Derivado de costosos apretones monetarios traducidos en incrementos de tasas de interés, es que en la mayoría de los países parece que se está ganando la lucha contra la inflación. Los datos más recientes indican que el alza de precios está cediendo en naciones como Turquía, Holanda, Italia, Estados Unidos, Canadá, Indonesia, entre otras; aunque cabe señalar que las tasas de inflación anualizadas se mantienen elevadas en el promedio de la Zona Euro (8.5%), Alemania (8.7%), Italia (10.1%), Reino Unido (10.5%), Rusia (11.9%) y Turquía (57.7%).
En Estados Unidos, donde la tasa de interés de fondos federales pasó de prácticamente 0% al nivel actual de un rango de 4.50% a 4.75%, ha habido avances significativos en la lucha contra la inflación. De haber registrado un alza anual de precios al consumidor de 9.1% en junio de 2022, ésta disminuyó hasta 6.5% en diciembre y es altamente probable que el dato de enero de este año sea aún más bajo (estamos en espera de la publicación de dicho indicador el 14 de febrero). Cabe señalar que la más reciente decisión de política monetaria por parte de su banco central fue el miércoles 1 de febrero y fue en el sentido de aumentar su tasa de fondos federales en un cuarto de punto porcentual, lo que ocurre después de 6 aumentos consecutivos que habían sido más grandes (de entre 0.50 y 0.75 puntos porcentuales).
En el caso de México la lucha contra la inflación ha sido mucho más complicada, lenta y costosa. Hay que recordar que el alza anual de precios llegó a un máximo de 8.70% en los meses de agosto y septiembre de 2022 y después de eso la tasa de inflación comenzó a disminuir hasta llegar a 7.80% en noviembre. Con esa evolución muchos se sentían optimistas, pero el problema es que desde entonces la tasa de inflación se ha estancado y de hecho ha repuntado ligeramente. La inflación anual fue de 7.82% en diciembre y el INEGI sorprendió a la mayoría de los analistas cuando el jueves 9 de febrero informó que ésta repuntó a 7.91% en enero de este año. Lo más preocupante es que el componente subyacente, que refleja mejor la tendencia de la inflación no ha dejado de subir y se ubicó en 8.45% en enero, lo cual fue una sorpresa al alza.
En este contexto, el mismo jueves 9 de febrero, en su primera reunión de este año, la Junta de Gobierno del Banco de México anunció que decidió incrementar en 50 puntos base su objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 11.00%. Esto tomó por sorpresa a la inmensa mayoría de analistas, quienes pronosticaban que el Banxico incrementaría su tasa objetivo en 25 puntos base, en línea con el aumento de tasa por parte de la FED.
Cabe señalar que el Banxico inició su ciclo alcista de tasas de interés en junio de 2021 cuando aumentó su tasa de interés objetivo de 4.00 a 4.50%. Esto significa que en los últimos 19 meses la tasa de interés objetivo del banco central ha aumentado en 7 puntos porcentuales completos (de 4.00% a 11.00%), lo que denota uno de los endurecimientos monetarios más agresivos del mundo.
Volviendo al tema del alza de medio punto porcentual en la tasa de referencia ocurrida el pasado jueves 9, como ya se señaló, el mercado casi de manera unánime esperaba un aumento de tasa de un cuarto de punto. Esta suposición de analistas estaba basada en que se esperaba que la inflación tuviera una tendencia a la baja a partir de este año, pero el INEGI sorprendió ese día por la mañana. Es obvio que la Junta de Gobierno del Banxico tomó su decisión el miércoles 8 y ya conocían anticipadamente el dato de inflación anual de 7.91%, por lo que en retrospectiva pues no sorprende la reacción del Banxico de haber aumentado su tasa de interés de referencia en esa magnitud.
La lucha contra la inflación en México será de larga duración y costosa. En su comunicado de prensa, el Banco de México revisó al alza sus expectativas de inflación para este año y 2024, mientras que las de mayor plazo disminuyeron ligeramente, aunque permanecen por arriba de la meta. Concretamente, el Banxico espera que la inflación general sea de 4.9% en el cuarto trimestre de 2023 y de 3.1% en el cuarto trimestre de 2024. En cuanto a la inflación subyacente, el banco espera que se ubique en 5.0% y 3.1% en el último trimestre de 2023 y 2024 respectivamente.
Pero es evidente que este tipo de proyecciones han fallado en el pasado y lo más probable es que vuelvan a estar erradas ya que de hecho están sujetas a riesgos al alza. El Banxico identifica a esos riesgos como: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones en los precios de energéticos o agropecuarios; iii) la reapertura de la economía china; iv) depreciación cambiaria; y v) mayores presiones de costos. Desde luego que también hay factores que podrían ayudar a que la tasa de inflación baje más rápido de lo esperado, entre los que destacan: i) una desaceleración de la economía global mayor a la anticipada; ii) una disminución en la intensidad del conflicto geopolítico; iii) un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; iv) un menor traspaso de algunas presiones de costos; y v) un efecto mayor al previsto de las medidas del Gobierno Federal ante la carestía. El balance de riesgos respecto a la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza.
Dado todo lo anterior, pues resulta evidente que la lucha contra la inflación en México ha sido ineficaz ya que no se están dando los resultados esperados, pero que quede claro que no es por culpa del Banco de México. Desde luego que la gran pregunta es porqué si ahora tenemos una tasa de interés objetivo siete puntos porcentuales más alta que la que teníamos en la pandemia, la inflación no cede. La respuesta tiene que ver con cuestiones estructurales de la economía y el hecho de que el problema no es exclusivamente monetario.
Entre las razones estructurales de la inflación, tenemos las siguientes:
1. Persistente y creciente desequilibrio fiscal. Esto se refiere a un desequilibrio entre la demanda y oferta agregadas. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en 2022 como porcentaje del PIB, hubo un balance primario deficitario de 0.5%, mientras que el déficit público se situó en 3.4%. Por su parte, los Requerimientos Financieros del Sector Público se ubicaron en 4.4%. En este sentido, en la entrega de la semana pasada hice mención que la deuda neta del sector público federal creció 7.9% nominal en un monto equivalente a 1.03 billones de pesos. Destaca que la deuda interna en pesos creció el año pasado en 15.5%, en un monto equivalente a 1.322 billones de pesos.
2. Gasto público creciente e improductivo. Esto se refiere a un excesivo gasto público que genera consumo, pero que no aumenta las capacidades productivas del país. En una nota de Alicia Mendoza, publicada el 15 de enero de este año, se menciona que desde 2019 a 2023, el Congreso de la Unión ha destinado un total de $625,925 millones de pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación solo para la construcción del Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, según datos de organizaciones civiles. Por su parte, se estima que el total de gasto que se habría tenido en materia de pensiones en 2022 fue de casi 1.5 billones de pesos, lo que representa 1 de cada 5 pesos del presupuesto de egresos de dicho año. Resulta evidente pues que además de endeudarnos de manera importante cada año, mucho de lo que gasta el gobierno no es para tener una economía más productiva o más competitiva.
Una tercera causa de inflación que es independiente de las políticas monetaria y fiscal es la siguiente:
3. Inflación importada. Como se señaló al inicio de esta entrega, hay naciones que si bien han disminuido su tasa de inflación, la siguen manteniendo elevada. Las importaciones de México representan poco más del 40% del PIB, por lo que las alzas de precios de insumos, commodities, bienes intermedios y productos terminados, que ocurren a nivel mundial, nos van a afectar aquí, dado lo expuesta que está nuestra economía.
A manera de conclusión, podemos mencionar que mientras se le siga dando toda la responsabilidad de la lucha contra la inflación a la política monetaria del Banco de México, los resultados positivos seguirán siendo escasos. Si se sigue dejando toda la responsabilidad al Banxico y se sigue aumentando la tasa de interés y ésta llega a niveles de 12.00% como algunos anticipan, se lanzará a México a una recesión y a una situación de mayor pobreza. El gobierno federal debe ver esta situación, no se trata solo de política monetaria o de elaborar programas como el PACIC o PACIC 2, se deben resolver los problemas estructurales que dificultan la lucha contra la inflación.
Derivado de que las presiones inflacionarias continúan en Estados Unidos, el pasado jueves 2 de noviembre, el Banco de la Reserva Federal (FED) anunció su decisión de aumentar su tasa de interés de fondos federales una vez más en 0.75 puntos porcentuales para llevarla a un nivel de 3.75% a 4.00%. De la mano de lo anterior, vemos que la semana pasada, la hoja de balance de la FED alcanzó su nivel más bajo del año, con una caída de $242 mil millones de dólares desde su máximo en abril. Con esto vemos que el banco central estadounidense está acelerando el ritmo de apretón cuantitativo (QT).
No obstante lo anterior, el mundo sigue enfrentando enormes riesgos en materia financiera derivado de la explosión monetaria y de deuda de los últimos 50 años, misma que se exacerbó desde 2008. En un artículo de Egon von Greyerz, publicado en GoldSwitzerland.com el 30 de octubre, y titulado “$2 Quadrillion Debt Precariously Resting On $2 Trillion Gold” nuevamente se pinta un panorama muy negro para el sistema financiero global y se hacen una serie de recomendaciones para protegerse de los riesgos por si llega el apocalipsis financiero.
Egon von Greyerz
El circo mundial
El artículo de von Greyerz comienza haciendo una descripción de lo que él denomina un circo mundial, que está llegando cada vez a más naciones, tal y como se esperaba. Este circo político es normal que ocurra justo en los momentos finales de la era de la burbuja financiera más extraordinaria de la historia.
Obviamente, es la creación de deuda, la impresión sin control de dinero y la resultante degradación de la moneda, lo que ocasionará la inevitable caída de otro sistema monetario más. Esta ha sido la norma a lo largo de la historia.
La historia de esta caída comenzó en esta ocasión con el cierre de la ventana de convertibilidad de oro por dólares, en agosto de 1971. Ese fue el comienzo de un circo financiero y político que fue agregando continuamente más riesgo con el fin de mantener el show en marcha.
Una agitación económica siempre provoca un caos político con una puerta giratoria de líderes y partidos políticos que van y vienen. Y esto es lo que está empezando a suceder ahora. Veamos el caso del circo en el Reino Unido, con un desfile de personajes que hemos visto entrar y salir de Downing Street en los últimos seis años. Primero fue el primer ministro David Cameron, quien tuvo que renunciar en 2016 debido a un mal manejo del Brexit. Luego, le siguió Theresa May, quien tuvo que irse en 2019 porque no pudo hacer nada, incluido en materia del Brexit. Luego llegó Boris Johnson, quien ganó la mayoría conservadora más grande de la historia, pero se vio obligado a renunciar en 2022 debido a sus escándalo de Partygate durante el Covid.
Llegó Liz Truss como primer ministro en septiembre de este año, pero solo duró 44 días debido al mal manejo del presupuesto por parte de ella y su ministro de finanzas, Kwasi Kwarteng. En unos días consiguieron colapsar la libra y los gilts (bonos) del Reino Unido en los mercados internacionales, lo que provocó que el Banco de Inglaterra tuviera que intervenir. Tanto los gilts, instrumentos financieros derivados y fondos de pensiones del Reino Unido estuvieron al borde de la implosión.
Liz Truss y Rishi Sunak
Y ahora el carrusel ha cerrado el círculo con la llegada de Rishi Sunak, el ex canciller de Hacienda de 2020 a 2022, tomando el timón gracias a que Boris Johnson se retiró de la contienda. Boris claramente decidió que los discursos y otros compromisos privados serían más fructíferos que ser parte del circo. Pero seguramente no pasará mucho tiempo antes de que vuelva a intentar volver.
¡Qué circo!
La evidencia muestra que al final de una era económica, tenemos los peores líderes que siempre prometen pero nunca cumplen.
Y es que en un sistema global en bancarrota, se llega a un punto en el que el valor del dinero impreso muere y cualquier cosa que prometa un líder ya no se puede comprar con dinero falso (fiat) que siempre tendrá CERO valor intrínseco.
Pero nadie debe creer que esto solo está sucediendo en el Reino Unido. Los Estados Unidos tienen un líder que lamentablemente es demasiado viejo y no está al mando, tienen a un “encargado” que no es respetado por nadie. Entonces, si Biden, como muchos creen, no llega al final de su período, es probable que EE.UU. tenga un verdadero circo de liderazgo. Además, la economía de EE.UU. tiene una enfermedad crónica y ha tenido que conducirse con déficits fiscales durante 90 años para poder crecer. Lo que mantiene vivo a los Estados Unidos temporalmente es el dólar, que es fuerte porque es el caballo menos feo en el establo de las monedas. O como se dice coloquialmente: “en el reino de los ciegos el tuerto es rey”.
Por su parte, Angela Merkel le dejó una muy mala mano al canciller Olaf Scholz en Alemania, pero ciertamente las cosas no han mejorado desde que asumió el cargo en 2021 y Alemania está al borde del colapso en medio de una crisis energética.
Pero para las personas (como yo) que tienen dificultades para aceptar la ola actual de Wokeismo en el mundo, el ataque de Meloni a esta moda (o movimiento) y su fuerte defensa de los valores familiares es “imprescindible”. Por lo tanto, nos da una luz de esperanza de que aún quedan líderes que se atreven a expresar sus puntos de vista, que la mayoría de los medios, incluidas las redes sociales, censuran hoy.
Servidumbre por deuda
La historia nos muestra las diferentes formas como se ha dado el castigo por falta de pago.
A principios de la República romana, hace unos 2,500 años, había una servidumbre por deudas llamada Nexum. En términos simples, un prestatario comprometía su persona como garantía para el pago de la deuda. Si no pagaba su deuda, a menudo era esclavizado por un período indeterminado.
Saltando rápidamente a los tiempos modernos, significaría que la mayoría de las personas, especialmente en Occidente, serían esclavos de la deuda hoy. ¿Y qué hace la gente endeudada? Pues trabajar incansablemente para “tratar” de pagar sus deudas. Es así que la gran diferencia hoy es que la mayoría de las personas son esclavas por deudas pero tienen libertad física. Dado que prácticamente nadie, individuos, empresas o estados soberanos, no tiene la intención ni la capacidad de pagar la deuda, el mundo ahora tiene una esclavitud de deuda crónica con respecto a los grandes dueños del capital.
Pero es incluso peor que eso. En la práctica sabemos que el campo de juego está totalmente sesgado a favor de los bancos, las grandes empresas y los ricos. Cuanto más dinero puedas jugar, más dinero podrás ganar.
Deuda global de $300 billones más $2.2 miles de billones de derivados y pasivos
Solo hay que mirar lo sucedido en los últimos 50 años, desde 1971. A nivel mundial, los gobiernos y los bancos centrales han contribuido a la creación de casi $300 billones de dólares de dinero nuevo, más una gigantesca cantidad de cuasi dinero en la forma de pasivos no financiados e instrumentos financieros derivados por un monto de $2.2 miles de billones, lo que hace un total global de 2.5 miles de billones de dólares ($2,500,000,000,000,000 USD).
A medida que la deuda explota por la subida en las tasas de interés y surge la necesidad de refinanciar (dada la imposibilidad de amortizar capital), el mundo podría enfrentar una carga de deuda de 3 mil billones de dólares para 2025-2030 a medida que los derivados y los pasivos no financiados se conviertan en deuda.
Derivados: el arma financiera más peligrosa creada
Los derivados no son un instrumento nuevo. Por ejemplo, durante la burbuja de la tulipomanía en Holanda en el siglo XVII, ya era posible intercambiar opciones sobre bulbos de tulipanes. Una “opción” es una clase de instrumento financiero derivado que le da al poseedor el derecho a comprar (call) o a vender (put) un activo con un determinado precio en el futuro. Un ejemplo muy simple es que si yo tengo un contrato put de $10,000 USD con un precio de ejecución de $20.50 pesos por dólar con vencimiento en junio de 2023, al llegar la fecha de ejecución, si el tipo de cambio ese día está en 20.00 pesos por dólar, desde luego que me va a interesar ejecutar el put y me ganaría $5,000 pesos (menos el coso de la prima); si el día de la ejecución del contrato el tipo de cambio spot está en $21 pesos por dólar, entonces no ejecuto el put y sólo pierdo la prima que pagué por comprar la opción.
Hoy en día, el sistema financiero ha desarrollado toda clase de derivados para convertirse en instrumentos tan sofisticado que prácticamente ninguna transacción financiera puede llevarse a cabo sin involucrar alguna forma de cobertura a través de derivados.
Pero el mayor problema con los derivados es que los quants (profesionistas que usan técnicas cuantitativas, matemáticas, estadística y programación para modelar el valor de instrumentos financieros) que los crean no entienden las consecuencias de sus acciones. Y la alta gerencia de bancos y empresas, incluidas las juntas directivas, no tienen ni idea del riesgo masivo que representan los derivados.
El colapso en 1998 del LTCM (Long Term Capital Management), creado por los premios Nobel y la crisis de las Sub-Prime de 2007-2009 es una prueba clara del desconocimiento del riesgo de los derivados. Nuevamente vemos un ejemplo muy sencillo de este desconocimiento analizando la debacle de la empresa Comercial Mexicana, cuyos financieros jugaban a las finanzas con derivados del tipo de cambio.
Aparte, parece que cualquiera puede recibir un premio Nobel hoy. Solo vean el caso de Ben Bernanke, quien ha sido galardonado con el Premio Nobel de economía 2022. Hay que recordar que Bernanke, cuando encabezó la FED, imprimió más dinero que nadie en la historia a través del mecanismo de alivio monetario (QE por sus siglas en inglés). Lo que tenemos que entender es que el comité que elige al ganador del premio Nobel de economía es el Riksbank (banco central) sueco, que está lleno de impresores de dinero keynesianos.
Los derivados han sido una gran fuente de ganancias para todos los bancos involucrados. Inicialmente se crearon como instrumentos de cobertura defensivos, pero hoy en día son el instrumento financiero de destrucción más peligroso y agresivo.
Hace poco más de 10 años, los derivados globales existentes tenían un valor de 1.2 miles de billones de dólares. Luego, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) en Basilea decidió unilateralmente de la noche a la mañana, reducir a la mitad sus valores a $600 billones de dólares a través del cambio en la base de cálculo. Sin embargo, el riesgo equivalente a $1.2 miles de billones de dólares aún se mantuvo en ese momento.
Desde entonces, los derivados extrabursátiles (OTC por sus siglas en inglés) y que por definición no cotizan en bolsa, han experimentado un crecimiento explosivo al igual que todos los activos financieros. La belleza de los derivados OTC, desde el punto de vista de los emisores, es que no necesitan declararse como derivados negociados en bolsas.
Y hoy en día no existen sólo derivados de tasas de interés, commodities y Forex (divisas). No, estos instrumentos están involucrados en prácticamente todas las transacciones financieras. Todos los fondos de acciones y bonos involucran derivados. Y hoy en día, la mayoría de estos fondos consisten solo en instrumentos sintéticos y no contienen ninguna de las acciones o bonos virtuales que representan.
Bancos centrales al rescate de bancos del Reino Unido y Suiza
Hace solo un par de semanas, el Reino Unido y, por lo tanto, el sistema financiero mundial, estaban bajo una fuerte presión debido a que los derivados sobre tasas de interés de los fondos de pensiones colapsaron en valor después de conocerse la propuesta de presupuesto presentada por Liz Truss. Los fondos de pensiones están globalmente al borde del colapso debido al aumento de las tasas de interés y el riesgo de insolvencia. Para generar flujo de efectivo, los fondos de pensiones habían adquirido swaps de tasas de interés. Pero a medida que las tasas de los bonos aumentaron, estos swaps colapsaron en valor, lo que requería la liquidación de las posiciones o inyecciones de margen por parte de los fondos de pensiones.
Y, por lo tanto, el Banco de Inglaterra tuvo que apoyar a los fondos de pensiones y al sistema financiero del Reino Unido comprando una vez más toda clase de bonos, por un monto de 65 mil millones de libras esterlinas y así evitar el incumplimiento.
Por su parte, en el último par de semanas hemos visto una situación deprimente en Suiza. Los bancos suizos, a través del Banco Nacional Suizo (SNB), han recibido un apoyo continuo por un monto equivalente a $11 mil millones de dólares a través de swaps de divisas (una forma de préstamos en dólares) desde la Reserva Federal.
No se han revelado detalles de la situación suiza, excepto que 17 bancos están involucrados. También podrían ser bancos internacionales. Pero lo más seguro es que el enfermizo Credit Suisse esté involucrado. Credit Suisse acaba de anunciar una pérdida de 4 mil millones de francos suizos.
Lo que está claro es que estas situaciones en el Reino Unido y Suiza son solo la punta del iceberg de lo que está sucediendo en el sistema financiero internacional. El mundo está ahora al borde de otro momento Lehman Brothers que podría estallar en cualquier momento.
Los bancos centrales necesitan aspirar derivados por $ 2 mil billones de dólares
Estos derivados, que Egon von Greyerz estima en más de 2 mil billones de dólares (no los 600 billones de dólares informados por el BIS), son los que él predice que eventualmente derrumbarán el sistema financiero.
Cada derivado incluye un elemento relacionado a la tasa de interés. Y la construcción de todos estos derivados no anticipó el importante y rápido aumento de las tasas de interés que ha visto el mundo. Hay que recordar que Jerome Powell de la FED y Christine Lagarde del FMI, hace un año llamaban al episodio inflacionario como un fenómeno transitorio.
Con una deuda global de más de $2 mil billones de dólares, la protección es crítica
Este artículo se trata de las desastrosas consecuencias de años de mala y engañosa gestión de los gobiernos y los bancos centrales, que han impactado la economía y el dinero de la gente. Pero según la historia, al paso del tiempo, el oro ha demostrado ser la mejor protección o seguro contra estas malas gestiones.
Los inversionistas globales poseen unos $600 billones de dólares en acciones, bonos y propiedades que han disfrutado de una explosión de su valor durante 50 años (40 años para los bonos). ¿Pero por qué solo tienen $2.3 billones de dólares de un activo que sin falta y durante 5000 años siempre se ha apreciado y nunca ha reducido su valor a cero o que incluso haya visto reducido sustancialmente su valor con el tiempo?
Es el activo más simple de entender y apreciar. Se ve bien, incluso brillante y no tienes que entender la tecnología detrás de él ni el balance. Todo lo que necesitas entender es que, como resultado de su mala gestión monetaria y de deuda, todos los días y todos los años los gobiernos provocan el incremento en el valor de este activo.
Entonces, este activo que solo atrae el 0.5% de las inversiones financieras mundiales y que los gobiernos mantienen continuamente al alza a través de su constante creación de dinero es, obviamente, el oro.
Lo que muy pocos inversionistas saben, en parte porque los gobiernos suprimen este tipo de noticias, es que el oro es el único dinero que ha sobrevivido a lo largo de la historia. Todas las demás monedas han caído sin excepción a tener un valor de CERO y se han extinguido.
Con este récord perfecto de 100% por parte del oro, ciertamente es sorprendente que prácticamente nadie lo posea. Los inversionistas parecen no entender el oro ni su relevancia. Hay muchas razones para esto:
Los gobiernos odian el oro a pesar de que todas sus acciones hacen que el oro se aprecie considerablemente con el tiempo.
Por supuesto, son totalmente conscientes del hecho de que su manejo, totalmente inepto de la economía y del sistema monetario, destruye el valor del dinero fiduciario y aumenta el del oro.
Por eso les conviene ocultar su mala gestión de la economía suprimiendo el valor del oro a través de mercados en lo que se intercambia es oro de papel (esos mercados que suprimen el valor de los metales, no contemplan la entrega física del mismo).
Pero la ignorancia de los inversores sobre el oro y la renuencia a comprarlo, muy pronto experimentarán un cambio tectónico.
Más de $2 mil billones de dólares de pasivos apoyados en solo $2 billones de oro
El oro total producido en toda la historia del mundo tiene un valor aproximado de unos 10.5 billones de dólares. La mayor parte de este oro está en joyería. Los bancos centrales de todo el mundo tienen $2 billones. Eso incluye $425 mil millones que supuestamente tiene Estados Unidos, aunque muchas personas dudan de esta cifra.
Entonces, con más de $2 mil billones (un dos y quince ceros) de dólares de deuda y pasivos que descansan sobre una base de apenas $2 billones de dólares de oro propiedad del gobierno, pues tenemos una cobertura de oro del 0.1% o un apalancamiento de 1000X.
Así que claramente es una pirámide inversa con una base muy débil. Un sistema financiero sólido necesita una base muy sólida de dinero real. Billones de dólares de deudas y pasivos no pueden sobrevivir descansando en esta débil cantidad de oro. Si el oro subiera 100X hasta los $160,000 dólares por onza, la cobertura sería del 10%, lo que todavía es difícilmente aceptable.
Así que el arma financiera de destrucción masiva de $2 mil billones está ahora en camino de destruir totalmente el sistema financiero fiat mundial. Este es un castillo de naipes global que de acuerdo con Egon von Greyerz, colapsará en algún momento en un futuro no muy lejano.
Obviamente, antes del colapso, los bancos centrales primero imprimirán cantidades ilimitadas de dinero para comprar hasta $2 mil billones de dólares de instrumentos financieros derivados que hay en circulación, convirtiéndolos en deuda en sus hojas de balance. Esto creará un círculo vicioso de más deuda, mayores tasas de interés y mayor inflación, con probable hiperinflación como costo por el incumplimiento de los mercados de deuda.
Ningún gobierno y ningún banco central pueden resolver el problema que han creado. Más de lo mismo simplemente no funcionará. Así que estos son los riesgos financieros gigantescos a los que se enfrenta el mundo ahora.
Obviamente no hay certeza en este tipo de pronósticos. Pero lo cierto es que hay que protegerse de riesgos de esta magnitud. No hay razón para creer que el oro jugará esta vez un papel diferente al que ha tenido a lo largo de la historia, preservando la riqueza y los ahorros.
Parece que el oro se erige como el único protector de un sistema monetario sólido y el único dinero que ha sobrevivido a lo largo de los siglos.
Nadie puede decirse sorprendido después de que la Junta de Gobierno del Banco de México comunicara, el pasado jueves 29, que decidió por unanimidad nuevamente aumentar su tasa de interés objetivo en 0.75 puntos porcentuales, para ubicarla en 9.25%. Con esto se alcanza el nivel más alto para esta tasa de interés desde que fue instrumentada. Es pertinente recordar que el Banxico instrumenta la política monetaria a través de una tasa objetivo para las operaciones de fondeo bancario a plazo de un día. A partir del 21 de enero de 2008 este objetivo operacional sustituyó al régimen de saldos diarios (coloquialmente conocido como el “corto”).
Regresando al tema, la justificación que dio el banco central para esta decisión de subir la tasa a 9.25% se centró en la valoración de los siguientes seis elementos:
La magnitud y diversidad de los choques que han afectado a la inflación y sus determinantes,
El deterioro de las expectativas inflacionarias de mediano y largo plazos, así como el proceso de formación de precios,
Los mayores retos para la conducción de la política monetaria ante el apretamiento de las condiciones financieras globales,
El entorno de acentuada incertidumbre,
Las presiones inflacionarias acumuladas de la pandemia y del conflicto geopolítico, y
La posibilidad de mayores afectaciones a la inflación.
En pocas palabras, Banxico está previendo que el escenario inflacionario se complicará aún más en lo que resta de 2022 y en 2023, por lo que demuestra nuevamente su autonomía y deja en claro (como en los últimos 28 años), que no le importa llevar al país a una recesión económica si es lo que se requiere para regresar a la inflación a un nivel dentro de su objetivo de 3% anual con un margen de +/- un punto porcentual. En este sentido es una postura similar a la de Jerome Powell de la FED de Estados Unidos, quien ha manifestado explícitamente que la prioridad es contener la inflación, aunque esto implique tasas de interés elevadas por más tiempo y se ocasione una recesión.
¿Qué tanto más pueden subir las tasas de interés en México? En GAEAP calculamos la tasa de interés implícita con los resultados de la subasta de Cetes del martes 27 de septiembre y encontramos que el mercado está esperando que la tasa de interés de los Cetes a 28 días se ubique en 10.92% dentro de 6 meses y que se ubique en 10.86% dentro de un año. Si esta expectativa se cumple, implica que la tasa objetivo del Banxico aún puede aumentar 1.75 puntos porcentuales más, antes de iniciar un lento descenso.
Es interesante ver que en el comunicado de prensa emitido por el Banxico para informar de la decisión de política monetaria, se hace mención a que las tasas de inflación anual, general y subyacente, observadas en la primera quincena de septiembre de 8.76% y 8.27% respectivamente, son producto de presiones inflacionarias acumuladas derivadas de la pandemia y del conflicto bélico. Desde mi punto de vista, este argumento es parcial y anticuado en la discusión internacional seria respecto de las causas del problema inflacionario, mismo que se debe al exceso de liquidez inyectada por los principales bancos centrales del mundo después de la crisis financiera de 2008, y que fue exacerbado exponencialmente por la crisis económica causada por las decisiones gubernamentales por la pandemia causada por el virus chino del covid-19.
Desde luego que la inflación mundial ha tenido una repercusión importante en México, lo cual queda clara al ponderar que nuestras importaciones representan el 40% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB). Era de esperarse que conforme en Estados Unidos, y otros países, se trasladaba la inflación de commodities y activos a inflación de precios de bienes de consumo, eso eventualmente iba a llegar a México para presionar aún más la escalada de precios que ya estábamos viviendo desde el 2021.
Otro aspecto que se destaca de lo comunicado por el Banxico es que reconocen que las expectativas inflacionarias por parte de analistas, correspondientes a los años 2022 y 2023, volvieron a incrementarse. Este es un punto importante y en este espacio hemos hecho reiteradas alusiones a las profecías autorrealizadas. Si la mayoría de las personas piensan que en 2023 la inflación será de 5% (por ejemplo), pues tomarán decisiones que provocarán que la inflación acabe siendo cercana a ese nivel.
En este sentido, cabe destacar que en la más reciente Encuesta Citibanamex de Expectativas publicada el 20 de septiembre, el promedio de analistas consultados prevén que la inflación general de este año sea de 8.36% (8.24% en la encuesta anterior) y que la subyacente llegue a 7.95% (7.82% en la encuesta anterior). En esa misma encuesta se prevé que la inflación general de 2023 sea de 4.74% y que la subyacente se ubique en 4.60%. En este mismo sentido, el 26 de septiembre, el grupo financiero Citibanamex publicó su revisión al alza de su estimación para cierre de 2022 para la inflación general en 8.6% y de la subyacente en 8.3 por ciento.
De esta manera, el Banxico hizo lo propio y en el comunicado de prensa publicó la trayectoria esperada para la inflación y quedó como sigue para los próximos trimestres:
Para entender mejor este ajuste al alza en las expectativas inflacionarias, cabe destacar que la perspectiva anterior del Banxico es que cerraríamos 2022 con una inflación general de 7.1% y ahora la ubica en 8.1%; y que cerraríamos 2023 con un alza de precios de 3.2% y ahora es 4.0%. Puede verse que pusieron la inflación de cierre 2023 en el límite máximo de la meta de Banxico. En este aspecto destaca que la convergencia puntual hacia el objetivo de 3.0% se retrasó, desde finales de 2023 hasta el primer trimestre de 2024. ¿Es realista esta proyección? Me parece un ejercicio prudente, pero que difícilmente se logrará. Debemos tener en cuenta que Banxico es un formador de expectativas, por lo que suele ser conservador en sus pronósticos (aquí juega un papel el tema de las profecías autorrealizadas).
El propio Banxico reconoce en su comunicado que sus proyecciones inflacionarias están sujetas a riesgos. Entre los que identifica que podrían provocar que sea más alta destacan: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; iii) mayores presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico; iv) depreciación cambiaria; y v) presiones de costos. Sin embargo, también identifica elementos que podrían provocar que la inflación regrese más rápido a su nivel objetivo, entre los que destacan: i) una desaceleración de la actividad económica mundial mayor a la anticipada; ii) una disminución en la intensidad del conflicto bélico; iii) un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; iv) un efecto mayor al esperado de la brecha negativa del producto; y v) un efecto mayor al esperado del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC). Con esto en mente, es evidente que es más probable que la inflación acabe siendo mayor a lo pronosticado por el banco central.
Me parece que hay otro factor que presionará más los precios y que no es identificado por el Banxico y es el aumento al salario mínimo, y a los salarios en general, a partir de enero de 2023. En este sentido, se han publicado notas mencionando que la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos está alistando su próxima propuesta de alza de salario mínimo para 2023 y que la meta de su Administración federal es que este sueldo llegue a 260 pesos diarios al final del sexenio (actualmente es de 172.87 pesos diarios, mientras que en la zona especial de la frontera norte es de 213.39 pesos).
El tema inflacionario es preocupante por los estragos que causa, sobre todo en los que menos tienen. Las mayores alzas de precios se concentran en los alimentos, y la tasa de inflación anual en la primera quincena de septiembre fue de 13.27% para “Alimentos, bebidas y tabaco”, 14.68% en Frutas y verduras y 15.71% en productos Pecuarios. Sin embargo, es aún más preocupante lo que el gobierno federal pueda querer implementar para reforzar su Paquete contra la inflación y la carestía (PACIC).
Dadas las acusaciones que se han hecho de que parte del alza de precios obedece a que los empresarios están incrementando sus precios para obtener mayores márgenes de utilidad, hay un temor fundado de que el gobierno federal pudiera establecer medidas que impliquen controles de precios. Respecto a esto, es importante destacar tres puntos:
La inflación anualizada de precios al consumidor en agosto fue de 8.7%, pero la de costos al productor fue de 9.41%, lo que implica que los fabricantes siguen absorbiendo la mayor parte de los incrementos de costos, y no los están repercutiendo en los consumidores. Por lo tanto, no es un asunto de que se hayan ampliado los márgenes de utilidad de las empresas, sino un tema de aumento en los costos de producción.
Los controles de precios siempre han fallado en su objetivo principal de controlar la inflación. Históricamente hemos visto que siempre terminan con la creación de mercados negros y de alza de precios de los productos que se venden en la clandestinidad. Esto acaba perjudicando a las personas de menores ingresos, que es a los que se debe ayudar.
El gobierno federal puede hacer mucho para disminuir costos de las empresas, por ejemplo con cuestiones de desregulación administrativa y facilitación de algunos trámites y cumplimiento de normas oficiales, mejorando la seguridad pública, entre otros.
A manera de conclusión podemos mencionar que el problema inflacionario seguirá y es posible que se agrave en el corto plazo, tanto en el ámbito internacional como en el nacional. En México el Banco de México está haciendo su trabajo, hemos visto una política monetaria cada vez más restrictiva, a la cual SE LE DEBE DAR ESPACIO PARA ACTUAR. Hay una autonomía del Banxico y en ese sentido se le debe permitir actuar sin distorsiones en los mercados de bienes y servicios. Lo importante es frenar el deterioro de las expectativas inflacionarias, ahí está el gran reto.
La inflación a nivel mundial no está mejorando, sino que por el contrario, las tasas de crecimiento de los índices de precios de la mayoría de los países han seguido aumentando. Como respuesta casi automática al problema inflacionario, muchos bancos centrales han aumentado sus tasas de interés, pero con un costo cada vez más alto para consumidores, hogares, empresas y gobiernos. En particular preocupa la elevada inflación de Estados Unidos y las decisiones de política monetaria de la FED, mismas que ya han generado importantes ondas de choque en los mercados financieros internacionales. En esta entrega analizo esta situación y vemos los riesgos para el sistema financiero global, así como para las finanzas y cuentas externas de los países en desarrollo.
El dato de inflación de EE.UU.
El miércoles 13 de julio, el Departamento del Trabajo de Estados Unidos informó que la inflación de precios al consumidor en dicho país aumentó a 9.1% interanual en junio, la tasa más alta de los últimos 41 años (desde noviembre de 1981). La principal causa del repunte inflacionario, desde el 8.6% anual de mayo, fue el aumento de los precios de la gasolina, aunque los de los alimentos también contribuyeron. Con esto se agrega presión al Banco de la Reserva Federal (FED) para que realice aumentos a su tasa de interés de manera más acelerada y muchos analistas debaten si la FED consideraría seriamente realizar un incremento de 1.00 punto porcentual en su reunión de dentro de dos semanas.
Dentro del alarmante dato inflacionario, un punto positivo es que la inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles como los de alimentos y energéticos, aumentó sólo 5.9% en junio, ligeramente menor al 6.0% observado en mayo, lo que puede ser interpretado como que las presiones inflacionarias en amplios sectores de la economía comienzan a ceder.
Con independencia de lo anterior, cabe señalar que a pesar de una inflación anual de 9.1% en junio, hay hechos recientes que podrían moderar las presiones sobre los precios en los próximos meses.
Las expectativas de los inversionistas de una desaceleración del crecimiento económico en todo el mundo han llevado a una caída en los precios de las materias primas en las últimas semanas, incluidos el petróleo, el cobre, el trigo y el maíz, después de que esos precios aumentaran considerablemente tras la invasión rusa de Ucrania.
Los minoristas se han dado cuenta de la necesidad de realizar importantes descuentos, especialmente de prendas de vestir y artículos para el hogar. Esto porque infinidad de productos en inventario no van de acuerdo a las preferencias actuales de los clientes en la medida en que el gasto se desplaza hacia los servicios y se aleja de los bienes, a la par de que los consumidores se gastan sus ahorros. Lo que haga cada tienda al respecto dependerá de su capacidad de almacenaje.
Las presiones inflacionarias al alza, provocaron que el mes pasado, la FED elevara una vez más su tasa de interés objetivo, pero ahora en 0.75 puntos porcentuales (el mayor aumento desde 1994), y la ubicó en un rango de 1.50% a 1.75%.
El aumento de la tasa tiene el objetivo de desacelerar la demanda agregada, lo cual es clave para el objetivo de la FED de restaurar la estabilidad de precios en una economía que todavía está luchando con problemas para reactivar su oferta de bienes y servicios. Pero el aumento de tasas de interés también eleva el riesgo de una recesión. La FED también está tratando de evitar que se deterioren más las expectativas inflacionarias de productores y consumidores, ya que tales expectativas pueden ser autorrealizadas, como lo he comentado en pasadas entregas.
¿Qué tanto durará el ciclo alcista de las tasas de interés? El presidente de la FED, Jerome Powell, ha dicho que el banco central quiere ver evidencia clara de que las presiones sobre los precios están disminuyendo antes de detener frenar las intenciones de aumentos de tasas.
¿Aumento de un punto porcentual a la tasa de interés de la FED?
Tras el anuncio del dato de inflación de junio de 9.1%, analistas financieros se pusieron nerviosos y hubo repercusiones en los mercados a nivel mundial. Vimos como el euro cayó a un nivel por debajo del precio del dólar (0.99 dólares por euro) y se desató la especulación, aumentando las probabilidades asignadas a que la FED decida aumentar su tasa de interés objetivo en un punto porcentual completo en su próxima reunión prevista para el 26 y 27 de julio.
El banco de inversión Nomura, brevemente después del anuncio del dato inflacionario, anunció que ahora ve tiene como escenario base un aumento de 100 puntos base (pb) en la tasa de interés de la FED. ¿Es esto imposible? Para nada, Nomura fue el primar banco que predijo correctamente el alza de 75 pb en la pasada reunión de la FED, lo que en principio fue visto como un pronóstico ridículo. El argumento para esperar un alza de un punto porcentual es que la FED sigue siendo muy dependiente de datos y los datos de inflación tan elevada sugieren que se necesita un incremento más grande.
El banco japonés menciona que la decisión de un aumento entre 75 pb y 100 pb en julio aún puede ser bastante incierta, pero creen que 100 pb será la decisión “correcta”, tanto desde una perspectiva de pronóstico como desde la perspectiva de una política monetaria óptima.
Cuando se le preguntó acerca de un aumento de 100 pb en la conferencia de prensa de junio, el presidente Powell señaló que “vamos a reaccionar a los datos entrantes y de manera adecuada”. Bueno, a juicio de Nomura, los datos entrantes sugieren que el problema de inflación de la FED ha empeorado, por lo que esperan que los responsables de la política monetaria reaccionen aumentando el ritmo de las subidas de tasas para reforzar su credibilidad.
Pero 100bps en una economía que ya está en una recesión técnica, ¿no desatarán, digamos, una recesión (o depresión) aún peor? Bueno, sí, ¡ese es el punto! Nomura menciona:
Si bien aumentan las preocupaciones sobre la desaceleración de la actividad económica, los recientes errores en los pronósticos de inflación por parte de la FED han empujado al Comité de Mercado Abierto (FOMC por sus siglas en inglés) a priorizar los datos actuales sobre las proyecciones a futuro al tomar decisiones de política monetaria. Además, seguimos viendo un riesgo considerable de expectativas de inflación no ancladas, lo que puede requerir un endurecimiento aún más agresivo para reducir la inflación al objetivo.
Como resultado, Nomura ve a la FED priorizando la elevada inflación actual respecto de todos los demás factores presentes, y no podemos esperar que los datos de una actividad económica en desaceleración disuadan a los funcionarios de la FED de reaccionar con energía al dato inflacionario de junio.
TOKYO, JAPAN – Nomura Holdings Japanese financial holding company Banking financial services Headquarters at Nihonbashi Tokyo Japan
Entonces, ¿qué sucede después de que la Fed suba 100 pb en la última semana de julio (suponiendo que lo haga, por supuesto)? Bueno, Nomura sigue esperando un aumento de 50 pb en septiembre y tres aumentos más de 25 pb en noviembre, diciembre y febrero. Después de incorporar la revisión al alza de 25 pb en la decisión de julio, la tasa de fin de año que Nomura anticipa es ahora de entre 3.75-4.00%; y el banco cree que ésta permanecerá en ese nivel hasta septiembre de 2023 cuando la FED comience a recortar las tasas en 25 pb por reunión.
Canadá lo hizo
Más allá del análisis de Nomura, ¿es impensable un alza de un punto porcentual completo? Pues no y tal vez usted se sorprenderá de conocer que el mismo día que se divulgó el dato inflacionario de EE.UU., el Banco de Canadá (país donde la inflación interanual es de 7.7%) sorprendió elevando su tasa de política en un punto porcentual completo, agregando que se necesitan más aumentos de tasas, marcando uno de los movimientos más dramáticos hasta la fecha por parte de un banco central del mundo desarrollado para reducir la inflación.
El Banco de Canadá elevó su objetivo para la tasa de interés de 1.50% a 2.50%, lo que constituye el mayor aumento de golpe desde 1998, cuando los funcionarios monetarios intentaron impulsar la moneda nacional en medio de las crisis financieras en Asia y Rusia (efecto Dragón y Vodka). La última vez que la tasa de política del Banco de Canadá fue tan alta fue en el otoño de 2008, o antes del inicio de la crisis financiera mundial. Todos, menos uno de los 12 economistas encuestados la semana pasada por The Wall Street Journal predecían que el aumento sería de 0.75 puntos porcentuales, evidentemente se equivocaron.
La FED “no lo está considerando”
El jueves 14, tras el alza del IPC de 9.1%, que llevó a Nomura y a otros a pedir un aumento de 100 pb en julio, y el mercado asignó un 75% de posibilidades a que ello sucederá, la FED envió a Christopher Waller (Miembro de la Junta de Gobernadores de la FED) a recuperar las expectativas. Fue Nick Timiraos, del WSJ, quien citó a Waller en una nota diciendo:
“Lo que hizo el informe del IPC (índice de precios al consumidor) “fue anclar, para mí, que vamos a llegar a… 75 (pb)”.
“Uno no quiere exagerar con los aumentos de tasas. Un aumento de 75 puntos base es enorme. No piense que porque uno no va a 100 pb, no está haciendo su trabajo”.
Y pues después de estas declaraciones la reacción instantánea fue muy clara… las expectativas de un aumento de 100 pb se desplomaron y los precios de las acciones y de las criptodivisas se recuperaron.
Christopher Waller, Uno de los gobernadores de la FED
¿Pero que pasará si se concreta un aumento de 100 puntos base por parte de la FED?
En un artículo de Larry McDonald, autor del Bear Traps Report, titulado “Toma la tragedia en Sri Lanka y multiplícala por diez”: la Reserva Federal acaba de lanzar una bomba nuclear financiera que destruirá la economía mundial, el autor menciona que estamos viviendo en un período de engaño económico masivo. Hace apenas veinte meses, los banqueros centrales ofrecían comprar casi todos los bonos basura conocidos por la humanidad, distorsionando drásticamente el “verdadero costo del capital”. Desde las criptomonedas hasta los mercados emergentes, fue una sobredosis de riesgo moral. Todos en la tierra estaban pidiendo dinero prestado pagando rendimientos de bonos acorde a si viviéramos en la Tierra de la Fantasía.
Ahora, la FED promete aumentos interminables en su tasa de interés y una reducción de $1 billón de dólares en su hoja de balance general en un contexto en el que los mercados crediticios de la eurozona y de los mercados emergentes están en llamas.
De acuerdo al autor, quien realizó un minucioso estudio de la mayor quiebra bancaria de todos los tiempos, la de 2008 – 2009, la agenda actual de la FED es pura locura y eso será descubierto muy pronto.
Y es que el verdadero costo del capital estuvo distorsionado durante tanto tiempo que ahora tenemos cientos de académicos, sin idea de la serpiente subyacente dentro de los mercados globales. Cuando Paul Volcker presidió la Junta de la Reserva Federal en Washington (1979 – 1987), nuestro planeta tenía una deuda de aproximadamente $200 billones de dólares MENOS de lo que estamos observando como nivel de deuda global actualmente.
Hoy muchos economistas son muy delirantes y se han convertido en un grupo muy peligroso. Cuando aumentan las tasas de interés agresivamente con un dólar fuerte, se multiplica el riesgo de tasa de interés, que de por si ya estaba fuera de los gráficos, ya que proviene de una base tan baja desde 2020 en términos de rendimiento (prácticamente de 0%), por lo que vemos una pesadilla de convexidad. Los aumentos de las tasas de interés de 2022, de la mano de un dólar estadounidense fuerte, tienen un poder destructivo 100 veces mayor que el del aumento de tasas vivido en la era Carter-Reagan.
Al mismo tiempo, se le agrega combustible al fuego del riesgo crediticio en los mercados emergentes con un dólar muy fuerte. Los bancos globales ahora tienen que hacer recurrentes llamadas al margen para cubrir la mayoría de estos activos. Si las tasas globales de interés vuelven a subir y se mantienen en niveles elevados, el enorme volumen de deuda soberana está en peligro. La respuesta monetaria a las crisis de Lehman y Covid ha dejado una factura matemáticamente insostenible para las siguientes generaciones. La Fed NO PUEDE subir las tasas agresivamente en este lío sin hacer estallar la economía global por la serie de impagos que van a suceder.
No olvidemos que el Covid-19 ocasionó una bomba de apalancamiento colosal en naciones, empresas e individuos. Los países de mercados emergentes y fronterizos actualmente le deben al FMI más de $100 mil millones de dólares. La política del banco central de EE.UU. que ha provocado que el dólar suba a toda velocidad, en un sistema en el que las materias primas agrícolas se cotizan globalmente en dólares, es un enorme impuesto para los países de mercados emergentes. Con sus acciones, los funcionarios de la FED están exportando la inflación a los países que menos pueden permitírselo.
En total es un cuarto de billón de dólares de deuda que ya está en situación de dificultad, amenaza con arrastrar al mundo en desarrollo a una cascada histórica de incumplimientos, que a su vez podrían ocasionar una crisis sistémica financiera de proporciones épicas. El número de países en desarrollo en dificultades comerciales se ha duplicado: El Salvador, Ghana, Egipto, Túnez y Pakistán parecen particularmente vulnerables.
Con los países de bajos ingresos, los riesgos de la deuda y las crisis de la deuda no son hipotéticos: intente comprar petróleo en dólares estadounidenses en una moneda emergente. Una quinta parte, o alrededor del 17%, de los $1.4 billones de bonos soberanos de mercados emergentes tienen deuda externa pendiente denominada en dólares, euros o yenes, según datos compilados por Bloomberg.
Insisto, la FED está exportando la inflación a los países que menos pueden permitírselo, diezmando comunidades en todo el planeta. Las tragedias se acumulan. En términos de quién dirige realmente el espectáculo: los bonos de los mercados emergentes se desploman 10 puntos por semana y Powell quiere que piense que el tiene el control de la situación.
Así que ahora tenemos balances bancarios globales, estresados por un monto de $20 billones a $30 billones de dólares, ocasionadas por pérdidas de mercado de acciones, bonos del Tesoro, bonos del gobierno europeo, criptomonedas, capital privado y capital de riesgo; y todo en medio de la peor crisis crediticia de los mercados emergentes en décadas. Y esto es el resultado de subidas de apenas 150 puntos base en la tasa de interés de la FED. ¿Cuáles serán las consecuencias de las siguientes alzas? Recuerde la estimación de Nomura de una tasa de interés objetivo de la FED de 3.75%-4.00% a principios de 2023.
Conclusión
La FED esta preocupada por combatir la inflación y necesita dar un claro mensaje de que está comprometida en lograrlo, para de esta forma anclar las expectativas inflacionarias. Sin embargo, debe ser muy cuidadosa en el ritmo de aumentos de tasa de interés, ya que más allá de frenar la demanda agregada y con ello la economía mundial, puede causar una grave crisis financiera por un mayor costo del dinero y un dólar muy caro.
Es verdad que gran parte de este problema inflacionario que vivimos es culpa de Estados Unidos por su política monetaria de tasas de interés ultrabajas después de la crisis financiera de 2008 y posteriormente tras la crisis del covid-19. El exceso de dólares que elevo los precios de todo tipo de activos, ahora causa que los precios de los bienes y servicios también suban a un ritmo no visto en 40 años.
La situación se puede tornar muy complicada, y no debemos dejar de reconocer que Jamie Dimon, el CEO de JP Morgan, reiteró que un ‘huracán económico’ se viene sobre el mundo.
El pasado miércoles 15 de junio, el banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), elevó drásticamente su tasa de interés a un rango entre 1.50% y 1.75% (para cumplir con las expectativas del mercado), además redujo de manera importante sus perspectivas de crecimiento y empleo para este año. Cabe señalar que la última vez que la Fed subió su tasa en 0.75 puntos porcentuales, tuvimos la ‘Crisis del Tequila’ y Bill Clinton y el FMI tuvieron que rescatar a México.
La reacción de los mercados tras el anuncio fue de relativa calma, observando ligeros incrementos en las bolsas de valores y en el caso de México, vimos que el peso se revaluó unos centavos respecto al dólar. Sin embargo, el jueves 16 fue caótico en los mercados y vimos como los principales índices bursátiles se desplomaron y el dólar se revaluó fuerte. Esta enorme volatilidad en los mercados se debe a que Wall Street no sabe lo que quiere. Por un lado le grita a la FED que haga algo contundente para controlar la inflación, pero por otro lado grita en pánico advirtiendo que con las alzas en la tasa de interés Estados Unidos caerá en recesión.
Esto no es nuevo. Cabe recordar que desde la última reunión del Comité de Mercado Abierto de la FED (FOMC por sus siglas en inglés) del 4 de mayo de este año, se desató el infierno en los mercados de capital (y en las economías) globales. Desde este espacio hemos dado cuenta de cómo ha comenzado a estallar la burbuja del todo. Los precios de las acciones de EE.UU. se han derrumbado (Nasdaq -31% y el S&P 500 -22.5% en lo que va de 2022), mientras que los rendimientos de los Bonos del Tesoro de EE.UU. se han disparado al alza (3.49% el bono a 10 años, lo que implica que su precio está cayendo). El oro ha bajado alrededor de un 3% desde el último FOMC, lo que refleja el aumento del 3% en el índice USDollar (pero hay que tener en cuenta que todo cambió después de la publicación del índice de precios al consumidor en EE.UU. el pasado 10 de junio).
Esto es lo que hizo la Reserva Federal el pasado 15 de junio:
La Fed elevó su tasa de referencia en 75 puntos base, el mayor aumento desde 1994, a un rango de 1.5% a 1.75%, en línea con las expectativas de los inversores y los economistas.
La decisión fue votada a favor por una abrumadora mayoría de 11 a 1, sólo la presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, disintió a favor de un aumento de 50 puntos base.
En su comunicado, el FOMC agregó una línea que dice que está “firmemente comprometido a devolver la inflación a su objetivo del 2%” y elimina el lenguaje anterior que decía que el FOMC “espera que la inflación regrese a su objetivo del 2% y que el mercado laboral se mantenga fuerte”.
Reitera el camino en la reducción de la hoja de su balance general, mismo que entró en vigor el 1 de junio, reduciendo su tenencia de bonos en $47.5 mil millones de dólares por mes y aumentando el ritmo de $95 mil millones a partir de septiembre
Las nuevas proyecciones muestran un fuerte aumento desde marzo, con la tasa objetivo de fondos federales incrementándose hasta 3.4% para fin de este año, lo que implica que el mercado espera incrementos de 1.75 puntos porcentuales adicionales en este año, y llegar a 3.8% en 2023, antes de caer a 3.4% en 2024. Cabe señalar que las previsiones anteriores de marzo de este año eran de una tasa de interés que estaría en 1.9% a finales de este año y del 2.8% en 2023 y 2024
Una cosa crucial a tener en cuenta es que 2024 será un año de gran incertidumbre (y no solo por las elecciones) ya que las expectativas de los miembros de la Fed para la tasa de interés van desde un mínimo de 2.0% hasta un máximo de 4.0% – el mayor diferencial en la historia del FOMC.
Además, las proyecciones económicas de la Fed mostraron que se esperaba una desaceleración económica estadounidense mucho más profunda, con un aumento de la tasa de desempleo del 3.7% a fines de 2022 al 4.1 % en 2024; mientras que las previsiones de crecimiento económico se redujeron al 1.7% para 2022 y 2023, desde el 2.8% y el 2.2% que se pronosticaba en marzo; Los funcionarios de la Fed todavía esperan que la inflación baje significativamente en 2023.
Después del anuncio por parte del FOMC, el análisis por parte de los medios de comunicación especializados estadounidenses, y por parte del mercado, es que la FED por fin sacó la bazuca antiinflacionaria con ese aumento de la tasa de 75 puntos, y no hay duda de que el presidente de la FED, Jerome Powell, tuvo notas retóricas agresivas en contra de la escalada de precios. Pero en el mensaje general la FED aún se parece más a un banco central que si bien se inclina más hacia la realidad de una inflación que debe controlar, se aprecia que aún no está convencido de que tiene que hacer todo lo posible para controlar los precios.
La realidad es que es difícil que las alzas en tasa de interés por parte de la FED ayuden poderosamente a controlar la inflación cuando ésta es causada por factores externos tales como los precios de la energía (en los últimos 12 meses en EE.UU. el precio del gas natural ha subido 130%, el aceite para calefacción 110.0% y la gasolina 78.0%), las disrupciones en las cadenas de suministros, la escalada en precios de alimentos, los cierres manufactureros en regiones de China, entre otros. Es verdad que hay un componente inflacionario derivado del excesivo gasto público en Estados Unidos, durante la pandemia, por lo que las alzas en tasas de interés tendrán un efecto limitado en controlar la inflación en el corto plazo.
La falta de confianza en que la FED hará todo lo que esté en su poder para controlar la inflación resulta evidente al ver que el pronóstico medio de la propia FED es que la tasa de interés de los fondos federales aumente solo al 3.4% para fines de este año. Eso significa que los aumentos disminuirán durante el resto del 2022 y la FED predice un pico de solo 3.8% en 2023. La Fed está adelantando sus aumentos de tasas, pero aún no anticipa que tiene que llegar mucho más alto para vencer una inflación que llegó a 8.6% en mayo.
Es así que la gran pregunta es si llevar la tasa de interés a 3.4% a finales de este año, será suficiente para que la inflación regrese al objetivo de la FED del 2%. Tal vez si, pero mientras subsistan los problemas globales y a un ritmo tan lento de alza en la tasa, el lograr el objetivo va a llevar mucho tiempo. El pronóstico de la FED para su medida preferida de inflación (el gasto de consumo personal o índice PCE) para finales de este año es ahora del 5.2%. Pero la inflación del PCE ha sido superior al 6% anual en los últimos meses, lo que significa que la inflación tendría que caer bruscamente durante los próximos seis meses para llegar al 5.2% anual. El pronóstico de la FED de que la inflación alcance el 2.6% en 2023 parece aún más improbable, a menos que haya una recesión. ¿Esto significa que el apretón monetario serás más agresivo? Tal vez.
Los bancos centrales generalmente son optimistas porque son formadores de opinión, lo que nos hace preguntarnos si en EE.UU. todavía piensan, en lo más profundo de sus modelos económicos, que la inflación es realmente “transitoria”. Como lo señalé líneas arriba, todo indica que si, que aún creen que la principal causa de la inflación radica en el virus chino del Covid-19, los problemas en las cadenas de suministro y la guerra de Ucrania; y que no es culpa de la irresponsable política monetaria que han tenido en los últimos dos años, por lo que desde su óptica la FED no tiene que hacer un ajuste monetario tan fuerte.
El pronóstico promedio de la Fed también es notablemente optimista para la economía, a pesar de los aumentos de tasas. Como ya lo señalé, el pronóstico prevé que la tasa de desempleo aumente a solo el 3.9% en 2023 desde el 3.6% actual, y que el crecimiento del PIB no caiga por debajo del 1.7%.
Esperamos que el Sr. Jerome Powell tenga razón en que la economía es “muy fuerte” y que el consumidor está en buena forma para salir adelante en un contexto de tasas de interés mucho más altas. No debemos olvidar que la economía estadounidense se contrajo 1.4% en el primer trimestre de este año, y el rastreador GDPNow de la Fed de Atlanta el pasado miércoles 15 redujo a cero su pronóstico de crecimiento para el segundo trimestre. Los consumidores golpeados por la inflación y los precios de la gasolina están incidiendo fuerte en sus gastos y esto se puede confirmar con la caída de las ventas minoristas durante mayo.
¡Carnicería!
Y pues en este contexto no está de más analizar que más allá de la posible recesión a la que se dirige Estados Unidos, y probablemente también nosotros en México, hay otro problema y es el de las burbujas de precios de activos que están estallando. Lo advertí desde el 15 de mayo en mi editorial “Crisis en los mercados financieros: comienza a estallar ´la burbuja de todo´” y la sangría en los mercados no ha cesado. Se han evaporado billones de dólares en riqueza, lo que afecta también las posibilidades de consumo, así como el ánimo de los mismos.
Para empezar, pues tenemos el caso de las criptomonedas que han sido arrastradas a la baja en medio de la búsqueda de los inversionistas de una disminución general del riesgo. La situación de las criptomonedas se agravó esta semana que concluye con los problemas sistémicos de Celsius y Binance de manera que Bitcoin alcanzó un precio por debajo de los $18,000 dólares, el más bajo desde diciembre de 2020…La capitalización total del criptomercado cayó por debajo de los 850 mil millones de dólares, casi 75% por debajo de los 3.2 billones de dólares que tenía a finales de 2021.
Desde la reunión del FOMC de mayo, casi todas las clases de activos han sido golpeados, sobre todo conforme ha crecido la ansiedad por el mayor riesgo de eventos (antes del FOMC del 15 de junio) combinada con los datos técnicos de OpEx (vencimiento de opciones por un valor de 3.4 billones de dólares) y los temores de ‘fragmentación’ europea y todos los problemas geopolíticos y geoeconómicos que están frenando a los compradores a medida que el S&P cae en un mercado que ya está en una tendencia a la baja (bear market), mientras que el precio de más de dos terceras partes de las acciones de EE.UU. ya tienen un precio por debajo del que tenían justo antes de empezar la crisis del Covid-19.
Ahora la expectativa no es como en el pasado en el sentido de que durante el verano los inversionistas se ponían a analizar sus carteras y posiciones previo al calentamiento del mercado durante septiembre. Ahora no será así por los múltiples temblores fundamentales que amenazan con sacudir los mercados:
Inflación, inflación, inflación
Cadenas de Suministro, Covid y China
Europa y el BCE
Recesión/estanflación
Guerra
Endurecimiento de los bancos centrales
Restablecimientos de acciones y ganancias
Colapso del mercado de bonos
Restablecimiento del comercio global y desglobalización
Estados Unidos, el dólar y Trump
Las predicciones son de un tercer trimestre tormentoso: la tranquilidad de los mercados de los meses de julio y agosto será reemplazada por oleadas de escollos, de números malos y un panorama bastante nublado; mientras los mercados luchan contra el acelerado flujo de noticias negativas sobre la inflación, menores ganancias corporativas, mercados de consumo debilitados y, cada vez más, política tambaleante en la que el presidente estadounidense Joe Biden perderá su mayoría en el Congreso en las elecciones del mes de noviembre.
Las condiciones financieras se han endurecido y se seguirán endureciendo para todos. A las autoridades mexicanas de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México les tocará lidiar con este gran problema. De entrada ya sabemos que el Banxico elevará en 0.75 puntos porcentuales su tasa de interés objetivo para situarla en 7.75%, tal vez el aumento sea de un punto porcentual completo. Las condiciones crediticias se endurecerán en México a tal grado que podríamos ver la tasa objetivo entre 9.25% y 9.50% a fin de año. En GAEAP calculamos la tasa de interés implícita de los Cetes a 28 días para dentro de un año en 10.00%, así de grave se puede poner el tema de tasas de interés en nuestro país. Esperamos que las autoridades logren sortear las mayores presiones en finanzas públicas por las mayores tasas de interés, así como las que sin duda seguirá habiendo en materia de tipo de cambio. México no aguanta otra crisis económica.
Durante muchos años, prácticamente desde que en 1971 Richard Nixon acabó con el sistema financiero mundial creado en Bretton Woods en 1944, el cual establecía las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo, se han escrito innumerables artículos y ensayos respecto de la debacle del dólar estadounidense como moneda de reserva. Dichos escritos se volvieron más frecuentes a raíz del enorme crecimiento de la oferta monetaria en Estados Unidos (usted recordará el quantitative easing ó QE) tras la crisis hipotecaria del 2008 y ahora con la crisis generada por el virus chino del Covid-19 (con una descomunal monetización de la deuda pública).
El Presidente estadounidense, Richard Nixon
Y es que los gobiernos de todo el mundo implementaron enormes programas de estímulo para combatir el daño económico causado por el Covid-19. Estos programas asignaron miles de millones de dólares en pagos directos, exenciones de impuestos, subsidios comerciales y otros alivios. El tamaño y la escala de estos programas provocaron que muchos gobiernos tengan déficits presupuestarios mucho más altos de lo normal. Pero, ¿cómo financiaron estos déficits? Una forma, que algunos consideraron anatema para el mandato de estabilidad de precios de un banco central, volvió a ser el centro de atención a medida que avanzaba la crisis: la monetización de la deuda soberana.
En este sentido, recién leí un artículo de Matthew Piepenburg, publicado el 31 de marzo en GoldSwitzerland.com y titulado “Cómo se perdió Occidente: una moneda de reserva mundial vacilante”, y en él se detalla cómo es que el sistema financiero occidental y el dólar estadounidense, la moneda de reserva mundial, ahora están en un franco declive.
Matthew Piepenburg
El autor comienza señalando que hace apenas dos años, él escribió un libro advirtiendo que los mercados occidentales en general, y los mercados estadounidenses en particular, estaban en la ruta para comenzar a fallar. Y pues de hecho, ahora, en tiempo real, vemos que ya están fallando. Esta dura realidad no tiene tanto que ver con el virus chino del Covid-19 o la guerra en Ucrania, sino más bien con una fuerza simple, que los mercados eufóricos y los gobernantes/políticos negligentes han estado ignorando durante décadas, a saber: la deuda.
En un esquema en el que Estados Unidos crea dinero de la nada, solamente intercambiando bonos del Tesoro por efectivo, en el que las deudas gubernamentales se monetizan. Es que tantas veces se ha repetido que la deuda destruye naciones, sistemas financieros, mercados y monedas. Siempre y cada vez esto ha sucedido.
Como vemos en esta entrega, el sistema financiero inflacionario ahora está fallando (y que mejor muestra de sus fallas al ver las tasas de inflación de precios al consumidor más altas en 40 años y una descomunal e imparable inflación de activos desde 2008) porque sus niveles de deuda lo han vuelto incapaz de generar crecimiento económico, reaccionar con sensatez o sostener sus adicciones crónicas a la deuda de forma natural. Es una realidad, sin aumentar su deuda Estados Unidos no podría crecer, lo cual derrumbaría a la economía mundial.
La evidencia de esto está literalmente en todas partes, desde la Reserva Federal, hasta el Petrodólar y el mercado de bonos, hasta el precio del oro. A continuación se analiza el tema
La Reserva Federal: No quedan mejores escenarios
El Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) se ha puesto a si misma, y por lo tanto a los mercados financieros y a la economía de EE.UU., en un rincón demasiado predecible y en una encrucijada históricamente peligrosa. Si gira hacia la izquierda (es decir, más impresión de dinero/liquidez) para proteger la enorme burbuja de toda clase de activos, se enfrentará a un mayor problema inflacionario; y si gira a la derecha (y sube las tasas de interés o comienza a reducir su hoja de balance), desatará el infierno en los mercados.
¿Cómo es que se llegó a esta encrucijada? Fácil: Décadas de tasas de interés excesivamente bajas artificialmente, crédito barato y una deuda soberana que alcanzó los 30,000,000,000,000 (30 billones de dólares) de proporciones sin precedentes (e insostenibles).
La deuda pública de EE.UU. como porcentaje de su PIB
El moribundo mercado alcista de bonos
Con gran parte de esta deuda indeseable sobre su espalda nacional, nadie más que la Reserva Federal comprará los bonos emitidos por el Tío Sam. Como resultado, los bonos del Tesoro a largo plazo están cayendo en precio y aumentando en rendimiento, a medida que Bloomberg nos recuerda que estamos en la peor caída de precios de los bonos globales en 20 años.
En resumen, el mercado alcista de bonos, creado por el banco central durante las últimas cuatro décadas y fracción, ahora está cayendo sobre sus rodillas. Irónicamente, el único camino hacia una mayor demanda de bonos es si el mercado de valores se derrumba por completo y los inversores bursátiles huyen ciegamente hacia los bonos, como pasajeros que buscan botes salvavidas en el Titanic.
Pero los bonos y las acciones pueden caer juntos, a menos de que sean salvados por la impresión de más dólares devaluados por la inflación más alta de los últimos 40 años.
Pero como nos lo recordó dolorosamente el “crash” del Covid de marzo de 2020, en un mundo de burbujas inflacionarias de todo tipo de activos, impulsadas por los bancos centrales, las acciones y los bonos históricamente sobrevaluados pueden y caerán juntos a menos que la Reserva Federal cree otro bote salvavidas con una emisión multimillonaria de dinero, que acaba con la fuerza inherente de los dólares en su posesión.
Por lo tanto, una y otra vez: no quedan buenas opciones, y la FED debe elegir entre inflación o una implosión del mercado.
El Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED)
Fantasía y deshonestidad – La nueva política
Pero esto nunca ha impedido que la FED finja lo contrario o trate de confundir para cubrir sus pecados monetarios. A pesar de casi un año de mentir deliberadamente respecto a que la inflación sería “transitoria”, la FED se tragó el poco orgullo que le quedaba y admitió que hay un problema inflacionario real en los Estados Unidos.
La Reserva Federal, junto con los políticos económicamente ignorantes, esencialmente han regresado a los EE.UU., que alguna vez fue un gran país desarrollado, a uno con una conducción monetaria que se asemeja a la de un país en desarrollo. En otras palabras, el “sueño americano”, así como el excepcionalismo estadounidense, están siendo degradados a una especie de tragicomedia en tiempo real.
Sin embargo, el siempre doble discurso del presidente de la FED, Jerome Powell, se está duplicando en más fantasías (mentiras) sobre el aumento de la participación laboral y el crecimiento del PIB, como las medidas que ayudarán a “sacar” a los EE.UU. del agujero de la deuda y la inflación que la pala de Alan Greenspan abrió hace muchos años, durante los tiempos “exuberantes”. Pero Powell está equivocado.
El Presidente de la FED, Jerome Powell
Participación laboral – La más reciente fantasía
Basado en datos demográficos simples, la falta de interés por los bonos de EE.UU., los crecientes déficits comerciales (junto con el aumento del gasto deficitario) y un dólar estadounidense sobrevaluado, la participación de la fuerza laboral de EE.UU. no aumentará lo suficiente para que la tierra de la moneda de reserva mundial pueda escapar por si misma del peso de una deuda pública que representa el 122% de su PIB en el que la Fed la ha metido (después de décadas de tasas de interés ultra bajas).
Sin una mayor participación de la fuerza laboral, la única opción que le queda a Washington para luchar contra la inflación es: 1) aumentar las tasas de interés para inducir una recesión mortal (y la implosión del mercado), o bien 2) recortar los déficits gubernamentales en al menos un 10%.
Desafortunadamente, reducir los déficits en un 10% también acabará con el PIB en al menos una cantidad equivalente, lo que debilita los ingresos fiscales y, por lo tanto, hace que sea casi imposible que el Tío Sam pague incluso los intereses de deuda interna.
Los adictos son creaturas predecibles
Entonces, ¿qué hará la Reserva Federal arrinconada y borracha de deudas? Bueno, pues lo que hacen todos los adictos, seguir bebiendo, es decir, imprimir más y más dólares cada vez más devaluados, lo que solo creará más vientos de cola en favor de metales como el oro. (Pero también en favor del encarecimiento de materias primas en general, acciones industriales y bienes raíces).
Mientras tanto, la Reserva Federal, el gobierno de EE.UU. y sus brazos de propaganda de propiedad corporativa en los medios de EE.UU., culparán a Vladimir Putin de la inflación, de toda esta nueva impresión de dinero y el continuo gasto deficitario, en lugar de reconocer que se debe a décadas de mala gestión monetaria. Pero esto no es ninguna sorpresa.
Pero Putin, incluso si lo odias, ve cosas que los titulares omiten. La desdolarización y los rumores de los petrodólares: ¿eh, oh? Cada vez hay más signos que hacen dudar de la solvencia de largo plazo del alguna vez poderoso Petrodólar.
¿Se acerca el fin del petrodólar?
De gatillo fácil a dispararse en el píe
Las sanciones financieras occidentales en respuesta a la guerra en Ucrania tienen una forma de causar tanto daño al que jala el gatillo como al objetivo previsto. En términos más simples, congelar las reservas de divisas de un país y las transacciones SWIFT tienen una forma de asustar a otras contrapartes, y no solo a los objetivos previstos.
Imagínese, por ejemplo, si sus cuentas bancarias fueran congeladas por cualquier motivo. ¿Entonces confiaría en el banco que congeló sus cuentas en el futuro una vez que se resolvió el problema? ¿Recomendaría ese banco a otras personas?
Bueno, el mundo ha estado observando cómo las potencias occidentales congelan efectivamente los activos de Putin, e independientemente de si está de acuerdo o no con tales medidas, otros países (no todos los cuales son “malos actores”) están pensando en cambiar de banco, o al menos de dólares a otra divisa…
Si es así, Estados Unidos acaba de dispararse en el pie mientras apuntaba a Putin.
Como se ha advertido anteriormente, las sanciones occidentales simplemente están alejando a Rusia y China más y más lejos de los dólares estadounidenses y los bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Tales cambios tienen efectos dominó masivos que el equipo financiero del presidente Joe Biden parece haber ignorado.
Y como todos, desde el multimillonario Jamie Dimon, hasta Barack Obama, han advertido anteriormente, eso no es algo bueno y está causando que el mundo en general reconsidere el liderazgo financiero de EE.UU. y la hegemonía del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial.
El congelamiento de las reservas internacionales de Rusia, tras la invasión a Ucrania, ha provocado que naciones e individuos se lo piensen dos veces si desean tener sus reservas/ahorros en dólares o euros.
Arabia Saudita: ¿Repensando el petrodólar?
Tome ese “aliado” no tan democrático de los EE.UU., Arabia Saudita, a quien Biden había llamado “Estado paria” en 2020…
A partir de marzo, las noticias de Arabia Saudita insinúan que considerarían comprar petróleo en yuanes chinos (CNY) en lugar de dólares estadounidenses (USD), lo que señalaría el lento final del petrodólar y solo agregaría más vientos de cola inflacionarios para los estadounidenses que sufren en casa. Si los extranjeros no están dispuestos a tomar los dólares, ¿a dónde irán estos a parar? Pues a su país de origen de emisión.
Uno simplemente no puede subestimar (ni exagerar lo suficiente) el profundo significado de un mundo en el que el petrodólar se debilita.
¿Qué pueden hacer los saudíes con dinero chino?
Algunos argumentan que los sauditas no pueden comprar mucho con yuanes y que después de todo, el dólar estadounidense tiene más atractivo, ¿verdad? Mmm.
Tomando en cuenta el hecho de que los bonos del Tesoro de EE.UU. pagan rendimientos reales de cero a negativos, tal vez “todas las cosas estadounidenses” simplemente no son lo que solían ser…
Con la invasión de Rusia a Ucrania, los saudíes ahora han visto que EE.UU. está dispuesto a apoderarse de sus bonos del Tesoro como una forma de guerra financiera. Los saudíes (como muchas otras naciones, como India y China) ciertamente se preguntan si EE.UU. podría realizar un movimiento similar contra ellos en el futuro.
Por lo tanto, no es una coincidencia que ellos también estén mirando hacia el Este en lugar del Oeste para futuros acuerdos, y Rusia podría usar sus nuevas monedas chinas para comprar de todo, desde plantas nucleares hasta lingotes de oro en Shanghái.
Mientras tanto, y a pesar del intento de los medios de pintar a Putin como Hitler 2.0, el líder ruso sabe algo que los titulares noticiosos ignoran: el mundo necesita su petróleo.Sin el petróleo ruso, el sistema energético y económico global implosiona, porque el sistema tiene demasiada deuda como para de repente poder ir solo y/o contraatacar.
¿Ve cómo los elevados niveles de deuda soberana eliminan opciones y cambian el escenario global?
Mientras tanto, Rusia, que no tiene las mismas cadenas de deuda a PIB alrededor de su tobillo que la Unión Europea (UE) y EE.UU., puede comenzar a exigir el pago de su petróleo en rublos en lugar de dólares estadounidenses.
Al momento de escribir este artículo, los estados árabes están en conversaciones privadas con China, Rusia y Francia para dejar de vender petróleo en dólares. Tales movimientos debilitarían la demanda y la fortaleza del dólar, agregando más combustible inflacionario a un fuego inflacionario creciente en toda la Union Americana.
Me pregunto si Biden, la vicepresidenta Harris o alguien en su círculo de “expertos” pensó en esa parte. Dada su fortaleza en óptica frente a su debilidad en matemáticas, geografía e historia, está bastante claro que no lo hicieron ni pudieron…
¿No es para preocuparse?
Mientras tanto, por supuesto, el Wall Street Journal y otras organizaciones de noticias políticas occidentales le aseguran al mundo que no se preocupe, ya que los volúmenes de negociación de divisas en dólares eclipsan a los de China (Rusia) y otras monedas.
OK, de acuerdo, ¿Pero por cuánto tiempo?
Una vez más, lo que muchos políticos y la mayoría de los periodistas no entienden (además de las matemáticas básicas) es la historia básica. Sus políticas miopes y pronósticos hechos a la ligera se basan en la noción de que si no llueve hoy, no puede llover mañana. Pero ya está lloviendo sobre los EE.UU., así como lo hace sobre el liderazgo financiero mundial de los EE.UU.
Mientras tanto, el banco central de Rusia ahora está en movimiento para aumentar las compras de oro con todos los nuevos rublos (no USD) que recibirá por sus ventas de petróleo. Los inversores deben realizar un seguimiento muy cuidadoso de estos eventos macro en las próximas semanas y meses.
Un nuevo mundo multidivisa
La conclusión, sin embargo, es que el mundo se está alejando lentamente de la era de una moneda de reserva mundial a un sistema cada vez más multidivisa.
Una vez que el genio de las sanciones y la guerra financiera está fuera de la botella, es difícil volver a colocarlo. La confianza en Occidente y su sistema monetario liderado por el dólar está cambiando. Al tomar la emocionante decisión de congelar las reservas de divisas rusas, sancionar los DEG del FMI ruso y eliminar su acceso a los sistemas de pago SWIFT, EE.UU. obtuvo titulares a corto plazo para parecer “duros”, pero marcó el comienzo de un camino con consecuencias a más largo plazo que lo debilitarán (y a su dólar).
A medida que el petróleo multidivisa se convierte en el nuevo escenario, los ganadores inflacionarios serán, nuevamente, las materias primas, los productos industriales y ciertas jugadas inmobiliarias.
El oro importa
En cuanto al oro, sigue siendo el único activo de reserva verdaderamente neutral de los balances de los bancos centrales mundiales y tiene altas probabilidades de aumentar de precio al paso del tiempo a medida que emerge lentamente un mercado de energía que no esté denominado en dólares.
Además, Rusia está permitiendo pagos en oro por su gas natural.
Y para aquellos (es decir, Wall Street) que todavía argumentan que el oro es una “roca mascota” y una “reliquia bárbara” del pasado, puede ser hora de repensar.
Después de todo, ¿por qué el Departamento del Tesoro ha incluido una sección completa sobre el oro en su manual de sanciones para Rusia? La respuesta es tan obvia como ignorada.
Los bancos chinos (con líneas de intercambio de divisas rusas) pueden actuar como intermediarios para ayudar a Rusia a utilizar el mercado del oro para “blanquear” su dinero sancionado. Es decir, Rusia puede y seguirá comerciando a nivel mundial (Eurasia, Brasil, India, China…) en lo que se reduce a un mercado verdaderamente libre de “oro por productos básicos” que ni siquiera los ladrones de COMEX pueden fijar artificialmente. Algo no visto en décadas.
El Congreso de EE.UU. quiere impedir que Rusia pueda seguir liquidando sus reservas de oro
Desglobalización
En pocas palabras: el poderoso dólar y los sueños de “globalización” de Occidente están presenciando lentamente una era emergente de desglobalización inflacionaria a medida que cada país ahora hace lo que se requiere y lo mejor para sí mismo, en lugar de las fantasías megalómanas del fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab.
Los EE.UU., acorralados, por supuesto, probablemente intentarán sancionar las transacciones de oro con Rusia, pero esto requeriría ahogar por completo las ventas de energía de Rusia a la UE, algo que la economía de la UE (y los ciudadanos) simplemente no pueden permitirse.
Mientras tanto, un presidente francés desesperado está considerando cheques de estímulo para gasolina y alimentos. Eso, por cierto, también es inflacionario…
La historia se repite
Una vez más, Occidente, saturado de deudas y dependiente de la energía rusa, no es tan fuerte como los titulares quieren hacer creer, lo que significa que el oro, como lo ha hecho durante miles de años, se elevará, mientras que los líderes fallidos, naciones endeudadas y las monedas de reserva mundial caen.
La historia, por desgracia, es tan importante como las matemáticas, el descubrimiento de precios y la oferta y la demanda. Lamentablemente, la gran mayoría de los líderes modernos no saben casi nada de estas fuerzas o temas.
Durante la semana que recién concluyó vimos como el tipo de cambio fue presionado al alza, de manera que éste llegó el viernes 18 de junio a niveles cercanos a los 20.70 pesos por dólar, desde los 19.87 pesos observados en el arranque de la semana. Esta evolución resultó sorpresiva para muchos, sobre todo si se toma en consideración que estábamos en un periodo de “estabilidad” cambiaria y que inclusive en la Encuesta Citibanamex de Expectativas del 7 de junio, el consenso manifestó que espera que el tipo de cambio se ubique en 20.50 unidades por dólar al cierre del año. En esta entrega abordamos las razones de tal ajuste, y de los episodios de volatilidad que estaremos observando en el marcado cambiario, las cuales son principalmente de naturaleza externa, concretamente por lo que está sucediendo con el crecimiento económico de Estados Unidos y las presiones inflacionarias que está generando.
Desde hace varias semanas, no hay día en que los analistas de medios como el Wall Street Journal o de CNN, no mencionen que el fuerte crecimiento de la economía estadounidense está provocando un incremento en su tasa de inflación, misma que fue del 5.0% anual en mayo. Hay todo un debate respecto de si dicho aumento de los precios es un fenómeno temporal o será un fenómeno permanente, por lo que se especula respecto del impacto que esta inflación tendrá en el nivel de tasas de interés en los Estados Unidos y en el resto del mundo. El impacto de los precios en el nivel de tasas de interés, así como la expectativa del nivel de éstas en el mediano plazo, es preocupante en un contexto en el que la mayoría de países aún se encuentra en un proceso de recuperación económica, cómo es el caso de México. Un movimiento global hacia tasas de interés más altas, con el Banco de la Reserva Federal (FED) encabezando dicho ajuste, genera el riesgo de sofocar los esfuerzos de recuperación económica en algunos lugares, especialmente en un momento en que la deuda de los mercados emergentes ha aumentado.
Los bancos centrales del mundo están atentos a la manera cómo irá respondiendo la FED al aumento de la inflación en EE.UU. En este sentido, los principales mercados bursátiles a nivel mundial cayeron el jueves 17 después de que los funcionarios del banco central estadounidense, tras su reunión de política monetaria, indicaron que esperan comenzar a subir las tasas de interés hacía finales de 2023. Esto es antes de lo que se había anticipado, tras su pasada reunión de marzo de este año, y es una respuesta clara a un posible sobrecalentamiento de la economía estadounidense.
El tamaño de la economía de EE.UU., que representa casi una cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, y la importancia de sus mercados financieros, han ejercido durante mucho tiempo una gran influencia en la formulación de la política monetaria a nivel global. Esto significa que, por lo general cuando la FED sube sus tasas de interés, los demás bancos centrales (en especial los de países en desarrollo) hacen lo propio. Inclusive, en ocasiones sólo basta con que la FED indique la intencionalidad de subir sus tasas de interés, para que en otros países se realicen ajustes al alza anticipadamente. Pero el crecimiento inusualmente fuerte de nuestro vecino del norte durante este año es fundamental para que la economía mundial se recuperé tras la crisis del 2020. De hecho, las expectativas de que el PIB de México pueda crecer arriba del 5% este año descansan en el supuesto de que la economía estadounidense nos jalará a través del sector exportador. Los funcionarios de la FED esperan que la economía estadounidense crezca un 7% este año, según las proyecciones publicadas el miércoles 16, lo que significa que EE.UU. por si sola generaría 1.75 puntos porcentuales del PIB mundial.
Entonces, anticipándose al apretón monetario que vendrá, los capitales salen de los mercados emergentes y por eso el tipo de cambio en México subió el 17 y 18 de junio. Para proteger sus tipos de cambio, ante la incertidumbre por la inflación y posibles movimientos en tasas de interés en Estados Unidos, es que los bancos centrales de Rusia, Brasil y Turquía subieron sus tasas de interés en las últimas semanas, además de que esta medida también obedece a los esfuerzos para reducir la inflación derivada del aumento de los precios de las materias primas este año. A medida que las fábricas de todo el mundo se esfuerzan por satisfacer la demanda estadounidense, los precios de las materias primas, desde el estaño hasta el cobre, se han disparado en todo el mundo.
El banco central de Brasil recientemente anunció su tercer aumento consecutivo en la tasa de interés de 0.75 puntos porcentuales a 4.25% y anticipó posibles aumentos adicionales en el futuro, mientras lucha contra una inflación del 8.1%. Por su parte, el Banco de Rusia ha elevado su tasa de referencia tres veces este año al 5.5%, luego de que la inflación se acelerara a más del 6% este mes, su nivel más alto en casi cinco años. El martes, la gobernadora Elvira Nabiullina dijo que Rusia continuará aumentando las tasas de interés y no espera que esto obstaculice el crecimiento económico.
El banco central de Turquía aumentó bruscamente su tasa de interés principal al 19% en marzo para contrarrestar la inflación de dos dígitos y la depreciación de la lira. Pero la lira turca ha vuelto a estar bajo presión en las últimas semanas dado que los inversionistas intentan evaluar si el banco central atenderá las demandas del presidente Recep Tayyip Erdogan de recortar las tasas.
Queda claro entonces, con base en lo anterior, que el crecimiento económico de Estados Unidos le esta haciendo bien al mundo porque apoya a las economías nacionales al impulsar las importaciones y las remesas desde Estados Unidos. Pero también la inflación que ocasiona y su impacto en las tasas de interés, aumentará los costos de endeudamiento. El ajuste se da en dos vías: por un lado un dólar más fuerte le ocasiona mayores costos a los países que han contratado deuda en dólares, pero por otra parte, le da más competitividad a los exportadores al abaratar sus productos en términos de dólares.
En el caso de México, la tasa de interés objetivo del Banco de México es del 4.0% y ya casi nadie piensa que ésta pudiera bajar más en lo que resta del año; por el contrario, la expectativa es que pudiera comenzar un ciclo alcista hacía finales de este año o principios del que sigue, en caso de que la inflación se mantenga en los niveles anualizados actuales (4.67% en marzo, 6.08% en abril y 5.89% en mayo). De hecho, considero que una de las principales razones por la que no hemos visto todavía un incremento en la tasa de interés objetivo por parte del Banxico es por la inclusión de Gerardo Esquivel Hernández, Jonathan Heath y Galia Borja Gómez, como miembros de la Junta de Gobierno del banco central. Ellos tres han entrado durante la actual administración federal, y le han dado al Banxico una posición mucho más “paloma” en el sentido de privilegiar el crecimiento y creación de empleos. Esto no obstante que el mandato constitucional del banco central mexicano es preservar el poder adquisitivo de la moneda.
La gran pregunta que queda tiene que ver con lo que sucederá con la tasa de inflación en los Estados Unidos y lo que eventualmente ocurrirá con las tasas de interés por parte de la FED. La incertidumbre respecto de estos posibles movimientos mantendrá al tipo de cambio con alta volatilidad. Esperemos que aquí en México los proveedores de la industria no tomen el tipo de cambio en niveles de 20.70 como pretexto para seguir incrementando los costos de los insumos y materias primas. Eso generaría una espiral inflacionaria y presionaría al Banxico para subir las tasas de interés antes de lo anticipado.
Después de que el pasado 10 de marzo se aprobó el paquete de apoyo económico de 1.9 billones de dólares en los Estados Unidos, ahora se negocia otro paquete de 3 billones de dólares para infraestructura, educación, desarrollo de la fuerza laboral y lucha contra el cambio climático, con el objetivo de hacer la economía más productiva. Estos gigantescos estímulos son lo que sustenta buena parte de la recuperación económica de Estados Unidos prevista para este año, de al menos un crecimiento del PIB de 6%; pero paralelamente causan temor por el impacto que tendrán en el consumo y las presiones inflacionarias que nuestro vecino del norte pueda registrar. Esto a su vez provocaría un incremento en sus tasas de interés de corto plazo, con repercusiones en todo el mundo y en México de manera especial.
El presidente del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), Jerome Powell, ha manifestado en diversas ocasiones que no existen tales riesgos inflacionarios en su país y que la FED tiene un compromiso para mantener tasas de interés ultra bajas al menos hasta el 2023. Sin embargo, la especulación de una mayor inflación ha provocado que la tasa de interés de los bonos del Tesoro a plazo de 10 años no deje de aumentar y al momento de escribir estas líneas se ubica en 1.72%.
Jerome Powell, Presidente de la FED
Por su parte, en China también se está registrando un problema inflacionario por el aumento de los costos de las materias primas y por los graves problemas que enfrentan las cadenas globales de suministro, lo que está provocando que muchos exportadores chinos aumenten los precios de los productos que venden en el extranjero, lo que incrementa los temores de que aumenten las presiones inflacionarias globales.
De igual forma, en México estamos experimentando un episodio inflacionario, como no se registraba desde mayo de 2019, al registrar una inflación anualizada en la primera quincena de marzo de 2021 de 4.12%. Por su parte, el Índice Nacional de Precios al Productor (INPP) registró un aumento de 5.88% entre febrero de 2020 y el mismo mes de 2021, su nivel más alto desde diciembre de 2018, y todo indica que el INPP seguirá en aumento dados los incrementos observados en los precios de una infinidad de materias primas y commodities, tales como acero, algodón, poliuretano, madera, y un largo etcétera.
Estas presiones en los niveles de precios, aunado a la volatilidad en el tipo de cambio, que ha llevado este año a la cotización a estar en niveles máximos de 21.454 pesos por dólar el 8 de marzo, después de haber estado en su nivel mínimo de 19.597 pesos por dólar el 20 de enero, es lo que ha ocasionado que el Banco de México concluyera su ciclo de disminuciones en la tasa de interés objetivo.
Dado lo anterior y después de la reunión del jueves 25 de marzo, en la que el Banxico decidió dejar su tasa de interés objetivo en 4.00%, cada vez somos más quienes pensamos que ya no habrá nuevos recortes en dicha tasa en lo que resta del año 2021, aunque aún quedan algunos optimistas que creen que dada la debilidad de la recuperación económica en México y la amplitud de la brecha de producto, que es posible que la tasa objetivo pueda bajar a 3.75%.
En este contexto, el mercado ya se hizo a la idea de que las tasas de interés van a aumentar. Si analizamos lo que ha sucedido con la tasa de los Cetes estas últimas semanas, en especial lo que ocurrió en la subasta del lunes 29 de marzo, queda claro que el mercado está anticipando un alza importante en las tasas de interés en el lapso de un año, siendo éste de casi un punto porcentual. En la subasta del 29 de marzo los Cetes a 29 días subieron 5 centésimas de punto para pagar una tasa anualizada de 4.08%, los Cetes a 92 días aumentaron 10 centésimas de punto para situarse en 4.16%, los Cetes con plazo de 176 días subieron 11 centésimas de punto y ahora pagan 4.33%, mientras que los instrumentos con plazo de 344 días aumentaron su tasa en 25 centésimas de punto y se situaron con una tasa anualizada de 4.70 por ciento.
Cabe señalar que la tasa de interés implícita anualizada que calculamos en GAEAP indica que el mercado está anticipando que los Cetes a 28 días pagarán 4.18% para dentro de 92 días, 4.42% en 182 días y 4.98% en 344 días. Esto implica que en este momento el mercado anticipa que el rendimiento de los Cetes a plazo de 28 días estarán 0.90 puntos porcentuales más altos en un año respecto de lo que están ahora.
Desde luego que este escenario puede cambiar conforme se vayan publicando los datos de la evolución de la inflación en México y Estados Unidos, así como los datos de la recuperación económica y la volatilidad del tipo de cambio. Pero no deja de llamar la atención el fuerte incremento de tasas de interés que el mercado está descontando ya que de materializarse tendrá implicaciones negativas para el gobierno, empresas y familias.
Un alza de un punto porcentual en la tasa de interés de los Cetes implica un mayor costo financiero para el gobierno federal. De acuerdo al Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, se espera que este año el costo financiero de la deuda del sector público federal sea de 724 mil millones de pesos, cifra superior a los 686.09 miles de millones de pesos erogados en 2020 para dicho fin (en el 2020, de cada peso que gastó el sector público federal, destinó 11 centavos a pagar los intereses de la deuda pública).
De acuerdo con las cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el saldo de la deuda total neta del sector público federal ascendió a 12.309 billones de pesos al 28 de febrero de este año (275 mil millones de pesos más que el saldo registrado al 31 de diciembre de 2020), por lo que la tasa de interés promedio de la deuda debe ser cercano al 5.8% y entonces un alza de medio punto porcentual en el costo financiero del gobierno nos costaría unos 60 mil millones de pesos más de intereses adicionales. ¿De dónde va a salir ese dinero para pagar más intereses de la deuda con lo debilitadas que están las finanzas públicas? Evidentemente, de recortar el gasto de otros rubros, tales como la inversión pública en infraestructura, como se ha venido haciendo en los últimos dos años.
El alza en la tasa de interés de los Cetes también ocasionará problemas a la deuda de empresas y familia que tienen créditos contratados con tasa de interés variable. Cualquier alza en la tasa de Cetes ocasionará un incremento en la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE), a la cual está referenciada una infinidad de créditos. El pagar más intereses por los créditos en un contexto de debilidad económica retrasará la recuperación económica.
Dado todo lo anterior, los miembros de la junta de gobierno del Banco de México, así como los funcionarios de la SHCP, deben estar monitoreando muy de cerca lo que suceda en Estados Unidos y sus tasas de interés. Elevar tasas en el contexto actual hará menos probable que se materialice el escenario alegre de la SHCP de crecimiento económico este año de 5.3%. Estoy seguro de que el Banxico tratará de evitar a toda costa subir tasas de interés en México, pero dada la inminente materialización de los riesgos inflacionarios, el mercado ya está apostando en que el incremento en el costo del dinero es inevitable.
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En las últimas semanas diversos empresarios me han consultado respecto de las expectativas del tipo de cambio para el 2021. Mi respuesta siempre va acompañada con la advertencia de que nadie puede saber a ciencia cierta cuánto costará un dólar a finales del año que viene y quien lo asegure está mintiendo, y si te dan un pronóstico y acaba sucediendo, pues es producto de la suerte (le atinaron). Con tantas variables en juego, es imposible poder predecir el tipo de cambio dentro de un año, pero eso no impide que se pueda formular algún escenario. En ese sentido, vemos que en la Encuesta de Expectativas Económicas del Banxico los analistas prevén que al cierre de diciembre de 2021 un dólar costará 21.20 pesos; por su parte, en la más reciente Encuesta de Expectativas del Grupo Financiero Citibanamex se menciona que estará en 21.51 pesos.
En esta entrega básicamente hacemos dos cosas: primero analizamos la evolución de un grupo de 16 divisas frente al dólar estadounidense durante dos periodos distintos, y segundo, analizamos porque el dólar ha bajado de precio en los últimos meses después de haber alcanzado una cotización máxima en 25.3482 pesos el 23 de marzo de 2020. Cabe señalar que para los análisis de la evolución de las diversas divisas, utilicé la base de datos del Pacific Exchange Rate Service de la Universidad de British Columbia en Canadá.
Comparativo diciembre 2019 a diciembre de 2020
En el comparativo del promedio de diciembre de 2019 a diciembre de 2020, vemos la siguiente evolución (en paréntesis de indica el porcentaje en que ha aumentado o disminuido el precio del dólar estadounidense frente a cada divisa): franco suizo (-8.9%), euro (-8.2%), dólar australiano (-7.0%), won surcoreano (-6.7%), yuan chino (-6.6%), dólar neozelandés (-6.6%), yen japonés (-4.4%), libra esterlina (-2.3%), dólar canadiense (-2.1%), peso chileno (-1.8%), dólar de Hong Kong (-0.7%), peso colombiano (+3.9%), peso mexicano (+4.3%), rublo ruso (+19.0%), real brasileño (+26.5%) y peso argentino (+36.3%). Vemos que para este periodo de tiempo, de las 16 monedas analizadas, 11 vieron al dólar estadounidense bajar de precio, mientras que las otras 5 vieron al dólar estadounidense subir, y México forma parte de ese grupo de 5 monedas. De hecho, la moneda de nuestro país ocupa la posición 13 en cuanto a desempeño frente al dólar.
Comparativo marzo a diciembre de 2020
Ahora, si analizamos la evolución de esas mismas 16 monedas frente al dólar estadounidense, pero ahora para el periodo del promedio de marzo a diciembre de 2020, tenemos lo siguiente evolución (en paréntesis de indica el porcentaje en que ha aumentado o disminuido el precio del dólar estadounidense frente a cada divisa): dólar australiano (-16.2%), dólar neozelandés (-14.3%), peso mexicano (-10.9%), peso colombiano (-10.5%), won surcoreano (-10.0%), euro (-8.7%), libra esterlina (-8.0%), dólar canadiense (-7.6%), yuan chino (-6.7%), franco suizo (-6.6%), yen japonés (-3.2%), dólar de Hong Kong (-0.2%), rublo ruso (+0.4%), real brasileño (+6.4%) y peso argentino (+29.0%). Vemos que para este periodo de tiempo, de las 16 divisas analizadas, 13 vieron al dólar estadounidense bajar de precio y sólo 3 vieron que subió. De hecho, también vemos que el peso mexicano ocupa el tercer lugar en cuanto a desempeño frente al dólar.
Es así que el peso mexicano registra una importante recuperación frente al dólar estadounidense en los últimos meses, sin embargo deben quedar en claro dos cosas: Primero, que el peso mexicano no es la única moneda que se ha fortalecido frente al dólar; y segundo, que con respecto a diciembre de 2019 aún estamos con un tipo de cambio más débil (el tipo de cambio promedio de diciembre de 2019 fue de 19.118 pesos por dólar, mientras que en diciembre de 2020 es de 19.947 pesos por dólar).
Habiendo precisado lo anterior, pasamos a analizar las causas que explican porque el dólar estadounidense ha bajado 10.9% frente al peso mexicano, en el comparativo del promedio de marzo a diciembre de este año:
Causas de la caída del dólar
Hay diversas causas que explican lo que está sucediendo con el dólar. A continuación menciono seis de éstas:
1. Aumento del balance de la Fed
El Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) es el banco central de Estados Unidos. En aras de dar liquidez a su sistema financiero en esta crisis económica causada por el Covid-19, desde junio de este año la Fed ha estado comprando un promedio de 120 mil millones de dólares al mes en bonos del Tesoro e hipotecas respaldadas por activos.
De esta manera, su hoja de balance se ubica en 7.2 billones de dólares (trillions en inglés), cifra superior a la observada a principios de año en 3 billones de dólares, lo que representa un incremento de más de 40%. Este súper aumento en la cantidad de dólares en circulación (aunque sólo existen en las computadoras) es una de las causas por las cuales el dólar se ha debilitado frente a la mayoría de las principales divisas del mundo y explica buena parte de los incrementos en los mercados bursátiles estadounidenses. ¿Hay alguna otra razón que explique porque Tesla vale más de 520 mil millones de dólares, cifra superior al valor combinado de Toyota (TM), Volkswagen (VLKAF), GM (GM), Ford (F), Fiat Chrysler (FCAU) y su socio PSA Group (PUGOY)? Hay demasiada liquidez de dólares en el mundo.
Esta borrachera de dólares no va a terminar pronto. El pasado miércoles 2 de diciembre, el jefe de la Fed, Jerome Powell, señaló que la Reserva Federal no está contemplando retirar su programa de compra de bonos a pesar de que existe un optimismo generalizado sobre las perspectivas económicas a mediano plazo dadas las prometedoras noticias sobre las vacunas COVID-19.
2. Altas tasas de interés
Si bien el Banco de México inició su ciclo de disminuciones de su tasa de interés objetivo en agosto de 2019, y llevó dicha tasa de un nivel de 8.25% hasta 4.25% en septiembre de este año, la realidad es que México es de los países importantes que tiene las más elevadas tasas de interés.
Al momento de escribir estas líneas la tasa de interés de los Cetes a 28 días es de 4.35%, mientras que la tasa de un Bono del Tesoro de Estados Unidos con plazo de un mes es de apenas 0.07%. Esta diferencia en la que la tasa libre de riesgo en México es 61 veces más alta que la de Estados Unidos, es lo que provoca que fluyan capitales a nuestro país que buscan los mayores rendimientos a nivel global.
Cabe señalar que la tasa de interés en México se mantiene elevada derivado de que subsisten importantes presiones inflacionarias, por lo que en su última reunión de Junta de Gobierno, el Banxico hizo una pausa en esta fase expansiva en su política monetaria.
3. Se mantiene la calificación de la deuda soberana
Relacionado con el punto anterior esta el tema de que a pesar de todos nuestros problemas y el desastre en materia económica en el que estamos metidos, en las últimas semanas, dos de las tres principales agencias calificadoras ratificaron las calificaciones crediticias de nuestra deuda soberana.
El pasado jueves 3 de diciembre, Standard & Poor’s confirmó la nota crediticia de México en ‘BBB’, pero mantuvo su perspectiva en negativa, lo que significa que es posible ver un recorte de la calificación en los próximos 12 a 18 meses. Por otra parte, tenemos que el pasado 11 de noviembre, la agencia Fitch Ratings ratificó la calificación del país en ‘BBB-‘ con perspectiva estable argumentando un marco de política macroeconómica consistente, finanzas externas relativamente robustas y un nivel de deuda pública estable.
Esto significa que para ambos casos la calificación de la deuda soberana de México se mantiene en la categoría de grado de inversión, lo que nos hace sujetos de continuar recibiendo flujos de inversión de cartera en base a nuestras altas tasas de interés.
4. Manejo de las finanzas públicas
Podemos mencionar otras razones por las cuales la cotización del dólar ha bajado frente al peso mexicano, entre las que destacan que a diferencia de otros países el gobierno federal mexicano prácticamente no se ha endeudado para hacer frente a la crisis económica ocasionada por las limitaciones causadas por el Covid-19. Si, la deuda del sector público ha aumentado en función del déficit fiscal autorizado por el Congreso, pero la mayor parte del incremento se debe a que los pasivos en dólares cotizados en pesos se han movido a la par que el dólar.
5. Superávit en la cuenta corriente
Derivado de la crisis económica que ha frenado muchas de las importaciones de mercancías al país, es que la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos de México registró un superávit de 17.498 miles de millones de dólares en el tercer trimestre del año. Se trata del mayor saldo superavitario desde que se tiene registro, resaltó el Banco de México y supera al histórico que se alcanzó en el segundo trimestre del 2019 de 4.400 miles de millones de dólares.
Cabe señalar que dicho superávit representó 6.9% del PIB, una cifra que contrasta con el déficit de 0.1% del PIB registrado en el mismo periodo del año pasado.
Esto significa que con independencia de la entrada de divisas al país por inversiones de cartera o inversiones fijas, México tuvo en el tercer trimestre de 2020 una entrada neta de divisas principalmente por el saldo de la balanza comercial y las remesas que entran al país,
6. Optimismo mundial
Otro aspecto que ayuda a la recuperación del peso mexicano es el reciente optimismo mundial por el desarrollo y autorización de las vacunas contra el Covid-19. Este optimismo hace que los inversionistas aumenten su apetito por activos considerados más riesgosos que los Bonos del Tesoro de Estados Unidos (tales como los Cetes mexicanos).
Conclusiones
Hemos visto que gran parte de la disminución en el precio del dólar frente al peso mexicano se debe a cuestiones que nada tienen que ver con las acciones del gobierno federal, tales como el aumento en el balance de la Fed, las altas tasas de interés que ofrecen los instrumentos de inversión en México o el sentimiento de menos pesimismo que hay a nivel mundial. El mérito para el gobierno federal ha sido mantener cierta estabilidad en las finanzas públicas, lo cual es valorado por las agencias calificadoras de riesgo. La principal conclusión es que a pesar del desastre económico que ha causado el gobierno federal en el país con su “política económica de incertidumbre”, el peso mexicano se ha beneficiado de un contexto global favorable. ¿Cuánto durará esta nueva etapa de un dólar barato? Es difícil decirlo, pero pareciera que a menos de que el gobierno federal mexicano cometa otro severo error de política, durará al menos todo el 2021 en tanto la Fed no le cierre la llave a la creación de dólares.
Muchos reportes sobre la situación económica mundial hacen énfasis en que ésta se ha venido desacelerando desde finales de 2018, derivado de un menor dinamismo en la mayoría de las principales economías avanzadas, así como en varias economías emergentes. Este menor crecimiento se debe, en buena medida, a la mayor incertidumbre por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y por las condiciones monetarias más restrictivas a nivel global. Este deterioro se ha traducido en menores expectativas de crecimiento para 2019 y 2020. Concretamente, hasta ahora en los Estados Unidos la actividad económica continúa mostrando un crecimiento saludable y el mercado laboral ha seguido fortaleciéndose, aunque algunos indicadores sugieren cierta moderación. Esto es por demás relevante para el desempeño de la economía mexicana, ya que en el 2018 fue el destino del 79.5% de todas nuestras exportaciones, las cuales sumaron 450.572 miles de millones de dólares en dicho año.
En este contexto, mucho se ha especulado con respecto a la evolución esperada de las tasas de interés en nuestro vecino del norte, donde la tasa de fondos federales del Banco de la Reserva Federal (FED) se encuentra desde principios de año en un rango de entre 2.25% y 2.50%. En este sentido, el pasado miércoles 20 de marzo los miembros de la FED votaron para mantener las tasas en su actual nivel y recomendaron de manera unánime el mantenerse pacientes acordando mantener una pausa indefinida en los cambios a las tasas de interés y de esta manera dejaron entrever que no habrá más aumentos en la tasa de interés en lo que resta de 2019. Esta decisión está basada en que si bien la economía estadounidense se mantiene fuerte, enfrenta varios riesgos por la desaceleración económica mundial y dentro del mismo Estados Unidos.
En este contexto de incertidumbre económica global, tanto en la parte de la economía real como en los mercados financieros, es que muchas personas se preguntan las razones de la reciente “fortaleza” del peso mexicano frente al dólar estadounidense. Para muchos es increíble que pese al clima de incertidumbre económica que vive México por el cambio de gobierno y la indefinición de varios temas, el dólar estadounidense haya retrocedió hasta los 18.80 pesos por billete verde el pasado 20 de marzo, después de haber estado en un nivel de 19.58 pesos apenas 13 días antes.
Una primera explicación de esta apreciación del peso mexicano tiene que ver con el diferencial de tasas de interés entre los bonos gubernamentales de Estados Unidos y los de México. Mientras que este viernes 22 de marzo un Treasury Bill con plazo de 3 meses pagaba 2.46%, en México el CETE a 91 días quedó en 8.09% en la subasta del martes 19. Este diferencial de 5.63 puntos porcentuales hace una gran diferencia respecto a las decisiones de inversión de los grandes capitales mundiales. Cabe recordar que la calificación de la deuda soberana de México fue puesta con perspectiva negativa, pero al día de hoy sigue conservando una calificación con grado de inversión, por lo que la probabilidad de que el gobierno mexicano honre sus compromisos con los tenedores de bonos es del 100%.
Dado lo anterior, la fortaleza del peso mexicano también puede ser explicada en función de algo que en finanzas internacionales se conoce como “paridad de tasa de interés”. Este principio establece que la diferencia entre el tipo de cambio de hoy (spot) y el tipo de cambio futuro está explicado por el diferencial de tasas de interés entre dos países. De esta manera, con el diferencial de tasas de interés un inversionista ganaría invirtiendo en México a 90 días siempre y cuando el 25 de junio el dólar spot esté por debajo de 19.47 pesos. Alguien puede pensar que es una apuesta arriesgada, este tipo de inversionistas más aversos al riesgo podrían comprar una cobertura cambiaria con una fecha igual a la del vencimiento de su inversión y de esa manera garantizarían su rendimiento. Al momento de escribir estas líneas los futuros del peso que cotizan en el Chicago Mercantile Exchange con entrega en junio de 2019 cotizan en 19.33 pesos por dólar, por lo que evidentemente existe la posibilidad de ganar dinero libre de riesgo con el peso mexicano.
Esta es una simple explicación coyuntural de la fortaleza del peso ocasionada por las elevadas tasas de interés por parte del Banco de México, que tiene su tasa de interés objetivo en 8.25%. ¿Pero es el peso mexicano una moneda fuerte desde una perspectiva de largo plazo? Evidentemente no, ya que nuestra moneda ha tenido una tendencia a depreciarse desde la década de los 70s. No es necesario recordar que entre febrero de 1976 y febrero de 2019 el dólar ha subido de precio frente al peso mexicano en 153,422% (no es error, la cifra es ciento cincuenta y tres mil cuatrocientos veintidós por ciento).
¿El peso mexicano es una moneda fuerte desde una perspectiva de mediano plazo (los últimos dos años)? Esta es una mejor pregunta porque más allá de analizar movimientos de corto plazo, para valorar la fortaleza de una moneda es mejor analizar tendencias de mediano plazo, y en ese sentido vemos que el dólar ha subido de precio respecto al peso mexicano en el último año, pero está prácticamente en el mismo nivel de hace dos años. Esto porque de acuerdo con el Pacific Exchange Rate Service (PERS) de la Universidad de British Columbia un dólar costaba 19.282 pesos en marzo de 2017, posteriormente 18.62 pesos en marzo de 2018 y en lo que va de marzo de 2019 registra un valor de 19.238 pesos.
Para entender mejor lo que le sucede al peso mexicano siempre es bueno ver lo que sucede con las demás monedas del mundo en su cotización frente al dólar estadounidense. Con ese tipo de análisis podemos ver si el peso mexicano está entre las monedas más fuertes o las más débiles. De acuerdo con el PERS, en el comparativo de marzo de 2018 y el mismo mes de 2019, prácticamente todas las divisas del mundo perdieron valor frente al dólar estadounidense. A continuación se presenta una muestra de divisas ordenadas de mayor a menor fortaleza y en paréntesis se indica el porcentaje que ha subido el dólar estadounidense frente a cada moneda: Dólar de Hong Kong (0.1%), Dong de Vietnam (1.7%), Dólar Canadiense (3.3%), Peso Mexicano (3.3%), Yen Japonés (5.0%), Won de Corea del Sur (5.6%), Franco Suizo (5.8%), Libra esterlina de la Gran Bretaña (6.1%), Yuan Chino (6.1%), Dólar de Nueva Zelanda (6.2%), Euro (9.1%), Peso Colombiano (9.6%), Dólar Australiano (9.7%), Peso Chileno (10.2%) y Peso Argentino (101.0%).
Queda claro que de este listado de 15 divisas, entre las que están las 10 más importantes del mundo, el peso mexicano se encuentra en la posición relativa número 4. Esto no significa que el peso se haya fortalecido en el último año, lo que vemos es que en el comparativo de marzo de 2019 respecto al mismo mes de 2018, el dólar estadounidense aumentó 3.3% en términos de pesos. En otras palabras, en el último año el peso mexicano se depreció menos que las monedas de la Unión Europea, Gran Bretaña, Japón, China, Australia, Nueva Zelanda, Colombia, Chile y Argentina.
Con estas cifras queda claro que el dólar es una moneda fuerte, que si bien tiene tropezones coyunturales, su tendencia de mediano plazo es de fortaleza. Hay que recordar que el dólar estadounidense siempre se fortalece en periodos en los que se perciben riesgos económicos, y en este momento hay muchos a nivel global, entre los que destacan el escalamiento de las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos; la posibilidad de una salida desordenada del Reino Unido de la Unión Europea; el posible recrudecimiento de tensiones geopolíticas; una desaceleración de la economía global más rápida a la esperada; condiciones monetarias más astringentes; una disminución del apetito por riesgo global que genere una reversión de los flujos en las economías emergentes (entre ellas México) y un contagio a aquellas economías con fundamentos macroeconómicos débiles.
Ante todo este complejo escenario global, es indispensable que en México se mantenga la estabilidad de las finanzas públicas y una política monetaria congruente con nuestra realidad. De igual manera, el gobierno federal debe trabajar por generar un ambiente de confianza que dé impulso a la inversión privada. Debemos entender que sólo con una economía sólida (en lo fiscal, monetario, y actividad económica) tendremos una moneda verdaderamente fuerte.