que la de Suministro de agua y suministro de gas por ductos al consumidor final se encuentra 1.8% por encima del nivel observado en los primeros cinco meses de 2020, pero está 1.3% por debajo del nivel observado en los primeros cinco meses de 2019. En cuanto a la actividad de Generación, transmisión y distribución de energía eléctrica es preocupante que ésta se encuentre 3.8% por debajo del nivel observado en los primeros cinco meses de 2020 y sea 6.8% inferior al nivel observado en los primeros cinco meses de 2019.

Construcción

La Construcción representa el 6.9% del PIB total de México en el primer trimestre de 2021. Este porcentaje ha disminuido derivado de que el sector industrial más afectado ha sido el de la Construcción, ya que como es bien sabido, a lo largo de lo que lleva esta administración federal, se ha desanimado la inversión física y productiva. Es así que si bien la industria de la construcción se encuentra 8.5% por encima del nivel observado en los primeros cinco meses de 2020, aún está 12.8% por debajo del nivel observado en los primeros cinco meses de 2019.

Respecto a las tres ramas de actividad que componen a la industria de la construcción, vemos una gran variedad en el desempeño de éstas. Vemos que los Trabajos especializados para la construcción se encuentran 16.7% por encima del nivel registrado en los primeros cinco meses de 2020, pero están 2.0% por debajo del nivel de los primeros cinco meses de 2019. En cuanto a la Edificación, ésta se encuentra 8.9% por encima del nivel registrado en los primeros cinco meses de 2020, pero ésta 13.6% por debajo del nivel de los primeros cinco meses de 2019. Finalmente, en cuanto a la Construcción de obras de ingeniería civil ésta se encuentra 1.6% por debajo del nivel observado en los primeros cinco meses de 2019 y se encuentra 19.2% por debajo del nivel de los primeros cinco meses de 2019.

Industrias manufactureras

Las industrias manufactureras representan el 17.9% del PIB total de México en el primer trimestre de 2021 y respecto de estas actividades, vemos que éstas han tenido una favorable evolución en 2021, aunque aún no recuperan su nivel de 2019. Concretamente tenemos que en los primeros cinco meses de 2021 éstas presentan un crecimiento de 15.0% en el volumen de producción respecto a 2020, pero todavía se encuentran 3.2% por debajo del nivel observado en 2019.

En cuanto al desempeño de cada una de las ramas de actividad manufacturera, tenemos que de las 21 ramas de actividad, 20 presentan incremento respecto del nivel observado en los primeros cinco meses de 2020; aunque con respecto a los primeros cinco meses de 2019, sólo 8 presentan un nivel superior en el nivel real de producción. Esto significa que 8 de 21 ramas de actividad se han recuperado plenamente de la crisis de 2020.

A continuación se presenta el desempeño de las ramas de actividad que presentan un nivel de producción superior en 2021 respecto de 2020. Esto para el comparativo de los primeros cinco meses de 2021 respecto de los primeros cinco meses de 2019, ordenadas de mejor a peor desempeño (en paréntesis se indica el porcentaje de variación): Fabricación de accesorios, aparatos eléctricos y equipo de generación de energía  eléctrica (17.3%); Fabricación de productos derivados del petróleo y carbón (12.6%); Industria del plástico y del hule (3.3%); Fabricación de productos a base de minerales no metálicos (2.9%); Fabricación de equipo de computación, comunicación,  medición  y de  otros equipos, componentes y accesorios electrónicos (2.2%); Fabricación de productos metálicos (2.2%); Industria alimentaria (0.7%); e Industria del papel (0.3%);

Ahora se presentan las ramas de actividad que en los primeros cinco meses de 2021 se encuentran por debajo de su nivel de 2019, ordenadas de mejor a peor desempeño (en paréntesis se incida el porcentaje de variación): Industrias metálicas básicas (-0.6%); Industria de las bebidas y del tabaco (-1.4%); Fabricación de muebles, colchones  y persianas (-2.9%);  Fabricación de productos textiles, excepto prendas de vestir (-4.4%); Otras industrias manufactureras (-4.9%); Impresión e industrias conexas (-5.7%); Industria química (      -6.5%); Fabricación de maquinaria y equipo (-7.8%); Industria de la madera (-8.0%); Fabricación de equipo de transporte (-12.1%); Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles (-14.6%); Curtido y acabado de cuero y piel, y fabricación de productos de cuero, piel y materiales sucedáneos (-23.8%); Fabricación de prendas de vestir (-23.9%).

Como puede apreciarse, las ramas de actividad más afectadas son las de textiles, vestido, calzado y marroquinería. Un gran apoyo para reactivar estas actividades es el combatir frontalmente las importaciones en condiciones de contrabando y subvaluación, algo que ha sido una asignatura pendiente por parte del gobierno federal desde hace varios años.

En este sentido, preocupan dos cosas: 1. Que el pasado 14 de julio se publicó en la edición vespertina del Diario Oficial de la Federación el “DECRETO por el que se crea la Agencia Nacional de Aduanas de México como un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público”, el cual crea el órgano administrativo desconcentrado denominado Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM); y 2. La intención del Gobierno Federal de crear los Tianguis del Bienestar para comercializar en ellos los productos de importación decomisados y embargados que se encuentran en bodegas.     

Respecto a la ANAM, el Decreto adolece de vicios serios de inconstitucionalidad que pueden derivar en diversas demandas de amparo, además de que ésta estará a cargo de las fuerzas armadas. En cuanto a los Tianguis del Bienestar, pues es una locura querer legalizar lo que de origen es ilegal ya que es producto pirata o que no cumple con normas de seguridad o salud. Es un atentado en contra de los que menos tienen y es otro golpe al estado de derecho en nuestro país. De estos dos temas se puede escribir un editorial completo.

A manera de conclusión se puede señalar que la industria nacional se va recuperando, aunque ésta es desigual ya que hay actividades que ya están operando en niveles superiores a los de 2019, mientras que otros aun se encuentran muy por debajo. Esto requiere de acciones concretas por parte de la Secretaría de Economía, así como de la recién creada ANAM. Por parte de los empresarios, aquellos que sean capaces de incursionar exitosa y rápidamente en los mercados de exportación tendrán un mejor desempeño respecto de los que se queden a abastecer el mercado interno.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com  

En Twitter: @alejandrogomezt

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El creciente problema de deuda pública en 2021

Mucho se ha comentado respecto de la vigorosa recuperación económica de Estados Unidos con una proyección de crecimiento económico de 7% para este año. Ésta se sustenta en un incremento sustancial de la oferta monetaria por parte del Banco de la Reserva Federal (FED), así como por los agresivos paquetes de estímulo por parte de su gobierno federal. En total, los estímulos aprobados por parte de Estados Unidos entre 2020 y lo que va de 2021 totalizan casi 5 billones de dólares, cifra que representa el 24.46% de su Producto Interno Bruto (PIB) de este año. Lo más destacable de estos apoyos es que a las personas se les dieron cheques de 1,200 dólares en abril de 2020, otro de 600 dólares entre diciembre de 2020 y enero de 2021, y uno más en marzo de este año por 1,400 dólares. Es así que en el año fiscal 2021 los Estados Unidos registraran un déficit fiscal de 3 billones de dólares, equivalentes al 13.4% de su PIB. Con todo esto queda claro que nuestro vecino del norte está haciendo todo lo posible por resucitar su economía y abatir el desempleo. 

Mientras eso sucede en Estados Unidos, sabemos bien que en México los apoyos por parte del gobierno federal para hacer frente a la pandemia del Covid19 han sido casi nulos. De hecho la recuperación económica que ahora sentimos está sustentada en dos pilares: las exportaciones a los Estados Unidos y la recepción de remesas enviadas desde Estados Unidos. Para ilustrar la importancia de esto tenemos que en los primeros cinco meses de 2021 las exportaciones totales de México se encuentran 29.2% por arriba del valor de las exportadas en los mismos meses de 2020 y también están 2.1% por encima del valor de los primeros cinco meses de 2019. Por su parte, las remesas alcanzaron entre enero y mayo de 2021 un total de 19 mil 178.35 millones de dólares, un aumento del 21.75% respecto al mismo periodo de 2020.

La evidencia muestra que, a diferencia de otros países, en especial respecto a Estados Unidos, el gobierno federal mexicano ha hecho muy poco para que la economía nacional se recupere y lo que vamos avanzando este año es gracias a los empresarios y a lo que los migrantes envían a sus familias. La realidad es que no se sabe si la omisión de México fue por falta de recursos para hacerlo o porque al gobierno federal simplemente no le importa la economía nacional. Pero no obstante lo anterior, pese a que no ha habido apoyos, la situación fiscal del país se sigue deteriorando en términos absolutos con una deuda del sector público federal que no deja de crecer, como veremos a continuación.   

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dio a conocer los saldos de la deuda del sector público federal al 31 de mayo de 2021, y a dicho mes el saldo total de la deuda neta fue de fue de 12.310 billones de pesos, de los cuales 7.838 billones correspondieron a deuda interna y 224.191 miles de millones de dólares (mmdd) fueron de deuda externa.

De esta manera, pese al discurso oficial de que no se ha endeudado al país, la realidad es que en el periodo del 1 de diciembre de 2018 al 31 de mayo de 2021 (lo que va de la presente administración federal), la deuda interna neta ha aumentado en 1.149 billones de pesos, mientras que la deuda externa creció en 26.127 mmdd. Ambos conceptos suman deuda adicional de 1.579 billones de pesos, equivalente a un crecimiento nominal de 14.1%. Esto implica que el sector público federal se ha endeudado en lo que va de la presente administración federal a un ritmo equivalente a 1,731 millones de pesos adicionales al día en promedio. Esta es una tasa de endeudamiento escandalosa y de hecho es superior a la observada durante el sexenio pasado (2012 – 2018), misma que fue de 1,425 millones de pesos diarios dado que pasó de 5.172 billones de pesos el 1 de diciembre de 2012 a 10.731 billones de pesos el 30 de noviembre de 2018.  

El crecimiento de la deuda del sector público en México se debe a que en 2019 el déficit presupuestario fue de 1.6% del PIB, mientras que en 2020 fue de 3.5% del PIB y se espera que este año llegue a 2.8% del PIB. Este desequilibrio se debe esencialmente a que dejamos de tener superávit primario por lo que ahora el sector público federal se endeuda para poder cubrir el pago de intereses de la deuda

Si tomamos en consideración que el PIB de México en el primer trimestre de 2021 fue de 24.903 billones de pesos, entonces la deuda neta del sector público federal representa el 49.43% del PIB, lo que ubica a México entre los países relativamente menos endeudados; sin embargo, cuando consideramos que los ingresos presupuestarios estimados del sector público federal para el 2021 son de 5.713 billones de pesos, pues queda claro que la deuda del sector público equivale al 215.47% de dicha cantidad. Y es precisamente este dato el que más preocupa.  

Este elevado peso de la deuda respecto de los ingresos del sector público es peligroso, sobre todo, en un contexto de alza en las tasas de interés. En 2020 el costo financiero de la deuda fue de 686.085 miles de millones de pesos (mmdp) y se estima que este año sea de 717.961 mmdp.  Esto significa que el costo financiero de la deuda en 2021 será equivalente al 12.00% de los ingresos presupuestarios. En el caso de Estados Unidos, el gobierno federal pagará este año unos 300 mil millones de dólares de intereses, cifra que representa el 9% de sus ingresos totales, por lo que queda claro que bajo esta medida la situación fiscal de México está más comprometida, aunque tenga una deuda más pequeña en relación al tamaño del PIB.

Para el 2022 el gobierno federal mexicano estima en los Precriterios Generales de Política Económica que la tasa de interés promedio será de 4.0% y que el costo financiero de la deuda será de 761.981 mmdp, pero la realidad es que la tasa de interés estará en promedio en alrededor de 4.75%, por lo que el costo financiero podría ser cercano a los 800 mmdp. Este dato es muy relevante porque implica más presión a las finanzas públicas y que se destinen menos recursos para aspectos prioritarios como el desarrollo de inversión física directa, misma que fue de apenas 362.357 mmdp en 2020. Como referencia, cabe señalar que en 2018 la inversión física directa fue de 346.701 mmdp, por lo que resulta evidente el estancamiento en este indicador.

Hasta ahora las calificadoras de riesgo han valorado el esfuerzo del sector público federal de mantener “finanzas públicas sanas” y dar certeza respecto de la capacidad de pago de los compromisos financieros, pero las perspectivas para el mediano plazo son negativas. Muestra de ello es que el pasado 16 de junio la calificadora de riesgo crediticio S&P Global Ratings informó que ratificó las notas de riesgo crediticio de México de “BBB” en moneda extranjera y de “BBB+” en moneda local, pero a ambas las puso con perspectiva “negativa”. Esto significa que existe la posibilidad de una baja de calificación durante el próximo año debido a un perfil fiscal potencialmente más débil, dados los riesgos provenientes principalmente de Pemex.

Y es que si bien, se mantiene cierta disciplina fiscal, nuestro país no ha logrado el dinamismo económico que si observan otros mercados emergentes, además de que enfrentamos serios problemas con la inversión fija bruta por parte del sector privado, dadas las pocas señales de certidumbre por parte del gobierno federal. De acuerdo con el INEGI, el nivel de inversión fija bruta por parte del sector privado durante el primer trimestre de 2021 es 4.93% más bajo que el del primer trimestre de 2020, pero se debe destacar que es 13.14% inferior al observado en el primer trimestre de 2018.

A manera de conclusión podemos señalar que resulta evidente que es falso que México no esté aumentando si deuda, y que contrario a lo que pudiera pensarse, de hecho la deuda ahora crece a un ritmo más elevado que en el sexenio pasado, lo cual ya es mucho decir. Sin una reforma fiscal que amplíe la base de contribuyentes y combata la economía informal los problemas fiscales del país van a seguir y es probable que perdamos nuestra calificación de deuda soberana con grado de inversión. De suceder esto en 2022 sería una pésima noticia para el país y pudiera ocasionar un fuerte ajuste en el tipo de cambio. El reto para el armado del Paquete Económico 2022 será enorme y los mercados estarán muy atentos. Por el momento, vemos que no habrá motor interno de recuperación económica impulsado por el gobierno federal y que seguiremos dependiendo de las exportaciones y de los paisanos que mandan sus remesas al país.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt