Las guerras de divisas y el colapso del sistema monetario internacional

México pasó de tener un tipo de cambio promedio de 20.549 pesos por dólar en julio de 2022 a uno de 16.942 pesos por dólar en lo que va de julio de 2023, lo que implica una depreciación relativa del dólar de 17.6%. En otras palabras, sin tomar en cuenta la inflación en cada uno de los países desde donde importamos mercancías, implica que lo que compramos (en dólares) del extranjero se hizo más barato en ese porcentaje en el último año.

Es una forma de decir que estamos en posición de extraer “riqueza” del resto del mundo a nuestro favor, pero a costa de nuestro crecimiento económico. Ahora sería el momento de comprar la maquinaria que necesitamos y que sólo se produce en el extranjero, es el tiempo para abastecerse de insumos no perecederos que tampoco se encuentran localmente, y así con muchas cosas más. Sin embargo, el efecto perverso es que ahora muchos productos son más baratos comprados en el extranjero comparado con producirlos en México.

Y así como las mercancías extranjeras se han vuelto más baratas en dólares, en el último año lo producido en México se ha vuelto 21.3% más caros en dólares para nuestros socios comerciales. Esto obliga a algunos fabricantes nacionales exportadores a sacrificar utilidades para no trasladar todo el ajuste del tipo de cambio a un alza de precios en dólares para nuestros clientes y así no perderlos. Sin embargo, cuando los márgenes de ganancia son bajos, se dan casos en los que las empresas mexicanas están dejando de atender los pedidos del extranjero cuando los clientes no autorizan ajustes de precios.

La fortaleza del peso explica parte de la desaceleración de nuestras exportaciones totales.   Mientras que entre 2021 y 2022 nuestras ventas al exterior crecieron 16.7%, en el acumulado de los primeros cinco meses de 2023 aumentaron apenas 4.6% anual. ¿Por qué no han caído más las exportaciones? Pues porque también hay muchas transacciones entre empresas del mismo grupo empresarial que tienen operaciones en México y Estados Unidos; es decir, como pertenecen al mismo grupo, pueden absorber las pérdidas de la filial mexicana con la ganancia de la casa matriz en Estados Unidos.

La debilidad del dólar frente al peso mexicano no es única. Ahora estamos viendo una debilidad casi generalizada del dólar respecto a cómo estaba hace un año, lo que implica que los productos de Estados Unidos se han vuelto más baratos en muchos mercados, no sólo en el mexicano. De las 10 monedas más importantes a nivel mundial, en el comparativo de julio de 2022 al mismo mes de 2023, el dólar estadounidense se ha depreciado frente a siete de ellas: euro, libra esterlina, franco suizo, dólar de Hong Kong, dólar neozelandés, won coreano y peso mexicano.

Esto desde luego que ayudará a Estados Unidos a que mantenga su dinamismo económico a costa de los demás países, y si bien estos ajustes en el tipo de cambio no son parte de una política deliberada de debilitamiento del dólar, si pueden encajar en la definición de “guerra de divisas”, en las que los países ganan o pierden competitividad en función de los movimientos en los tipos de cambio.

Con relación a esto, en un artículo del analista James Rickards, titulado “¡Estamos en Guerra!” y publicado en DailyReckoning.com el pasado 20 de julio, se presenta una advertencia clara de que en este periodo de la historia nos tocará presenciar el colapso del sistema monetario internacional y el autor nos explica cómo tras 50 años de estudiar la economía, es que llegó a dicha conclusión. 

El artículo comienza aclarando que al referirse al colapso del sistema financiero se trata de la pérdida de confianza en el papel moneda en todo el mundo. No es solo la muerte del dólar o la desaparición del euro. Es un colapso de la confianza en todas las monedas de papel.

Durante el siglo pasado, el sistema monetario internacional cambió cada 30 o 40 años en promedio. Antes de 1914, el sistema monetario se basaba en el patrón oro clásico. Y efectivamente, 31 años después del fin del patrón oro clásico, en 1945, surgió un nuevo sistema monetario en la conferencia de Bretton Woods.  Bajo este sistema, había un tipo de cambio fijo a razón de $35 dólares por una onza de oro y los países debían mantener tipos de cambio fijos respecto al dólar. Es así que el billete verde fue designado oficialmente como la principal moneda de reserva del mundo, una posición que sigue ocupando hoy, aunque su hegemonía se ha venido debilitando.

Tras años de desequilibrios externos por parte de Estados Unidos, en 1971 Nixon puso fin a la convertibilidad directa del dólar por oro y por primera vez en la historia, el sistema monetario no tenía respaldo en dicho metal. A partir de ese momento, el sistema se basaría en tipos de cambio flotantes, sin un ancla dorada.

Hoy en día, el sistema monetario existente tiene más de 50 años de antigüedad, por lo que hace mucho que el mundo necesita un nuevo sistema monetario. Por su parte, las sanciones sin precedentes que Estados Unidos y sus aliados impusieron a Rusia, tras su invasión a Ucrania, solo han acelerado el avance hacia un nuevo sistema monetario. Desde este espacio hemos dado cuenta de ello en diversas entregas relacionadas al colapso del dólar estadounidense y el lanzamiento de una nueva moneda por parte de los países BRICS.

Las sanciones impuestas por parte de los Estados Unidos toman muchas formas y afectan muchas áreas diferentes del comercio interno y externo, pero lo que todas tienen en común es el uso del dólar estadounidense como el arma principal. Las naciones de todo el mundo se dan cuenta de que mientras dependan de los dólares como activo de reserva o para comprar productos básicos, estarán bajo el control de quienes controlan los sistemas de pagos en dólares, que son básicamente los EE.UU. con la ayuda de los grandes bancos europeos y japoneses.

Las naciones también saben que, si bien Rusia es el objetivo actual de las sanciones, otros países fácilmente podrían ser los siguientes. Hemos comentado que si China aumenta la presión sobre Taiwán, por ejemplo, pronto también podría estar sujeta a sanciones basadas en el dólar. Es así que la única forma de escapar de las penalizaciones por parte de Occidente es dejando de usar el dólar.

Eso explica en gran medida el desarrollo bastante rápido de la nueva moneda BRICS, que se anunciará el próximo mes. Si las severas sanciones contra Rusia impuestas por los EE.UU. y sus aliados no hubiesen ocurrido, es muy poco probable que este movimiento se estuviera llevando a cabo tan rápido en este momento. Esto no significa que la tendencia anti-dólar sea solo un fenómeno reciente, ya que ha estado en marcha durante años, pero es sólo que las sanciones impuestas a Rusia han acelerado mucho el proceso.

Eso tampoco significa que el dólar perderá su estatus de moneda de reserva de la noche a la mañana. Rickards, menciona que si deseamos tener una idea de cuál será el destino del dólar, debemos ver lo que ha sucedido con la libra esterlina del Reino Unido.

Muchos observadores asumen que la conferencia de Bretton Woods de 1944 fue el momento en que el dólar estadounidense reemplazó a la libra esterlina como principal moneda de reserva del mundo. Pero ese reemplazo de la libra esterlina por el dólar como principal moneda de reserva del mundo fue un proceso que tomó 30 años, desde 1914 hasta 1944. La conferencia de Bretton Woods de 1944 fue simplemente el reconocimiento de un proceso de dominio de las reservas en dólares que tomó décadas en desarrollo. Al igual que con la libra esterlina, el declive del papel del dólar como principal moneda de reserva mundial no es necesariamente algo que sucederá tan rápido como muchos creen.

Guerras de divisas

Las guerras de divisas son una de las dinámicas más importantes en el sistema financiero mundial actual y tienen gran impacto en la competitividad de la economía real de cada país.

¿Qué es una guerra de divisas? En pocas palabras, por lo general suceden cuando un país no tiene suficiente crecimiento económico y necesita expandir su producción a través de mayores exportaciones al mercado internacional. De igual manera, un país puede emprender una guerra de divisas depreciando su moneda cuando su tasa de crecimiento no le permite cubrir todas sus obligaciones de deuda.

Cuando hay suficiente crecimiento para todos a nivel mundial, a Estados Unidos realmente no le importa si algún país deprecia un poco su moneda para alentar la inversión extranjera e impulsar sus exportaciones. Pero cuando no hay suficiente crecimiento a nivel global para todos y los países recurren a múltiples devaluaciones competitivas, pues la situación se convierte en algo similar a un grupo de personas hambrientas peleando por migajas.

Nadie gana y todos pierden. Las guerras de divisas no generan crecimiento; simplemente el país con la moneda débil roba crecimiento temporalmente de los socios comerciales con la moneda fuerte, hasta que eventualmente los socios comerciales lo recuperan con sus propias devaluaciones.

En el mejor de los casos, las guerras de divisas ofrecen el lamentable espectáculo de países que roban el crecimiento de sus socios comerciales. En el peor de los casos, caen en círculos viciosos de devaluación-inflación-devaluación, recesión, represalias comerciales, empobrecimiento de la población y violencia real.

De acuerdo con Rickards, la guerra mundial de divisas actual, comenzó en 2010. En su libro Currency Wars, menciona que el mundo no siempre está en una guerra de divisas activa. Las guerras de divisas no implican luchas continuas todo el tiempo. En ciertos momentos, hay batallas intensas, que luego son seguidas de pausas, seguidas de batallas más intensas. Pero cuando están en vigor, estas guerras pueden durar mucho tiempo; 5, 10, 15, incluso 20 años. Eso significa que la guerra actual podría durar varios años más.

Las guerras de divisas en la historia

Ha habido tres importantes guerras de divisas en los últimos cien años. La Guerra de divisas I cubrió el período de 1921 a 1936. Realmente comenzó con la hiperinflación de la Alemania de Weimar y fue un período de sucesivas devaluaciones de las monedas europeas.

Como es bien sabido, tras las sanciones impuestas en el Tratado de Versalles, en 1921 Alemania destruyó su moneda; pero en 1925, Francia, Bélgica y otros hicieron lo mismo. ¿Cómo funcionaba el sistema monetario internacional antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914? Durante mucho tiempo antes de eso, el mundo funcionaba con el patrón oro clásico. Esto es, si tenías un déficit en la balanza de pagos, lo pagabas en oro; si tenías un superávit en la balanza de pagos, adquirías oro.

El oro era el regulador de la expansión o contracción de las economías individuales. Tenías que ser productivo, perseguir tu ventaja comparativa y tener un buen ambiente de negocios para obtener algo de oro en el sistema, o al menos evitar perder el oro que tenías. Era un sistema muy estable que promovía un enorme crecimiento y baja inflación.

Ese sistema se rompió en 1914 porque los países necesitaban imprimir dinero para luchar en la Primera Guerra Mundial. Cuando terminó la guerra, y el mundo entró a principios de la década de 1920, los países querían volver al patrón oro, pero no sabían muy bien cómo hacerlo. Hubo una conferencia en Génova, Italia, en 1922 donde se discutió el problema.

Cada país entró a la Primera Guerra Mundial con un cierto nivel de paridad especto al oro. Había una cierta cantidad de oro y una cierta cantidad de papel moneda respaldada por oro en cada nación. Pero al término de la guerra, la oferta de papel moneda de cada nación se había duplicado. Eso dejaba solo dos opciones si los países querían volver al patrón oro:

Podrían haber duplicado el precio del oro, básicamente reducir el valor de su moneda a la mitad, o podrían haber reducido la oferta monetaria a la mitad. Podían hacer cualquiera de las dos opciones, pero tenían que llegar a la paridad en un nuevo nivel o regresar al antiguo nivel. Los franceses dijeron: “Esto es fácil. Vamos a reducir el valor de la moneda a la mitad”. Hicieron eso y acertaron.

Por su parte, el Reino Unido tuvo que tomar la misma decisión, pero lo hizo de manera diferente. Allí, en lugar de duplicar el precio del oro, redujeron a la mitad su oferta monetaria. Es decir, regresaron a la paridad anterior a la Primera Guerra Mundial.

Esa fue una decisión tomada por Winston Churchill, quien era el Ministro de Hacienda en ese momento. Fue una medida extremadamente deflacionaria. El punto es que cuando has duplicado la oferta monetaria, puede que no te guste, pero lo hiciste y tienes que reconocerlo y admitir que tiraste a la basura tu moneda.

Churchill se sintió obligado a cumplir con el antiguo valor y redujo la oferta monetaria a la mitad y eso lanzó al Reino Unido a una depresión económica tres años antes que el resto del mundo. Mientras que el resto del mundo se topó con la depresión en 1929, en el Reino Unido comenzó desde 1926.

Menciono esa historia porque volver al patrón oro con un precio mucho más alto para éste, medido en libras esterlinas, habría sido la forma correcta de hacerlo (como lo hicieron los franceses). Pero el haber elegido el precio equivocado del oro contribuyó a la Gran Depresión.

Los economistas de hoy dicen: “Nunca podríamos tener de nuevo un patrón oro. ¿No sabes que el patrón oro causó la Gran Depresión? Lo sabemos: contribuyó a que ocurriera la Gran Depresión, pero no fue por el oro, sino por el precio. Churchill eligió el precio equivocado y eso fue deflacionario. La lección de la década de 1920 no es que se pueda tener un patrón oro, sino que un país necesita fijar el precio correcto. Los británicos continuaron por ese camino hasta que, finalmente, se hizo insoportable para el Reino Unido y devaluaron su moneda frente al oro en 1931.

Poco después, EE.UU. devaluó en 1933. Luego, Francia y el Reino Unido volvieron a devaluar en 1936. Vivieron su período de sucesivas devaluaciones monetarias y las llamadas políticas de “empobrecimiento del vecino”.

El resultado fue, por supuesto, una de las peores depresiones de la historia mundial. Hubo un desempleo vertiginoso y una producción industrial estancada que creó un largo período de crecimiento entre muy débil y negativo.

La Primera Guerra de Divisas no se resolvió hasta la Segunda Guerra Mundial y luego, finalmente, en la conferencia de Bretton Woods.

Fue entonces cuando el mundo se puso de acuerdo en un nuevo estándar monetario. La Segunda Guerra de Divisas se desató entre 1967 y 1987. El evento fundamental en medio de esta guerra fue que Nixon sacó a los EE.UU. del sistema del patrón oro el 15 de agosto de 1971, y con ello, en última instancia, al mundo entero.

Hizo esto con la intención de crear empleos y promover las exportaciones para ayudar a la economía estadounidense. Pero esto realmente no ocurrió. ¿Qué fue lo que pasó? EE.UU. sufrió tres recesiones consecutivas: en 1974, 1979 y 1980. El mercado de valores colapsó en 1974. El desempleo se disparó, la inflación se salió de control entre 1977 y 1981 (la inflación estadounidense en ese período de cinco años fue del 50%) y el valor del dólar se redujo a la mitad.

Una vez más, la lección de las guerras de divisas es que no producen los resultados esperados de mayores exportaciones, empleos y crecimiento. Lo que producen son problemas económicos. Esto nos lleva a la Guerra de divisas III, que comenzó en 2010.

Rickards se salta todo el período de 1985 a 2010, un período de 25 años. ¿Qué estaba pasando entonces? Esa fue la era de lo que llamamos “King Dollar” o la política del “dólar fuerte”. Fue un período de muy buen crecimiento y estabilidad de precios en casi todo el mundo. No era un sistema estándar de oro ni estaba basado en reglas.

Funcionaba porque la Fed veía el precio del oro como un termómetro para ver cómo les estaba yendo. Básicamente, lo que Estados Unidos le dijo al mundo es: “No estamos en un patrón oro, estamos en un patrón dólar. “Nosotros, los Estados Unidos, acordamos mantener el poder adquisitivo del dólar y ustedes, nuestros socios comerciales, pueden vincularse al dólar o planificar sus economías en torno a alguna paridad con el dólar. Eso nos dará un sistema estable”. Eso realmente funcionó hasta 2010 cuando EE.UU. rompió el trato y básicamente declaró la Guerra de Divisas III con su expansión  monetaria después de la crisis financiera de 2008-2009.

Tras la crisis financiera de 2008 comenzó el periodo de tasas de interés ultrabajas y con ello el dólar estadounidense de depreció frente a la mayoría de activos, o puesto de otra forma, comenzamos a ver un periodo de gran expansión monetaria que se tradujo en una creciente inflación de precios de prácticamente toda clase de activos.

Con la pandemia causada por el virus chino, Covid-19, el problema de inflación de activos y pérdida de valor del dólar estadounidense se acrecentó porque el ritmo de expansión monetaria se aceleró. El rompimiento de las cadenas globales de valor, la invasión de Rusia a Ucrania, las excesivas ayudas gubernamentales que recibieron los estadounidenses durante la pandemia, entre otros, provocó que la inflación de precios de los activos se trasladara a inflación de precios de bienes al consumidor. La reacción del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos, con los incrementos en su tasa de interés de fondos federales hasta el nivel actual de 5.25% provocó que estallara la “burbuja del todo”.

Naciones como México, con tasas de interés del 11.25%, se han beneficiado de la coyuntura en el sentido de que han recibido más dólares de los que salen, por lo que el tipo de cambio se ha fortalecido hasta los 16.75 pesos por dólar, pero en detrimento de la planta productiva nacional, como mencioné en los primeros párrafos de esta entrega.

Con este amplio relato, debería quedar claro que los precedentes históricos son suficientemente aleccionadores, pero los peligros actuales son aún mayores, aumentados exponencialmente por la escala y la complejidad de los vínculos financieros en todo el mundo. Como lo he señalado en otras entregas, no debemos dejar de ver lo que sucede con la nueva moneda BRICS, respaldada en oro que se avecina, por lo que las cosas podrían calentarse. Finalmente, no creo que “la suerte” del peso mexicano vaya a dura mucho más de unos nueve meses más. El ambiente político en México y en Estados Unidos se van a deteriorar en perjuicio de nuestro país, y eso afectará la confianza y eventualmente el tipo de cambio.

Alejandro Gómez Tamez

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

La muerte causada por la utopía comunista

En este convulsionado momento de la historia, en el que existe el riesgo permanente de que la China comunista invada a Taiwán a un costo incalculable para el mundo, en el que Rusia invadió Ucrania por las locuras de su presidente que sueña con regresar a los años de gloria de la Unión Soviética, en el que Corea del Norte sigue haciendo pruebas con misiles que pueden llevar ojivas nucleares fácilmente a Japón y posiblemente hasta Alaska, en el que China pretende construir una base de espionaje civil y militar en Cuba, en el que el narco gobierno de Nicolas Maduro sigue afianzado en Venezuela, en el que el pueblo cubano sigue en la miseria y en opresión, creo que es pertinente recordar de qué se trata la basura comunista y toda la muerte que genera. En México sigue habiendo gente que cree en la utopía comunista y que quiere que ese sistema de odio se enraíce en nuestro país. Me imagino que muchos de ellos son personas que quieren destruir las libertades para implementar un sistema que a ellos en lo individual les garantice la riqueza a costa de empobrecer a todos los demás. Es por ello que se dice que el peor error de un comunista es estar fuera del gobierno.

El 22 de diciembre de 2019 publiqué en mi blog de economex.blog un artículo editorial titulado En contra de quienes quieren la basura Marxista en México”, y en él hago una relatoría de los enormes costos sociales y económicos que el comunismo ha causado en todas aquellas naciones en las que se ha pretendido implementar. Menciono sus incongruencias, la falta de incentivos económicos, y cómo sus líderes políticos se convierten en tiranos que abusan del pueblo que los llevó al poder, entre otras tantas características nefastas de dicho sistema económico.  

El profesor de la Universidad George Mason, Bryan Caplan en su artículo sobre el comunismo para la Concise Encyclopedia of Economics, señala que “comunismo” y “socialismo” eran básicamente sinónimos hasta la revolución bolchevique en Rusia. Después de eso, el “comunismo” se asoció más estrechamente con la filosofía revolucionaria de Vladimir Lenin. Los dos términos se pueden usar indistintamente y básicamente significan “una economía centralmente planificada en la que el gobierno controla los medios de producción”. En el Manifiesto Comunista, Karl Marx y Friedrich Engels escriben que “la teoría de los comunistas se puede resumir en una sola oración: abolición de la propiedad privada”.  

Partiendo de lo anterior y como ya lo señalé, en esta entrega quiero profundizar la crítica al comunismo, pero ahora abordando con mayor detalle los enormes costos humanos impuestos a través de los genocidios comunistas que se dieron a lo largo del Siglo XX y que le quitaron la vida a más de 100 millones de personas.

En el libro “Genocide: A world history” de Norman M. Naimark, en el capítulo dedicado a los “Genocidios comunistas” se menciona que la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Genocidio de 1948, el documento legal fundacional que define el genocidio, limitó las categorías de sus víctimas a grupos nacionales, étnicos, religiosos o raciales. Los intentos de incluir grupos sociales y políticos en la convención fracasaron en gran parte debido a la oposición de la delegación Soviética ante las Naciones Unidas, que temía que su represión de grupos sociales y políticos en el país pudiera considerarse genocida. Desde entonces, ha sido difícil pensar en el genocidio como un crimen contra un grupo social o político o, en su caso, de otros grupos identificables de connacionales como, por ejemplo, homosexuales o discapacitados en el caso de los nazis.

Sólo un ignorante retrograda puede negar que el comunismo, el marxismo-leninismo y sus variantes, significa en la práctica terrorismo sangriento, purgas mortales, gulags letales y trabajos forzados, deportaciones fatales, hambrunas provocadas por el hombre, ejecuciones extrajudiciales y juicios espectáculo, y genocidio. También es ampliamente conocido que, como resultado, millones de personas inocentes han sido asesinadas a sangre fría con el pretexto de esta ideología.

Es una cuestión de suma importancia a la luz del angustioso hábito de nuestra especie de matarse unos a otros. Las muertes generadas es uno de los puntos en los que el fracaso del comunismo es  más visible. Diversos libros dan cuenta de que los experimentos con el comunismo tienen una preocupante tendencia a convertirse en asesinatos en masa. Como explica Kristian Niemietz en su excelente libro “Socialismo: la idea fallida que nunca muere”, los intelectuales tienen una relación de tres etapas con el socialismo. Surge un régimen socialista y tal vez tenga algunos éxitos. Durante esta fase de luna de miel, los defensores del socialismo señalan que los detractores están equivocados y que esta vez es diferente. La luna de miel pasa a ser un período de “excusas y cosas por el estilo” en el que los defensores del régimen intentan explicar los crecientes problemas en el paraíso de los trabajadores. Durante esta fase, podríamos aprender que las causas del fracaso económico son el mal clima o algo así como el sabotaje deliberado de la CIA, y no las torpezas de la planificación central.  Finalmente, una vez que las fallas del experimento se vuelven demasiado obvias para ignorarlas o explicarlas, ingresamos a la tercera etapa, la etapa del “socialismo no real”. ¿La Unión Soviética? No es socialismo real. ¿China bajo Mao? No es socialismo real. ¿Venezuela? No es socialismo real. Etcétera. Y es por ello que al paso del tiempo llega un nuevo líder en alguna otra para del mundo diciendo que ahora si funcionará porque ahora si lo van a implementar bien.

Entre las teorías de porque los regímenes comunistas se mueven tan rápidamente hacia la opresión y el asesinato en masa, Bryan Caplan nos dice que el comunismo “nació en la maldad” en el sentido de que “los primeros socialistas eran de hecho ‘idealistas'” pero “su ideal era el totalitarismo”. En un nivel fundamental, las revoluciones comunistas no se han tratado simplemente de producir cosas de manera más eficiente o de garantizar que la producción se comparta equitativamente. Los experimentos comunistas han sido esfuerzos para rediseñar fundamentalmente a la humanidad. Han sido proyectos de transformación social, y su brutalidad a veces ha sido excusada como una desafortunada necesidad histórica. El historiador Eric Hobsbawm, por ejemplo, estuvo de acuerdo, sin dudarlo, en que millones de muertos serían un precio aceptable a pagar por una sociedad comunista. Después de todo, Lenin dijo célebremente “no se puede hacer un omelette sin romper los huevos”.

Comunismo: la principal causa ideológica de muerte en el siglo XX

En un artículo del autor taiwanés, Jim Liao, se menciona que de todas las plagas que han asolado a la humanidad, desde la Peste Negra hasta el cáncer, una de las más mortíferas ha sido una idea virulenta que se ha cobrado millones de almas. Y como no va a ser así si el comunismo niega la existencia de un alma, y sus adherentes normalmente castigan a aquellos que digan lo contrario. La creación brutal de Karl Marx, el Manifiesto Comunista, prometía una utopía en la Tierra. Todo lo que había que hacer era derrocar a la sociedad y deshacerse de la clase dominante mediante una revolución violenta. El camino al paraíso era rojo, construido sobre un nuevo orden social construido mediante la destrucción de creencias tradicionales, estructuras sociales, propiedad y gobierno.

El terrible Holocausto de Adolf Hitler es un horror más conocido para la mayoría, pero los sombríos recuentos de muertes causadas por las revoluciones comunistas en Rusia y China superan con creces sus esfuerzos genocidas. Mientras Hitler apuntaba principalmente en contra del pueblo judío, los comunistas apuntaban a todas las religiones y clases enteras de la sociedad.

Algunos marxistas laicos han descrito como aberraciones a las oleadas de asesinatos que siguieron a las revoluciones comunistas. De hecho, estas muertes son resultados sistemáticos de las revoluciones comunistas, son soluciones prescritas a las desigualdades del capitalismo y creencias y prácticas arraigadas. Por esta razón, las revoluciones comunistas han sido acompañadas por matanzas sin precedentes.

Según El libro Negro del Comunismo de Stéphane Courtois, el comunismo es responsable de 100 millones de muertes, un número total que supera con creces al nazismo, que dejó 16.3 millones de asesinados, y eclipsa las cifras de muertes por cáncer de pulmón, diabetes y homicidios del siglo XX. Al llevar a cabo la implementación de esta ideología, los regímenes políticos del siglo XX encabezados por dictadores como Mao Zedong, Joseph Stalin y Pol Pot, entre otros, fueron responsables de una rápida destrucción de vidas humanas como nunca se había visto en la historia.

Según la mayoría de las estimaciones, el más asesino de varios dictadores del siglo XX fue Mao Zedong de China. El número estimado de muertos de Mao oscila entre 60 y 80 millones, lo que supera las vidas cobradas por la Primera Guerra Mundial (37 millones) y posiblemente la Segunda Guerra Mundial (66 millones). La composición de estos más de 60 millones de muertes en China incluye, pero no se limita a: guerras civiles, terratenientes que fueron asesinados bajo la política de reforma agraria comunista y guardias rojos durante la Revolución Cultural que torturaron y mataron a supuestos “enemigos de clase”.

Courtois ubica el número total de muertes del dictador ruso Joseph Stalin en 20 millones, aunque este número fluctúa de 10 a 60 millones dependiendo de la fuente. Stalin, el infame autor de la cita “la muerte de una persona es una tragedia, un millón de muertes es una estadística”, arrojó a los campos de concentración y persiguió a millones de ciudadanos “desleales”. También ejecutó a intelectuales y figuras políticas consideradas como amenaza a su poder para establecerse como la única autoridad de Rusia. Incluso pudo hacer “desaparecer” a estas personas eliminando sus fotos y registros de la historia. Con 20 millones, el total de muertes de Stalin supera los recuentos de todas las muertes causadas por cáncer de páncreas (17 millones), VIH/SIDA (12.5 millones) y epilepsia (10 millones) del siglo XX.

Una de las formas más comunes en que los comunistas matan y quebrantan para siempre la voluntad de los ciudadanos en sus “repúblicas populares” ha sido el hambre.

“El Gran Salto Adelante” de Mao se presentó como una forma de modernizar la economía de China. Sacó comunidades de trabajadores de las granjas y los obligó a fundir metales como el hierro y el acero en hornos de traspatio. Esta eliminación de la mano de obra dedicada a la producción de alimentos finalmente resultó en la gran hambruna de China, que según los expertos se cobró entre 30 y 40 millones de vidas.

En Ucrania, la colectivización y la industrialización soviética provocaron el Holomodor, una hambruna que causó entre 2.5 y 7.5 millones de muertos.

Aquellos que han escapado de Corea del Norte a menudo les dicen a los gobiernos que envíen ayuda alimentaria allí y que si realmente quieren ayudar a aliviar la hambruna perpetua allí, sería mejor enviar alimento para animales, ya que es más probable que llegue a quienes realmente lo necesitan.

Si bien Rusia y China encabezan el recuento de muertes, las cifras en otros países comunistas son igualmente trágicas.

En Camboya, Pol Pot, quien anteriormente fue miembro del Partido Comunista Francés, intentó crear su versión de una sociedad comunista utópica al llevar a millones de personas de las ciudades a las áreas rurales para realizar trabajos manuales. Esta fue una práctica común después de las revoluciones comunistas también en otros países, al igual que su asesinato de miembros educados de la sociedad, como abogados, médicos y filósofos, a quienes llamó “la raíz de todo el mal capitalista”.

Durante su reinado de 1975 a 1979, murieron entre 1.5 y 2 millones de una población total de 7 millones de camboyanos, ya sea por matanza directa o por hambruna debido a la intensa mano de obra y la escasez de alimentos en los campos.

Otros dos millones fueron asesinados por comunistas en Corea del Norte y Etiopía.

¿Cómo podemos entender todos estos asesinatos por parte de los comunistas? De acuerdo con R.J. Rummel, es el matrimonio de una ideología absolutista con el poder absoluto. Los comunistas creían que sabían la verdad, absolutamente. Creían que sabían a través del marxismo lo que traería el mayor bienestar y felicidad humana. Y creían que el poder, la dictadura del proletariado, debe usarse para derribar el viejo orden feudal o capitalista y reconstruir la sociedad y la cultura para realizar esta utopía. Nada debe interponerse en el camino de su logro. El gobierno, el Partido Comunista, estaba por lo tanto por encima de cualquier ley. Todas las instituciones, normas culturales, tradiciones y sentimientos eran prescindibles. Y la gente era como madera y ladrillos, para ser usados en la construcción del nuevo mundo.

Para los comunistas, la construcción de esta utopía es vista como una guerra contra la pobreza, la explotación, el imperialismo y la desigualdad. Y por el bien mayor, como en una guerra real, se mata gente. Y así esta guerra por la utopía comunista tuvo sus necesarias bajas enemigas: el clero, burguesía, capitalistas, saboteadores, contrarrevolucionarios, derechistas, tiranos, ricos, terratenientes y no combatientes que lamentablemente quedaron atrapados en la batalla.

Para concluir solo hay que recordar que mientras gobernaban bajo el pretexto de la libertad y la prosperidad para todos, los regímenes comunistas, han causado miseria y destrucción en todas las naciones en las que han reinado. A través de regímenes en Europa, Asia y África, el comunismo se ha cobrado un total de 100 millones de vidas en 100 años, lo que lo convierte en un asesino ideológico sin precedentes. El comunismo ha sido el mayor experimento de ingeniería social que jamás hayamos visto. Fracasó por completo con un enorme costo en vidas para millones de hombres, mujeres y niños. Sin embargo, hay una lección más grande que aprender de este horrendo sacrificio a una ideología, y esa es que a NADIE se le puede confiar todo el poder. Cuanto más poder tiene el tirano o dictador para imponer las creencias de una élite ideológica o religiosa o imponer sus caprichos, más probable es que se sacrifiquen vidas humanas. Esta es solo una razón, pero quizás la más importante, para fomentar la democracia liberal.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

El tipo de cambio y los problemas para la industria nacional

México atraviesa un momento complicado por la fortaleza del peso frente al dólar. Son varios los sectores productivos y componentes de la demanda agregada que comienzan a resentir los costos de un dólar barato. Históricamente la evolución del tipo de cambio era uno de los indicadores del éxito o fracaso económico de una administración federal y el éxito de un presidente se media en términos de unas cuantas variables, entre ellas el qué tanto se había depreciado el peso durante un sexenio. Es por ello que ahora los simpatizantes de López Obrador presumen el tener un dólar en niveles cercanos a los 17 pesos y lo atribuyen al “buen” trabajo del Gobierno de México; pero no quieren darse cuenta de los problemas que se están ocasionando.

Son muchos los factores que provocan que el tipo de cambio se encuentre coyunturalmente en nivel de 17.14 pesos por dólar, y la mayoría no tienen que ver con lo que hace el gobierno federal. No los abordaré en esta entrega, ya que han sido ampliamente explicados por parte de otros analistas, pero ante todo lo que se comenta respecto al tipo de cambio, en esta entrega si quiero analizar otros puntos relacionados con el tema cambiario y vamos a comenzar con la cuestión de la inflación:

El pasado 7 de julio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que en junio la inflación general de precios al consumidor disminuyó a 5.06%, el nivel más bajo desde marzo de 2021. Esta es una buena noticia porque implica que la inflación en México ya sólo está 1.06 puntos porcentuales arriba del límite máximo de la meta inflacionaria del Banco de México de una inflación de 3% con un margen de variabilidad de más/menos 1 punto porcentual.

Es verdad que la cifra de inflación de junio debe tomarse con cautela ya que el número agregado esconde varios detalles. Por un lado, vemos que el componente de inflación subyacente sigue muy alto y fue de 6.89%, lo que es producto de una inflación anual de 8.26% en las mercancías y de 5.25% en los servicios. Dentro de las mercancías, destaca que el alza de precios en alimentos, bebidas y tabaco fue de 10.49%, es decir, todavía aumenta a tasa de doble dígito. Por otra parte, el componente de inflación no subyacente registró una deflación de -0.36%, lo que es producto de alza anual de precios de 2.89% en los productos agropecuarios, una caída en los precios de energéticos de -6.95% y un alza en las tarifas autorizadas por el gobierno de 6.26%.

Los datos muestran que buena parte del freno inflacionario se debe a que a nivel mundial han bajado las presiones en los precios de los productos agropecuarios y porque el gobierno federal ha hecho una labor para contener los precios de los energéticos. Subsiste un problema inflacionario con las mercancías y en especial con los alimentos procesados.

Lo que sucede con la inflación es muy importante porque más allá de incidir directamente en el poder adquisitivo real de las personas, determinará el rumbo de la política monetaria en México, lo que a su vez incide directamente en el tipo de cambio. En la medida en que la inflación es menor, aumenta la flexibilidad que puede asumir el banco central para comenzar con el ciclo de disminuciones en su tasa de interés objetivo.  Pero con la inflación subyacente todavía tan elevada, es prácticamente imposible que el Banco de México considere que su lucha contra la inflación ha concluido con éxito.

¿Qué tan probable es que la inflación general de precios al consumidor siga disminuyendo? De acuerdo con los analistas que participaron en la Encuesta Citibanamex de Expectativas más reciente, esperan que la inflación anual este año sea de 4.91%, cifra por debajo del 4.79% esperado hace dos semanas. El rango de pronósticos para la inflación en 2023 va desde un 4.20% hasta el 5.65%. Sin embargo, bajo el escenario base vemos que la expectativa es que la inflación general seguirá disminuyendo en los siguientes seis meses, aunque no se alcanzará todavía la meta del banco central.

¿Hay riesgos de que se complique la lucha contra la inflación? Desde luego que los hay. De hecho los analistas de Moody’s Local han advertido que la economía mexicana está creciendo por encima de su potencial, con un exceso de demanda interna impulsada por las transferencias gubernamentales (ayudas sociales) y las remesas, lo cual podría obstaculizar el que la inflación se reduzca al objetivo de 3 por ciento a finales del 2024.

En este sentido, podemos mencionar que Moody´s tiene razón (parcialmente) ya que, de acuerdo con cifras de INEGI, el Indicador de Consumo Privado en el Mercado Interior creció un sólido 6.5% en términos reales en 2022 y en el acumulado de los primeros cuatro meses de 2023 presenta un incremento real anual de 4.2%.

Sin embargo, como puede verse en la tabla, el gran problema de este consumo es que favorece más a las importaciones que a los productos hechos en México. El consumo nacional creció 5.6% en 2022, mientras que el de bienes importados subió 13.5%. En el acumulado de los primeros cuatro meses de 2022, vemos que el consumo nacional creció 3.1% real, mientras que el de bienes importados aumentó 12.0%.  Esto implica que el fuerte consumo en México efectivamente puede ser una fuente de presión inflacionaria, pero no lo es tanto cuando nos damos cuenta de que se privilegian los bienes importados.

Y ahora, volviendo al tema del tipo de cambio, pues es obvio que con un dólar tan barato la situación de crecimiento de importaciones empeorará y veremos como de consumo de bienes importados consolida mayores tasas de crecimiento, mientras que el consumo de bienes y servicios nacionales se deteriora en perjuicio de la producción empleo nacionales.

En este sentido, reitero que a pesar de que la inflación subyacente sigue elevada, ya somos varios los que hemos externado que la fortaleza del peso mexicano frente al dólar comienza a causar diversos daños a la economía real del país, y que dado lo anterior, el Banco de México debería analizar la posibilidad de recortar marginalmente su tasa de interés objetivo desde el nivel actual de 11.25% a 11.00%. No creo que por un cuarto de punto porcentual se eche a perder el esfuerzo por controlar la inflación, pero creo que si sería un factor que le restaría fortaleza al peso en favor de la planta productiva nacional.

Se ha comentado sobradamente que un peso tan fuerte, en niveles cercanos a 17 pesos por dólar, genera los siguientes problemas:

1. Encarecimiento del precio de nuestras exportaciones en dólares, lo que las vuelve menos competitivas, desacelera su crecimiento y genera menores ganancias a empresas exportadoras.

2. Abaratamiento de las importaciones, lo que desplaza a productores nacionales. Aunque cabe señalar que esto no necesariamente se traduce en precios más bajos para los consumidores finales. Es práctica común que con un dólar barato los importadores simplemente compran el producto extranjero a menor precio en pesos, pero lo siguen vendiendo al mismo precio final en el mercado nacional, con lo que aumentan su margen de utilidad. Otra práctica común es que la empresa que tiene proveeduría nacional y extranjera, simplemente utiliza el argumento de un tipo de cambio más bajo para hacer que sus proveedores nacionales le bajen los precios con la amenaza de que les dejará de comprar. Pero esto tampoco se traduce en precios más bajos para los consumidores.

3. Un aumento en el costo de vacacionar en México para los turistas extranjeros, lo que se traduce en un menor crecimiento del turismo internacional, o de plano una caída en el número de visitantes.  Un dólar barato también provoca que cierto turismo nacional decida mejor vacacionar en el extranjero.

4. Las familias que reciben remesas reciben menos pesos por los dólares que les mandan del extranjero. Esto sin duda incide negativamente en la capacidad de consumo de varias familias, muchas de ellas de bajos ingresos.

5. La inversión extranjera directa que llega a México se hace más cara para el inversionista internacional.  Imagine que construir una planta industrial cuesta 1,000 millones de pesos, pues al tipo de cambio de 20 pesos por dólar, pues es una planta de 50 millones de dólares, pero al tipo de cambio de 17 pesos por dólar, ya se hizo una planta de casi 59 millones de dólares.

El argumento que el Banco de México ha dado desde que tenemos el régimen de tipo de cambio de “libre flotación” es que ellos no intervienen en la paridad y que la que vemos es la que se determina libremente por las fuerzas de la oferta y la demanda. Esto no es más que un intento de engaño, ya que sabemos bien que no existe tal cosa como “libre flotación” y que en el mejor de los casos deberíamos llamarla “flotación sucia” ya que el nivel de tipo de cambio depende de manera importante del diferencial de tasas de interés con respecto a Estados Unidos.

Al escribir estas líneas un Cete a 28 días paga una tasa anual de 11.30%, mientras que un bono del Tesoro de Estados Unidos paga 5.32%. Es evidente que un diferencial de prácticamente 6 puntos porcentuales en la tasa de interés entre ambas naciones genera un gran incentivo para que sigan llegando más dólares a nuestro país.

En ese sentido y dado el enorme diferencial de tasas de interés, insisto en que el Banco de México debería analizar la conveniencia de reducir marginalmente su tasa de interés objetivo, aunque sé que eso no sucederá por dos razones principales:

1. El tipo de cambio barato, si bien no baja los precios en muchas industrias, si disminuye las presiones para que los precios sigan aumentando, y por eso la inflación ya está en 5.06%.

2.  A diferencia de otros bancos centrales que tienen un doble o triple mandato, en el caso de México su mandato se basa únicamente en preservar el poder adquisitivo de la moneda. Es decir, en México el banco central no está obligado a impulsar el crecimiento económico y del empleo, por lo que todos los impactos negativos en la planta productiva los tienen sin cuidado.

A manera de conclusión podemos decir que la planta productiva nacional seguirá enfrentando los problemas causados por un dólar tan barato, pero la buena noticia es que dólar no se mantendrá en el nivel actual para siempre. La expectativa es que el dólar comenzará a subir de precio conforme avanza el año por dos factores principales: a. Las campañas presidenciales en México y Estados Unidos meterán ruido en la relación y podemos esperar que los candidatos estadounidenses dirán cosas malas con relación a nuestro país (como sucedió con Donald Trump hace ocho años) y b. Eventualmente el Banco de México comenzará con el ciclo de disminución de tasas de interés. Dado lo anterior, las empresas deben ajustarse y encontrar maneras para compensar sus pérdidas cambiarias, no será sencillo, pero no es probable que en el corto plazo regresemos a un dólar de 19 pesos, pero para el mediano y largo plazos, sin duda.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Sólo el crecimiento económico erradicará la pobreza

Ahora que ha comenzado anticipadamente el proceso electoral del 2024, con independencia de si es legal o no, comienzan a realizarse toda clase de propuestas por parte de precandidatos, y no sólo por parte del partido Morena, sino de todos aquellos que aspiran a la silla presidencial. En este sentido, me parece que uno de los temas fundamentales a analizar debe ser el del crecimiento económico que se traduzca en mejora de los niveles de vida de la población y erradicación de la pobreza. Las promesas de campaña no deben versar en si los apoyos sociales se van a mantener o incrementar sino en lo que se va a hacer para que México crezca de manera sostenida.

Hay un gran rezago en materia de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). En el comparativo del primer trimestre de 2018 al mismo trimestre de 2023, vemos que el PIB de México sólo aumentó 2.2%, lo que equivale a una tasa de crecimiento promedio de 0.44% anual. Hay quien se pone contento porque ya recuperamos el nivel de PIB que teníamos antes de la pandemia, pero si comparamos el PIB actual con el que tendríamos si hubiéramos crecido a una tasa anual de 2% desde que inició la actual administración federal, pues la realidad es que estamos en un nivel 7.41% por debajo de donde deberíamos estar.

La falta de crecimiento económico se ha traducido en un fracaso gubernamental en materia de lucha contra la pobreza, lo que se evidencia con los indicadores más recientes publicador por parte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Entre 2018 y 2020 las personas en condición de “pobreza” aumentaron en 3.8 millones y en ese mismo lapso 2.1 millones de mexicanos pasaron de “pobreza” a “pobreza extrema”, a pesar de los programas sociales. La cantidad de mexicanos pobres pasó de 51.9 millones a 55.7 millones entre 2018 y 2020 (pasó del 41.9% al 43.9% del total de la población). La población en situación de pobreza extrema fue la más afectada, al pasar de 7% (8.7 millones de personas) en 2018 a 8.5% (10.8 millones de personas) en 2020.

¿Qué hacer para abatir la pobreza? Repito, no se trata solamente de regalarle dinero a los más necesitados. Necesitamos aumentar el tamaño de nuestra economía para abatir los rezagos y en este sentido, quiero abordar lo mencionado en un artículo del historiador y sociólogo, Rainer Zitelmann, publicado el pasado 15 de junio en el diario Wall Street Journal y titulado “La solución a la pobreza por parte de Adam Smith”.

El autor comienza señalando que la última voluntad y testamento de Adam Smith dejó a su sobrino David Douglas sintiéndose decepcionado. Recibió mucho menos de lo que esperaba, y el testamento confirmó lo que los amigos de Smith habían sospechado durante mucho tiempo: el economista escocés, que siempre obtuvo un ingreso superior al del promedio de la época, había donado casi toda su fortuna a los pobres en secreto.

Adam Smith (1723 – 1790)

Smith, quien fue bautizado el 16 de junio de 1723 (se desconoce su fecha de nacimiento), es mejor conocido como el padre del capitalismo. Sin embargo, no estaba libre del resentimiento intelectual hacia los ricos. En sus dos obras principales, “La teoría de los sentimientos morales” (1759) e “Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” (1776), es difícil encontrar un pasaje en el que hable positivamente de los ricos y poderosos. Los comerciantes y los terratenientes son descritos casi exclusivamente como personas que quieren hacer valer sus intereses egoístas y crear monopolios. Es más fácil encontrar elogios más claros para los capitalistas en “El Manifiesto Comunista” que en las obras de Smith.

Muchos pasajes de las obras de Smith muestran simpatía por la condición de los “pobres”, por lo que no solo se refería a los que vivían en la pobreza, sino también a los “no ricos”, la mayoría de la población, que debe intercambiar su trabajo por salarios para ganarse la vida.  La “simpatía” —hoy la llamaríamos empatía— fue el pilar central de la filosofía moral de Smith. Y la simpatía de Smith estaba, sobre todo, por los trabajadores pobres.

Un famoso pasaje de “La Riqueza de las Naciones” menciona: “Ninguna sociedad puede florecer y ser feliz, si la gran mayoría de sus miembros son pobres y miserables. Es justo, además, que los que alimentan, visten y alojan a todo el cuerpo del pueblo, deben tener una parte tal del producto de su propio trabajo como para estar tolerablemente bien alimentados, vestidos y alojados.”

Pobreza en Inglaterra en el S. XVIII

Hoy en día, estas palabras a veces se malinterpretan para afirmar que Smith abogó por la redistribución de la riqueza dirigida por el gobierno. Esa no era su intención, y ciertamente no estaba llamando a la revolución social. La pobreza, según Smith, no estaba predeterminada y, sobre todo, no confiaba en el gobierno. Señala que sólo el crecimiento económico puede elevar los niveles de vida. El crecimiento económico continuo es la única forma de aumentar los salarios, y una economía estancada conduce a la caída de los salarios. En otra parte escribe que las hambrunas son el resultado de los controles de precios del gobierno.

Mientras que Karl Marx afirmó casi un siglo después que el capitalismo conduciría a un empobrecimiento creciente de los trabajadores, Smith predijo que el crecimiento económico conduciría a un aumento en el nivel de vida.

Hay que entender que cuando se publicó “La riqueza de las naciones”, el capitalismo estaba en su infancia. En ese momento, el 90% de la población mundial vivía en la pobreza extrema. Y la pobreza significaba algo diferente en ese entonces: se estima que alrededor del 20% de los habitantes de Inglaterra y Francia no podían trabajar en absoluto debido a la desnutrición. A lo sumo tenían energía suficiente para unas pocas horas de caminata lenta al día, lo que condenaba a la mayoría a una vida de mendicidad.

Pobreza en Inglaterra en el S. XVIII

Smith tenía razón sobre los efectos del crecimiento económico, como lo han confirmado las últimas décadas. En los últimos años, la disminución de la pobreza se ha acelerado a un ritmo sin precedentes en ningún período anterior de la historia humana. En 1981, la tasa de pobreza absoluta, que el Banco Mundial define actualmente como vivir con menos de 1.90 dólares al día, era del 42.7%. Para el año 2000 había caído al 27.8% y hoy es menos del 9%.

Smith predijo que solo una expansión de los mercados podría conducir a una mayor prosperidad. Esto es precisamente lo que ha sucedido desde la caída de las economías planificadas socialistas. En China, la introducción de la propiedad privada y las reformas del mercado redujeron la proporción de personas que vivían en la pobreza extrema del 88% en 1981 a menos del 1% en la actualidad. El economista de libre mercado Zhang Weiying de la Universidad de Pekín dice: “El rápido desarrollo económico de China en las últimas cuatro décadas es una victoria del concepto de mercado de Adam Smith”. Contrariamente a las interpretaciones prevalecientes en Occidente, el Sr. Zhang dice que el crecimiento económico y la disminución de la pobreza en China no fueron “debido al estado, sino a pesar del estado”, causados ​​por la introducción de la propiedad privada.

El plan de Smith para sacar a la gente de la pobreza no implicaba la abolición de la propiedad privada o la redistribución por parte del estado. Tampoco abogó por una utopía libertaria: creía que los gobiernos jugaban un papel importante. Sin embargo, en 1755, dos décadas antes de que apareciera “La riqueza de las naciones”, advertía en una conferencia: “El hombre es generalmente considerado por estadistas y proyectistas como el material de una especie de mecánica política. Los planificadores perturban la naturaleza en el curso de sus operaciones en los asuntos humanos; y no se requiere más que dejarla sola y darle juego limpio en la búsqueda de sus fines, para que pueda establecer sus propios designios. . . . Todos los gobiernos que frustran este curso natural, que fuerzan las cosas por otro cauce, o que se esfuerzan por detener el progreso de la sociedad en un punto particular, son antinaturales y, para mantenerse a sí mismos, están obligados a ser opresores y tiránicos”. Estas palabras resultaron proféticas.

Adam Smith le mostró al mundo cómo superar la pobreza. No le dejó mucho a su sobrino, pero su gran legado es mostrarle al mundo que solo el crecimiento económico puede sacar a la gente de la pobreza, y que la condición más importante para eso es la libertad económica. La estrategia no deben ser los apoyos sociales, es el crecimiento económico.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

China y la ilegalidad: grandes obstáculos para México

Un creciente problema que padece buena parte de la planta manufacturera mexicana es la inundación de toda clase de bienes originarios de China, desde los bienes intermedios hasta los terminados. Cada vez es más frecuente escuchar de fabricantes mexicanos que son desplazados por algún proveedor chino, que puede ofrecer el producto a un precio más bajo (aunque no siempre con la misma calidad) dado que gozan de un ambiente de negocios que les permite un costo país mucho más bajo que el nuestro.

Cuestiones como los costos de los energéticos, la seguridad pública y jurídica, el acceso al financiamiento con tasas de interés competitivas, regulaciones laborales y ambientales, estímulos fiscales, todos son mucho más competitivos en China. Esto con independencia de los subsidios que el gobierno central chino y sus provincias siguen otorgando. De acuerdo con un nuevo análisis realizado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos con sede en Washington, el gobierno chino dirige cientos de miles de millones de dólares en subsidios a empresas nacionales favorecidas cada año, y lo hace a un ritmo mucho mayor, en relación con el tamaño de su economía, que otros países desarrollados y en desarrollo.

Encontró que los beneficios, en forma de subsidios directos, préstamos por debajo de la tasa de mercado y ventas de tierras, exenciones de impuestos y capital proporcionado por fondos de inversión estatales en 2019 valían al menos $ 248 mil millones y hasta $ 407 mil millones. dependiendo de cómo se contabilicen los tipos de cambio.

Con esto en mente, no debe sorprendernos que en México tenemos un problema crónico en nuestra relación comercial con China, lo que se ilustra con las estadísticas del INEGI plasmadas en la Tabla 1. Éstas muestran que en el año 2000 nuestras exportaciones a China sumaron 204 millones de dólares (mdd), mientras que nuestras importaciones fueron de 2,880 mdd, lo que nos ocasionó un déficit de la balanza comercial de -2,676 mdd. Nuestras exportaciones siguieron creciendo, pero las importaciones lo hicieron a una tasa más rápida y partiendo de una base más elevada, lo que provocó déficits comerciales crecientes. Así llegamos al año 2022, en el cual nuestras exportaciones sumaron apenas 10,917 mdd, mientras que nuestras importaciones desde China explotaron hasta llegar a los 118,696 mdd, lo que nos ocasionó un déficit en la balanza comercial de -107,779 mdd. Esto implica que en 22 años nuestro desequilibrio con China creció en 3,928%.

El desequilibrio comercial entre México y China también resulta evidente a la luz de que en 2022 nuestras exportaciones a la potencia asiática representan apenas el 1.9% de nuestras exportaciones totales, mientras que las importaciones desde China representan el 19.6% del valor total de nuestras importaciones.     

Estas cifras, de por si escandalosas, serían todavía más graves si se considerara el terrible problema del contrabando y subvaluación de mercancías originarias de aquella nación. Es decir, lo aquí plasmado es lo que se registra en los pedimentos aduanales, pero no se registra todo el producto asiático que entra en la forma de contrabando bronco y que no se registra en ningún lado. Además de que existe un fuerte problema de subvaluación, con el fin de defraudar al fisco mexicano. Veamos por ejemplo, el caso de importaciones de tenis deportivos con corte de piel de una marca reconocida con un precio de 90 centavos de dólar por par. Pero así como se da esta situación, también vemos importaciones de trajes sastre con precios de lo que cuestan los botones del mismo, o brasieres a 10 centavos de dólar.

Es evidente pues que el déficit de México con China es mucho más elevado que lo que nos muestran las cifras oficiales y este problema crónico está haciendo estragos en muchos sectores manufactureros de México. No es casualidad que en el comparativo de 2019 a 2022, el índice de volumen físico de actividad industrial de la cadena Cuero-Calzado-Marroquinería se encuentre 16.4% por debajo, que la Fabricación de prendas de vestir haya disminuido -12.2%, que la Fabricación de productos textiles, excepto prendas de vestir esté 8.4% abajo y que la Fabricación de insumos textiles y acabado de textiles haya caído -6.1%.

Otro tema que afecta mucho a la manufactura nacional de bienes terminados es el creciente problema de importaciones desde China vía empresas de mensajería, las cuales por lo general tienen un valor declarado en aduana por debajo del precio real pagado por el importador o consumidor mexicano, además de que pagan una tasa arancelaria por debajo de lo que paga una importación tradicional y no hay límite a la cantidad de paquetes que desde un domicilio mexicano se pueden importar. Entonces, como la tasa máxima que se cobra a las importaciones vía empresas de mensajería es de 20% cuando el paquete tiene un valor de hasta 2,500 dólares, pues no hay problema para el importador en México porque se puede traer 100 paquetes de 2,500 dólares todos los días y pagar el arancel preferente de 20%, en lugar de pagar el arancel NMF que le corresponde a China más el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Con este tema hay todavía mucho por investigar porque estas importaciones entran con una fracción arancelaria genérica por lo que no se sabe a ciencia cierta lo que entra y el daño causado a cada actividad manufacturera en específico.

La Administración Nacional de Aduanas de México (ANAM) no ha atendido estos crecientes problemas y la industria nacional sufre las consecuencias; pero también hay corresponsabilidad de legisladores que no han realizado los cambios a la Ley Aduanera que se requieren para darle a la autoridad mayores elementos para desechar el valor de las mercancías cuando estas están evidentemente subvaluadas. De igual forma, no se ha creado una percepción de riesgo para el importador subvaluador, si eres descubierto en el delito, pagas la multa y lo arreglas. Por ello es importante realizar cambios legales para tipificar la subvaluación de mercancías importadas como defraudación fiscal.  

Hay muchas cosas por hacer en la lucha contra la ilegalidad y para darle fortaleza a la industria manufacturera nacional, pero se requiere voluntad política y acciones para erradicar la corrupción. No se pide proteccionismo, sólo piso parejo para competir y que se respete la legalidad.

China es la mayor amenaza para el desarrollo manufacturero de México. Si bien existen oportunidades de nearshoring en las que Estados Unidos quiere dejar de comprarle a China, lo que ocasiona que se muevan las plantas exportadoras a otros países como México, nuestro creciente déficit comercial con China es un lastre para nuestro desarrollo y debilita a las empresas, imposibilitando a muchas de ellas para poder abastecer el mercado interno. Vean como las ciudades se están llenando de tiendas de productos chinos en perjuicio de la planta manufacturera local.  

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP

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El choque financiero que se avecina

Un tema que preocupa a muchos es lo que pasará con el valor del dólar. Después de que se negoció satisfactoriamente ampliar el techo de la deuda del gobierno de Estados Unidos, ahora vemos el tipo de cambio en torno a los 17.30 pesos por dólar. El peso mexicano se mantiene fuerte por diversas razones como las elevadas tasas de interés que pagamos y la entrada de divisas que genera, las remesas, el carry trade, entre otros. Muchos se preguntan respecto de la evolución futura del tipo de cambio y en mi opinión veremos un peso fuerte, pero se irá debilitando conforme avanzan los procesos electorales presidenciales en México y Estados Unidos, y nuestro país sea severamente cuestionado en el vecino del norte por la fallida estrategia de combate al narcotráfico, por las violaciones reiteradas al TMEC, la falta de seguridad jurídica, entre otros.

Sin embargo, con independencia de esta coyuntura, en una visión de mucho más largo plazo, todo parece indicar que el dólar estadounidense está destinado a debilitarse poco a poco. En esta entrega sigo profundizando en el tema desarrollado en las columnas de hace algunas semanas.  

En un artículo editorial de James Rickards, titulado “El choque que se avecina para el sistema monetario mundial”, publicado el 8 de junio en el sitio web DailyReckoning.com, se menciona que el próximo 22 de agosto, dentro de poco más de dos meses, se dará a conocer el acontecimiento más importante en las finanzas internacionales desde 1971. Implica el lanzamiento de una nueva moneda global que podría debilitar el papel del dólar en el sistema de pagos internacionales y, en última instancia, en unos pocos años, desplazar al dólar estadounidense como principal moneda de reserva.

De acuerdo con el autor, el proceso por el cual esto sucederá no tiene precedentes, y el mundo no está preparado para esta onda expansiva geopolítica. Este shock monetario será puesto en marcha por el bloque de países BRICS, cuyos miembros son: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Esta jugada por el estatus de moneda de reserva global por parte de los BRICS afectará el comercio mundial, la inversión extranjera directa y las carteras de inversionistas de manera dramática e imprevista.

Hasta ahora el acontecimiento más importante en el sistema BRICS ha sido el relacionado a la expansión de su membresía. Esto ha llevado a la adopción informal del nombre BRICS+ para la organización ampliada. Actualmente hay ocho naciones que han solicitado formalmente la membresía y otras 17 que han expresado interés en unirse.

Los ocho solicitantes formales son: Argelia, Argentina, Baréin, Egipto, Indonesia, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos; mientras que los 17 países que han expresado interés son: Afganistán, Bangladesh, Bielorrusia, Kazajstán, México, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Senegal, Sudán, Siria, Tailandia, Túnez, Turquía, Uruguay, Venezuela y Zimbabue.

El bloque BRICS+ es muy poderoso de manera que hay mucho más detrás de esta lista de países, más allá de simplemente querer aumentar el número de asistentes a futuras reuniones:  

  1. Si Arabia Saudita y Rusia son miembros, tiene a dos de los tres productores de energía más grandes del mundo (EE.UU. es el otro miembro de los Tres Grandes de la energía).
  2. Si Rusia, China, Brasil e India son todos miembros, ya tiene a cuatro de los siete países más grandes del mundo medidos por su masa territorial, de manera que posee el 30% de la superficie seca de la Tierra y los recursos naturales relacionados.
  3. Casi el 50% de la producción mundial de trigo y arroz, así como el 15% de las reservas mundiales de oro, se encuentran en los BRICS.
  4. Mientras tanto, China, India, Brasil y Rusia son cuatro de los nueve países con mayor población del planeta, con una población combinada de 3,200 millones de personas o el 40% de la población de la Tierra.
  5. China, India, Brasil, Rusia y Arabia Saudita tienen un PIB combinado de 29 billones de dólares o el 28% del PIB mundial nominal. Si se utiliza la paridad del poder adquisitivo para medir el PIB, entonces la participación de los BRICS supera el 54%.
  6. Rusia y China tienen dos de los tres mayores arsenales nucleares del mundo (el otro líder es Estados Unidos).

De acuerdo con todas las mediciones (población, superficie terrestre, generación de energía, PIB, producción de alimentos y armas nucleares), los BRICS no es solo otro organismo multilateral. Son una alternativa sustancial y creíble a la hegemonía occidental. Los BRICS actuando juntos son un polo de un nuevo mundo multipolar o incluso bipolar.

Cuando se anuncie el lanzamiento de su nueva moneda en agosto de este año, la moneda no caerá en un campo árido. Caerá en una sofisticada red de capital y comunicaciones. Esta red mejorará en gran medida sus posibilidades de éxito.

Los BRICS también están desarrollando un sistema de telecomunicaciones submarino de fibra óptica que conectaría a sus miembros. Se está desarrollando bajo el nombre BRICS Cable. Parte de la motivación de BRICS Cable es impedir el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. sobre el tráfico de mensajes que se transmite a través de las redes de cable existentes.

¿Qué hay detrás de esta búsqueda para deshacerse del dólar? Como lo he mencionado en pasadas entregas, en gran parte, es la respuesta a la militarización del dólar por parte de Estados Unidos mediante el uso de sanciones en contra de países que considera hostiles o contrarios a sus intereses.

Desde varios años, diferentes analistas han advertido sobre el hecho de que funcionarios estadounidenses del Tesoro, el Pentágono y la comunidad de inteligencia han abusado de las sanciones en dólares y que esto eventualmente llevaría a los adversarios de Estados Unidos a abandonar el dólar para evitar el impacto de las sanciones.

Tal abandono del dólar como moneda de reserva global, conduciría a una potencia diluida de la efectividad de las sanciones, costos imprevistos impuestos a los EE.UU. y, finalmente, al colapso de la confianza en el dólar mismo. Estas advertencias fueron ignoradas en su mayoría.

Ahora hemos llegado a la primera y segunda etapa de este pronóstico y estamos peligrosamente cerca de la tercera.

Durante años, Estados Unidos ha usado sanciones para castigar a naciones como Irán. Pero las sanciones que EE.UU. y sus aliados impusieron a Rusia después de que invadió Ucrania el año pasado fueron mucho más allá del tipo de sanciones anteriormente impuestas y no tenían precedentes.

Muchas otras naciones comenzaron a darse cuenta de que podrían ser las siguientes en ser sancionadas si se enfrentaban a los EE.UU. en ciertos temas. Y ese miedo ha acelerado, en gran medida, el impulso para tomar la decisión de salirse del sistema del dólar por completo.

El deseo de abandonar el dólar no se limita a objetivos actuales como Rusia, sino que son compartidos por naciones como China, Irán, Turquía, Arabia Saudita, Argentina y muchos otros.

De esta manera, los BRICS+ representan un esfuerzo realista para desdolarizar los pagos globales y eventualmente las reservas globales.

Durante años, analistas como James Rickards han argumentado que el dólar seguiría siendo la moneda de reserva líder en el mundo por más tiempo de lo que la mayoría de la gente piensa. Pero Rickards también nos muestra cómo es que una nueva moneda de los BRICS+ podría acelerar en gran medida la desaparición del dólar como la principal moneda de reserva del mundo. ¿Cómo podría esto suceder más rápido de lo que inicialmente se pensaba? Siga leyendo. 

El choque que se avecina para el sistema monetario mundial

El deseo global de alejarse del dólar como medio de intercambio para el comercio internacional de bienes y servicios no es nuevo. La diferencia hoy es que ha pasado de ser un tema de discusión y futurismo a ser una realidad inminente, y esto pasó en un período de tiempo notablemente corto. Veamos algunos ejemplos:

  1. Dubai y China concluyeron recientemente un acuerdo por el cual Dubai aceptará el yuan chino como pago por las exportaciones de petróleo de Dubai. A su vez, Dubai puede usar el yuan para comprar semiconductores o productos manufacturados de China.
  2. Arabia Saudita y China han estado discutiendo acuerdos similares de petróleo por yuan, pero aún no se ha implementado nada definitivo. Estas discusiones se complican por el antiguo acuerdo de petrodólares de Arabia Saudita con los EE.UU. Aún así, se espera algún progreso en este sentido.
  3. China y Brasil han llegado recientemente a un acuerdo monetario bilateral de amplia base en el que cada país acepta la moneda del otro en el comercio. Mientras tanto, existe una relación estratégica creciente entre China y Rusia a medida que las dos superpotencias se enfrentan conjuntamente a Estados Unidos. En la relación comercial entre las dos naciones, Rusia puede pagar en rublos los productos manufacturados chinos y otras exportaciones, mientras que China paga en yuanes la energía rusa, los metales estratégicos y los sistemas de armas.

Sin embargo, todos estos arreglos pronto pueden ser reemplazados por una nueva moneda BRICS+, que se anunciará en Durban, Sudáfrica, en la Conferencia anual de la Cumbre de Líderes BRICS del 22 al 24 de agosto.

En principio, se ha mencionado que la moneda estará vinculada a una canasta de productos básicos para su uso en el comercio entre los miembros. Inicialmente, la canasta de productos básicos BRICS+ incluiría petróleo, trigo, cobre y otros bienes esenciales comercializados a nivel mundial en cantidades específicas.

Con toda probabilidad, la nueva moneda BRICS+ no estaría disponible en forma de billetes de papel para su uso en las transacciones diarias. Sería una moneda digital soportada por una nueva institución financiera de BRICS+, con tráfico de mensajes encriptados para registrar los pagos vencidos o adeudados por las partes participantes.

La información más reciente de los grupos de trabajo de los BRICS es que esta metodología de valoración de canastas está encontrando los mismos problemas que el economista John Maynard Keynes encontró en las reuniones de Bretton Woods en 1944.

Keynes sugirió inicialmente un enfoque de canasta de productos básicos para una moneda mundial que llamó bancor. La dificultad es que las materias primas globales incluidas en cualquier canasta no son totalmente fungibles (por ejemplo, hay más de 70 grados de crudo que se distinguen por su viscosidad y contenido de azufre, entre otros atributos).

Al final, Keynes vio que una canasta de productos básicos no es necesaria y que un solo producto básico, el oro, serviría mejor al propósito de anclar una moneda por razones de conveniencia y uniformidad.

Partiendo de la impracticabilidad de las canastas de productos básicos como depósitos uniformes de valor, parece probable que la nueva moneda BRICS+ más bien vaya a estar vinculada a las reservas de oro de sus países miembros.

Esto juega a favor de los miembros fuertes de los BRICS: Rusia y China, que son los dos mayores productores de oro del mundo y ocupan el sexto y séptimo lugar, respectivamente, entre las 100 naciones con más reservas de oro.

James Rickards menciona que es importante precisar que este tipo de acontecimientos se difunden con frecuencia como el “fin del dólar como moneda de reserva”. Pero dichos comentarios lo que hacen es revelar una falta de comprensión de cómo funcionan realmente los sistemas monetarios y monetarios internacionales.

El error clave en casi todos estos análisis es no distinguir entre los roles respectivos de una moneda de pago y una moneda de reserva. Las monedas de pago se utilizan en el comercio de bienes y servicios. Las naciones pueden comerciar en cualquier moneda de pago que deseen, no tiene que ser dólares.

Por su parte, las monedas de reserva son diferentes. Son esencialmente las cuentas de ahorro de las naciones soberanas que las han ganado principalmente a través de superávits en su balanza de pagos. Estos saldos no se mantienen en forma de moneda sino en forma de valores.

Cuando los analistas dicen que el dólar es la principal moneda de reserva, lo que en realidad quieren decir es que los países mantienen sus reservas en valores denominados en una moneda específica. Para el 60% de las reservas globales, esas tenencias son valores del Tesoro de EE.UU. denominados en dólares. Las reservas en realidad no están en dólares; están en valores denominados en dólares.

Como resultado, ningún país puede ofrecer una moneda de reserva sin un mercado de bonos soberanos grande y bien desarrollado. En ese sentido, ningún país del mundo se acerca al mercado del Tesoro de EE.UU. en términos de tamaño, variedad de vencimientos, liquidez, liquidación, derivados y otras características necesarias.

Entonces, el impedimento real para que otra moneda se convierta en moneda de reserva es la ausencia de un mercado de bonos donde las reservas se puedan invertir realmente. Es por eso que es tan difícil desplazar los bonos del Tesoro como activos de reserva, incluso si quisiera. Una vez más, ningún país del mundo puede acercarse a los EE. UU. en ese sentido.

Pero aquí es donde se pone interesante y por qué el dólar podría perder su principal estatus de reserva mucho más rápido de lo que se pensaba.

Esto se debe a que la moneda BRICS+ ofrecería la oportunidad de saltarse el mercado del Tesoro y crear un mercado de bonos profundo y líquido que podría desafiar a los bonos del Tesoro en el escenario mundial casi de la nada. Para ello es clave crear un mercado de bonos de divisas BRICS+ en 20 o más países a la vez, confiando en que los inversionistas minoristas de cada país comprarán los bonos.

Los bonos BRICS+ se ofrecerían a través de bancos y oficinas postales y otros puntos de venta minorista. Estarían denominados en moneda BRICS+, pero los inversionistas podrían comprarlos en moneda local a tipos de cambio basados en el mercado.

Dado que la moneda está respaldada por oro, ofrecería una reserva de valor atractiva en comparación con los instrumentos locales propensos a la inflación o al incumplimiento en países como Brasil o Argentina. Los chinos en particular encontrarían atractivas tales inversiones, ya que en gran medida tienen prohibido invertir en los mercados extranjeros y tienen un problema de sobreinversión en bonos de bienes raíces locales y acciones nacionales.

Tomará tiempo para que dicho mercado atraiga a los inversionistas institucionales, pero el gran volumen de inversión minorista en instrumentos denominados BRICS+ en India, China, Brasil y Rusia y otros países al mismo tiempo podría absorber los excedentes generados a través del comercio mundial en la Moneda BRICS+.

En resumen, la forma de crear una moneda de reserva instantánea es crear un mercado de bonos instantáneo utilizando a sus propios ciudadanos como compradores dispuestos.

Estados Unidos hizo algo similar en 1917. Entre 1790 y 1917, el mercado de bonos de Estados Unidos era solo para profesionales. No había mercado minorista. Eso cambió durante la Primera Guerra Mundial cuando Woodrow Wilson autorizó los Liberty Bonds para ayudar a financiar la guerra.

Hubo eventos en todas las ciudades importantes para promover la compra de los Liberty Bonds. Se convirtió en un deber patriótico comprar Liberty Bonds. El esfuerzo funcionó y también transformó las finanzas por completo. Fue el comienzo de un mundo en el que todos los días los estadounidenses comenzaron a comprar acciones, bonos y valores como inversionistas minoristas.

Si los BRICS+ utilizan una especie de modelo patriótico Liberty Bond, es muy posible que puedan crear activos de reserva internacionales denominados en la moneda BRICS+ incluso en ausencia del apoyo de los mercados desarrollados.

Todo este giro de los acontecimientos (introducción de una nueva moneda respaldada por oro, adopción rápida como moneda de pago y uso gradual como moneda de activo de reserva) comenzará el 22 de agosto de 2023, después de años de desarrollo.

A excepción de los participantes directos, la mayor parte del mundo ha ignorado esta iniciativa. El resultado será un trastorno del sistema monetario internacional que se producirá en cuestión de semanas, veremos cómo se desenvuelven las cosas.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

El mercado laboral es el principal motor de crecimiento económico

Una buena noticia para la economía mexicana es que el mercado interno está en una clara etapa de expansión por la creación de empleos por parte del sector privado, tanto formal como informal, y porque ha mejorado el promedio de niveles de ingreso de la población ocupada. El INEGI publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOEN) con los datos del primer trimestre de 2023 y si bien también hay puntos preocupantes, en general se puede ver que se ha fortalecido el mercado interno.

Tenemos que al primer trimestre de 2023 la población ocupada total en México se ubicó en 58.492 millones de personas, la cantidad más alta de la historia. Implica 2.413 millones más que en el mismo trimestre de 2022 o una tasa anual de crecimiento de 4.3%. De manera paralela, la población desocupada en el primer trimestre de 2023 se ubicó en 1.597 millones, lo que implica 409 mil personas menos que un año antes o una disminución en el número de desocupados de -20.4%. La mejora en el mercado laboral también se puede ver porque de los 58.492 millones de ocupados en el arranque de 2023, un total de 4.255 millones están en condiciones de subocupación, cifra 766 mil personas menos que en el primer trimestre de 2022. Sin embargo, se debe mencionar que el número de subocupados del primer trimestre de 2023 se encuentra muy por encima del nivel del primer trimestre de 2019, cuando sumaban 3.608 millones de personas.

Entre los aspectos negativo del mercado laboral está el hecho de que la tasa de informalidad laboral 1 (TIL1) no se ha logrado abatir y vemos que ésta pasó de 56.7% de la población ocupada en el primer trimestre de 2019 al 55.2% en el mismo trimestre de 2022 y a 55.1% en los primeros tres meses de 2023. Esta escasa disminución en la TIL1 provoca que en términos absolutos ahora haya más gente trabajando en condiciones de informalidad. Los datos nos indican que la población ocupada en esta situación creció de 30.469 millones en el primer trimestre de 2019 a 30.976 millones en el primer trimestre de 2022 a 32.208 millones en el mismo trimestre de 2023.

De esta manera vemos que en el último año la población en condiciones de informalidad aumentó en 1.231 millones, lo que implica que, de los 2.003 millones de puestos de trabajo generados en el último año, aproximadamente el 61.5% fueron en la informalidad. Esto se puede constatar también al ver que de acuerdo con los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el número de trabajadores registrados creció apenas 790.4 miles entre marzo de 2022 y el mismo mes de 2023.     

Ahora, en cuanto a la evolución de los ingresos promedio de la población ocupada, tenemos que de acuerdo con el INEGI, de los 58.492 millones de personas laborando en el primer trimestre de 2023, el 5.0% no recibía ingresos, el 35.9% ganaba hasta 1 salario mínimo al día (SM), el 33.8% entre 1 SM y 2 SM, el 8.6% ganaba entre 2 SM y 3 SM, apenas el 3.3% percibe entre 3 SM y 5 SM al día y sólo el 1.1% gana más de 5 S.M. al día. El 12.3% de la población ocupada no especificaron su nivel de ingresos. Las cifras son preocupantes, porque si tomamos en cuenta que el salario mínimo en 2023 es de 207.44 pesos diarios, pues solamente el 4.4% de la población ocupada en México (unos 2.62 millones de personas) gana más de 622 pesos al día o el equivalente a 18,918 pesos al mes.  

Otro punto a destacar es que derivado de que el salario mínimo general pasó de 172.87 pesos en 2022 a 207.44 pesos en 2023, la población ocupada en los estratos de mayor nivel de ingreso disminuyó. Vemos que entre el primer trimestre de 2022 y el mismo trimestre de 2023, la población ocupada que gana entre 2 SM y 3 SM disminuyó en 730 mil (caída de -12.7%), la que gana entre 3 S y 5 SM bajó en 352 mil personas (-15.3%), mientras que la población ocupada con ingresos superiores a los 5 SM disminuyó en 163 mil, equivalente a una baja de -19.8 por ciento. De igual forma, preocupa que la cantidad de personas que no recibe ingresos por su trabajo aumentó n 24.8 miles de personas en el último año.

¿Qué implica todo lo hasta ahora expuesto en términos de los ingresos promedio de la población ocupada? En GAEAP hicimos un ejercicio para calcular la evolución de los ingresos promedio y vemos que los ingresos promedio de la población ocupada pasaron de 1.94 SM en el primer trimestre de 2019 a 1.46 SM en el mismo trimestre de 2022 a 1.31 SM en el mismo trimestre de 2023. Dado que el salario mínimo general pasó de 102.68 pesos en 2019 a 172.87 pesos en 2022 a 207.44 pesos en 2023, es que en términos nominales los ingresos promedio de la población ocupada en México pasaron de 199.43 pesos en el primer trimestre de 2019 a 251.89 pesos en el mismo trimestre de 2022 a 272.63 pesos en el primer trimestre de 2023. Esto implica que en términos nominales los ingresos promedio de la población ocupada en México crecieron 8.2% en el último año.  

Sin embargo, debido a que la inflación de precios al consumidor fue de 7.5% entre el primer trimestre de 2022 y el mismo trimestre de 2023, vemos que el crecimiento real de los ingresos promedio de la población ocupada solo crecieron en 0.7 por ciento.

Sin embargo, no obstante, lo anterior, el mercado interno se ha visto muy fortalecido porque ahora hay mucho más gente trabajando. Como se mencionó previamente, en el último año la población ocupada aumentó en 2.413 millones de personas, equivalente a un alza de 4.3%. Esto provoca que la base salarial nominal diaria haya crecido en 12.9% entre el primer trimestre de 2022 y el mismo trimestre de 2023. Considerando la inflación del periodo, pues igual son muy buenas noticias porque en términos reales la base salarial creció 5.1% en el último año, lo que provoca que el mercado interno ahora sea la principal fuente de crecimiento económico.

Desde luego que esta mayor base salarial en términos nominales y reales ha beneficiado enormemente al comercio y a los servicios, que han visto buenas tasas de crecimiento. En la entrega de la semana pasada mencionaba que el PIB de las actividades terciarias creció 4.3% a tasa anual en el primer trimestre de 2023 y que de hecho el nivel de PIB de esta actividad ya se encuentra en un nivel 1.7% por arriba del nivel prepandemia de 2019.

Una actividad que se ha visto menos favorecida por la recuperación del mercado interno son las manufacturas, y esto se debe a que las cifras oficiales muestran que ha crecido mucho más el consumo de bienes nacionales que de bienes importados. De acuerdo con el INEGI, en el primer bimestre de 2023, el indicador mensual del consumo privado en el mercado interior creció 5.5% a tasa anual. Sin embargo, no se capitaliza todo este dinamismo para la industria manufacturera ya que el consumo de bienes nacionales sólo aumentó 1.9%, mientras que el de bienes importados subió 15.4 por ciento.

Aunado a lo anterior, hay un problema adicional para muchas industrias manufactureras, ya que subsisten enormes problemas de contrabando técnico y bronco, así como de subvaluación de mercancías, por parte de importadores ilegales. El problema de ilegalidad es un enorme lastre para la economía mexicana y la autoridad hace poco para si quiera empezar a resolver el problema.

A manera de conclusión podemos decir que el mercado interno mexicano se encuentra en una clara fase de expansión, aunque desafortunadamente la mayoría de las personas sigue en una condición de informalidad, a pesar de que existen miles de vacantes en la economía formal. La recuperación del mercado interno es muy positiva porque nos hace menos dependientes de lo que suceda con la economía de Estados Unidos. El crecimiento del mercado interno ha sido un gran impulsor de las actividades terciarias en México, pero desafortunadamente, no ha servido tanto para el crecimiento de las manufacturas por la preferencia a consumir bienes importados sobre los nacionales y por los enormes y crecientes problemas de ilegalidad en las aduanas mexicanas.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com   

En Twitter: @alejandrogomezt

Desempeño económico de México y oportunidades desaprovechadas

Diversos analistas y políticos afines al gobierno federal destacan el “buen” desempeño que ha tenido la macroeconomía mexicana después de la crisis económica del 2020.  Es verdad que el agregado de la economía nacional acumula ocho trimestres consecutivos con crecimientos a tasa anual en el valor de su producción; pero como veremos en esta entrega, apenas hemos recuperado el nivel de PIB que teníamos previo a la pandemia. El retraso en la recuperación se debe, en buena medida, a oportunidades que no hemos sabido aprovechar.  

Comenzando con el análisis del Producto Interno Bruto (PIB) de México, y de acuerdo con el INEGI, éste sumó 29.33 billones de pesos corrientes en el primer trimestre de 2023, lo que a un tipo de cambio promedio del trimestre de 18.65 pesos por dólar, equivale a 1.572 billones de dólares. Gracias a la inflación y a la revaluación del peso mexicano, este es el nivel de PIB nominal, en pesos y dólares, más alto de la historia. En cuanto a sus componentes, cabe señalar que del total de PIB nominal, el 3.9% correspondió a actividades primarias (agricultura, ganadería, etc.), el 31.5% a las actividades secundarias (minería; electricidad, gas y agua; construcción y manufacturas); mientras que el restante 59.2% fue generado por las actividades terciarias (comercio y servicios).   

Ahora, en cuanto al desempeño del PIB en términos reales (pesos ajustados por inflación), tenemos que éste creció 3.7% anual en el primer trimestre de 2023, lo cual es producto de incrementos en todas las actividades que lo componen, siendo éstos de 2.3% en las actividades primarias, 2.5% en las secundarias y 4.3% en las terciarias. Estas importantes tasas de crecimiento son todavía producto de un rebote en la actividad económica después de la crisis de 2020, misma que fue causada por las medidas tomadas para hacer frente al virus chino del Covid-19. Sucede que si comparamos el nivel de PIB total del primer trimestre de 2023 con el del mismo trimestre de 2019, vemos que éste apenas se encuentra 1.0% arriba del nivel de 2019. Por su parte, las actividades primarias están 0.6% por encima,  las actividades secundarias todavía están 0.3% por debajo, mientras que las terciarias se ubican 1.7% por arriba del nivel de 2019.  

Este es el balance de cuatro años en materia económica: un crecimiento real del PIB total de apenas 1.0%, lo cual se compara muy desfavorablemente con el desempeño de otras naciones que ahora no sólo tienen un nivel de PIB superior al de 2019, sino que inclusive han alcanzado el nivel de PIB que tendrían de acuerdo con la tendencia que llevaban previo a la crisis de 2020. Bajo esta medición, al PIB de México todavía le falta crecer al menos un 5% para tener el nivel de PIB que habríamos tenido sin la pandemia.   

Un sector de enorme importancia para las economías nacionales es el industrial, ya que éste es el generador de bienes tangibles en un país. Si una nación no tiene industria, se convierte en importador nato y se vuelve dependiente de otras naciones. Los países descuidaron su industria para hacerse dependientes de las manufacturas baratas de Asia, ahora se arrepienten, y como ejemplo tenemos el caso de Estados Unidos, que desde tiempos del presidente Donald Trump trata desesperadamente de resucitarla. Ahora con la Administración del presidente Joe Biden los esfuerzos continúan y muestra de ello son las CHIPS Act y la Inflation Reduction Act, que con miles de millones de dólares en estímulos fiscales y apoyos, pretenden impulsar las industrias de semiconductores, automotriz, entre otras.

El asunto es que los países no deben descuidar su industria y en ese sentido, a continuación presento el desempeño industrial de México. Como ya se señaló, en el periodo del primer trimestre de 2022 al mismo trimestre de 2023 la industria creció 2.5%, pero ésta se encuentra todavía 0.3% por debajo del nivel que tenía en el primer trimestre de 2019. El crecimiento industrial de 2.5% en el último año es producto de crecimientos de 1.7% en la Minería; de 4.3% en Electricidad, gas y agua; de 2.1% en Construcción y de 2.7% en Manufacturas. De esta manera, para hacer el balance de la situación actual respecto de la prepandemia, tenemos que en el comparativo del primer trimestre de 2019 al mismo trimestre de 2023, la Minería se encuentra 5.2% por arriba; las actividades de Electricidad, gas y agua están 15.6% por debajo; la Construcción está 13.4% por debajo; mientras que las Manufacturas ya se encuentran 5.3% por arriba del nivel del primer trimestre de 2019.

Es muy preocupante lo que sucede con la industria de la construcción que aún está lejos de los niveles prepandemia. De acuerdo a diversas notas periodísticas, el sector actualmente opera al 50% de su capacidad instalada y esto se debe a que buena parte de la obra pública federal se ha entregado a las fuerzas armadas, en lugar de a los constructores, que son expertos en su área y pueden planear correctamente.

Y con estos datos en mente, ahora es importante analizar el papel que ha jugado la relocalización o nearshoring de empresas que han salido de China para ubicarse en nuestro país. Pues bien, en 2022 México captó un total de 35.3 miles de millones de dólares (mmdd) de Inversión Extranjera Directa (IED), pero de este total sólo 17 mmdd fueron nuevas inversiones, lo demás fueron reinversión de utilidades y cuentas entre compañías. Es decir, de todo lo captado en 2022, sólo el 48% fueron nuevas empresas que llegaron al país.

El problema de la escasa recepción de IED en la forma de nuevas inversiones se ha agravado en el arranque de este año, ya que en el primer trimestre de 2023 las nuevas inversiones son un porcentaje mínimo de la IED recibida.

Los datos oficiales indican que la IED del primer trimestre de 2023 implica un aumento de 48% respecto a un año antes (si quitamos el efecto de la fusión de Televisa-Univisión y la reestructura de Aeroméxico), pero la realidad es que los datos no son alentadores. En la tabla líneas arriba se ve como casi el 90% de lo que se “captó” de IED en el primer trimestre de 2023 es reinversión de utilidades y solo el 5% son nuevas inversiones. En otras palabras NO ESTAMOS APROVECHANDO EL NEARSHORING (o al menos no se ve).

Es por lo anterior que de acuerdo con Índice Nearshoring, elaborado por la empresa inglesa Savills, México se ubica en la posición número 15 entre 40 países que integran el ranking. El reporte destaca el bajo costo de la mano de obra en México, lo que lo vuelve extremadamente atractivo para los nuevos modelos de manufactura tras el Covid-19, pero evidentemente no se está capitalizando. Cabe señalar que el país que encabeza el ranking del Índice Nearshoring es Vietnam.

Obvio debemos plantearnos las acciones que debemos llevar a cabo, como país y como sectores económicos, para aprovechar esta oportunidad única que se nos presenta. Es la oportunidad para catapultar a México a ser una potencia manufacturera aún más importante a nivel global de lo que ya somos. Mientras que China representa aproximadamente el 20% del total de exportaciones manufactureras del mundo, México ha estado estancado con una participación de entre 3.0% y 2.6% en lo que va del siglo 21. 

Para concluir solo agregaría que para crecer más, atraer más IED en la forma de nuevas inversiones y ser más competitivos, México debe resolver diferentes temas, tales como la generación de energía eléctrica suficiente y que al menos un porcentaje creciente de ésta provenga de fuentes renovables. De igual manera, se deben resolver los problemas de inseguridad, sobre todo en carreteras, y se debe respetar el estado de derecho para dar certidumbre a las inversiones.

Otras asignaturas pendientes para capitalizar el nearshoring y fortalecer el mercado interno son: desarrollar infraestructura, en especial la hidráulica; desarrollar las competencias de la población ocupada y brindar incentivos para que más personas se incorporen al mercado laboral; así como implementar una política industrial moderna en la que el Estado tenga una hoja de ruta de las acciones que se deben llevar a cabo en los próximos años.

La actividad industrial de México es muy importante, nuestro país es una potencia mundial en ese sentido. Ahora que atravesamos por esta complicada coyuntura mundial con la desaceleración de Estados Unidos y otras naciones, aprovechemos las oportunidades y potenciemos la producción y empleo. La ventana de tiempo para hacerlo es corta y esta es una de esas oportunidades que se presentan una sola vez en la vida.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General de GAEAP*

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Lo que sucede en EE.UU. con el techo de la deuda debería preocuparnos

Después de haber alcanzado cotizaciones de 17.42 pesos por dólar el pasado 15 de mayo, el peso mexicano se debilitó ligeramente y al momento de escribir estas líneas se ubica en 17.77 unidades por billete verde. La volatilidad es natural y de hecho causa grandes dolores de cabeza a algunos que realizan operaciones de comercio exterior al dificultarse costear los productos en moneda extranjera.  Pero ahora la volatilidad es de naturaleza diferente y se debe principalmente a la incertidumbre causada por la negociación de la ampliación del techo de su deuda de Estados Unidos, mismo que se ubica en 31.4 billones de dólares.

La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha dicho que el gobierno podría volverse incapaz de pagar sus deudas y gastos a partir del 1 de junio. Y paradójicamente la posibilidad de que EE.UU. incumpla en el pago de su deuda pública fortalece al dólar por dos razones: 1. Los inversionistas huyen de toda clase de activos percibidos como de mayor riesgo, como el peso mexicano y 2. Por los ajustes que se están dando en los precios de los bonos.

Janet Yellen, Secretaria del Tesoro de Estados Unidos

La incertidumbre de un posible impago por parte del gobierno de Estados Unidos provoca que los inversionistas liquiden sus posiciones en bonos del Tesoro de ese país, lo que a su vez provoca que el precio de estos bonos caiga y por lo tanto, que suba la tasa de interés implícita que pagan estos instrumentos. Para ilustrar esto, tenemos que el 1 de mayo de este año el rendimiento del T-Bill a plazo de un mes era de 4.49% y este viernes 19 de mayo era de 5.62%, por lo que a pesar del riesgo de impago, el atractivo de estos bonos ha aumentado y por lo tanto el dólar se fortalece.

Desde luego de que el hecho de que el Banco de México haya decidido dejar su tasa de interés objetivo en 11.25% tras su reunión de la semana pasada, aunado a la posibilidad de que el banco central mexicano haya terminado el ciclo alcista de tasas de interés, mientras que en Estados Unidos podrían seguir aumentando, también es un factor que juega a favor del dólar estadounidense y en contra del peso mexicano, pero ese es un asunto que se debe tratar en otra entrega.

Pero más allá de estos movimientos del tipo de cambio y de las tasas de interés de corto plazo, debemos estar preocupados por el problema de fondo: aumentar el techo de la deuda en EE.UU. Lo que pudiera suceder en Estados Unidos no es bueno y dependerá de si este asunto se resuelve hasta el último momento antes de que el Departamento del Tesoro se quede sin dinero, si se soluciona a los pocos días de que explote la bomba o si de plano tarda más tiempo en resolverse. En este sentido, en una nota de Sarah Chaney, publicada en el Wall Street Journal el sábado 20 de mayo y titulada “Los economistas evalúan el daño que podría ocurrir en tres escenarios que van desde un acuerdo de última hora hasta un largo callejón sin salida”, se presentan los posibles desenlaces y las repercusiones de estos a nivel global.

Este tema es importante porque las repercusiones para la economía mundial, en caso de que no haya un arreglo, podrían ser devastadoras y para la economía mexicana aun más graves, lo que descarrilaría nuestro proceso de recuperación económica y nos llevaría a una situación de crisis económica en pleno proceso electoral.

De entrada, la nota de Sarah Chaney comienza advirtiendo que las disputas y negociaciones políticas prolongadas por el techo de la deuda, entre la Casa Blanca y Legisladores Demócratas vs Republicanos, podrían llevar a la economía estadounidense a una recesión, pero el incumplimiento de sus obligaciones por parte del gobierno podría desencadenar una grave crisis financiera global. El tiempo para que se llegue a un acuerdo se agota y el mundo financiero mira con atención lo que sucede en la economía más grande del mundo.

La mayoría de economistas no esperan que se llegue a una situación de incumplimiento en el pago de deuda, que sería la primera vez que suceda en la historia de Estados Unidos. Pero describen tres escenarios potenciales de la manera en que el enfrentamiento político por este tema podría afectar la economía y el sistema financiero, que van desde consecuencias no muy buenas hasta las extremadamente aterradoras. A continuación se presentan los tres escenarios:

Escenario 1: Negociación de último minuto

Es evidente que la economía de Estados Unidos ya está en una fase de desaceleración debido al aumento de las tasas de interés, y muchos analistas esperan una leve recesión a finales de este año o principios del que viene. Mientras los legisladores negocian el techo de la deuda, la incertidumbre podría hacer que los consumidores, inversionistas y empresas detengan muchas de sus decisiones, aumentando así las posibilidades de una recesión.

En este escenario es poco probable que los trabajadores pierdan sus trabajos, pero la incertidumbre en las perspectivas económicas podría hacer que pospongan sus compras e inversiones.

Los precios de las acciones podrían comenzar a disminuir a medida que se acerca el 1 de junio. Esto ya sucedió, y en 2011 para cuando el Congreso votó elevar el techo de la deuda (solo unas horas antes de la fecha límite), los precios de las acciones ya habían caído y tardaron meses en recuperarse. De igual forma, como consecuencia, por primera vez las calificadoras de riesgo rebajaron la calificación crediticia de la deuda soberana de EE.UU. En 2021 Standard & Poor´s rebajó la calificación a AA+, lo cual sucedió cuatro días después de que el Congreso votara a favor de elevar el techo de la deuda del gobierno federal.

En marzo de este año, S&P Global Market Intelligence proyectó que las turbulencias financieras similares a las de 2011 podrían desacelerar el crecimiento del producto interno bruto de EE.UU. a tan sólo 0.1% anual en el cuarto trimestre de este año, comparado con el crecimiento esperado del 0.6% en el caso de que no hubiera problema en la negociación de la ampliación del techo de deuda.

Escenario 2: Se logra un acuerdo después de la fecha límite

Si las negociaciones se extienden más allá del jueves 1 de junio, los economistas esperan una reacción más severa de los mercados financieros, ya que la posibilidad de incumplimiento se torna más real. Las ondas de shock causadas por el impacto tenderían a acelerarse con bastante mayor rapidez en toda la economía estadounidense y en los mercados financieros globales.

Si el gobierno federal de Estados Unidos suspende sus pagos, entonces los saldos de las cuentas de los jubilados y de inversionistas se reducirían repentinamente, lo cual podrían reducir drásticamente los gastos de los consumidores, lo que constituye el motor de la economía estadounidense. Las empresas seguramente pausarían sus planes de contratación e inversión.

De cualquier forma, se debe contemplar que puede existir un pequeño colchón del que se puede hacer uso más allá del 1 de junio. Janet Yellen escribió que la fecha real en que el Tesoro agota su efectivo podría ser días o semanas más tarde de lo estimado. El Bipartisan Policy Center proyecta que el Tesoro gastará $622,500 millones de dólares en junio mientras recibe $495,000 millones en ingresos fiscales. El momento exacto de esas entradas y salidas determinará las reservas de efectivo.

Otra posibilidad es que por un corto tiempo, el gobierno le dé prioridad al pago de la deuda sobre otros rubros de gasto como las prestaciones del Seguro Social. Los economistas del banco de inversión UBS dicen que eso tendría un impacto económico notable en la economía estadounidense, pero sería menos severo que una situación de incumplimiento de la deuda. Sin embargo, estiman que, en ese escenario, el PIB se contraería a una tasa anual del 2% en el tercer trimestre y caería aún más en el cuarto trimestre. Los empleadores eliminarían 250 mil puestos de trabajo en la segunda mitad del año.

El lado positivo de una recesión económica: es probable que la inflación baje, como quiere el Banco de la Reserva Federal (FED). En un escenario recesivo, el banco central también podría recortar las tasas de interés para ayudar a compensar parte de la debilidad económica, aunque el efecto sería limitado.

El Presidente Joe Biden y el líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy

Escenario 3: No se llega a un acuerdo

Si no se llega a un acuerdo y el gobierno no puede pagar sus gastos y deudas durante días o semanas, las repercusiones serían enormes.

Wendy Edelberg, economista de Brookings Institution dijo que habría caos en el sistema financiero mundial porque los bonos del Tesoro son muy importantes al ser la referencia de todos los demás instrumentos de deuda. “¿Qué sucede cuando esa cosa con la que todos se están comparando demuestra ser una de las cosas más riesgosas que existen?”, dijo.

Por su parte, la firma consultora Ernst & Young dijo que un incumplimiento desencadenaría una recesión más severa que la recesión de 2007-09.

El valor de los bonos del Tesoro caería, ya que los inversionistas venderían y posiblemente reducirían permanentemente sus tenencias de este tipo de instrumentos. Los pagos que no realice el gobierno federal ​​interrumpirían los flujos globales multibillonarios en préstamos en dólares a corto plazo, que son fundamentales para la forma en que los bancos y las empresas financian las operaciones.

Los fondos de inversión, las empresas y los bancos tienen bonos del Tesoro en sus portafolios de inversión. Su valor decreciente golpearía sus balances financieros. Los problemas de quiebras bancarias recientes en los Estados Unidos fueron provocadas por la caída de precio de los valores de la deuda del Tesoro, por lo que nuevas caídas en los precios de los bonos agravarían los problemas sistémicos de la banca comercial estadounidense.

Los analistas también dicen que muchos inversionistas huirían de los activos de riesgo de todo tipo. Muchas divisas colapsarían y el mercado de valores estadounidense se desplomaría un 45% en los meses siguientes, además de que el desempleo se dispararía en 5 puntos porcentuales, según un informe de la Casa Blanca. UBS dijo que si la negociación del techo de la deuda se estanca un mes después del 1 de junio, esto provocaría que la economía se contraiga durante cuatro trimestres consecutivos.

Por su parte, las tasas de interés que pagan los bonos del Tesoro influyen en las tasas de interés en toda la economía, por lo que los consumidores podrían ver cómo aumentan las tasas de interés de sus deudas de tarjetas de crédito, hipotecas y préstamos para automóviles.

A diferencia de la recesión de Covid-19 de 2020, cuando la economía perdió más de 20 millones de empleos pero el gobierno inyectó billones de dólares en estímulos, Washington ahora no podría ofrecer apoyo para sus ciudadanos en apuros.

Conclusiones

Si bien el escenario base es uno en el que se resolverá la negociación del techo de deuda de Estados Unidos antes del 1 de junio, no podemos dejar de estar al pendiente de lo que sucede en el vecino del norte. Todo indica que esta incertidumbre, aunque el tema se resuelva antes del 1 de junio, causará un impacto negativo en el desempeño del PIB estadounidense. También queda claro que existen los otros escenarios en los que las repercusiones podrían ser terribles para Estados Unidos, lo que implica que para México sucederían cosas aún más graves en materia de exportaciones, evolución del PIB, empleo y desempleo. Nuestro país podría llegar a la elección presidencial del 2024 envuelto en una crisis económica.

Agregaría que por otra parte, de cumplirse el escenario de un arreglo de último minuto respecto del techo de la deuda, los mercados recuperarán la calma y en ese sentido podríamos volver a ver al dólar estadounidense debilitado y al tipo de cambio acercarse a los 17 pesos por dólar, lo que en si mismo sería un gran problema para la planta manufacturera nacional, pero ese es tema para otro editorial.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

La huida desde el dólar estadounidense

Muchos países están cansados del arreglo financiero que desde 1971, año en que se rompieron los acuerdos de Bretton Woods, ha permitido a Estados Unidos controlar buena parte de la suerte económica de casi todos los países. Este país es el emisor de la moneda utilizada para la mayoría de las transacciones comerciales a nivel mundial y de reserva global. Esta posición privilegiada, también le ha permitido sancionar a las naciones que considera hostiles y hacerse de buena parte de la riqueza global, en la forma como lo expliqué en la entrega de la semana pasada.

Richard Nixon, presidente de EEUU de 1969 a 1974

Pero las cosas poco a poco han venido cambiando y desde hace algún tiempo muchos países huyen del dólar. Esto no sólo se debe a que el dólar ha perdido el 85% de su valor entre 1971 y la actualidad (debido a la emisión imparable de billones de dólares sin ningún respaldo, como el que se tenía antes con el patrón oro), sino porque además muchas naciones están cansadas de un sistema financiero injusto que permite a una nación obtener una enorme ventaja sobre las demás y hacerse de sus riquezas de manera fácil. Para ponerlo de una manera sencilla, Estados Unidos es un jugador de Monopoly, pero al mismo tiempo controla el banco, extiende créditos a los otros jugadores, por los que cobra sustanciales intereses, y jamás se le acaba el efectivo para comprar todas las propiedades y bienes que quiera a los demás jugadores.

En este sentido, en un artículo de Ted Snider, publicado el 9 de mayo en el portal de AntiWar.com, y titulado “La huida desde el dólar estadounidense”, se hace un recuento de cómo una enorme cantidad de países, enemigos y aliados de Estados Unidos por igual, realizan esfuerzos por alejarse del uso del dólar estadounidense en el comercio internacional.

El artículo comienza con un recuento de que el 20 de marzo, el presidente chino, Xi Jinping, se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. En su artículo publicado en los medios de comunicación rusos antes de la reunión, XI dijo con entusiasmo que “el comercio entre China y Rusia superó los 190 mil millones de dólares estadounidenses el año pasado, un 116% más que hace diez años”. Aunque ha alcanzado el equivalente a 190 mil millones de dólares estadounidenses, ya no se negocia en dólares estadounidenses. En su artículo en los medios chinos, Putin dijo que “la proporción de liquidaciones en monedas nacionales” de todo ese comercio “está creciendo”. El 65% de ese comercio masivo entre China y Rusia ahora se realiza en sus monedas rusa y china.

Aunque EE.UU. ve a Rusia y China como las mayores amenazas a su posición en el mundo, no son solo los enemigos de EE.UU. los que huyen del dólar. Sus amigos más cercanos también lo han insinuado y hecho. Después de sus reuniones con XI en China, el presidente francés, Emmanuel Macron, probablemente sorprendió y enfureció a los EE.UU. al pedir a Europa que reduzca su dependencia de la “extraterritorialidad del dólar estadounidense”.

Xi Jinping y Vladimir Putin, presidentes de China y Rusia respectivamente

Estos llamados a una huida del dólar estadounidense no son meramente económicos, son también geopolíticos. Son llamados a reformar el orden financiero mundial desafiando la hegemonía estadounidense y abogando por la multipolaridad. El monopolio del dólar no solo ha asegurado la riqueza estadounidense: ha asegurado el poder estadounidense. Estados Unidos es el único país del mundo que paga su deuda externa en su propia moneda, además de que la mayor parte del comercio internacional se realiza en dólares y la mayor parte de las reservas de divisas de los países también se mantienen en dólares. Ese dominio del dólar a menudo ha permitido a los EE.UU. dictar la alineación ideológica o imponer ajustes estructurales económicos y políticos en otros países. También ha permitido que EE.UU. se convierta en el único país del mundo que puede sancionar efectivamente a sus oponentes. La emancipación de la hegemonía del dólar es la liberación de la hegemonía estadounidense. La huida del dólar estadounidense es un mecanismo para reemplazar el mundo unipolar liderado por Estados Unidos por un mundo multipolar.

Como Estados Unidos ha demostrado a lo largo de la historia con Cuba, Venezuela, Afganistán, Irán y Rusia, el monopolio del dólar permite convertirlo en un arma muy poderosa rápidamente. Las reservas internacionales y los fondos de los países pueden ser rehenes, y los países pueden verse coaccionados y obligados a acatar las sanciones estadounidenses para evitar pasar hambre. Las demostraciones recientes de ese poder han despertado a muchos países a que se den cuenta de su vulnerabilidad en el sentido de que EE.UU. en cualquier momento los puede sancionar si no están alineados a sus intereses.

La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, dijo recientemente (a raíz de las sanciones impuestas a Rusia por su invasión a Ucrania) que “existe un riesgo cuando usamos sanciones financieras que están vinculadas al papel del dólar que, con el tiempo, podría socavar la hegemonía del dólar”. Explicó que “por supuesto, crea un deseo por parte de China, Rusia e Irán de encontrar una alternativa”.

Janet Yellen, Secretaria del Departamento del Tesoro

Y eso es justo lo que se ha hecho. Pero en su diagnóstico a Yellen aún le falta considerar el efecto mayor de la guerra del dólar estadounidense. No son solo China, Rusia e Irán los que ahora buscan escapar de la presión. Los enemigos de Estados Unidos, pero también sus amigos y todo los que están en medio, están considerando huir del dólar.

China y Rusia lo están haciendo. El aliado de la OTAN, Francia, lo pide para Europa. Los países no alineados también están hablando de ello o ya lo están haciendo.

India es una potencia económica en crecimiento. Y, al igual que China, India ha aumentado enormemente su comercio con Rusia. India y Rusia ahora han comenzado las discusiones sobre un acuerdo de libre comercio entre India y la Comisión Económica Euroasiática dirigida por Rusia. Los dos países están ahora comprometidos en “negociaciones avanzadas” para un nuevo tratado bilateral de inversión. Rusia ha expresado interés en utilizar “monedas nacionales y monedas de países amigos” para el comercio. India también “ha estado interesada en” avanzar hacia dejar atrás el dólar al “aumentar el uso de su moneda rupia para el comercio con Rusia”. Y la India ha comenzado recientemente a comprar algo de petróleo ruso en rublos rusos.

La hegemonía del dólar estadounidense también se ha visto amenazada en el patio trasero de Estados Unidos. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha propuesto escapar del control del dólar “creando una moneda latinoamericana”. Mientras estaba en China para reunirse con XI, Lula preguntó: “¿Quién decidió que el dólar sería la moneda [del mundo]?” Luego respondió a su propia pregunta. En marzo, Brasil y China escaparon del dólar estadounidense al asignar cada uno de sus bancos para realizar su comercio bilateral en el real brasileño y el yuan chino.

El presidente de Brasil, Lula da Silva y Xi Jinping

Pakistán ahora también comercia con China en su propia moneda. Irán y Rusia han huido del dólar y ahora están negociando en riales y rublos. Recientemente anunciaron que eludieron el sistema financiero de EE.UU. al vincular sus sistemas bancarios como una alternativa al SWIFT para operar entre ellos. Arabia Saudita ha dicho que no ve “problemas” en el comercio de petróleo en monedas distintas al dólar estadounidense. Robert Rabil, profesor de ciencias políticas en Florida Atlantic University, dice que los Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Israel también se han alejado del dólar estadounidense.

La Unión Económica Euroasiática ha acordado “una transición por etapas” de la liquidación del comercio en “moneda extranjera” a “liquidaciones en rublos”.

Quizás lo más sorprendente para EE.UU. fue la decisión de la reunión del 30 y 31 de marzo de los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) de reducir la dependencia del dólar estadounidense. ASEAN está compuesta por Indonesia, Tailandia, Filipinas, Singapur, Vietnam, Camboya, Laos, Malasia, Myanmar y Brunei. La reunión produjo una declaración conjunta para “reforzar la resiliencia financiera… mediante el uso de la moneda local”. Pero lo que debe haber sido más inquietante para EE. UU. fue la explicación que dio el presidente de Indonesia, Joko Widodo, sobre la decisión. Widodo dijo que la medida es necesaria para protegerse de “posibles repercusiones geopolíticas”. ¿Qué quiso decir con eso? “Ten mucho cuidado”, explicó. “Debemos recordar las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia”.

Yellen tenía razón cuando dejó entre ver que las sanciones a Rusia habían mermado la confianza en el dólar como moneda de reserva. Widodo dijo que las sanciones de EE.UU. a Rusia expusieron cuán vulnerables son los países si dependen de los dólares estadounidenses y de los sistemas de pago extranjeros de EE.UU. Dijo que el uso del sistema de transacciones en moneda local de la ASEAN para comerciar en monedas locales ayudaría a abordar la necesidad de que Indonesia se prepare para la posibilidad de que Estados Unidos pueda sancionarlo de manera similar.

Estas naciones no son las únicas organizaciones que mapean su huida del dólar estadounidense. También lo están haciendo los países que conforman BRICS, una organización internacional enorme cuyo objetivo principal es equilibrar la hegemonía estadounidense en un nuevo mundo multipolar. Compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, representa el 41% de la población mundial. BRICS también está hablando de realizar operaciones comerciales en las monedas de sus miembros o incluso en una nueva moneda de BRICS.

Lula sugirió recientemente que “el banco BRICS tenga una moneda para financiar el comercio entre Brasil y China, entre Brasil y otros países BRICS” para que los países no se vean obligados “a perseguir dólares para exportar, cuando podrían exportar en sus propias monedas.”  El vicepresidente de la Duma estatal rusa, Alexander Babakov, también dijo recientemente que los BRICS están trabajando para crear su propia moneda.

Una moneda BRICS podría desafiar al dólar más allá de las fronteras de BRICS. “Debido a que cada miembro de la agrupación BRICS es un peso pesado económico en su propia región, los países de todo el mundo probablemente estarían dispuestos a hacer negocios” en la moneda, sugirió un informe en el Financial Post.

Una de esas regiones es África. En julio se celebrará en San Petersburgo la cumbre Rusia-África. Olayinka Ajala, profesora titular de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Leeds Beckett y autor de “The Case for Neutrality: Understanding African Stances on the Russia-Ukraine Conflict”, dijo que “un enfoque principal de Rusia y China en este momento es lograr que los países africanos apoyen la moneda BRICS propuesta”. Él dice que “este será un tema importante en la próxima conferencia”. Ajala explica que “África es un continente consumidor, lo que significa que importan muchos bienes y servicios”. Dice que “con una población de más de 1.2 miles de millones, si Rusia y China son capaces de convencer a los países africanos de la necesidad de deshacerse del dólar, será un duro golpe para Estados Unidos”.

El artículo de Ted Snider concluye mencionando que desde África hasta el Sudeste Asiático y América Latina, desde Rusia y China hasta India, Irán y Arabia Saudita, los países están trazando su curso para alejarse del dólar estadounidense. Como mecanismo de transición de la hegemonía estadounidense a un mundo multipolar, los efectos económicos serían grandes, pero los efectos geopolíticos podrían ser aún mayores.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt